La
Librería de El Sueño Igualitario
Cazarabet conversa con... Teófilo
Gallega, autor de “La guerrilla antifranquista en la comarca Requena-Utiel
(desde sus orígenes hasta 1947). Crónica rural de la postguerra” (Institució Alfons el Magnànim)
Desde la pluma de Teófilo Gallega nos reúne,
gracias a la edición de la Institución Alfonso el Magnánimo y dentro de la
colección Estudios Comarcales en su nº8, un estudio profundos sobre la guerrilla
antifranquista en la Comarca Requena-Utiel desde sus orígenes hasta el año 1947
Lo que nos dice la editorial. La sinopsis del
libro:
La presente obra investiga, en forma de
crónica, el fenómeno histórico de la resistencia armada antifranquista (o
guerrilla) en la comarca Requena-Utiel, zona originaria del 5º Sector de la
Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón.
Para su elaboración se ha recurrido a un
exhaustivo manejo de fuentes archivísticas, en hemerotecas, bibliográficas y
orales. Por las páginas de este libro desfilan cientos de personas que, en
julio de 1936, se enfrentaron a la sublevación militar contra el Gobierno de la
República y que tras la derrota de abril de 1939 no se resignaron a mantener
una actitud sumisa ante la despiadada dictadura del general Franco, en oponerse
a su a través de la militancia clandestina en partidos y sindicatos y ilegalizados por el régimen y, con mayor
compromiso y riesgo, al formar parte de las organizaciones antifranquistas de la
Resistencia que apoyaron a la guerrilla o colaborando de forma individual con
ella. Descubriremos la trayectoria política y vital de los guerrilleros y de
sus colaboradores , las acciones que llevaron a cabo, la brutal violencia
ejercida por las fuerzas represivas para aniquilar cualquier tipo de oposición
y la negligente y arbitraria actuación del aparato administrativo y judicial
del régimen a la hora de aplicar justicia.
Teófilo Gallega es profesor de árabe en la
Escuela Oficial de Idiomas de Valencia. Ha publicado algunas tareas en el campo
de la didáctica de esta lengua y como en el los estudios andalusíes.
Cazarabet
conversa con Teófilo Gallega:
-Amigo
Teófilo, ¿qué es lo que te ha llevado a escribir este estudio, muy minucioso y
preciso, sobre la memoria del maquis la Comarca de Requena- Utiel?
-Amigo Javier. En
primer lugar, he de decirte que mi relación con este estudio es un poco
especial pues yo no provengo del campo de la Historia contemporánea, ni
siquiera de la Historia en general. El detonante que me llevó a empezar este
trabajo fue el hallazgo de los restos de mi tío abuelo Federico Gallega García
en una fosa común en Huélamo en el año 2006. Federico
había marchado voluntario al frente tras la sublevación militar del 18 de julio
de 1936, como muchos otros antifascistas. Militó en el Partido Comunista y al
acabar la guerra fue encarcelado. Cuando obtuvo la libertad condicional en 1943
se unió a otros compañeros que habían reorganizado el partido de forma
clandestina en la aldea de Jaraguas desde 1941. Por esas fechas también se
habían constituido numerosos Comités locales del PCE en la comarca: Requena,
Utiel, Camporrobles, Venta del Moro, etc. Eran
organizaciones de la Resistencia antifranquista que crecían en España al igual
que surgían organizaciones de la Resistencia en los países ocupados por los
nazis. Algunas de estas organizaciones, como la de Camporrobles,
ya empezó a colaborar con la guerrilla urbana
antifranquista de València y el grupo de Gandía desde
antes de la llegada a la comarca de los primeros guerrilleros enviados desde
Francia por el PCE. Fue a finales de diciembre de 1945 cuando llegan Emilio
Cardona (Jalisco), Atilano Quintero (Tomás) y Fulgencio Sirvent
(Rodolfo) a Campo Arcís, de donde era Jalisco. Ellos,
junto con otros que se les unieron, serán los que articulen la lucha armada en
la comarca Requena-Utiel, que meses después se constituirá en el 5.º Sector de la Agrupación Guerrillera de Levante.
