Cazarabet conversa con...   Amadeo Barceló, autor de “La guerra de nuestras abuelas. Caspe, 1931-1945” (Los Libros del Agitador) 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Amadeo Barceló se acerca a los recuerdos y a la memoria de las abuelas, las nuestras, que vivieron el período de la II República, el Golpe de Estado, la guerra y la larga posguerra… aquí queda reflejado el primer tramo de la misma…

La sinopsis del libro: La guerra de nuestras abuelas es un ensayo sobre la Guerra Civil en Caspe que convierte en protagonistas a más de doscientas mujeres, tanto caspolinas como llegadas a la ciudad durante la época de contienda. Políticas, evacuadas, represaliadas, milicianas, periodistas, enfermeras o maestras son algunos de los perfiles femeninos en los que se detiene la obra. La guerra de nuestras abuelas es la cuarta obra en solitario del historiador caspolino Amadeo Barceló, quien vuelve a hacer gala de un estilo narrativo ágil y didáctico. Con prólogo de Juan Manuel de Prada.

El autor, Amadeo Barceló: Amadeo Barceló Gresa (Caspe, 1974), trabajador por cuenta propia en el sector de la alimentación, es graduado en Geografía e Historia por la UNED (2018).

Máster en profesorado de educación secundaria por la Universidad de Zaragoza (2019).

En solitario ha publicado La Orden de San Juan de Jerusalén en Caspe y Comarca durante la Edad Media (2007), El Verano de la Tormenta. Los sucesos de Caspe en julio de 1936 (2011), ¡Viva el maquis! Tras las huellas de maquis, guerrilleros y clandestinos en el Bajo Aragón (2015) y La guerra de nuestras abuelas. Caspe, 1931-1945 (2021).

Es coautor de las siguientes publicaciones:

Cuadernos de Estudios Caspolinos 27: “Apuntaciones para la defensa de los derechos del Convento de San Juan, 1803”, junto a Carmen J. Mar, 2008.

Cuadernos de Estudios Caspolinos 28: “Nuestras tropas se apoderan del Fuerte de Caspe”, 2009.

Cuadernos de Estudios Caspolinos 31: «El Bajo Aragón y la Reconquista: un conflicto militar y cronológico», 2014.

Cuadernos de Estudios Caspolinos 32: «Un café con Benito Roca», 2020.

Los años de los que no te hablé I: “En memoria de Manuel Ferrer Jordán”, AACCC, Caspe, 2010.

Los años de los que no te hablé II: «Antonio Gascón Latre. Fotos perdidas de 1936», BAP, Caspe, 2013.

Anales 22, Anuario del Centro de la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Calatayud: “La capital roja. El Consejo de Aragón en el 80º aniversario de su constitución, a través de una ruta urbana por Caspe”, 2016: http://www.calatayud.uned.es/web/actividades/revista-anales/22/03-02-AmadeoBarceloGresa.pdf

¡Mexicanos! Aragón os expresa su gratitud. El consejo de Aragón homenajea a México. Bajoaragonesa de Agitación y Propaganda, 2018.

Al-Qannis. Miradas a un conflicto. Guerra y posguerra en el Bajo Aragón. “Manuela Moreno y Josefa Bayod: El drama de dos bajoaragonesas durante la guerra silenciada (1944-1949)”, 2019.

Como especialista de la Historia contemporánea de Caspe, destaca su papel como organizador en diferentes jornadas celebradas en Caspe: «Caspe. Un jardín de senderos que se bifurcan» (2011), «El largo verano de la anarquía» (2016), «Conmemoración 80º aniversario de la Batalla de Caspe» (2018) y «La Comarca en su historia» (2019). Colaborador de la serie documental “La Guerra Civil en Aragón” (2016), ha sido ponente en jornadas sobre la Guerra Civil como las celebradas en el Instituto Doctor Peset Aleixandre de Paterna (2017), “Sariñena en Guerra” (2018) y “Caspe, 1938, ciudad evacuada” (2018). Destacan sus textos editados por el diario Público: «Los últimos ejecutados en Zaragoza» (2020) y «El capitán de la Guardia Civil que utilizó escudos humanos» (2016), ambos disponibles en la sección «Memoria Histórica» de este blog.

Es también especialista en el Compromiso de Caspe: durante el mes de junio de 2012 su artículo “Hoy es 28 de junio” fue teatralizado y emitido en directo por Aragón Radio durante los días 25, 26, 27 y 28 de junio; colaboró en el suplemento especial de Heraldo de Aragón sobre el Compromiso de Caspe publicado en junio de 2012, y participó como especialista en la historia de Caspe en el programa «Reino y Corona» emitido por Aragón TV en enero de 2015. 

