4152.jpgCazarabet conversa con...   Juan Miguel Baquero, autor de “El país de la desmemoria. Del genocidio franquista al silencio interminable” (Roca)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Juan Miguel Baquero se acerca al fenómeno de la (no) memoria, yendo más allá a la desmemoria mirando e indagando  desde el genocidio franquista al silencio interminable.

El libro está editado por Roca

El escritor realiza un retrato minucioso y estricto de ese tránsito  que hay y se experimenta en la memoria y en torno a esa desmemoria.

El libro es un relato periodístico como ya nos tiene acostumbrados este autor, el periodista andaluz Juan Miguel Baquero.

Lo que nos dice la editorial roca del libro, la sinopsis:

En la investigación que titula el país de la desmemoria, juan miguel baquero utiliza nuevos testimonios, incontables datos y sincera pasión para denunciar la estrategia de terror desencadenada por franco desde que dio el golpe de estado contra la república hasta su muerte. Y da cuenta de lo muchísimo que queda por investigar, y por juzgar, sobre las víctimas del franquismo en este país que no quiere hacer frente a la verdad.

El autor, Juan Miguel Baquero:

El prólogo del libro viene desde la pluma de Baltasar Garzón:

«Me conmueve el niño Alejandro cuya historia cuenta al inicio este libro; le dijeron que cuando los aviones bombardearan se tirase a la cuneta y tapara su cuerpecito con una manta. Como ese niño real, nuestra sociedad se ha cubierto durante todos estos años con una frágil colcha que, al ser retirada, deja ver la cara fea de un régimen franquista que mató, hizo desaparecer, humilló, torturó y encarceló; que robó niños; que asoló con el terror para lograr la sumisión y no levantó la bota hasta bien entrada la década de los 70.»

El autor, el periodista e investigador Juan Miguel Baquero ya estuvo en conversación con nosotros con el libro editado por la junta de Andalucía, que fuera mi tierra    : http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/quefueramitierra.htm

https://www.eldiario.es/sociedad/querella-colectiva-Billy-Nino-franquistas_0_916559214.html

https://www.eldiario.es/sociedad/Espana-judicial-cerrado-victimas-franquismo_0_911659856.html

 

Artículo “Presentan la primera querella colectiva contra Billy el Niño y otros siete policías franquistas acusados de torturas” (eldiario.es)

https://www.eldiario.es/sociedad/querella-colectiva-Billy-Nino-franquistas_0_916559214.html

 

 

Cazarabet conversa con Juan Miguel Baquero:

Fotografías de PATRICIA J. GARCINUÑO

juanmiguelbaquero (1).jpg-Amigo Juan Miguel, ¿nos explicas qué es lo que te ha ido “convenciendo” o influyendo  a lo largo de tus años recopilando testimonios e historias para acabar escribiendo este libro que “denunciando” la desmemoria acaba rememorando a la memoria?

-Muchísimas gracias, amigas y amigos de Cazarabet. Ante todo me ha ido influyendo la lucha de las víctimas del franquismo. Un empuje, a contracorriente de un país, que busca cumplir los derechos humanos más elementales de quienes han sufrido la represión golpista y durante la dictadura. Si a España le falta un relato común es, precisamente, por haber sometido a una parte de la población a las cunetas del olvido. En ‘el país de la desmemoria’ hago una radiografía de las asignaturas pendientes, de las muchas heridas abiertas. Desde las fosas comunes al trabajo esclavo o la fortuna corrupta de franco, de la memoria lgtbi y de la mujer, de la impunidad del franquismo… “el narrador ha tocado de forma exhaustiva todos los hitos de esa larga marcha de frustración y padecimientos, y señala todos aquellos aspectos que aún están pendientes de resolver”, escribe el juez Baltasar garzón en el prólogo del libro. Ha sido una tarea compleja, atrevida y afortunada, que abordo con la necesidad periodística de aportar contexto a estas historias silenciadas.

-Que la gente de tu alrededor muy directa y conocida haya sufrido la represión y la losa del silencio, el escarmiento y la desmemoria, ¿ha influido en ti, de forma determinante, para haber escrito este libro?

