Cazarabet conversa con...   Vicent Álvarez, autor de “Del valencianismo antifranquista a la izquierda radical” (NPQ)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Vicent Álvarez repasa en un libro muy didáctico cómo y de qué manera el valencianismo hizo frente al franquismo y cómo aparece la izquierda radical.

Lo edita el sello NPQ de Sargantana Editorial.

Lo que nos dice la sinopsis:

Mi generación nació y creció en dictadura, soñó con una revolución poco definida o imposible, luchamos y llegamos a aquella transición, que desde mi perspectiva se quedó corta en cuanto a conquistas y expectativas. Hoy, al escribir estas páginas, tras publicar diversos escritos, me he decidido a hacer una versión de mis vivencias en la lengua mayoritaria del Estado. Las páginas que siguen están escritas desde dicha periferia. Surgen desde la conciencia de que este territorio es mucho más que tres provincias del Estado. No se trata de un problema de nombres, llamémosle País o Comunidad. El caso es que vivimos un tiempo durante el cual la lucha por las libertades, la democracia y, tal vez, el socialismo, en mi país, se desarrolló juntamente con la aspiración de autogobierno, salíamos a las calles para exigir «Llibertat, amnistia, estatut d’autonomia». Hoy parece que parte de esos objetivos se han ido asumiendo con limitaciones y renuncias; sin embargo, todavía queda mucho por conseguir.

El autor, Vicent Álvarez Rubio:

https://ca.wikipedia.org/wiki/Vicent_%C3%80lvarez_i_Rubio

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Vicent Álvarez Rubio:

-Vicent, por favor, ¿nos puedes explicar el porqué de este libro que nos explica cómo “viaja” por la historia el valencianismo antifranquista y el cómo y de qué manera paralela o no lo va haciendo la izquierda hasta llegar a lo que tu denominas izquierda radical?

- Es testimonio de cómo una parte de mi generación rompió con el silencio impuesto por la dictadura, tal como cantó Raimon: “Veníem d’un silenci antic i molt llarg” (veníamos de un silencio antiguo y muy largo). He tratado, pues, reflejar como esa ruptura dio paso a un anti franquismo que se vinculó a la reivindicación del País Valencià, como identidad, y a las luchas obreras, ciudadanas y estudiantiles.

-¿Es un libro que analiza el antifranquismo desde el valencianismo y el camino hacia la izquierda radical desde tu experiencia, más o menos directa?

-Pues sí, pero, con un matiz: el de la historia vivida y sentida, no se trata de una crónica, eso lo de deben hacen los investigadores, sin dejar de lado parte de la realidad, en este libro hay mucho de autobiográfico, y por tanto abre debates, aporta datos e interpretaciones de acontecimientos, de todo ello se puede aprender

-Para poner las bases de nuestra conversación: ¿qué es el valencianismo antifranquista y cómo definirías a la izquierda radical?

-Frente a una visión folklórica i del “Levante feliz”, unos grupos de jóvenes, coincidiendo también, con la aportación intelectual de Joan Fuster, generaron un movimiento reivindicando la unidad de la lengua catalana, y la necesidad de plantearnos que éramos y queríamos ser como pueblo. Ese nuevo valencianismo se dio en los comienzos de los años sesenta, momentos en que al mismo tiempo en todo el estado aparecen nuevas formas de organización y lucha, recordemos lo que significaron las huelgas de Asturias en el 62.

En los años 60 van apareciendo nuevas opciones políticas, nosotros lo concretamos en el Partit Socialista Valencià, y en el intento de una coordinadora socialista, recordemos que el PSOE era inexistente, existía también el Felipe (Frente Liberación Popular). Lo del PCE, era otra historia. Pues bien, a finales de esa década, y, sobre todo, ya en los 70, hubo rupturas y se forman diversas opciones a la izquierda del PCE. Esta izquierda minoritaria, más exigente i utópica, diversa en exceso en siglas, fue la izquierda radical o revolucionaria.

-Otra para sentar las bases de esta conversación: ¿todo valencianismo era antifranquista o se podía definir como tal?

-Pues sí, el Franquismo fue siempre integrista y nacionalista española. El valencianismo secesionista, surgió en la transición como arma contra aquello calificado como “catalanismo”, para conseguir una autonomía según los intereses de la UCD.

-La izquierda valenciana, parte de ella a lo largo de los años, ¿cómo pasa a ser “izquierda radical”?