Junto a todo ello, ha publicado decenas de artículos sobre historia en revistas locales, tanto impresas como digitales (buena parte de los mismos puede consultarse en este blog).

En cuanto a participaciones en congresos, destacan sus trabajos «La Acrópolis de Caspe”, Congreso de Hispania Nostra (Caspe, 2006), “Don Juan, Comendador de Caspe ¿año 1368?, Simposio en el VII Centenario del Gran Maestre Juan Fernández de Heredia (Caspe, 2010), y “Escenarios de la Guerra Civil, lugares de aprendizaje”, II Congreso Internacional “Ciudad del Compromiso”: Recreación Histórica, Museos y Didáctica del Patrimonio” (Caspe 2019).

Es colaborador ocasional de la Oficina de Turismo de Caspe, realizando visitas guiadas al Castillo del Compromiso y su entorno, la educación en el antiguo convento de Franciscanos y, especialmente el núcleo urbano de Caspe durante la Guerra Civil.

http://amadeobarcelo.es/coautoria-de-libros-y-otros-trabajos

 

El autor, ya estuvo con nosotros con ¡Viva el maquis! Tras las huellas del maquis, guerrilleros y clandestinos en el Bajo Aragón.

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/vivaelmaquis.htm

 

 

 

Cazarabet conversa con Amadeo Barceló:

-Amadeo, ¿qué te hizo escribir La guerra de nuestras abuelas, Caspe 1931-1945, libro en el que te acercas a los testimonios, el de las abuelas de Caspe, que vivieron desde la II República hasta la posguerra, pasando por el Golpe de Estado, la guerra?

-El germen de este ensayo es mi Trabajo de Fin de Grado que llevó por nombre “Represión femenina en Caspe durante el primer franquismo. Una aproximación a través de los sumarios militares”.

-¿Cuándo pensaste en el proyecto y cuándo empezaste a tirar de esos hilos testimoniales que son el cuerpo y el alma de este proyecto testimonial?

-La verdad es que desde los primeros compases de la preparación del TFG tuve el acierto de recopilar mucha más información de la que necesitaba para el trabajo en torno a las vivencias de mujeres de Caspe durante la guerra. Y bueno, más que los testimonios creo que lo que articula el trabajo son las biografías de las más de 200 mujeres, los fragmentos de sus historias que he podido recopilar gracias a testimonios y documentos.

-En este libro se reafirma que el testimonio oral es más que fundamental, ¿verdad?

-Sin duda. Casi ya no quedan testigos de aquellos años, pero todavía he tenido la suerte de realizar algunas entrevistas de gran interés, con una capacidad de arrastrarnos hasta los hechos como ninguna otra fuente puede hacerlo.  Ahora bien, hay que tratar de contrastar las informaciones que te brindan los entrevistados con otras fuentes, porque la memoria a veces falla y los recuerdos no siempre se ajustan a los hechos.

-Y enriquecedor, ¿cuánto aprendiste como historiador y cuánto como humano desde este trabajo…?

-Como historiador es muy interesante escuchar a los testigos presenciales, pero la verdad es que nunca entrevistas a nadie como si fueras un autómata, sino que empatizas con tu interlocutor. Escuchar y ver sus caras cuando lo cuentan es una sensación incomparable. Así que puedo asegurar que a través de las entrevistas aprendes más como humano que como historiador.

-¿Por qué cosas –por no decir “penalidades”--debieron de pasar nuestras abuelas?

Buf! Si ya el día a día era duro para las mujeres durante los años de la República en paz, las mujeres de Caspe y de otras del Bajo Aragón, con el estallido de la Guerra Civil, sufrieron las consecuencias de encontrarse en una zona en la que pasó de todo.

-¿Por qué te centras en ellas…porque son las que se quedaron en los pueblos, mientras sus maridos fueron, muchos, movilizados?

-Sus maridos, sus hijos, sus hermanos padecieron como nadie durante la guerra, murieron en el frente o en retaguardia, pero solemos olvidarnos de que ellas debieron de enfrentarse al día a día a retaguardia que se fue complicando con el paso de los meses. Bombardeos, escasez, requisas, violencia sexuada… y en ocasiones pagaron un alto precio por el simple hecho de ser mujeres o madres de quienes estaban en el frente u ocupaban puestos políticos destacados y habían huido.

