La
Librería de El Sueño Igualitario
Cazarabet conversa con... Miguel Ángel
del Arco Blanco, responsable de Editorial Comares en
el área de ciencias sociales y humanidades
-Amigos de Comares, ¿cómo es que se
funda este sello editorial; de dónde aparece; por qué y cómo es trabajar en una editorial pequeña (o mediana,
según cómo se mire) como Comares?. Por cierto, ¿por
qué Comares?, ¿qué significa Comares para
haberle dado el nombre a la editorial?
-Comares se funda en 1983, en un momento
culturalmente muy interesante para España: después de casi cuarenta años de
dictadura, se produce una explosión de nuevas editoriales en nuestro país,
entre las que se encuentra la nuestra. Hay necesidad de crear pensamiento, de
difundir ideas. La población española estaba entonces ávida de libros, quizá
por los años de censura, pero también porque no existían las nuevas tecnologías
y el libro era una de las formas principales de acceder al conocimiento.
Desde un
principio fue un reto fundar una editorial en Granada: una ciudad con intensa
vida cultural en Andalucía, pero muy aislada de todo (algo que no ha cambiado
demasiado hoy día). Además, desde el principio tuvimos que competir con las
grandes editoriales, todo un reto si no un imposible. Comenzamos editando sobre
todo obras jurídicas, pero nos fuimos abriendo a otros campos del conocimiento,
fundando incluso una colección de poesía. No teníamos muchas esperanzas de
sobrevivir más de un año…. No obstante, llevamos más de tres décadas en marcha,
y a día de hoy rozamos los 3.000 títulos publicados. Y quién nos iba a decir
que íbamos a ocupar el puesto número 12 de editoriales españolas en Humanidades
y Ciencias Sociales (año 2014).
El nombre
de la editorial puede parece un misterio, pero no lo es tanto: “Comares” es el nombre de uno de los palacios más
importantes de la Alhambra de Granada. Un palacio que da nombre a la torre más
alta del conocido monumento. Queríamos con este nombre hacer un guiño a nuestra
ciudad, pero optando a alcanzar una dimensión universal, como en el fondo debe
ser todo conocimiento. Comares es, así algo muy
propio de Granada, pero que para la mayoría de las personas no se relaciona
exactamente con nuestra tierra.
-¿Quién o quiénes eran las
personas físicas, detrás de Comares en los 80?
-Entonces se encontraban los dos socios fundadores: Miguel Ángel del Arco
Torres y Mario Fernández Ayudarte. Desde el principio se entendieron
perfectamente porque ambos delimitaron bien sus funciones. El primero de ellos,
juez de instrucción en Granada y con una amplísima cultura, se dedicó a buscar
autores, títulos y seleccionar los contenidos. El segundo se encargó de un reto
si cabe mayor: garantizar la gestión del día a día de la editorial, asegurando
la calidad de la producción y de los libros editados.
-¿Con qué medios se partió como editores porque
no debe ser nada fácil?
-Se partió de cero. Ambos socios pusieron un capital mínimo para comenzar a
funcionar. Durante años, Comares se encontró en la
trastienda de una papelería céntrica de Granada. Cuando fueron despegando,
nunca repartieron beneficios, sino que lo invirtieron en el negocio.
-Actualmente, ¿Cuál es el
equipo humano de Comares ?
-Las cosas cambiaron mucho en los noventa. Hubo una expansión en el negocio
editorial en España pero, a comienzos del siglo XXI, esa “burbuja editorial”
comenzó a desinflarse. En Comares, como en otras
editoriales, el grupo humano se redujo. En la actualidad somos 5 personas los
que estamos embarcados en el proyecto, sin olvidar el trabajo que se encuentra
fuera de nuestros talleres (impresión, encuadernación…). Creo que el personal
goza de una experiencia poco usual en el siempre voluble mundo editorial y, sin
duda, termina siendo el secreto de la marcha de la editorial.
-¿Desde qué filosofía surge
Comares? O sea: ¿cuál es vuestra idiosincrasia,
vuestra razón de ser?