Los Comités
locales del PCE de Venta del Moro, de Jaraguas y de otras de las aldeas dieron
soporte a los guerrilleros desde el primer momento. Federico será uno de sus
enlaces y puntos de apoyo. En septiembre u octubre de 1946 tuvo que
incorporarse a la guerrilla para no caer en una redada. Falleció el 3 de junio
de 1949 en un encuentro con la Guardia Civil en la sierra de Valdeminguete, en Huélamo. Fue
enterrado en una fosa común en la que cuatro años antes también habían
enterrado a otros dos guerrilleros fallecidos en Huélamo.
En octubre de 2006 la ARMH de Cuenca procedió a la exhumación de los cuerpos de
los dos guerrilleros fallecidos en 1945 a petición de sus familias, uno era de
Puebla de Alcocer (Badajoz) y el otro de Granada. En el proceso de exhumación
dieron con los restos de Federico y también los exhumaron. Pero hasta pasados
varios meses no lograron localizar a ninguno de sus familiares. Un buen día
sonó el teléfono y le dieron la noticia a mi padre del hallazgo y exhumación de
su tío Federico. Mi padre no había vuelto a saber nada de él desde 1947. Ahora
sabemos que falleció el 3 de junio de 1949 en un encuentro con la Guardia
Civil. Hay constancia documental de que desde 1950 el Tribunal Militar de València, el Ayuntamiento y el Juzgado municipal de Huélamo ya conocían la identidad de Federico, de hecho, en
esas fechas se añadió su nombre en el acta de defunción. Pero jamás se comunicó
a sus familiares su muerte. Federico Gallega se convertía así en un
desaparecido más de la dictadura franquista; en una víctima de “desaparición
forzada”, tal como sería calificado este delito por la Asamblea General de las
Naciones Unidas.
El 3 de junio de
2007, justo cuando se cumplían 58 años de su fallecimiento, sus restos fueron
de nuevo inhumados en el cementerio de la localidad que le vio nacer, Jaraguas.
Desde entonces, el deseo de conocer las vicisitudes de su vida y muerte me
llevó a emprender esta investigación. Y he de confesar que ha sido todo un
atrevimiento por mi parte pues ni soy ni mi considero un historiador. Tan sólo
un curioso movido por el afán de conocer qué fue de su vida, por qué decidió
hacerse guerrillero, quiénes fueron sus compañeros o cómo era la España de
aquellos tiempos. Todas esas preguntas me llevaron a leer libros, a visitar
archivos, a hacer largos viajes para conocer a sus antiguos compañeros de lucha,
a recorrer montes para localizar sus campamentos, a entrevistar a paisanos para
que me narraran de primera mano sus vivencias de aquella época. Parte del fruto
de esas investigaciones está plasmado en este libro. En él, he tratado de
explicarme a mí mismo todas esas preguntas para las que no tenía respuesta.
Pero he de aclarar que este libro no es una
historia sobre mi tío abuelo Federico. Federico es uno más de los cientos de
protagonistas que aparecen en sus páginas.
-¿Por qué te
centras en esta Comarca? ¿Qué tiene de particular?
-La verdad es que mi intención primera era
investigar sobre Federico y escribir algo corto para contribuir con ello a
restaurar, o reparar, su memoria. Pero empecé a viajar y a indagar y conocí a
algunos de los que fueron sus compañeros de la Resistencia (unos ya habían
fallecido pero otros seguían vivos), y me dije que también tenía que hablar de
ellos y de su lucha. El centrarme en la comarca Requena-Utiel viene de la mano
pues de aquí era Federico y esta será la zona en la que surgirá el 5.º sector del AGLA.
-La orografía de esta
comarca es muy "atractiva" y adecuado para hacer y llevar a cabo la
lucha de guerrilla, ¿no ?. Cuéntanos.
-En realidad, el hecho de que esta comarca se
constituyese como núcleo de uno de los sectores del AGLA fue más bien fortuito.