Este es un fenómeno que se dio en todo el estado, en mi caso, se concretó en la OIC (Organización de Izquierda Comunista), hubo mucha generosidad por parte de jóvenes, algunos se proletarizaron, se pretendía una revolución basada en los consejos y la democracia participativa. Hubo errores, y también hubo interés en aislarnos. En una situación de clandestinidad las organizaciones van surgiendo sin seguir un plan previo. Son resultado de muchas circunstancias, procedencia local, amistades, casualidades. Algunos valencianistas fuimos a la izquierda radical, otros al PCE, MC, comisiones Obreras…Cuando por el 1974 y 75 se vislumbra la posibilidad de cambios se funda el Partit Socialista del País Valencià, en el que tienen peso figuras del valencianismo. 

-¿Cuándo recuerdas que tú, con gente a tu alrededor, pasaste a ser parte activa de ese valencianismo antifranquista con tu ideología de izquierdas?

-Pues en la década de los años setenta surge en Europa la nueva Izquierda, aquí no fuimos excepción, los comunistas eran los mayoritarios dentro del conjunto del anti franquismo, aquella gente que divergíamos del modelo del PCE, creamos otros grupos, coincidíamos en las luchas, pero divergíamos en métodos y contenidos. Yo empecé a comprometerme en la universidad (1958-1963)

-En el instituto y en la universidad siempre nos formamos más allá de aquello que nos enseñan, nos vamos formando como personas en toda nuestra integridad, ¿verdad?, coméntanos…

-Ya en el cole tuvimos problemas, en el texto me sito en Xàtiva, años 1950, éramos un grupito un poco rebelde, y sufrimos castigos. Raimon en sus canciones lo ha expresado, luego cada vez fuimos evolucionando y traduciendo la rebeldía en conciencia, y en militancia. Como ya he indicado el paso por la Universidad fue decisivo.

-Y, poco a poco, te fuiste poniendo, como todos, en jugar partes activas más allá de los que sentías y te removía por dentro, aún con el peligro de los años del franquismo y primeros años de la transición y de una titubeante democracia, ¿qué nos puedes decir?

-Hay una versión oficial de la transición, se la califica de modélica, ejemplar. Se ha intentado silenciar, o dejar de lado una parte de su realidad. Los muertos de Atocha no fueron los únicos, aquí los tuvimos, y, también está lo de Vitória. Esa versión lo centra todo en los pactos entre las élites, infravalorando el papel de las luchas obreras, ciudadanas, estudiantiles, o las de Catalunya y Euskadi, estas últimas principalmente a favor de su autogobierno. En el País Valencia bajo el lema de “Libertad, Amnistía, Estatuto d’ Autonomía” toda la izquierda y los movimientos populares salimos a la calle.

La cultura jugó un papel fundamental, festivales, recitales, canciones. Todo ello contribuía a movilizar.

En fin, no se dice que en les elecciones de 1977 las opciones de la izquierda radical o revolucionaria, no gozamos de legalidad, y no pudimos actuar al mismo nivel que el resto.

-¿Cómo impacta a toda la sociedad valenciana ,y más allá, la publicación de Nosaltres els valencians de Joan Fuster?;¿en qué medida y por qué marca un antes y un después?

-Este libro de Joan Fuster continúa siendo piedra de toque y referencia hoy en día, es el texto ideológico de gran calado. Hay planteamientos que han estado sobrepasados por los hechos, no obstante, el valencianismo de izquierda y progresista se sustenta en muchos las cuestiones suscitadas en este libro publicado en 1962, y que continúan vigentes.

-¿La mili era un período en el que literalmente “se perdía el tiempo”, lo podemos definir así?

-Un tormento que sufrimos.

-¿Por qué desembarcas y cómo vas a parar a al Partit Socialista Valencià?;¿qué estructura tiene porque, además, había figuras intelectuales, que venían del valencianismo, muy puestas, no?

-Sus orígenes se sitúan en 1960, primero le pusimos el nombre de Acció Socialista Valenciana, en 1964 se adoptó el de PSV. Dedico en el libro algunas páginas a ese proceso. Surgió entre jóvenes universitarios y de algunas comarcas. Fui uno de los fundadores, lo representé unos años en el Comité de Coordinación Socialista, en que estaban otros grupos de Catalunya, Madrid, Galicia, Andalucía…Éramos jóvenes e inexpertos, tuvimos una fuerte crisis en 1966, que generó una ruptura, como consecuencia de la cual lo dejé, para formar la parte valenciana del Felipe.

