Cazarabet conversa con... Javier Encina,
Ainhoa Ezeiza y Emiliano Urteaga,
coordinadores del libro “Educación sin propiedad” (Volapük)
Un libro de Editorial Volapük que
reflexiona e “indaga” sobre este subtítulo del libro” Con escuela y sin
escuela, nunca nos dejaron hacer lo que queremos, y el Poder es su ley”.
Coordinan la escritura de este libro
Javier Encina, Ainhoa Ezeiza y Emiliano Urteaga… los mismos que ya han coordinado para Volapúk otros libros como Autogestión cotidiana de la salud, Autogestión, autonomía e interdependencia.
Construyendo colectivamente lo común en
el disenso y Sin Poder. Construyendo colectivamente la autogestión de la vida
cotidiana: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/autogestioncotidiana.htm
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/ezeizaencina.htm
;
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/ezeizaencina.htm
Lo que nos dice el libro, editado por Volapúk:
Educación sin propiedad ofrece una diversidad desde el disenso, textos con posiciones
antagónicas que en otro lugar no podrían cohabitar se hablan unas a otras,
leyendo en diagonal se hallan simpatías y empatías no sospechadas seguramente
por los autores, afinidades que ayudan a soltarse de las afiliaciones. Se
plantea como una nueva propuesta para el debate sobre la educación desde lo
antiautoritario. Diversas experiencias y autores tratan acerca de la
desescolarización, conocimiento social y comunitario, pedagogía libertaria,
contra la industria de la educación alternativa, las posibilidades de la
autogestión en la enseñanza pública, educación popular, educación libre y autoaprendizaje, madres en la escuela, transmisión popular
e intergeneracional, biopoder
del mundo adulto, clases sociales y pedagogías, escuelas centrífugas, deporte y
educación, etc. Lo que se busca en la escuela dominante es perpetuar en el
tiempo unos contenidos determinados y unas formas de relación, y con ese fin,
se valora lo simple, la repetición repetitiva, tanto en los contenidos como en
las relaciones, porque los contenidos se refieren a conocimientos básicos, reglados,
normalizados, estandarizados… y las relaciones, al ser dirigidas, son
finalistas. Esa forma de plantear el conocimiento hace que la escuela se apoye
en la repetición repetitiva como estrategia del Estado y del Mercado para tener
ciudadanos y trabajadores dóciles, adaptados, intercambiables y polivalentes.
Este modelo es tendente a reducir la creatividad y el pensamiento divergente y
crítico. Sin embargo, hay que considerar la escuela como uno de los espacios
educativos de la comunidad, que debería guardar relaciones horizontales con
otros espacios educativos de la comunidad. Las relaciones de estos espacios
están basadas en compartir saberes, construir colectivamente, en la autonomía y
la interdependencia, procesos de ayuda mutua, en el mestizaje. Se debe
comprender que la educación no es patrimonio de la escuela, ni de la
universidad, sino que en el barrio, pueblo o ciudad hay otros espacios
educativos no formales con los que hay que establecer intercambios horizontales.
Cazarabet conversa con Javier Encina, Ainhoa Ezeiza y Emiliano Urteaga:
-Amigos la educación, junto con la libertad, pueden que sean nuestros
“bienes” más preciados, ¿qué pensáis? -Pero como nadie, que yo sepa, nace sabio
hay que educarse, entrar en la rueda del aprendizaje…o eso de la rueda no es
tan inevitable
-Hay una confusión entre necesidades y satisfactores. Siguiendo la propuesta de Manfred Max-Neef, las necesidades
humanas son más o menos las mismas en todo el mundo: subsistencia, protección,
afecto, libertad, ocio, entendimiento, participación, identificación y
creación. Como se ve, la libertad sería una necesidad humana mientras que
educación es un satisfactor de la necesidad de
entendimiento (y también podría ser de otras como participación, creación,
identificación... dependiendo de qué tipo de educación). Esto significa que la
educación no es imprescindible, sino una manera de las posibles. Comprender
esto es muy importante para no caer en la trampa de la defensa de la Educación,
que además se hace el gran salto de “derecho a la educación” a “obligariedad de la Escuela” (que es un tipo de educación).
-Porque esto de “entrar en la rueda”, siempre suele caer en
hacernos comulgar con ruedas de molino, ¿no? y ahí se pierde todo…
-Ese es el problema de reivindicar
derechos, que quedamos atrapados en los engranajes del sistema.
