Cazarabet conversa con... Alejandro Cebolla Ladrón de
Guevara, autor de “El piloto de las tres “H”. Hilario Hinojosa Huete. Aviador
de Caza de las Fuerzas Aéreas de la República” (Comuniter)
Comuniter edita
un libro, desde la pluma de Alejandro Cebolla Ladrón de Guevara, con poniendo
en el centro de nuestras miradas lectoras a Hilario Hinojosa Huete. Aviador de
Caza de las Fuerzas Aéreas de la República.
Escribe el
prólogo Javier Jiménez Olmos.
El libro forma
parte de la colección Es un decir.
La sinopsis del
libro:
Hilario Hinojosa Huete fue un hombre
comprometido con los valores que representaba la República. Tras el golpe
militar de julio de 1936 se alistó voluntario en las milicias de infantería y
lucho en el frente de Toledo y Madrid. Posteriormente se alistó en las Fuerzas
Aéreas gubernamentales y, tras superar todas las pruebas, obtuvo el título de
sargento para pilotar un avión de Caza Polikarpov I-16, el aparato más moderno
y difícil de manejar en aquel tiempo. El único capaz de enfrentarse a la
aviación italiana y alemana, aliada de Franco.
Fue destinado a
la famosa 3ª Escuadrilla de Caza del Grupo 21 y luchó en los frentes de Levante
y Ebro. En el trascurso de los combates tuvo que realizar dos aterrizajes
forzosos saliendo ileso. Tras realizar un curso de Vuelo Nocturno fue destinado
a la defensa aérea de Valencia.
Pudo marchar al
exilio en un avión con destino a Orán (Argelia), pero al no poder hacerlo con
su mujer y su hijo se quedó en el aeródromo de La Señera (Valencia) hasta que
un oficial italiano se hizo cargo y no lo apresó.
Pasó a la
clandestinidad para no ser detenido, trabajando en empleos peligrosos allá
donde no preguntaban datos. Con el tiempo se incorporó a una gran empresa
constructora de infraestructuras con la que recorrió España.
Un ictus cerebral
lo apartó de la actividad laboral, pero se recuperó físicamente gracias a su
tenacidad.
El autor,
Alejandro Cebolla Ladrón de Guevara:
Alejandro Cebolla Ladrón de Guevara
Zaragoza,1955
Estudio Oficialía y Maestría Industrial rama
mecánica y Frío Industrial-Climatización.
Fue director de proyectos de Cooperación
Internacional para el Desarrollo-Ayuda Humanitaria y Sensibilización.
Investigador de la Memoria Histórica.
Colaborador de la Fundación Pablo Iglesias. Escritor.
Cazarabet conversa con Alejandro
Cebolla Ladrón de Guevara:
-Alejandro, amigo, ¿por
qué te da por indagar e ir atrás de las andanzas del aviador por la causa de la
República?
-Gracias por vuestro interés. Este
ensayo tiene una carga emotiva importante. Conocí personalmente a Hilario
Hinojosa Huete y a su esposa Teresa Pérez Peñalva. Así como a sus siete hijos,
tres varones y cuatro mujeres. Todo dio comienzo en Canfranc, año 1964.
Coincidimos aquel verano viviendo mi familia y la suya en la casa de la
sacristana de la antigua iglesia de Canfranc Estación. Mi padre, ferroviario,
fue destinado aquel verano a la histórica terminal ferroviaria e Hilario
trabajaba en la construcción de la presa de IP. La amistad que surgió duró para
siempre y sigue ahora con sus hijos. Fue su hija Coral, con la que compartí
parte de mi infancia, la que me dio el título para el libro.
-Y es que las guerras también se daban y se jugaban en el aire,
¿no?
-Así es y una de las cosas que sin
duda llama la atención es ¿Qué pasaba por la cabeza de aquellos jóvenes para
involucrarse en tal odisea?
-Aunque parece que sea una parte de la guerra que pase como
desapercibida, ¿no?
-En la aviación gubernamental, tras la
sublevación, la respuesta fue mayoritariamente a favor del orden
constitucional. Aquellos aviadores fueron imprescindibles para mantener la
moral de las tropas en tierra. Eran admirados, y por eso la afluencia de candidatos
fue masiva e hizo que la selección fuera, aun si cabe, más rigurosa. De ahí el
mérito de Hilario, un joven deportista y profesionalmente mecánico ajustador.
-¿Por qué los aviadores
del aire y por supuesto más los de la República han pasado como invisibles por
la guerra
-Realmente no han pasado
desapercibidos. Tras la dictadura, historiadores como Salas Larrazábal o Carlos
Lázaro Ávila, por nombrar dos muy importantes, han relatado y recuperado la
memoria del Arma de Aviación de la República. No se puede olvidar el gran
trabajo documental de la Asociación de Pilotos de la República «ADAR».
-En el caso de Hilario
Hinojosa Huete lo que le llevó a defender a la República desde el aire fueron
sus valores para con la República, ¿no?
-Aquel joven, de Toledo en este caso,
vivió el impulso modernizador, cultural y político que la República intentó
llevar a cabo. Aunque pasado el primer bienio de gobierno progresista las
fuerzas conservadoras llevaron al traste la mayoría de las reformas
emprendidas. Evidentemente, la conciencia de clase era uno de los valores que
Hilario tenía muy arraigados. Llegar a la aviación fue cumplir un sueño, un
sentimiento especial que nuestro protagonista llevaba consigo.
