Cazarabet conversa con... Francisco Javier Aguirre, autor de “En busca del Lobo”
(Muñoz Moya)
Una novela de Francisco Javier Aguirre que se
remonta a los primeros años de la frágil transición.
La sinopsis del
libro:
Abril de 1976. Dos jóvenes desconocidos entre
sí, pero con más relación de la que suponen, parten de Zaragoza para buscar a
determinada persona en el Maestrazgo turolense. Sus motivaciones son muy
distintas, pero el objetivo es el mismo: localizar a un combatiente republicano
que puede hallarse escondido en algún lugar de ese enclave montañoso, si es que
aún vive. Cada uno de los protagonistas narra su propia peripecia de forma
independiente hasta que, por la lógica de la situación, acaban coincidiendo en
la villa de Castellote, donde confluyen sus pesquisas.
La narración se inscribe dentro del marco
simbólico, a pesar de su tratamiento realista, de la búsqueda del padre, en el
caso de Vicente, primero de los protagonistas. A Emilio, el otro personaje
principal del relato, le mueve la sed de venganza de su padre, un militar
retirado e impedido, que delega en él la tarea de capturar al mismo hombre que
busca Vicente. Al margen de la trama narrativa, el libro incluye severas
reflexiones sobre el sentido de la guerra, los secretos familiares y las
relaciones paterno-filiales, en el momento en que el país inicia un nuevo
sendero histórico tras la muerte del dictador. En cierto sentido, esta novela
breve enlaza con una obra anterior del autor, La dama del Matarraña, publicada
en 2009, cuyo inicio tiene lugar en Barcelona, la noche del 19 de noviembre de
1975, fecha memorable en la reciente historia de España.
El autor, Francisco Javier Aguirre: Nacido en
Logroño en 1945, es licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad
Complutense de Madrid. Ha pertenecido al Cuerpo Facultativo de Archiveros y
Bibliotecarios del Estado. Residió en Teruel desde 1978 hasta 1988,
trasladándose después a Zaragoza. Ha colaborado en numerosas revistas de
carácter histórico, humanístico, musical y literario, así como en diversas
publicaciones periódicas. Lo sigue haciendo en Heraldo de Aragón, Zaragoza
Buenas Noticias y Aragón Digital. Ha traducido una treintena de libros de
filosofía, psicología, historia, narrativa, música y humanidades, publicados en
su mayoría por Espasa-Calpe y Obelisco. Ha publicado treinta y seis novelas y
libros de relatos, participando también en numerosas obras colectivas, de
carácter histórico, bibliográfico y literario. Entre sus creaciones
novelísticas cabe destacar La dama del Matarraña (El Vendrell, March Editor,
2009), por su proximidad temática con Rescate. Dicha obra narra la historia de
un hombre fusilado en Valderrobres (Teruel) el 19 de julio de 1936. Su familia,
trasladada a Barcelona a consecuencia del bombardeo de Alcañiz en 1938, inicia
la búsqueda de sus restos a partir de 1976.
Francisco Javier Aguirre ya ha estado con
nosotros: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/laespanaquefuimos.htm
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/tierradesilencios.htm
Cazarabet conversa con Francisco Javier
Aguirre:
Amigo Aguirre, ¿qué fue lo que te ha llevado a escribir esta
nueva novela corta, En busca del
lobo? ¿Se puede considerar que es la continuación de La dama del Matarraña?
–Más que una continuación, es un libro
con una temática paralela. Podemos decir que el eje compartido es la búsqueda
del padre o del antepasado desaparecido. La diferencia es que en La
dama del Matarraña toda la familia participa en el empeño. Abuela, hija
y nietos (sobre todo la nieta Aurora, ‘la dama’) son quienes llevan el peso de
la trama, mientras que En busca del Lobo interviene
únicamente un hijo, y simultáneamente el hijo de un guardia civil a quien ‘el
Lobo’, un maquis, dejó mutilado en una refriega a comienzos de los años 50.
-Porque tú las tramas, como la vida misma, nunca las acabas de
cerrar del todo, ¿verdad?
–Como
bien dices, la vida es una continuidad que solo acaba con la muerte. En el caso
de mis novelas, en general los protagonistas llegan a una conclusión, pero
siguen vivos, y a veces esta conclusión es provisional, por lo que la trama
queda abierta, como explicaré luego respecto a otro relato en marcha.
-¿Por qué utilizas ese título, muy sugerente, pero evocador…?
