La Librería de El Sueño Igualitario

DLhnAfvWAAAUzBI.jpgCazarabet conversa con...   Javier Encina y Ainhoa Ezeiza, sobre el libro “Autogestión, autonomía e interdependencia. Construyendo colectivamente lo común en el disenso” (Volapük)

 

 

 

 

 

Un libro que edita Volapük y que busca respuestas a cómo construir colectivamente lo común en el disenso.

Entre las firmas que componen la coordinación de “este conjuro” de respuestas están: Javier Encina, Ainhoa Ezeiza y Sandra Viviana Sánchez.(que son, además, los coordinadores).

Los libros de Volapük están pensados y concebidos para personas con la mente abierta, muy abierta…

Coeditan: Coeditan: Volapük Ediciones - UNILCO espacio nómada - Colectivo de Ilusionistas Sociales - Seminario de Ilusionistas Sociales.

¿De qué nos habla este interesante libro?

AUTOGESTIÓN, AUTONOMÍA E INTERDEPENDENCIA. Construyendo colectivamente lo común en el disenso es el sugerente título de esta compilación de escritos, propuestos y reunidos por los coordinadores de la obra: Javier Encina, Ainhoa Ezeiza y Sandra Viviana Sánchez(con los dos primeros sí nos ha sido posible conversar, pero no con  Sandra , ya que sus compromisos con viajes , agendas y demás se lo han impedido); que mantienen un hilo narrativo común clarificando en su desarrollo cuestiones relativas a estos conceptos y a su ejercicio. Además de procurar un argumento teórico sólido, destaca la virtud de mostrarnos desde claros ejemplos de su extensión, en casos con raigambre tradicional, como tareas y modos de auto organización comunales y/o vecinales, enraizados en las culturas populares: auzolan, ayllu, veredas, concejo abierto, etc., que se siguen ejerciendo en diversos lugares; hasta experiencias actuales de total vigencia que ponen en marcha, en el día a día, estas maneras de pensar/hacer/sentir ajenas a las lógicas del sistema de dominación, ajenas al Poder, como pueden ser los proyectos vivos en la Comunidad La Esperanza de Gran Canaria, prácticas de autogestión colectiva en el Casco Viejo de Vitoria-Gasteiz, otras propuestas desde México, Bolivia o Colombia. Pero, también, se analizan en intuiciones de movimientos populares con las asambleas como toma de decisión horizontal en el origen del 15-M, o la acción directa con la ocupación de tierras en las luchas de los jornaleros andaluces.

Estas cuentan con la oportunidad de darse aquí y ahora. No se trata, por tanto, de anquilosadas ucronías sobre lo que pudo o no haber sido en nuestro pasado reciente; ni de hipotéticos o deseados futuribles; ni tampoco de apartarse del ámbito social por agotamiento o hastío ante la sordera individualista. Sino que en el corazón de comunidades, de barrios, pueblos y ciudades, similares a las nuestras, sin necesidad de arduos ejercicios antropológicos, laten con fuerza estos impulsos de autogestión y autonomía, que de este modo logran amplias cotas de libertad y horizontalidad. Con todas sus dificultades y problemáticas, en ocasiones parciales otras más generales, pero extrapolables en todo momento allá donde se pretenda construir comunitariamente, y vivenciar en primera persona y en colectivo, los avances de esta transformación social.

Superando el viejo mundo del Poder, se practican elementos de raíz libertaria, se ejercita la acción directa, la autogestión, la autonomía, el apoyo mutuo, la interdependencia… en la vida cotidiana. Los términos que se manejan, cuyo reflejo es más habitual en relación a determinados ámbitos como la autogestión económica o la autonomía política se muestran, sin estar ajenos a lo anterior, en un marco más próximo a nuestras propias vidas, desprendiéndonos de las condiciones que el sistema imperante impone.

Además, no deja de atenderse a otras cuestiones poco tratadas de la participación común y la vivencia de la construcción de un nuevo mundo sin poder como pueden ser: las culturas populares, el desempoderamiento, el ilusionismo social, la participación (infantil, juvenil, comunitaria...), la convivialidad, la propiedad social, políticas de esperanza, etc.

