País de Cazarabet

Buenos tiempos para la novela negra de la mano del Serbal

 

 

 


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Seguimos con las novelas policíacas y detectivescas que se dan cita, cada vez más en jornadas de literatura de este género en localidades cercanas a Territorio Cazarabet como Mirambel, Valderrobres, Morella. Así nos acercamos a Ediciones del Serbal, siempre presente en todos los sitios que hablando de literatura se visten de negro y lo hacemos conversando con José Luis Muñoz, director de la colección “La Orilla Negra”.

Esta colección de puro género negro combina ediciones de autores más noveles y de los ya más puestos y que dejaron memoria en novelas de hace unos años. Esta colección lo rescata todo y lo abraza, mostrándonoslo como con una exquisitez.

Estamos en tiempos en que, cada vez más, el público lector demanda de ciertas lecturas y la novela de este género, el negro es una de ellas.

Novelas en las que, además, se retorna al pasado desde la perspectiva humana, social…

 

13335650_457712164432842_5011847875162997665_n.jpgEdiciones del Serbal ha sacado una nueva colección, “La Orilla Negra”.

Esta colección de puro género negro combina ediciones de autores más noveles y de los ya más puestos y que dejaron memoria en novelas de hace unos años. Esta colección lo rescata todo y lo abraza, mostrándonoslo como con una exquisitez.

Estamos en tiempos en que, cada vez más, el público lector demanda de ciertas lecturas y la novela de este género, el negro es una de ellas.

Novelas en las que, además, de retorna al pasado desde la perspectiva humana, social…

La colección de ediciones del Serbal lleva por nombre “La orilla negra” y nos envuelve, así como nos estimula nuestro gusto lector con: Relatos de la Orilla Negra, una serie de relatos desde la pluma de varios autores; La sonrisa del Caimán de Dauno Tótoro Taulis; Mala Hierba de José Luis Muñoz; Papel Picado de Rolo Díez; Cuéntame cosas que no me importe olvidar de Pablo de Aguilar González, Destruyan a Anderson de Fernando Martínez Laínez y Bala Morena de Marcos Tarre Briceño.

Una colección que, ya de entrada, tiene un aval. Su policromía de “miradas” y de perspectivas desde diferentes plumas y lares que confluyen  en el género negro escrito en lengua castellana.

Nos acercamos a estos títulos que viajan por el océano de las letras y del género negro en literatura desde Ediciones del serbal:

La Orilla Negra es una colección de novela negra que arranca con la participación de los siguientes autores: Dauno Tótoro, Rolo Diez, Pablo de Aguilar, Fernando Martínez Laínez, Marcos Tarre, y el autor y director de la colección José Luis Muñoz, entre otros.

 En La Orilla Negra se recuperan obras significativas publicadas hace más de 15 años de autores consagrados en literatura negro-criminal escrita en castellano de las dos orillas, pero que también apuesta por otras de inéditas que merecen ver la luz. La idea es abarcar obras de las dos orillas del Atlántico, lo que dio lugar al nombre de la colección, para llegar al lector afín al género negro, y atraer a aquellos que aún no han caído en las garras de la literatura criminal.

 El punto de partida es una antología de narraciones breves titulada “Relatos de la Orilla Negra” en la que el lector encontrará un relato de cada uno de los autores que también han apostado por este nuevo proyecto, y la novela “La sonrisa del Caimán” de Dauno Tótoro.

 Una vez en marcha, los siguientes títulos que serán publicados a lo largo de junio son “Mala hierba”, “Papel picado”, “Cuéntame cosas que no me importe olvidar”, “Destruyan a Anderson” y “Bala Morena” que irán dando peso a esta colección. Así pues,  nombres como Dauno Tótoro, Rolo Diez, Pablo de Aguilar González, Fernando Martínez Laínez, Marcos Tarre Briceño,  sin olvidarnos del autor y director de La Orilla Negra José Luis Muñoz, tienen un sitio en las páginas de la colección

 

0001 (9).jpgRelatos de la Orilla Negra:

