Cazarabet conversa con... Silvia Isábal Mallén, autora de “La Estación de Riegos de Binéfar”
(Centro de Estudios Literanos / Centre d’Estudis Lliterans)
El nuevo
monográfico del Centro de Estudios Literanos dedica
su número 4 de la Serie Humanidades a “La Estación de Riegos de Binéfar”, escrito
por Silvia Isábal Mallén.
Silvia Isábal Mallén (Binéfar, 1963) es una escritora e
investigadora centrada, especialmente, en la historia de la comarca de la
Litera (Huesca)
Ha publicado los
siguientes libros:
·
La
industrialización de Binéfar (desde sus comienzos hasta 1975), Asociación de
Empresarios de La Litera (2015)
·
Manuel
María Coll: una vida de compromiso entre Binéfar y América. Instituto de
Estudios Altoaragoneses (2019)
·
Los
que se iban en septiembre. La emigración procedente de Teruel en la Litera. Instituto de
Estudios Altoaragoneses (2024)
·
La Estación de Riegos de Binéfar. Centro de
Estudios Literanos (2025)
Además escribe artículos tanto para medios de comunicación
como para el Centro de Estudios Literanos, asociación
de la que es vicepresidenta y responsable de su servicio de publicaciones.
También participa en charlas y exposiciones sobre la historia de su comarca.
Ya hemos “conversado”
en dos ocasiones anteriores con Silvia Isábal:
|
La industrialización de Binéfar. Desde sus comienzos hasta 1975 |
Silvia Isábal
Mallén |
Centre d'Estudis
Lliterans |
11/11/2024 |
|
|
Los que se iban en septiembre. La emigración procedente de
Teruel en la Litera |
Silvia Isábal
Mallén |
Instituto de Estudios Altoaragoneses |
02/07/2024 |
Cazarabet
conversa con Silvia Isábal Mallén:
-Silvia,
coméntanos, ¿el porqué de este libro y qué es aquello que te ha motivado a
investigar sobre la Estación de Riegos de Binéfar?
-El edificio que
fue Estación de Riegos de Binéfar ha servido durante los últimos años como sede
administrativa de la Comarca de La Litera/La Llitera,
sin embargo, en diciembre de 2023, unos problemas estructurales provocaron unas
fugas de agua que aconsejaron su desalojo y eso ha provocado una cierta
incertidumbre sobre su futuro. Yo ya tenía algunos datos sobre él, así que
pensé en seguir investigando para convencer a los responsables de su necesaria
rehabilitación a partir de la consideración de edificio histórico.
-Porque esta Estación es todo un hito
en el terreno agronómico de la época, ¿verdad? ¿Por qué fue un hito y por qué
fue esta estación de riegos fue tan importante?
-En un primer
momento fue el único centro agronómico estatal de la provincia. Eso significa
que cualquier agricultor oscense que necesitara consejo sobre cómo combatir una
plaga, cómo acometer determinadas infraestructuras, saber qué portainjertos
americano era el más adecuado en su terreno… o bien quisiera realizar análisis
de tierras o de abonos, tenía que recurrir forzosamente a ella. Ya
posteriormente, en la década de los 30, la naturaleza de sus experimentos sobre
riegos resultó pioneras e inspiraron líneas de investigación que se extenderían
a todo el país.
-Dices que no ha resultado sencilla la
tarea de documentación, ¿y eso?, entonces, ¿cómo te lo has hecho? ¿Este libro
es como historiografiar el palpitar de la Estación de
Riegos de Binéfar a través de la huella que dejó en la prensa y en sus
crónicas? ¿En qué publicaciones dejó más huella en las de carácter general o en
las especializadas?
-La verdad es que
no hay documentación de primera mano. En nuestra comarca, la guerra Civil
destruyó todos los archivos, y tampoco en la Confederación Hidrográfica del
Ebro se ha encontrado documentación sobre ella, así que ha habido que recurrir
a hemerotecas y también a comprar publicaciones antiguas de la época en las que
sabía que podía haber algún artículo escrito por los ingenieros directores de
la Estación. Los de la primera época se prodigaron mucho en la prensa general,
porque se sirvieron de ella para realizar una importante tarea de divulgación
entre los agricultores y, en ese sentido, la hemeroteca del Diario del Altoaragón
ha resultado fundamental. Además, como la Estación era un centro importante
dentro de la provincia, las tareas que se realizaban en ella tenían eco en la
prensa provincial, que también solía reproducir artículos de las publicaciones
que se editaban en ella.
