La
Librería de Cazarabet Indignado
Este libro es un análisis del derroche alimentario
desde la perspectiva de la soberanía alimentaria.
Este libro que nos llega de Icaria, Alimentos
desperdiciados de Jordi Gascón y Xavier Montagut es
importantísimo porque cruza dos terrenos: el de la producción agroecológica y
el del consumo de los alimentos…llegando, al tema que trata más el libro, el
tema del desperdicio alimentario. El libro es un análisis sobre cómo, por qué y
de qué manera se derrocha el alimento y cómo afecta a esto que últimamente
suena tanto como “soberanía alimentaria”. Cada día se habla más de los
alimentos, del hambre, de cómo no desperdiciarlos y de cómo hacer frente al
desperdicio y este libro se acerca, de manera muy amena a todo ello.
El libro lo firman Jordi Gascón y Xavier Montagut . Gascón es doctor en antropología por la
Universidad de Barcelona, especializado en estudios rurales e investigador del
Instituto de Altos Estudios Nacionales de Ecuador; mientras que Montagut es economista especializado en comercio
internacional y consumo responsable, es, además, presidente de la Xarxa de Consum Solidari.
El libro está dentro de la colección de Perspectivas agroecológicas y es un
libro que se enmarca dentro de materias tan interesantes en la geopolítica como:la ecología, la economía, la política y la soberanía
alimentaria.
Índice e introducción
Lo que nos dice Icaria sobre el libro:
El desperdicio de alimentos es un fenómeno cada vez
más recurrente en el discurso político y el análisis académico. Y es que
algunos estudios calculan que una tercera parte de los alimentos producidos no
llegan a ser consumidos. Sin embargo, predomina un acercamiento sesgado al
fenómeno que lleva a plantear como solución mejoras tecnológicas o una mayor
responsabilidad social de los agentes que participan en el proceso
agroalimentario.
Por otra parte disciplinas como la Agroecología y la
Ecología Política, o los movimientos sociales que defienden la Soberanía
Alimentaria, cuentan con instrumentos apropiados para analizar el desperdicio
de alimentos pero no le han prestado la atención oportuna.
El presente libro utiliza estas herramientas.
Distinguir entre modelos agrarios o calcular en unidades de energía o
nutrientes (y no monetarias y de volumen) aporta una perspectiva distinta. Una
perspectiva que descubre que el desperdicio de alimentos no es tanto resultado
de una deficiente gestión logística o de la escasa concienciación social, como
de las relaciones de poder existentes en la cadena agroalimentaria o de
políticas agrarias que favorecen la agroindustria en detrimento del
campesinado.
Puedes disfrutar o adentrarte en el libro haciendo
“uso” del índice y de la introducción: http://www.icariaeditorial.com/pdf_libros/alimentos%20desperdiciados.pdf
Te pueden ir bien si te interesa el tema:
Agroecología: http://es.wikipedia.org/wiki/Agroecolog%C3%ADa
Ecología Política: http://ecologiapolitica.info/wordpress/
Soberanía alimentaria: http://es.wikipedia.org/wiki/Soberan%C3%ADa_alimentaria
Otros que te aconsejamos:
http://vsf.org.es/soberania-alimentaria
http://www.soberaniaalimentaria.info/
Jordi Gascón:
Es doctor en antropología social y está especializado en economía
y política agraria. Sus ámbitos de investigación y de activismo político son
los impactos del turismo en el mundo campesino y el desarrollo rural en América
Latina. Es miembro de la Xarxa de Consum
Solidari y coordinador de Acció
per un Turisme Responsable. Entre otras publicaciones
es autor de Gringos como en sueños: diferenciación y conflicto
campesino en los Andes peruanos ante el desarrollo del turismo (Lima,
2005), Viajar a todo tren: turismo, desarrollo y sostenibilidad (con
Ernest Cañada. Barcelona, 2005) y El turismo
en la cooperación internacional(Barcelona, 2009).
Xavier Montagut:
Es presidente
de la Xarxa de Consum Solidari y coautor de Alimentos
globalizados (Icaria editorial, 2006). Esther Vivas es
coordinadora del área de sensibilización de la Xarxa
de Consum Solidari y autora
de En pie contra la deuda externa (El
Viejo Topo, 2008).
Ambos han coordinado anteriormente los libros Supermercados,
no gracias (Icaria editorial, 2007), ¿A dónde va el comercio justo? (Icaria editorial, 2006), Del campo al plato (2009) y Cambio de rumbo en las políticas agrarias
latinoamericanas (2010)
La Xarxa de Consum Solidari:
http://www.xarxaconsum.net/es/
Muy recomendable, siempre:
Cazarabet conversa con Jordi Gascón:
-Amigos, este libro da mucho de qué pensar sobre un hecho, me atrevería
a decir que es de “conducta humana”, que es el desperdicio de alimentos(todos
hemos desperdiciado, alguna vez, alimentos), pero, vamos a ver, ¿no es un
hecho, también, que la primera parte de ese desperdicio ya empieza con la
explotación de un cultivo, las perspectivas que tenemos ante sacar partido de
las tierras, los terrenos, los cultivos, las cosechas….? Dicho de otra manera:
¿el desperdicio empieza en la cadena de producción?
