Cazarabet conversa con...   Jesús Carrascal, autor de “La atardecida” (Adarve)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una novela de Jesús Carrascal, editada por Adarve, que es todo un homenaje a Miguel Delibes y a los valores que, mediante su narrativa nos llegaron…

En esta novela, la primera de este escritor, que lleva una larga trayectoria entre la lectura y la escritura, se aborda el mundo rural castellano con la larga sombra de Miguel Delibes.

Delibes es, sin duda alguna, el escritor de referencia de este escritor.

La sinopsis del libro:

Esta novela es un homenaje al gran escritor Miguel Delibes, a la naturaleza, las costumbres y la forma de vivir de las gentes rurales de Castilla la Vieja. Abilio el Andorino va recordando diferentes etapas de su vida, vivencias del pasado en el pueblo que un día le vio nacer; los personajes reales e historias verídicas en lugares abandonados de la mano de Dios.

El autor, Jesús Carrascal: Vitoria-Gasteiz 1962. Aficionado a escribir desde muy joven, obtiene una mención honorífica en el premio de novela Club del libro en Español—Naciones Unidas, Ginebra 1984--, así como otros reconocimientos literarios. Además, es colaborador de diferentes publicaciones y escribe poesía, cuentos y narrativa. Ésta es su primera novela.

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Jesús Carrascal:

 

-Amigo Jesús en esta novela que es un homenaje a Delibes abordas todos los aspectos que a él le atraparon como escritor: la naturaleza, nuestra relación con ella, los pueblos y su idiosincrasia y las gentes del pueblo en relación con el entorno… todo aquello que era elementos, casi como personajes, ¿verdad?

-Efectivamente, Delibes trata todos estos temas con una crudeza y un realismo propio de aquellas épocas. La relación de mi obra con el escritor y los personajes rurales, asimismo, es patente desde el inicio de la obra hasta el final del libro, abordando todos esos temas - naturaleza, las gentes de pueblo, sus formas de hablar, de vestir, de ver la vida, las creencias religiosas, sus costumbres ancestrales - todos esos elementos que como muy bien dices son casi personajes en sí mismos.

 

-¿Por qué sigues tan de cerca la senda de Delibes? ;¿qué te llama la atención de él?

-Mi devoción por Miguel Delibes viene de hace muchos años, desde mi infancia, cuando mi figura paterna, nacido en un pequeño pueblo de la provincia de Valladolid llamado Langayo, me inculcó el amor por el escritor a través de la lectura de sus libros, sobre todo los ambientados en medios rurales y sus personajes que él conocía por haber nacido allí y que Delibes narraba magistralmente en sus novelas 

 

-Las costumbres o sea la narración costumbrista también es un hilo conductor, ¿no?

-Más allá del género al que se adscribe el libro, creo que la experiencia de leer La atardecida no es una experiencia normal, como cuando uno lee un thriller de éxito o un ensayo de filosofía política ―tan de moda― o un poemario sobre los problemas actuales de la existencia humana. La experiencia de leer este libro se sale de la norma de lectura que los lectores contemporáneos han adquirido en nuestra cultura literaria actual. Desde el título ―he intentado que sea tan original como ancestral― hasta las variaciones textuales que contiene la obra ―como por ejemplo el diseño de los diálogos―, pasando por una prosa esbelta y adusta a la vez, tan castellana, el libro intento que aparece en todo momento como una creación original, diferente, hasta surrealista en cierto modo, si la comparamos con los estándares actuales del estilo.

 

-Es una narrativa muy enraizada a lo que se desprende del pueblo…cómo nos llamamos y nos reconocemos en él: o sea con nombres y apellidos, pero, sobre todo, con el mote o apodo

-Delibes era como un revolucionario dentro de las letras pero a su manera, elegante y sutil, aunque directa dejando ver los estratos sociales que se notaban, casi palpándose en los pueblos, con las desigualdades, las humillaciones, el sentirse humillado y el normalizar todo esto bajando la cabeza…pero también el silencio y el rencor que se va atesorando dentro de cada individuo que vive en carne propia estas injusticias…

 

-La narrativa de Miguel Delibes, ¿qué crees que ha aportado globalmente y cómo te ha ayudado en La atardecida?