Este primer volumen de presentación de la colección La Orilla Negra, es una antología de relatos negrocriminales de los autores de habla hispana más representativos del género en ambas orillas del océano Atlántico. Duelo de veteranos: Julián Ibáñez con La gordita y el marido del ojo pocho; Fernando Martínez Laínez con Visto y no visto; y José Luis Muñoz con Los pintores muertos. Dos generaciones, pero igualmente iconoclastas, la del portaestandarte de la literatura quinqui Paco Gómez Escribano con El gatillazo, y José Vaccaro Ruiz, maestro de lo políticamente incorrecto, con El moro. Un periodista de investigación, y estudioso del género negro, como Mariano Sánchez Soler, que nos regala el nostálgico Triste, solo, destructivo; pájaros y directores de cine en el relato de José Carlos Somoza Ese gordo, sádico, bastardo; mafias del Este en Al final de la perspectiva de Francisco Balbuena; una nueva aventura del comisario Gorgonio que trae Alejandro M. Gallo en el L.A. Discrecional; prostitutas tiernas en ¿Quién te ha hecho mal? de Nacho Cabana; un psicópata peligroso en Sus ojos al otro lado que ofrece Francisco Bescós para acompañar al de Crisantemos de Angelique Pfitzner; rasgos de humor, muy negro, en Causalidades de Pablo de Aguilar; escalofríos en la nuca a cargo de Elia Barceló en El monstruo del altillo, mientras Juan Ramón Biedma vuelve patas arriba un cuento infantil en Ni Hansel ni Gretel; inquietud en torno a una fotografía antigua y dos hermanas en Para Elisa en la playa de Rosa Ribas. Cruzamos de orilla. De Cuba, la historia enloquecida de Cazadores de metáforas de Lorenzo Lunar; y el noqueo de Rebeca Murga de Mala sangre. Desembarco de argentinos: Raul Argemí con Un pobre gato; Rolo Diez con su Eclipse; Guillermo Orsi con El uso correcto de las herramientas; Guillermo Saccomanno con Zippo; y Marcelo Luján con Carne y uña. Una rareza chilena, la Dauno Tótoro Taulis y su historia Anganamom. Realidad mexicana estremecedora a cargo de Javier Valdez Cárdenas y sus narcos en Todos están muertos; Fritz Glockner que presenta a un terrorista de estado formado en la Escuela de las Américas en El General Negro; y Augusto Cruz que inquieta con su fotógrafo de los muertos de Memento mori. Y Marcos Tarre Briceño habla de peligrosos malandros caraqueños en Bobby y el Robert.

 

5.Cuentamecosas.jpgCuéntame cosas que no me importe olvidar:

Un grupo de parados se reúnen todos los días en el parque frente a la oficina del paro en la que se han conocido. Uno de ellos siempre invita a tabaco pero una mañana no aparece y descubren que ha sido asesinado. Susano es sospechoso de su muerte: había comido el día antes con él. Sin embargo, ese no es el único (quizá tampoco el menor) de sus problemas: también está a punto de ser desahuciado por no pagar la hipoteca, se ha enamorado de la sobrina de su exmujer, y aloja a una pareja de policías amantes en su casa. El resto de parados del parque también tienen sus propios problemas y, todos juntos, componen un conjunto de historias que Susano le va contando a su amigo, enfermo con un cáncer terminal, mientras le hace compañía. Esas historias que no le importará olvidar cuando muera.

El autor, Pablo de Aguilar González:

Pablo de Aguilar González nació en Albacete en 1963 y reside en Molina de Segura (Murcia) desde el año 2000. Es analista-programador de software, labor que combina con la escritura. Ha publicado las novelas Los pelícanos ven el norte (ganadora del Tercer premio Qué Leer Volkswagen, 200 e Intersecciones (finalista del Segundo premio Qué Leer, 2009) así como varios relatos breves por los que también ha recibido premios. Entre otros, Marcelina (Tercer premio Certamen de Narrativa Breve Canal Literatura, 2009); Regreso (Segundo premio relato corto "Concurso literario de poesía y relato corto Emilia Pardo Bazán, 2007"); y Angustia (Tercer premio en el IX Concurso de Narraciones Breves del Ideal de Granada, 2005). Pablo de Aguilar es, además, miembro de la Orden de Meteorito de Molina de Segura.

