Cazarabet conversa con... José Ángel Biel Rivera, autor de “En memoria de la política. Recuerdos de un turolense” (Mira)  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

José Ángel Biel se muestra en unas memorias en los que se ve y recuerda “como un turolense”.

Edita estas memorias de este importante y longevo político turolense la editorial Mira.

José Ángel Bien ha sido y, de alguna manera, todavía es uno de los más importantes político porque, de alguna manera, aun habiendo dejado la política activa su sombra todavía es alargada en el mundo político…

Dejemos que sea él el que nos hable desde la concesión de esta entrevista.

Esto es lo que nos dice la sinopsis:

En memoria de la política. Recuerdos de un turolense es la visión personal de uno de los principales protagonistas de los últimos cuarenta años de la historia de Aragón, tras su paso por el Congreso de los diputados, el Senado español, las Cortes y el Gobierno de Aragón.

Defensor a ultranza del autogobierno, porque «ha propiciado la etapa de mayor desarrollo de la historia de Aragón», y de la actividad política como «el arte de llegar a acuerdos en beneficio de la mayoría», estas memorias aportan un recorrido por los principales hitos que ha vivido el Aragón reciente, como la formación del ente preautonómico, las sucesivas reformas del Estatuto de Autonomía, los pactos que permitieron la configuración de diferentes gobiernos, o la moción de censura, además de la puesta en marcha de los más importantes proyectos estratégicos aragoneses.

También explica las causas que motivaron algunas decisiones trascendentales para nuestra comunidad, lo que se hizo y lo que no se pudo hacer y el porqué.

Un verdadero tratado práctico de hacer política para la que siempre recomienda «contar con un oficio anterior al que poder volver, para no tener que vivir de la política, no hacer de la política una cuestión personal, y no perder nunca el sentido del humor». Pero también hay un apartado más personal y familiar, para conocer el lado más humano de un político vocacional, que dedicó cuatro décadas de su vida a «hacer Aragón».

El autor, José Ángel Biel:

José Ángel Biel Rivera (Teruel, 1946) es licenciado en Derecho y fue, hasta su jubilación, técnico superior del Instituto Nacional de la Seguridad Social.

Durante cuatro décadas ha desempeñado diversos puestos de responsabilidad en la vida pública, tanto en el ámbito nacional como, sobre todo, en el autonómico. Inició su andadura como diputado constituyente en 1977 por la UCD, para ser después el senador más votado de la provincia de Teruel e integrar el ente preautonómico por su circunscripción.

Ha sido parte fundamental de los ocho diferentes gobiernos en los que ha participado, siempre como consejero de Presidencia y Relaciones Institucionales, para acabar como vicepresidente.

El colofón a su trayectoria fue como presidente de las Cortes de Aragón. Durante quince años, presidió el Partido Aragonés, al que define como «la formación más determinante de la historia de la comunidad» tras la instauración del régimen autonómico.

Es considerado uno de los arquitectos de la autonomía de Aragón y el gran impulsor de muchos de los proyectos estratégicos de la comunidad.

Jubilado «laboral y políticamente», continúa escribiendo artículos de opinión e impartiendo conferencias, y preside la Fundación Santa María de Albarracín.

 

 

 

 

Cazarabet conversa con José Ángel Biel Rivera:

-José Ángel, nos da que sentiste la necesidad de escribir este libro de memorias en torno a tu paso y dedicación a la política turolense y en representación de Aragón, pero, seguro, que nos lo explicas mejor…

-Un político se puede retirar de la actividad pública diaria, pero siempre tiene la pulsión de opinar, de participar de alguna manera y al principio seguía participando en tertulias, escribiendo artículos de opinión y mucha gente me animaba a que diera forma a todas esas reflexiones que te van viniendo.

Creo que la política actual está llena de gestores, algunos mejores que otros, pero hay muy pocas ideas nuevas, muy pocas propuestas realmente transformadoras. En el libro hago muchas reflexiones para intentar transmitir algunas de las que pusimos en marcha durante cuatro décadas para ver si pueden ser inspiradoras para alguien.

