Cazarabet conversa con...   Rafael Yuste, autor de “Solo cuerpo” (Los Libros del Gato Negro)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Rafael Yuste edita un poemario con Los Libros de Gato Negro, bello, lleno de sinceridad y de “paz compensada”, cuando no, acompasada dentro de un equilibrio buscado….

 

 

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Rafael Yuste:

–Rafael, ¿por qué la poesía?, ¿qué te aporta la poesía a ti y qué crees que le aportas tú a la poesía para haberos encontrado en este poemario “Solo cuerpo” y haber congeniado tan bien?

La poesía me aporta, en primer lugar, libertad, creo que es la disciplina artística que permite mayor libertad de expresión. Por otro lado, me ofrece la posibilidad de vivir con ritmo, es como llevar siempre música en la cabeza. Y con esas dos cosas, se va filtrando la vida, todo cuanto te rodea, todo cuanto eres en ese contexto. Vas conociendo y autoconociéndote. Reflexionas. Miras de otro modo. Vamos, que me aporta mucho. En cuanto a qué le aporto yo…, que siga siendo poesía, como cualquier otra persona que alguna vez hace versos. No habría poesía sin los poetas.

–Es un poemario directo, “seco”, casi árido cuando lo tiene que ser, y no tan árido (…), variopinto como el Aragón inmenso que pisamos y el que tenemos en agenda pisar; en definitiva, es un poemario sobrio. ¿Te refleja a ti?, al menos en parte…

Sí, hay un reflejo de estos secanos bajoaragoneses, de la tierra, crudamente; estoy influido por estos paisajes de la Iberia interior, en buena medida, turolenses, de donde procede una parte de mi familia. Y sí, hay en mí cierta sobriedad, cierto estoicismo, un ensimismamiento austero, pero también tengo mi parte epicúrea.

–¿Puede que la poesía sea el arte en la creación escrita que más refleja la personalidad del que la siente y la compone?, ¿por qué?

Quizás porque en ella se vierte una gran dosis de sinceridad, si bien es cierto que también son poesía las epopeyas que cantan las hazañas de los héroes, los cantares de gesta, muchos textos religiosos…, composiciones poéticas que con el tiempo dieron lugar a narrativas diversas, depurando eso que hoy entendemos como poesía, que tiende a ser más personal.

–¿Qué muestra “Solo cuerpo”?

Sin duda, a mí mismo. Tal vez no de una manera tan directa como otros poemarios mucho más cargados de emoción, pues en “Solo cuerpo” hay mucha reflexión, en cualquier caso, a mí mismo. Y en este “mí mismo”, están mis emociones y ciertas situaciones personales, y también mis intereses intelectuales, mi bagaje cultural y una relación estrecha con la naturaleza.

–No es la primera vez que editas poemas, que has ido publicando en revistas y eso, ¿qué evolución crees que ha ido teniendo tu poesía?

Efectivamente, tengo un libro de poesía publicado en 2001 (“Trilogía de historia natural”, de Prensas Universitarias de Zaragoza) y diversos poemas en revistas y algún libro colectivo. La evolución queda marcada por una mayor profundización en la construcción poética y, a la vez, por una mayor apertura a lo emocional.

–La experiencia directa e indirecta me dice que “mostrar” las penas es casi, casi como ir mostrando unas partes muy íntimas de uno mismo, cosa que no es nada fácil… Es un ejercicio de llevar lo tuyo, que palpita dentro de ti, hacia fuera…, ¿no?, pero de una manera que no lo hace la narrativa, la novela…

La poesía se mueve en terrenos más sensibles y, en ella, lo expositivo, algo que es más propio de la narrativa, queda reducido a mínimos o, simplemente, desaparece. Se puede decir que, en poesía, describir es no escribir. Por ello también, si ser explicativo o excesivamente explicativo en literatura o en arte en general desmerece el ejercicio artístico, en poesía es como chafar el chiste con una explicación final. Todo eso hace que, en poesía, los sentimientos se puedan verter de una manera más cruda y que, efectivamente, no sea fácil hacerlo, pues se ha de ser sincero, pero no sensiblero, a la vez que haya que trascenderse a uno mismo para lograr conectar, para hacerse universal.

–Son versos libres, pero cuidas mucho la métrica, una cosa no quita de la otra, ¿verdad?

Así es. La métrica está muy cuidada, aunque sean versos libres. También, a veces, hay cambios de ritmo.

–Pero también hay poemas en prosa y es que, me da, que los poetas, o algunos, piensan así… se quedan ensimismados, mirando al vacío y pensando “como por libre”, en un lenguaje como encriptado que solamente pueden entender, al menos en un principio, ellos…

Ja, ja. Hay mucho mito en eso de ser poeta y, a veces, se dice que los poetas solo escribimos para nosotros. Lo que es cierto es que el sentido de un poema, por su propia construcción y por esa libertad que permite, acaba siendo menos evidente que en un texto en prosa y, ahondando en eso, unos poetas son (o somos) más crípticos o herméticos que otros. Yo tiendo a ensimismarme y, tal vez, eso me aleje, me distancie un poco. Pero soy muy accesible.

