La Librería de El Sueño Igualitario
Cazarabet conversa con... Eduardo
González Calleja, autor de “Guerras no ortodoxas. La ‘estrategia de la tensión’
y las redes del terrorismo neofascista” (La Catarata)
La Catarata
edita un libro desde la pluma de Eduardo González Calleja sobre cómo se lleva a cabo la llamada y reconocida
“Estrategia de la tensión”; así como de las “Redes del terrorismo neofascista”.
La sinopsis
del libro, aquello que nos cuenta La Catarata:
La
expresión "estrategia de la tensión" surgió en Italia para referirse
a la respuesta subversiva que el neofascismo dio a las protestas estudiantiles
y obreras con el objetivo de crear un clima de desorden social y
desestabilización política que justificara la instauración de un gobierno
autoritario. En general, la mayoría de investigadores no ha mostrado gran
interés en el neofascismo y tampoco en profundizar en las razones históricas
que posibilitaron la pervivencia de esta manifestación político-ideológica
marginal, tan propensa, por otra parte, a elaborar o protagonizar relatos conspiranoicos. El propósito de este libro es completar, en
la medida de lo posible –y sin caer en desviaciones obsesivas vinculadas
con las teorías del complot– estas lagunas, y dar a conocer los rasgos
generales de la "guerra no ortodoxa" contra el comunismo, que bajo
diversas formas fue transitando de un país a otro, y de un continente a otro,
de la mano de estos agitadores políticos, pero también de los doctrinarios de
la lucha contrasubversiva a sueldo de los estados y los organismos de defensa y
seguridad occidentales.
El autor,
Eduardo González Calleja:
Doctor en
Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid y profesor
titular de Historia Contemporánea en la Universidad Carlos III. Ha sido
profesor invitado en diversas universidades europeas y americanas (Paris III-Sorbonne Nouvelle, London School of Economics, McGill en Montreal, San Marcos de Lima…). Desde 2006, es
miembro del comité de expertos de la AERES, agencia independiente encargada de
evaluar los establecimientos de investigación y enseñanza superior en Francia.
La relación entre memoria e historia, las culturas políticas de extrema derecha
en la Europa de entreguerras, la teoría de la violencia política y la historia
del terrorismo marcan sus principales líneas de investigación. Es autor
de Políticas del miedo. Un balance del terrorismo en Europa (Madrid,
2002), Contrarrevolucionarios (Madrid, 2011) y Memoria e
historia (Madrid, 2013).
Libros
suyos en los que es coordinador y coescritor u autor, editados por La Catarata:
La sociedad urbana
en el Madrid contemporáneo; La sociedad urbana
en el Madrid contemporáneo construye una historia social de la ciudad que
explica el comportamiento de los sujetos sociales en su contexto
espaciotemporal y al mismo tiempo explica como éstos transformaron la capital.
Los distintos capítulos tienen un factor en común: su relación con Ángel Bahamonde Magro, uno de los protagonistas de la renovación
historiográfica desarrollada en España desde los años setenta del siglo XX.
Madrid sujeto y objeto de análisis que, en tanto capital y ciudad, se
constituye en el espacio privilegiado de análisis para comprender las dinámicas
que se desplegaron y contribuyeron a configurar la España contemporánea. De
capital del Estado liberal a metrópoli moderna, capital de la República, en
cuyas calles el cambio social encontró uno de sus escenarios privilegiados, que
alcanzó una proyección internacional a consecuencia de la Guerra Civil y
mantuvo su carácter de centro del poder político, económico y cultural en la
dictadura franquista, y por ello también fue uno de los espacios de la
contestación a la misma.
