proletarios (1).jpgCazarabet conversa con...   Aurelio Martí Bataller, coordinador del libroProletarios de todos los países. Socialismo, clase y nación en Europa y España (1880-1940)” (Comares)

 

 

 

 

 

 

 

 

Editorial Comares nos ofrece un libro  que analiza “la esencia” del ser proletariado desde la coordinación, en la edición de Aurelio Martí Bataller.

La sinopsis, aquello que nos explica el libro:

En enero de 2018, el presidente de la República de Francia, Emmanuel Macron, alrededor de la inmigración relanzaba el debate sobre la nación al declarar públicamente la necesidad de poner de acuerdo la Nación consigo misma. Un año después, Nancy Pelosi, nueva presidenta demócrata del Congreso de los Estados Unidos de América, manifestaba su oposición al proyecto del presidente Donald Trump de construcción de un muro fronterizo con México arguyendo que representaría una inmoralidad y “no es lo que somos como nación”. Tanto en Europa como en el continente americano ocupan el primer plano de la actualidad debates sobre la propia identidad nacional ante las hipotéticas amenazas internas y externas, la apelación interclasista a la nación y su uso por parte de movimientos populistas, así como su relación con la izquierda.

Para el socialismo marxista, lejos de suponer una novedad, muchas de estas cuestiones estuvieron de plena vigencia en la política de finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Tras la Segunda Guerra Mundial, la idea de nación pareció relegada a un segundo plano, asociada a proyectos extremistas y convertida en una especie de tabú o referente desfasado; por consiguiente, es necesario revisitar el período anterior. Así, este libro reúne varios análisis a cargo de reconocidos especialistas españoles y europeos sobre la relación establecida por el socialismo entre el binomio de clase y nación en España y Europa para la cronología citada. De esta manera se acercan las miradas entre distintas tradiciones historiográficas y casos de estudio que, con demasiada frecuencia, han caminado por senderos paralelos sin cruzarse.

El coordinador de la obra, Aurelio Martí Bataller: (Llutxent, 25/X/1983) es doctor en Historia Contemporánea por la Universitat de València y Premio Extraordinario de Doctorado 2017/2018. Su tesis doctoral fue galardonada con el Premio Miguel Artola 2016 y publicada bajo el título España Socialista. El discurso nacional del PSOE durante la Segunda República por parte del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Autor de diferentes monografías y artículos científicos, su interés investigador se centra en la relación y participación de la cultura política socialista en el proceso de construcción de la identidad nacional española. Ha realizado estancias de investigación en diferentes centros y universidades como la London School of Economics o la Université Paris VIII.

 

 

 

Cazarabet conversa con Aurelio Martí Bataller:

Aureli.jpg-Amigo, nos puedes explicar ¿qué te hizo escribir y/o coordinar este libro, este ensayo de investigación sobre el mundo del proletariado, publicando en Comares :”Proletarios de todos los países. Socialismo, clase y nación en Europa y España 1880-1940”?

-El libro surge de un interés investigador propio alrededor de la identificación nacional del socialismo español y su participación en el proceso de construcción y difusión de la idea de España entre la población. El trabajo alrededor de esta temática en los últimos años me condujo a la percepción de una relativa falta de diálogo o integración entre algunas perspectivas analíticas e investigaciones europeas y el caso español. Ello me parece que se ha dado en diferentes aspectos. Por un lado, la falta de integración de planteamientos y resultados de estudios que la historiografía ha realizado para diferentes casos europeos; pero, también por otro lado, una cierta desatención en los estudios europeos respecto al caso español, que para algunas cronologías y cuestiones constituye un escenario de investigación importante e interesante.

-Háblanos, por favor, del proceso de investigación, de esa tarea tan ardua, de búsqueda, mucha lectura, poner orden, quizás diferente si eres autor de alguna de las partes a coordinados, explícanos, por favor.

-Las tareas de investigación documental y lectura implican muchas horas de trabajo. En este sentido, bastante veraz la imagen del investigador solitario en archivos y bibliotecas, que tras ello todavía dedica más tiempo en soledad al trabajo con los materiales obtenidos y a la reflexión en su espacio privado de trabajo. Ahora bien, las soledades “elegidas” pueden resultar llevaderas. Además, a ello hay que añadir el contacto con compañeros y compañeras, el debate en foros académicos, así como las conversaciones y reflexiones compartidas más allá de congresos, reuniones y los muros de las aulas universitarias. Sin esta dimensión compartida, la tarea investigadora no resultaría tan provechosa ni estimulante.

Por otra parte, respecto a la condición de coordinador, en buena medida estos contactos más o menos directos que la propia investigación va fomentando han contribuido en este caso a hacerla posible. 