Un amplio y variado elenco de personas escriben en este libro completando una original aportación a esta propuesta colectiva como: Emmánuel Lizcano, Claudio Albertani, George Caffentzis, Silvia Federici, Agustín García Calvo, Jesús Ibáñez, Ruymán Rodríguez, Raúl Zibechi, Braulio M.E. Hornedo, Raquel Gutiérrez Aguilar, Comunidad La Esperanza, Kutxikotxokotxikitxutik, Javier Colodrón, Javier Encina, Ainhoa Ezeiza, Begoña Lourenço, Nayeli Moreno, Felícitas Ovalle, Carmen Pérez, ex-Subcomandante Marcos/Subcomandante Insurgente Galeano, Sandra Viviana Sánchez, Néstor Salvador y Curro Moreno, UNILCO-espacio nómada, Manuel Montañés y Siu-Lay Lisboa, etc.

Esto le irá bien para hacerse una mejor idea:

UNILCO-espacio nómada. La Universidad Libre para la Construcción Colectiva, un proyecto educativo y de transformación social surge en 2005 en Palomares del Río.

Se define como libre porque retomar la tradición de las Universidades Populares, de las Escuelas Libres de tradición anarquista y de las Universidades Libres del 68 que buscaban devolver el conocimiento científico a la gente. Así, proponemos una Universidad abierta en la que no solo todo el mundo tenga cabida sino que tenga la posibilidad de construirla colectivamente, entrelazando el conocimiento científico con los saberes populares.

Y es un espacio nómada porque en lugar de esperar a que la gente venga a un territorio, preferimos encontrarnos con la gente en sus propios espacios y tiempos, para dinamizar así la autogestión de la vida cotidiana.

 

 

Cazarabet conversa con Ainhoa Ezeiza y Javier Encina:

IMG-20150420-WA0000.jpg-Amigo, aunque nos viene un poco definido, un poco arriba, nos pueden explicar ¿qué es y el por qué del Espacio Nómada Unilco?-Y acércanos a su vinculación con este libro, de estudio e investigación, en el que, además, participan varias firmas….

-La Universidad Libre para la Construcción Colectiva surge en 2005 como complemento a las motivaciones de la gente de Palomares del Río (Sevilla) por querer participar en la decisión de cómo va a ser su pueblo en el futuro. Es un proyecto educativo y de transformación social. Se define como libre porque quiere retomar la tradición de las Universidades Populares de la II República, de las Escuelas Libres de tradición anarquista y de las Universidades Libres de mayo del 68 que buscaban devolver el conocimiento científico a la gente. Por eso proponemos una Universidad abierta en la que no solo todo el mundo tenga cabida sino que tenga la posibilidad de construirla colectivamente, entrelazando el conocimiento científico con los saberes populares. Y es un espacio nómada porque en lugar de esperar a que la gente venga a un territorio, preferimos encontrarnos con la gente en sus propios espacios y tiempos cotidianos, para dinamizar así la autogestión colectiva de la vida cotidiana, que es el centro de la propuesta que da origen al libro. Por eso, el libro también va viajando, se va encontrando con gente de diferentes lugares.

-No deja de ser un viaje hacia la construcción de “lo común” y claro en esa construcción hay o convergen diferentes y diferenciadas visiones, nunca convergentes del todo….pero que sí vienen desde cierto disenso…-Bueno, es lo más normal del mundo: asumir que para construir la sociedad hemos de hacernos frente a opiniones y pareceres bien dispares…-Y eso queriendo llegar todos, lo más pronto posible, a un lugar común que, en teoría, todos desean…