Sin embargo, cuando
en la segunda mitad de la década de los 20 ingresó en el Instituto Nacional de
Investigaciones Agronómicas y Forestales, o, lo que es lo mismo, pasó a
convertirse en un centro eminentemente científico, esa presencia en la prensa
general disminuyó (aunque no desapareció del todo) para prodigarse en forma de
artículos más técnicos que aparecían en revistas de carácter más especializado,
como el Boletín del citado instituto, el de la revista de la CHE y otras
editadas por el Ministerio de Agricultura. He localizado incluso artículos que
aparecieron en revistas especializadas editadas en el extranjero.
-Destacas
mucho, ya en la introducción y más adelante lo mucho que te han ayudado el
archivo de fotos encontradas en la Confederación hidrográfica del Ebro.
Háblanos de ello, por favor…
-Es que ha sido
como un milagro, porque cuando comencé la investigación yo era muy consciente
de que la publicación iba a quedar muy justa a nivel gráfico. Y de repente, y
gracias al interés de Fran Perla, del Archivo de la CHE, aparecieron más de 70
fotos de una calidad extraordinaria. Todavía recuerdo que me envió un correo y
me dijo: “¿te interesan?”, a lo que contesté: “mato por ellas”. Y es que no
solo aportan información (hasta ahora desconocíamos el aspecto que tenía en las
primeras décadas, por ejemplo), sino que también contribuyen a dar veracidad a
mis informaciones. No es lo mismo que yo diga que la Estación estaba bien
dotada de maquinaria agrícola, que poder comprobarlo gracias a las imágenes; de
la misma forma que no es lo mismo describir el moderno laboratorio hidráulico
que poder admirar sus instalaciones. Esas imágenes constituyen por sí solas un
gran aliciente a la hora de leer el libro.
-Si te parece ya nos metemos de lleno
en la Estación de Riegos de Binéfar ¿Cómo fue su creación y su génesis?, ¿nace
desde las necesidades de la gente que se dedicaba a la agricultura y
ganadería—sector primario-- en la comarca de la Litera?
-Cuando estaba a punto
de bajar el agua por el canal de Aragón y Cataluña, los agricultores de Binéfar
eran muy conscientes de dos cosas. En primer lugar, de que tenían que acometer
una serie de infraestructuras básicas como nivelaciones, abancalamientos y
construcción de acequias secundarias y, en segundo, de que se les abría un abanico enorme de posibilidades como la
introducción de la ganadería (prácticamente inexistente hasta entonces) y
nuevos cultivos como forrajeras o frutales, aunque para eso tendrían que
utilizar abonos y nueva maquinaria. Y todo esto, en una zona que había sido
secularmente de secano, iba a ser complicado. Como también sabían del esfuerzo
que estaba realizando la Administración para modernizar una agricultura anclada
en el pasado con la creación de centros experimentales y de demostración, se
dirigieron al Estado para solicitar uno, y como este era el primer interesado
en justificar el enorme presupuesto invertido en el canal, se los concedió.
-¿Cómo
estaba estructurado el sector primario a principios del siglo XX en la comarca
de La Litera?; imagino que muy parecido, en muchos aspectos, al de otros
lugares, pero con sus diferencias, ¿qué nos puedes comentar? ¿Cómo ha sido
durante los años la convivencia de los agricultores y ganaderos en torno a la
Estación de Riegos de Binéfar?
-A principios del
siglo XX la miseria era grande en la Litera. Llevaban tantos años de sequía que
la pobreza igualaba a los grandes terratenientes con los pequeños agricultores.
Por eso la impaciencia por regar era enorme, y en ese sentido la Estación de
Riegos fue de gran ayuda porque les guió, les
aconsejó, les enseñó e incluso potenció el asociacionismo entre ellos, la
creación de alguna industria agroalimentaria y las primeras actividades
ganaderas.
-El
hecho de tener el privilegio del canal Aragón y Cataluña y sus canalizaciones y
distribución de agua mediante acequias de mayor a menor tamaño le venía bien a
Binéfar ya toda la comarca de La Litera, ¿verdad?
-Es que sin el
canal de Aragón y Cataluña no se puede entender la economía literana
actual (al menos de lo que llamamos Baja Litera). Gracias a él hemos pasado de
una economía basada en cereal, olivo y vid, a una ser una potencia ganadera
productora de forrajes con importantes industrias alimentarias. Yo creo que los
literanos de comienzos del siglo XX eran muy
conscientes del potencial de la comarca, de ahí que no quisieran perder el
tiempo y apostaran por comenzar esa transformación cuanto antes.