-Amigos, ¿qué es lo que os ha llevado a reflexionar sobre la educación…?, se parte, se tiene claro viniendo de vosotros y de
Volapük que nada ni nadie es propiedad de nadie…quizás solamente, cada
uno, de nosotros mismos…
-El que la izquierda vea en la educación
la solución a todos los problemas. Frases como “el fascismo se cura leyendo”,
“la educación nos hará libres”... son un signo de esta confusión, una confusión
que nos deja sin salida. Nuestra generación es la que acumula más educación en
la historia del mundo, y, como se demuestra en los acontecimientos que están
ocurriendo en todas partes, no es una generación más libre.
-Lo que pasa es que la educación es un campo muy frágil porque para empezar
a aprender ciertas cosas tenemos que ir como de la mano de alguien ¿no?. No podemos en un primer momento hacerlo todo nosotros
mismos?
-Nos situamos en la tensión entre Paulo
Freire e Ivan Illich
(aunque tiramos más hacia Ivan Illich):
Paulo Freire piensa que debe existir educador y educando aunque con unos nuevos
roles, que vayan desdibujando un poco esas fronteras; mientras que Ivan Illich plantea que todos
tenemos saberes que compartir, y que en ese compartir se puede ir construyendo
saberes más complejos. Nosotros además lo entrelazamos con los saberes
populares, que son todos esos saberes que se han ido construyendo de forma
imperfecta, inacabada, en la incertidumbre, que son principios de la
complejidad. Según la teoría de la complejidad, no hay un principio del
aprendizaje que se va construyendo bajo guía de nadie, sino que el uno y el
todo están entrelazados, igual que lo individual, lo grupal y lo colectivo. Si
bien es cierto que la madre está continuamente enseñando saberes a su bebé,
también el bebé está enseñando a la madre, al tratarse de una relación de
interdependencia. De la misma manera, tanto esa madre como ese bebé están en un
entorno social y natural con el que van interactuando de forma compleja,
aprendiendo del enredarse continuamente. En cambio, la educación se plantea
como un camino con guías y tutores, dificultando esas formas ricas de
construcción colectiva.
-Aunque luego lo ideal es que cada uno tuviese un patrón de nuestra
educación y en la cual nuestra voz, nuestras necesidades y nuestros sentires
tuviesen mucho qué decir…y eso, sí, aún desde un primer momento…
Nosotros estamos en contra de los
patrones, que te predeterminan y te llevan por el camino del éxito/fracaso, la
competencia (contra otros o contra una misma) y el egoísmo (“lo mío es lo más
importante”). Planteamos formas de trabajar sin objetivos a priori, donde lo
individual, lo grupal y lo colectivo se van entrelazando en el disenso. Estas
formas no son “utopías” ni “sueños” porque son formas que se trabajan en muchos
lugares en la actualidad, es decir, que no solo se pueden hacer sino que se
están haciendo.
-No a las doctrinas ni a los dogmas… Sí a las ayudas, al acompañamiento, al
intercambio…
-No sirve cualquier tipo de ayuda,
porque puede provocar dependencia. Hay muchas formas de adoctrinamiento, porque
nos fijamos en los contenidos pero no en las formas de relación, que son las
que realmente son transformadoras. Queremos trabajar la ayuda mutua, que
provoca autonomía e interdependencia al mismo tiempo, en la horizontalidad,
dinamizando relaciones de confianza y cuidados.
-Pero en una sociedad donde la mejor baza para utilizar al individuo es que
este piense como el de al lado, la ignorancia es el mejor aliado… Y la
ignorancia se maneja desde las escuelas creando a alumnos y alumnas que no
piensan ni pensarán por ellas o ellos mismos, ¿es así? ¿Cómo podemos escapar de
esto?
-Se confunde ignorancia y analfabetismo.
Ensenzberger ya nos plantea esta conexión falsa en su
“Elogio del analfabeto”, ahora la izquierda acusa a la escuela de crear
analfabetos funcionales, porque se piensa que en el único sitio donde se puede
satisfacer la necesidad de entendimiento es en la escuela. Así, metemos a todas
las niñas y niños en una estructura institucional que queda en manos del Estado
y del Mercado, sin poder escapar. Cuando se lucha por una escuela mejor se está
fortaleciendo una estructura que siempre puede ser instrumentalizable
por el Estado y el Mercado. En el libro no planteamos la eliminación de la escuela,
sino, como planteó Ivan Illich,
la desinstitucionalización de este lugar, que puede ser un espacio más de la
comunidad; en esta propuesta, ponemos en debate artículos de gente que cree que
no debe haber escuela, que cree que en la escuela tiene que haber más libertad,
que trabaja fuera de la escuela (en el barrio, en su comunidad...), que se
cuestiona su trabajo como maestro... De esta manera, lo que nos gustaría es
abrir el debate desde diferentes pensares/sentires/haceres,
para poner en valor formas cotidianas de construcción colectiva de saberes y
debatir sobre diversas formas de entrelazar lo que se está haciendo en el
ámbito educativo que es interesante con lo que hace la gente.