-¿Cómo fue su paso desde
la infantería —primer cuerpo en donde se alista, luchando en el frente de
Madrid y Toledo--¿
-Hilario se alista en una Milicia que
lanza el sindicato UGT de Toledo y se incorpora a los “Leones Rojos de Toledo”
adscrito al regimiento «Dimitroff», que finalmente se
transformaría en la 45ª Brigada Mixta. La instrucción, de unos quince días, la
realizó en Ocaña.
Su bautismo de fuego fue el asedio del
Alcázar de Toledo. Después la guerra de trincheras en el frente de la Cuesta de
la Reina y finalmente cierra su paso por la infantería en el Cerro de los
Ángeles. Episodios duros y sangrientos de los que salió indemne.
-Tanta traza le da para hacerse a los mandos del caza, por aquel
entonces, más difícil de pilotar, el Polikarpov I-16. ¿Cómo fue tanto la
preparación como el ponerse, otra vez, a los mandos?
-Como decíamos anteriormente, las
pruebas de selección fueron muy exigentes. La condición física era determinante
en la mayoría de los casos. Hilario tenía a su favor una vista prodigiosa. La
República llevó a Murcia los distintos lugares de entrenamiento para los
pilotos, incluso para los que llegaban de formarse en la Unión Soviética, que
pasaban a reentrenarse con los compañeros que estaban en formación. Hilario
llegó a manejar 18 tipos de avión distintos. En el libro hacemos un recorrido y
vicisitudes de todo aquel periplo formativo en el que murieron muchos
aspirantes y también formadores.
-¿Qué características
tenía ese caza siendo el único capaz de enfrentarse a los cazas alemanes e
italianos?
-Hilario, por sus condiciones técnicas
y físicas, fue elegido para pilotar el caza Polikarpov I-16. Este avión era muy
rápido, de corta estructura, y el único que recogía las ruedas. Tanto el
despegue como el aterrizaje se hacían a unos 170 km hora y la dificultad era
que el motor pesaba mucho y requería de gran habilidad su manejo. Realmente
dicho caza era el único capaz de enfrentarse con éxito a los Messerschmitt alemanes y los Fiat italianos.
-Pero en el libro no solo te paras a hablar de él, claro que es
el hilo conductor, sino que vas más allá con otros pilotos; un proceso arduo,
pero seguramente enriquecedor, ¿no?; ¿qué nos puedes comentar?
-La 3ª Escuadrilla de Caza ha sido muy
conocida por los libros que escribieron varios de sus componentes, todos ellos
calificados de “Héroes”. Hilario voló y luchó con ellos. Recordar a José María
Bravo, el más laureado aviador de la República. A Francisco Tarazona, Manuel
Montilla, Salvador Artigas, Miguel Ángel Sanz… era algo que sin duda Hilario
hubiera querido recoger en esta semblanza.
-La posguerra le debió
ser dura, pero aun así no fue apresado….
-Hilario tenía permiso para volar al
exilio, de hecho, tenía todo preparado, pero en el libro el lector podrá
compartir las vivencias que le hicieron desistir. Quedó a merced de la voluntad
del oficial italiano que tomó el aeródromo donde se encontraba… la postguerra
fue de una crueldad terrible. Varios miles de sus compañeros fueron procesados,
fusilados, encarcelados. Pero Hilario consiguió salir de esa y otras muchas…
-Debió de ser un piloto muy habilidoso, ¿verdad?, lo digo porque
para hacer el curso de vuelo nocturno y realizar dos aterrizajes forzosos con
éxito en las batallas de Levante y Ebro….
-Los combates aéreos en el frente de
Teruel-Levante fueron terribles. Muchos compañeros murieron, las bajas de los
aviones eran cada vez más difíciles de sustituir por el bloqueo que Francia e
Inglaterra hicieron a la República. Tras la batalla del Ebro la perdida de
aviones fue tal que Hilario fue enviado a realizar el curso de vuelo nocturno
mientras se intentaban reponer los cazas. Los aterrizajes forzosos se
realizaron con la panza del avión y en uno de los casos en plena montaña…
-¿Qué has aprendido o qué
te ha enseñado la experiencia de trabajar sobre la vida del aviador Hilario
Hinojosa Huete?
-En Aragón apenas se ha escrito sobre
la aviación republicana y de los aragoneses en dicha Arma. Aunque Hilario era
de Toledo, él y su familia decidieron quedarse en Zaragoza. Creí llegado del
momento de tomar este camino literario y hacer una semblanza de alguien a quien
conocí y admiré. Por otra parte, resaltar la gran hermandad que existió entre
los aviadores republicanos por encima de ideologías o creencias. Eso fue así
durante la dictadura y posteriormente con la llegada de la democracia. Hilario
tuvo en este tiempo tres grandes amigos aviadores: Vicente Fernández Escribano,
de Madrid, y los aragoneses Mariano Francisco Martí Egea, que fue alcalde de
Morata de Jalón, y Domingo Gargallo Jariod, que fue
concejal socialista en el ayuntamiento de Caspe. Me parecía de justicia
mencionarlos.
-Amigo, ¿nos puedes dar alguna pista sobre lo que andas
trabajando ahora?
-Combino el escribir novelas de
ficción (Trilogía de «Las Naves de Horus») con la Memoria Histórica.
Actualmente y, tras una larga investigación, estoy dando forma a una novela que
nos contará la verdadera historia de un personaje bíblico como fue «Noé». Todo
ello sin dejar de lado un gran proyecto sobre Memoria Histórica en Zaragoza en
colaboración con el Historiador Herminio Lafoz, que
en su momento se verá.
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Cazarabet
Mas de las Matas
(Teruel)