No fue una elección estratégica en la que su orografía jugase un papel
decisivo. Los tres guerrilleros que llegan a Campo Arcís
a finales de 1945 eran los restos de dos grupos enviados desde Francia cuyo
destino no era esta comarca, pero debido a varios encuentros con la Guardia
Civil se disgregaron. Atilano Quintero (Tomás) era canario y Fulgencio Sirvent (Rodolfo) había residido en Murcia. El único que
provenía de zona rural con posibilidades de apoyo era Emilio Cardona (Jalisco).
Por eso decidieron ir a Campo Arcís y tratar de
montar en esa zona un núcleo guerrilero. Para
instalar sus campamentos buscaron las intrincadas hoces y barranqueras del río
Cabriel, zona que además era límite interprovincial, y, por tanto, menos vigilada
por las patrullas de la Guardia Civil.
-¿Como
surgieron y se desarrollaron las primeras partidas de guerrilleros que se
"tiraron al monte"?
-Los primeros reclutados para engrosar las filas
de la Resistencia armada en la comarca fueron personas que ya tenían
“experiencia de guerra” previa. Algunos se hallaban en situación de “huidos”,
como el Manco de La Pesquera o Chispa. Otros eran “semihuidos”,
como Flores, la Llave, Pepín, Arturo y Segundo. Otros procedían de la guerrilla
urbana, como Ventura y el grupo de Gandía: Luis, Cariño, Bartolo, Jaimito y
Juanito. Y otros estaban en situación “legal”, como Baúl. También hubo
“veteranos” que ingresaron por su odio al régimen y sus lazos de amistad con
alguno de los guerrilleros que iban ingresando, como Bienvenido, Peñaranda,
Canuto y Salvador. También los hubo que venían enviados de otros sectores, como
Chaval, Matías, Julio y el Peca. En otra categoría han de figurar los jóvenes
reclutados por la AGL que no tenían esa “experiencia de guerra” que sí poseían
los “veteranos” de la Guerra Civil y del Maquis francés. La AGL llevó a cabo
una campaña de reclutamiento entre jóvenes que debían ingresar en el Servicio
militar animándoles a que desertaran y se uniesen al AGLA, como Angelillo,
Carlitos, Raimundo, Rodolfo, Peret, Paco y Julio. Por
último, estaban los enlaces y puntos de apoyo de la guerrilla que para evitar
caer en manos de la Guardia Civil tenían que “echarse al monte”. Los dos
primeros que lo hicieron fueron Federico Gallega (Eugenio) desde Jaraguas y
Victorio García (Gerardo) desde Venta del Moro. Fue a finales de setiembre o en
octubre de 1946, cuando la guerrilla ya llevaba asentada en la comarca diez
meses. El siguiente en hacerlo fue Damián López (Roberto), en febrero de 1947.
Estos tres son los únicos que se “echaron al monte” en la comarca en los dos
primeros años de andadura de la guerrilla. Otros enlaces tuvieron peor suerte,
ya que no les dio tiempo de “tirarse al monte” y fueron asesinados, como César
García o Ricardo López.
-¿Y cómo se pudieron
mantener con este tipo la guerrilla en
esta comarca?
-La verdad es que a finales de enero de
1947, dos de los tres campamentos que había en la zona del 5.º
Sector fueron asaltados por la Guardia Civil. En uno fallecieron cinco
guerrilleros y un enlace, en el otro fueron tres las bajas. De modo que el 5.º Sector quedó inoperativo de la noche a la mañana. Los
guerrilleros supervivientes y los de su tercer grupo quedaron adscritos al 11.º Sector. A mediados de 1947 habrá una reorganización de
los Sectores 5.º y 11.º, y en octubre de ese mismo año otra pequeña
reorganización hará que las comarcas Requena-Utiel y Hoya de Buñol-Chiva, en la que operan los grupos de Jalisco y
Chaval, pasen a pertenecer a la demarcación del 11.º Sector. Es en esos
momentos cuando se decide también que el 17.º Sector,
dada su vasta extensión, se divida en dos. Entonces se crea el 23.ª Sector, que se expandirá hacia el Ebro incluyendo el Bajo
Aragón. A partir de entonces la Agrupación Guerrillera de Levante (AGL) pasará
a denominarse Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA).
