Cazarabet conversa con... Ignacio Sánchez-Cuenca, autor
de “La izquierda fin de
(un) ciclo” (La Catarata)
Dentro de la colección de Editorial La
Catarata, ¿Qué es ser de izquierdas (hoy)? Ignacio Sánchez-Cuenca desglosa una
serie de reflexiones….todas en torno de la izquierda.
La sinopsis del libro: ¿Qué puede
ofrecer la izquierda en un mundo dominado por el capitalismo en el queda muy
poco espacio para la soberanía popular? La izquierda como movimiento político
está ligada a una determinada época histórica en la que era posible transformar
el mundo a través de la esfera política de acuerdo con un plan previamente
establecido, ya fuera mediante la acumulación de reformas o mediante una
revolución. En nuestros días, sin embargo, la política ha sido remplazada como
instancia rectora de la vida social por la economía. La ideología dominante en
la actualidad, el neoliberalismo, es una ideología económica, que pide confinar
la política a un espacio inofensivo para el capitalismo. La idea de
emancipación humana a través del ejercicio de la soberanía de un pueblo o
nación suena hoy quimérica; quizá eso explique la desaparición de los partidos
comunistas, la crisis de los partidos socialdemócratas y la debilidad de las
nuevas izquierdas.
El autor, Ignacio Sánchez-Cuenca:
Profesor de Ciencia Política en la
Universidad Carlos III de Madrid. Ha sido profesor en las universidades de
Salamanca, Pompeu Fabra y
Complutense. Es autor de numerosos libros y artículos académicos sobre
violencia política, teoría de la democracia, política comparada y política
española. Sus últimos libros son The Historical Roots of Political Violence
(Cambridge University Press,
2019), La
confusión nacional. La democracia española ante la crisis catalana
(Los Libros de la Catarata, 2018), La superioridad moral de la izquierda (CTXT-Lengua de
Trapo, 2018), La
desfachatez intelectual (Los Libros de la Catarata, 2015) y Atado y mal
atado. El suicidio institucional del franquismo y el surgimiento de la
democracia (Alianza, 2014). Es colaborador habitual de La Vanguardia,
el periódico digital infoLibre y la revista digital CTXT.
El autor ya estuvo con nosotros: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/desfachatez.htm
Cazarabet conversa con Ignacio
Sánchez Cuenca:
-Amigo,
¿qué es aquello que te ha hecho investigar sobre La izquierda y esos
factores que nos pueden llevar al fin de (un) ciclo como titulas en tu libro
editado por La Catarata? -¿Por qué fin de un ciclo?, ¿por esa desaparición casi
imparable, aún cuando repuntó un poco al menos en visibilidad aquí con
Podemos—Garzón, Iglesias...--, en Francia-- con Melenchon--,
en Grecia --con Yanis Varoufakis
y Alexis Tsipras—en Italia –con el Partito Democratico della Sinistra-- ?
-Me apetecía reflexionar
sobre la izquierda en largo plazo, en un arco histórico extenso, sin prestar
demasiada atención a los resultados coyunturales de los últimos años. Es verdad
que en los últimos años ha habido importantes movimientos organizativos y
electorales en la izquierda, pero, visto con una mayor perspectiva, a mí lo que
me interesaba destacar es que, al menos en los países occidentales, primero se
hundieron los partidos comunistas y luego los partidos socialdemócratas han
entrado en un proceso muy agudo de pérdida paulatina de apoyos.
Sin partidos comunistas y
con partidos socialdemócratas muy disminuidos, ¿qué queda? Algunos partidos
nuevos, que aprovecharon las circunstancias dramáticas de la crisis económica
de 2008 para abrirse camino. Solo han gobernando en Grecia y ha sido un fracaso
completo. En España Podemos es el socio minoritario del PSOE en el Gobierno. No
parece que tengan fuerza suficiente para remplazar a los partidos clásicos revolucionarios
y reformistas de la izquierda.
Si nos fijamos en el largo
plazo, lo que vemos es que el sueño de que se puede construir una sociedad e
igualitaria desde bases políticas, que se inaugura en las revolucionares
francesa y americana, se ha ido disipando. Hasta el reformismo parece en
retirada. La evolución tecnológica, social y cultural del capitalismo creo que
no es favorable para la izquierda.
-¿Por qué se da, a la vez, la
crisis de la socialdemocracia con la crisis de los partidos de izquierda que
están más allá de la socialdemocracia, el comunismo?, ¿No hubiese sido más
lógico que entre ambas opciones se hubiese producido una correlación de
votos…que lo que unos perdiesen lo recuperasen los otros?
-La izquierda siempre ha
estado dividida, ya desde la Primera Internacional, si no antes. Eso no es
malo. Ha habido una rivalidad constante entre utopistas y pragmáticos, entre
revolucionarios y reformistas, entre anticapitalistas y keynesianos.
Históricamente, en los países occidentales (con la excepción de Italia), la
hegemonía política ha correspondido a los socialdemócratas, no a los
comunistas. Pero la socialdemocracia se ha quedado muy debilitada en los
tiempos de dominio neoliberal.