-Algunos de aquellos puntos hoy no se “cumplen” solo denominar “País Valencià” es como tirar gas pimienta a muchos a los ojos…

-La derecha abrió una batalla para forzar que el estatuto de autonomía se mantuviera lejos del modelo catalán. Se habla de la “Batalla de Valencia”, hubo una violencia real, dos bombas en casa de Joan Fuster, otra en la el filólogo Manuel Sanchís Guarnir, otras en librerías…agresiones a alcaldes, autoridades, o manifestantes. Al final el texto aprobado fue el pactado en Madrid, por la vía de la autonomía no histórica, pese a haber cubierto el porcentaje de ayuntamientos necesarios para elaborar un texto y someterlo a referéndum.

-¿Cómo es tu estancia en Montpellier y por qué te vas allí?; la estancia la presumo por lo que leo que  “tuvo sus frutos”….?

-Vivir un curso en una democracia me sirvió de mucho, entre otras cosas para los jóvenes el franquismo significaba represión moral, la democracia implicaba también relaciones entre las personas y sexos. Leí y compré libros que en España no tenían cabida, me relacioné con gente de mi edad que militaba en la izquierda francesa.

El exilio me permitió conocer más a fondo lo que había pasado durante la guerra, en el libro hay unas referencias a los contactos que tuve, por ejemplo, me enteré de los sucesos de mayo del 1937 en Barcelona, el asesinato de Andreu Nin. Prácticamente toque casi todas las puertas. Una conclusión que saqué es que había mucho resentimiento entre los exiliados, demasiado rencor. El PSOE era un aparato sin actividad y alejado de la realidad. El PCE no veía con simpatía nuestras propuestas valencianistas.

Con Josep Pallach, del Moviment Socialista de Catalunya, tuve más sintonía, empezaba a funcionar el Comité de Coordinación Socialista, con apoyo de la socialdemocracia europea, a mi vuelta, nos integramos como PSV. Participamos en diversos encuentros en el interior, y el exterior. Esto durará hasta el 1968.

-En el libro reivindicas el papel de los obreros y de las organizaciones sociales en el proceso de la transición; ¿cómo fue?

-Acabada la carrera no tenía previsto ser abogado, me puse a trabajar en una empresa de construcción. Me dedicaba a ello, y a la creación de una propuesta sindical, la Alianza Sindical Obrera, este proyecto no cuajó ya que las comisiones obreras acabaron constituyéndose como organización.

Tras participación en la manifestación del 1 de mayo 1967 fui detenido, pasando unas semanas en prisión con más detenidos, estos me convencieron para que me hiciera laboralista. Formamos un colectivo que asistió a los trabajadores y represaliados cosa que implica ejercer defensas en el Tribunal de Orden Público. Nuestro despacho era diversos, éramos parte de una coordinadora estatal, que se reunía en Barcelona y Zaragoza, en este último fuimos una vez retenidos por la policía. Hemos sido calificados por los cronistas como despachos autónomos o anticapitalistas.

-En los años sesenta movilizarse contra el régimen franquista era muy, muy arriesgado, quizás ahora no lo parece acomodados como estamos muchos habiendo nacido en democracia, pero…Coméntanos, por favor…

-A partir de los sesenta va a emerger un anti franquismo que es la respuesta de parte de la juventud a la injusticia, la explotación, la falta de libertades individuales y colectivas, en un primer momento era un movimiento espontáneo, que fue creciendo y llenándose de contenidos y referencias. Eso conllevaba riesgos, castigos, represión, cosa que se asumía y a la vez generaba, por encima de las diferencias, la solidaridad. Fuimos antifranquista y algo más. Es cierto que algunos guardaron la ropa y luego aparecieron en la transición, convirtiéndose en políticos.

-¿Qué balance haces?

-¿Como hubiera sido la transición sin el previo anti franquismo activo? Tal vez nuestras aspiraciones revolucionarias no fueron posibles, hubo conquistas y derechos que se ganaron, y eso, es algo importante. La democracia resultante resultó limitada, muchas asignaturas siguen pendientes, igualmente hubo impunidad para los crímenes franquistas.

 En el libro mantengo que esa izquierda radical cometió errores relevantes, que la izquierda en general pecó de sectarismo, y que nosotros no fuimos la excepción. No obstante, mantengo que no se luchó por cargos, o un futuro de cargo político, y eso es un valor a considerar.

 

 

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Mas de las Matas (Teruel)

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