También pretendía que fuese un pequeño homenaje a cientos de personas que han contribuido a que Aragón sea lo que es hoy. En general, en Aragón, no hemos hecho mal las cosas, no hemos tenido problemas que ha habido en otras comunidades y es justo que así se reconozca también.

Debemos confiar más en nuestras posibilidades, en nuestra gente, en nuestras competencias, en la Autonomía, en definitiva.  

-Escribirlas o empezarles a darle forma durante el período de la pandemia tiene su explicación: nos quedamos en casa y recogidos y había que hacer otras cosas—casi por automatismo de supervivencia--, hasta cambiar de rutinas y dinámicas y eso seguro que fue la espoleta, ¿no?

-Hubo muchos días que contaba los pasos que daba por el pasillo de casa… fue una experiencia para la que, desde luego, no estábamos preparados. Fueron unos días de incertidumbre y desasosiego.

Es cierto, son días que nos hicieron pensar a todos y durante la pandemia retomé las memorias que realmente comenzaron el año anterior. Me vino muy bien el ordenador que me había regalado mi hija, le saqué mucho partido.

 -El escribir lleva a pensar, repensar, recordar, reflexionar…es un ejercicio bastante introspectivo y si nos remitimos al género de las memorias, más si cabe porque es muy, muy exigente. Presumo que debió ser satisfactorio por muchas cosas, pero dado el contexto en el que estuvimos sumergidos, abrumador a veces, ¿qué nos puedes decir?

-Pues tengo que confesar que uno de mis mayores temores ha sido quedar mal con gente que no se lo merecía, porque concibo unas memorias como eso, como aquello que recuerdas, no he tirado de hemeroteca porque eso lo podría haber hecho alguien con vocación historicista. Seguramente he olvidado algunos nombres y espero que me perdonen.

Son unas memorias absolutamente subjetivas, en las que relato las cosas como las viví y las pensé en ese momento. Seguramente sobre el mismo hecho otras personas tendrán visiones diferentes, igualmente validas.

-Veo que empleas una metodología clásica: empiezas por explicarnos de dónde vienes y te vas dando a conocer hasta donde todos y cada uno de nosotros te hemos conocido…

-Se trata de unas memorias personales, no sólo políticas. Dedico los primeros capítulos a hablar de mi familia, de mi infancia, de mis recuerdos de estudiante, de cuando conocí a mi mujer, de mis amigos, alguno de los cuales lo ha sido toda la vida. Creo que era una parte importante porque también quería rendirles homenaje a ellos, al fin y al cabo, uno es lo que es por su familia, su infancia, su educación…ayudan a comprender quien soy y eso explica también como he actuado en determinados momentos de mi vida personal y también política.

Y los capítulos más políticos llevan un cierto orden cronológico aunque los voy salpicando de reflexiones de orden político, muchas de las cuales siguen de actualidad. No es una crónica, son unas memorias que intentar explicar lo que hicimos, lo que no hicimos y el porqué.

-Con tantos años de experiencia y dedicación seguro que tenías mucho a explicar, por eso importante la reflexión ¿no? Porque no se trata de, creo leyéndolo, “de querer dar lecciones”, “ni de sentar dogmas” sobre tu paso por la política, se trata de mostrar la experiencia para que los presentes políticos y ciudadanos…---desde los puntos suspensivos, completa aquello que crees—

-Nunca he pretendido dar lecciones de nada, aunque debo reconocer que he tenido bastante ascendente en mi partido y en mis colaboradores.  Me conformaría con que los jóvenes que comienzan en su actividad política conozcan mejor nuestra historia reciente y sepan aprovechar las innumerables herramientas que tienen a su alcance.