-¿Qué
son las estaciones agronómicas en definición y las granjas experimentales?; ¿en qué se diferencian unas
de otras, solamente en la labor docente que se desarrollaba en las últimas?
-Básicamente sí.
En las granjas se enseñaba, en las estaciones no. El ejemplo más cercano lo
tenemos en la Granja Experimental de Zaragoza. Por lo demás, tanto en
estaciones como en granjas se investigaba y divulgaba, y ambas contaban con
laboratorios, aunque las estaciones solían estar especializadas en una materia
concreta (naranjas en Levante, manzanas en Asturias, vino en Rioja...). Sin
embargo, aunque esa era la definición oficial, lo cierto es que al centro de
Binéfar se le ha denominado múltiples veces como “Granja de Binéfar”, a veces
incluso desde organismos oficiales.
-¿Cómo
era y cómo fue concebido el proyecto de la Estación de Riego de Binéfar?
-Fue concebido
como un centro agronómico dotado de los recursos necesarios para poder ayudar a
los regantes. Por esa razón contaba con abundante maquinaria agrícola, y es que
se experimentaba con diversos cultivos a los que se aplicaban diversas técnicas
para saber cuál era la más eficaz en la zona. También contaba con una estación
meteorológica (la segunda de la provincia, tras la del Instituto de Huesca),
para establecer el régimen de lluvias y la temperatura y un laboratorio para
realizar análisis de tierras y de abonos. Tenía también un pequeño establo, un
parque avícola de notables dimensiones y conejares. Además de eso, estaban los
despachos y dependencias del personal.
Cuando su
actividad viró hacia la investigación, esas instalaciones resultaban pequeñas,
por eso, cuando se hizo cargo de ella la CHE en 1933, se ampliaron, dotándose
además de un moderno laboratorio de hidráulica que comenzó a estudiar una
cuestión fundamental como es determinar la cantidad de agua que necesita un
cultivo concreto para ser productivo.
-¿Las
instalaciones, para las exigencias de la época, estaban bien pensadas y se
fueron consiguiendo sus hitos? Luego conforme pasaban los años y había otras
necesidades: ¿se fue haciendo un buen mantenimiento y se han actualizado las
mismas?
Hay que pensar que como establecimiento investigador, su actividad terminó
hacia mediados de la década de los 50. A partir de ese momento, entró en un
periodo de declive en el que fue oficina auxiliar de la CHE, sirvió como vivero
de frutales y se realizaron experiencias de estabulación de ovino y porcino.
Luego, en 1990, comenzó a albergar servicios de la Mancomunidad de La Litera
(después serían de Comarca de La Litera/La Llitera) y
algunas prácticas de educación medioambiental, pero ninguna
de estas actividades supusieron ningún cambio estructural importante,
simplemente se hicieron servir las instalaciones tal y como estaban,
adaptándolas con un mínimo de inversión a las necesidades que iban surgiendo.
De esta forma, todavía se pueden contemplar el invernadero de cristal creado en
los años 30, algunas puertas y ventanas originales, el alicatado original del
laboratorio, un depósito de agua, la acequia para medir aforos…
-¿Se
investigaba o “se realizaban ensayos” en la Estación de Ensayos de Riegos?
¿Podían los ingenieros agrónomos sacarle partido a la estación de riegos y
hasta qué punto?
En un primer
momento básicamente se realizaban ensayos, y ya en la década de los 30 se
investigaba, aunque nunca se dejó de “ensayar” con nuevos cultivos. Los
ingenieros agrónomos que estuvieron al frente, especialmente Pedro Navarro de
Micheo y Luis Cavanillas Rodríguez, fueron personas
muy concienciadas de la misión de la Estación como centro agronómico de
referencia y se involucraron totalmente en el tema de la productividad de los
regadíos, no solo en el del canal de Aragón y Cataluña, sino también en los del
Alto Aragón, por los que trabajaron también de forma activa.
-¿Cómo
fueron las diferentes etapas que vivió la Estación de Riegos de Binéfar?;¿qué
hilo conductor o hilos conductores tienen en común y hacia dónde van?
He dividido el
libro en capítulos que abarcan las diferentes etapas que vivió la Estación de
Riegos, un poco coincidiendo también con la figura de su director. En resumen son los siguientes:
· 1910-1920. Bajo
la dirección de Pedro Navarro, fue la época dedicada a servir de guía al
agricultor.