Tras estos cambios la zona de acción del 5.º Sector abarcará -grosso modo- la provincia de Cuenca,
excepto la parte de la vertiente izquierda del río Cabriel que quedaba dentro
de la demarcación del 11.º Sector. El 5.º, a partir de
entonces se irá extendiendo por el norte de la provincia de Cuenca hacia
Guadalajara y parte de Albacete por el sur. La comarca Requena-Utiel, adscrita
al 11.º Sector, quedará en la práctica como zona
principalmente de paso de la guerrilla en su tránsito hacia una nueva zona que
empezaron a “abrir” y que ofrecía mayores posibilidades de asentamiento para la
guerrilla: la muela de Cortes de Pallás, Cofrentes, el Valle de Ayora y la Canal de Navarrés.
-Pero el sector
nº5 de la guerrilla tenía muchas interacciones y interrelaciones en un amplio
sector a cubrir para hacer la guerra de guerrillas, ¿verdad ?.
¿Cómo se lo hacían?
-Como ya te he comentado, desde octubre de 1947
la comarca Requena-Utiel dejó de pertenecer al 5.º
Sector y pasó a quedar incluida en la demarcación del 11.º Sector. De los
guerrilleros más carismáticos que desde un principio operaban en la comarca
Requena-Utiel, zona originaria del 5.º Sector, como
fueron Jalisco, Chaval, el Manco de La Pesquera y Segundo, los dos primeros
pasaron al 11.º Sector y siguieron transitando por esta comarca en sus
desplazamientos hacia las nuevas zonas de operaciones: la muela de Cortes, Cofrentes y la Canal de Navarrés.
Sin embargo, el Manco de La Pesquera quedó adscrito al nuevo 5.º Sector pues conocía muy bien toda la provincia de Cuenca,
incluso llegó a dirigir grupo propio. Lo mismo le ocurrió a Segundo, originario
de Tébar, también fue adscrito al 5.º Sector y llegó a
dirigir uno de los grupos de este sector. Pero este trabajo no trata del 5.º Sector sino de una comarca determinada, la de
Requena-Utiel, y sus zonas limítrofes, pues la guerrilla solía establecer sus
bases en zonas intercomarcales e interprovinciales,
por estar menos vigiladas.
-¿Qué metodología de
trabajo has utilizado en este estudio ?. ¿Cómo ha ido
el proceso de documentación, estudio y demás...?
-Como ya te dije, no provengo del campo de la
Historia y carezco de formación específica en este ámbito, pero he tratado de
aplicar criterios científicos, en la medida de mis conocimientos y
posibilidades, en el manejo y análisis de las fuentes, tanto secundarias como
primarias. Entra estas últimas he manejado documentación de diversos archivos,
pero también fuentes hemerográficas y orales, así
como biografías, autobiografías y memorias, algunas publicadas y otras
inéditas. Uno de los problemas que a veces me surgían al manejar las fuentes
primarias es que me encontraba con testimonios de guerrilleros o de colaboradores
que eran equívocos, falsos o con medias verdades. Era algo lógico ya que
trataban de minimizar las consecuencias de sus declaraciones y así evitar una
condena más severa. Me fue muy útil la lectura de Apología para la historia
o el oficio de historiador, de Marc Bloch. Él te
previene de que los testigos pueden equivocarse o
mentir, pero es necesario tratar de entender el porqué del engaño, los motivos.