 

 

4.Papelpicado.jpgPapel picado:

Mariana y el Negro salen de casa. En viaje por América y Europa conocen las distintas caras del exilio. El reencuentro en México con su enemigo "preferido", el paramilitar Césare D'Amato, nombre de guerra "Puma", por más señas "Lombroso" los reinstala en esas calles donde aventura y muerte hacen esquina. Con otros rostros y otros uniformes, las batallas entre distintas concepciones del mundo regresan. El sueño eterno de reinventar la vida; la guerra sucia en Argentina; los sótanos del terrorismo de Estado; el destierro de los sobrevivientes... son los vientos en que vuela este papel picado. Irónica, feroz, conmovedora, divertida, historia donde sueño y realidad, vida y literatura se invaden constantemente, novela sobre la pequeñez y la grandeza de los seres humanos, Papel picado desafía los límites de los llamados géneros literarios y demuestra que, para los temas importantes, nada mejor que la buena literatura.

El autor, Rolo Díez:

Nació en Los Toldos, Argentina. Reside en México desde 1980. Narrador, periodista y ensayista. Estudió derecho y psicología en Argentina. Ha publicado libros periodísticos y ensayos en una decena de países. Recibió dos veces el Premio Internacional Dashiell Hammett de novela negra: en 1995 por Luna de escarlata, y en 2004 por Papel picado, obra que también ganó, en 2003, el Premio Umbriel otorgado durante la Semana Negra de Gijón, España. Premio Nacional de Novela José Rubén Romero 1999 por La vida que me doy y el Premio Gran Angular 2004 por La carabina de Zapata. Autor de culto en el género de novela negra en Francia, sus obras también han sido publicadas en Inglaterra, Italia, Alemania y Grecia.

 

3.Malahierba.jpgMala hierba:

En Arkaham, una pequeña comunidad de la costa Oeste norteamericana, la vida transcurre sin contratiempos. La irrupción de un peligroso fugitivo de la justicia y el misterioso y sórdido crimen que a continuación de produce alteran la aparentemente plácida vida del pueblo. Afloran las pasiones y e ambiente se vuelve tan tenso que se hace irrespirable. La sombra de la sospecha planea sobre todos y cada uno de los habitantes del pueblo. Mala hierba obtuvo el premio Ángel Guerra en 1991.

El autor (y director de la colección), José Luis Muñoz:

Salamanca, 1951. Con el aval de algunos de los premios literarios más prestigiosos del país (Azorín, Tigre Juan, Café Gijón, Camilo José Cela, Sonrisa Vertical, Ángel Guerra), y traducido al francés, italiano, checo y búlgaro, este conocido autor de novela negra, género en que se ha desarrollado la mayor parte de su producción literaria (El cadáver bajo el jardín, Barcelona negra, La casa del sueño, Mala hierba, La precipitación, Lluvia de níquel, Último caso del inspector Rodríguez Pachón, El corazón de Yacaré, La caraqueña del maní, La Frontera Sur, Marea de sangre, Tu corazón, Idoia, Llueve sobre La Habana, Muerte por muerte, La doble vida) ha incursionado, con éxito, en la novela histórica (La pérdida del Paraíso, Los ritos secretos), el género fantástico (El Barroco, Los ojos ajenos, Serás gaviota, La invasión de los fotofóbicos) y la novela erótica (Pubis de vello rojo, El sabor de su piel, Patpong Road). Vive retirado en el Pirineo, dedicado por completo a la escritura.

 

0001 (10).jpgLa sonrisa del caimán:

Marco Buitrago es un periodista free-lance que sobrevive escribiendo artículos de difusión científica, hasta que su reportaje sobre el proyecto internacional de genoma humano pone en su camino a la anciana Marie Alida Karwecki, quien cambiará el rumbo de su existencia. Contratado por la mujer, abandona Chile para partir tras las huellas de Sofía Bethelnahu Karwecki, desaparecida hace décadas. Su periplo lo llevará de Nueva York a Kassel, de Santiago a Honduras, de Nicaragua a Belice. En una época de fuertes convulsiones en el subcontinente, su búsqueda no escapará al fuego cruzado entre las guerrillas centroamericanas, los grupos paramilitares y la solapada intervención norteamericana. Con un estilo cargado de humor negro, La sonrisa del caimán es un thriller político-policial que echa mano al lenguaje del cómic y del cine para construir un relato que se burla de los serios y los incrédulos, de los cínicos y de los aterrados.

