Cazarabet conversa con... Marta Querol, autora de
“El infiltrado” (Sargantana)
Un trepidante
thriller, El Infiltrado. La puerta del cielo, de Marta Querol del que no
te podrás separar, página tras página…es adictivo.
Es un libro que
ha alcanzado tres exitosas ediciones, desde el Grupo Editorial Sargantana.
La sinopsis del
libro: Los naturales de Arlodia han convivido durante
siglos con las almas de los recién fallecidos antes de que emprendan su último
viaje. Es un lugar donde la vida y la muerte conviven en paz y sus habitantes
cumplen un importante papel en el equilibrio de fuerzas entre el Bien y el Mal.
Sin embargo, la llegada de un misterioso y encantador viajero va a alterar la
apacible existencia de los lugareños hasta enfrentarlos a situaciones
desconocidas. Solo Gabriela es capaz de ver lo que el recién llegado esconde, y
con la ayuda del páter Cósimo luchará por
descubrirlo.
Una intrigante trama donde los dilemas morales se mezclan con lo sobrenatural y
el thriller. ¿Hasta dónde serías capaz de llegar con los estímulos adecuados?
El libre albedrío, el poder de los seres tóxicos y la influencia de las
circunstancias en la conducta sustentan una trama que discurre por un
mundo con sus propias normas.
La autora, Marta
Querol:
Nace en Valencia,
España; estudia Ciencias Económicas y Empresariales, se especializa en Gestión
del Comercio Internacional e Ingeniería y Gestión de la calidad. Tras más de
veinte años en el mundo empresarial, un golpe emocional le abre los ojos a su
verdadera vocación, la literatura.
Ha publicado la saga familiar de los Lamarc,
compuesta por El final del ave Fénix, su
ópera prima y una de las diez finalistas en el Premio Planeta 2007, Las
guerras de Elena y Yo, que tanto te quiero, un fresco emocionante sobre
el papel de la mujer en España a lo largo del siglo XX. Escritora también de
relatos, en 2019 publica la antología Breverías.
Relatos para lectores impacientes.
Su obra más reciente, El infiltrado. La Puerta del Cielo, publicada
originalmente bajo el seudónimo de M. S. Quebec, supone un cambio de género en
cuanto a la ambientación y la trama, pero mantiene el trasfondo de realismo y
actualidad que caracteriza a la autora.
Compagina su trabajo como escritora con la colaboración en distintos medios de
comunicación, publica una columna en la revista literaria Zenda bajo el
título de “Tinta invisible” y ejerce como profesora de literatura y creación
literaria en el CEU San Pablo-AUEX y la Universidad Jaime I de Castellón.
Cazarabet conversa con Marta Querol:
-Marta, ¿a ti qué es lo
que te ha llevado a escribir?
-Me
llevó a escribir la necesidad de exteriorizar sentimientos y emociones que
llevaba dentro. Empecé por un impulso emocional tras unos años muy duros, cuyo
resultado fue El final del ave Fénix. Ese acercamiento imprevisto a la
escritura me descubrió una vocación latente de la que ya no pude apartarme.
-Y a acercarte muchísimo a, casi diría, nuestra existencia aquí
mediante tus tramas…porque haces, por ejemplo, que en el libro que tengo en las
manos te llegues a preguntar muchas cosas referentes a nuestra existencia y a
lo que hacemos con ella para bien y para mal…
-Siempre
me ha gustado escribir sobre la vida y plantear dilemas. Son preguntas o
reflexiones que yo misma me hago, que me interesan o inquietan, y es lo que me
mueve a escribir. Sobre todo, en el caso de El infiltrado, donde quise
plantear, como bien dices, reflexiones sobre el bien y el mal, sobre el poder
de las circunstancias en nuestra conducta. La gente que conocemos y que nos
parece que son buenas personas, ¿lo son o en otras circunstancias no lo serían?
¿Cómo nos influye el entorno? También quería hablar sobre el poder de las
personalidades manipuladoras y carismáticas para destrozar a otros sin que casi
se den cuenta hasta que es tarde. Me gusta entretener, que el lector se
divierta y lea con fluidez, pero también aspiro a que cuando cierre el libro no
lo olvide, que le quede un poso.
-Y con el bien y el mal nos hemos topado...una disyuntiva muy a
menudo tan solo separadas por una fina y delgada raya roja, ¿verdad?
-Así
es. Como decía antes, a veces esa delgada línea son simplemente las
circunstancias. Los riesgos, las tentaciones, las amenazas que te encuentras en
el camino pueden darte la vuelta. Es fácil ser bueno cuando llevas una vida
sencilla, simple, sin ambiciones, sin diferencias. Cuando esto se altera, como
ocurre en Arlodia (el escenario ficticio de la
novela), aparecen las bajas pasiones, los sentimientos negativos, la violencia
y descubrimos que somos capaces de hacer lo que nunca habríamos imaginado.
