La
Librería de El Sueño Igualitario
Esta
singular tierra y sus tierras es vista y narrada por Camba y nos llega a los
lectores gracias a Fórcola ediciones.
Un libro
que encuaderna las reflexiones y complicidades del cronista, periodista y
articulista gallego Julio Camba.
Es magnífico
y aleccionador el prólogo de Ramón
Villares con la edición y el cuidado de la persona que más conoce y “domina” la
obra de este cronista gallego, afincado, fundamentalmente, en Madrid, Francisco
Fuster.
Lo que
nos dice Fórcola del libro de Camba:
A un escritor en periódicos como Julio Camba, que –en
palabras de Ramón Villares– poseía una de las mejores plumas de su época pero
que, por compasión con los lectores, evitaba ser doctrinario en sus escritos,
jamás se le podría exigir una mirada sobre su tierra natal que fuese
sistemática y coherente. Es justamente lo contrario lo que esta selección –a
cargo de Francisco Fuster y compuesta en su mayor parte por artículos inéditos
en forma de libro– nos ofrece: un breve y chispeante desfile de estrellas sobre
el firmamento de una Galicia que también entonces era vista con las muletas de
muchos estereotipos.
El repaso
que el genial periodista realiza sobre la realidad gallega de su tiempo, sin
pretender ser exhaustivo, sí cubre, en su conjunto, bastantes caras de la
misma. Cada artículo, a pesar de su brevedad, tiene entidad por sí mismo y es
el compendio de un problema complejo. Y es que, durante su casi medio siglo de
dedicación al oficio, Camba paseó el nombre de Vilanova
de Arousa – y, por extensión, el de toda Galicia –
por España y buena parte del extranjero. Porque, por encima de cualquier otra
cosa, Julio Camba fue eso: gallego cuando viajaba por el mundo y madrileño
cuando miraba a Galicia; y todo ello sin dejar de ser siempre la persona
inteligente e irónica que escondía aquel hombre individualista y seguro de sí
mismo que pudo decir en memorable ocasión: «Mi nombre es Camba».
Tras leer
esta antología podríamos afirmar que Julio Camba era más gallego de lo que él
pensaba, no tanto por lo poco que escribió sobre su tierra natal sino por el
punto de vista general con que analizó el ancho mundo. Su amor a Galicia nunca
dependió de esas cosas porque, como él mismo dejó escrito, «hay numerosas
maneras de ser gallego, y el serlo por nacimiento es, acaso, la menos
importante de todas».
La
exquisitez de un escritor que fue, ante todo, cronista y contador de historias:
http://forcolaediciones.com/project/julio-camba/
Nosotros
en Cazarabet conversa con ya le realizamos una
entrevista al encargado de la edición Francisco Fuster:
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/camba.htm
También
nos entrevistamos y conversamos con el editor de Fórcola,
un alma enamorada de la literatura y de pluma exquisitas como la de Camba:
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/camba.htm
Unas
reseñas que nos pueden ir muy, pero que muy bien:
http://forcolaediciones.com/producto/galicia/
Cazarabet conversa con Francisco Fuster:
-Francisco, ¿fue
Camba un hombre conocido y reconocido en Galicia y suficientemente
valorado o se cumple aquello de que: “nadie es profeta en su tierra…”?
-Como
digo en mi introducción a Galicia (Fórcola, 2015), en el caso particular de Julio Camba no
sería del todo justo decir que no fue profeta en su tierra porque, si en algún
lugar se le ha querido y se le quiere es, precisamente, en Galicia. Sin
embargo, no es menos cierto que, como
escritor nómada que fue, Camba no sintió hacia su pequeña patria ese
amor ciego e incondicional que sí profesaron quienes, quizá por haber pasado
más tiempo en ella, hicieron del apego al terruño una bandera. En este sentido,
no es difícil comprender que el cosmopolitismo de Camba nunca encajara bien en
un ambiente cultural – el de la Galicia del primer tercio del siglo XX – donde
lo más valorado por parte de determinado sector de la sociedad era,
exactamente, lo contrario: la defensa de aquellos símbolos exclusivos que
hacían de la región un territorio singular con personalidad propia. Una postura
muy respetable que, sin embargo, jamás terminó de convencer a un hombre que
ensalzó las virtudes del pueblo gallego con la misma intensidad con la que
criticó sus defectos.
-¿Qué mirada, en lo particular, tenía
Camba mirando desde Madrid a Galicia?
-En
el prólogo al libro dice Ramón Villares que Camba fue “un gallego cuando
viajaba por el mundo y una madrileño cuando miraba a Galicia”, y estoy de
acuerdo con él. Era precisamente cuando estaba en Madrid (y ya no digamos,
fuera de España), cuando Camba más echaba en falta el calor de Galicia y de sus
gentes. Le mayor prueba de ello es que, en cuanto podía y el trabajo se lo
permitía, aprovechaba para hacer escapadas a su tierra, sobre todo en verano.
