Cazarabet conversa con... Roberto L’Hôtelleríe, autor de “Lobarre” (Círculo Rojo)
La novela histórica de nuestro amigo,
el ilustrador Roberto L´Hôtellerie.
La sinopsis del libro:
Lobarre es una obra de ficción
histórica ambientada a finales de la Edad Media en el norte del Reino de
Aragón. La novela trata de una modesta familia de agotes que, fruto de la
injusticia y el rechazo social, abandonan lo más profundo del Pirineo para
trasladarse hasta el castillo de Lobarre en la Tierra Baja. Allí se instalarán
para comenzar una nueva vida y entre sus muros conocerán a una serie de
personajes marcados por la avaricia, el orgullo y la superstición, pero también
por la bondad y la inocencia. A partir de aquí, la familia Berbusa, atrapada en
un cruce de sorprendentes e insospechados giros, protagonizarán la brutal
historia de supervivencia que se esconde entre sus páginas. Los hechos,
acomodados a la historia de Aragón y al propio castillo de Loarre (en aragonés
Lobarre), revivirán, a través de conexiones con el presente, una de las etapas
más fascinantes de un mundo desaparecido hace más de quinientos años. En
Lobarre, en medio de una edad oscura de tiempos convulsos y de la mano de unos
personajes que difícilmente desaparecerán de la imaginación del lector, el amor
y la muerte se entrecruzarán en un tapiz cuyo centro es la venganza.
El autor, Roberto L´Hôtellerie:
Roberto L´Hôtelleríe López (Jaca, 1963) es profesor de secundaria, licenciado
en Bellas Artes y doctor en Educación. A parte de su labor como docente, ha
ilustrado numerosos libros de diferente temática. Aunque es autor de varios
relatos breves y artículos, Lobarre es su primera incursión literaria.
Actualmente imparte clases en un instituto de Zaragoza.
Este escritor-ilustrador ha estado y
está con nosotros en la Sala de Exposiciones Virtual de Cazarabet:
http://www.cazarabet.com/exposiciones/lhotellerie/index.htm
Cazarabet conversa con Roberto L´Hôtelleríe:
ーAmigo Roberto, hasta ahora habías escrito
artículos, relatos, pero esta es la primera incursión en la literatura con
narrativa en forma de novela; ¿qué te hizo dar ese paso?
-Lobarre ha sido un punto de
inflexión. Quería hacer un alto y descansar durante un tiempo del dibujo y la
pintura, lo que no quiere decir que los haya dejado. Simplemente he dirigido la
mirada a otro campo creativo en el que me he sentido muy cómodo. En este
sentido, desde hace algún tiempo sentía que tenía una historia que contar y me atraía mucho la idea de
hacerlo. Al principio empecé escribiendo varios relatos muy cortos y
precisamente uno de ellos se tituló Lobarre. Este fue muy especial
porque cada vez que lo releía sentía que
daba para mucho más y allí mismo nació la novela. Después no me lo pensé, fue
todo muy rápido y cuando quise darme cuenta ya tenía escrito el primer
capítulo. El avance en la misma me sorprendió a mí mismo, era como
si Lobarre ya estuviera escrita en mi cabeza desde hacía tiempo y
solo estuviera esperando a dibujarla en palabras. De hecho las ideas se me
agolpaban y necesitaban urgentemente encontrar un cauce argumental. Ante aquel
aluvión es donde apareció la suerte o
quién sabe... pero lejos de bloquearme tan solo deje fluir y donde no había
orden se fue haciendo solo hasta que las piezas se fueron acoplando y todo
empezó a cobrar sentido. Fue algo mágico, estoy convencido.
ーDentro
de la novela hay muchos géneros, pero tú te has motivado aquí por la novela
histórica, ¿qué te ha llamado la atención de “lo histórico” por encima de
cualquier otro género dentro de la narrativa de ficción?