-Claro, sin duda. A todos, de una forma u otra, nos toca la larga sombra de la dictadura franquista, el régimen represor más longevo de la Europa contemporánea. El deber de memoria es una cuestión de estado, una obligación social. Pero indudablemente luego está la memoria íntima. Y la forma de abordarla. Tengo la suerte de que en mi familia se ha sostenido el recuerdo de quienes sufrieron represión, de haberlo vivido antes siquiera de ser consciente de qué significaba, o de que existiera la legislación memorialista. De estas historias hablo en el libro. No desvelaré más para no hacer ‘spoilers’. Pero esto me ha dado una visión más cercana a este conflicto con el pasado reciente que la democracia española todavía no ha resuelto. Así intento transmitirlo en ‘el país de la desmemoria’: sin complejos ni falsas equidistancias.

-Estos ejercicios en torno a la memoria, compensan, pero a la vez son muy, muy dolorosos mientras te documentas, investigas, vas de entrevista a entrevista… coméntanos, por favor.

-Sí, en efecto son dolorosos. Nadie dijo que fuera fácil acercarse a tragedias vitales. Conocer, y empaparse, del dolor, del silencio, del miedo… una clave está en esa segunda parte que aludís: “compensan”. Las víctimas del franquismo siempre compensan, o reparan con su agradecimiento, mucho más que el sufrimiento que uno se pueda llevar a casa. Si algo tengo claro es que estoy haciendo el trabajo más importante de mi vida. Y que seguiré haciéndolo.

-No hay ganadores en las contiendas, pero sí unos que, puede, (solo puede) que pierdan menos que los demás… los que perdieron más en la guerra civil fueron sometidos a muchas represiones, pero la del silencio combinada con el miedo es una represión que es muy, muy transversal y que perdura muchísimos años. ¿lo ves de esta manera?, porque tú habrás sentido, captado y palpado ese miedo y ese silencio…

-En España hay una parte que sí fueron ganadores: los golpistas y sus necesarios compinches. Vencedores en la guerra de la mano de Hitler y Mussolini, usando a los derrotados como botín de guerra, robando pueblo a pueblo y con cuatro décadas para usar un país a su antojo… franco era corruptor y corrupto. Solo hay que mirar a las grandes fortunas de España para ver que todo sigue “atado y bien atado”, como decía el dictador y genocida.

E igual que hubo una parte que ganó más, infinitamente más, hubo otra que perdió más, infinitamente más. Es absolutamente cierto que más allá de la represión física, palpable, está la represión del silencio y el miedo. Aunque parezca mentira sigue estando presente más de 80 años después de los primeros crímenes contra la humanidad cometidos por los golpistas. La memoria de la dictadura, construida desde las escuelas y la imposición de la doctrina nacional católica, lleva a que a día de hoy siga presente el franquismo sociológico. Una rémora difícil de digerir para una democracia que pretende ser moderna y homologable al contexto europeo y del teórico ‘primer mundo’.

-Amigo, ¿se acomoda la memoria a nuestros miedos y silencios, llegando muchas personas a reconstruirse la historia de manera, por ejemplo, de que ésta le hiera menos?

-Es fruto de esa pedagogía del terror acompañada del miedo y el silencio impuesto por los golpistas y por 40 años de dictadura. Seguro que habrá quien haya reconstruido de alguna forma su propia historia como una suerte de cuidados paliativos. Supongo que quien sufre una tragedia tiene derecho a vivirla como desee o entienda mejor. Suele ser común que las víctimas primarias digieran en solitario estos relatos de la represión, que intenten alejar a sus descendientes… seguramente condicionados, de nuevo, por el miedo y el silencio. También hay muchas familias que han sostenido en el tiempo la memoria íntima. De ahí, de esta lucha a contracorriente, nace un movimiento ciudadanos que sostiene y da razón de ser a lo que hoy conocemos como memoria histórica.

juanmiguelbaquero (4).jpg-Juan miguel en este país las miles de personas que todavía están en las fosas comunes, en las cunetas…. Podrían encontrar el lugar de descanso que se les debe. Lo que quiero decir o preguntar es ¿se sabe, verdad, dónde se enterraron esos represaliados por el franquismo en la guerra y después de la guerra? (salvo algunas excepciones). Lo que hace falta es voluntad para sacarlos y sacarlas de allí, ¿no?

