Cazarabet conversa con...   María José Martín Pinto, traductora de “El camino a Wigan Pier” (Akal) de George Orwell

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un viaje a las zonas mineras y alumnas de las más deprimidas del corazón de aquella Inglaterra a la que George Orwell sacó de cierta ensoñación.

Lo edita Akal dentro de la colección Clásicos de la Literatura.

La sinopsis del libro:

El camino a Wigan Pier recoge una de las experiencias vitales más reveladoras para George Orwell, como individuo y como escritor. Este relato autobiográfico nace fruto del viaje que el autor británico hizo al norte de Inglaterra en 1936 –a las regiones de Lancashire y Yorkshire principalmente–, adentrándose en esta región minera, y anotando de forma científica y exhaustiva, las terribles consecuencias de la Gran Depresión de los años treinta del siglo XX.
Las impresiones de este viaje causaron una profunda impresión en Orwell, y modelaron una conciencia política y social, en la que concluye que la única solución a la miseria y a la desigualdad era el socialismo

El autor, George Orwell: Eric Arthur Blair –su verdadero nombre– además de cronista, crítico de literatura y novelista, Orwell es uno de los ensayistas en lengua inglesa más destacados de los años treinta y cuarenta del siglo XX. Sin embargo, es más conocido por sus dos novelas críticas con el totalitarismo y publicadas después de la Segunda Guerra Mundial, Rebelión en la granja (1945) y 1984 (1949), escrita en sus últimos años de vida y publicada poco antes de su fallecimiento, y en la que crea el concepto de «Gran Hermano», que desde entonces pasó al lenguaje común de la crítica de las técnicas modernas de vigilancia. Era, ante todo, un idealista y eso fue lo que marcó tanto su vida, como su obra. Se opuso al imperialismo de Reino Unido –a pesar de tener esta nacionalidad–, luchó a favor del socialismo democrático y del comunismo antistalinista –llegó a participar en la Guerra Civil Española en el lado republicano–, y se opuso a cualquier totalitarismo, ya fuera nazi (Alemania) o estalinista (URSS).

La traductora y encargada de “anotaciones”, María José Martín Pinto:

Es licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Málaga y especialista universitaria en traducción inglés-español por la UNED. Es profesora de inglés en diversos centros de Enseñanza Secundaria de MáIaga y Cádiz. Como traductora, tiene experiencia en el ámbito jurídico y comercial, y trabaja como traductora voluntaria para el Instituto de Estudios Políticos para América Latina y África. Para la editorial Akal, ha traducido Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald, Martin Eden, de Jack London, Lejos del mundanal ruido, de Thomas Hardy, La narración de Arthur Gordon Pym, de Poe, y la "Trilogía del Deseo", de Theodore Dreiser. De George Orwell, también ha traducido 1984.

 

Para conocerla, quizás mejor conocer la dimensión de su trabajo que, en el mundo de las letras anglosajonas, es un “verdadero puntazo”…

La introducción al libro merece mucho la pena a cargo de Lola Artacho Martín, tiene todo el futuro a sus pies y desde él nos alumbra:

Graduada en Estudios Ingleses por la Universidad de Málaga en 2022. Ha sido Premio Extraordinario de Bachillerato de la Junta de Andalucía y 2º premio en las Olimpiadas de Latín y Griego celebradas en 2018 en la Universidad de Málaga. En esta misma universidad, recibió la Beca de Excelencia para realizar una estancia en Estados Unidos durante el verano de 2019 y, actualmente, disfruta de una Beca de Colaboración con el Departamento de Filología Inglesa Francesa y Alemana.

 

 

 

 

Cazarabet conversa con María José Martín Pinto:

 -Amiga, ¿cómo es el papel de una traductora en una obra como esta que marcó tanto al autor George Orwell y que “lo desnudó” ante una sociedad, la inglesa, tan clasista? 

El papel de la traductora tiene que ser siempre el de ser “invisible” y proyectar lo que el autor quiere comunicar sin entrometerse en la obra. A mí me gusta adoptar la posición del lector, que va descubriendo la obra a medida que lee, dejarme sorprender por la obra, por eso no (re)leo los libros antes de traducirlos. 

 -A ti como lectora y como conocedora de la literatura inglesa, ¿qué te llama la atención de la narrativa de George Orwell? 

-Me gusta su narrativa clara y limpia, precisa, quizá debida a su trabajo como periodista. Sin embargo, eso no significa que no sea un escritor creativo, porque no hay más que ver algunas de las descripciones de 1984; por ejemplo, el prado ese que aparece varias veces en la obra. 

 -Este es un libro muy diferente, de entrada, a otros como 1984, Rebelión en la granja…pero en el fondo en estas novelas es como si se explayase de sus libros de narrativa y/o ensayos como Homenaje a Cataluña, Sin blanca en París y Londres… 

-Sí, en este caso, Orwell hace una crónica de lo que ve y vive. Se dejaba influir mucho por su experiencia a la hora de crear. De hecho, sus vivencias iban dando lugar a sus obras, lo que me parece muy interesante.  

 -¿Quién y qué crees que es lo que más le influye a George Orwell en este libro? 

-Mi impresión es que él se indigna ante lo que ve en su periplo por el norte, la injusticia y la miseria a la que se ve sometida la clase trabajadora, y además, está ahí su pensamiento político, su defensa del socialismo como la única fórmula para paliar esa injusticia.  

