La Librería de El Sueño
Igualitario
Un
libro que sigue, muy de cerca, el Consejo de Guerra y fusilamiento de José Vera
Murillo.
Estamos
ante un libro especial , ya no porque esté escrito desde el rigor y la mirada
de Francisco Javier García Carrero que es toda una garantía en esto de
sumergirse en la historia de acontecimientos que tienen a ver con la historia,
en este caso con la Memoria Histórica y , ya estamos ciertos de que lo hará
bien, ya que el año pasado se
acercaba a la figura de Manuel Gómez
Cantos, aquel mando de la Guardia Civil que dio tanto de qué hablar…(
http://www.memoriahistoricaextremadura.es/noticias/publicado-el-libro-manuel-g-mez-cantos-historia-y-memoria-de-un-mando-de-la-guardia-civil)
comentábamos aquí su historia a raíz de que Francisco Javier García Carrero se
acercase a su historia y la deshilachase, después ,aquí para todos nosotros por
su aportación a la Memoria Histórica. Aquí tenéis el enlace de aquella
conversación. http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/gomezcantos.htm
Os
decíamos lo de especial porque en esta nueva investigación García Carrero ha
conseguido y logrado que fuesen sus alumnos copartícipes de su proyecto y esto
cobra un valor muy grande…
José
Vera Murillo forma parte de la legión de españoles que no encontró la paz una
vez finalizada la guerra civil, aquella que deshizo todo el Estado en tres años
del 36 al 39. Fue un encarcelado más por los vencedores y estuvo preso en
diversas cárceles extremeñas. Durante esos meses en que estuvo cautivo, también
como otros muchos empezó a intercambiarse y dinamizarse su actividad epistolar
con la familia…Así que, una vez condenado a muerte en consejo de guerra, empezó
a confeccionar un diario, siempre de forma clandestina que logró sacar de la
cárcel en el forro de la suela de los zapatos de otro preso….de esta manera:
primero su familia y luego , hoy y ahora, todos nosotros nos enteramos de
ciertas cosas….aún con el peso de los años, dado que hace muchos años que Vera
Murillo fue ejecutado…
Es
ésta una monografía de un preso, condenado a muerte y ejecutado como otra
cualquiera, pero diferente y diferencial para todos aquellos que directa o
indirectamente lo conocieron…estas monografías, además tan bien llevadas y
“como arregladas” para el público lector de hoy son agua fresca para recuperar
el verdadero espíritu de la Memoria Histórica.
Un
libro que surgió de un trabajo escolar…la escuela, verdadero germen de
crecimiento de una sociedad que debe luchar contra el olvido…y que, al menos,
en este caso, ha logrado, y con matrícula, detener.
Nos
llega gracias a una edición conjunta con la Diputación de Badajoz y la
Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura.
Cazarabet conversa con Francisco Javier
García Carrero.
¿Por qué un libro sobre un caso tan directo, específico de
represión?
-Yo entiendo, como señalo en la introducción de este trabajo,
que la represión fue uno de los ingredientes claves, sino el que más, e
íntimamente ligado al bando sublevado una vez iniciada la Guerra Civil. El
problema estriba en que ese concepto, y este trabajo es un claro ejemplo de ello,
no se detuvo cuando concluyó oficialmente la guerra en abril de 1939, sino que
continuó de manera ostensible durante toda la dictadura franquista y de manera
más violenta durante los años del Primer Franquismo.
El
problema se hace aún más grave cuando fue la familia la que tuvo que sufrir
durante todos los años de la dictadura el ser “familia” de un represaliado; es
decir, un estigma que no concluyó hasta iniciada la democracia que es cuando
empiezan a salir a la luz casos como el que yo he estudiado.
¿Cuántos casos como el de nuestro
protagonista se debían ir dando por aquellos tiempos?
-Pues la verdad es que fueron muchísimos. En Extremadura ya
llevamos varios años estudiando y sacando a la luz los efectos devastadores que
para esta región supuso la cruenta Guerra Civil y la posterior dictadura de
Franco. Recientemente se han leído varias tesis doctorales que están poniendo
luz en uno de los capítulos más oscuro y luctuoso de nuestra historia.