-Lo común no es un lugar, eso sería trabajar lo común desde el consenso. Lo común, en nuestra concepción, es la interdependencia de diversos lugares autónomos que construyen colectivamente desde la ayuda mutua. La idea de lugar común es la idea de la socialdemocracia europea; en nuestros planteamientos vienen de los movimientos autónomos, del anarquismo, del comunismo libertario, del marxismo autogestionario, del socialismo utópico... y esto es lo que nos lleva al reconocimiento de la diversidad como algo enriquecedor, que también nos permite seguir aprendiendo para podernos apropiar de aquello que nos ayuda en nuestro entorno social y natural. Tanto la autonomía/interdependencia como la construcción colectiva son hervidero de conflictos y armonías, que en principio no tienen porqué derivar en desorden y destrucción. La clave está en la forma de resolver los conflictos y contradicciones, que desde nuestra perspectiva es la dinamización del disenso. Como nos plantea Jesús Ibañez, “el consenso es una solución cerrada. El conjunto vacío es parte común de todos los conjuntos; solo nos podemos poner todos de acuerdo en nada. El consenso implica pérdida de información. El disenso es una solución abierta. Cuando algo es necesario o imposible, hay que cambiar las reglas de juego: para inventar nuevas dimensiones (…). El consenso produce la certeza, el disenso la duda. Dudar viene de duo+habitare (dubbitare): el que habita dos mundos”.

-Pero lo primero que nos falta es saber sentarnos a escuchar el problema, las diferentes soluciones, tener la mente abierta ante el resto de maneras de ver y solucionar los problemas….-Pero el respeto por un debate asambleario, de aportaciones continuas y de retroalimentación en las iniciativas es algo que no nos trajo, no por activa ni por pasiva, la democracia…

-Primero, habría que aclarar que la democracia no puede traernos el debate porque es fruto del consenso, de la búsqueda de un lugar común, de la uniformización y la destrucción de la diversidad. El segundo tema es que la asamblea es una herramienta útil que hay que utilizar en los momentos oportunos, porque si no caemos en lo que plantea Ivan Illich, que en la sociedad capitalista la herramienta no es convivencial, la herramienta está por encima de la gente, y entonces desde pretendidas posturas alternativas conseguimos ayudar al sistema capitalista, porque aunque los contenidos sean diferentes, las formas de relación son las mismas. No podemos usar la asamblea para todo porque solo sirve para algunas cosas, si la usamos para todo es una herramienta por encima de la gente. Escuchar/problemas/soluciones es la propuesta de la tríada Sócrates-Platón-Aristóteles, reelaborada por Marco Marchioni, con su método “La escucha”. El escuchar para saber los problemas y una vez sabidos los problemas, dar las soluciones, significa separar pensar, sentir y hacer, uno de los principios básicos del capitalismo. Nuestra propuesta viene de la mano de la dialéctica de segundo orden: tesis/antítesis/apertura (disenso) que nos lleva a nuevas tesis que podrán llevarse a cabo mediante procesos de ayuda mutua con construcción colectiva; en estos procesos surgirán nuevas antítesis que provocarán nuevas aperturas... Este tipo de participación del observador lo convierte en sujeto, generando movimientos de autonomía e interdependencia que, junto a la ayuda mutua y a la construcción colectiva, provocan la auto organización. Estas continuas aperturas lo van construyendo como sujeto en liberación.

-Ha tenido que ser algún colectivo, grupo de trabajo el que lo haya ido desarrollando y aún así…tenemos la mente como estrecha para afrontar todo lo que supone esto..-Falla aquí la aportación que debería venirnos de la educación, del sistema educativo

-No es que “falle” la aportación del sistema educativo, sino que es su función: homogeneizar y predeterminar las formas de afrontar el mundo. El sistema educativo no puede ayudarnos a reflexionar sobre la democracia porque es parte interesada de esta democracia. Esta reflexión la ampliamos en nuestro próximo libro “Educación sin propiedad” –que saldrá sobre febrero de 2018-, en el que desarrollamos y recogemos diversos pensares/sentires/haceres en torno a la educación y la Escuela.

-¿Puede “lo común” o desde lo común (que bebe mucho de estas estrategias de intercomunicación) combatirse mejor al capitalismo… capitalismo este que nos carcome y que podemos calificar como la “gran plaga” que sacude los derechos básicos de los ciudadanos y ciudadanas, con sus necesidades, libertades y demás…?

-Sí. De hecho, pasa todos los días en los espacios y tiempos cotidianos, sin organización formal y sin líderes “atrapalotodo”. A veces, desde el activismo, que quiere llegar a un lugar común lo más rápidamente posible, estos movimientos que no tienen un ritmo establecido pasan desapercibidos, y luego vienen las sorpresas…

-Pero “el establishment” está tan fuertemente arralado que cuesta torcerle las cuerdas al capitalismo tan brutal, el que nos retuerce a nosotros…

-Ufff...