 -Porque a él como escritor, globalmente hablando, le influye mucho, hasta como si arrastrase cierto sentimiento de culpabilidad, venir y ser de “buena familia”… 

-De hecho, adopta el pseudónimo, al menos en parte, para no avergonzar a su familia. Creo que él hace un análisis de la sociedad inglesa y no le gustan las conclusiones a las que llega. Es una toma de conciencia que le hace ser muy crítico con lo que considera injusto y hasta absurdo.  

 -Normalmente, amiga, como traductora ¿veis vuestro trabajo compensado…os sentís compensados por el colectivo de lectores y por el resto de, digamos, “industria del libro o industria editorial”? 

-No mucho, la verdad. Parece que el hecho de que al trabajar debamos resultar invisibles en el texto que creamos también nos hiciera invisibles para el resto del mundo. De hecho, hay muchos lectores e incluso críticos, que no se paran a pensar en que el texto que están leyendo no lo escribió George Orwell, sino María José o cualquier otro traductor. Es necesaria una labor de visibilización, un esfuerzo que lleva a cabo la asociación de traductores, ACE. 

 -Cuando una persona se dedica a la traducción, ¿a qué se condena para bien y para mal? 

-Yo vivo la traducción con pasión, así que para mí no supone una condena en ningún sentido. Es un oficio que me absorbe y hace que las horas pasen casi sin darme cuenta cuando me sumerjo en un texto. Quizá lo peor sea que económicamente no es un trabajo adecuadamente remunerado.  

 -¿Una traductora o un traductor se especializa en temas y en determinadas plumas?, ¿cómo ha sido en el caso de George Orwell? 

-No sé cómo será el caso de mis colegas, pero en el mío, no ha habido una especialización más allá de traducir sobre todo clásicos de finales del XIX y principios del XX. Solo he traducido obras de un mismo autor en el caso de Theodore-Dreiser y Orwell, y me gusta abordar nuevos autores y nuevas obras porque eso siempre supone un reto que me motiva y me entusiasma.  

 -¿Cómo es el proceso de documentación de los traductores y cómo te las has apañado con Orwell? 

-Afortunadamente, contamos con internet, lo que ahora nos facilita mucho esa tarea. En el caso de Orwell, existe una fundación con su correspondiente web donde se puede encontrar mucha información sobre su vida y su obra, y también hay muchas imágenes de la época que retrata, lo que ayuda mucho a visualizar lo que él está contando.  

 -Porque tú ya tradujiste, también para Akal, 1984…ya conocías a Orwell, como traductora, “como de primera persona”… 

-Sí, pero a pesar de tratarse del mismo autor, el estilo de ambas obras es diferente. Aunque, es cierto que el señor Orwell y yo nos hemos entendido muy bien desde el primer momento. La traducción me ha resultado muy fluida y no he tenido que hacer ningún especial por “adaptarme” a su prosa, sino que se ha producido de una forma muy natural.  

 -¿Cómo es el día a día en el trabajo de una traductora?.- Trabajo que requiere, además de una metodología exigente, ¿verdad? 

-Este trabajo requiere, sobre todo, tiempo y concentración. No es una labor que pueda ni deba hacerse a ratos perdidos. Yo empiezo siempre releyendo el texto traducido el día anterior para hacer una primera labor de pulido y para adentrarme de nuevo en la narración, y después continúo traduciendo. Tengo siempre muchas pestañas abiertas para que el trabajo sea fluido (diccionarios bilingües y monolingües, glosarios, páginas varias para hacer búsquedas rápidas) y al mismo tiempo voy creando el glosario específico del libro que esté traduciendo.  

 -Explicadnos todos o todas sois en su mayoría filólogos o especializados en traducción desde las Escuelas de Traducción, ¿no? 

-Sí, mayoritariamente. Yo estudié filología en Málaga y después me hice especialista en traducción en la UNED. 

 -¿Qué manías tienes como traductora? 

-Pues, la de abrir las pestañas del ordenador siempre en el mismo orden, jajaja. Diccionario monolingüe, bilingüe, DRAE, pestaña(s) de investigación, siempre en el mismo orden.  

 -Amiga, ¿en qué consiste el trabajo de traductora porque es mucho más que “traducir” tal como lo entendemos… requiere mucho más de lo que aparentemente se ve, aunque quedéis en un tercer plano…? 

-Efectivamente. Traducir ya te lo puede hacer google; al traducir una obra, hay que interpretar y verter a otra lengua una adaptación que suene natural y en la que se trasluzca el “espíritu” con el que el autor la escribió sin que aparezcas tú.  

 -Veo que has traducido libros que podríamos decir clásicos de la literatura norteamericana de aquella generación que nacía mucho alrededor de los cuentos, del descubrimiento de “nuevos mundos, de vivir la vida como una aventura en consonancia con la naturaleza…¿qué nos puedes comentar porque son autores de los que digamos te inician y te encaminan en una narrativa que te hace engrandecer los horizontes de la literatura lo que suelen tener como resultado que te conviertas en una lectora o lector voraz….¿qué nos puedes decir? 

-He tenido la fortuna de traducir obras y autores que me fascinaron en mi adolescencia y que, efectivamente, como bien dices, me convirtieron en una apasionada de la literatura. Además, traducirlos aporta una dimensión mucho más amplia a cualquier texto porque hay que tener en cuenta hasta el último detalle de la textura del texto, y cuando aprecias las “entretelas” de una obra, la fascinación se vuelve aún mayor. Twain, Fitzgerald, Dreiser, Hardy, London, Allan Poe y ahora Orwell, no sabría decir con cuál he disfrutado más porque cada uno tiene un estilo diferente y personal, por eso son grandes clásicos.  

 

 

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Cazarabet

Mas de las Matas (Teruel)

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