image012.jpgCazarabet conversa con...   Alfonso Domingo, autor de “A tumba abierta” (Algaida)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una nueva y muy actual novela desde la pluma de Alfonso Domingo que edita Algaida (del Grupo Anaya).

Lo que nos dice la sinopsis del libro:

De cómo, por una venganza, robaron en secreto el cadáver de Franco ¿Y si, cuando se proceda a exhumar la tumba de Franco, se encuentran el féretro vacío? Esa es la historia que cuenta esta novela, una historia que pone de manifiesto lo que fue el franquismo y ese período oscuro de nuestro pasado más inmediato. Es, asimismo, la historia de la venganza de una víctima de su régimen, una especie de justicia poética que intenta paliar esa anomalía democrática, aunque sea desde el terreno de la literatura, la ficción y el humor. Pudo haber ocurrido. La operación «Chaplin» relata cómo pudo haber sido exhumado en secreto el cadáver de Franco de su tumba del Valle de los Caídos, bajo una losa de tonelada y media, algo que parecería, en principio, imposible o digno de una película de Berlanga. El cerebro de esa operación «a tumba abierta» es un niño robado, que organiza una pintoresca banda que, con algunos avatares, conseguirá su objetivo. Niños robados, prisioneros republicanos cumpliendo condena de trabajos forzados para hacer el mausoleo del dictador, represión hacia los vencidos de la guerra civil, se entremezclan en estas páginas, dignas de un thriller trufado de humor negro, junto a la más rabiosa actualidad. Más de cuarenta años después de que fuera enterrado, al fin Franco salió del Valle de los Caídos.

D4DeDU0WkAAAtoA.jpgNosotros conversamos ya con Alfonso Domingo por ejemplo  con el documental que, nunca mejor dicho, documentó el día a día y el pálpito del 15M, “Dormíamos. Despertamos”—esto era en el 2012-- y conversamos en y sobre este documental, a la vez, que lo hacíamos    sobre una novela muy, muy bien escrita y mejor contada, El enigma de Tina  http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/domingo.htm . Charlábamos, también con él , tres años después por su documental, Héroes invisibles sobre los afroamericanos en la Guerra Civil http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/heroesinvisibles.htm y el mismo año, también manteníamos una entrevista/conversación  con “Melchor Rodríguez, el ángel rojo” , http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/melchorrodriguez.htm .

Pero Alfonso Domingo tiene mucho más que ofrecernos con sus trabajos e investigaciones tanto en el campo de la escritura como en el más periodístico que nos hace llegar con sus películas documentales. Así os animamos a sumergiros en el mundo editorial desde la escritura de  títulos que se remontan en el tiempo y otros más cercanos a nuestros días: La Madre de la Voz en el Oído (publicada en 1991, Premio Feria del Libro de Madrid). La Estrella Solitaria (editada en 2003 y con el que consiguió el VII Premio de novela Ciudad de Salamanca). El espejo negro (publicado en 2011 y con el que se alzó con el  Premio Ateneo de Sevilla); con El enigma de Tina, título con el que realizábamos un Conversa con… editado en 2012, ganó el  Premio Ateneo Ciudad de Valladolid. Aún más cercano es su libro La balada de Billy el Niño (editado en 2014);  tiene editado con Almuzara editorial el libro Melchor Rodríguez, el ángel Rojo y desde el hilo de la Memoria Histórica, también tiene y retiene el libro, El Canto del Búho. La vida en el monte de los guerrilleros antifascistas. Desde sus trabajos de pelis documentales nos acercamos a “La memoria recobrada”—en 2006-- (Argonauta Producciones y TVE), se trata de una serie de documentales de cinco episodios sobre la Guerra Civil Española; siguiéndole el pulso a la Guerra Civil Española, ese mismo año también codirigió, en ese mismo año—2006—otro documental, “Almas sin Fronteras” , que cuenta la historia de la Brigada Lincoln(producción de Diagrama Producciones y TVE). Tres años después y desde la otra faceta que surge desde la creatividad que se acopla a la aproximación a determinadas causas sociales Alfonso Domingo se acerca al fenómeno de la inmigración con el documental “Sahel, nuestra ribera” (Mali, Senegal y Burkina Faso, Argonauta Producciones). Retoma, después, su particular mirada y pulso sobre la Guerra Civil Española con el documental: “Bajo Todas las banderas. Españoles en la II Guerra Mundial” (TVE, Canal de la Historia, Argonauta Producciones y TVG).