El autor, Dauno Tótoro Taulis:

Nació en Moscú y ha vivido en numerosos países de América Latina, siendo Chile su lugar actual de residencia. De sus experiencias como director de documentales y reportero en diversas zonas de conflicto, surgen los paisajes y personajes que pueblan su obra. Premio Latino-americano de Periodismo José Martí en 1995, es autor de los libros de crónica periodística y ensayo Camino Verde; EXLN, el ejército que salió de a selva (Planeta México, 1994); Zapatistas (Liberarte, Buenos Aires, 1995); La cofradía blindada, la blindada, y Ser de izquierda (ambos en Cuarto Propio, Chile, 2003 y 2005); Los hombres que daban de beber a las mariposas (junto a la Compañía Teatrocinema y el ilustrador Abel Elizondo, 2014); y la trilogía de novelas La sonrisa del caimán, Los tiempos de la caimaguana y El caparazón de Ukucma (de próxima aparición en la colección La orilla negra).

 

6.DestruyanaAnderson.jpgDestruyan Anderson

Destruyan a Anderson es la historia de un comando terrorista extranjero que llega a Madrid para cumplir una importante misión, en colaboración con los miembros de un grupo clandestino español. El estudio de los personajes y las peripecias de la acción permiten mostrar la realidad española de los primeros años del posfranquismo. Al mismo tiempo, a través del monólogo de uno de los protagonistas, se intentan descifrar los orígenes, las raíces y el fracaso del movimiento izquierdista que iniciarían los estudiantes alemanes, que se prolongaría luego en el mayo del 68 francés y que cristalizaría en una serie de grupos armados, tras haber dejado una secuela importante de manifestaciones y barricadas. Novela de aventuras e intriga que constituye, además, una crónica del desarrollo del terrorismo en una época especialmente dominada por la violencia. Destruyan a Anderson fue finalista del Premio Planeta en 1982.

 

7.BalaMorenaMINI.jpgBala morena

El Dr. Fabio Pachón es un pilar de la comunidad bogotana. Dirige su propia Fundación y, decididamente, tiene una vida de grandes satisfacciones. Don Esteban Sarmientos realiza generosas donaciones a la Fundación, y de vez en cuando solicita a Pachón encuentros de trabajo que terminan sucediendo en la selva colombiana. Andy Salomón es venezolano, y desde niño ha matado a mucha gente. Finalmente ha logrado estar en manos de la guerrilla. Tres hombres que van a desarrollar entre ellos todos los juegos del poder sin límites, el del dolor de la tortura física, el de la manipulación psicológica y el que concede el dinero del tráfico de la droga, en una lucha macabra donde todos juegan mientras otros manejan los hilos del destino.

El autor, Marcos Tarre Briceño:

Venezolano, nacido en Nueva York. En 1983 publicó su primera novela, Colt Commando 5.56, que se convirtió en un inmediato best seller y fue llevada al cine. Dando así inicio a la saga de su personaje serial Gumersindo Peña, funcionario policial de border line, simpático, mujeriego, tropical e informal, pero que termina resolviendo los casos a su manera. Como reconocido analista del problema de la seguridad ciudadana y columnista de prensa en esa materia, tanto en Venezuela como en América Latina, Tarre nutre sus obras de ficción de realismo, suspense y actualidad. Su novela Operativo Victoria estuvo entre los finalistas del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos en 1989 y su Bala Morena entre el grupo de obras seleccionadas por el jurado del Premio Planeta en 1999. Ganó el Concurso de Cuentos Lola Fuenmayor en 1987 y otro de sus cuentos fue el finalista del Concurso de Cuentos del diario El Nacional en 1998. Igualmente uno de sus cuentos obtuvo Mención Publicación del Concurso de Cuentos de La Semana Negra de Gijón en 2005. Además de una extensa obra de análisis y ensayo, en narrativa ha publicado: De la serie "Gumersindo Peña": Colt Commando 5.56, 1983, Sentinel 44, 1985, Bar 30, 1993, Atentado VIP, 2008, Rojo Express, 2010, Operativo Victoria, 1988, Bala Morena, 2004, Soldadito de plomo, 2012.