Nosotros diseñamos la autonomía partiendo de la nada. Ahora hay un presupuesto de miles de millones, cincuenta mil funcionarios dependientes del gobierno autonómicos y un Estatuto de Autonomía que otorga cuotas de autogobierno que no hubiéramos soñado.

Deben ser valientes. La diferencia entre un gestor y un político es que el primero administra lo que hay, el segundo es capaz de crear lo que no hay. Necesitamos recobrar la principalidad perdida como comunidad e impulsar proyectos que ilusionen a la ciudadanía.

-Porque esa es otra, no hay que olvidarse de la ciudadanía que es la que, con su voto, pone al político en el escaño desde el de una corporación municipal hasta de las Cortes, pasando por las comarcas, diputaciones o parlamentos de las diferentes comunidades autónomas. Y el ciudadano y ciudadana, muchas veces, se siente lejos de los políticos, como si viviesen en mundo diferentes y eso es preocupante...

-En las diputaciones los electores no eligen a los diputados, es uno de los problemas de legitimidad que siempre he creído que tienen. Lo mismo sucede en las comarcas donde es una representación indirecta, y si me hicieran caso se impulsaría una ley para modificar ese sistema.

Siempre he admirado los sistemas electorales que refuerzan el vínculo del elector con el elegido, como en Inglaterra. Cuanto más pequeña sea la circunscripción electoral mayor es el compromiso.

No cabe duda que los alcaldes, los ayuntamientos son la primera institución, la más cercana al ciudadano. Por eso siempre han tenido un fuerte compromiso personal. Eso explica que haya alcaldes en Aragón, que cambian de partido de una legislatura a otra y renuevan igual la mayoría.

Es cierto que la política puede parecer más alejada de la calle, pero ese alejamiento es mutuo. La sociedad civil tampoco es partícipe y debería serlo mucho más.

Cuando yo ostentaba puestos de responsabilidad me reuní con mucha gente, ministros, diputados, alcaldes, pero también con generales del ejército, obispos, jueces, empresarios, sindicalistas, asociaciones de todo tipo……siempre he procurado escuchar porque el que escucha aprende siempre más que el que habla.

Hay cierto descrédito sobre la clase política y viendo algunos comportamientos es entendible, pero la democracia es el sistema menos imperfecto que existe y debemos cuidarla. 

-Entiende José Ángel Biel que las autonomías demanden, si cabe, cada vez más autonomía y que “se les pasen” más competencias, pero ¿hasta qué punto? -Y se lo pregunto con la experiencia vivida a raíz de la pandemia en la que el Estado lo centralizó todo declarando el Estado de emergencia y con la reciente experiencia de la DANA….

-El problema de la DANA no ha sido un problema de las autonomías. No ha habido un problema de competencias propias, ha habido un problema de incompetencias personales.

Ha habido mucho maniqueísmo y eso lo han aprovechado algunos para atacar a las autonomías.

En una emergencia nacional, como era el caso, el mando único es incuestionable. Hemos escuchado algunas barbaridades como que el ejército necesita el permiso de la comunidad para entrar en un territorio.

Y la pandemia sobrepasó a todos, pero las comunidades autónomas y mucho más los ayuntamientos, hicieron un trabajo encomiable. La cercanía en la toma de decisiones mejora el servicio de forma automática. Ese es un axioma incuestionable.

Nadie como los aragoneses sabe cuáles son las necesidades de los propios aragoneses.

¿Alguien piensa que se habría invertido todo lo que se ha hecho, por ejemplo en Teruel, sin la autonomía? ¿Alguien en Madrid habría llevado Motorland a Alcañiz, habría creado el aeródromo de Caudé o se habría preocupado por el patrimonio como lo ha hecho el gobierno autonómico?

Desde que Aragón gestiona la sanidad se invierte mucho más, lo mismo que se hace en educación o cualquier competencia de la que hablemos, porque tenemos la urgente necesidad de mejorar nuestro entorno más inmediato.

