Cazarabet conversa con... Julio Rodríguez, autor de “El gran Pirelli. La Hermandad de la Mosca” (Pez de
Plata)
Una
narración de Julio Rodríguez, más que recomendable…casi, casi
imprescindible….al menos para nosotros, con la lectura, es, ya, imprescindible.
Atrevida,
original, desafiante y sin complejos…adjetivos que, además, suelen acompañar a
no pocas iniciativas editoriales que
retienen en su variopinto catálogo los amigos de Pez de Plata
editores….lo que nos lleva a la conclusión que parte de los denominadores
comunes que acompañan a esta editorial vienen dados por ser eso…
Un guiño
gigante a los personajes detectivescos más sobresalientes que vienen y viajan a
través de los mejores libros con las más acertadas plumas, las de sus creadoras
y creadores y también del género de la
gran o las más pequeñas pantallas del celuloide…
Lo que nos
dice el libro:
¿Qué sucede
cuando quien debe investigar el asesinato por el que han encarcelado al más
prestigioso comisario de Madrid es un delincuente habitual sin muchas luces que
se ve obligado a aceptar el encargo?
Nada bueno,
seguro. Pero algo muy divertido, sin duda.
En esta
trepidante novela habitan personajes estrafalarios en situaciones
rocambolescas, música tirando a macarra y una investigación de altura. O casi.
Algunas
informaciones más sobre el libro que se nos facilita desde la editorial Pez de
Plata: Auguste Dupin, Sherlock Holmes, Hércules Poirot, Miss Marple, Philip Marlowe, Colombo, Theo Kojak, Pepe Carvalho, Jessica Fletcher,
Petra Delicado y Pirelli. Así están las cosas ahora.
Cadáveres,
robos, drogas, cárceles, peleas clandestinas, persecuciones, atropellos, sexo
desordenado y hasta una secta de altos vuelos. ¡Nada puede salir
mal!
"Para
pensar cómo piensan los delincuentes lo mejor no es ponerse en su lugar, sino
ser uno de ellos".
El creador
de esta original narración, Julio Rodríguez:(Oviedo, 1971) trabaja como
profesor de Psicología Social en la Universidad de Oviedo. Es autor de
artículos académicos, guiones de cine y televisión, libros de poemas y novelas.
Tiene dos hijos y un sombrero. Entre sus obras, además de ésta, destacan: El
mayor poeta del mundo (2005, Premio Vargas Llosa de Novela), Naranjas cada vez
que te levantas (2006, Premio Emilio Alarcos de Poesía), El vuelo de la monarca
(2011), Doméstica (2011, XVI Premio de Poesía Ciudad de Mérida), Tierra batida
(2013, XLV Premio Internacional de Poesía Hermanos Argensola)
y Una mala racha (2016). Recientemente ha sido galardonado con el XXIII Premio
Internacional de Poesía "Antonio Machado en Baeza" por su obra Una
extraña ciencia.
Pez de
Plata, una editorial tan valiente como aquello por lo que apuesta que hay que
tener muy, muy en cuenta:
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/ninosdelhumo.htm
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/animalesurticantes.htm
De la
propia editorial nos habla su editor: http://www.cazarabet.com/conversacon/autores.htm
Cazarabet conversa
con Julio Rodríguez:
-Amigo, ¿qué pretendías al sumergirnos en este ejercicio narrativo…?, una novela que no sé, tú nos dirás o ratificarás, si lo
que pretende o quieres es dar un paso más allá hacia las lecturas a las que
rindes casi un tributo dentro de los géneros: negro, criminal, detectivesco,
suspense…
-La idea
era darle una vuelta a la novela negra, y hacerlo a través del humor. O sea,
poner de cabeza al género negro, ver qué es lo que caía de los bolsillos y
usarlo todo para contar una historia. De ahí que el acusado del asesinato con
que se abre la novela sea un comisario de policía y el investigador un
delincuente habitual. Ese punto de partida, además de generar ya de por sí un
sinfín de situaciones rocambolescas, me permitía rendir tributo a los
detectives de siempre. Así que podemos afirmar sin dudarlo que con El gran
Pirelli el género negro ha dado un paso más. Vale, puede que sea un paso atrás.
Pero, coño, es un paso.
-¿Qué te aporta y/o
aportaban esas narrativas a ti y qué nos puedes decir acerca de esos
personajes?