 

 

 

Cazarabet conversa con el director de esta colección, José Luis Muñoz:

Orilla_negra.jpg-Amigo, cuéntanos,¿ desde dónde surge la idea de que Ediciones del Serbal saque esta colección de novela negra, La Orilla Negra?

-Un proyecto que acariciaba desde hacía largo tiempo. Con Ediciones del Serbal había publicado ya dos libros de novela histórica, “El secreto del náufrago”, sobre uno de los aspectos más desconocidos de la vida de Cristóbal Colón, el de antes del Descubrimiento, y “El hijo del diablo”, sobre uno de los personajes históricos más siniestros de la historia de la humanidad, Vlad Drácula, príncipe de Rumanía famoso por su crueldad extrema, así es que existía una excelente sintonía personal con la editora Noelia Riaño para convencerla que se embarcara en esa aventura de reunir lo mejor de la literatura negrocriminal que se escribe en las dos orillas del Atlántico.

-Recoge tanto autores y novelas o relatos que editaron hace unos años .¿Por qué ese punto de salida? Explícanos.

-Queríamos ir sobre seguro, tener un arranque espectacular. Así hemos reeditado una de las novelas míticas de Rolo Diez, premio Dashiell Hammet, que es “Papel picado” sobre su experiencia guerrillera; una novela del venezolano Marcos Tarre Briceño, “Bala morena”, sobre la guerrilla de las FARC que me parecía incomprensible que no se hubiera publicado en España;  del chileno Dauno Tótoro Taulis, un thriller apasionante, llamado “La sonrisa del caimán” sobre la relación de farmacéuticas con antiguos nazis; hemos recuperado “Destruyan a Anderson” de Fernando Martínez Laínez, sobre el terrorismo de la banda Baader Meinhoff; hemos publicado a un inédito español, que es Pablo de Aguilar, con su excelente novela “Cuéntame cosas que no me importe olvidar” que tiene sus patas en la crisis social endémica; y he recuperado, de paso, una novela descatalogada y premiada, “Mala hierba”, de la que soy autor. A modo de presentación de la colección he reunido a los autores más representativos del género en el número 1 de la colección, “Relatos de la Orilla Negra” en donde hay nada menos que seis autores ganadores del premio Dashiell Hammett: Guillermo Orsi, Guillermo Saccomanno, Raúl Argemí, Rolo Diez, José Carlos Somoza y Marcelo Luján, que lo ha ganado este 2016.

-¿Es una forma, esta, la que pretende Ediciones del Serbal con la colección de La Orilla Negra de reivindicar el género negro en lengua castellana?(después de la auténtica, aunque valiosa, avalancha de la novela nórdica , también anglosajona )

-Exacto. Esa es la idea. Nos parecía que había una sobrada representación de la novela anglosajona y nórdica, pero que faltaba una colección escrita en el idioma de Cervantes que había que reivindicar dentro del género negro porque tiene voces muy valiosas. De este modo el lector podrá leer autores de geografías tan ignotas, literariamente hablando, como la chilena, ecuatoriana, boliviana, panameña, colombiana, mexicana, porque estamos haciendo prospecciones de autores en todas esas latitudes, sin olvidarnos de los españoles.

-Pero también Francia con Fred Vargas o Grecia con Petros Márkaris, le han hecho sombra a esa “avalancha” de la que te hablaba…

-Sí. Podríamos hablar de un movimiento de resistencia del sur, y creo que se puede hablar también de La Orilla Negra como representación de la literatura negrocriminal del hemisferio sur en donde se encuentra nuestro país, Grecia, Francia y Latinoamérica. El criterio fundamental, aparte del idiomático, es el de la calidad. En eso, en la calidad, vamos a ser inflexibles. Desde La Orilla Negra apostamos por un tipo de novela negra con sustrato social, seguramente porque los autores que inician la colección lo tienen, y no vamos a bajar ese listón.