-El
desperdicio, efectivamente, se da en toda la cadena agroalimentaria, aunque hay
un cierto interés por parte de las instituciones públicas de remarcar el que se
termina acumulando en las fases ulteriores, y especialmente en el consumo. ¿Por
qué? Sería largo de explicar, pero se puede adivinar si entendemos que
consumidores/as somos todos, y por tanto en este punto la responsabilidad no es
nadie en específico. Si nos fijamos en la producción, empezamos a descubrir
como el modelo agroindustrial, caracterizado por la reducción de la variedad
productiva hasta el monocultivo, la utilización de insumos industriales y la
vocación de acceder a mercados distantes, es especialmente ineficiente a la
hora de aprovechar los recursos y la producción.
- Y del desperdicio en la producción al desperdicio
en la mesa: ¿qué camino hay…?
-Aquí
tenemos que considerar el papel de los grandes distribuidores minoristas. Es
decir, las cadenas de supermercados. Su situación estratégica en la cadena agroalimentaria
les permite establecer condiciones a los productores, y marcar la lógica de
consumo hasta cambiar nuestros hábitos. Cuando nos vemos obligados a comprar
cantidades preestablecidos de un producto que después no consumiremos en su
totalidad, el “super” nos está obligando a acumular
desperdicio en nuestro cubo de basura. Y no es el único ejemplo
- A veces hay desperdicio en la
inmediata recolección o como apuntáis en el proceso de la pesca con el problema
de los descartes…. ¿qué nos puedes comentar?
-De
nuevo, el papel del supermercado es esencial. Su capacidad de establecer
condiciones a sus suministradores le permite decidir, entre otras cosas, la
calidad del producto (un determinado tamaño, determinada forma,...). Todo lo
que no tenga esas características se descarta. Y eso puede suponer millones de
toneladas de alimentos perfectamente sanos. En Catalunya se calcula que así se
pierde el 25% de la producción de frutas.
-Todos somos responsables del desperdicio de
alimentos…pero pongamos nombres y apellidos: desde los productores a
nosotros…¿cómo se debe plantear una mejor producción para no caer en el
desperdicio inmediato?;¿cómo nosotros lo podemos combatir, me refiero a como
consumidores?…¿qué estrategias debemos adoptar, unos y otros?
-Intentar
salirse de los circuitos comerciales convencionales es esencial. Propuestas de
cooperativas de consumidores/as han aparecido por todas partes. Intentar
adquirir productos de proximidad y rechazar aquellos que proceden de miles de
km de distancia, y que muchas veces también se producen cerca de nuestra
localidad, es una máxima irrefutable. A todo caso, son acciones parciales.
Adecuadas, pero insuficientes. El problema es básicamente político. Detrás está
la apuesta de nuestras instituciones públicas por modelos productivistas que,
por un lado, producen excedentes que se terminan desperdiciando. Y por otro
lado, sin embargo, que no permiten a toda la población a acceder a alimentos de
calidad.
-¿Qué modelos agroalimentarios, qué políticas
agroalimentarias, hay que adoptar der mejor manera para hacer frente a esto que
yo veo y noto como un PROBLEMÓN?
-Un modelo que se base en la
producción diversificada y de ciclo cerrado (el modelo campesino, que aprovecha
los “restos” para producir los insumos de la siguiente cosecha), y que buscar
cubrir especialmente las necesidades de los mercados locales. Es un modelo que
aprovecha recursos, nutrientes y alimentos.
-Fechas de caducidad, ¿son una especie de trampa, que se utiliza desde
la balanza de producción, desde el querer hacer negocio con los alimentos…en
vez de ser utilizada como una medida de seguridad y de “hacer salud”…? . Además
muchas veces, queridos amigos, lo de las
fechas de caducidad a lo que lleva, de primeras, es al desperdicio….¿qué nos
puedes comentar?
-Son un
problema, porque lleva a desperdiciar grandes cantidades de alimentos
perfectamente sanos y comestibles. Y no sólo cuando se alcanza la fecha
señalada en el envoltorio. Por ejemplo, los supermercados se deshacen de los
alimentos que aún no han caducado, porque consideran que los clientes ya no los
adquirirán si falta poco llegar a esa fecha. A todo caso, esto es solo una más
de las incongruencias, entre otras muchas, del modelo de alimentación
agroindustrial.
-Hemos tratado de “analizar” un poco las causas del
desperdicio de alimentos…¿cuáles son las consecuencias, más o menos
inmediatas(más o menos directas) del desperdicio de alimentos?