Tampoco me vale que Cataluña haya desbarrado, hay otras 16 comunidades que hemos sido responsables y a las que el proceso autonómico nos ha ayudado.

Tengo muy claro que Aragón no sería ni la mitad de lo que es sin la autonomía y cuestionarlo es una seria amenaza a nuestro futuro, es cuestionar nuestra propia capacidad. En Madrid no nacen con un mayor coeficiente intelectual, quitémonos los complejos.  

-Bueno, si le parece vamos a aterrizar un poco: cómo llega José Ángel Biel a la política; qué le motiva; por qué dedicar, bien podría decirse, sus 40 mejores años de vida vital y productiva al servicio de los demás… sin casi vida privada, pudiendo tener un trabajo con horarios más cerrados---sé que es una pregunta práctica, pero muchos y muchas se la estarán haciendo---

-Comienzo las memorias hablando de mi abuelo que fue teniente de alcalde de Teruel y presidente de la diputación provincial, del cual heredé un gen de predisposición hacia la política.

Siempre he sido político, he sido propenso al debate, a buscar soluciones que mejoren nuestro entorno. En los años de la dictadura ya hablábamos de política en el instituto y cuando se dio la oportunidad, de un nutrido grupo de amigos que compartíamos ese interés surgió un proyecto político casi de manera espontánea.

Muchos me acompañaron en los primeros años, pero es verdad que he sido el que más tiempo ha durado. Juan Antonio de Andrés, Román Alcalá, Florencio Muñoz eran amigos de juventud y fueron luego compañeros en los albores de la democracia.

Es cierto que le he dedicado muchas horas a la gestión pública que le he quitado a mi familia. No hubiera sido posible sin la generosidad y paciencia de mi mujer Teté, que ha sido el pilar fundamental de nuestra familia y una madre modélica para nuestra hija. Ahora intento devolverles todo el tiempo que no les dediqué… puede que hasta les parezca demasiado, pero no me lo dicen. He tenido mucha suerte con la familia que he tenido y que tengo.

-Viendo su currículum y conociéndolo, ¿se definiría como un político por encima de cualquier otra cosa…lo que se conoce, más coloquialmente, como un “animal político” ?, porque lo de político como profesión, no le gusta…--aunque durante años y años haya vivido de ello—

-Hay una diferencia sustancial entre vivir de la política y vivir para la política.

Siempre he defendido que a la política hay que llegar con un bagaje profesional previo y que uno siempre debe tener un lugar al que volver, porque de lo contrario pierdes tu libertad y prevalece tu interés por seguir.

No ha sido mi caso. Yo era funcionario de carrera, del cuerpo de Inspección de la Seguridad Social y cuando los diputados no tenían dedicación profesional yo trabajaba en la oficina de doctor Cerrada. También trabajé en Madrid y Bilbao anteriormente.

No concibo la profesión de político, aunque los hay.

-Pero al político hay que pagarle y pagarle bien como a cualquier otro trabajador y trabajadora, ¿no?, porque si no al final pueden llegar las suspicacias o los prejuicios por parte de terceros y eso es una carcoma que debe de evitarse, ¿no?

-El sueldo de los políticos siempre ha sido un tema sobre el que se ha hecho gran demagogia. Cuando se afirma que hay 80.000 cargos públicos cobrando es desconocer en absoluto la situación.

Hay gente que no cobrado tanto como en la política y otros que han entrado en ella perdiendo dinero, esa es una realidad.

-De la UCD al PAR ¿qué hay, además de muchos trabajo e ilusión? ¿Cómo concibe José Ángel Biel y el PAR al Aragón de aquel pasado que fue haciéndose presente?

-Fue una etapa muy ilusionante. En el libro hablo del renacer del Aragón como sujeto político y es que hasta esa fecha Aragón era tres: Zaragoza, Huesca y Teruel…no había una identidad, Aragón era simplemente una región con tres provincias. Pero evidentemente había un sustrato de historia, de instituciones, de tradiciones, de costumbres que han recobrado protagonismo con la restauración democrática y el desarrollo de las autonomías.