· 1920-1926. Una
época muy inestable por falta de director, aunque entre 1924 y 1925 estuvo al
frente Joaquín de Pitarque y Elío, otro gran divulgador, que solamente estuvo
unos meses al frente de la Estación
· 1926-1936. Con
Luis Cavanillas en la dirección, la Estación ingresa
en la élite de los centros agronómicos españoles y ve potenciada su labor
investigadora. En 1933 su gestión es asumida por la CHE, que modifica su
aspecto e invierte en las líneas de investigación que se estaban llevando a
cabo. Ingresa también en la sección española de la International Union Soil Science (IUSS)
· La guerra Civil.
Convertido en hospital de la colectividad
· 1940-1980. Se
continúan los estudios de evapotranspiración de las plantas, aunque dirigidos
por Joaquín de Pitarque al frente, ya que Luis Cavanillas
aprobó las oposiciones de profesor de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de
Madrid. El Instituto de Edafología del CSIC y el INIA se interesaron por los
estudios que se llevaban a cabo en Binéfar y estos acabaron teniendo una
dimensión nacional al extenderse por varios centros de todo el país. Concluidos
los experimentos, la CHE mantuvo el centro para diversos cometidos, aunque
ninguno de relevancia, comenzando así su declive.
· 1980-Actualidad.
Las instalaciones de lo que fuera la Estación de Riegos ha servido como sede de
la Comarca de La Litera/La Llitera, ha albergado
servicios de protección civil, cuenta con un aula de formación y se han llevado
a cabo varias prácticas de educación medioambiental.
Se puede
comprobar que si hay un hilo conductor común a todas las etapas es precisamente
el servicio público, que está detrás de todas las actividades que han tenido
lugar en la Estación de Riegos.
-Pero
siempre es como si resaltase más por su gran abanico de particularidades el
sector agrícola, ¿verdad?
-Es que realmente
fue el más relevante. Como he dicho, en la Litera somos lo que somos gracias al
agua, entonces, que un centro enseñara a regar a nuestros abuelos y que les
mostrara el camino de la transformación de las tierras, y que posteriormente
fuera pionero en llevar a cabo estudios de eficacia del riego, ha dejado un
legado del que todavía somos deudores.
-¿Cómo
discurre la política y la actividad socio política y socio económica que pasa
por las diferentes etapas de la Estación de Riegos de Binéfar? Porque en la
Estación de Riegos, ¿se notaba la tensión socio política?
-Yo
particularmente creo que no, salvo quizá en el periodo preguerra, guerra y
posguerra, porque algunos trabajadores estaban afiliados a sindicatos y al
terminar la guerra se enfrentaron a las purgas que vivió todo el cuerpo de
funcionarios estatales. Por otro lado, al estallar la guerra, la Estación se
quedó en zona “roja”, mientras que las oficinas centrales de la CHE en Zaragoza
estaban en zona nacional.
Lo cierto es que
al ser un organismo estatal (primero dependiente del Ministerio de Agricultura
y después del de Fomento), estaba un poco al margen de la política y economía
locales.
-¿Y
los típicos conflictos que se dan entre regantes cómo se visualizan o cómo los
has visualizado porque quizás no esté documentado, pero sí como ciudadana hayas
podido “captar” algo o te han comentado, ¿qué nos puedes contar?
-Conflictos entre
regantes hay y habrá siempre, y ahí están las figuras de los “jurados de
aguas”, encargados de velar por la aplicación del derecho consuetudinario y la
tradición. Sin embargo, hay que decir que los regantes de Binéfar, en el
momento de constituir su sindicato de riegos, mostraron una gran unidad y que
solicitaran la construcción de la Estación de Riegos es una prueba de ello.
-Volvemos a las diferentes etapas: ¿la
tercera etapa es la más “productiva” con mucha más innovación y casi podríamos
decir revolución?
-Para mí sí, por
la naturaleza pionero de los estudios que se realizaron. Hoy en día, una
búsqueda rápida por Internet demuestra lo fundamentales que han resultado (y
resultan) los lisímetros en el estudio de la evapotranspiración de un cultivo,
siendo una herramienta clave para la agricultura sostenible y la gestión
ambiental. Que en los años 20 se utilizaran ya en Binéfar con esos mismos
fines, cuando por el resto de España se extendieron durante las décadas de los
40 y los 50, dice mucho a favor de Luis Cavanillas
Rodríguez, que se basó para su uso en los estudios realizados en una estación
experimental americana. También se realizaron estudios pioneros de la salinidad
de la tierra, que afecta a muchos nuevos regadíos, y los del canal de Aragón y
Cataluña no eran una excepción.
-Termina
al estallar la Guerra de España que estalló a raíz del Golpe de Estado del 36 y
que tuvo al territorio sumergido en una Guerra de tres largos años…¿cómo le afecta esto a la Estación de riegos de Binéfar.