-¿Somos conscientes de la poca libertad de que disponemos y de la que se han ido recortando las alas…?

-Sí, pero no. Hay poca libertad, pero al mismo tiempo hay mucha libertad; si atendemos a los contenidos nos damos cuenta de la poca libertad que existe, y si atendemos a las formas de relación vivimos parte de esa “mucha libertad”. Por ello, hemos ido entendiendo en los procesos de participación en los que llevamos trabajando desde 1995 que para ir construyendo la autogestión colectiva (el desempoderamiento, la dejación de poderes, y por lo tanto la potenciación de los liderazgos situacionales, como primer paso) es necesaria en primer lugar la resistencia, tanto en el nivel de oposición/conciencia, como en el de interacción creativa. En segundo lugar es necesaria la ruptura que abra hacia la innovación; que dé lugar a nuevas propuestas que provoquen renunciar a la identidad y potenciar las identificaciones. Y en tercer lugar, cauces de participación que den forma a la oposición/interacción/innovación que tendrán que construirse en el proceso, fruto de las diversas acciones que se vayan realizando. Hablamos de tres líneas de acción que deben conjugarse, de forma inseparable, para fortalecer la construcción de procesos autogestionarios: el querer participar, entendida como la motivación para incorporarse en el proceso; el poder participar, crear foros donde se puedan construir, tomar decisiones y gestionarlas; y el saber participar, trabajar la ormación necesaria (poniendo en valor los saberes de cada persona), para provocar no solo cambios organizacionales, sino inter-cambios a nivel simbólico y vivencial.

-Me da la impresión que aunque tratáis los temas en los capítulos AMBULANDO, NOMADEANDO, EPIÁMBULO…casi que noto a faltar el “deambulando” porque me da la impresión de ver o notar que mucha parte de la sociedad, dándose o no cuenta, deambula y algunos como no lo saben son constantemente utilizados política y como escudo social…

-Deambular es “andar, caminar sin dirección determinada”. Si nos fijamos en lo político, sería una expresión que confronta al pensamiento organizativo leninista. Esta preocupación es también verbalizada por Raúl Zibechi: “la permanente búsqueda por instituir organizaciones, por estructurar los espacios sociales de los de abajo, no ha hecho más que limitar las aristas más subversivas de ese mundo, al pretender ‘normalizarlo’. Es en ese sentido que sostengo que hemos ido en la misma dirección que el capitalismo”. Cuando deambulamos, nos abrimos a nuevas posibilidades.

El deambular, en nuestro libro, está en todos sus apartados, en unos expresados de forma más teórica (PREÁMBULO y AMBULANDO), en otras desde las propias experiencias (NOMADEANDO), y el propio libro intenta empujar a seguir deambulando con un apartado específico para que la gente no quede atrapada en el libro (EPIÁMBULO), sin ofrecer conclusiones ni soluciones.

Javier-hablando-de-SIN-PODE.jpg-Y los que sí se dan cuenta de todo y por todo… tendemos o a enfrascarnos en cierta tristeza, o a tratar de aportar algo o involucrarnos de lleno con una actividad muy constante… aunque no sabría deciros si con la convicción entera, creo que hay muchos flecos sueltos porque vivimos y venimos de estar constantemente escarmentados… -¿Cómo se cura uno o una de esos fraudes humanos que unos establecen sobre otros?

-Uno de los artículos que recogemos en el libro es el de Ruyman Rodríguez, que precisamente hace una reflexión muy interesante, basada en su propia vida, sobre los activismos. Tenemos que aprender a vivir viviendo, si no, solo sirve para el Futuro que denuncia Agustín García Calvo, seguiríamos la tradición judeocristiana del “sacrificio”, de la muerte en vida.

-¿Se podría definir el libro como una larga y minuciosa reflexión, con estudio e investigación, muy social?

-El libro tiene algunos artículos que podrían encajar en esa definición, pero otros van más hacia el debate, la transferencia de conocimientos, sentires y haceres, alguna denuncia… Es un libro que no separa lo social de lo político, de lo económico… las esferas de la vida no aparecen separadas, es un intento de armonizar estos elementos que en el capitalismo nos aparecen como “disciplinas” inconexas.