Escribiendo sobre los últimos días de
las personas se sabe mucho de sus vidas… ¿Cómo fue la vida de José Vera
Murillo?
-Efectivamente, cuando realizas
o te adentras en la biografía de algún personaje obtienes un montón de
información que te indica qué sentía, cómo vivía y cuáles eran sus anhelos. La
conclusión que he obtenido de José Vera Murillo es que fue un autodidacta,
preocupado por el progreso material de sus semejantes y especialmente
sensibilizado por la educación, entendida como cultura, de sus hijos. Para él
la importancia de la escuela, los maestros, la enseñanza en general era básica.
Había analizado su pueblo y era consciente que en el analfabetismo era donde
los “poderosos” tenían su gran filón para mantener sus privilegios seculares.
José no estaba dispuesto a que esa situación la pasaran sus hijos, de ahí las
peticiones, ruegos, que hace a su esposa e hijos para que estudien y se formen
y que sirvan para algo más que ser “unos mandados”, como él mismo afirmó.
Qué edificante tiene que ser para un maestro o para un
profesor, como es tu caso, que una alumna (en este caso la propia biznieta de
Vera Murillo) se acerque con un trabajo que te haya inspirado para ir más allá
¿no?
-La verdad es que cuando algo así sucede, uno no puede dejar
de sentir orgullo por esta profesión. Yo entiendo que es básico hacer partícipe
a las nuevas generaciones que la libertad de la que gozan no ha surgido como un
hongo después de un día de lluvia. Esta libertad fue conseguida después de
mucho trabajo que pusieron tus antepasados. Esa conclusión es la que sacó esta
alumna que se presentó con un trabajo de fin de curso al que hemos podido
sacarle mucho jugo, independientemente de la recompensa familiar que ha podido
ver plasmado en un texto las muchas penurias que pasó el represaliado y toda su
familia. Yo creo, además, que esta es la única forma que existe para restañar
las heridas que aún, después de tantísimos años, permanecen abiertas.
-La comunicación epistolar ha sido y
está siendo muy importante a la hora de acercarnos a no poca gente que “escriben”
nuestra historia hoy y que, en aquellos días, lo que vinieron haciendo era
escribir a los suyos, leer de los suyos…
-En este trabajo es evidente que el repertorio epistolar es
básico para entender lo que está sucediendo. Las cartas, que eran todas visadas
por la censura, trataban de congraciarse con sus verdugos, de ahí que siempre
se deslicen palabras de apoyo y reconocimiento hacia el vencedor, situación
comprensible y que hemos visto en un sinfín de cartas que tratan de ser
esperanzadoras hacia la familia. Otra cosa son ya las cartas de despedida, en
las que el desgarro ante la “muerte anunciada”, les provocaba una pena de tal
intensidad al que las leía que muchos de estos familiares eran incapaces de
concluirlas.
-¿Qué importancia, capítulo aparte,
tienen amigo Francisco Javier, los diarios que muchos de los presos, condenados
y represaliados han ido aportando…?
-Un diario como el que yo he podido trabajar en este libro no
es tan habitual, pero evidentemente cuando los encontramos son la clave para
entender esa “otra historia que nunca nos habían contado”. Es evidente que en
estos diarios, que no iba a ser leído por los verdugos y no tenían que pasar
censura alguna, el preso se explaya con total naturalidad. Te cuenta las cosas
que le han sucedido en su periplo carcelario, las personas que le han visitado,
los que le han maltratado y sus últimos deseos. Además, en este caso, la
peripecia de sacar esos documentos en el forro de los zapatos de otro preso, es
casi un argumento de película.
-Los consejos de guerra eran un
verdadero callejón sin salida y sin justicia, pero cuéntanos un poco más porque
no había justicia civil… era todo un intríngulis… todo tenía que pasar por el
consejo de guerra, porque todas las acciones se entendían como auxilio a la
rebelión y eso si no surgían causas con Tribunales de Responsabilidades
Políticas… Cuéntanos.