- ¿Trabajas teniendo en cuenta como un guión de cuestiones a ir contestando, a ir dando respuesta?

-La investigación requiere preguntas previas y en este sentido se puede decir que sí. Pero, en muchas ocasiones, las preguntas iniciales no conducen a respuestas claras y tajantes, sino a mayores interrogantes… supongo que no es ninguna particularidad, sino que así se va generando el conocimiento.

- ¿Cómo es coordinar todas estas plumas, teniendo en cuanta que, seguramente, cada una de ellas nos aporte un capítulo y/o participación desde donde se es especialista?

-Como comentaba antes, la propia dinámica de trabajo permite el contacto con otros investigadores e investigadoras. En este sentido muchas de las personas implicadas en la obra son profesionales con quienes disponía de una cierta relación. Ello evidentemente ha facilitado el trabajo.

Al mismo tiempo, todos los autores y autoras que han tomado parte en el libro son verdaderos expertos con un prestigio más que justificado en el estudio de las temáticas que tratan. Por ello todo el trabajo ha sido muy sencillo. El libro nació con una temática clara: la relación entre clase y nación, con el socialismo como objeto; a partir de allí se pensó en autores que pudieran analizar esta cuestión desde ópticas diferentes y para espacios y cronologías concretos. Así se pudo reunir una nómina de colaboradores de verdadero lujo, pues no resulta exagerado decir que en el libro se dan cita algunos de los mayores expertos españoles y europeos en el estudio del movimiento obrero socialista y las identidades nacionales.

132788358--624x624.jpg-Una vez recopilado todo, ¿cómo es la metodología de trabajo que utilizas?; ¿cómo le pones orden a todo?

Una vez conseguidas las colaboraciones, el trabajo se comparte con la editorial Comares y todo su equipo para dar forma concreta al libro, y creo que el resultado ha sido excelente —como espero que puedan opinar también los lectores.

-Amigo, ¿cómo es que la fuerza del movimiento proletario ya no ejerce, hoy,--quizás no me lo parece a mí-- con la fuerza que indica esa palabra? -¿Podríamos afirmar que el proletariado militante ha ido basculando hacia un proletariado claudicante…?-¿Se ha ido “como extinguiendo” el término o la denominación “clase trabajadora” tal como la podíamos entender hasta vencida la Revolución Rusa?

-Sin duda, estas son cuestiones de gran alcance que no tiene una respuesta sencilla. Tal vez habría que empezar por observar lo que se entiende por proletariado y cómo este sujeto histórico ha ido mutando a lo largo del siglo XX, y hasta nuestros días. En muchas ocasiones se habla del auge y declive de la clase obrera en este período —como se titulaba un libro relativamente reciente de Selina Todd. En este sentido, desde principios del siglo XXI, se ha podido apreciar a nivel académico, pero también político y social, una cierta revalorización del concepto de clase y de propuestas articuladas en torno a ella; y sin duda se ha puesto de manifiesto la parte más oscura de las pretendidas ideas de la sociedad sin clases ni ideologías de finales del siglo XX asumidas por buena parte de los círculos neoliberales.

 -¿Cómo afectó a todo esto La Revolución Rusa?-¿Y la Gran Guerra?

Sin duda, la Revolución Rusa y la posterior construcción de la Unión Soviética constituyó, especialmente durante el período de entreguerras, un auténtico terremoto. Por primera vez en la historia el proletariado observaba la posibilidad real de alcanzar el poder y tratar de llevar a la práctica los principios de su emancipación. Como es bien conocido, ello incentivó una fiebre revolucionaria y una agitación en la Europa del momento de gran importancia; al mismo tiempo, también desembocó en la extensión social del miedo a la revolución y al socialismo/comunismo que habría contribuido de forma principal a la dinámica de avances y retrocesos democráticos en aquellos años.

Respecto a la Gran Guerra, se suele decir que esta fue un punto de no retorno. La sociedad europea, fundamentalmente, atravesará aquella puerta para salir completamente transformada desde todos los puntos de vista: social, político, económico, cultural… En lo que afecta al movimiento socialista y a la idea de clase y nación, objeto de este libro, sin duda la Gran Guerra tuvo una importancia fundamental. Tristemente, el verano de 1914 puso de manifiesto la profundidad de la vinculación entre clase y nación que venía articulando el común del movimiento socialista europeo. Si bien el internacionalismo proletario habría contribuido a la forja de un imaginario nacional propio por parte socialista, en el cual clase y nación podían convivir sin contradicción, no evitó la masacre de aquellos años —tal vez porque no era esa su misión. Pero, muchas de estas cuestiones las podrá encontrar detalladamente el lector en el libro.