-Cuando afronté el reto de escribir Lobarre
lo que más me animaba era transmitir la idea de que lo que se contase entre sus
hojas pudiera haber sucedido
realmente, y eso, entre otras cosas,
implicaba contar con un sólido soporte histórico, algo que me motivaba
especialmente y que ya sabía que no sería fácil. Mi pretensión era que los lectores
penetrasen en otra dimensión,
como si Lobarre fuese un túnel del tiempo y por supuesto sin intención de dar una clase de historia pues
ni soy historiador ni Lobarre es un libro de historia. Yo
simplemente construyo una ficción a partir de lo documentado y por supuesto en
ese camino me permito licencias. Así
pues, como te digo, la documentación era una parte esencial pero la otra no lo era menos. Y es que para
no dejar nada al azar tenía que diseñar muy bien los personajes y armar la
historia con una estructura creíble que atrapase al lector desde el primer momento. Realmente aunque la Historia en mayúsculas
parezca algo lejano… cuando a la gente la metes en una trama y esta engancha,
además de aprender, les motiva. En mi caso estaba escribiendo algo que a mí
mismo me hubiera gustado leer.
Como ves el reto era muy ilusionante
por lo libre y creativo. Por el camino me esperaban temas muy interesantes que
ya preveía y otros que sorpresivamente fueron apareciendo, afortunadamente esta
tierra da para mucho. Y la clave de todo
ello ha sido ver con otros ojos. Siempre
me ha gustado mirar con detenimiento. La arquitectura interior de muchas
iglesias y catedrales, algo que me ha hecho plantearme dudas y reflexiones
acerca de lo que esconden o pueden esconderse
detrás de ciertas estructuras como pilares, columnas, muros, bóvedas,
etc. Así pues algunas ideas ya rondaban por mi cabeza pero indudablemente el
desencadenante fue una visita al castillo de Loarre donde tuve una experiencia
muy curiosa y que por supuesto cuento en la novela.
ーUna
novela de prejuicios, de “escapes”, pero por muchas huidas o escapes que le des
a la vida… algunos fantasmas te los vuelves a encontrar… bien en el corazón más
cerrado del Pirineo, bien en “tu” Lobarre, bien en cualquier otro lugar porque de personas, con sus comportamientos
arrastrándose, los hay en cualquier parte…
-Hombre, no te negaré que en el fondo
de todo ello hay algo catártico. He escrito muchas horas y otras tantas he
pensado y cuando lo he hecho me he transportado a otros mundos. Es más, cuando
no escribía seguía pensando en la historia
y me volvía a escapar. Tenía tantas cosas que solucionar… ¡Cuántas
noches me he dormido pensando en las tristezas y alegrías de sus personajes, e intentando
encontrar soluciones a situaciones que la propia historia creaba y me obligaba
a resolver! Unas veces como un observador, otras como un relator, otras era un
personaje más… En ese sentido, Lobarre para mí ha sido una gran
evasión. Me aislaba del mundo, ponía mis músicas y comenzaba el viaje…
ーPero
eliges al escenario que sientes, amas y que palpita en ti... el Pirineo y el
pre Pirineo, escenificado en Loarre o Lobarre, en aragonés… ¿Lo eliges porque
es el escenario de la mayoría de tus otros trabajos, conociendo bien la vida allí, costumbres, los paisajes y
demás o por qué lo amas tanto que lo quieres enseñar?
-Si, llevo muy adentro la montaña y no
concibo otro escenario mejor para esta historia. Cuando cierro los ojos veo los paisajes en
los que transcurre Lobarre, los bosques de pinos, las hayas, los helechos, las
sombras... Me gusta andar por ellos solo, pensar, imaginar. Si, son lugares muy
especiales en los que me siento cómodo y de los que realmente nunca me he ido.
Estoy seguro de que allí habita un
espíritu muy potente y espero que perdone mi indiscreción porque
en Lobarre hablo de él.
ーBueno,
también es una obra coral con la familia Berbusa y con todos los demás que van
conociendo en Lobarre---la tierra baja que les acoge desde el corazón del
Pirineo-- ¿cómo te has manejado con ese aspecto?