De hecho, parte de los artículos reunidos en esta antología están escritos
durante esas temporadas de relativo descanso (digo relativo porque seguía con
sus colaboraciones en prensa) que pasaba allí, en un ambiente rural y más
familiar que le servía para “desintoxicarse” del aire madrileño y para
olvidarse temporalmente de la rutina y el agobio de la vida urbana.
-Fue Camba un hombre de mundo, de
crónicas y, creo, polivalente en muchos campos, en muchos temas que iba
tocando y en la vida misma….¿tiene esto, ya de por sí solo, bastante de
“gallego”, no?
-Si
aceptamos esa acepción tradicional de lo que entendemos por “gallego”, quizá
sí. Pero eso de deja de ser un tópico o una etiqueta que no siempre se ajusta a
la realidad. A pesar de lo todo lo que se ha dicho sobre su españolidad, Camba
fue un cosmopolita que viajó por casi toda Europa y estuvo varias veces en los
Estados Unidos; fue un hombre culto que, aunque no pasó por ninguna facultad,
leyó mucha literatura y tuvo la suerte de convivir con intelectuales y
escritores a los que no todo el mundo tenía acceso. En general, los escritores
españoles de aquel período (pienso, por ejemplo, en Baroja, pero se podría
decir lo mismo de otros autores del 98 o del 14) fueron más “europeos” de lo
que se suele decir. Muchos de ellos viajaron por el extranjero y algunos fueron
corresponsales de prensa; no vivieron obsesionados con el 98 y con el “problema
de España”, como a veces se les presenta en los manuales.
-Fue un cronista, un periodista…muy elegante, perspicaz y
“de pluma viva”….pero evitaba ser dogmático, ser un periodista de
doctrina…aunque es incisivo, breve, conciso……
-Desde
el punto de vista de su forma de pensar, es evidente que Camba era,
fundamentalmente, un escéptico y un pragmático. En el caso concreto de este
libro, eso se aprecia claramente en su rechazo frontal del nacionalismo o el
regionalismo gallego, por el que no sentía ninguna simpatía. Justamente
por eso, por expresar sus opiniones de forma libre e independiente, con ironía
y con humor, recibió las críticas de vecinos y amigos que le acusaron de ser un
“mal gallego” o, cuando menos, de no ser todo lo “buen gallego” que habría
podido ser. Pero a él, que era perfectamente consciente de que nunca llueve a
gusto de todos, jamás le molestó – es más, yo creo que le encantó – quedar como
el malo de la película, quizá porque creía que el tiempo pone a cada cual en su
sitio y que, al final, lo racional siempre termina venciendo a lo emocional.
-¿Cómo le escribe a Galicia y cómo la
describe, sé que es una pregunta un poco reincidente, pero la hago un poco como
“en evolución” de los tiempos, encuentros con diferentes circunstancias en
constante cambio?
-La describe como la ve: como una
tierra que tiene sus indudables virtudes y encantos, pero que, en comparación
con el resto de España y Europa, adolece de un retraso histórico difícil de
negar. Frente a la cosmovisión romántica e idealista del regionalismo gallego,
Camba defiende un pragmatismo cuyo objetivo final debía ser el desarrollo
económico de Galicia y su apertura a España y Europa. Esto se ve muy bien, por
ejemplo, en su crítica a aquellos usos del mundo rural que imposibilitaban su
modernización y avance.
-Este es un libro de los escritos y
artículos periodísticos y de las “miradas” que un Camba que afincado en
Madrid, le dedicó a su tierra…Francisco, ¿cómo lo ves, o sea: cómo analizas la
manera de ver de Camba a su tierra porque una cosa sí que me queda claro, Camba
nunca dejó de ser gallego…..desvinculado físicamente de su tierra, por vivir en
Madrid, pero muy gallego en todas las dimensiones, no?
-Lo
digo al final de mi introducción, como una especie de conclusión: durante su
casi medio siglo de dedicación al oficio, Camba paseó el nombre de Vilanova de Arousa – y, por
extensión, el de toda Galicia – por España y buena parte del extranjero. Se lo
pueden reprochar muchas cosas, pero, después de leer los cincuenta artículos
que he reunido en esta antología, lo que no creo que nadie discuta es que, como
gallego, Camba siempre deseó lo mejor para
su patria porque su amor a Galicia nunca dependió de esas cosas porque, como él
mismo dejó escrito, “hay numerosas maneras de ser gallego, y el serlo por nacimiento es,
acaso, la menos importante de todas”.