-Son
numerosas y diferentes. Desde un aumento de los costos y los impactos
medioambientales que comporta la gestión de basuras en las grandes y medianas
urbes, hasta la necesidad de utilizar muchos más recursos naturales (tierra,
agua) en la producción de alimentos de los que serían necesarios.
-Al otro lado del desperdicio de alimentos está el
hambre y no hay que ni salir de la calle para ver que lo que se tira en el
contenedor es rápidamente “regirado” por algún
vecino….yo no me explico porque esto ocurre….¿cómo encontrar el equilibrio y
cómo tirar de él…?
-El
peligro es considerar que un fenómeno se puede solucionar con el otro. Es
complicado explicarlo en pocas palabras, pero en realidad hambre y desperdicio
son dos caras de la misma moneda: el modelo alimentario convencional. Son
“efectos colaterales” del modelo, pero independientes. Creer que una cosa puede
solucionar la otra sin cambiar las estructuras de la cadena agroalimentaria nos
lleva a soluciones asistenciales que, muchas veces, ni siquiera solventan
adecuadamente los problemas más acuciantes de pobreza alimentaria.
-Hablábamos de soluciones, un poco, ya, en la
anterior pregunta, en referencia al hambre…¿qué hoja de ruta nos pondríais
encima de la mesa para combatir el hambre :de al lado de la casa y de los que
la han padecido siempre…. siendo , muchas veces, países que podrían no haberla tenido porqué sufrir
hambre……?( es que estamos en lo de siempre)(me atrevería a decir que no hay
ningún país que, por recursos, propios, debería de sufrir hambre)
-El
hambre se soluciona cambiando el modelo agroalimentario. Es complejo explicarlo
en pocas palabras, pero para buscar la respuesta lo mejor es hacerse algunas
preguntas: ¿cómo es que el incremento del hambre y la subnutrición ha aumentado
en nuestro planeta al mismo ritmo que ha crecido la producción de alimentos?
Parece una incongruencia. Una pista: la respuesta es política, no es un
problema de logística.
-¿Debería ser una asignatura
educativa el saber cómo consumir (cómo producir, cómo comprar), sobre todo en
lo referente a algo tan sensible como alimentos…?
-Es una
propuesta interesante. Pero se quedará corta si no se explica a nuestros
jóvenes las causas de las diferencias sociales. Porque son estas las que
explican tanto el hambre como el desperdicio.
-Las soluciones ¿por qué viajan siempre sobre esa
fina línea roja con muchos límites con respecto a las “políticas” del
desperdicio?¿Qué futuro creéis que nos espera con respecto al desperdicio
alimentario…vamos hacia una sobreexplotación de los suelos, tierras, recursos,
una sobreproducción de algunos sectores alimentarios para con ello empezar el
camino hacia desperdiciar y seguir desperdiciando y terminar con la basura
biológica llena de alimentos que son, literalmente, “tirados”?
-Desde
las instituciones públicas occidentales, no parece que haya un interés real en
enfrentar el problema. Eso les llevaría a enfrentarse al gran capital
agroalimentario. Prefieren reducir sus impactos llamando a la concienciación y
acusando al consumidor de se el principal agente del
problema. Pero por otro lado, los movimientos sociales a nivel internacional
cada vez son más conscientes del papel que en este problema (y en muchos otros)
tiene el modelo agroalimentario industrial, y reclaman un cambio estructural. Y
ese cambio estructural tiene un nombre: Soberanía Alimentaria.
18409
Alimentos desperdiciados. Un análisis
del derroche alimentario desde la soberanía alimentaria. Jordi Gascón, Xavier Montagut
160 páginas
16,00 euros
Icaria
El desperdicio de alimentos es un fenómeno cada
vez más recurrente en el discurso político y el análisis académico. Y es que
algunos estudios calculan que una tercera parte de los alimentos producidos no
llegan a ser consumidos. Sin embargo, predomina un acercamiento sesgado al
fenómeno que lleva a plantear como solución mejoras tecnológicas o una mayor
responsabilidad social de los agentes que participan en el proceso
agroalimentario.
Por otra parte disciplinas como la Agroecología y la Ecología Política, o los
movimientos sociales que defienden la Soberanía Alimentaria, cuentan con
instrumentos apropiados para analizar el desperdicio de alimentos pero no le
han prestado la atención oportuna.
El presente libro utiliza estas herramientas. Distinguir entre modelos agrarios
o calcular en unidades de energía o nutrientes (y no monetarias y de volumen)
aporta una perspectiva distinta. Una perspectiva que descubre que el
desperdicio de alimentos no es tanto resultado de una deficiente gestión
logística o de la escasa concienciación social, como de las relaciones de poder
existentes en la cadena agroalimentaria o de políticas agrarias que favorecen
la agroindustria en detrimento del campesinado.
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