Hay dos preguntas posibles
aquí. Una es más abstracta: ¿por qué no todo el mundo adopta las ideas
igualitaristas y emancipadoras de la izquierda? Traté de responder en parte en
un libro anterior, La superioridad moral de la izquierda. La segunda es más urgente: ¿qué puede esperar
un votante cuando vota a un partido de izquierdas? ¿Qué puede conseguir hoy un
partido de izquierdas? Ninguno tiene una alternativa al capitalismo. Por
supuesto, las izquierdas pueden prometer grandes cambios y asaltar los cielos,
pero los ciudadanos saben que tienen muy poco espacio para llevar a cabo sus
planes. A medida que se estrecha el margen de maniobra de los partidos, van
pesando otras consideraciones: la capacidad de gestión de los gobernantes, la
corrupción, las guerras culturales… Nada de eso favorece políticamente a la
izquierda. El límite más fuerte al que se enfrenta a la izquierda es que,
incluso si alcanza el poder, puede hacer más bien poco.
-¿Quién
es el factor o factores que incurren para que se dé esta crisis tan implosiva
en toda la izquierda…la voracidad del neoliberalismo?
-Cuanto más complejo es el
orden social, más difícil resulta transformarlo. Nuestras sociedades son
incomparablemente más complejas que las de hace un siglo. El neoliberalismo, en
cierto sentido, es la expresión ideológica del triunfo del capitalismo. Dicho
triunfo consiste en eliminar la posibilidad de que la política pueda
inmiscuirse en la economía de mercado. La política puede servir para corregir
resultados, pero no, según el neoliberalismo, para decidir qué tipo de sistema
económico queremos tener. De ahí que la democracia sea hoy, ante todo, un
sistema para remplazar élites en el poder, pero no para elegir entre grandes
proyectos alternativos.
-¿La izquierda ha sabido manejarse
ante los nacionalismos y sus “peticiones” o se han perdido..?, ¿no será ese
otro factor del fin de (un) ciclo?
-No lo creo. No hay una
relación única entre izquierda y nacionalismo. Como de costumbre, hay
divisiones fuertes en el seno de la izquierda sobre la cuestión nacional.
Algunos consideran que el internacionalismo proletario consiste en pasar por
alto las diferencias nacionales. Otros creen que dicho internacionalismo se
articula mediante redes de solidaridad y apoyo mutuo entre movimientos y colectivos
muy variados nacionalmente.
-Aquí en concreto ese
fin de ciclo se precipita, pero por qué parece que lo sufra más la izquierda…
en un estado en el que a todo el engranaje político está oxidado
…es de pensar que todas las opciones políticas pueden llegar a fin de
ciclo, pero a veces se ven o se delatan más las crisis y los fines de ciclos en
aquellas opciones que son más críticas y sobretodo autocríticas… ¿Es así?
-No lo sé. Yo creo que lo
que arrastra la izquierda a un fin de ciclo es la clausura de la política, es
decir, la incapacidad del orden político para establecer qué tipo de orden
económico queremos tener. Cuando la economía se emancipa de la política (rasgo
principal de la época neoliberal), la izquierda se queda en una posición muy
comprometida. Su potencial transformador queda en entredicho. La mejor
ilustración es el gobierno de Tsipras, que tiene que
abandonar sus compromisos sobre la unión monetaria y el rescate. Es cierto que
Grecia es un país pequeño dentro de la UE, pero no creo que las cosas hubieran
sido muy distintas si en España hubiese triunfado Podemos. En la etapa actual
del capitalismo, la correlación de fuerzas entre capital y trabajo es muy
desfavorable para este último.
-Pero algo habrá detrás del
votante que es el que, por crítico y autocrítico que sea, lleva a quien lleva
al poder y quita a quien quita del poder o de los escaños, ¿qué nos
puedes decir?…
-Este es un asunto
fascinante. En algunos países, las bases sociales de la izquierda, sobre todo
de la nueva, de los partidos que han surgido en los últimos tiempos, no son
obreros manuales, sino jóvenes con un alto nivel educativo, profesionales
liberales, maestros, etc., mientras que la tradicional clase trabajadora o bien
permanece fiel a la socialdemocracia o se desplaza a los nuevos partidos
xenófobos y excluyentes de la derecha. En Estados Unidos, un mayor nivel
educativo es un buen predictor de voto al Partido
Demócrata; hace unas pocas décadas, era al revés. Nos encontramos en un momento
de transición social y política, donde aún no están claras las líneas de
división ni las alianzas de clase que se irán forjando. Precisamente por ello
observamos tanta inestabilidad en la política de los países occidentales.
-¿Todo fin de(un)
ciclo—recordamos que empleas el artículo indeterminado—lleva a empezar otro…? ¿estará este protagonizado por la presencia de la
ultraderecha?