-En realidad, creo
que Julio Camba entendía mucho mejor de lo que parece a Galicia y que eso
se transmite en este libro de recopilación de artículos sobre Galicia…es
cariñoso, a su manera, con los recuerdos que emanan de su tierra, de sus
gentes….¿Debería estudiarse, hoy, más estilos como el de Camba para “hacer”
como un periodismo más sincero y menos “de marketing”….es que me parece que es
como si sus crónicas fuesen más sinceras…no quiere “venderse”…quiere
transmitir, contar, casi enseñarnos…pero sin pretensiones….?
-Eso
es una cosa que va en la personalidad de cada cual. Camba no era un periodista
en el sentido tradicional o aséptico del término; su función no era informar de
manera objetiva y fría, sino contar noticias con su propio estilo,
deliberadamente subjetivo y provocador. Eso lo sabía el director del periódico
que le contrataba y, por supuesto, los lectores que le seguían y que no pedían
de él lo mismo que podían encontrar en otros columnistas. Sus artículos sobre
Galicia no son una excepción, sino que van en la misma línea que toda una obra
periodística que, si por algo se caracteriza, es precisamente por la
personalísima manera de observar el mundo de su autor.
-Francisco, te has convertido en todo
un especialista de Camba y en los últimos tiempos hay mucha gente, mucho
estudioso y demás que escribe sobre los cronistas de aquella época de finales
del XIX al XX…y no damos cuenta de cuánto tenemos que aprender de todas
aquellas plumas. ¿Cómo ves esta especie de fenómeno de “recuperar” para la
memoria estas plumas?
-Naturalmente,
lo veo con muy buenos ojos, pues desde que empecé a leer a esos grandes
periodistas (Camba, Azorín, Pla, Chaves Nogales, Fernández Flórez, Corpus Barga, etc.) pensé que su obra merecía una atención mucho
mayor de la que se le estaba dispensando, no solamente a nivel editorial (eso
parece que se está corrigiendo, pues son ya varias las editoriales que están
apostando por reeditar antología y títulos clásicos de estos autores), sino
también desde el punto de vista académico. Decir que en el periodismo actual no
hay buenos columnistas sería quizá exagerar la nota, pero no es menos cierto –
y cualquier lector puede hacer la comparación – que la obra periodística de los
nombres citados es de una calidad literaria superior. Desde esta perspectiva,
la historia de la literatura española no ha sido justa porque siempre consideró
que eran los géneros clásicos que dictan el canon – teatro, poesía y, sobre
todo, novela – los que debían figurar en los manuales, pero el tiempo pone a
todo el mundo y su lugar y la demanda del público demuestra que poco a poco la
gente está descubriendo que hubo una época en España en que algunos de nuestros
mejores escritores optaron por levantar parte de su obra sobre las efímeras
hojas de periódicos y revistas literarias.
19235
Galicia. Julio Camba. Prólogo de Ramón
Villares. Edición de Francisco Fuster
176 páginas 13 x 21 cms.
18,50 euros
Fórcola
A un escritor en periódicos
como Julio Camba, que –en palabras de Ramón Villares– poseía una de las mejores
plumas de su época pero que, por compasión con los lectores, evitaba ser
doctrinario en sus escritos, jamás se le podría exigir una mirada sobre su
tierra natal que fuese sistemática y coherente. Es justamente lo contrario lo
que esta selección –a cargo de Francisco Fuster y compuesta en su mayor parte
por artículos inéditos en forma de libro– nos ofrece: un breve y chispeante
desfile de estrellas sobre el firmamento de una Galicia que también entonces
era vista con las muletas de muchos estereotipos.
El repaso que el genial periodista realiza sobre la realidad gallega de su
tiempo, sin pretender ser exhaustivo, sí cubre, en su conjunto, bastantes caras
de la misma. Cada artículo, a pesar de su brevedad, tiene entidad por sí mismo
y es el compendio de un problema complejo. Y es que, durante su casi medio
siglo de dedicación al oficio, Camba paseó el nombre de Vilanova
de Arousa – y, por extensión, el de toda Galicia –
por España y buena parte del extranjero. Porque, por encima de cualquier otra
cosa, Julio Camba fue eso: gallego cuando viajaba por el mundo y madrileño
cuando miraba a Galicia; y todo ello sin dejar de ser siempre la persona
inteligente e irónica que escondía aquel hombre individualista y seguro de sí mismo
que pudo decir en memorable ocasión: «Mi nombre es Camba».