–El
título En busca del Lobo se presta a equívoco, salvo que se advierta
que Lobo va con mayúscula y designa a una persona, cuyo nombre de guerra es
ese. Lo que hacen ambos protagonistas, cada uno motivado por un objetivo
distinto, es salir en busca de alguien desconocido, lo que le da al título un
carácter de expectativa y, como dices, en cierto modo de evocación de un pasado
apenas vivido por ambos buscadores.
-¿El volver sobre algunos hilos conductores que enseñas en otras
novelas cortas te da o te proporciona mucha libertad?
–En
cada una de las historias que escribo parto de un bagaje personal del que
extraigo diferentes elementos. A pesar de ciertos paralelismos en cuanto a la
base ambiental, el desarrollo del argumento lo realizo con total libertad.
-Aprovechas las novelas para recorrer esos “lugares físicos y
geográficos” que ya conoces, ¿no? y de esta manera te desenvuelves mejor…
– Con
frecuencia realizo un trabajo de campo previo, para recorrer la zona geográfica
donde se desarrolla la trama. En ocasiones la conozco de tiempos pasados, pero
lo habitual es que, si tengo oportunidad, vuelva al lugar de los hechos para
precisar algunos detalles.
-Además, de que son lugares como icónicos: todo el Matarraña con
Valderrobres a la cabeza; el Bajo Aragón con ese Alcañiz que nunca podrá
olvidar el bombardeo del 38; el Maestrazgo que escondió muchas batallas desde
la lucha del maquis….
–Una buena parte de lo que he escrito
tiene como marco geográfico la provincia de Teruel. En el libro anterior a
este, aparecido hace un año, titulado Tierra de silencios. Memorial turolense
y publicado por la Editorial Dobleuve, en la capital,
todos los relatos que contiene se desarrollan dentro de la provincia. Incluso El
último infierno de Juan V., publicado en 2018 por Mira Editores, en
Zaragoza, tiene como marco la cárcel de Teruel, aunque no se desvele en el
texto; pero quedará claro en la continuación que preparo porque, como bien has
apuntado antes, tiendo a cultivar los finales abiertos. Para mi sorpresa, me he
visto inducido a continuar la historia de Juan V. a raíz de unas informaciones
inesperadas recibidas hace algo más de un año.
-Luego está, también, amigo, en tu narrativa, el mirar y remirar
en las relaciones interpersonales de gentes que se conocen o que coinciden en
un camino que da a un mismo callejón casi sin salida que es lo que nos planteas
aquí…
– Las
relaciones interpersonales son muy importantes en mi narrativa. A veces son el
mismo eje de la trama, como ocurre en la novela del Maestrazgo y en la del
Matarraña. Lo mismo que en el relato carcelario al que acabo de referirme. Y
aún insistiré en ello en la segunda parte de la historia de Juan V., La
confesión de Adela.
-Aunque hasta los callejones sin salida con buenos ojos y buenas
intenciones, las encuentra, me refiero a las salidas… Lo que quiero decir es
que todo puede ser muy, muy tremendo, tremendista y hasta trágico, pero que
todo se puede parar, detener y revertir… solo hace falta un poco de fortaleza
humana, ¿no?
– La
constancia y la fortaleza de mis protagonistas en la búsqueda de un objetivo es
algo que me gusta recalcar. Repaso mis obras narrativas donde predomina la
acción y en todas se da ese mismo fenómeno.
-Y la bondad frente a la maldad o al revés: la maldad frente a
la bondad… ¿eres amante de la literatura rusa que con Fiódor Dostoievski y su
Crimen y Castigo –por poner un ejemplo de literatura universal que todas y
todos podamos tener como referente– se acerca tanto y tan bien a las personas
que forman parte de las tramas y a sus acciones y consecuencias…?
– Seguramente me ha influido mucho la
literatura rusa, que leí con avidez durante la primera juventud. Y ya que te
refieres a Crimen y castigo, recuerdo que con 13 o 14 años intenté hacer
una versión teatral de la novela, como he recordado en algún texto
autobiográfico.
-Amigo Javier, ¿por qué pones tanto la mirada en las relaciones
paterno filiales?
–
Además de ser un conflicto general que se ha manifestado con especial
virulencia en los últimos tiempos, la problemática de la relación paterno
filial es permanente y ha sido considerada desde diferentes prismas, también
desde el psicológico. Baste recordar a Freud. Yo he vivido ese ambiente
conflictivo, como tanta gente de mi generación. Tengo escritas tres novelas en
las que se plantea con mucha crudeza la situación, especialmente la titulada Desertores
de Dios, que se publicó en 2012 por la exquisita Editorial Nuevos
Rumbos, en Zaragoza.