-Los Berbusa son una familia de
desgraciados pero están unidos. Su unión ya no es supervivencia, los une el
dolor cosa muy distinta del rencor y pese a lo que han pasado son muy normales,
solo buscan lo que todos buscamos. Ellos no pueden elegir, se limitan a
adaptarse y a intentar vivir su propia vida sin molestar a nadie, pero aun haciendo las cosas bien les pueden salir
mal. En Lobarre se pone el foco en
la imprevisibilidad de la vida.
Siempre puede volver el pasado y de la forma que menos te lo esperas.
ーYo veo mucho peso en cada uno de los
personajes como si ellas y ellos estiraran de la trama…
-De alguna manera en ellos intenté
evitar perfiles prototípicos y por tanto previsibles. El malo era malo pero
también podía ser bueno o muy bueno… y también el bueno era bueno pero podía
matar. No quería dar nada por hecho, cada uno de ellos tenía que tener algo
especial y al mismo tiempo no destacar. Quería tipos humanos y creíbles
colocados en situaciones excepcionales y únicas. En ese proceso
esculpí mentalmente los rostros de cada uno de ellos, vestí sus cuerpos e
imaginé las escenas como si estuvieran ocurriendo delante de mí infiltrándome a hurtadillas en su vida secreta, sin que ellos me vieran...
Es más, te diré que algunos personajes
de la novela los he conocido personalmente y han sido ellos los que me han
inspirado en la construcción de los protagonistas. Si, no te extrañes, son
gente real con la que he convivido en distancias cortas y por eso me ha sido
más fácil hablar de sus caras, de sus cuerpos, de sus reacciones… ellos no lo
saben ni lo sabrán nunca pero así ha sido, tanto para lo malo como para lo
bueno. Y es que aunque sus
acciones hayan estado ubicadas en un universo retrospectivo, algunos
caracteres son atemporales, no hemos cambiado tanto...
ーMe
doy cuenta, desde la literatura u otras formas de expresión, que en el motivo
desencadenante de muchas escapadas y
huidas—más o menos voluntarias… más o menos forzosas--- está el rechazo social
que les lleva a hacer el vacío a la minoría — en este caso esta familia de
agotes — o a los más débiles… pasaba en la Edad Media y pasa ahora… ¿Se puede
reivindicar “un poco de justicia” desde
la literatura?
-Viendo lo que se ve todos los días,
eso mismo me pregunto yo y también si alguna vez la tuvo. Pero sí, quiero ser optimista, al fin y al cabo
tenemos que admitir que cualquier producción creativa, aparte de ser
cultura, por su propia naturaleza es un reflejo social. Por eso la imagen y la palabra no pueden pasar
desapercibidas. En mayor o menor medida siempre provocarán una reacción
consciente o inconsciente y por tanto
desde ese punto de vista pueden ser
útiles para cambiar la realidad. En mi caso concreto, no he pretendido usar Lobarre
como una herramienta moralizante o para
incomodar a través de la reflexión, otra cosa muy distinta es que su propio
contenido la suscite y que como consecuencia
de ello la obra haya servido de reflexión al lector haciéndole llegar a sus propias conclusiones.
ー¿Has encontrado mucha diferencia porque has
pasado de escribir artículos y relatos a una novela de “bastante cuerpo”, qué
nos puedes decir?
-Si, no tiene nada que ver el uno con
el otro ni en los plazos de tiempo ni en
el armazón argumental. Un proyecto como este me fue marcando el ritmo. Acabé la novela cuando la acabé y no cuando
esperaba acabarla, que por cierto hubiera sido mucho antes. La historia
misma conforme se iba construyendo fue
marcando los tiempos y de hecho cada vez que la releía había cosas que mover,
replantear y cambiar. Esto suponía ir desde atrás hacia adelante y al revés, un
viaje que me tocó hacer muchas veces. En esos momentos la historia parecía eternizarse pero no la quería soltar sin
tener claro que el mensaje, aunque se repartiera en casi quinientas páginas,
estuviese claro y permitiese leerlo entre líneas. Por eso muchas ideas me arrastraban a otras hasta que me di cuenta de que pese a su
dificultad tenía que tratarla como un
conjunto interconectado con vida propia
y que sería ella misma la que dijera hasta aquí... Al final han sido cinco años.