-Desde el principio nuestro objetivo fue la edición
de obras jurídicas, literarias, científicas y artísticas, inspiradas en el
humanismo. Ya entonces entendíamos el libro como el más importante instrumento
para la difusión de la cultura y no como una mercancía sometida a las presiones
del mercado. Después de más de 30 años, y quizá ahora más que nunca, esos
objetivos permanecen vivos. La cultura no es sólo deleite y diversión: también
es instrumento de cambio, es instrumento de transformación. Frente a los
grandes problemas sociales que tenemos, el conocimiento es la única salvación,
el arma que siempre ha hecho a los seres humanos más conscientes y más libres.
-¿Bajo qué ilusiones
salisteis a la calle? ; ¿Conserváis esas mismas ilusiones?
-Totalmente. Vivimos en el presente y, como tales, nos preocupa lo que
sucede a nuestro alrededor. Y todo, a pesar de las dificultades del negocio:
porque las cosas, sinceramente, están cada vez más difíciles para las pequeñas
editoriales.
-¿Con qué perspectivas de
futuro estáis hoy en el día a día?
-La situación es tan difícil que, honestamente, no sería exagerado afirmar
que aspiramos a resistir. El Estado ha dejado de financiar muchos proyectos
editoriales, las compras de bibliotecas públicas se ha reducido a casi cero,
hacemos frente a la piratería (acrecentada por el fenómeno digital), a la
siempre difícil búsqueda de originales…
Vivimos un panorama en que las pequeñas editoriales están cayendo o,
sencillamente, durmiéndose en el olvido sin publicar nuevos títulos. Comares resiste, que no es poco. Pero tiene que
reinventarse, poco a poco. Para ello estamos virando nuestras publicaciones,
potenciando cada vez más la rama de Humanidades y Ciencias Sociales.
- ¿Se miró en alguna otra
editorial, vuestra editorial Comares , a la hora
de salir a la palestra editorial en los 80
-Es difícil dar un nombre. Comares es una editorial
multifacética y, para cada línea editorial, quizá hay una precedente que
admirar. En Derecho, sin duda el ejemplo a seguir fue Aranzadi (al menos en los
80-90). En literatura y poesía, pequeñas editoriales hoy desaparecidas como
Trieste, dirigida entonces por Andrés Trapiello (hoy director de nuestra
colección “La Veleta”); y por supuesto, El Acantilado o Pretextos, dos joyas de
la edición española. En Historia el referente para nosotros es Crítica, pero la
editorial de los 80 y 90, no la línea editorial seguida actualmente. Es siempre
difícil dejar otras fuera, tales como Fondo de Cultura Económica, Ariel, Siglo
XXI o Akal.
-Contadnos, ¿cómo ha sido (desde vuestra
fundación) vuestro camino como editores y cómo está siendo, en estos tiempos en
que esto del libro y el oficio de ser editor está siendo “harto difícil”?
-Cuando Comares comenzó, sucedía algo que hoy no
sucede: los libros no se venden. Esto ha provocado que las tiradas se reduzcan
de forma espectacular, aumentando los costos de edición. Editar nunca fue un
buen negocio económico, pero hoy lo es menos que nunca.
Otro reto es el mundo digital, el libro electrónico: van pasando los años y
no se impone, los precios siguen siendo demasiado altos… y además, el ebook propicia el pirateo y la copia, algo que hunde el
negocio.
Y otro gran reto: las grandes editoriales. Sencillamente no podemos
competir con ellas. Grandes grupos como Random House Mondadori o Planeta. No son
ya editoriales, son grupos mediáticos. Cuando uno de sus libros ve la luz, el
autor puede aparecer en un programa de televisión, aparece publicidad por
doquier. Las pequeñas editoriales no podemos hacer eso. También somos el
eslabón más débil de la cadena: cuando una librería o un distribuidor tiene que
solventar sus facturas, somos lo últimos en la cola. Nuestros libros pueden ser
prescindibles, pero no los best-seller que las
grandes publican.
Otro problema son las librerías: cada vez quedan menos. No se han
especializado, salvo excepciones, lo que hace que sean un eslabón cada vez más
prescindible. Es en esta esfera, pensamos, donde el proceso editorial va a
sufrir más transformaciones. Cazarabet va, bajo
nuestro juicio, en el buen camino, dado que ofrece unos servicios que las demás
no ofrecen.