 

 

Cazarabet conversa con Alfonso Domingo:

exhumacion-Franco-llega-novela_EDIIMA20181216_0173_5.jpg-Amigo Alfonso, ¿desde cuándo llevada esta historia entre tus, digamos, neuromas creativas?

-Desde 2015. Tras la comisión de expertos de la época de Zapatero, que recomendó una serie de actuaciones sobre el valle de los Caídos y vi que no se hacía nada, comencé a fraguar la idea en mi cabeza.  Comencé a escribir, llegué a tener 4 capítulos y luego pasaron más cosas, desde el punto de vista personal y creativo, que me hicieron aplazar la historia. Fue a raíz del anuncio de la exhumación por parte de Pedro Sánchez que pensé que me habían chafado la novela. Ahí Carmen, mi pareja, profesora de literatura, no estuvo de acuerdo. Me dijo que era precisamente el momento de retomarla. Lo pensé un tiempo, unos diez segundos, y me decidí. Y lo hice.

-¿La realidad, la de ahora en los últimos tiempos, ha estado a  punto de hacer que tu creatividad pasase a un segundo paso?, aunque supongo que hay que poner la mente en frío, los pies en el suelo y seguir adelante…

-Bueno, siempre se dice que la realidad imita al arte. Lo que está ocurriendo con la tumba de Franco roza lo esperpéntico, cuando ya tenía que haber estado resuelto el tema desde hace años. Parece que siguen alimentando nuestra capacidad de asombro. Ahora, con lo que ha pasado, estoy de acuerdo con el que afirmaba que “es más difícil sacar a Franco del Tribunal Supremo que del valle de los caídos”.

-Ponnos, por favor, un  poco en antecedentes de aquello que te inspiró a tratar este tema, el de un cadáver—dictador y represor-- exhibido en un lugar que mantenemos todos en forma de trama novelística..

-Bueno, como decía, fue la inacción del Estado, del gobierno, en hacer algo que está claro y meridiano y sancionado por la voluntad popular, que era exhumar a Franco. Esa anomalía de nuestra democracia.  No quería abordarlo desde la rabia, sino, si acaso, desde la justicia poética y el humor, aunque fuese un poco negro. Todo es muy simbólico, una banda que planea la exhumación, un niño robado que tiene el dinero para llevar a cabo el plan y vengarse así de esa forma del robo a su familia. Aunque está escrita una parte con rapidez, todo está muy pensado para producir el efecto de decir, ¡Señores, ya está bien!, no pueden mantener esa tumba del dictador ahí, en ese lugar, con ese culto a su memoria. Compárenlo con Hitler o Mussolini, sería impensable algo parecido. Y franco no fue menos asesino que ellos.

¿-Crees que  la exhumación del cadáver del dictador Franco se ha convertido en moneda mercantil de los políticos?

-Bueno, algo así ha pasado. El PSOE tenía que haber hecho eso hace mucho tiempo, incluso con Felipe González, pero claramente, no quisieron. Ahora creyeron que el tema les iba a dar rédito político y pocos problemas y se les ha complicado por ser un algo chapuceros y extremadamente legalistas. Había que haberlo exhumado y punto. Y luego que alegue la familia de un dictador que mandó matar a muchas personas y no permitió, tiempo después, que se sacaran de las cunetas a los fusilados republicanos.

-Pero estamos también ante una historia la que hay detrás de esta polémica la exhumación de Franco que “esconde” muy sutilmente otras historias tan potentes como esa…por ejemplo, la de los niños robados…¿por qué te has fijado en la historia de historias de los niños robados?

-Porque conozco un caso concreto, y porque es un claro ejemplo de cómo pasaban las cosas en el franquismo. El robo de niños siguió hasta bien entrada la democracia, pero empezó ahí, después de la guerra, por motivos ideológicos y criminales. Nadie, ni siquiera siendo muy de derechas puede negar eso, y me sirve para ver cómo cambia una persona favorecida por la cuna y la fortuna, cuando se da cuenta de que su vida es una tremenda mentira, basada en algo criminal. Como el régimen de Franco. Es también simbólico.