–¿Estamos con “Solo cuerpo” con la primera parte de una trilogía?

Bueno, la trilogía está dentro de “Solo cuerpo”, compuesta por Mundo geoda, Selva paraíso y Solo cuerpo, las tres partes de libro que forman un todo, pero el libro no va a formar parte de una trilogía más amplia.

–¿Se documenta e investiga un poeta a la hora de escribir el poemario?

Yo, sí. Por ejemplo, leí sobre geodas a la hora de escribir la primera parte del libro, titulada Mundo geoda, o releí los pasajes bíblicos del Génesis relativos al paraíso, en el caso de la segunda parte, titulada Selva paraíso. O volví sobre aspectos relativos a la pintura de Caravaggio o Poussin a la hora de tratar algunas de sus obras en algunos poemas.

–¿Cómo ha sido trabajar con “Los libros del gato negro”?

Una experiencia estupenda. Trabajar con Marina Heredia, la editora de Los libros del gato negro, ha sido muy, muy fácil. El entendimiento ha sido excelente desde el primer momento. Nos conocemos desde hace tiempo, ella es una persona muy comprometida con la literatura, en general, y con la poesía de una manera más especial, y ambos somos editores, con lo que conocemos los procesos y las relaciones que se establecen entre autores y editores.

 

El cuestionario:

¿Qué encuentras en la literatura que no encuentres, no sé, por ejemplo, en hacer ganchillo, jugar al voleibol…?

Me pone más, disfruto más.

¿Quién te enseñó a leer?

Es curioso, nunca había pensado en ello, así que gracias por la pregunta. Recuerdo a mi abuelo materno, Salvador, y a mi madre, Carmen, enseñándome. Y por supuesto, las profesoras de preescolar.

¿Qué lecturas primeras encuentras en tu infancia o desde que tienes consciencia de recordar, y quién recuerdas que te leía?

La verdad es que no recuerdo a nadie leyéndome. Probablemente, lo hicieron tanto mi madre como mi padre. Tampoco recuerdo cuentos infantiles, sí, desde pequeño, enciclopedias, tebeos, las aventuras de Los Cinco y un primer libro que me marcó: “El libro de la selva”, de Rudyard Kipling.

Un Libro.

“Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero”.

Un escritor/a.

Álvaro Mutis.

Un libro de poesía.

Le tengo mucho cariño a “La alegría”, de Giuseppe Ungaretti, y a cualquier antología de Alfonsina Storni.

Un/a poeta.

Me encantan Emily Dickinson, Alfonsina Storni y Wislawa Szymborska, y, por supuesto, Antonio Machado.

Un libro de cabecera.

De tener uno, serían la Odisea y El Quijote.

Un libro que nos aconsejarías si somos lectores poco dados a la poesía para adentrarnos más en este género.

“Resurrección”, de Manuel Vilas. Y otro: “Reseña de los hospitales de ultramar”, de Álvaro Mutis.

Una narrativa que acaba acercándote a la poesía.

“Platero y yo”, de Juan Ramón Jiménez, por supuesto. Y otro, exquisito: “La novela de Genji”, de Murasaki Shikibu, escrita allá por los siglos X-XI.

Y uno de poesía que acaba invitándonos a la narrativa.

La poesía de Raymond Carver en general; su antología “Todos nosotros”, por ejemplo.

¿Dentro de la historia, en el devenir de los tiempos, qué etapa o etapas han marcado un antes y un después en la poesía?

Pues no sé, no soy un especialista, pero yo diría que el Renacimiento, en España con el gran Garcilaso de la Vega, que vendrá seguido de todo el Siglo de Oro; el Modernismo y otros movimientos afines, que en castellano representa Rubén Darío; y la época de las vanguardias históricas, que, de nuevo aquí en España, van vinculadas a la Generación del 27.

¿Y en la narrativa?

Creo que El Quijote marca un antes y un después. Y también Shakespeare.

La poesía la degustas con y cómo…

Con un vino o en la cama.

Y cómo degustas la narrativa.

Es más de cerveza, en cualquier rato libre.

¿Qué horas sueles utilizar para componer/escribir poesía?

Mientras conduzco y por las noches, antes de dormir.

¿Y para la narrativa?

Además de lo anterior, busco ratos a lo largo del día. (Tengo poquito tiempo).

La acompañas con algo de fondo: música, el eco del silencio, los sonidos del día allá donde estés…

Música.

A qué escritor, poeta, ensayista, dramaturgo te hubiese gustado conocer...

No soy muy mitómano. En todo caso, a Antonio Machado.

Y con cuál te hubiese gustado trabajar...

Uff. El trabajo, aparte. Aunque como editor, no me importaría publicar a J. K. Rowling, George R. R. Martin o Brandon Sanderson.

Te gusta que las novelas, las narraciones se lleven al cine o se adapten para series y demás…

Sí, en líneas generales, sí.

 

 

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