-El proletariado y la clase trabajadora llegó un día que aparcó algunas de sus prioridades básicas, sustituyéndolas por lo que podría ser la entrada en un mundo cada vez más enfrascado en el capitalismo, con variantes y pinceladas de un claro neoliberalismo, ¿qué nos puedes comentar? ¿Se sustituyen, de esta manera, los términos Nación por Clase? -El problema no creo que esté en el concepto porque el proletario o proletaria serán proletarios y proletarias, siempre; pero sí que creo que puede haber más problema en el comportamiento, conducta o cómo se asume el ser proletario y proletaria, ¿no? ;¿qué nos puedes explicar?

-Sin duda, durante el siglo XX se puede apreciar una progresiva y creciente integración de buena parte del movimiento obrero en las estructuras del estado nación y el abandono de las estrategias de confrontación revolucionaria para hacer frente a la desigualdad del sistema capitalista, especialmente tras la Segunda Guerra Mundial.

Dicho esto, tal vez cabría reflexionar si buena parte de los logros del movimiento obrero se dieron mediante la confrontación o la articulación de los referentes y los sujetos de clase y nación. Parece legítimo apuntar que en el origen y la consecución de derechos sociopolíticos y de mejoras y avances en el bienestar social, frecuentemente, no se habría operado una sustitución de clase por nación, sino una combinación.

La posterior dilución de los componentes clasistas en esta combinación se podría relacionar con las transformaciones productivas, políticas y sociales de la segunda mitad del siglo XX, como hemos comentado antes; pero no necesariamente con un componente pernicioso de la nación que anule o engulla la idea de clase, por decirlo así.

proletarios (3).jpg-¿Detectas cierta crisis en las demandas del sector proletario? ¿Es la Segunda Guerra Mundial, su desencadenamiento, como un punto de inflexión?

-Sin duda, la construcción de los Estados del Bienestar tras la Segunda Guerra Mundial supuso un punto de inflexión en la articulación de la protesta obrera. Efectivamente, tras la dureza del período de entreguerras y la catástrofe y destrucción de la Segunda Guerra Mundial, la construcción del Estado del Bienestar en parte de la Europea Occidental facilitó el establecimiento de nuevos modelos de relación entre los sectores trabajadores y las instituciones. En general, la consecución de amplios derechos sociales, y no solo políticos, fue una victoria para las capas populares y trabajadoras en su conjunto; aunque ello facilitó también la “domesticación” de la protesta obrera y, con el tiempo, una renuncia cada vez mayor a una transformación sistémica.

 -Preguntado de otra manera, ¿supo desactivar o supieron desactivar los fascismos Alemán, Italiano, incluso el Español o el Imperialismo muy pragmático de Japón a la clase proletaria de estos países?

-La cuestión es altamente compleja. Si centramos la mirada en la Europa de entreguerras, en general, se podría apuntar que la combinación de una elevada represión y de incentivos de integración —en medio del convulso contexto social, político y económico de aquellos años— posibilitó la incorporación de parte de los sectores trabajadores en regímenes fascistas —mientras otra gran parte fue excluida brutalmente.

-Pero los países que empezaron a plantar cara a esos países, tampoco es que fuese dando como prioridades a las demandas proletarias, más bien tirando de ellos, como aprovechándose.

-También esta supone una cuestión amplia y compleja. Con las particularidades y posibles ambigüedades de cada contexto, frente al peligro fascista en la Europa de entreguerras, se alzó el conjunto del movimiento obrero organizado alrededor del socialismo, el comunismo y el anarcosindicalismo. Éste pudo contar con el apoyo de algunos sectores demócratas y progresistas de orden no obrerista en la formulación conocida de los Frentes Populares. Estos sectores mantuvieron una orientación netamente antifascista, en la cual contribuyó de forma decidida también buena parte del movimiento feminista, integrado en sectores obreristas o no. Ahora bien, muchos de estos sectores antifascistas pudieron dividirse respecto a la estrategia de confrontación —por ejemplo, respecto a la toma de las armas en caso de guerra contra países fascistas.

Además de esto, por lo que respecta al comportamiento de los gobiernos, entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial existió sin duda, y como han insistido numerosos historiadores e historiadoras, una falta de posicionamiento claro en favor de los sistemas liberales parlamentarios de tendencia democrática por parte de los vencedores de la Gran Guerra —quienes deberían haber tomado la delantera en este campo.

 -Siempre, me parece, que está el término nación antes que el de lucha de clases ¿Qué nos puedes decir?

-En general, el movimiento socialista de finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX no apreció una contradicción necesaria entre ambos conceptos. Tal vez de ello se podrían sacar enseñanzas para enfocar la situación sociopolítica actual, marcada en muchos casos por movimientos de intolerancia que pretenden cobijarse en relatos excluyentes de nación.

 

 

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