-Me da que has bebido, quizás inconscientemente o no—eso
solamente lo sabes tú—de literatura como la rusa, la francesa...en ese
encuentro y en esa lucha entre bien y el mal veo e intuyo mucho a Dostoievski;
pero ¿qué nos puedes decir?
-He
leído mucha literatura francesa, desde muy joven. También a Dostoievski, pero
menos. Mi madre era muy aficionada a la literatura francesa y en casa tenía la
serie completa de La comedia humana, de Balzac, que leí casi completa y
creo que me ha influido en mi escritura. También la literatura de Stefan Zweig,
que me encanta y profundiza en el alma humana con una claridad envidiable.
-Lo humano está muy por
encima de cualquier otra consideración en tus tramas, ¿no? y en este no es
diferente…
-Así
es. Me alegra que lo remarques, porque, por la temática y la ambientación, El
infiltrado puede parecer una novela fantasiosa o irreal, y nada más lejos
de lo que pretendí. Es una fábula sobre la realidad, en la que, como en todas
mis novelas, hablo de lo que me gusta: la vida y la complejidad del ser humano.
En esta ocasión de una forma más original, lejos del realismo de las
anteriores, pero igualmente profunda y real.
-Después de tu "saga familiar" la de los Lamarc ―El final del ave Fénix, Las guerras de
Elena y Yo, que tanto te quiero— tu alma escritora te pedía como un giro...
-Acabé
la saga de los Lamarc agotada anímicamente y tan
metida en la historia que me sentía incapaz de escribir otra novela realista en
la que no estuvieran los personajes que ya eran parte de mí. Fueron muchos años
viéndolos crecer, evolucionar; morir, incluso. Necesitaba hacer algo
radicalmente distinto. Además, me gustan los retos, demostrar que puedo hacer
otras cosas, no encasillarme. Es un problema, porque a las editoriales les
gusta que sigas un camino sin salirte de él, pero a mi
me gusta experimentar y demostrarme que puedo escribir otras cosas. Era lo que
necesitaba en ese momento y me sirvió para despejar mi mente tras esos años con
los Lamarc.
-¿Crees que siendo
existencialista en tu creación literaria hacer o escribir ·de otra forma u
manera" sería engañarte y, de alguna manera, engañarnos?
-No,
para nada. De hecho, no descarto escribir algo que sea puro entretenimiento.
Creo que todo es válido y una cosa no es mejor que la otra. Pero, de momento,
no he llegado a ese punto. Son tantos los temas interesantes que la vida nos
aporta, disfruto tanto al profundizar en ellos, que de momento no se me ocurre
escribir sobre algo donde la trama principal no tenga que ver con la mente y el
alma humana. Pero creo que cualquier temática es buena siempre que conecte con
el lector. Como en el cine, hay momentos para películas profundas y momentos
para películas de palomitas. Puedes disfrutar con 2001, Una odisea del espacio
o con Pretty Woman.
-En tus tramas haces que el protagonismo se lo lleve la
mujer...una mujer que retratas empoderada y adelantada a su tiempo, aunque sea
el "tiempo presente y actual", ¿qué nos puedes decir; por qué decides
que sea así?; ¿cansada de leer a mujeres calladas, asumiendo, queriendo y no
pudiendo?
-No
es algo intencionado ni forzado. Las mujeres que me han rodeado desde siempre
(mi abuela, mi madre…), eran así, y supongo que eso hace que me salgan esas
personalidades de forma natural. Y, además, dan mucho más juego como
protagonistas. Las mujeres calladas o que no avanzan también aparecen, pero en
roles secundarios. Me gustan esos personajes de mujeres fuertes, con
personalidad, resolutivas, porque además creo que es algo más frecuente en el
mundo real de lo que aparecía en la literatura clásica y dan mucho más juego.
-Compaginas tu trabajo
de escritora con el de docente. Yo soy de las que creo que un escritor/a si
puede eso le aporta mucho porque tú enseñas, pero, a la vez, aprendes muchísimo
de la vida y se cocina al tiempo, real ¿no?
-Así
es. Aunque ahora mismo no estoy dando clases, durante muchos años lo he hecho y
como bien dices, aprendes mucho de los alumnos, sobre todo en mi caso que daba
clases a adultos en la Universidad de la Experiencia del CEU San Pablo. Fueron
unos años preciosos. Lo mismo me ocurre con el club de lectura que dirijo en la
AECC de Valencia. En las tertulias que compartimos sobre cada lectura propuesta
disfruto tanto como ellos, aportan muchísimo y siempre aprendo algo o me llevo
un enfoque nuevo de la lectura. Es muy gratificante.
