Cazarabet conversa con...   Javier Fernández López, autor de “Mi abuelo” (Prensas de la Universidad de Zaragoza)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Javier Fernández López vuelve a la carga, ahora, como novelista, casi a modo de narrador y cronista, de los tres últimos años de la vida de Franco y de su dictadura…lo hace con el título de Mi abuelo.

Una buena propuesta literaria que es una especie de alegato a la dignificación de los represaliados, fuesen como fuesen. De la dictadura y de sus víctimas…

Está editada por la colección de Literatura de Prensas Universitarias de Zaragoza.

En este enlace podéis encontrar el resto de libros de esta colección:  https://puz.unizar.es/254-literatura

La sinopsis del libro: Los tres últimos años de vida de Franco. Una pandilla de amigos en plena adolescencia. Una madre viuda y un abuelo llegado ilegalmente a España desde Bolivia, donde ha pasado gran parte de su exilio. Un profesor británico que quiere conocer de primera mano las vivencias del que fuese coronel y mano derecha del general Rojo en la Guerra Civil (1936-1939).

Todo eso y mucho más se lee en esta novela apasionante, escrita con la agilidad habitual en el autor. Recomendable para quienes ya tienen una edad y quieren recordar aquellos años y sus vivencias con sus abuelos. También para los más jóvenes, que podrán descubrir en sus páginas lo que fue el franquismo y la Guerra Civil, que hoy, más de ochenta años después de su finalización, nos sigue condicionando.

Dice Prensas Universitarias de Zaragoza del libro: Mi abuelo es la última novela de Javier Fernández López, escritor de 26 libros, 10 de ellos de autoría individual, como el famoso Diecisiete horas y media: el enigma del 23-F o el muy leído De Fernando VII a Felipe VI: la historia de España en los siglos XIX y XX a través de sus constituciones. Es su obra más personal, pero no autobiográfica. De lectura recomendada para abuelos y nietos: todos ellos encontrarán en estas páginas una historia apasionante, con varios protagonistas muy potentes. Franco, la Guerra Civil, el exilio, las pandillas juveniles, todo esto y mucho más lo descubrirán leyendo el libro.

El autor, Javier Fernández: Javier Fernández López. Nació en María de Huerva (Zaragoza), dos hijos y dos nietas. Teniente coronel del ET y doctor en Derecho con premio extraordinario. Ha sido profesor de la Academia General Militar y de la Facultad de Derecho de Zaragoza. Actualmente lo es de la Universidad de la Experiencia. Ha sido presidente de la Fundación María Domínguez y, desde 2016, es presidente de la Asociación Aragonesa de Escritores. De 2004 a 2012 fue delegado del Gobierno de España en Aragón. Algunos de sus libros más conocidos son El rey y otros militares; Sabino Fernández Campo: un hombre de Estado; Diecisiete horas y media: el enigma del 23-F; General Vicente Rojo: mi verdad; Militares contra Franco: historia de la UMD; De Fernando VII a Felipe VI: historia de los siglos XIX y XX a través de sus constituciones. Su última novela publicada lleva por título Yo soy Efe Efe.

El autor ya ha estado más veces con nosotros: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/aragonenguerra.htm

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/amantegeneral.htm

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/yosoyefeefe.htm

 

 

 

Cazarabet conversa con Javier Fernández López:

-Javier, pensabas que Mi abuelo tendría que ser una novela que desde diferentes miradas realizase un ejercicio de memoria histórica que dignificase a los que hasta no hace mucho no han tenido voz…

– En efecto, tal como planteas en tu pregunta, hay diferentes miradas y un repaso a la memoria histórica. Diferentes miradas porque hoy, muchos años después, una mayoría no ve la guerra civil como un partido de fútbol, en el que uno gana y otro pierde, hay muchos matices y creo que es bueno que, sobre todo los más jóvenes, pongan su mirada desde diferentes puntos y así, al final, tendrá un cuadro mucho más verosímil. Y memoria histórica, por supuesto, el pasado está ahí y debemos seguir mirando hacia él. Para construir un futuro mejor debemos conocer el pasado, es imprescindible.