-A veces, tenemos o teníamos como instalado en la mente, que las mujeres no vivían o no querían vivir interesándose por los acontecimientos socio-políticos, pero estamos muy equivocados, ¿verdad?; su vinculación era mucho más activa de lo que pensamos…

-Lo cierto es que yo he detectado una situación distinta a lo que afirmas, al menos en nuestros pueblos. Hubo mujeres que dieron un paso adelante, pero fueron las menos. Mayoritariamente no es que no quisieran, es que las propias normas familiares y sociales les impedían involucrarse en los grandes cambios que iban teniendo lugar. Bastante tenían con ocuparse del hogar y de los críos, porque eran ellas las que quedaban al frente sin apenas recibir ayuda de los varones.

-Aunque el tiempo, y su paso inquebrantable, se habrán dejado muchos testimonios atrás…

-Ese es uno de los grandes lamentos de este trabajo, por no decir el principal. Es una lástima no haber realizado esta investigación tres décadas atrás. Pero entonces yo era un crío y a los investigadores de la época tampoco se les ocurrió. Cuando podían acceder a estos testimonios, interesaban más las grandes noticias y menos las historias de mujeres, las cuales siempre se han tenido como algo de menor importancia por mucho que fueran vivencias excepcionales. Y bueno, de la “cotidianidad” de la guerra y posguerra que vivió la generación de nuestras abuelas casi nada se recogió. Así que sí, sin duda, se han perdido muchas historias valiosas.

-¿Este libro se puede leer como una especie de complemento a tu libro, editado hace diez años, El Verano de la tormenta?-¿En qué lo complementa?; ¿por qué?

-Para contestar a esta pregunta debo hacer una aclaración previa, porque La guerra de nuestras abuelas es una suerte de dos libros en uno: la narración transcurre entre 1931 y 1945 y va deteniéndose en todas las noticias destacables que tuvieron lugar en Caspe durante los años de la Segunda República, la guerra y los primeros años de la posguerra. A esos hechos se van cosiendo historias de mujeres de la localidad (aunque también se habla de otras mujeres foráneas).  Y ahora respondo a tu pregunta: El verano de la tormenta se ocupaba solo de los primeros días de la guerra, es decir, del golpe de Estado y la revolución subsiguiente. Así que en cierto modo esta obra sí es una continuación cronológica de El verano, pues se cuenta lo más destacado del resto de la guerra en Caspe mediante un relato ágil, como hice en El verano de la tormenta. Ahora bien, los estilos son distintos. Este trabajo es “más ensayo”.

-Las mujeres siempre llevan como más de una mochila en sus hombros, ¿verdad? y esto se ve, se nota, casi se palpa en cada entrevista y en cada testimonio.

-Sí, claro que se nota. Pero lo curioso es que tenemos más conciencia de ello quienes lo analizamos, que ellas mismas. Si todavía es evidente que vivimos en una sociedad patriarcal, imagina hace ocho décadas. Las mujeres se ocupaban de un montón de cosas en el hogar, de la familia, y también fuera del ámbito doméstico. Y apenas se les reconocía. Como te decía, ellas no eran conscientes de ello porque les habían inculcado que todas esas “obligaciones” iban implícitas con su sexo. Los hombres tenían menos responsabilidades, lo cual estaba totalmente normalizado.

-¿Sacó la guerra y la posguerra en Caspe, como en cualquier otra parte  de aquellos años…lo mejor y lo peor de una sociedad, de una ciudadanía y aquí también andan, lógicamente, metidas  las mujeres?

-Indudablemente. Eso es un fenómeno que se repitió por numerosos pueblos de la geografía estatal: la guerra desató el lado más perverso de las personas. Hubo muchas acciones benévolas, claro que sí, pero mucho de lo peor de la gente nos ha llegado a través de fuentes orales o documentos. En este sentido, los procedimientos sumarísimos evidencian las envidias, los odios o los celos que había entre muchas personas que se conocían, por política o por otros motivos. Y el sector femenino de la población no fue ajeno a ello.

-Las mujeres, en todos estos escenarios dentro de este período de tiempo-- del que rescatas de la memoria, entre 1931 y 1945--, fueron siempre más pragmáticas pensasen como pensasen, estuviesen con quién estuviesen, fuesen o no creyentes…

-Claro. En muchas ocasiones tuvieron que preocuparse de salvar la vida de ellas y de sus familias, o del sustento de los suyos cuando se quedaron solas al cargo de los hijos. Cuando lo esencial apremia lo demás se aparca. Ahora bien, también tuvieron oportunidades de hacer valer sus principios.