-Hay padres, conozco a padres que tienen un ideal muy de la mano de la
libertad, pero se ven y se sienten como muy encorsetados en el sistema y como
si no pudiesen escapar… ¿cómo lo veis?
-Hemos tenido bastantes debates sobre la
posición de las familias en relación a la escuela, y hemos visto que hay
padres, como dices, que buscan escuelas libres para que sus hijos tengan una
educación diferente, privilegiada. Esto ha generado un gran negocio de escuelas
alternativas, como denuncia en el libro Pedro García Olivo. Además, se confunde
la idea de libertad con que tu hij@ haga lo que
quiera, lo que nos lleva a una sociedad individualista y hedonista. Desde la
perspectiva de la convivencialidad, la libertad va
dinamizándose junto con los cuidados, la confianza, la construcción colectiva,
la autonomía e interdependencia, la alegría, el decrecimiento y la esperanza,
que son los pilares del desempoderamiento.
-Creo que hay, a la vez, también muchos pedagogos que sienten a la libertad
como el instrumento más valioso…y de esa maleta o con esa idea enseñan o tratan
de hacerlo, pero no les es fácil…¿por qué no se les facilita esa tarea?. Somos todos los que deberíamos aportar algo porque todos
formamos parte, más o menos directamente, del mundo educativo…
-En el libro recogemos la propuesta de Paideia, la escuela antiautoritaria de Mérida que lleva más
de 25 años trabajando de esa manera, o la de Raíces y Flores, o lo que hace
Francisco Cuevas en su aula, la propuesta de Jesús García Blanca, o lo que
trabajamos en Magisterio de San Sebastián, o en la Universidad Autónoma de
Ciudad de México, o en la UNISUR... en realidad hay muchas formas de hacerlo,
no significa que no haya que pelear o que preparar formas de resistencia ante
posibles ataques u obstáculos, pero se puede hacer de muchas maneras. Todas
estas son experiencias que siguen a día de hoy.
-Lo peor es, me acuerdo perfectamente, el miedo a que un ejercicio no te
salga; miedo a que te pregunten o te hagan salir a la pizarra…nervios que te
hacen vomitar, literalmente hablando.. Me acuerdo que
a mí y a otros compañeros en un curso de EGB nos iban trasladando de grupos a
grupos—de cuatro, los grupos—conforme íbamos sumando o restando en nuestras
tareas.. Yo disfrutaba con los contenidos, realizando
ejercicios, con las explicaciones, pero no me gustaba el hecho de “ir al
colegio”, puede parecer contradictorio, pero no lo es…sentía una presión que me
ahogaba…al cabo de los años te acostumbras, pero… Y cuando llega el momento de
elegir---soy de la época de B.U.P--- he sido testigo, directa e indirectamente,
de la soledad… te sientes muy sola…o perdida ante varias perspectivas y
sintiendo no saber qué camino es el mejor o el más seguro, ¿no?; entre seguir
lo que te quiebra o lo que, aún cuando te gusta, en realidad sabes que “tiene más
salida”¿cómo solventar estos avatares? Porque darse se
dan, aunque son desde perspectivas o panoramas diferentes, aún con el paso de
los años… Siempre me daba y me sigue dando la impresión de qué íbamos con
demasiadas cargas ..en cambio, a veces me daba por
pensar que no todo el tiempo estaba aprovechado, ¿no?, ¿qué nos podéis decir?
Bueno, lo que cuentas es una forma de
escuela, actualmente existente, que es la que se denomina escuela fordista o taylorista. Desde el
capitalismo se ha intentado superar este tipo de escuela con el toyotismo, que plantea formas de trabajar basadas en el
trabajo cooperativo, trabajo en grupos, realización de proyectos... El modelo fordista y el taylorista nos
dejan ante nuestros sentires que esas formas de trabajar, para prepararnos para
la industria, son alienantes y destructivas, esa consciencia nos ha ayudado a
no querer ir a la escuela, a darnos cuenta de que lo que nos tratan de enseñar
en la escuela no nos vale, que solo quieren que seamos obreros sumisos... y
gracias a eso nos podemos escapar de muchas maneras. El modelo toyotista, en cambio, esconde todo esto bajo el envoltorio
de la libertad y la libre elección, y eso hace que sea más difícil aún escapar
de las imposiciones, de hecho, quieren controlar no solo los cuerpos
físicamente sino también nuestras emociones (educación emocional, mindfulness, inteligencias múltiples...). Ahora son
nuestros compañeros de clase quienes nos limitan o nos controlan por el bien de
la tarea y del equipo, igual que pasa en muchas empresas, de manera que la
conflictividad se lleva al grupo de iguales. En España esto se hizo con el
cambio a la LOGSE (Julia Varela y Fernando Álvarez-Uría lo explican muy bien en
su artículo), aunque en otros países se han vivido experiencias similares en las
pugnas entre gobiernos conservadores-neoliberales y socialdemócratas.