ーEres un ilustrador, creo, por encima de todo…
¿le has puesto a tus ideas ilustrativas sobre esta historia palabras, frases,
párrafos, capítulos… o has escrito como escritor sin que te pasasen por delante
ilustraciones?
-La mayor parte de las noches me
acostaba intentando dar solución a los múltiples aspectos que se me iban
planteando a lo largo de la trama y una
de las herramientas que me ayudaban era la imagen. Recuerdo con especial cariño
como reproduje los distintos escenarios
y ambientes en mi cabeza. En esta labor
de ir cosiendo la trama el poder
visualizar escenas y personajes es fundamental y tengo la suerte de
tener mucha facilidad para hacerlo. De hecho, permanentemente me encontraba
vagando por el universo de Lobarre intentando darle sentido a
lo que quería contar. Anduve por aquellos pasillos, olí la humedad, me asomé a
las ventanas, corrí por los túneles, vi las caras de la gente, sentí lo que me
querían decir, lo que querían que contara, lo que se callaron… a veces me
sentía un personaje más.
ー
Por si hay dudas… yo misma las he tenido y me he tenido que informar un poco…
¿Quiénes eran los agotes?
-Los agotes eran individuos
considerados parias y de raza maldita. Vivían repartidos en pequeños grupos a
los dos lados de los Pirineos. Ejercían oficios de habilidad manual y han sido descritos como tipos altos de constitución musculosa,
nariz larga y saliente, rasgos acusados, cabellos castaños y ojos claros.
Con respecto a su origen no hay ninguna unanimidad. Todo en
torno a ellos es un absoluto misterio.
Algunas fuentes los sitúan en el pirineo ya en 1288 y en ellas se habla de que
los “recién llegados” a la cerrada sociedad montañesa podían tener muy
distintos orígenes: albigenses, descendientes de herejes cátaros,
arrianos, godos, desertores, musulmanes vencidos en Poitiers en
el año 733, y un largo etc. Lo
que sí parece claro es que llegaron desde el Bearn procedentes de la zona de Albi. Yo mismo, al
principio pensaba que los agotes o cagots como los llamaban al otro lado
del pirineo, eran un fenómeno exclusivo del Baztán, en concreto de la zona de
Elizondo y Arizkun y particularmente de
su barrio de Bozate. Pero enseguida vi que estaba equivocado. Agotes había por la
alta navarra pero también por todos los valles del Pirineo Aragonés y de hecho
hay constancia de su presencia en multitud de lugares: Hecho, Ansó, Jaca,
Berdún, la Val de Chistau y así un largo
etc. En cualquier caso su
existencia en el Alto Aragón está fuera de dudas y que fueron absolutamente marginados y
subyugados por la población autóctona, querámoslo o no, es una verdad
incómoda que quizás ha contribuido a invisibilizarlos. Que no se hable de ellos
no significa que no hayan existido en estas montañas. De hecho y pese a la
importancia del tema, lamentablemente
sigue sin haber estudios en profundidad sobre el tema. Yo
mismo tengo un buen amigo de Chistau que asegura descender de aquella
vieja raza y como él me dice no precisamente por sus ojos azules y lóbulos de
orejas pegados...
ー¿Por
qué se les discriminaba y esas discriminaciones en qué se argumentaban?