-¿Un punto de no retorno se produce cuando se le permite a la mujer votar?

D-esde mi punto de vista no. Al menos no en los pueblos, donde el voto de la mujer apenas cambia nada. Los valores patriarcales estaban demasiado asentados en la sociedad como para acabar con ellos tan deprisa. El voto femenino fue un gran logro y estoy seguro de que si no hubiera estallado la guerra los avances en derechos femeninos hubieran sido notables, pero lo cierto es que en nuestros pueblos la llegada del voto no fue más que un gesto. En la práctica todo continuó más o menos igual.

-Las mujeres los principales acontecimientos históricos, ¿cómo los viven?, ¿cómo es su participación, por ejemplo, cuando se proclama la II República? ¿Y en el alzamiento y en los primeros días de la guerra?

-Pues vuelvo a lo mismo que te decía en la respuesta anterior. En nuestros pueblos todos estos grandes titulares de la historia también tuvieron su reflejo, pero las mujeres, en general, no ocupaban puestos de responsabilidad. Otra cosa distinta es lo que pasará a raíz del estallido de la guerra y el proceso revolucionario que se vivió en el Aragón oriental.  Todo esto funcionó como un acelerador de procesos y a partir de este momento la cosa irá cambiando.

-Caspe se convirtió en la sede del Consejo Regional de Defensa de Aragón, una entidad, digamos, que ideada por los anarquistas y anarcosindicalistas…este Consejo tuvo influencia y autoridad sobre todo el Aragón que no había caído bajo los alzados y sublevados… ¿las mujeres cómo lo recuerdan? ¿cómo os lo cuentan?

-En ese proceso el recuerdo de hombres y mujeres es similar. Al menos lo es en la memoria de quienes yo he podido entrevistar: son muy pocos los que hablan bien del Consejo, la verdad. Yo creo que esto es así por dos motivos principales: porque quienes tuvieron una relación más estrecha con los órganos de gobierno ya no viven o viven en el extranjero porque son descendientes de aquellos anarquistas que dejaron España. Por otro lado, no es baladí la intoxicación de los recuerdos de nuestros mayores: casi todas las fuentes orales que quedan eran demasiado jóvenes, por lo que no fueron capaces de formarse un criterio propio. Se tiende a relacionar al Consejo de Aragón con la revolución incontrolada de los días del verano de 1936, porque para la mayoría no eran más que lo mismo, anarquistas. Y, además, debemos tener en cuenta que durante las cuatro décadas de franquismo no se hizo nada por aprender en torno a ello. Se metió a todos en el mismo saco, se hablaba de “rojos” y asunto terminado.

-¿Qué recuerdan tus testimonios orales de la Batalla por Caspe? La llegada de las Brigadas Internacionales con la XII Brigada Internacional debieron causar entre revuelo, expectación, esa especie de admiración…

-Lo cierto es que apenas he encontrado testimonios que recuerden la llegada de las Brigadas porque para entonces la población de Caspe había abandonado la ciudad para huir en dirección Cataluña o para refugiarse en los campos. Las Brigadas llegaron a Caspe cuando la batalla ya estaba encima.

-¿La Batalla cómo os la contaron ellas…cómo la recordaban?; aunque fuese vivida desde la evacuación…

-Lo que sí recordaban las fuentes orales es la llegada de las tropas moras y las atrocidades que cometieron a su paso. Amputaciones, robos, asesinatos y violaciones tuvieron lugar en marzo de 1938. Las violaciones quedaron muy marcadas en la memoria de las caspolinas a pesar de que no se hablara de ello.

-¿Cómo fue el volver a  Caspe cuando esta ya fue tomada por las tropas franquistas?

-Lo que encontraron fue una ciudad fantasma, vacía, con casas en ruinas por los efectos de los bombardeos. Y casas desvalijadas por los moros o por los propios vecinos.

-Primero estuvo Vicente Rojo, al frente del Ejército de la República, establecido en Caspe, aunque solamente fuese estableciéndose un tiempo, pero después Caspe fue el Cuartel General del General Yagüe…. ellas te cuentan si encontraron diferencias en el ambiente social, humano, y entre la ciudadanía?

-El Caspe bajo dominio republicano y bajo dominio franquista coincidía en ser un lugar cercano al frente, hacia el oeste primero y hacia el este después. Pero al margen de ello la ciudad era otra muy distinta, como lo era la manera de entender el mundo de unos y de otros. Pero la sociedad caspolina era diferente no solo por el modelo social de los franquistas, sino también porque los asesinatos del verano de 1936 y los éxodos de marzo de 1938 arrasaron con los mejores individuos de una generación.