-Realmente esa
tercera etapa tuvo continuidad después de la guerra, cuando se retomaron los
experimentos. Pero la guerra supuso un paréntesis importante en su trayectoria.
-¿Y
cómo discurre la guerra en la Estación de Riegos? ¿Cómo se recupera la estación
de riegos de la Guerra Civil?
-En Binéfar,
cuando estalló la guerra e igual que en otros muchos sitios, se ensayó otra
forma de sociedad en la que los medios de producción debían explotarse
colectivamente, apareciendo las colectividades anarquistas. Binéfar, además, se
convirtió en la sede de la Federación Comarcal de Monzón. Uno de sus logros más
importantes fue la creación de un hospital que llevó por nombre "Casa
Salud Durruti" y que ocupó las dependencias de la Estación de Riegos. Se
trató de un moderno hospital que contaba con un quirófano y moderno
equipamiento, en el que se llevaban a cabo consultas de ginecología y
obstetricia, pediatría, psiquiatría, otorrinolaringología, enfermedades
venéreas, traumatología... Sin duda fue un gran avance social para las gentes
de la comarca aunque, lamentablemente, funcionó poco
tiempo. Gracias a las fotos cedidas por la CHE, sabemos además que se hicieron
cambios estructurales en los edificios, levantando una de las naves laterales
que se comunicó con el edificio central gracias a un pasadizo volado.
A la entrada de
las tropas franquistas, el edificio fue sede de un acuartelamiento militar y de
una unidad de automovilismo militar y en 1939 el centro fue recuperado por la
CHE. Tras nuevas obras, el centro recuperó el aspecto que tenía antes de la
guerra.
-El régimen dictatorial, ¿cómo se da a
conocer en la Estación de Riegos de Binéfar? Una vez en democracia, ¿cómo le
afecta ésta a la Estación de Riegos de Binéfar?
-Siendo como era
propiedad de la CHE, y por tanto de titularidad estatal, realmente las
influencias que pudo haber se manifestaron a través de las políticas de esa
entidad, que progresivamente fue menguando el que fuera un potente servicio
agronómico responsable de los centros de Almudévar y Ejea de los Caballeros, el
Vivero Frutal de Monzón, la Estación de Riegos de Binéfar y la finca de La Melusa. Fruto de ese desmantelamiento, el centro binefarense entró en declive hasta que, gracias a la cesión
de la CHE, el Ayuntamiento de Binéfar pudo utilizarlo para alojar diversos
servicios, entre ellos la sede administrativa de Comarca.
-Y hasta ahora con las
automatizaciones y demás se habrá vivido una auténtica “revolución”, ¿no?
-El área regable
del canal de Aragón y Cataluña es pionera en el uso eficiente y moderno del
agua gracias a la digitalización y la modernización de los sistemas con el uso
de la IA, sensores para la gestión en tiempo real y la inversión en energías
renovables para alimentar el sistema. Sin embargo, no debemos olvidar que todo
lleva un proceso, y en este caso, el primer lugar donde se planteó la necesidad
de usar exactamente el agua que necesitan los diferentes cultivos en cada una
de sus etapas vitales, fue precisamente la Estación de Riegos de Binéfar.
-Me decían el otro día cuando
comentaba que tenía que realizarte una entrevista que la Estación de Riegos de
Binéfar es pionera, un ejemplo a seguir y una avanzada a su tiempo. ¿Qué tienes
que decir, lo compartes?
-Lo comparto
totalmente, aunque lo curioso es que era una historia completamente
desconocida. El hecho de que su época de esplendor terminara a mediados de los
50 y que se publicaran los resultados que se obtenían en revistas
especializadas, hizo que no quede nadie consciente de la importancia que tuvo.
-Este estudio sobre la Estación de
Riegos de Binéfar se ha publicado, como un monográfico, por el Centro de
Estudios Literanos/Centre d´Estudis
Lliterans en su serie de humanidades y en el nº4,
¿cómo ha sido esta colaboración?
-El Centro de
Estudios Literanos vela por el patrimonio de nuestra
comarca y hay que remarcar que la Estación de Riegos forma parte de ese
patrimonio, concretamente del patrimonio científico, por lo cual era un tema
que entraba perfectamente dentro de sus objetivos. Por eso, en cuanto planteé
la posibilidad de escribir esta historia fueron totalmente receptivos a
publicarla. Me siento profundamente agradecida a los miembros de la Junta
Rectora del Cellit, que además han estado
involucrados en la gestión del libro en todo momento.
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Cazarabet
Mas de las Matas
(Teruel)