Verdaderos
creyentes; En su célebre ensayo homónimo de 1951, Eric Hoffer
indagó en la naturaleza del “verdadero creyente”, el fanático, y en el activo
papel que tuvo en la deriva totalitaria de los movimientos de masas de los años
treinta. Fanático es “quien está dispuesto a sacrificar su vida y la de otros
por una causa sagrada, una totalidad colectiva o una Arcadia futura”. Su
sectarismo y férreo dogmatismo, ya sea político o religioso, lo incapacitan
para respetar o considerar otro tipo de creencias u opiniones. Más de siete
décadas después, la famosa divisa del “piensa como yo o muere” ha tenido y
sigue teniendo una triste vigencia. La historia europea contemporánea es
elocuente del carácter violento que puede adoptar cualquier movilización
política, siendo el terrorismo su expresión por antonomasia: ETA, las Brigadas
Rojas o el IRA han dejado miles de víctimas tras de sí. En los últimos años, el
terrorismo yihadista, de alcance global, se ha
convertido en una de las principales preocupaciones de los medios y de los
poderes públicos. Para las ciencias sociales sigue siendo un reto tratar de
describir, explicar, predecir y prevenir estos procesos de sectarismo y
radicalización violenta. Con este mismo propósito, el presente volumen pretende
mostrar, desde una diversidad de planteamientos tanto ideológicos como
disciplinares, la proximidad del pensamiento sectario que durante décadas
padeció nuestra sociedad y el que anima las explosiones de violencia del
terrorismo global. Se trata así de ofrecer una mirada abierta y crítica que
evite las polarizaciones, mostrando también experiencias positivas, dando a
conocer las condiciones en que se forma el fanático hoy y las posibilidades de
cortocircuitar el paso del pensamiento sectario a la fanatización
y la violencia.
Construyendo
memorias; Experiencias
recientes muestran que para superar ciertos procesos traumáticos (guerras
civiles, dictaduras militares, terrorismo…) se impone la necesidad casi
terapéutica de explicar lo sucedido y de hacerlo además desde un relato no solo
fiel a los hechos, sino también moralmente aleccionador para que estos no
vuelvan a repetirse. Teniendo en cuenta los enormes padecimientos provocados
por la violencia de intencionalidad política, y que la renuncia de ETA a la
utilización del terror abre la posibilidad de un tiempo nuevo para la sociedad
vasca, este libro se plantea un doble reto a partir del estudio comparado de
casos semejantes. Por un lado, analizar cómo se han ido construyendo los
relatos explicativos de experiencias traumáticas pasadas; y, por otro, extraer
desde una perspectiva democráticamente comprometida y solvente desde un punto
de vista epistemológico, las conclusiones que pudieran resultar pertinentes
para el caso vasco.
Memoria e historia;
El hombre
contemporáneo mantiene una relación conflictiva y ambigua con su pasado. Sin la
perspectiva de un futuro mejor y sin el estímulo de las grandes utopías
políticas y sociales, tiende a refugiarse en identidades peligrosas e incluso
asesinas, que remiten a una supuesta etapa pretérita gloriosa. Nos movemos en
un mundo donde proliferan las memorias saturadas y múltiples: pasados
legendarios convertidos en mitos, comunidades imaginadas y obsesión por el
archivo y por la conservación de vestigios de otras épocas. El interés de la
ciencia histórica por la memoria se debe a la rápida proliferación de estas
memorias colectivas vinculadas a las convulsiones de las sociedades
contemporáneas. El presente libro pretende adentrar al lector en la compleja
relación del hombre actual con su pasado desde una perspectiva particular: la
conexión entre la memoria individual/colectiva y ese modo particular de
comprensión científica del pasado que llamamos Historia. Para ello, se plantean
varias aproximaciones sucesivas: una definición general de la memoria y el
recuerdo; la relación entre la memoria individual y la colectiva desde el punto
de vista de las ciencias sociales; el vínculo dialéctico que se establece entre
Historia y memoria, y el empleo social del pasado en los proyectos políticos,
especialmente en lo que atañe a los usos y los abusos de la memoria. Se trata
de ofrecer una guía que permita delimitar y aclarar estos y otros conceptos y
seguir las líneas principales de un debate en plena efervescencia.