Sus consejos me fueron muy provechosos para desmontar algunas falsedades y
manipulaciones que aparecían en los sumarísimos. Entre las fuentes secundarias
han sido de gran ayuda las obras de los historiadores que han trabajado sobre
el AGLA: Fernanda Romeu, Salvador F. Cava, José Ramón
Sanchis, Josep Sánchez Cervelló
y Mercedes Yusta. Ahora también contamos con los
interesantes trabajos de Raül González sobre las comarcas del Norte del País
Valenciano. Los trabajos de Francisco Moreno y Secundino Serrano también fueron
de ayuda. Una obra especialmente útil por sus presupuestos teóricos en el
análisis del fenómeno de la lucha armada ha sido el libro de Jorge Marco, Guerrilleros
y vecinos en armas. Identidades y culturas de la resistencia antifranquista.
Me ha inspirado mucho su estudio tipológico sobre los integrantes de la
guerrilla: la existencia o ausencia de “experiencia de guerra” previa; sus
repertorios de acción; el concepto de violencia: selectiva vs. Indiscriminada;
la propaganda: mítines, prensa clandestina, pasquines, etc., pero también la
“propaganda por el hecho” …También hemos recurrido en
este estudio al trabajo de campo. No sólo en entrevistas orales con exguerrilleros y testigos de la época, también hemos
recorrido muchos kilómetros y caminado por montes y barrancos para localizar
sus campamentos. Los que tenían en las Hoces del Cabriel, por ejemplo, me llevó
localizarlos casi un verano de largas y dificultosas caminatas por una
orografía tan agreste y complicada como la de las Hoces. Una cosa que te
habrá llamado la atención del libro es su densidad, ¡y eso que sólo abarca
hasta finales de 1947 en una comarca concreta! Esto es así porque el libro
abunda en el detalle. Es muy descriptivo. La razón es que desde un principio
empecé a investigar sobre mi tío abuelo Federico, y por extensión sobre la
guerrilla, desde la perspectiva memorialista. A mí, como sobrino nieto de
Federico, me interesaba conocer de su vida y sus vicisitudes hasta en sus
detalles más nimios. Pensé que a los descendientes de los cientos de personas
que aparecen en sus páginas les pasaría lo mismo que a mí y que, llegado el
caso de que cayese en sus manos este libro, podrían “deleitarse” con la
prolijidad de lo narrado. Ya lo advierto en la introducción, tanta minuciosidad
resultará para muchos tediosa. Sé que a muchos historiadores les tira para
atrás este tipo de monografías de carácter “enciclopedista”, pero espero haber
compensado este aspecto con otros que también aparecen en el libro. Por
otra parte, gracias a esa perspectiva micro histórica,
gracias a aplicar el microscopio a los documentos y a los hechos, hemos podido
descubrir los mecanismos no sólo de la represión sino también del aparato
judicial; la connivencia que existía entre ambos aparatos, el represor y el
judicial: denuncias prefabricadas, falsos testimonios, coacción, negligencia,
arbitrariedad…
-¿Hay que tener,
además, una metodología de trabajo como muy cuidada, es así para aparte del
estudio y investigación, poder poner orden, verdad?
-La verdad es que, con tanta documentación y
tanto dato, muchos de ellos contradictorios, es necesario ser muy metódico en
el trabajo. Una de las herramientas que tuve que utilizar para poder aclárame
con los grupos de guerrilleros que se van formando y cuyos miembros van pasando
de uno a otro en diferentes épocas debido a las sucesivas reorganizaciones fue CmapTools, que permite crear mapas conceptuales, diagramas,
esquemas, etc. También tiré mucho de tablas cronológicas que iba elaborando y
contrastando. Y tuve que aprender rudimentos básicos de orientación, lectura de
mapas, manejo de la brújula y del GPS para localizar sus campamentos. Tengo una
gran colección de mapas topográficos que he ido adquiriendo para realizar mis
excursiones, no sólo de la comarca sino de otras zonas del territorio AGLA pues
visité muchos campamentos que tuvieron cierta relevancia en el AGLA. Pero estos
mapas, de esacala 1:25.000 se quedaban cortos. Tuve
que recurrir a los del SIGPAC. Sus orto fotos de escala 1:5.000 permiten
descubrir caminos y sendas que no recogen los topográficos.