-¿Hay que lograr hacer de esta una sociedad más corporativa entre pequeñas comunidades, más solidaria, más participativa y económicamente más autosuficiente?; no sé, donde yo pueda dar unos servicios, los que mis capacidades me permitan, para recibir por ejemplo alimentos básicos…

-Sí, por qué no, de hecho ya está pasando... y también otras cosas interesantes, otras formas de vivir sin servicios, con cuidados, confianza, decrecimiento, ayuda mutua...

-Pero, la gran pregunta: ¿nos dejarán?; ¿tenemos como una hoja de ruta pensada, pero cómo vamos a echarla a andar? -Ya hay ejemplos, ¿no? -Y, seguramente, manera de intentar perfeccionarlos…

-Podemos decir que el consenso tiene un plan sociopolítico a priori, una “hoja de ruta”, eso le da sentido y dirección, lo que le facilita tener un centro que se refuerza con el movimiento de contracción social que provoca la simplificación de propuestas, el que existan vencedores/as y vencid@s y el que el resultado provoque adhesiones y rechazos, consentimiento y seguridad. Propicia que se pueda sistematizar y, a partir de ahí, perfeccionar.

El disenso abre sin cerrar, abre para abrir, así libera a los sujetos (perspectiva dialéctica de segundo orden en la ciencia y democracia directa y autogestionaria en la política).

El disenso no tiene a prioris, eso facilita el caos creativo y el descentramiento que se refuerza con el movimiento de expansiones sociales que provoca la complejización de las propuestas, el desempoderamiento y el que todas las propuestas fruto del debate y de la construcción colectiva puedan llevarse a cabo por los grupos de gente interesada; mediante el trabajo grupal y la ayuda mutua intergrupal… De esta forma se provoca/construye libertad y confianza. Propicia que se puedan transferir pensares/sentires/haceres.

Podemos decir que el consenso provoca certidumbre, perfección, idea de acabado, de calidad. Nos coloca bajo el imperio de los principios de disyunción, reducción y abstracción, lo que nos va empujando hacia el paradigma de la simplificación. Se separa pensar, sentir y hacer. Reduce lo complejo a lo simple (no confundir con sencillo) y complica las relaciones humanas (por introducir el anhelo de sentirse parte de l@s vencedores/as, entre otras cosas). Nos introduce en la causalidad (todo es por algo, eliminando el azar), en la lógica, el orden y el sentido predictivo (el futuro es predecible, ya está determinado desde el presente por el plan que se ha elaborado a priori). El error es algo a superar y se trabaja en el mundo de lo posible.

El disenso nos sumerge en la incertidumbre, incompletitud, impredicibilidad, en el caos creativo, en la alógica y/o dialógica, en la complejidad (complexus significa lo que está tejido junto y por tanto potenciando la diversidad en/de cada parte: como la almazuela), no se proyecta hacia el Futuro sino que se vive el ahora en armonía con el entorno social y natural. No se puede separar sentir/hacer/pensar. Se incorpora el azar. El error es una oportunidad, ya sea para abrir hacia nuevos mundos o para incorporarlo como parte inherente de nuestras educaciones y de nuestras formas de relación.

Podemos decir que en el consenso para transformar la sociedad hay que ganar, hay que acumular poder. En la sociedad de l@s vencedores/as para transformar hay que perder, hay que desempoderarse; y para ello es imprescindible el disenso.

 

 

 

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Autogestión, autonomía e interdependencia. Construyendo colectivamente lo común en el disenso. Javier Encina, Ainhoa Ezeiza y Sandra Viviana Sánchez (coords.)   
648 páginas        13 x 20 cms.
20.00 euros
Volapük