-La forma de Miguel Delibes de describir los personajes rurales y sus vivencias - a veces tan brutal y llena de realismo - creo que ha aportado una manera de intentar dar a conocer la vida real de esas personas, su forma de afrontar los diferentes acontecimientos que les surgen día a día, sus creencias, sus costumbres, su forma de vida, su forma de afrontar los problemas. Es la manera de sacar a la luz y reivindicar la vida rural, el campo, la naturaleza, esos pequeños lugares por donde parece no pasar el tiempo. Todo eso es lo que quiero reivindicar también en mi novela La atardecida, siguiendo en enfoque que un día dejó Miguel Delibes.

 

-Por cierto, ¿por qué la titulas La atardecida?

-El título de la atardecida refleja el ocaso del día, el camino metafórico de la vida que se acerca poco a poco a su final, a la irremediable muerte. He querido reflejar eso en el título de la obra, ya que el protagonista va recordando etapas de su vida esperando una atardecida partir en silencio, sin hacer ruido.

 

-Delibes fue, a su manera, un escritor que nos acercó a la naturaleza, a sus miembros y al respeto por ella… ¿cómo y de qué manera?, bueno yo ya pienso que sus propias narraciones, lo son, pero, seguro que tú que te has acercado más nos puedes decir algo….

Delibes siempre fue un defensor a ultranza del campo, de la naturaleza - ideología que recibió de su padre desde muy pequeño - Toda esa devoción se refleja también en un respeto hacia ella y una constante en sus novelas. La naturaleza forma parte de su vida por eso su defensa y respeto hacia ella, llevado magistralmente a sus escritos.

 

-¿Hemos perdido sensibilidad y empatía por el entorno rural, tratándolo casi, casi como un lugar de recreo o parque de atracciones que se llena en épocas festivas y estivales para casi despoblarse totalmente después…?

-Sinceramente sí. Pero hay una añoranza palpable de las novelas rurales, sobre todo en personas de cierta edad que en su infancia vivieron todo eso y que tuvieron que emigrar a las ciudades porque el campo y las tierras no daba para todos o los pueblos en época de juventud se les quedaban pequeños. La nostalgia, los recuerdos, siguen vigentes en las mentes de esas personas y se refleja en la gran acogida que se otorga a las novelas de temas rurales que en su día abanderó el gran escritor y referente de ello Miguel Delibes. Leer novelas rurales, como La atardecida, te lleva a la nostalgia y el recuerdo de unos personajes reales y unas vivencias verídicas que muchas personas han vivido en su época de infancia. Es como volver atrás en el tiempo, vivir otra vez tu propio recuerdo, el recuerdo de sus padres, de sus abuelos, de las personas mayores…

 

-Los diálogos que aparecen en tu novela se ven reflejados de manera muy especial, coméntanos…---lo que quiero preguntar porque tal como nos los presentas no es la manera habitual a la que la lectora o lector está más acostumbrado–

-Desde este punto de vista experimental cabe hablar de una escritura anafórica, que consiste en una reiteración sistemática de palabras y expresiones, como es típico del modo de hablar popular, convertido aquí en discurso literario. Se podría hablar de una especie de ‘resiliencia semántica’ de La atardecida, por cuanto el libro contiene multitud de vocablos del español del ámbito rural que ya en su mayoría están en desuso en el habla estándar multiurbana, lo que nos lleva a considerar la riqueza semántica de este texto y su aportación al tesoro multisecular de la literatura hispánica.

El efecto que trata de provocar todo ello es el de un realismo muy directo, rural y costumbrista, tan asentado en nuestras letras hispánicas. Así lo demuestran sus descripciones, de un realismo crudo y radicalizado, incluso revestidas a veces de un cierto naturalismo, todo ello en el marco de un ambiente rural y tradicionalista en el que no se percibe el paso del tiempo. Y también ciertos personajes de la narrativa de Delibes, que renacen de sus propios textos y se encarnan en otros personajes de esta novela. Incluso La atardecida nos presenta una cierta dimensión del realismo mágico, tan propio de los ámbitos rurales ancestrales, como por ejemplo el personaje de Abilio el Andorino, que mueve los objetos con su mano semirrígida.

La narración se expresa de este modo ―anafóricamente, por medio de estructuras reiteradas― porque así puedo transferir al lector la esencia de lo real, de su ámbito propio: simplemente, en el campo la gente habla así. El libro entonces se nos aparece como un largo poemario, o mejor, como un cancionero, cuyos versos estarían conformados con las secuencias narrativas de un relato ancestral, tan propio de la época de Miguel Delibes y Camilo José Cela, y por cierto tan cercano al modo de componer de Johann Sebastian Bach.

