La Librería de El Sueño Igualitario

978841642156.JPGCazarabet conversa con...   Javier Rodrigo, autor de “Una historia de violencia. Historiografía del terror en la Europa del siglo XX” (Anthropos)   

 

 

 

 

 

 

Editorial Anthropos nos trae una investigación de Javier Rodrigo que se adentra en las historiografías del terror en la Europa del siglo XX.

Lo que nos dice la editorial sobre el libro:

Existe, en la historiografía contemporánea, una narrativa cada vez más sólida que interpreta el siglo XX en clave de genocidios, exilios y eliminaciones de naturaleza política, donde la guerra y la violencia colectiva forman el eje gravitacional del pasado reciente europeo. Una historia de violencia: la que hizo del siglo XX el tiempo histórico más brutal, sangriento y, en consecuencia, fundacional del anterior milenio. Esa es la que se aborda en este libro, que reúne diferentes estudios sobre las historiografías del terror: sobre las formas en que la historiografía contemporánea ha analizado los procesos de guerra, violencia o rememoración colectiva en la Europa del siglo XX.

El autor, Javier Rodrigo:

Nosotros ya hemos estado con él en varias conversaciones:

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/rodrigo.htm

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/guerrafascista.htm

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/rodrigo.htm

Saborear un poco de este ensayo:

https://issuu.com/anthropos-editorial/docs/historia_violencia_issuu

 

 

Cazarabet conversa con Javier Rodrigo:

javierrodrigo-(1).jpg-Javier, siendo breves y concisos, ¿qué ha supuesto el fenómeno de la violencia colectiva en este siglo XX que ahora ya podemos mirar, históricamente hablando, con una mayor perspectiva?

-Breve y conciso: desde el prisma histórico, ha supuesto posiblemente el mayor factor de aceleración, cambio, transformación y radicalización de los procesos político-sociales en su conjunto. Violencia colectiva fueron las guerras mundiales, las guerras civiles, las deportaciones y desplazamientos forzosos, los genocidios y politicidios. Es imposible pensar el siglo XX sorteando esas realidades. 

-¿Pero estamos sabiendo leer, analizar, reflexionar convenientemente la historiografía sobre la violencia y en torno a ella para hacer un buen ejercicio en torno a la Memoria Histórica?

-Tengo dudas al respecto. La historiografía profesional y académica tiene sus propios códigos, algunos de los cuales intento explicar en este libro, que la hacen a veces más testigo del presente que analista del pasado. Además, su alcance es bastante limitado. Difícilmente de la historiografía se pueden extraer políticas y acciones concretas para el presente, y cuando eso acontece, suele hacerse (con excepciones) bajo el prisma de la simplificación. Reconozco que soy muy pesimista al respecto, aunque últimamente he podido conocer de primera mano algunas instituciones, como la Scuola di Pace en Montesole (Italia) o el memorial del campo de concentración de Ravensbrück (Alemania), modélicas en esos mecanismos de proyección de la complejidad del pasado hacia nuestros presentes. Todas fuera de España, claro.

-¿Esta historia de historias de violencias del siglo XX nace donde no acaban de cerrarse bien los anteriores conflictos?

-Es evidente que los conflictos armados nunca terminan de cerrarse, y si eso es así, considerar que se cierran “bien” es casi una utopía. De hecho, en todos los procesos de guerra civil o internacional, de reconfiguración racial o política, hay siempre un llamamiento al pasado, a la violencia pretérita, al conflicto irresuelto. En la narrativa de la Gran Guerra está muy presente la de la guerra franco-prusiana y el miedo tudesco a los francotiradores. En la Segunda Guerra Mundial, tanto el Eje como sus enemigos construyen su propia mitología legitimadora en base a elementos del pasado. Lo cual no quiere decir que unos conflictos empiecen donde se han cerrado mal los anteriores. Más bien, eso nos habla de la continuidad de narraciones y estereotipos que, convenientemente utilizados, devienen herramientas para la movilización, la revolución, la guerra o la violencia.

-Si nos paramos en pensar o en mirar a este siglo, verdaderamente ha sido convulso, violento y sangriento en esta Europa del XX, pero ¿por qué?, ¿causas?

