Cazarabet conversa con... José Luis Lobo
Moriche, autor de “El cura rojo” (autoedición)
Una novela
bien pensada y compensada que bien podría ser una obra teatral desde la pluma
de José Luis Lobo Moriche.
El autor es especialista
en la investigación de la represión franquista en Cortegana, Huelva…nosotros ya
tuvimos el placer de tener una más que interesante conversación con él que aquí
os volvemos a dejar… http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/cortegana.htm
Esta vez este
investigador se reviste de escritor de novela de ficción que mira
,manteniéndose muy apegada a la no-ficción…a lo pasaba y , de alguna manera,
todavía pasa porque las familias y las generaciones sobreviven… y porque quizás
y esto nos lo iremos preguntando día a día con la lectura…en algunos lugares,
quizás más en las pequeñas sociedades, pequeños pueblos, aldeas y demás…el cura
sigue siendo el cura, la Iglesia siga manteniendo buena parte de su influencia
y extendiendo sus tenazas, la Guardia
Civil sigue poniendo “firmes” al pueblo
y los que tienen “patrimonio” siguen queriendo tener más y amarrar
voluntades y hasta dignidades… También el bar, con todos sus habitantes, sigue
siendo “el bar” confiscando corazones y
corazas… corazas y corazones… Así, muchas veces de estos lugares es de donde
salen aquellos típicos chivatazos que acabaron con los nombres por las calles,
las palabrerías o con algunos huesos en un calabozo sufriendo del escarmiento,
por aquello que, de vez, en cuando había que cuidar al ejemplo. Así, de
culpable que requerían penitencia se poblaban las procesiones al abrigo del
buen tiempo en las Pasquas… llevando el palio o
aguantando el cirio…con la cara apretada de enfado porque hasta esto se tenía
que disfrazar…
En esta novela
y su lectura sacarán, conclusiones, al menos, como esta y de ahí en adelante… cada
lectora y lector verá parte de su pueblo, aldea, de algo que le han contado…
Novela situada
en el año 1949 en un pueblo ficticio pero que se corresponde con los escenarios
geográficos del norte de Huelva, y que se centra en la mal llamada moral
franquista. Una señora, que fue jefa de Falange Femenina, organiza en su casa
palaciega una cena en honor del obispo de la provincia, el antiguo capellán
castrense que entró en el pueblo. La señora invita al alcalde, capitán de la
Guardia Civil y varios vecinos: una cena al estilo clásico de los diálogos
donde imperan los desmadres y el apartarse de la Iglesia cristiana. Todos los
invitados fueron destacados fascistas. Frente a ellos, está el protagonista, un
cura tildado de rojo que espera el perdón del señor obispo para incorporarse a
la parroquia y que se va rebelando ante los discursos de los demás invitados, a
los que les ha renacido el fervor fascista de 1936. Aunque, la novela tiene un
corte de teatro, tanto el cura narrador como los invitados se refieren a hechos
pasados anteriores a 1949, donde primará la acción que compense la quietud en
el comedor.
Cazarabet conversa con
José Luis Lobo Moriche:
-José Luis, ¿qué es lo que te ha hecho
escribir este libro?
-La necesidad de expresar mi rebeldía
y ofrecerles a los lectores un canto a la libertad de espíritu que les provoque
múltiples sensaciones.
-¿Eres amante del teatro?, porque este libro
en su lectura invita a imaginarse una obra teatral..., ¿qué nos puedes decir?
-La estructura interna de la novela
tiene bastante de teatralización: el escenario del cenáculo, la disposición
jerárquica de los invitados, los monólogos, los tiempos y espacios que avanzan
o retroceden según exige la trama y que impregnan al texto de esencias
narrativas o teatrales según se desarrollen los hechos dentro del cenáculo o
fuera de él.
-El libro es como una muestra que delata lo
que era la sociedad en aquellos años, pero también muestra la indignación, la
impotencia ante todos los resortes que tiene la Dictadura. ¿Cómo lo ves?
-He hablado de mi rebeldía personal, que la traslado al
cura protagonista. Es lo que yo llamaría "el realismo del
subconsciente", la mezcla de mi subjetividad con vivencias objetivas. Te
revelo que, durante la dictadura franquista, un acto escolar que monté sobre un
juego dialéctico entre Miguel Hernández y Lorca fue prohibido. Mi lucha contra
la censura franquista es una buena metáfora aplicable a mi novela.