…y Las aguerras Civiles; Desde la narración
de la guerra del Peloponeso por Tucídides hasta la
disección que hizo Thomas Hobbes de sus
consecuencias, la guerra civil fue adquiriendo su caracterización de hecho
anárquico, aleatorio y caótico, contrapuesto a la paz social que debe
garantizarse con el monopolio estatal del uso de la fuerza. Desde el siglo XVI
al XVIII, las guerras intestinas siguieron siendo objeto de esa valoración
negativa que asignaba a la guerra civil el rango de calamidad pública por
antonomasia. Sin embargo, durante el periodo de 1789 a 1858, el entrelazamiento
entre revolución, guerra civil y guerra interestatal permitió una
relativización del fenómeno y su rehabilitación como acto de ruptura con el
Antiguo Régimen. Durante las décadas finales del siglo XIX y las iniciales del
XX, la progresiva regulación de las guerras entre Estados por la vía del
derecho internacional relegó a las guerras civiles a la categoría de casos
difícilmente regulables en normas de obligado cumplimiento. El marxismo
rehabilitó parcialmente el concepto y lo integró por primera vez en un programa
coherente de explicación histórica del conflicto socioeconómico. En la guerra
fría, los científicos sociales iniciaron el estudio sistemático del fenómeno de
la guerra civil, pero durante casi medio siglo su análisis quedó en parte ocultado
por la lógica de la política de bloques. El presente ensayo analiza los
problemas de definición de este tipo de conflictos; su clasificación en guerras
“clásicas” o convencionales” y “nuevas” guerras posmodernas de baja intensidad;
las hipótesis sobre su origen, duración y recurrencia; las dinámicas violentas
que generan y las posibles vías de resolución a través de la intervención, la
negociación o la pacificación.
En nuestros
Conversa con ha estado hablando de estos
otros tres libros suyos:
Cifras cruentas.
Las víctimas mortales de la violencia sociopolítica en la Segunda República
Española 1931-1936 de Comeres.- http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/cifras.htm
En nombre
de la autoridad. La defensa del orden público durante la Segunda República
Española 1931-1936 de Comares .- http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/calleja.htm
Luces y
sobras del 14 de Abril. La historiografía sobre la Segunda República Española
de Biblioteca Nueva.-
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/lucesysombras.htm
Cazarabet conversa
con Eduardo González Calleja:
-Amigo Eduardo, explícanos el por qué de este libro
tan reflexivo sobre esa estrategia de la tensión y de las redes del terrorismo
neofascista…
-Desde antiguo se ha especulado con la existencia de
redes desestabilizadoras revolucionarias (la “internacional negra” anarquista a
fines del siglo XIX, la “red scare” de los años
treinta, la “red terrorista” patrocinada por la URSS y países satélites durante
la Guerra Fría…), pero apenas se había prestado atención a las interacciones
entre grupos neofascistas y de ultraderecha y sus oscuras complicidades con
gobiernos y organizaciones de defensa del bloque occidental.
-Pero esto lo que evidencia, creo y más que
nunca, es que existir existe el terrorismo neofascista y sí, esa
estrategia de tensar situaciones de convivencia, ¿es así?…
-Resulta evidente que el terrorismo neofascista formó
parte de la llamada “estrategia de la tensión” en Italia, y que luego migró a otros
países del Sur de Europa, como Grecia a fines de los sesenta o España durante
la transición, para contribuir a esa sensación de ingobernabilidad que
justificara un golpe de Estado militar.
-Pero la estrategia de la tensión obedece a una
especie de hoja de ruta, ¿nos puedes explicar cómo viaja ésta?
-Según aparece en los documentos oficiosos de la
época, se trataría de perpetrar actos provocativos que, a la vez, desataran la
movilización de protesta de la izquierda y erosionaran la legitimidad de un Estado
al que se acusaría de incapacidad para imponer el orden, justificando una
involución legalista (“golpe blando” a
la italiana), un desarme progresivo del Estado de derecho (golpe “a la turca” o
“a la uruguaya”) o un asalto fulminante al poder (golpe “a la chilena”).
- ¿Toda tensión es sinónimo, pronto o tarde, de cierta
dosis de odio?, teniendo en cuenta que el odio no siempre es violencia directa
o física..?
-En efecto, el fascismo o el neofascismo no consideran
a sus opositores como rivales políticos con los que es posible discutir, sino
como enemigos a los que hay que anular. Pero eso también sucede en los grupos
revolucionarios de extrema izquierda de la época. Digamos que el odio,
desemboque o no en agresión física, es uno de los rasgos caracteriales
más notorios del fanático.
-Cuidado que si tensamos mucho….ya se sabe, las
cuerdas se rompen…
-Claro. En algunos casos, como Grecia o Chile, esa
“estrategia de la tensión” dio lugar a golpes militares triunfantes. No así en
Italia o en España.