-¿Cómo cae la represión en las mujeres de Caspe?, ¿cómo la viven y cómo la vivieron años después…en la mayoría de los casos sino en todos tardaron mucho en poder hablar de ello, ¿verdad?

-Aunque se aprecian claros puntos en común con zonas que quedaron bajo el control republicano, la represión en Caspe tuvo algunas particularidades que desvelo en el libro. Y sí, dices bien que apenas hablaron de ello… Esa es una gran verdad. Lo que sufrieron las mujeres en los primeros compases de la represión, las calamidades que padecieron en las cárceles, solo lo supieron sus familias, y muchas veces ni eso. Tuvieron que pasar décadas para que algunas como Tomasa Cuevas recogieran decenas de testimonios de gran valía. Todavía hoy nos servimos de ellos.

-Amigo Amadeo, ¿hay o hubo algún incentivo qué te ha hecho investigar sobre esto? ¿Cómo ha sido el proceso y la tarea ardua de investigación que, además tiene mucho a ver con el proceso de documentación?

-Casi desde los primeros compases de la investigación fui consciente de lo poco que se había hablado de las mujeres que se enfrentaron a lo más crudo de aquellos años. Y eso fue un acicate, porque no hay nada que me mueva más en una investigación que dar a conocer hechos ignorados u ocultados a conciencia. En cuanto a la investigación, ha sido tan apasionante como ardua.

-La investigación, la recopilación de documentación, el contrastar todo ello… el aproximarse a testimonios más o menos directos sobre tu trabajo…es una tarea que requiere de mucha dedicación, minuciosidad, pero también de mucha gratificación al ver el resultado final… ¿qué nos puedes decir? ¿Y qué metodología de trabajo sueles seguir? ¿Trabajas sobre un guión de cuestiones y/o preguntas sobre las que ir encontrando respuestas?

-Para mí el proceso de recopilación de información es tan apasionante como el montaje posterior. Trato de consultar todas las fuentes disponibles: bibliografía, archivos, hemerotecas, orales… y sí, es evidente que a la gran mayoría de investigadores nos cuenta un gran esfuerzo porque no nos dedicamos con exclusividad a ello. Pero es tan gratificante que no te importa meter las horas que hagan falta o los kilómetros que sean necesarios para acceder a tal o cual documento o llevar a cabo una entrevista. En cuanto a la metodología de trabajo, bueno, soy un poco caótico, o al menos no tengo un guión previo. Una vez comienzo la investigación ya es otra cosa, porque el propio trabajo te va mostrando por dónde debes seguir, en qué aspectos debes profundizar. Y cuando no lo tienes claro, es imprescindible consultar a los amigos o compañeros que saben de estas cosas.

-Al final, cuando haces las presentaciones: ¿con qué gente te encuentras; las mujeres, en las presentaciones, preguntan cosas de manera más directa…van como dos pasos por delante por saber qué hay y los roles a los que, siempre, ¿estaremos sujetas?

-Es posible que haya encontrado una representación de mujeres más amplia que en las presentaciones de mis libros anteriores, pero tampoco es algo excesivamente significativo.  Se interesan y preguntan, sí, aunque lo cierto es que a las que suelen intervenir en las presentaciones, las historias que contiene el libro les suenan. ¿Por qué? Pues porque la media de edad del público en cada una de las puestas de largo del libro ronda la cincuentena y me quedo corto. Es decir, que las reflexiones realmente interesantes respecto a los roles de aquellas mujeres, las comparaciones con la situación de la mujer hoy en día, quedan un poco en debe porque, siendo sinceros, echo de menos a mujeres jóvenes en las presentaciones. Y es una pena porque creo que todavía quedan muchas chicas jóvenes que no tienen ni idea de lo mucho que padecieron la generación de sus abuelas. No quisiera meterme en un jardín por lo que voy a decirte, pero creo que hay que luchar por los derechos femeninos, claro, pero sabiendo de dónde venimos.

-Amigo, ¿nos puedes dar alguna pista sobre lo que andas metido ahora…nos puedes dar alguna pista?

-De momento en descansar, en vivir con algo más de tranquilidad. Hago deporte, he creado un blog… y por el momento es suficiente. Llevo más de 10 años de vida frenética compaginando el trabajo con asociacionismo, estudios en la UNED e investigaciones. Ahora toca coger algo de aire. Pero vamos, seguro que en breves me enredo en algún otro proyecto.

 

 

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