-Y en España no nos quedamos cortos :desde el mítico Carvalho del polifacético y excelente Manuel Vázquez Montalbán; a las atmósferas casi inalterables de Francisco González Ledesma con el inspector Méndez; al pausado inspector, pero eficaz,  que dibujó Domingo Villar en La playa de los ahogados o Petra Delicado desde la pluma de Alicia Giménez Bartlett ;  algunas incursiones de Eduardo Mendoza; Rosa Ribas y Sabine Hoffman que incluso se acercaron  al Maestrazgo turolense; la inmensa pluma de Víctor del Árbol; el más que consagrado Lorenzo Silva y a estos podemos añadir plumas como la de Cristina Fallarás, Carlos Zanon, Claudio Cerdán, Alexis Ravelo, Dolores Redondo (y los de esta colección y muchos de los que escriben y deslizan lo contado en un cajón o en un documento en el ordenador)…no hay que salir mucho para sentirse arropado por autores de género negro. ¿Qué nos puedes reflexionar?

-La reflexión es obvia: que el género en España goza de buenísima salud. Los nombres que me has citado lo corroboran. Precisamente en el Festival de Matarranya Negra, del que soy su comisario, se ha homenajeado este año a Manuel Vázquez Montalbán, y el año pasado fue el turno de Francisco González Ledesma, que eran buenos escritores y amigos. Hay buena novela negra que se escribe en España, y quizá sea muy conocida de los aficionados, y por esa razón queremos traerles esos valores latinoamericanos, porque en América el castellano se enriquece con los modismos propios de cada país, y JOSÉ-LUIS-MUÑOZ.jpgdescubrir, si es posible, nuevos autores en España.

-Aunque el género negro, lo criminal siempre ha tenido auténticas oleadas de lectores con muchas ganas y ávidos de lecturas, ¿por qué será?;¿qué es lo que crees que atrae tanto del género negro?

-Yo como autor y lector lo tengo muy claro: la transgresión. Hay un tipo de novela negra, que se escribe en España y en otras partes del mundo, políticamente correcta, que sencillamente no me interesa. Una novela con un policía muy recto y un delincuente muy malo, al que atrapa, me produce aburrimiento. Si ese policía resulta que le da a la bebida, a las drogas o es un maltratador, pues ya me interesa más. La novela negra, desde mi punto de vista personal, indaga las zonas oscuras del ser humano que todos tenemos. Si tuviera que decir quiénes son mis modelos literarios citaría a unos cuantos autores norteamericanos con los que me identifico en argumentos, atmósferas y personajes: Jim Thompson, James Cain, Patricia Highsmith y Marc Bhem.

-¿Puede que sea, reflexionando con la pregunta anterior, porque de situaciones de “género negro” más o menos implícitas, más o menos explícitas …las hay y en todas la comunidades y mucho más de lo que nos parece… será eso de que la realidad supera la ficción?. (Es lo que estoy experimentando leyendo tu libro, Mala Hierba, por ejemplo y de la que conversaremos más adelante…)

-El crimen está solapado a nuestro alrededor. Permíteme que aproveche el título de un querido y admirado colega que es Andreu Martín y su novela “Bellísimas personas”. Es la palabra con la que se suele designar al vecino cuando lo detiene la policía por haber descuartizado a su mujer: pues parecía una bellísima persona. El mal anida en el ser humano y se libera cuando la sociedad enciende el disco verde. Los ejemplos históricos son abrumadores, pero ahí está la Alemania nazi o las atrocidades de la ex Yugoslavia. En un momento determinado la fiera que todos llevamos dentro puede saltar. Un colega y amigo mío, además psiquiatra, José Carlos Somoza, se preguntaba qué pasaría en una sociedad que no castigara el asesinato. De eso van muchas de mis novelas, de personas corrientes, como el lector que lee mis historias, que pueden convertirse en criminales y de ahí la inquietud que generan. Es lo que pasa en ese pueblo ficticio de la América profunda, Arkaham, en donde reina, aparentemente, unas relaciones de buena vecindad que saltan por los aires en “Mala hierba”.