-Pero para que el neofascismo ahora se palpe ha tenido
que estar como dormitando, y tímidamente activo en la sociedad y durante muchos
años…¿lo ves así?, ¿qué nos puedes explicar?
-Como movimiento heredero de los fascismos derrotados
en la Segunda Guerra Mundial, el neofascismo es hoy en día un fenómeno
residual, una “causa perdida”. Otra cosa es que algunas de las razones que
impulsaron la aparición y desarrollo del fascismo en la Europa de entreguerras
(miedo al descenso en status social
fruto de la crisis económica, crisis de legitimidad de algunos estados
nacionales, xenofobia, reacciones contra la mundialización, etc.) estén dando
lugar a movimientos populistas de ultraderecha que no responden a los rasgos
canónicos del fascismo ni surgen de los ya viejos neofascismos, pero que
suponen un riesgo evidente para la democracia.
-¿Me lo parece a mí o hablar del fascismo y del
neofascismo es o ha sido un tema como tabú?
-El fascismo ha sido unos de los movimientos políticos
contemporáneos más debatidos y analizados por las ciencias sociales. Sin
embargo, como fenómeno casi residual y por su actividad en buena medida semiclandestina, el neofascismo se ha vinculado en muchas
ocasiones a “teorías de la conspiración” que dificultan o desaniman su estudio
riguroso. Pero, en España, autores como Xavier Casals
o Ferrán Gallego han superado con sumo éxito esas constricciones.
-Pero mucho fascismo ha salido
desde el fraude de vestirse detrás de un “partido” o “ideología” liberal o de
“centro derecha” y no miro solamente a nuestro Estado, también al resto de
Europa…Se ha cometido como un “fraude político”.
-No hay que confundir al fascismo histórico con las
tendencias radicales de derecha que han anidado —y aún anidan— en partidos y
formaciones de ideología liberal o de centro derecha, muchas de ellas adscritas
al Partido Popular Europeo. Más que un engaño al elector, me parece que se está
viviendo un proceso parcial de radicalización ante la aparición de populismos
de derecha que están amenazando la hegemonía de estos
partidos tradicionales.
-Son diferentes o qué diferencias presentan o vuelven
a presentar los fascismos de, por ejemplo, centro Europa o el Este con respecto
a los fascismos como “más latinos”…o incluso los “anglosajones”… -De todas
formas presentan o muestran unos puntos en común que les hace tan diabólicos
como terribles y temibles…
-Si en vez de fascismos hablamos propiamente de los
populismos actuales, creo que la homogeneidad de los discursos es bastante
notable en toda Europa, porque por encima de las especificidades nacionales y
(ultra)nacionalistas, casi todos ellos se definen como opuestos al actual
modelo de Unión Europea y a las migraciones extraeuropeas.
Sus marcos de referencia compartidos son cada vez más numerosos y coherentes.
-¿Se puede hablar como de una red conectada de grupos
de terrorismo fascista de diferentes lares?
-Si se refiere a los actuales grupos violentos de
ultraderecha, creo que apenas tienen vinculaciones transnacionales, salvo las
propiciadas por la subcultura común (música, literatura…) y sus conexiones con
el mundo de los “ultras” deportivos.
-Da la impresión que ante la situación actual tan solo
hace falta un estornudo, desde lo económico, para que haya un
estallido de violencia fascista “in situ”…-Y es que en los últimos tiempos se
pasean por la calle con su amenazante tono en el contenido y sobre todo en las
formas…
-En efecto, las manifestaciones recientes en Barcelona
o en Valencia (estas últimas muy violentas) son motivo de preocupación. Pero
aún estamos lejos de la “política del matonismo” (en definición afortunada de
Richard Bessel) que campó por las calles europeas en
los años treinta. El Estado está ahora más preparado y legitimado que antaño
para tratar estas amenazas a la seguridad ciudadana.
-Con el tema de Catalunya: ¿se han revolucionado los
grupos de ultraderecha y sus pretensiones?, ¿sería eso suficiente para que a
medio plazo podamos asistir a conatos de violencia organizada?
-Ya los ha habido en Valencia hace unos meses. La
radicalización de los nacionalismos español y catalán se traduce en una
intención explícita y mutuamente excluyente de “tomar la calle” que puede
derivar en enfrentamientos puntuales, como ya hubo a fines de los años diez y
comienzos de los vente de la pasada centuria. Pero que se produzcan cotas altas
de violencia organizada parece, en estos momentos, improbable. Aún estamos
lejos del Ulster de los años setenta.