-Bueno, la izquierda puede
ir hacia la marginalidad política o puede reengancharse a la sociedad, por
ejemplo a través del asunto medioambiental. A medida que la crisis ecológica se
vaya haciendo más visible y angustiosa, mucha gente podría considerar que sólo
una izquierda verde puede sacarnos del aprieto.
-¿Del arco político los primeros
que se resienten, ante cualquier crisis o sacudida---sobretodo socio
económica--- son los partidos acogidos más a la izquierda?, ¿por qué?
-Creo que a esto ya he
contestado anteriormente.
-¿Será
que la derecha va a lo que va, siempre y lo tiene muy claro y que, aún teniendo
sus familias, vertientes y demás…el objetivo es uno: el defender el sistema
neoliberal, el sacar partido de esto; el que nada se mueva y el nadar y guardar
la ropa y eso llegan a transmitirlo con los miedos a las diferentes clases
sociales…haciendo que hasta los trabajadores y trabajadoras que están en el
alambre piensen que lo primero es aplicar aquello de :”yo caliente que se..”,
ya sabes…¿lo compartes o qué nos puedes decir?
-Esto nunca lo he
estudiado con el detalle que merecería. Tan sólo puedo decir que la derecha, en
muchos países, ha conseguido persuadir a amplias capas de la ciudadanía que es
mejor gestora de los asuntos públicos, que no despilfarra, que sabe cómo salir
de una crisis económica, aunque las medidas sean dolorosas, etc. No entro ahora
a discutir si esa reputación tiene fundamento o no, tan sólo digo que la
derecha obtiene apoyos de gente que espera que los políticos sean buenos
gestores o gobernantes.
-Encima
han llenado las calles, con el discurso, (especie de
hipnosis) en que los que defienden ciertas premisas que, podrían englobarse en
las luchas de siempre de la izquierda ,son unos radicales a los que les toca
soportar todo tipo de calificativos y después los hay “de izquierdas moderados”
y solamente con estos se puede hablar.-Normalmente esto lo hace, casi
magistralmente, la derecha…dinamitando la unidad de la izquierda,
pero, y vuelvo a ser crítica con la izquierda, será porque las opciones de ésta
dejan, en cierto modo, que sea así.-Por qué el perfil del votante de
izquierda, y hablo del que siente de veras los valores de la
izquierda, es ”como menos constante”; diría más exigente
y crítico con toda la izquierda y todas sus coordinadas , sobre todo con el
partido al que una u uno vota? ¿O crees que también es menos constante?.La exigencia es buena, pero…..¿qué
nos puedes decir?
-Yo nunca he visto una
investigación rigurosa y sistemática sobre esta cuestión. Tendemos a pensar que
los votantes de izquierdas son más exigentes. Pero hemos visto un periodo de
cuatro décadas con mayorías socialdemócratas en Andalucía. Y durante la etapa
de Felipe González la derecha se quejaba de que los votantes del PSOE eran de
una fidelidad a prueba de escándalos. Hoy las tornas se han invertido y la
imagen es justo la contraria, que los votantes de derechas votarían incluso a
la cabra de la legión (o votan a Isabel Díaz Ayuso).
-Enlazando con la pregunta
anterior….de esta manera el voto suele quedarse en casa, absteniéndose o
votando nulo o en blanco…cosa que no seré yo quien la juzgue
,pero de esa manera le estamos dando mucho aire a la derecha…
-Durante mucho tiempo, la
izquierda española era más abstencionista que la derecha. Pero eso dejó de ser
así hace tiempo.
-La “acumulación de reformas” no
es, quizás, tan veloz o drástica como el hecho de llevar a cabo una
revolución…pero metidos como estamos metidos en una sociedad neoliberal y
neocapitalista…¿ya nos viene bien, si de veras esas
reformas miran por el bien común de las ciudadanas y ciudadanos…?
-Desde luego, yo me veo a
mí mismo como un reformista. Las opciones rupturistas, por suaves que sean,
suelen tener resultados desastrosos. En nuestra época, el ideal revolucionario
ha sido abandonado del todo y queda sólo un pálido reflejo de la revolución que
es el intento de entrar en una fase constituyente en la que todo sea revisable.
Así como hemos visto muchos episodios constituyentes en países
latinoamericanos, en Europa estas cosas ya no suceden. De ahí que incluso una
fase constituyente pueda sonar utópica.
-¿A la izquierda le da miedo o le
cuesta más una vez elegida y una vez en la arena política mantener tensada la
cuerda de los discursos de aquellos primeros días en los que no siendo
políticos ya miraban las bancadas de los mismos?-Si le da miedo, ¿por qué le da
miedo? Y si le cuesta por qué le cuesta?.¿Qué futuro a
corto y medio plazo crees que le aguarda a la izquierda?
-¡Nunca he sido bueno
anticipando el futuro! A mi juicio, lo que suceda en el medio plazo dependerá
mucho de la crisis climática. Si se agudiza esta crisis, como parece
inevitable, la izquierda puede reinventarse y reencontrarse con capas sociales
que se distanciaron hace mucho tiempo de su ideología.
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