-Además, ya se ha desmitificado aquello de que los escritores y escritoras de género negro, así como sus novelas carecen o no tienen “tanta “   calidad en lo de “hacer literatura”. De eso nada, hay muy buenas plumas en el género negro, ¿no?; ¿qué nos puedes reflexionar?; ¿qué tendrá que ver el género o el tema para escribir bien?

-Ese es otro debate, el fundamental desde mi punto de vista. La buena literatura debe primar ante todo. Hoy en día se está extendiendo eso de que todo el mundo puede escribir un libro, y hay más escritores que lectores. Eso es un desastre. Entiendo que es muy apetecible escribir, pero es un proceso lento. Hay autores que no han leído, y se nota. Somos frutos de nuestras lecturas.  Yo estoy muy orgulloso en reconocer influencias de Julio Cortázar, por ejemplo, de Shakespeare, porque en el dramaturgo inglés está todo dicho, y del cine negro que he mamado durante mi juventud. Ese poso queda. A veces tropiezo con buenos redactores, pero con malos escritores. Escritor no es sólo montar una historia sobre la pantalla de un ordenador, es vivirla con intensidad para así poder transmitírsela al lector. No hay cosa más frustrante que generar indiferencia con una obra literaria. El encasillamiento en géneros se hace, pero es muy aleatorio: Coetzee, el premio Nobel sudafricano, es mucho más negro que muchos autores que van alardeando con la etiqueta.

-La sociedad, en el día a día, inspira mucho, pero supongo que se necesita de mucha documentación, de la ayuda de las autoridades de seguridad que expliquen, haciéndose con la confianza de estos es también otro trabajo. ¿Qué nos puedes explicar?

-Yo creo que no escribo novelas sobre policías, o que estos salen tangencialmente en mis novelas, precisamente para no acompañar a la guardia civil, a la policía nacional o a los mossos d’esquadra en sus actuaciones. Prefiero imaginar, pero sin despreciar, sino todo lo contrario, la verosimilitud, y por ello mis novelas van de delincuentes, de terroristas, de tipos marginales que se mueven al otro lado de esa frontera difusa que marca la ley y que conozco un poco mejor. El proceso de documentación exhaustiva lo utilizo en mis novelas históricas, y es algo muy instructivo en donde aprendes muchas cosas desconocidas.

-¿Cómo es tu trabajo de director de esta colección y de coordinación de la misma?

-Mucho más duro de lo que imaginaba. Dedico muchísimas horas en leer manuscritos que llegan a la editorial, algunos de colegas a los que conozco, y otros de desconocidos, y me he dado cuenta de que soy inflexible con ellos aunque ello quizá tenga como consecuencia enfriar amistades. Detecto, cuando leo, y que nadie se moleste, el escritor salido del taller literario: sigue las pautas narrativas disciplinadamente y le falta frescura. Un escritor nace y se perfecciona. Yo empecé a escribir en cuanto pude sostener un lápiz entre mis dedos. Escribir no es solo contar historias, sino transmitir emociones. Cuesta mucho descubrir los diamantes entre tantas toneladas de paja.

12239584_774049276055995_79.jpg-¿Qué puntos de convergencia habéis buscado en los autores y autoras de esta colección o esas convergencias las habéis buscado más en sus relatos, novelas…?

-No hay reglas escritas, pero todos los implicados, desde Noelia a los lectores que hacen los informes, tenemos muy claro lo que buscamos: literatura seria, no entretenimiento puro y duro, lo que no quiere decir que la literatura seria tenga que aburrir. Novelas que hablen de la sociedad que nos toca vivir. Novelas que hablen del mundo del crimen, del terrorismo, de la corrupción. También estaría encantado en recibir una novela tipo “Seven”, por ejemplo. Hay una tendencia, la de meter elementos fantásticos, como hace John Connelly, que no me gusta personalmente, aunque quizá me llegue algo que me convenza. Tengo que creerme lo que leo. Si el autor describe un crimen, tiene que horrorizarme, no le vale contármelo en clave de humor, como hace Tarantino con la violencia. Pero también cabe el humor negro, corrosivo.