-Los
detectives clásicos tienen una personalidad y unas circunstancias particulares
que influyen e incluso determinan la investigación a la que se enfrentan. La
historia que se cuenta no es sólo un crimen y cómo se resuelve; es sobre todo
la historia de quien lo resuelve (o quienes lo resuelven): sus dudas, sus
manías, sus contradicciones. Y, desde ahí, se hace más fácil denunciar la
corrupción, la desigualdad, la miseria y todas esas partes oscuras de la
sociedad, que en el fondo es lo que toda novela negra hace. Lo que no responde
a tu pregunta, pero compone un magnífico párrafo de 7 líneas.
-Aunque tú le imprimes,
como es lógico, un ritmo propio; una nueva manera de sentir, “casi leer” e
imaginarte las tramas y a los personajes… Porque ante todo esta es una
narración de personajes, ¿verdad? Tirando de un personaje, Pirelli, pero desde
él es como si tiradas de los otros, ¿no?
-Claro,
Pirelli es un mindundi, un pobre diablo sin
demasiadas luces. Pero con amigos. Es cierto que tampoco ellos tienen muchas
luces, pero entre todos podrían llegar a iluminar las cosas como una bombilla
de 40 vatios. O casi.
-¿Cómo “los
dibujas”, cómo “los retratas”…porque el Sherlock que tú imaginas al leer a Conan Doyle, por ejemplo, no es
el que yo imagino bajo la misma lectura, ¿verdad? y eso, en parte es la
grandeza de la literatura, de los escritores —todos vosotros— y lo bueno que
tiene para nosotros, la comunidad lectura…esto es lo que “siento”, casi “noto o
palpo” al leer “El gran Pirelli”…
-Para mí es
fundamental componer bien a los personajes, partiendo de estereotipos, claro,
pero perfilándolos con sus matices y sus contradicciones. Y para eso tampoco
hace falta describirlos en páginas y páginas. A veces bastan dos o tres
adjetivos que no se suelen usar juntos o un par de frases reveladoras para que
el lector se haga rápidamente una idea de quién es ese personaje y pueda decidir
si, de encontrárselo por la calle, cruzaría o no de acera. En el caso de
Pirelli y sus colegas, está claro que todos cruzaríamos de acera. Pero haríamos
mal. Porque en esa otra acera, en la que caminan las personas con buena pinta,
es donde se esconde la gente realmente perversa. Hacedme caso: si veis a
Pirelli, no crucéis de acera. Aunque os cueste unas monedillas.
-¿Te gustan los personajes detectivescos o los que asesoran a los
detectives de placa, porque siempre tienen varias estrategias tras sus intencionalidades?
-En la
novela negra, por lo general, hay mucho de estrategia en el comportamiento de
los personajes, y eso provoca esos giros de guión que definen al propio género.
En esta, sin embargo, no hay nada de estrategia, aunque sí muchos giros de guión.
Pirelli es un desastre absoluto, improvisa todo el tiempo. No es que no tenga
un plan B, es que no tiene un plan A. Pero no se rinde, la vida le ha enseñado
a no hacerlo, y eso le lleva a ir descubriendo pistas y avanzar en su
investigación. Eso sí, a su manera, que no es muy diferente a la manera de los
cangrejos.
-Nos encontramos
con muchos personajes de ficción que sin ser policías ayudan por sus cualidades
de lo más diversas a la policía a desentrañar tramas, asesinatos las más de las
veces, robos, desapariciones…son “asesores”, muchos de los cuales cargados de
manías obsesivas, contradicciones y demás…pero con Pirelli tú le das una vuelta
de tuerca más porque Pirelli estaba justamente en la otra parte de la orilla
era un delincuente que metía en un brete a la policía y que después pasa al
otro lado….¿cómo lo pensaste? Y ¿cómo trasladas ese tránsito de un lado al otro
de la orilla como escritor?
-La idea
estaba clara desde el principio. ¿Y qué pasaría si el detective fuera un
delincuente? Pero no un gran delincuente, eso no hubiera tenido tanta gracia,
sino uno no demasiado espabilado. Pues que, además de ser una base perfecta
para el humor, sería una forma de que “los de abajo” pudieran meter la nariz en
el mundo de los de arriba, lo que provoca situaciones esperpénticas, muy
divertidas, sí, pero que, despojadas del humor, ponen los pelos de punta. O
sea, esa vuelta de tuerca me permitía denunciar la desigualdad social a través
del humor, que como todo el mundo sabe es una cosa muy seria. ¡Bingo!