-Sencillamente porque se les acusaba
de muchas cosas y ninguna buena. Entre otras de leprosos, lujuriosos, de oler mal, de coléricos,
arrogantes, astutos cretinos, homosexuales, hechiceros... Es más, algunos
aseguraban que fornicaban con animales, y por si fuera poco, que donde ponían un pie descalzo ya no volvía
a crecer la hierba y así un montón de mentiras más. Con este panorama no lo
tenían nada fácil y las limitaciones se extendieron a todos los aspectos de su
vida diaria. Por ejemplo, no les dejaban tocar la fruta en los mercados porque decían que se pudría a su
contacto, no podían tener animales, ni pescar, ni cortar leña… El odio llegó
hasta tal punto que se multaba al que
utilizase la palabra agote para insultar a quien no lo era.
¿Argumentos? Yo creo que ninguno,
simplemente el odio al diferente y la comodidad de mirar para otro lado, algo
que desgraciadamente no ha pasado de moda. Sus propios
vecinos no eran tontos y sabían perfectamente que se les atribuía defectos
naturales que evidentemente no tenían. Y es que ni llevaban rabo a la espalda
ni transmitían la lepra, ni tantas otras cosas de las que se les acusaba. Pero
dio igual, no se quiso cambiar nada
y bajo esas mentiras fruto de la
ignorancia y los rumores, el círculo se cerró sobre ellos. Así fueron apartados
de la vida pública, sufrieron
marginación y se les confinó en guetos. Ellos no eran como los demás y
con este trato distante y vejatorio se les quiso dejarlo muy claro.
La vida por entonces no era fácil,
pero para ellos lo iba a ser menos. En aquel viejo mundo la iglesia los discriminó y la sociedad los
marginó. No se les dejó opción y sufrieron en todos los aspectos de
su vida: sólo podían casarse entre ellos, tenían que vivir fuera de los núcleos
habitados, debían vestir ropas diferenciadas, llevar una pata de oca de color
rojo en el hombro y hacer sonar una
campanilla a su paso para que los demás vecinos no agotes se apartaran... En la
iglesia, no fue distinto, pese a su fe cristiana entraban por una puerta
vergonzante: distinta y pequeña, dentro
tenían un lugar separado del resto, se les bautizaba en una pila
bautismal distinta, se les enterraba en un lugar apartado del cementerio…
ーDe
todas formas en las Tierra Bajas –Lobarre— donde van a parar huyendo de estas
discriminaciones, no son “acogidos” para ver y sentir, como de nuevo, un mundo
nuevo, mejor…
-Los agotes eran agotes en todos los
sitios pese a que intentaran ocultarlo.
Aquel viejo mundo era grande pero no lo suficiente para escapar de la infamia y
el estigma. De hecho a los agotes se les trataba y se les ha tratado hasta hace
bien poco como una comunidad maldita. Exactamente igual que a otros tantos:
xuetes de Mallorca, vaqueiros de alzada en Asturias, maragatos de León,
mercheros… En la época de la novela lo veremos entre otros con los judíos,
moriscos, gitanos... En realidad la historia de la marginación es muy antigua.
ーEn esta novela se demuestra que la vida y
nuestro trayecto por ella, sea donde sea que habitamos, es “pura
supervivencia”, ¿es así como lo planteas?
-Totalmente. En Lobarre te vas a
encontrar temas como la fugacidad de la vida, la traición, el egoísmo, el
dolor, la ruleta que supone el lugar donde
te ha tocado nacer y vivir y lo
cómodo que es el inmovilismo. Se ha
dicho que el hombre es un lobo para el hombre y si hablamos de supervivencia no
te digo nada.
Otro tipo de supervivencia que trato
en el libro es la vital. Sobre este tema
me documenté a través de testimonios de gente que ha sobrevivido en condiciones infernales: celdas de aislamiento
de prisiones americanas, experiencias de mineros en derrumbes, espeleólogos
atrapados en cuevas, “topos” de la
guerra civil española, y un largo etc.
Desde luego esta fue una fase de documentación apasionante pero
dura. Es increíble lo que la mente y el
cuerpo pueden aguantar y los límites hasta los que se puede llegar.
ーAmigo
Roberto, ¿cómo ha sido el trabajo de investigación y documentación para
construir o para tener soportes para construir esta obra narrativa de historia?