-Cada proceso tiene sus propias causas, que hay que leer con detenimiento y después, poner en relación con las demás. No existen causas homogéneas para procesos tan dishomogéneos, y los pocos intentos de analizarlos, como la ciencia política, desde variables dependientes e independientes, resultan a mi juicio un fracaso. Hace poco leía un trabajo para el libro que ando escribiendo, que explicaba las guerras civiles de España, Grecia y Yugolsavia como el resultado de la tardía modernización, la pobreza estructural, la dominación secular y los desequilibrios ancestrales. Eso no funciona. Lo que sí es operativo es individuar elementos comunes: la progresiva totalización de las guerras, la centralidad del marco político revolucionario como posibilidad real para la toma del poder, la importancia gravitacional del problema de las minorías étnicas, nacionales o lingüísticas... Son elementos recurrentes, contingentes en diferentes procesos de violencia colectiva en Europa, que ayudan a explicar, pero que no agotan la explicación. Como decía Engels, al final siempre tiene que haber quien dispare la primera bala.

javierrodrigo-(2).jpg-La historia de la violencia en el viejo continente es como una matriuska, como una muñeca rusa, dentro de un conflicto aflora otro y dentro de éste otro y así sucesivamente ¿por qué?

-Me gusta la imagen de la matriuska: hay guerras que contienen en su interior otras, lo que hace que cuando una se cierra, no siempre se agotan con ella los conflictos ulteriores. La Primera Guerra mundial pone los condicionantes necesarios para la sucesión de guerras que incendian Europa entre 1918 y 1949. La Segunda contiene guerras internas en Francia, Bélgica, Yugoslavia, Italia, e incluso alimenta la guerra contra el monte en España. ¿Por qué? Pues porque en tiempo de guerra, que recordémoslo es el marco legal e histórico por antonomasia de estos procesos de violencia masiva, no solo se rebaja la sanción y se minimiza la persecución, sino que directamente se propugna la violación de los códigos éticos y jurídicos. La guerra y la violencia se asumen, dolorosa o alegremente, como los procesos necesarios para reconfigurar la sociedad, para acabar con el enemigo, para expulsar al invasor. 

-En realidad todo esto dice muy poco a favor de los gobernantes…

-Y mucho a favor de quienes se opusieron, de quienes trataron de buscar las salidas menos gravosas a los conflictos que derivaron en guerras y violencias intestinas, de quienes supieron anteponer la seguridad y la convivencia frente a la violencia, la expulsión y la rapiña, de quienes propusieron armisticios con tal de salvar vidas, de quienes los aceptaron. Entre 1914 y 1949, los menos.

-Las violencias, algunas de ellas, obedecen al miedo a los cambios, por ejemplo al miedo a las revoluciones de carácter social (aunque también política por sus claros objetivos de querer cambiar desde lo político con una dirección clara) como fue la revolución bolchevique?

-El carácter contrarrevolucionario de una de las violencias predominantes en la Europa del siglo XX, la fascista, es más que evidente. No la explica en su conjunto, por supuesto, ni es su única clave de lectura. Pero el miedo a la revolución inició dinámicas de contrarrevolución preventiva armada que devinieron en el ascenso del fascismo al poder, en golpes de Estado cuyo resultado fue la represión política o la guerra civil. 1917 marca, posiblemente, un antes y un después: en las prácticas para la toma del poder (lo que Curzio Malaparte denominó las técnicas del golpe de Estado), en el marco de expectativas de un movimiento obrero que adopta (piénsese en el 17 español) la técnica de la huelga general revolucionaria, en las víctimas -económicas, políticas, culturales- potenciales de la revolución.

-Revoluciones y contra revoluciones ¿qué ha supuesto más violencia?

-En Europa, la contrarrevolución. Hay poca duda al respecto. Si la forma que adopta en Europa la contrarrevolución es el fascismo, y el fascismo es el tipo de régimen que, con el objetivo de la protección de la comunidad nacional, con más intensidad cualitativa y cuantitativa ha desarrollado políticas de limpieza, reajuste y reubicación social, racial, demográfica o económica, entonces la contrarrevolución (que, en la mayoría de los casos, ni siquiera necesita un proceso revolucionario previo o latente para manifestarse: a sus impulsores le basta la retórica) es la que más violencia ha generado en la Europa contemporánea, al menos en el ciclo de las guerras mundiales y civiles continentales. Pero que esto no sea leído como un blanqueado de expediente de los procesos revolucionarios europeos. La mayor violencia de la contrarrevolución no cuenta mucho si analizamos las tasas de muertos de la Cataluña de 1936, o si lo que queremos entender es el impacto de las políticas eliminacionistas de la URSS postrevolucionaria.

javierrodrigo-(3).jpg-¿Se utilizan los nacionalismos, o lo que es peor, se utilizan los sentimientos que algunos puedan albergar con una nación para provocar violencia y conflicto?