El Partido Aragonés ha sido la formación más determinante en Aragón. Eso no lo puede negar nadie. Ha obligado a centrar gobiernos, a evitar que haya ejecutivos hemipléjicos que solo actúen para una parte de la sociedad y ha impregnado a los gobiernos de aragonesismo, lo que ha resultado clave para que nuestro Estatuto sea uno de los más avanzados del país.

-Alguien, no recuerdo quién—seguramente porque me lo ha dicho más de una persona--, me dijo en una ocasión que en la política no se hacían amigos o muy, muy pocos y que los empujones peores te venían de tu propio partido y la verdad es que la historia de todos los partidos le da la razón… los últimos tiempos del PAR, tampoco han sido fáciles, ¿verdad? ¿es por los resultados electorales o por los desgastes personales de los que siempre están tirando del carro?

-Siempre se ha dicho que en partidos ajenos están los rivales y en el propio los enemigos……hay de todo. Yo he hecho grandes amigos en la política, incluso en mi propio partido, y lo que te encuentras a lo largo de la vida son personas que piensan diferente o les mueve otras ambiciones.

Más bien creo que ha sido al revés, los resultados electorales han sido consecuencia del proceso de desintegración interna que vivía el partido, con dirigentes más preocupados de su futuro que de trabajar por el interés general de Aragón. Dentro del partido había gente tremendamente válida pero fue apartada por tener una idea diferente.

En un partido pequeño, esas purgas pasan factura y ahora cada cual sabrá la parte que le corresponde.

En la etapa bajo mi presidencia el partido mantuvo su representación, su poder de influencia y tengo claro que hicimos todo lo que pudimos por Aragón.

-De todas formas, José Ángel Biel en sus diferentes etapas como político desde las Cortes Generales de Madrid a aquí ha tenido sus satisfacciones, coméntanos.

-Han sido muchas. Ver como Aragón pasaba de los 40 millones de pesetas de presupuesto a manejar los miles de millones que tiene hoy en el ejercicio de sus competencias con más de 40.000 trabajadores es un salto abismal, que nadie nos hubiéramos imaginado.

Para mí, fue muy emocionante el día que votamos la Constitución, el día que izamos por primera vez la bandera de Aragón, ir encabezando manifestaciones de cientos de miles de personas reclamando más autonomía o la defensa de nuestros recursos, la inauguración de Motorland con el Rey emérito, la primera comarca, la primera emisión de Aragón TV con un partido del Zaragoza…son muchas.

-Pero también habrá tenido sus insatisfacciones o sus frustraciones. O sea, aquello que nunca sale o que hay que luchar y reivindicar todos los años como si se tratase de la primera vez, ¿verdad?

-Sin duda, pero tiendo a olvidarlos. Siempre he preferido quedarme con las cosas positivas, aprender de los errores, soy optimista por naturaleza, mi madre no me dejaría ser lo contrario.

-El ciudadano y ciudadana suele ser bastante escéptico ante el papel del político, ¿por qué?; ¿no se sabe hacer llegar el mensaje de lo que se hace, se intenta y demás? O siguiendo en la misma línea de la pregunta ¿cree que se desperdicia tanto en los mítines como en los parlamentos y lugares institucionalmente elegidos para el debate e imponiendo el insulto  o descalificando en lugar de explicarnos los programas diferentes y discutir sobre ellos, pero con educación?

-El nivel del parlamentarismo ha caído en picado. Yo recuerdo algunos debates muy correosos pero tremendamente respetuosos en la etapa preconstitucional. Allí había verdaderos represaliados por el régimen, no como los que aparecen ahora, frente a otros que provenían del propio franquismo. Había gente de todo pelaje, si se me permite la expresión, y no se entraba en las descalificaciones que vemos y oímos ahora.