-¿Qué
aporta este estudio de investigación, como de nuevo, a la historiografía hacia
el estudio de la guerrilla antifranquista en España? Hay muchos estudios en
torno al fenómeno del maquis, ¿verdad? Todos tienen puntos de confluencia, pero
no pocos tienen, también puntos de divergencia. Coméntanos, por favor, sobre
los puntos en común y los puntos divergentes....
-Una de las
cuestiones más interesantes que este trabajo aporta a la historiografía de la
guerrilla es el papel otorgado a las organizaciones antifranquistas de la
Resistencia, algunas de las cuales surgieron mucho antes de llegar la guerrilla
a la zona y otras se configuraron entonces para darle soporte. Hemos
establecido la tipología no sólo de los guerrilleros que actuaron en la comarca
sino también de estas organizaciones de la Resistencia. Pero el libro no sólo
otorga un papel importante a estas organizaciones como tales, sino que además
sitúa su enfoque en los propios resistentes, fuesen guerrilleros del monte o
del llano. Eran personas marcadas por el devenir histórico de aquella época y
comprometidas con una causa: restaurar la democracia. En este sentido podríamos
decir que es una historia hecha desde abajo y con los de abajo, los
resistentes.
En relación con
esto, un aspecto a destacar de este estudio es el papel otorgado a la
biografía, al relato biográfico. Me pareció muy importante trazar la biografía,
en la medida en que esto fue posible, de los cientos de protagonistas que
aparecen en el libro, pues muchos de los “hechos históricos” que tratamos sólo
pueden ser interpretados correctamente cuando conocemos la vida de sus
protagonistas: su infancia, su toma de conciencia social, su despertar
ideológico, sus aspiraciones frustradas tras la sublevación militar del 18 de
julio, su compromiso y su lucha por recobrar la democracia, su conciencia
colectiva forjada en el combate, sus lazos de solidaridad y el sentimiento de
grupo que les dio su experiencia en la guerra…Otra cuestión, creo que
interesante, es el análisis de la represión. Casi todos los libros sobre el
fenómeno de la lucha armada antifranquista tocan este tema pues la represión
ejercida por las fuerzas del régimen fue brutal, como lo fue durante la propia
Guerra Civil. Lo que aporta este trabajo es que analiza con casos concretos y
con pruebas documentales los mecanismos de esta represión. La connivencia entre
las fuerzas represivas y el aparato judicial, las torturas, la coacción a los
detenidos, cómo se fabricaban pruebas, cómo se cebaban con personas inocentes
que no habían cometido otro “delito” que haber militado en alguna organización
del Frente Popular. Otro aspecto que
también hemos tenido en cuenta en este trabajo es dotar al lector de un marco
histórico, tanto a nivel nacional como internacional, del contexto político y
social en el que la lucha armada tiene lugar, incidiendo de manera especial en
el papel del PCE, por ser ésta la organización que apostó de manera más
decidida por la lucha armada y también porque esta organización fue la
impulsora del AGLA, aunque entre los guerrilleros de esta Agrupación y sus
puntos de apoyo los hubo no sólo comunistas sino también anarquistas,
socialistas, ugetistas, republicanos e incluso sin adscripción política.
-¿Cómo fue este
periodo de lucha guerrillera para los ciudadanos de a pie de calle? Y dentro del ámbito rural,
¿qué repercusión experimentó?