-Se utilizan, sí, y cabe preguntarse si porque de esa manera se maximizan y convierten en irresolubles conflictos que, de otro modo, habrían podido resolverse sin violencia. La expulsión de los alemanes étnicos de Europa del Este en la segunda posguerra mundial, por ejemplo: ¿era necesaria? ¿Era tan importante la homogeneidad nacional en Polonia, Hungría, Checoslovaquia, como para justificar un proceso que llevó al desplazamiento forzoso de entre 12 y 13 millones de personas, y a la muerte de varios cientos de miles de ellas? Polonia es un caso paradigmático, en la medida en que vio reducida su complejidad nacional a un estado de práctica homogeneidad, con la desaparición total o parcial dentro de sus fronteras de alemanes (del 2,3 al 1,4% de la población), ucranianos (del 13,8 al 0,7%) o bielorrusos (del 5,3 al 0,6%). La nación es, en última instancia, una metáfora, un constructo o, si lo llevamos al extremo, una mentira, pero es operativa. Los gobiernos nacionalistas deben afrontar siempre el reto de la gestión de las minorías nacionales, y la verdad, salvo en los casos de construcción de estados plurinacionales, los resultados dejan poco espacio al optimismo.

-Javier, ¿por qué te da en estudiar, investigar, reflexionar sobre la violencia y en cómo la historia la mira y “la reflexiona”?

-Yo también me lo he preguntado a veces. Todos los historiadores, en mi opinión, nos preguntamos por nuestros propios presentes, y el de mi formación coincidió con una época muy específica, la de las guerras civiles en los Balcanes, en un extremo, y el despliegue de la guerra de Irak, en el otro, con el 11S como punto de inflexión. Supongo que eso ha ido marcando las elecciones temáticas. También hay preocupaciones contingentes que intento resolver observando algunos de los debates, teóricos e historiográficos, que tienen lugar fuera de nuestra comunidad académica: al final, toda la historia es historia de la historiografía, y la historiografía es, sobre todo, teoría de la historia. La suma de ambas dinámicas es la que ha desembocado en este libro.

 

 

 

 

978841642156.JPG25970 
Una historia de violencia. Historiografía del terror en la Europa del siglo XX. Javier Rodrigo   
192 páginas
14.00 euros
Anthropos



Existe, en la historiografía contemporánea, una narrativa cada vez más sólida que interpreta el siglo XX en clave de genocidios, exilios y eliminaciones de naturaleza política, donde la guerra y la violencia colectiva forman el eje gravitacional del pasado reciente europeo. Una historia de violencia: la que hizo del siglo XX el tiempo histórico más brutal, sangriento y, en consecuencia, fundacional del anterior milenio. Esa es la que se aborda en este libro, que reúne diferentes estudios sobre las historiografías del terror: sobre las formas en que la historiografía contemporánea ha analizado los procesos de guerra, violencia o rememoración colectiva en la Europa del siglo XX.

Leer fragmento:
http://issuu.com/anthropos-editorial/docs/historia_violencia_issuu


ÍNDICE

INTRODUCCIÓN .............................................................................. 11

1. OSCURO, SANGRIENTO, SALVAJE. La violencia de la Europa
del siglo XX y sus narrativas .................................................. 19
Narrativas .................................................................................... 21
Contingencias .............................................................................. 30

2. SU MAJESTAD LA GUERRA. Historiografías de la Primera
Guerra Mundial en el siglo XXI ............................................. 43
De continuidades y rupturas ....................................................... 45
La guerra en la Guerra: el nacimiento de la violencia
contemporánea ...................................................................... 54
Perspectivas ................................................................................. 62

3. BAJO EL SIGNO DE MARTE. La violencia y sus relatos en
las guerras civiles europeas, 1917-1949 ................................ 69
(In)Definiciones ........................................................................... 72
Revolución / Contrarrevolución .................................................. 78
La era del fascismo ...................................................................... 84
Conclusiones ............................................................................... 93

4. ESPEJOS DEFORMANTES. Explotación y limpieza social:
hacia un modelo concentracionario fascista ........................ 97
Una premisa: la Guerra total ....................................................... 101
Internamiento y explotación ....................................................... 106
Limpieza social: el patrón fascista .............................................. 112

5. PRESERVAR LA MEMORIA A COSTA DE LA HISTORIA.
Sobre la era de la memoria en Europa ................................. 123

EPÍLOGO. La ética de la memoria europea:
¿qué se debe hacer?, por Luisa Passerini............................... 153

BIBLIOGRAFÍA ............................................................................... 165

 

 

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