-Debemos dejar claro que después de la Guerra Civil, y aún en
ella, el Estado franquista quedó subsumido en una organización militar. De ahí
que la “justicia civil” quedara relegada a un segundo plano. Los consejos de
guerra fueron todos una pantomima. Partiendo de la base que estaban viciados de
origen, ya que se acusaba a los presos de un delito que el que lo había
cometido realmente era el que lo juzgaba, paradojas que ya hace muchos años un
preboste del franquismo, Serrano Suñer, calificó como “justicia al revés”, y
era verdad. Además, si eso era insuficiente, el preso tampoco tenía
posibilidades de defensa. Su abogado defensor era otro militar partidario de
los rebeldes, que casi no conocía ni el proceso por que se juzgaba al que
supuestamente tenía que defender. En fin, toda una sarta de irregularidades que
poco tiene que ver con el proceso garantista actual. Y, por otro lado, si el
consejo de guerra no había sido lo suficientemente duro luego actuaron los
Tribunales de Responsabilidades Políticas que afectaron generalmente al caudal
hereditario de los procesados, muchos de ellos ya fusilados. Una historia
terrible, por consiguiente.
-Para acercaros a este libro habéis
hecho mención al sustantivo “represión”…, pero ¿en qué dimensión trabajáis este
concepto en todo el libro, trabajo e investigación. Porque la represión puede
ir de la condena a muerte a la incautación, pasando por los trabajos forzosos,
los años de prisión, etc.?
-Tienes razón, el universo represivo franquista fue muy
amplio y abarcó todas esas posibilidades a las que haces referencia. Lo más
triste de todo ello es que nunca quedaron circunscritas exclusivamente al que había
cometido el “delito”, sino a toda su familia. De ahí que las nuevas
investigaciones historiográficas estén dando un paso más allá en cuanto a la
adjetivación para describir este fenómeno y algunos historiadores describan a
este proceso como “holocausto” ,“genocidio” “crímenes de guerra”, “exterminio”,
etc.
-¿Qué significaron las prisiones
franquistas para el régimen franquista… y cómo utilizaron esa herramienta los
represores… qué llegaron a sacar desde las prisiones…?
-Como cualquier entramado carcelario, incluido los campos de
concentración que en Extremadura hubo varios, estaban siempre pensados para
tratar de ahormar al disidente. De allí si se salía con vida era después de
haber “reeducado” la conducta del “mal español”. Hubo prisiones en la mayor
parte de las poblaciones extremeñas, obviamente las de mayor capacidad las de
las capitales de provincia. Pero como el número de presos era tan numerosos los
rebeldes tuvieron que acondicionar varios campos de concentración con la
finalidad de albergar a tanto preso. Los más importantes estuvieron en
Trujillo, las proximidades de Malpartida de Cáceres y
el de Castuera.
-¿Cómo era la vida de los presos y
presas en las prisiones que habéis estudiado… y en las situadas en Extremadura
y alrededores?
-Se trataba siempre de prisiones hacinadas, donde la
insalubridad era evidente. Se tienen contabilizado numerosos casos en los que
el preso fallecía en prisión por la carencia de casi todo. Por otro lado, como
señala el diario de José Vera Murillo, los malos tratos estaban a la orden del
día. Ello unido a la falta de higiene y mala alimentación provocaban
enfermedades continuas que en muchos casos acababan con la vida del detenido. Y
no eran muy diferentes las cárceles para las mujeres que a veces, como fue el caso
de la mujer de José, tuvo que llevarse a su hijo pequeño a la prisión porque
nadie podía hacerse cargo de él. Otra experiencia traumática para muchas de
esas mujeres o para sus hijos pequeños.
Enlaces
que os pueden interesar:
http://armhex.blogspot.com.es/
Sobre
el anterior libro de este profesor, historiador y riguroso investigador:
El
compromiso de un profesor:
Escritor:
18920
Cartas y diario desde las cárceles franquistas en Extremadura
(Consejo de guerra y fusilamiento de José Vera Murillo). Francisco Javier García Carrero
147 páginas
No venial
Diputación Badajoz
http://www.todoslosnombres.org/content/noticias/la-herida-abierta-cartas-diario-desde-las-carceles-franquistas-en-extremadura
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