También hay que decir que los debates constructivos no le interesan al ciudadano medio. Se ha perdido ese sentido de responsabilidad y lo que salta al titular es la parte más agresiva. La sociedad está cada vez más dividida, se ha vuelto a meter en las trincheras. Sin duda la clase política tiene una gran responsabilidad, pero la clase política sale de donde sale, la sociedad misma es así.

Este país necesita diálogo, pero como instrumento, no como un fin en sí mismo. Necesitamos acuerdos, consensos que permitan que las partes más cercanas de la izquierda y la derecha tradicional, la socialdemocracia y el liberalismo, alcancen acuerdos descartando la nefasta influencia que hacen los extremos. Hasta que eso no se produzca estamos secuestrados por minorías porque la enorme mayoría está en un espacio de entendimiento y concordia.

-José Ángel Biel, ¿es de los que mira o ha mirado atrás sobre, por ejemplo, la transición a la que ahora le toca rendir un poco cuentas—tampoco lo veo nada inusual analizamos los acontecimientos históricos conforme vamos tomando perspectiva y vamos “viviendo” de sus dividendos políticos--, porque algunas cosas pudieron hacerse mejor, ¿no? ¿por ejemplo?, pero otras debieron hacerse bien, ¿qué piensas?

-De la transición yo me quedaría con el 99%. La mayoría de la sociedad no es consciente de las condiciones en las que se alcanzaron aquellos acuerdos. No comparto para nada ese revisionismo con la información y la visión que se tiene ahora.

Los consensos que se forjaron entonces ahora serían imposibles, eso ya nos indica que el hoy no está legitimado a juzgar el ayer. No tiene ningún sentido abrir ahora heridas que llevaban décadas cicatrizadas. La concordia existió y es un ejemplo del que deberían tomar nota los actuales dirigentes.

La transición española fue modélica.

Ahora es fácil juzgarla con el estómago lleno, desde un bienestar consecuencia del trabajo de muchos españoles que se esforzaron por dar una esperanza a este país, que supieron mirar para adelante. Ahora miramos más para atrás porque no tenemos un proyecto para el mañana.

La transición fue un sueño colectivo para todo el país. Ahora lo único colectivo es cuando gana la selección de fútbol una Eurocopa.

-Del paso por la política y del servicio que se le rinde a Aragón y a su ciudadanía ¿con qué se queda José Ángel Biel…? ¿Y qué prefiere olvidar?

-Lo que no me aporta nada ya le digo que lo tengo olvidado.

Me quedo con los resultados de un proceso del que, vuelvo a decir, nadie imaginamos que llegase a tener esta envergadura.

Aragón y Teruel, han vivido los cincuenta años de mayor prosperidad económica y social de toda su historia.

Pensar que hemos podido contribuir a ello colma cualquier ambición que nadie pueda sentir. Siempre me he considerado un servidor público y estoy muy orgulloso del 99% de lo que hicimos.

-Solo dos cosas más: ¿José Ángel Biel es en política una prolongación de su ser y sentir como persona…? ¿Y qué no haría Biel a cualquier precio por Aragón?

-Es inevitable. Cuando escuchas a un político decir que lo deja porque vive un conflicto entre la persona y el personaje me parece de lo más ridículo.

Uno es como es consecuencia de la influencia familiar que ha tenido, de su infancia, de sus amistades, de su formación, todo eso le lleva a pensar cómo piensa y es lógico que ese pensamiento se proyecte en su actividad política.

Cuando te haces preguntas, buscar el equilibrio y el acuerdo, rehúyes de posiciones maximalistas, crees que todo el mundo puede tener un punto de razón, sientes respeto por quien tienes enfrente… si eres así en la vida terminas siendo un político centrista y cuando amas tu entorno, tu familia, tus tradiciones, crees en las posibilidades de tu gente… acabas siendo aragonesista.

Yo puedo decir que mi ser político es una proyección de mi ser como persona.

 

 

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Cazarabet

Mas de las Matas (Teruel)

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