-Que España sea uno de los países del mundo con más desaparecidos forzados es la gran injusticia de partida del actual periodo democrático. Que haya al menos 114.226 personas asesinadas y tiradas en fosas y cunetas es un error de sistema, un fallo imperdonable. En la transición se hablaba del pacto del olvido, está registrado en el diario de sesiones del congreso. Esto no es así. Hay que reparar, cerrar las heridas aún abiertas. Y el primer paso, incuestionable, es abrir las tumbas ilegales para dar un entierro digno a las víctimas del franquismo y que sus familias puedan cerrar el duelo. Que tengan un lugar donde llevar flores a su abuelo, su madre… no hay más.

A partir de ahí, hablamos de política o lo que sea. Muy bien. Pero esto trasciende cualquier debate partidista, son derechos humanos puros y duros. Aquí, en efecto, lo que hace falta por tanto es que haya una voluntad política clara para sacarlos. Sin vuelta atrás. Añadiría, además, un reclamo y una implicación social mayoritaria que hoy por hoy tampoco existe.

-La voluntad depende de los políticos, pero la ciudadanía estamos para pedírselo, recordárselo y, de alguna manera, en la medida de lo posible de demandar con las presiones que podamos… llega un momento en que hay que plantarse y defender nuestros derechos.

-Exacto, es una clave. España también debe hacer autocrítica. No solo la clase política, o los medios de comunicación o el sistema educativo. En ningún lugar la memoria aparece como una apuesta transversal. Eso da mucho que pensar. Pero tenéis toda la razón, la autocrítica tiene que pasar también a la sociedad. Caminamos sobre miles de fosas, decenas de miles de desaparecidos… es dramático. Vergonzoso como país. ¿por qué no reclamamos la búsqueda de estas personas? ¿por qué no es un escándalo social? La memoria es una reivindicación todavía minoritaria. Confío en que siga calando, aunque todo es muy lento. Ya siempre habremos llegado tarde. En todo caso, hay que seguir teniendo esperanza, tanta como la fuerza que contagian las víctimas. Sigamos caminando hacia la verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición, como reclama y exige naciones unidas a España.

-¿Quién se resiste todavía a desenterrar a estos conciudadanos y conciudadanas, cuando hace 80 años que ha terminado la guerra?

-Supongo que quien se sienta heredero del franquismo. Es una cuestión de derechos humanos, como digo. Quien se oponga a abrir fosas y cunetas solo puede hacerlo por dos motivos: ignorancia o malicia.

-¿Por qué ha habido que recurrir a una jueza de argentina para defender lo que la justicia de aquí no ha abrazado?

-Porque las víctimas del franquismo tienen cerradas a cal y canto las sedes judiciales españolas. La justicia de este país ignora cuando no desprecia esta realidad. Y es grave. Ampararse en la ley de amnistía o en la teórica prescripción de los delitos es una argucia sustentada en herramientas que existen, que tienen a mano y están vigentes. Pero es un error, como señalan puntualmente, por ejemplo, desde jueces por la democracia. Se trata de crímenes contra la humanidad y por lo tanto imprescriptibles e inadmisibles. Por este motivo, por el carpetazo que los tribunales patrios dan a esta causa, las víctimas han recurrido a la justicia argentina. La jueza María Servini de cubría, titular del juzgado criminal y correccional federal 1 de buenos aires, dirige el único juicio abierto en el mundo contra los crímenes del franquismo. Y está haciendo un excelente trabajo, serio, riguroso. Lento, porque España ha bloqueado de manera insistente sus exhortos y requerimientos, y atado a los parámetros que exige la aplicación de la justicia internacional.

-¿Esto de poner orden en el gran episodio de la desmemoria se ha enquistado porque sobre esa desmemoria muchos han construido, mediante el escarmiento, una manera de someter y de esta manera el silencio siempre está agazapado en las mismas casa?

-En parte sí. La historia la cuentan los vencedores y el franquismo impone su propia ‘memoria histórica’. Una realidad impuesta que llega hasta hoy. Ahí está el franquismo sociológico como muestra. El sometimiento a los derrotados ha sido una constante que nació con los golpistas, continuó en décadas de dictadura de tintes fascistas y hoy tiene triste continuidad en los herederos ideológicos que vuelven a ocupar lugares públicos a través de las urnas. En cuanto al silencio agazapado en las casas, más que censurarlo, que lo podemos entender dadas las circunstancias, subrayamos a quienes han mantenido el relato de la verdad que construye al final parte del relato colectivo. La memoria de este país, sin estas familias, estaría desmembrada. Como reza el dicho: “porque fueron, somos. Porque somos, serán”.