-Y es que la Dictadura tenía resortes en las
altas esferas, pero tenía trincheras sociales que la defendían en todos los
campos y lados, quizás por miedo y escarmiento, ¿lo ves así? La Dictadura era
una gran tela de araña.
-Las dictaduras tratan de homogenizar
a los hombres y mujeres de las sociedades que dominan, de no avivarles el
juicio crítico, privarles del derecho de ciudadanía... A los gerifaltes
franquistas les hacían creer que eran jefes, y como tales se comportaban.
Pretendo, pues, que los lectores reflexionen sobre las consecuencias que se
derivan de la falta de juicio crítico de los personajes, sobre la ausencia de
valores éticos de los mandamases, y que nunca renunciemos a la libertad.
-Pero hoy, muchos años después, hemos pasado
muchas hojas del libro de historia y el calendario, sin aprender de nada ni
nadie porque no pueden y otras ni eso, y es que ni quieren, ¿qué nos puedes
decir?
Precisamente, esas motivaciones le dan
actualidad a la novela El cura rojo. No
hay más que leer las pastorales de algunos de los obispos que actualmente
pastorean a los creyentes de Andalucía.
-El escenario en esta narración tiene "su
fuerza" pero el peso lo llevan los personajes, ¿no?, se trata de una trama
coral...
-El ambiente que se respira en el
cenáculo se hace cada vez más irrespirable, la trama gana en intensidad, al
igual que la voz interior del cura protagonista cuando la masa coral de los
facciosos desvirtúa la palabra del Dios amor, al que ellos presentan como cruel
y tirano.
-Me da que tú los ha como conocidos a todos,
de alguna forma... de manera directa, también indirecta.
-La chispa del arranque de mi novela
surgió de unas vivencias de niño: un cura que en mi infancia pasó casi desapercibido.
Luego, conocí que fue tildado de rojo, supe de sus sufrimientos, su rebeldía,
su afán por la libertad y, sobre todo, su valentía ante los gerifaltes
franquistas de mi pueblo (Cortegana) que habían arrebatado los bienes
familiares y su propia dignidad..., que fue postergado por la Iglesia oficial.
Podríamos hablar de los mitos de la
verdad y de la realidad tratados desde mis sentimientos.
-Estamos ante un libro que transcurre
arrancando en una cena en la que los comensales son partícipes de la Dictadura,
todos menos uno que por sacudirse parte del polvo..., ¿qué nos puedes decir?
-El cura representa la Iglesia
apartada y relegada al ostracismo, la Iglesia de los descalzos, de los
Evangelios. Un convidado al banquete que debate en su interior sobre los
motivos de estar rebujado entre siete facciosos que se amparan tras un Dios
vengativo.
-Y "ese uno" es un cura, de
tendencia de izquierdas... que empieza por morderse mucho la lengua... sabes
que, sin querer o no, le das cierto humor, casi cínico, a las situaciones y a
aquellos años, ¿qué nos puedes reflexionar?
-Hay ciertos matices de ironía, de
ramalazos de humor pero sin llegar a lo grotesco y esperpéntico. El ambiente,
durante la cena, va degenerándose poco a poco y ayuda a la eclosión de la rebelión.
-¿Te has divertido mucho como escritor de
ficción? ¿Qué nos puedes comentar, amigo, respecto al
paso de la no ficción a la ficción, aunque el escenario, más o menos, sea el
mismo.
Sí, la escritura es un juego
maravilloso que sorprende finalmente al propio escritor. Uno relee lo escrito y
llega a dudar de que aquello sea fruto de su imaginación. No obstante, durante
el proceso del desarrollo de la trama, el autor está tan metido en las
situaciones y comportamientos de los personajes creados que casi se olvida de
la ficción, llega a creer que todo
sucedió de verdad. Si el autor está convencido de ello, será más fácil que el
texto interese al lector.
-¿Cómo ha sido
tu trabajo de investigación en torno a la construcción de esta
historia?, ¿y cómo te metiste después a trabajar el material conseguido?, o
sea, ¿cómo fue la metodología de trabajo?
-Los temas de la guerra civil y de la
posguerra han estado muy presentes en mis novelas. Fui coautor de un ensayo,
prologado por el historiador Francisco Espinosa, sobre la represión franquista
en Cortegana. Así que el trabajo de investigación ya estaba hecho desde hacía
muchos años. Precisamente, los fatídicos avatares del cura postergado estaban recogidos en el
consejo de guerra que sufrió en 1937. Algo parecido ocurrió con la ubicación de
la cena, con los personajes, con sus discursos. El resultado final es fruto de
una especie de hibridación entre realidades y ficciones.
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