Bueno, para ilustrar también debías de documentarte e investigar--- igual que
para escribir artículos o como escritor de relatos--, háblanos de las
diferencias y demás…
-Desde el principio quería situar la
historia y los personajes sobre un tramo de historia real anclado en el Aragón
de principios del siglo XVI. La época daba para mucho y quería aprovecharla
para hacer de todo ello un conjunto verosímil, por eso la documentación era un
punto esencial. Sobre el tema supervivencia que se trata en algún pasaje ya te
he comentado antes dónde encontré mis
fuentes de documentación. Con respecto al resto de temas de la novela
fui reuniendo diversa información por distintas vías sobre la reclusión voluntaria
que practicaban las emparedadas medievales, los testamentos de mujeres acusadas
de brujería en el pirineo, la colombofilia en el medievo, la historia del
castillo de Loarre, Montearagón, Artasona, el bandolerismo y el contrabando de
caballos, Violante de Luna, el asedio de Balaguer, los diarios del general
Espoz y Mina y la retirada del ejército napoleónico por Aragón, el Bosnerau de
la mitología aragonesa y un largo etc.
En fin, una fase apasionante repartida entre bibliotecas, archivos,
testimonios, viajes e internet y en la que entre otras cosas me di cuenta
del tremendo potencial que atesora esta tierra.
Una labor de documentación que por
cierto no tenía nada que ver con la que he utilizado y utilizo para el tema ilustración. La
pintura y el dibujo son otro mundo totalmente distinto. Aquí se trataba de también de crear pero la base era leer,
deducir, construir mentalmente, revisar... La ilustración aunque también
laboriosa una vez que sabes lo que quieres representar (que es lo que realmente
me lleva más tiempo) tiene un resultado
más inmediato.
ー¿Qué metodología de trabajo has utilizado en
este libro, teniendo en cuenta que, en otros libros, habías participado de otra
manera...?
Primero lo que llamaría arquitectura
mental ¿De dónde partía y a donde quería llegar? Tenía que tener claro el
núcleo de la historia. Luego vino la documentación y la construcción de los
personajes. Con ese armazón empecé a escribir. No me importó no tener todo
atado ni saber muchas cosas, intuía que
ella misma se extendería y que yo tendría que conectar y coser esos detalles que no tenía pensados y que
efectivamente fueron surgiendo en
cascada. En ese camino mientras seguía
escribiendo, conforme se daba una situación imaginaba cómo resolverla y seguía
mi camino hacia adelante. El noventa por ciento del libro fue surgiendo
alrededor de ese núcleo inicial. Estas
conexiones iban hacia adelante y hacia detrás y eso fue lo que más tiempo me
costó.
ーRoberto,
¿nos puedes dar alguna pista sobre lo que estás trabajando ahora...?
-En primer lugar te diré que al acabar
la novela he sentido un vacío. Estaba
acostumbrado a una rutina casi diaria de trabajo que me encantaba. Mi mundo
mental estaba dentro de sus páginas, en esos escenarios y con todos mis
personajes. Es más, todavía hubiera querido ir más allá, pero todo tiene un final y Lobarre quiso
acabar ella sola. ¿O quizás no?
Y sobre el futuro, ya está aquí. Estoy empezando a trabajar sobre un formato nuevo al que le
venía dando vueltas desde hace tiempo y creo que podré darle forma. Eso sí,
será sobre el pirineo porque lo conozco
y me gusta. Pero como te digo, desde un
ángulo distinto, a mi manera.
No quiero acabar esta entrevista sin
daros las gracias por vuestro interés y amabilidad. Espero que entre las páginas
de Lobarre la gente encuentre un rato de entretenimiento y una historia que les
llegue a dejar buen recuerdo. La he escrito con mucha ilusión y pensando en
eso. Nada más, para quien se anime, decirle que el próximo jueves 18 de
noviembre en horario de 18 a 20h estaré firmando la novela en la librería
central de Zaragoza.
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