-La estrategia del régimen franquista
para acabar con la lucha armada consistió en neutralizar a sus puntos de apoyo
y enlaces mediante una política que incluía el uso de redadas indiscriminadas,
el asesinato, el empleo abusivo de la ley de fugas, la coacción, la aplicación
de salvajes torturas durante los interrogatorios y un uso negligente y
arbitrario de los tribunales de Justicia. Pero esta maquinaria no sólo se llevó
por delante a guerrilleros, enlaces y puntos de apoyo, también engulló a
inocentes ciudadanos cuya única “culpa” era la de estar conceptuados como
“rojos”. Se pretendía extender el terror ante la población civil para que la
guerrilla tuviera cada vez más dificultad en encontrar puntos de apoyo. En el
libro hay un capítulo que habla de este tema de manera bastante extensa. Pero
conviene recordar que la represión de la población civil no fue una táctica que
el régimen franquista utilizara por primera vez durante su lucha contra la
guerrilla pues ya fue ampliamente usada durante la Guerra Civil. La parte del
Ejército que se sublevó contra el Gobierno republicano, con ayuda de la
Alemania nazi y de la Italia fascista, utilizó los ataques a gran escala contra
la población civil como recurso para ganar la guerra. Basta recordar los
bombardeos en Madrid, Durango, Guernika, Cartagena,
Alicante, Valencia, Xàtiva, Alcañiz, Reus, Tarragona,
Lleida, Barcelona, Granollers, Figueres… Ciudades que
fueron bombardeadas por la Aviación franquista, la Legión Cóndor alemana o la
Aviación Legionaria italiana, con el principal fin de masacrar y aterrorizar a
la población civil. Pero esta no fue la única táctica usada. Por allí por donde
pasaban las tropas sublevadas la matanza de ciudadanos que habían militado en
organizaciones del Frente Popular estaban a la orden del día. Recordemos la
masacre de Badájoz por las tropas de Yagüe o lo
ocurrido en tantos y tantos pueblos por donde las tropas sublevadas pasaban. El
general Mola era muy claro cuando decía: “Hay que extender el terror; hay que
dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos a todos los que no piensen
como nosotros”. Fue una política de exterminio. Pero pese al terror ejercido
contra la población civil las fuerzas leales a la República no cejaron en su
empeño de luchar contra el fascismo golpista.
En la lucha contra la Resistencia
antifranquista el régimen siguió aplicando su política de terror, sobre todo a
partir de mediados de 1947. Las consecuencias de esta política de “tierra
quemada” supusieron, además del despoblamiento de zonas rurales, la cárcel, la
tortura y, a veces, la muerte, no sólo de guerrilleros, enlaces y puntos de
apoyo, también de cientos de inocentes que no tenían más culpa que la de no
comulgar con el ideario de la dictadura. Pero la arbitrariedad era tal que
hasta personas inocentes y de ideología conservadora y de derechas también
fueron engullidas por la indiscriminada maquinaria represiva franquista. Algún
ejemplo de esto aparece en el libro.
-La guerrilla daba
golpes y se daba a la fuga, ¿qué tipo de reacción llevaba a cabo este
comportamiento?
-Entre las operaciones que llevaban a cabo los
grupos guerrilleros y las fuerzas represivas se solía establecer un mecanismo
de acción-reacción que a veces solía crear una espiral de violencia que se iba
realimentando a sí misma. Una acción de la guerrilla solía provocar una
reacción de las fuerzas represoras, normalmente detenciones arbitrarias. Es,
por ejemplo, lo que ocurrió en el ataque al cuartel de la Guardia Civil en Los Isidros. Al día siguiente de que los detenidos y torturados
en el cuartel fuesen llevados a València ante el
juez, los guerrilleros atacaron el cuartel como represalia. Lo cual volvió a
desencadenar una nueva reacción de las fuerzas represoras que detuvieron a más
personas. La violencia que se daba en la posguerra estaba ligada a la “cultura
de violencia” que se dio durante la Guarra Civil. Sin embargo, unos y otros la
utilizaban de forma muy diferente. La guerrilla evitó siempre que pudo los enfrentamientos y cuando utilizó la violencia fue
siempre de forma selectiva contra determinadas personas de las que pensaban que
les habían traicionado o habían cometido alguna tropelía contra los puntos de
apoyo. Evidentemente, en estas acciones pudo haber excesos y errores por parte
de la guerrilla en determinadas ocasiones. Sin embargo, la violencia ejercida
por las fuerzas represivas fue, por norma, indiscriminada, arbitraria y cruel.
-¿Era rápida la
respuesta de las autoridades? Las represalias eran muchas y el castigo rotundo
y no sólo para la guerrilla... se tenía que hacer correr el miedo, ¿verdad?