-Amigo, pero
coméntanos, cambiando un poco de tema: ¿tú porque escribes?, ¿por qué has
elegido la escritura?
-Uno no
elige la escritura, es ella quien le elige a uno. En mi caso, tengo muy pocas
virtudes, pero escribir no se me da mal del todo, así que escribo. Digamos que
es una forma de mostrarle al mundo mi belleza interior, dado que la exterior no
acaban de apreciarla. En fin, la verdad es que escribo porque no puedo
evitarlo, qué le vamos a hacer.
-No sé si te
entrarán muchos nervios, ansiedades y demás con el ejercicio de la escritura,
pero lo que sí me parece es que te diviertes y mucho, ¿qué nos puedes explicar?
-Cuando
escribo poesía me siento muy bien, se me pasa el tiempo volando, pero no podría
decir que me divierto. Cuando escribo novela, sin embargo, sí que puedo
decirlo. Me divierto muchísimo escribiendo novelas. ¿Ves? Pude decirlo.
-¿Qué es y quién es para ti, qué significa Pirelli, nuestro personaje?
-Pirelli
representa a la parte marginada de la sociedad, la menos visible, la que nunca
ha tenido, no ya una segunda oportunidad, sino una primera. Como psicólogo
social he tenido mucho contacto con la cárcel, en concreto con el módulo
terapéutico de Villabona. Allí he conocido a personas
maravillosas a las que la vida se la jugó desde el principio. Y yo, que he
tenido una vida de lo más relajada, me pregunto qué hubiera hecho en su lugar.
Y la respuesta siempre me lleva a la cárcel sin pasar por la casilla de salida.
Así que lo menos que puedo hacer es darles voz. No puedo negar, claro, que
dentro de la cárcel también he conocido a algún que otro hijo de puta. ¡Pero
qué me dices de fuera! Será por hijos de puta…
-Julio, estamos
ante una novela de humor, cargada de humor…pero ¿es humor negro o humor “casi
de picaresca”?
-Sin casi.
Pirelli en un nuevo pícaro. Tiene eso que tienen los grandes pícaros de la
literatura española, esa ternura que hay detrás de su bellaquería y que los
vuelve entrañables. Y por eso nos acaba encandilando.
-Amigo, ¿nos puedes hablar del proceso de documentación--¿cómo es
documentar un libro así---, búsqueda de fuentes, lectura de libro y demás que
hay detrás de este libro? Período apasionante, pero muy afanoso y trabajoso
que, a veces, incluso nos puede sumergir en cierta ansiedad.
-En este libro
la documentación no fue tan importante como en otras de mis novelas, aunque,
por supuesto, me llevó mi tiempo intentar acercarme en lo posible a la
realidad. Pero bueno, la realidad no suele ser verosímil, así que no hay que
darle tanta importancia. Por algo escribimos ficción. ¡A quién le importa la
realidad!
-¿Y cómo ha sido el
día a día de trabajo, tu metodología de trabajo para construir este libro?
-Fue un
proceso largo. Por resumir: escribí la primera versión hace más de diez años,
quedó tercera en el Premio Fernando Lara de Novela, el segundo más importante
de Planeta, pero no se publicó, así que se fue al cajón con esa grandeza que
sólo tienen los perdedores, y años después Jorge Salvador Galindo, el editor
garbanzo de Pez de plata, la sacó de ahí para que viera la luz y le sacara a él
de pobre. Ahora que es rico, ya casi ni me habla. Creo que incluso ha escrito
una novela. ¡Hombre, no me jodas!
-Julio, ¿nos puedes
explicar en qué estás trabajando ahora o nos puedes dar como una pista?
-No es fácil.
Tengo una novela negra (muy diferente a esta) a medias, un guión de un
largometraje con Asur Fuente a medias, un ensayo raro, raro a medias, un libro
de poemas casi sin empezar (o sea, un poema escrito) y la segunda parte de
Pirelli mirándome con sus ojos vacíos cada noche como un perro el que no sacan
de paseo. Como ves, todo muy prometedor. Por lo demás, bien, gracias.
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