Tras leer esta antología podríamos afirmar que Julio Camba era más gallego de
lo que él pensaba, no tanto por lo poco que escribió sobre su tierra natal sino
por el punto de vista general con que analizó el ancho mundo. Su amor a Galicia
nunca dependió de esas cosas porque, como él mismo dejó escrito, «hay numerosas
maneras de ser gallego, y el serlo por nacimiento es, acaso, la menos
importante de todas».
Julio Camba (Vilanova de Arousa,
Pontevedra 1884 – Madrid 1962). Escritor, corresponsal y periodista. Con
dieciséis años embarca como polizón hacia Buenos Aires. Dos años después es
deportado a España por anarquista. En 1901 publica algunos versos en El Diario
de Pontevedra y en la Revista Gallega.
En 1903 viaja a Madrid en 1903 y empieza a colaborar en medios anarquistas y
republicanos hasta que en 1908 es enviado a Constantinopla como corresponsal de
La Correspondencia de España. Luego, y ya como redactor de los periódicos El
Mundo y La Tribuna viaja a París, Londres y Alemania.
En vísperas de la Primera Guerra Mundial ficha por ABC y se instala en
Berlín, donde permanece más de un año. En 1916 viaja por primera vez a Estados
Unidos, país que volverá a visitar en 1930. Ya en 1949, y después de una
vida intensa, se retira a la habitación 383 del hotel Palace
de Madrid, donde muere un 28 de febrero de 1962.
Entre sus libros más destacadas figuran títulos ya clásicos Londres (1916),
Alemania (1916), Playas, ciudades y montañas (1916), Un año en el otro mundo
(1917), La rana viajera (1920), Aventuras de una peseta (1923), El matrimonio
de Restrepo (1924), Sobre casi todo y Sobre casi nada (ambos de 1928), La casa
de Lúculo (1929) y La ciudad automática (1932). En 1951 obtuvo el prestigioso Premio
de Periodismo Mariano de Cavia.
Fórcola ha publicado Caricaturas y retratos.
Semblanzas de escritores y pensadores (2013), una antología de textos de Camba
creada ex novo, seleccionada y prologada por el
investigador Francisco Fuster, que reúne treinta semblanzas de escritores
(Gorki, Rubén Darío, Baroja, D’Annunzio, Balzac,
Dickens, Goethe, Kipling…) y pensadores (Nietzsche,
Bergson, Marx…). Los retratos que integran esta curiosa galería son una especie
de siluetas, de escorzos que nos revelan esa faceta oculta y desconocida de
treinta personalidades célebres sobre las que creíamos conocerlo todo.
También hemos publicado Crónicas de viaje. Impresiones de un corresponsal
español (2014), una antología, a cargo también de Francisco Fuster, y con
prólogo de Antonio Muñoz Molina, que ofrece al lector las ciento cincuenta
mejores crónicas publicadas por el periodista gallego, incluyendo varias
decenas de ellas –rescatadas de la hemeroteca– que permanecían inéditas en
formato libro y se publican ahora por primera vez, agrupadas en una serie de
capítulos que giran en torno a las distintas ciudades en las que Camba trabajó
como corresponsal de prensa.
Francisco Fuster (Alginet, 1984) es Doctor en
Historia por la Universidad de Valencia e investigador en el Departamento de
Historia Contemporánea de esta misma universidad, donde se dedica a la historia
de la cultura española de la Edad de Plata (1900-1936), con especial interés en
la obra de Pío Baroja, Azorín y Julio Camba, escritores sobre los que ha
publicado distintos trabajos.
Es autor del ensayo Baroja y España: Un amor imposible (Fórcola,
2014)
Es autor de Ante Baroja (Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2012),
una edición crítica – revisada y ampliada – de una antología con todos los
textos de Azorín sobre Baroja y del ensayo de historia cultural Baroja y
España: un amor imposible, de próxima aparición en Fórcola.
Ha publicado coordinado un dossier monográfico sobre “Literatura e historia
contemporánea” para la revista Espacio, Tiempo y Forma. Serie V – Historia
Contemporánea que publica la UNED (nº 23, 2011) y otro – junto con Justo Serna
– sobre Pío Baroja para la revista Pasajes de pensamiento contemporáneo (nº 37,
2012). Ha publicado artículos y reseñas de libros en revistas como Claves de Razón
Práctica, Epos. Revista de Filología o L’Espill, entre otras.
Ha seleccionado, editado y prologado ¿Qué es la historia? Reflexiones sobre el
oficio de historiador (Fórcola, 2012), de Azorín;
Caricaturas y retratos. Semblanzas de escritores y pensadores (Fórcola, 2013), y Galicia (Fórcola,
2015), de Julio Camba; y Libros, buquinistas y
bibliotecas. Crónicas de un transeúnte: Madrid-París (Fórcola,
2014), de Azorín.
Blog: http://malestarencultura.blogspot.com.es
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