Alfonso Domingo.jpg-Niños y niñas robadas por una dictadura y que fueron a parar a familias afines al régimen, no sé si el común de la ciudadanía se da cuenta de lo grave que es esto y de lo protegidos estaban los que lo hacían…

-Poco a poco se irán percatando de lo que eso escondía, un régimen criminal y corrupto, donde había impunidad para los que lo hacían. Inadmisible, así como la implicación de miembros de la iglesia católica. Debía de haber un castigo ejemplar para ellos.

-Es normal la reacción de frustración, rabia contenida…y quiere, cómo te diría, ¿vengarse?, ¿nos estás contando una historia de una venganza?

-Sí, es una venganza, pero realizada con frialdad, astucia, imaginación y mucho humor. En el fondo es dar la idea para que se pudiera hacer de todas maneras. Esa fue mi primera premisa, para que la novela fuera buena, tenía que demostrar que era posible hacerlo. Hay otras maneras que barajé en el proceso de documentación y escritura y luego deseché. Hay muchas horas hablando con mucha gente, técnicos de todo tipo.

-Le da por exhumar el cadáver…me parece un poco rocambolesco, pero tiene cierta lógica…y en un primer momento hasta  me da cierta risa…

-Es una venganza tanto hacia Franco como a sus partidarios, que eran tan nefastos como él. Alfredo, el niño robado, se quiere vengar de su padre juez, de sus creencias y de ese régimen criminal. Aún cree en la justicia, aunque, como afirme, a veces para hacer justicia te tienes que saltar la ley. Y sí, da risa, porque eso es algo que les desarmará siempre a los franquistas. Son absolutamente ridículos, por no decir cómplices de un régimen criminal.

-Pero lo hace como deben hacerse estas cosas y como se hacen pocas veces con un sigilo y una discreción que no deja de espetar un rotundo revés a todo, ¿verdad?

-Bueno, es el camino de los protagonistas, y ese sigilo sería necesario si fuera de verdad, es una operación complicada, una misión imposible mezclada con Buñuel y Berlanga. 

-Aunque si se hace una cosa para reivindicar otras o incluso para vengarse, lo suyo es decirlo, es mostrarlo, ¿no?

-O no. El protagonista y la banda que lo secunda, quiere dejar un mensaje en la tumba vacía de Franco. Ahí reside el golpe final de la novela. Es una venganza “en diferido”.

-Pero para hacer lo que se ha hecho…para robar el cadáver de Franco y para que la lectora y el lector, lo entiendan…lo aplaudan desde su acomodo lector; eso, esa especie de complicidad solo se da cuando la justicia se ha ausentado…

-Es una novela de intriga, que parte de la base de una fragrante injusticia, y que se desarrolla en varios ámbitos. Por un lado demostrar que es posible hacerlo, y por otra, que es justo hacerlo. Aunque sea en la ficción. Desde que salió el libro he dicho que soy el único español que ha exhumado a Franco, al menos en la ficción. Es necesario quitarse esa losa que lleva encima de nuestras cabezas tantos años, como digo en la novela.

cp-2019-06_a-tumba-abierta-1030x570.jpg-¿Por qué, amigo Alfonso, detrás de tus historias noveladas hay mucho más que lo que escribes y muestras…hay reivindicación, hay fuerzas que luchan, está esa intencionalidad, casi camuflada, para que nosotras y nosotros lectores nos pongamos a leer y a indagar sobre los temas que planteas…sobre lo que va surgiendo?

-Bueno, creo que es la condición humana lo que me fascina. Yo he tenido que leer mucho, que investigar, y se lo ofrezco a mis lectores, no sólo esas historias de gente cercana que era desconocida, sino esa manera que han tenido de encarar la vida y sus dificultades, el conflicto de vivir (si lo quieres hacer con dignidad, con justicia, con amor y humor). Si los que lo leen quieren indagar más y proseguir la búsqueda, me parece maravilloso. Y yo estaría contento.