-De todas formas, cambiando un poco de tercio, yo no
veo muy de la mano, a los poderes factico al servicio del capital apoyando
plenamente al fascismo, al menos descaradamente y a todas….¿no?
y es que el capital siempre quiere ganar---de hecho siempre lo hace—porque
juega a infiltrarse en todos los partidos que se dejan y no son pocos los que
caen en esa especie de “trampa”…¿qué nos puedes razonar?
-En crisis políticas como la que sufre España en los
tiempos actuales, la interferencia de los poderes fácticos se hace más
transparente. La manipulación de los medios de comunicación, la errática
actuación de las instancias judiciales, o las oscuras fuentes de financiación
de algunos partidos, son otros tantos indicios de la actuación de estos poderes
no representativos en la vida pública. De todos modos, no creo que, en esos
momentos, busquen una involución (como en la “estrategia de la tensión” durante
la Guerra Fría), sino allanar el camino a una estrategia reformista “lampedusiana”: que algo cambie para que todo siga igual…
-Con todo esto: con esta estrategia ¿dónde queda, de
veras, ese pensamiento conservador, centrista, moderado, liberal, agazapado
buscando la ocasión como para atacar y entiendo que para ellos atacar es
aprovecharse de las circunstancias?
-En España, y antes en otros países de Europa, la gran
novedad es la fragmentación sectorial de la derecha y la “huida hacia delante”
del conservadurismo liberal en pos de un electorado cada vez más radicalizado,
dejando el centro político (clave en cualquier contienda electoral) para quien
lo quiera capitalizar. Veremos quién se aprovecha de esta circunstancia, si el
sector más “moderado” del PP (circunstancia harto improbable, pues ha quedado
desestructurado tras su derrota en las elecciones a la presidencia del partido)
o una socialdemocracia que, para captar el centro, debería dejar buena parte de
su identidad izquierdista en manos de Podemos.
-Hay que idear una estrategia, también de comunicación
y de propaganda que se vaya filtrando en la sociedad que “vuelva a enganchar” a
los que podríamos denominar nostálgicos y conquistar a las generaciones más
jóvenes. ¿Qué nos puedes contar y comentar?
-Sinceramente, yo creo que los nostálgicos de
anteriores situaciones dictatoriales son irrecuperables para la causa de la
democracia. La cultura de las “causas perdidas” resulta impermeable a cualquier
cuestionamiento de sus fundamentos míticos e ideológicos. Otra cosa son las
generaciones jóvenes, que debieran ser captadas a la causa de la democracia con
políticas sociales inclusivas, que les proporcionaran una salida vital
ilusionante y les hicieran sentirse orgullosos de su papel como ciudadanos de
una democracia avanzada. Pero de las desideratas a los hechos hay,
lamentablemente, mucha distancia.
-¿Cómo ha sido el proceso de documentación e
investigación en torno a este libro que editas en La Catarata?-¿Cómo procedes,
amigo, después con la metodología de trabajo?
-Ante el cierre de los archivos policiales españoles
—uno de los grandes “agujeros negros” de la investigación historiográfica en
España—, recurrí, sobre todo, a la ingente masa de documentación periodística,
judicial y policial sobre los “años de plomo” existente en Italia. A través de
ella, logré reconstruir en sus rasgos generales la peripecia de un grupo de
neofascistas que, con el apoyo de redes policiales, militares y políticas
occidentales, trasladaron el how know de la “estrategia de la tensión” de Italia al Sur
de Europa, y de ahí a las dictaduras del Cono Sur latinoamericano. Traté de
contextualizar sus actividades en el proceso político de sus distintos países
de acogida y en el ambiente mundial del recrudecimiento de la confrontación
Este-Oeste en los años setenta. Con ello quise mostrar que, más allá de relatos
conspiranoicos, se libró una auténtica “guerra no
ortodoxa” contra el enemigo tildado genéricamente de “comunista”, que debe ser
incorporada de pleno derecho a los relatos generales sobre la Guerra Fría. Al
lector le corresponde juzgar si lo he logrado.
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