-¿Hay que saber gestionar ciertos períodos de trabajo, más o menos intenso,
con el tiempo en blanco…en el que nadie nos guíes y seamos nosotras y nosotros
las que nos abramos camino?..No sé, ¿tan importante es aprender a trabajar como
a divertirse partiendo de cero o, incluso, aburrirse?
-El capitalismo “avanzado” tiene como
base la separación de los tiempos de trabajo y de ocio. La escuela “avanzada”
responde a los mismos parámetros, por tanto reivindicar esto es pedir más
capitalismo y mejor capitalismo.
-Pero la enseñanza, hoy en día y por desgracia es otra manera de “hacer
caja”….que no es lo mismo que “ganarse la vida enseñando”….se ha convertido en
un negocio y eso es muy, muy peligroso y en muchas y desde muchas perspectivas…
-Eso es lo que plantea Pedro García
Olivo en el libro, que muchas iniciativas que pretenden plantear otras formas
de escuela que escapen al Estado en realidad son nuevos negocios. Tal y como lo
cuenta él en su artículo Forjad, forjad
escuelas, malditos!: “entre los últimos y más
mortíferos engendros contra la salud, el futuro y hasta la vida humana se halla
la «industria de las educaciones alternativas». Montar escuelas es una forma de
ganarse la vida atentando contra la vida. Se acabó”.
-¿La sociedad esta sociedad necesita de otro impulso desde la raíz y esa
raíz es la educación?
-Aunque en el libro se recogen diversas
visiones y experiencias que responderían a esta pregunta de diferentes maneras,
nuestra respuesta (de Javier y Ainhoa) es que no. Por una parte, está la
confusión educación=escuela que nos
impide plantear otras cosas, y por otra está que en el corazón de la palabra
educación está la verticalidad (quienes saben enseñan a quienes no saben).
Nuestra forma de trabajar, en ese sentido, es el concepto de construcción
colectiva, donde todo el mundo puede aportar, construir, participar y
reelaborar el conocimiento y los saberes. Esto tenemos que unirlo a los
cuidados, la confianza, la alegría, el decrecimiento, la autonomía e
interdependencia y la esperanza, que son los ocho pilares del desempoderamiento. En cuanto que haya personas que se
sitúen por encima de otras, no se puede transformar desde la raíz, estaríamos
solo dando vueltas sobre lo mismo aunque parezca que estamos cambiando las
cosas.
-La propiedad, de la mano del capitalismo o con el mismo, lo impregna todo
es por eso que no valoramos demandar o ya no demandar sino ir a por todas con
lo que muchos llaman “tener derechos” y yo, por ejemplo lo veo como un sí o un
SÍ…hay cosas que son intocables y la educación es un pilar básico, la piedra
angular sobre la que debe crecer una sociedad igualitaria y si eso ya crece
desigual, con grietas…ya no te digo nada…
-Para nosotras, una sociedad que se basa
en la reivindicación de los derechos es una sociedad dependiente del Estado y
su aliado, el Mercado. Los derechos no son otra cosa que un entretenimiento en
el que nos han metido los burgueses de la Revolución Francesa. Cuando se
consiguen, ellos se los saltan; cuando no se consiguen, nos frustramos o
seguimos en luchas agotadoras. Todo esto impide el que podamos construir
alternativas reales, vividas, que no dependan de ninguna entidad, ni de
sistemas judiciales, ni de leyes y abogados…
-Amigos, ¿cómo es trabajar en esta colección que cuestiona a la propiedad
sobre nuestras dignidades con Volapük y con vuestra interacción?
-La verdad es que solo íbamos a publicar
el primer libro, el “SIN PODER”, pero cuando estábamos en el proceso de
terminarlo nos salieron tres más, que vemos inseparables para una perspectiva
global de lo que estamos haciendo, aunque se están utilizando también de forma
separada. Entendemos que la educación es un elemento clave a cuestionar, junto
con las formas de comprender y trabajar la salud, la diversidad de formas de
organizarnos desde la autonomía e interdependencia, y, en general, las formas
de poder presentes en las relaciones humanas.
Con Volapük la relación es una gozada
porque nos deja hacer, confía en nuestro criterio y podemos aprender juntos.
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