Pero el gran problema, como hemos señalado, es que la venta de libros ha
caído en picado.
-¿Qué
temáticas quiere y/o acaricia Comares?
-A grandes rasgos, podemos afirmar apostamos por el ensayo, por el
pensamiento. Esto incluye obras de todos los campos de las Humanidades y las
Ciencias Sociales. Estamos especialmente orgullosos, no obstante, de nuestra
línea jurídica, de la filosofía y, recientemente, de la colección “Comares Historia”
-Desde el compromiso y
desde las temáticas que agrazan el humanismo, ¿se puede hacer, también, buena
literatura?
-Claro que sí. El problema es que, en este ámbito, las pequeñas editoriales
tenemos las de perder. Editar un buen libro de literatura es muy difícil.
Básicamente porque hay pocos. Después porque nuestra comercialización no es la
de las grandes editoriales y los autores nunca quedarán contentos. Y finalmente
porque, si el libro es bueno y tiene éxito, el autor siempre aspirará
(legítimamente) a publicar una gran editorial. Ser cantera de las grandes
editoriales puede tener sentido pero nosotros preferimos optar por otro camino.
Tenemos una colección de poesía y narrativa, “La Veleta” que, como señalamos,
está dirigido por Andrés Trapiello. Son libros de un diseño único y también de
unos contenidos únicos. Hemos publicado a José Carlos Mainer,
a Joan Margarita, a Andres Neuman,
al propio Trapiello, a García Martín… pero también a “clásicos rescatados”
españoles como Leopoldo Panero, Eugenio d’Ors, Gutierrez Solana, Lasso de la
Vega, Luis Pimentel… E incluso hay espacio para grandes clásicos, en ediciones
bilingües, de la literatura universal: Quasimodo, Shakespeare, Keats, Stevenson, Emily Dickinson…
y hasta el propio Horacio.
-¿Qué tirada tenéis, más o menos, por cada
título?
-Muy corta. Rondan entre los 300-500 ejemplares. No se trata de arriesgar
poco: si publicamos más que eso, salvo en libros excepcionales, quedarán en el
almacén.
-Ya sabemos cómo los peces
grandes se van comiendo a los chicos y en esto del mercado editorial y de los
medios de comunicación, con los grandes grupos y demás, es bestial…aquí la
prensa y los medios deberían, deberíamos, jugar un papel más que importante.
Decidme ¿cómo os trata la prensa?
-Si hicieses una encuesta entre las pequeñas editoriales, no sólo Comares, todas te dirían que fatal. Sencillamente, no
existimos. Los grandes grupos editoriales dominan la revista culturales y los
suplementos de los periódicos. A veces uno lee Babelia
y cree que está leyendo un folletín de las editoriales que pertenecían al Grupo
Prisa. He visto libros reseñados que, animado por los comentarios, compré… y mi
decepción fue tremenda. En cambio, editoriales como los Libros del Asteroide, Gadir, Capitan Swing (o algunas
editoriales universitarias)… que están realizando una labor admirable, casi no
están presentes.
En fin, por nosotros que no quede: con cada libro que publicamos remitimos
un mailing a distintos medios de comunicación, pero
la respuesta en muchos casos suele ser el silencio. A veces nos salvamos, eso
sí, por algunos periodistas avezados y amantes de los libros que, con mucho
empeño, hacen entrevistas a los autores. Pero esto suele suceder a escala local
o regional, nunca nacional.
-Explicadme, por favor:
¿cómo escogéis lo que vais editando? y ¿Cómo os planteáis el tratamiento del
material?
-Esta es una de las partes más difíciles de la edición: seleccionar lo que
se publica. Es lo que hace al editor importante, no el libro en sí mismo. El
aval del editor garantiza, en teoría, el interés y la calidad del libro.
Recurrimos a directores de colección que son los que analizan los
originales. Cuentan, para ello, con la ayuda de un grupo estupendo de
especialistas que, cuando se les pide realizan informes anónimos.