-¿Te aprovechas, por
decirlo de alguna manera, en tus narraciones?
-Los
escritores somos esponjas, todo lo que vivimos termina saliendo por algún lado.
El carácter de alguien, un tic, una forma de pensar, un sistema de valores…
Todo queda almacenado y tarde o temprano queda negro sobre blanco, aunque no de
forma exacta, mezclado con características de otros. Y el fruto del aprendizaje
de esas clases y tertulias también ayuda a entender el punto de vista del
lector, a abrir la mente, a valorar detalles que igual no tenías tan presente.
-¿Cómo ha sido el proceso
de documentación para esta novela que es un thriller?
-Ha
sido peculiar, porque, al tratarse de una fábula que se desarrolla en un mundo
que no existe, tenía libertad total. Sí que tuve que hacerme un plano con la
ubicación de las casas, el bosque, el río… Y decidir cómo vivían, los oficios,
las costumbres, las leyendas y la historia del secreto que guardan. La parte
más complicada fue la elección del tono, del lenguaje. Quería darle un toque
antiguo, que ayudara al lector a viajar a ese mundo ficticio sin apenas ser
consciente. Y quería que las entradillas fueran de la Divina Comedia, de la
parte del Purgatorio, por lo mismo, para ayudar a la inmersión en Arlodia. Ahí sí tuve que hacer una búsqueda para elegir las
frases que podían reflejar el contenido de cada capítulo.
-¿Cómo pretendiste
"retratar a Gabriela" y a su coprotagonista el páter Cósimo?
-Gabriela
quería que fuera una mujer buena, sencilla, de campo, también intuitiva y muy
sensata. Alguien que no se deja impresionar por lo superficial, que mira dentro
de las personas, que tiene claras las cosas importantes de la vida. El
auténtico espíritu de Arlodia.
El
páter Cósimo sería el Sabio, el anclaje de Arlodia con su misión eterna. Un personaje incorruptible,
elegido para una misión muy especial y por tanto alejado de las pasiones
mundanas, que contribuiría a dar solvencia al ambiente de misterio de Arlodia.
-El escenario o
escenarios en el que te mueves como escritora y pones a tus personajes, ¿qué
peso tienen?
-El
escenario es fundamental en esta novela, ya que cada espacio representa un peligro,
un lugar dónde va a ocurrir algo trascendente. Ninguno es accidental. También
tenía que contribuir a crear el ambiente misterioso, como de fábula ancestral.
Y, además, están las Puertas, que son la razón de ser de Arlodia.
También
en mis novelas anteriores era importante. En las novelas de Los Lamarc, la ciudad de Valencia era un personaje más, estaba
viva y evolucionaba y cambiaba con el paso del tiempo.
-¿Son los personajes los
que más bien van "moviendo la trama" o la trama la que maneja a los
personajes o, más bien, intentas encontrar un equilibrio?
-Creo
que los personajes, fundamentalmente Von Tirpen, es quien mueve la trama en el caso de El
infiltrado. En general escribo novelas de personajes, por lo que ellos son los
que tiran de la historia. Los conflictos humanos son el centro de la trama.
-Lo que nos pasa en la vida a veces tiene a ver en los giros de
sentido que le damos a la misma, ¿no? Te lo pregunto a ti como persona y en
cómo reflejas esto, después, en cada una de tus tramas...a su manera ¿hay mucho
de ti en ellas?
-El
libre albedrío nos permite tomar decisiones, elegir el camino a tomar entre los
distintos que se nos ofrecen. De nosotros depende hacia dónde vayamos. Y esto
en cada una de mis novelas se ve con claridad, en El infiltrado de forma
indudable. Las circunstancias nos condicionan.
Siempre
hay algo del autor en las obras, aunque no sean hechos de su propia vida.
Valores, sentimientos, experiencias… Lo vivido ayuda a transmitir por escrito
emociones que lleguen y toquen al lector. En mi caso, de forma más clara en las
novelas de la saga familiar, ya que aproveché algunas anécdotas o hechos
verídicos vividos por mi familia, aunque sin ser una historia real en su
desarrollo. En El infiltrado tal vez trasluce la parte más filosófica, las
preguntas que me planteo.
-Marta, ¿estás, seguro, pensando, ya, en nuevas narrativas...en
qué estás metida ahora?
-Tengo
una novela casi terminada. En realidad, la acabé hace un par de años, pero tras
varias lecturas y revisiones estoy dándole un último repaso. De nuevo es
narrativa contemporánea, y va sobre las segundas oportunidades. Y, de nuevo,
sobre cómo podemos elegir nuestro destino si tomamos las riendas de nuestra
vida y no nos dejamos llevar.
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Cazarabet
Mas de las Matas
(Teruel)