-Porque la historia, en este país---como en otros, pero nosotros estamos en este--- la han escrito y la siguen reescribiendo los vencedores…

-– Afortunadamente creo que ya no es así, hoy hay muchas miradas y las más profesionales se van imponiendo. Hoy a Pío Moa solo lo sigue la ultraderecha francesa de Zemmour.

-De todas formas, como creo recordar desde otras novelas tuyas, te sale una historia muy coral, ¿no?

-– Sí, y me alegra que lo destaques. Guerra civil, últimos años de Franco, necesariamente los protagonistas deben ser varios, es una historia coral porque no podría ser de otra manera. Y más si queremos poner la vista en dos personajes tan alejados en edad y en vivencias. Por supuesto que mi forma de escribir también cuenta y tiendo a esa clase de narraciones.

-Lo que le da, le otorga a la lectura, una agilidad narrativa que se agradece…¿podríamos decir que es un rasgo tuyo como narrador, como escritor que te sale casi de manera innata?

– Claro, es así. Ya he escrito muchos ensayos donde la lectura es más complicada, ahora quiero llegar a un público más amplio y para ello la facilidad en la lectura es obligada, quiero que un muchacho de 17 y un señor de 82 la puedan leer con agrado.

-Pero en este país parece que la gente se resiste a hacer un ejercicio pleno de memoria histórica…te dicen que hablar de la guerra, escribir sobre ella o buscar a nuestros abuelos y familiares es reabrir heridas cuando, creo, que es justamente poner el hilo a la aguja que los remendará, ¿no?

– Creo que cada vez menos, pero sí es frecuente oír eso de que escribir o leer sobre la guerra es reabrir heridas, una gran falacia ya que las heridas están ahí y estudiar lo que pasó contribuye a que se cierren. Quienes hacen esa afirmación son los que no quieren que se sepa nada más, ellos están satisfechos y eso es lo que les importa.

-Javier, ¿qué se ha hecho mal o qué se hubiese podido hacer mejor para entender que este país necesitaba de muchas transiciones dentro de una misma transición para llegar va todas y a todos…?

– Ver la transición desde el hoy y el aquí es sencillo, lo complicado era estar allí y tomar decisiones. Por supuesto que desde la óptica del estudio muchas cosas se podrían haber hecho de otra forma y, tal vez, mejor, pero hay que recordar a quienes lean estas líneas que en el mundo universitario, europeo y estadounidense, se consideró a nuestra transición como modélica. Nunca antes en nuestro mundo se había transitado desde un régimen político dictatorial a otro democrático por la vía de la reforma acabando en la ruptura. El posible desencanto, que lo hay, en nuestros días con la transición viene, es mi opinión, más de lo que se ha tenido que hacer, construir todo un entramado jurídico y político, que de lo que se hizo. Se suele acusar a la constitución de defectos que no son tales, son los actores, políticos y otros, los que llevan a la percepción de que aquello estuvo mal hecho cuando el análisis nos debería centrar en lo que ahora se está haciendo mal.

-Desde luego la literatura—como otras artes—contribuyen y deben contribuir a asentar que se dignifique la memoria histórica y es lo que parece que pretendes con Mi abuelo, ¿no?

– Por supuesto, la literatura puede ser muy   útil. La historia de   una pandilla de amigos adolescentes se puede situar en 1973 o en 1987 y su familia puede ser franquista o republicana. La sensibilidad del autor y la perspicacia del lector forman un dúo que tiene que ir ayudando, o no, a lo que terminará siendo una parte más del conjunto.

  -Los personajes en tus narraciones, amigo Javier, hacen como “amortiguadores” a la dureza que nos planteas…

– Sí, estoy muy de acuerdo con la palabra que utilizas, amortiguadores. El objetivo del autor es contar una historia, pero puedes sembrarla de sangre y odio o, por el contrario, sin quitar ni un ápice del objetivo a conseguir, hacerla más llevadera y los personajes ayudan, por supuesto. Cuando comencé a escribirla tuve mis dudas, pero el resultado con esos adolescentes creo que ha sido afortunado.

-Todas u todos tenemos un abuelo versus “Mi abuelo” que pueblan nuestros días, ¿verdad?

– Real o imaginario, pero todos soñamos con tenerlo. Y quienes somos abuelos aspiramos a que algún día nuestros nietos nos vean algo idealizados tal como ocurre en esta novela. Algún buen amigo, tras leerla, me ha dicho que deberíamos crear una ONG “abuelos sin fronteras” para socorrer a los que no tienen nietos y quisieran tenerlos.