En realidad, se podría afirmar que el libro es como un cancionero en prosa ―a veces parece que está escrito en una especie de verso misterioso― en el que se narran, con cierto tono de lírica popular, unos pocos acontecimientos que curiosamente no tienen nada de excepcionales, sino que forman parte de la realidad profunda, auténtica, y por ello quizá enigmática, de la vida en los pueblos, con sus costumbres de siempre, que ahora nos asombran porque hemos perdido el contacto con la naturaleza, y también con toda la realidad de este mundo, que ahora se ha vuelto tan polarizado y extremo.

 

-Volvamos a Delibes, ¿cómo te ha influenciado a ti como ser humano y como escritor?

-La conexión con Miguel Delibes viene reflejada desde siempre por la devoción que me inculcó a edad muy temprana la figura paterna hacia el escritor y todo lo relacionado con Castilla y los castellanos, fruto de su nacimiento en esas tierras. De ahí la lectura y admiración de toda su obra, especialmente en las ambientadas en temas rurales, sus personajes, costumbres y vivencias

Miguel Delibes extiende su influencia desde la primera cita que abre mi novela hasta los rincones más reconocibles de su imaginario dedicado al mundo rural y su gente.  Es un escritor con el que me siento totalmente identificado. Esa sensibilidad desgarradora para describir el mundo rural me apasiona desde el primer momento influenciado por mis veranos infantiles en un pueblecito de Valladolid llamado Aldeayuso y por el amor a Castilla y a todo lo castellano que desde muy pequeño me inculcó mi padre. El primer libro que leí de Delibes fue Las ratas y de ahí hasta hoy se ha convertido en un escritor por el cual tengo una profunda devoción.

 

-Delibes creo que quería concienciar y concienciarnos, ¿lo quieres hacer también tú?

-Pienso que una vez te adentras en la lectura de la novela, influenciada en las primeras páginas por el estilo delibesiano, vas descubriendo que, sin dejar de lado la influencia del escritor vallisoletano, poco a poco va tomando forma un estilo propio de narrativa más intimista y profunda. La partición de la novela en cinco capítulos le aporta al libro una manera de dar protagonismo o resaltar un personaje o una situación concreta en cada momento. La forma expresiva utilizada en la obra pertenece al lenguaje costumbrista y espontáneo de unos personajes reales, su forma de actuar y expresarse, alejada de toda búsqueda de diálogos forzados e irreales y situaciones o argumentos utópicos, que contrasta con las narrativas actuales, al servicio de las demandas editoriales más comerciales. El diseño de personajes no ha precisado en ningún momento de un proceso de invención o documentación por mi parte ya que se trata de personas reales e historias verídicas, resaltando sobre todos ellos la que muy bien se puede considerar la protagonista de la obra, la niña Nicasita, donde he querido reflejar el sentido de la vida y la muerte a través de éste personaje en una clara dimensión existencial. Las referencias personales son mis vivencias en etapa de infancia en un pequeño pueblecito castellano, el contacto con esos personajes y el impacto que todo ello causó en mí. La semilla que creo que les deja La atardecida a quienes pretendan alinearse con su mensaje y actuar a partir de ella es la concienciación del mundo rural, la necesidad de reivindicar el campo, los pueblos y sus gentes frente a la globalización despiadada de la ciudad que avanza sin tenerlos en cuenta.

 

-¿Te gustaría que la gente de los pueblos se viese reflejada aquí en tu narración?

-Si, me gustaría que se viesen reflejadas en la narración y que las personas de otras clases sociales se detuvieran un momento a pensar que ahí cerca, a pocos kilómetros, existen una serie de personajes rurales que viven abandonados de la mano de Dios, sin las comodidades y privilegios que otorga la vida moderna. Es la reivindicación de las gentes rurales y su forma de vida en el contexto de la sociedad actual.

 

-La atardecida, ¿es el atardecer del protagonista, pero también de una forma de vivir y de vida?

-Todo lo imaginado en este libro aparece narrado al modo de una evocación, de un saludo a la naturaleza, eso es la ecoficción: la vida en el campo, las actividades en plena naturaleza, la acción humana al aire libre, el ser humano que interactúa con los animales y el terreno, en síntesis, el tiempo vivido con otra medida, un tiempo ciertamente circular en cuyo sistema todo vuelve constantemente de un modo parecido, si no igual, porque la naturaleza rara vez improvisa.

 

 

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