- ¿Qué te hace incidir sobre “esa venganza que casi se debe de
heredar”–en el caso de esta trama–, del miedo contenido del hijo a pensar por
sí solo o con la libertad suficiente… porque a Emilio lo empuja la venganza de
su padre y que debe de recrear bien, pero a Vicente lo empujan sentimientos
clave, conocer al padre y otras emociones como la curiosidad, el dar respuesta
a muchas dudas, y es que las preguntas sueltas que nos deja la vida –que
no por “ser sueltas”, carecen de importancia– son muy, muy trascendentes en el devenir del futuro de tus personajes,
un futuro más o menos inmediato?
– La venganza en diferido
encargada a los sucesores es una de las peores herencias que uno puede
recibir. En el caso de Emilio, la voluntad de su padre es una tortura para él,
con la que tiene que bregar y soportar hasta que se rebela y decide desligarse
de su familia.
-Tus personajes, ¿por qué son tan cotidianos… por qué pueden ser
mi vecino, mi amiga, mi tía o mis padres? ¿Es porque en la cotidianidad está lo
más auténtico, lo que late de veras sin tener que andar con demasiadas cosas?
– Siempre he preferido trabajar con
personajes reales, que conozco o he tratado, utilizando nombres supuestos por
respeto a su privacidad. Por eso huyo de los estereotipos, de los géneros
preestablecidos, de las series con protagonistas predeterminados, por ejemplo,
los detectives y la literatura clónica. Pero respeto cualquier tipo de
narrativa, siempre que tenga dignidad.
-¿La historia pendiente que todos y todas acarreamos en nuestra
mochila de la vida, de nuestra vida; los escenarios que habitamos y las maneras
y formas que tenemos, como personas, de reciclar situaciones, emociones y
emotividades son ingredientes suficientes para ti como narrador?; ¿por qué?
–Puedo responder con una
cita del gran Giovanni Papini. Creo que es contundente. Dice Papini: “Si un
hombre cualquiera, incluso vulgar, supiera narrar su propia vida, escribiría
una de las más grandes novelas que jamás se hayan escrito”.
-¿Es este un relato que pretende “atender”, casi
mimando, a la Memoria Histórica?
– Creo
que poco a poco se va conociendo la realidad completa de lo que fue nuestra
historia reciente. Tanto a través de la investigación académica como de la
narrativa. Para superar el trauma de una situación como la que se vivió en
España durante casi medio siglo, es necesario conocerla a fondo.
-Amigo, ¿cómo ha sido trabajar con Muñoz Moya Editores que
trabajan desde Sarrión, en Teruel?
– Estoy muy satisfecho del libro que
ha hecho la Editorial, tanto por la forma como por el trato recibido. El editor
se ha implicado intensamente, elaborando una cubierta muy sugestiva a partir de
una fotografía del Maestrazgo desde Castellote. Y me alegra mucho que se haya
editado en Sarrión, porque se trata de un libro muy turolense. Además, a un PVP
de 9 €, algo sorprendente en estos tiempos para un volumen de 150 páginas muy
bien presentado. Una de las constantes de mi actividad profesional y literaria
desde hace más de 40 años es potenciar la cultura originada en Teruel en
cualquiera de sus manifestaciones. Hay que difundir que Teruel existe, al margen
de cualquier sentido partidista del eslogan. La gente que trabaja por la
cultura en Teruel es magnífica, y vosotros mismos sois un ejemplo.
-¿Nos puedes hablar de en qué estás trabajando en la actualidad?
– Ya os
he comentado la continuación de mi primera novela carcelaria. Se titulará La
confesión de Adela, y la estoy corrigiendo. Además, tengo preparada
la versión al catalán de una novela para mí muy querida, a la que ya te has
referido al comienzo. Se trata de La dama del Matarranya
que va a publicar próximamente Ònix Editor, en
Tarragona, traducida por un excelente profesor y filólogo de la Franja,
residente en Barcelona, pero muy vinculado a sus orígenes, que utiliza el
seudónimo de Esteve Betrià. Ya tuvo la gentileza de
traducir anteriormente otro libro mío relativo a la comarca, Nits del Matarranya,
que se publicó en 2020 por la vigorosa Associació
Cultural del Matarranya (ASCUMA). Y aún quedan otros
textos a la espera de ver la luz, manteniendo la ilusión de aportar unas gotas
de tinta a la incesante y fluida corriente literaria aragonesa.
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