-Quizás por eso este libro pueda emplearse en las aulas como una herramienta pedagógica desde la que explicar qué fue el franquismo y qué significó la Guerra Civil…,¿no?; ¿qué te parecería?

– Pues muy bien. Los que hemos sido, o seguimos siendo, docentes, no podemos evitar la tentación de estar siempre con la antena puesta en búsqueda de instrumentos pedagógicos y una novela puede serlo, claro que sí. No soy yo quien debe tomar esa decisión, pero por mi parte la predisposición es total, me encantaría hablar con muchachos de 16, 17, 18 años sobre el contenido de la novela con la tutela del profesor de literatura o de historia.

-¿Por qué nos tenemos que callar , todavía, a día de hoy ante una discusión que va subiendo de tono los que defendemos que se dignifique de una vez y con la cara bien alta las políticas para con la Memoria Histórica?—perdona es una pregunta un poco reiterativa, pero quizás nos puedas ampliar la respuesta o darle otra perspectiva  a la misma….----

– Con personas de una cierta edad es posible que esa batalla esté perdida, pero con los jóvenes hay que ser muy insistentes y pedagógicos. Es en las aulas con adolescentes donde habría que plantear las innovaciones que incorporan las diferentes leyes que se están aprobando en este campo. La actual guerra, tras la invasión de Ucrania por orden del presidente ruso Vladimir Putin, se puede utilizar como refuerzo para explicar lo que supuso la guerra civil española y la existencia aún de cadáveres sin identificar en las cunetas o tapias de cementerios.

-Amigo Javier, como decía anteriormente pones a la historia a pies de una pandilla de chavales, de una madre viuda, de un abuelo que ha vuelto de su exilio desde Sudamérica, de un profesor-investigador británico que quiere investigar al General Rojo tirando del hilo del que fuese su mano derecha…¿cómo imaginaste estos “personajes” y/o 2escenas personajes”?

– Lo del coronel republicano no me costó gran esfuerzo pues cuando escribí la biografía del General Rojo ya adquirí mucha información. Lo de los adolescentes es parte de mis recuerdos juveniles y la especial relación del abuelo y el nieto surge de mi experiencia personal ya que no hubiera podido escribir algo así sin ser abuelo. O sea, resumiendo, que la guerra civil y el franquismo están siempre ahí en mi cabeza y lo demás ha ido apareciendo poco a poco.

-El escenario temporal es también importante porque, por ejemplo, los chaveles están todavía impregnados de ignorancia que nace del silencio…un silencio tan abrumador que no ha dejado de hacernos sombra…no es fácil que la gente joven conozca la historia y sin saber de ella es fácil caer en ciertos errores, ¿qué nos puedes decir?

– Esa parte de la trama es importante. El abuelo no está dando una conferencia ni escribiendo un tratado sobre la guerra, le habla a su nieto, a un adolescente que no sabe nada y que está en una edad en la que la curiosidad es infinita. La ausencia del padre, recientemente fallecido, tiene su peso ya que no hay otra figura que pueda competir con el abuelo en la mente del joven.

-Javier, ¿cómo ha sido el documentarte para esta novela?, ¿has tenido que investigar un poco o con tu experiencia, formación y demás has tenido suficiente?

– Sin duda es el libro que menos documentación ha requerido. Todo lo necesario ya lo tenía de la preparación de obras anteriores por lo que me ha costado mucho más definir a los personajes y montar las diferentes tramas. En ese sentido es la novela más “novela” de cuantas he escrito.

-¿Cómo ha sido editar con Prensas Universitarias?

– Pues una gran alegría. La Universidad de Zaragoza juega un papel decisivo en mi vida, la Facultad de Derecho y la Universidad de la Experiencia llenan muchos de mis años y como experiencias docentes han sido inmejorables. Por eso poder editar con Prensas Universitarias ha sido como seguir en casa, teniendo en cuenta, además, que como editorial goza de un gran prestigio y tiene algunos reconocimientos muy destacables. Para mí tener una novela en la lista de la colección “Literatura” de PUZ es todo un honor.

 

 

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Cazarabet

Mas de las Matas (Teruel)

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