-Eres un engatusador en el ejercicio de la escritura---risas--, ¿no te lo habían dicho nunca?; bueno para escribir novela eso debe de ser una constante, pero es que tú por encima de todo, me da, (corrígeme si me equivoco) que eres un periodista, un contador de buenas historias a las que miras y remiras, del anverso y del revés, y que luego nos pones en nuestras manos…

-Bueno, eso me halaga mucho, mi ego te lo agradece enormemente. Sí, quiero contar buenas historias, historias que me conmueven, historias donde se mezcla el bien y el mal, los infinitos tonos grises de la vida, nuestras grandezas y miserias. En fin, eso me llevó al periodismo, después al documental (mis patas en la realidad) y a la literatura, donde me dejo llevar no sólo por las buenas historias, sino por mi fantasía e imaginación. Tengo la impresión de que todo lo que he vivido por esos campos de batalla, por el mundo, me ha servido y me sirve para escribir. Ya no me considero periodista, pero me dio una buena base. Eran otros tiempos, ahora olvídate.

-¿Hay que escarbar, escarbar y volver a escarbar en la historia, el pasado y todos sus efectos colaterales para que estas historias inspiradas, también las basadas se sostengan desde una novela que, a la vez, entretiene mucho?

-Hay que escarbar o destilar, pero hay que armar alrededor algo válido, desde el punto de vista literario. Jamás hay que caer en el panfleto. Creo que en estos temas nos ha faltado humor, justicia poética, y creo que hay que hacer un poco de literatura gamberra.

D4DeC4jWsAAoBEx.jpg-Pero tú viviste, “in situ”, la dictadura, la transición….y de esto, en torno a este período político y social, tendrás tu propias vivencias,  y  reflexiones, ¿verdad?, ¿qué nos puedes decir?…Esencial esto para construir el escenario donde transcurre la trama, ¿es así?

-He vivido muchas cosas en mi vida. Tengo 64 años, he vivido los estertores del franquismo, en la universidad, donde se luchaba contra la dictadura. Luego he trabajado en periodismo desde la época de la transición, y he visto y vivido muchas cosas, claro. Quizá no se había podido hacer de otra forma, pero pasados unos años de la democracia había que haber solucionado cosas que aún están pendientes, como la exhumación de las fosas, las expropiaciones franquistas, el robo de niños, el valle de los caídos, los nombres de las calles, entre otros. La izquierda, el PSOE y también Izquierda Unida (antes el PCE, etc.) han tenido mucha culpa en eso y han hecho dejación de estos temas. Claro que vino el 23-F y demás, pero no ha habido verdadera voluntad política de cambiar estas cosas. Es desde luego importante esto para la trama, porque si todo se hubiera hecho bien en este país esta novela no existiría.

-Y he aquí que tanto escarbar y documentarte para enseñarnos y ponernos negro sobre blanco la “operación Chaplin” que sí que tenía planteado el cómo se hubiese tenido que exhumar el cadáver de Franco…y aquí, introduces al cerebro de la trama rodeado de una especie de “banda”…esto te exige retratar a muchos personajes—en el conjunto de la obra—y hacer que la novela sea coral y también muy, muy dinámica. ¿Qué nos puedes decir?

-Que quería que a Franco lo sacara un grupo de personas representativas de varios aspectos de la sociedad: un niño robado, una mujer, un músico extranjero, un joven informático,  unos figurantes de teatro, y hasta un mago. Y que interaccionaran entre ellos en esa operación, que se reflejaran diferentes puntos de vista con un objetivo común: sacar a Franco.

-¿Cómo te planteaste el desarrollo de la trama una vez esta estaba planteada? , te lo pregunto desde el punto de vista del ritmo que le infieres a la trama, de la voz y la fuerza que repartes entre los personajes…

-Bueno, siempre pensé que no debía hacer un panfleto, ni poner un exceso de documentación. Metí  a mi amigo Nicolás Sánchez Albornoz con el que había hablado varias veces de su estancia en el valle de los caídos, porque además de ser historia viva es un hombre con mucha sapiencia y mucho humor. Y luego, lo increíble es que en jornadas de escritura maratoniana para terminar la novela en seis meses, todo fue casando, los personajes y la trama se fundieron e incluso cuando realizaba hallazgos, yo mismo me reía. En la soledad de la noche, frente a mi ordenador, me imaginaba viviendo lo que estaba contando y sus preguntas, respuestas, situaciones, diálogos, y había momentos en que me reía solo. Me decía: si me hace gracia a mí, seguramente también a los demás.

 

 

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