-¿Cómo te vas acercando a las obras que vas
publicando: más bien como editores, más bien como investigadores o más como lectores?
-Buena pregunta. Ser editor implica estar más de lado de los lectores que
de los investigadores. No obstante, el haber escrito anteriormente te prepara
para saber de la dificultad de elaborar un manuscrito, de un enfoque, de una
perspectiva. Pero la mayoría de las veces el editor tiene que pensar en el
lector, acercarle un producto que sea de su interés, que cumpla con sus
expectativas, y que sea entendible. Cuando hablamos de ensayos, es difícil
porque, en el fondo, estás juzgando la preparación que tendrá el posible
lector.
También hay que pensar, por ejemplo, en los gustos, en las modas. Al final
esto es un negocio y los libros se editan para que se vendan y, sobre todo,
sean leídos. Invertir en una obra de poca calidad o que no va a encontrar
salida no tiene demasiado sentido.
-¿Cómo los vais
descubriendo, tanto a los escritos como a algunas plumas y cómo hacéis la
selección? (
-Tenemos, en nuestra web, una pestaña dedicada al envío de manuscritos.
Cualquier autor puede hacernos llegar su propuesta o su proyecto. Después, los
libros funcionan como una madeja: un autor que ha publicado con nosotros quiere
repetir, o recomienda nuestra editorial. En otros casos, los autores son
también lectores: les gusta nuestra línea editorial y se acercan a nosotros.
-¿Qué es lo que os motiva
de ellos ( me refiero tanto a los
escritos como a los escritores,)En todo caso: ¿qué prima la pluma o el escrito
o de qué depende?
-La clave es una compensación perfecta entre el interés de la obra, su
seriedad en la elaboración y, también, el estilo. Esto es algo casi imposible.
Honestamente, me encantan los autores que presentan materiales completamente
nuevos, no publicados antes; también los autores que piensan en sus lectores
más allá de ellos mismos. Esos autores son los que acaban siendo leídos, los
generosos con su público, y no con su currículum.
-¿Cómo ha sido trabajar con
tanto abanico de colaboradores, coordinadores, compiladores…. ?
-La verdad es que es fantástico. Tengo que decir que, a grandes rasgos, no
he tenido ningún problema con ninguno de ellos. Se produce un ensamblaje
perfecto. Ellos tienen un buen material que quieren dar salida, nosotros
realizamos sugerencias para la mejor elaboración del manuscrito que, en la
mayoría de los casos, ellos asumen como propios. Finalmente nos encargamos del
proceso y del resultado final del libro. Creo que, en este sentido, las
editoriales pequeñas tenemos una ventaja: estamos en contacto con el autor y
los contenidos, ofreciendo un trato que quizá no sucede tanto en las grandes
editoriales.
-¿A quién van destinados,
querido editor, los libros de Comares?
-A toda persona que conciba la lectura como uno de los mayores lujos que
nos ha dado nuestro avance a lo largo de la historia. A toda persona que esté
interesada en acercarse al pensamiento, a ver la realidad y reflexionar sobre
ella. Si somos canal de comunicación entre los autores y los lectores,
garantizando un libro de buena calidad, sólido y con voz propia, tenemos
sentido como editorial.
-Punto y aparte, creo, que
merecen vuestros “otros sellos”: Ediciones “La Vela” y Ediciones “La Veleta”. ¿En qué consisten, por
favor acercadnos a ellas?
-Creamos otros sellos con la voluntad de diferenciar la temática de ensayo, reproducida por lo general en el sello “Comares”. En “La Vela” (otra torre de la Alhambra de Granada) incluimos algunos títulos relacionados con la literatura o el tema local de Granada. La Veleta es la apuesta por la literatura, pero también por los libros bien hechos, admirables, de esos que cuando están en las estanterías de las librerías el lector no puede evitar tomarlos en su mano y acercarse a ellos.
_____________________________________________________________________
LA LIBRERÍA DE CAZARABET - CASA SORO (Turismo cultural)
c/ Santa Lucía, 53
44564 - Mas de las Matas (Teruel)
Tlfs. 978849970 - 686110069