-Eran las Brigadillas
de Información de la Guardia Civil las que respondían de forma más brutal e
indiscriminada, al igual que la Brigada Político Social de la policía. Solían
utilizar métodos aprendidos de la Gestapo y de las SS nazis. La colaboración de
la Gestapo y las SS con Franco se remonta a noviembre de 1937, cuando éste
pidió a Alemania que le enviasen una comisión de expertos que pudieran instruir
a la policía española. La comisión fue encabezada por el coronel de las SS
Heinz Just, que en los juicios de Núremberg sería
sentenciado a muerte. Esta colaboración llegó a su punto culminante el 31 de
julio de 1938, fecha en que Martínez Anido, ministro de Órden
Público y el jefe de las SS, Heinrich Himmler, firmaron un acuerdo de cooperación. Ese mismo
verano se desplazaron a Valladolid funcionarios
especializados de la Gestapo que adiestraron a sus colegas españoles en los
métodos de interrogatorio y en las técnicas policiales empleadas en Alemania.
De modo, Javier, que ya te puedes hacer una idea del calvario por el que debían
pasar muchos de los detenidos. Los más expuestos a la represión eran los
enlaces, los puntos de apoyo de la guerrilla y, en general, cualquier persona
que tuviese “antecedentes” por haber defendido la legalidad republicana o por
haber militado en sindicatos y partidos del Frente Popular. Estos fueron los
verdaderos héroes de la Resistencia. Es algo que los propios guerrilleros
siempre reconocerán. Los zarpazos del régimen contra la población civil fueron
constantes. Nos podemos hacer una idea cuantitativa de lo vasta que fue la
represión ojeando el último libro de Salvador F. Cava, Censo e imágenes de
la lucha antifranquista en Levante y Aragón (1945-1956). El nivel de
violencia, de terror, era tal que hubo todo tipo de reacciones entre la
población civil, pero también entre los propios guerrilleros: delaciones,
deserciones, colaboración con las fuerzas represivas… Creo que habría que
ponerse en su piel para poder juzgar estos comportamientos con cierta
ecuanimidad. Pero hubo muchos, muchísimos casos de personas que resistieron los
zarpazos de la represión sin que ésta consiguiera doblegarlos. Y pienso ahora
mismo no en los memorables mártires de la Resistencia forjados por una
determinada ideología y curtidos en mil batallas, sino en las sencillas
familias que padecieron lo indecible y ni siquiera eso las hizo claudicar, como
las de Casa del Valiente y Casa de la Madre, dos puntos de apoyo muy
importantes en la zona. Quisiera finalizar esta entrevista con unas palabras de
uno de estos puntos de apoyo, Adelina, a quien los guerrilleros apodaron la
Madre: “Porque yo me hice esta cuenta, algo llevan estos señores, yo no
comprendo de política ni de cosas, es verdad, me he criado toda la vida en el
monte, porque si hubiera estado en el pueblo, hasta leer podía haber sabido.
Pero así, me he tenido que fastidiar… Yo me decía, cuando van esos señores por
el monte, algo quieren defender o algo quieren sacar a
flote; hay que ayudar, porque los veías con esa amabilidad. Yo me dije: esas
personas algo defienden que es obligado ayudarles. Así que yo no he tenido
miedo. Adonde va el cuerpo, va la muerte, que sea lo que Dios quiera, pero yo
no me hice cobarde, porque luché lo que pude…”.
La cita está sacada de una entrevista que Fernanda Romeu
hizo a Adelina Delgado (la Madre) en Cofrentes en
1985, y la traigo a colación porque creo que ejemplifica el valor de estos
héroes anónimos, de los que la Historia (con mayúsculas) se suele olvidar y de
los que aparecen a centenares en La guerrilla antifranquista en la comarca
Requena-Utiel. Un libro cuyo principal objetivo es que sirva de homenaje a
esos héroes que habían quedado sepultados por décadas de olvido y desmemoria.
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