AUTOGESTIÓN, AUTONOMÍA E INTERDEPENDENCIA. Construyendo colectivamente lo común en el disenso es el sugerente título de esta compilación de escritos, propuestos y reunidos por l@s coordinador@s de la obra: Javier Encina, Ainhoa Ezeiza y Sandra Viviana Sánchez; que mantienen un hilo narrativo común clarificando en su desarrollo cuestiones relativas a estos conceptos y a su ejercicio. Además de procurar un argumento teórico sólido, destaca la virtud de mostrarnos desde claros ejemplos de su extensión, en casos con raigambre tradicional, como tareas y modos de autoorganización comunales y/o vecinales, enraizados en las culturas populares: auzolan, ayllu, veredas, concejo abierto, etc., que se siguen ejerciendo en diversos lugares; hasta experiencias actuales de total vigencia que ponen en marcha, en el día a día, estas maneras de pensar/hacer/sentir ajenas a las lógicas del sistema de dominación, ajenas al Poder, como pueden ser los proyectos vivos en la Comunidad La Esperanza de Gran Canaria, prácticas de autogestión colectiva en el Casco Viejo de Vitoria-Gasteiz, otras propuestas desde México, Bolivia o Colombia. Pero, también, se analizan en intuiciones de movimientos populares con las asambleas como toma de decisión horizontal en el origen del 15-M, o la acción directa con la ocupación de tierras en las luchas de los jornaleros andaluces.

 

Estas cuentan con la oportunidad de darse aquí y ahora. No se trata, por tanto, de anquilosadas ucronías sobre lo que pudo o no haber sido en nuestro pasado reciente; ni de hipotéticos o deseados futuribles; ni tampoco de apartarse del ámbito social por agotamiento o hastío ante la sordera individualista. Sino que en el corazón de comunidades, de barrios, pueblos y ciudades, similares a las nuestras, sin necesidad de arduos ejercicios antropológicos, laten con fuerza estos impulsos de autogestión y autonomía, que de este modo logran amplias cotas de libertad y horizontalidad. Con todas sus dificultades y problemáticas, en ocasiones parciales otras más generales, pero extrapolables en todo momento allá donde se pretenda construir comunitariamente, y vivenciar en primera persona y en colectivo, los avances de esta transformación social.

Superando el viejo mundo del Poder, se practican elementos de raíz libertaria, se ejercita la acción directa, la autogestión, la autonomía, el apoyo mutuo, la interdependencia… en la vida cotidiana. Los términos que se manejan, cuyo reflejo es más habitual en relación a determinados ámbitos como la autogestión económica o la autonomía política se muestran, sin estar ajenos a lo anterior, en un marco más próximo a nuestras propias vidas, desprendiéndonos de las condiciones que el sistema imperante impone.

Además, no deja de atenderse a otras cuestiones poco tratadas de la participación común y la vivencia de la construcción de un nuevo mundo sin poder como pueden ser: las culturas populares, el desempoderamiento, el ilusionismo social, la participación (infantil, juvenil, comunitaria...), la convivialidad, la propiedad social, políticas de esperanza, etc.

Un amplio y variado elenco de personas escriben en este libro completando una original aportación a esta propuesta colectiva como: Emmánuel Lizcano, Claudio Albertani, George Caffentzis, Silvia Federici, Agustín García Calvo, Jesús Ibáñez, Ruymán Rodríguez, Raúl Zibechi, Braulio M.E. Hornedo, Raquel Gutiérrez Aguilar, Comunidad La Esperanza, Kutxikotxokotxikitxutik, Javier Colodrón, Javier Encina, Ainhoa Ezeiza, Begoña Lourenço, Nayeli Moreno, Felícitas Ovalle, Carmen Pérez, ex-Subcomandante Marcos/Subcomandante Insurgente Galeano, Sandra Viviana Sánchez, Néstor Salvador y Curro Moreno, UNILCO-espacio nómada, Manuel Montañés y Siu-Lay Lisboa, etc.

 

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La Universidad Libre para la Construcción Colectiva, un proyecto educativo y de transformación social surge en 2005 en Palomares del Río.

Se define como libre porque retomar la tradición de las Universidades Populares, de las Escuelas Libres de tradición anarquista y de las Universidades Libres del 68 que buscaban devolver el conocimiento científico a la gente. Así, proponemos una Universidad abierta en la que no solo todo el mundo tenga cabida sino que tenga la posibilidad de construirla colectivamente, entrelazando el conocimiento científico con los saberes populares.

Y es un espacio nómada porque en lugar de esperar a que la gente venga a un territorio, preferimos encontrarnos con las gente en sus propios espacios y tiempos, para dinamizar así la autogestión de la vida cotidiana.


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