-Pero desgraciadamente me da que ¿la desmemoria no está solamente en las cunetas, en las fosas comunes…. La desmemoria se encuentra en la mirada de los testimonios, en el conformismo de nuestros padres y abuelos, en “callada como respuesta”?

-No creo, bajo mi punto de vista es más una imposición de estado. Del pacto del olvido de la transición, que pretende encerrar en un cajón el trágico pasado reciente de España, como si nada hubiera pasado, llegamos a 2019 con la mayoría de asignaturas pendientes de revisar. Es, como digo, más un fallo premeditado del sistema que una cuestión íntima o familiar. Las víctimas del franquismo son un ejemplo de lucha.

juanmiguelbaquero (3).jpg-Juan miguel, ¿cómo ha sido reencontrarse con testimonios, con datos hirientes?

-Por una parte siempre es duro. Hablamos de contextos de violencia extrema, de crímenes contra la humanidad, de secuestros, torturas, violaciones y asesinatos. Son historias terribles. Y eso va calando. Por supuesto. Aunque también va creando callo, como todo en esta vida, es dolor y la empatía nunca desaparecen. Pero, como decíamos antes, el agradecimiento de las víctimas tiene un efecto reparador incalculable. Me siento absolutamente afortunado por tener las puertas abiertas de sus historias, por ser un pequeño granito de arena en la reparación y la verdad que merecen.

-Por cierto, háblanos por favor de cómo fue ese proceso de recopilación, búsqueda e investigación…

-Después de años escribiendo sobre esto que denominamos memoria histórica, hablando con historiadores, familias de represaliados, investigadores locales, autores, compañeras, activistas… lo más complicado era atreverse a encarar un trabajo así. Al final estoy muy contento con el resultado, con ‘el país de la desmemoria’.

-Después amigo, cuando te pones a escribir el libro, ¿qué metodología de trabajo pones en marcha?, (sin olvidar que eres periodista y que esto “se nota” en el libro y en la narración del mismo)

-El libro está dividido en doce capítulos a modo de ensayos independientes aunque, entre todos, forman un relato común y casi cronológico. Eso da una pista del método y el resultado que, en efecto, tiene mucho de trabajo periodístico.

-Capítulo aparte merece, seguramente, el hecho de grabadora en mano acercarte a los testimonios y, eso sí, mirar a los ojos de los testimonios que hacen memoria…

-Mis viejitas y viejitos, sobre todo, como les llamo cariñosamente. Por suerte seguimos teniendo a muchos entre nosotros. Una pena quienes se quedaron en el camino sin recibir la reparación debida. Una lacra que España siempre llevará tatuada. Sí que estas personas que hacen memoria merecen un capítulo aparte. Y cuando nos miran a los ojos, cuando nos dan tantas lecciones de vida, uno no puede sentirse sino afortunado por tener esta profesión y la oportunidad de estar cerca de ellos.

-Quizás no es de ellos de quien debiera depender un ejercicio digno en torno a la memoria, ¿cómo lo ves? Y de quién debería haber dependido este ejercicio el más activo y  directo, por la memoria… ¿podemos -poner nombres y apellidos?

-Exacto. El deber de memoria es una cuestión de estado. Un deber irrenunciable además. El resto es ir en contra de los derechos humanos, como hace este país de forma sistemática en lo que respecta a las víctimas del franquismo. Para solucionar esto debe entenderse la memoria como una apuesta transversal, desde los partidos políticos, los medios de comunicación, la justicia, el sistema educativo… y la propia sociedad, ojo, no dejemos de hacer autocrítica en este sentido.

Porque ocultar la realidad nunca es una buena decisión. Y España no ha leído bien las páginas más oscuras de su historia reciente. Se lo debemos a quienes se fueron, es trascendental en nuestro presente y una obligación con las generaciones futuras. Sigamos, por tanto, construyendo memoria contra el olvido y la impunidad.

 

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