-En la selección de los relatos del primer número de esta colección  Relatos de la Orilla Negra, ¿qué primó, buscasteis coincidencias o quizás todo lo contrario: estilos, forma y planteamientos bien diferentes para que nos acostumbremos a leer todo un abanico de creaciones?

-Que fueran extraordinariamente diferentes entre sí. Pero no las buscamos. Se dieron naturalmente. El mexicano Javier Valdez Cárdenas, especialista en narcotráfico, nada tiene que ver con Nuria Ribas o con José Carlos Somoza. El estilo quinqui de Paco Gómez Escribano, uno de mis autores favoritos, está en las antípodas de Elia Barceló. Guillermo Sacommano y Guillermo Orsi sólo tienen en común el nombre y que son argentinos. El lector que lea el libro, que creo que es una compilación de relatos para disfrutar, va a viajar de un estilo a otro y de una geografía a otra. Estamos tan satisfechos con ese volumen de relatos que ya preparamos otro para el verano de 2017.

-Si te parece volvamos a hablar del género negro que ha ido evolucionando o quizás descarándose como si se despojase una cebolla de sus capas…hoy leer género negro es hacerlo también de geopolítica, de problemáticas sociales, de política. Puede que sea eso lo que ha hecho, de este género, algo que atrae a más lectores—aunque siempre  ha tenido muchos y desde hace muchísimos años--, pero lo que hace de él algo más que “puro género negro” .¿Qué nos puedes reflexionar?

-Género negro es una herramienta literaria, un cajón en donde caben muchos autores., desde Eduardo Mendoza a Antonio Muñoz Molina pasando por Arturo Pérez Reverte, y te nombro a tres autores de prestigio literario con los que no comulgo casi en nada, pero se han acercado al género. Manuel Vázquez Montalbán tuvo la virtud de dar un zapatazo en la boca a la crítica ramplona de este país. Hasta él, los gurús de la literatura exquisita pontificaban sobre nuestras novelas como si fueran subgénero, en el sentido peyorativo de la palabra. Si repasamos la literatura universal tenemos a grandes maestros como Edgar Alan Poe, Robert Louis Stevenson, Fedor Dostoievsky, Honoré de Balzac, Emile Zola…o William Shakespeare. El género negro existe desde la Biblia, y se ha ido remodelando a lo largo de la historia de la literatura. El género negro es mucho más que novela policial, o novela criminal, o novela enigma; puede englobar a todas. Negro es una forma de mirar, y, por tanto, de narrar. Negro es el jazz, una copa de absenta o el humo de un cigarrillo. El cine, sobre todo el norteamericano de los años cincuenta/sesenta ha sido muy icónico, ha creado clichés, que luego hemos utilizado los que escribimos en esa clave. Puede haber género negro sin sangre: Hubert Selby. Cuando empecé a leer, aunque confieso que mis influencias están, sobre todo, en el mundo del cine, disfrutaba más con las novelas de Georges Simenon, género negro, que con las de Agatha Christie, juego no literario. La inglesa componía acertijos, había que despejar incógnitas, pero era muy pobre literariamente hablando. El estejanovista George Simenon, en cambio, creaba personajes y ambientes, hacía literatura.

-Por cierto, a ti, en lo personal, ¿qué es lo que, te fascina de este género?; ¿por qué decidiste hacerte escritor de este género más que de otros porque tu bibliografía es prolífica?

-Casualidades. Yo no supe que escribía género negro hasta que gané, con mis dos primeras novelas, “El cadáver bajo el jardín” y “Barcelona negra”, los premios Tigre Juan y Azorín, las publicó una editorial mítica, ya desaparecida, Júcar, en su colección Etiqueta Negra, con brillantes tapas negras que recuerdan a las de La Orilla Negra,  dirigida por Paco Ignacio Taibo II que me invitó a la Primera Semana Negra de Gijón. Cuando me vi frente a frente con Manolo Vázquez Montalbán, Andreu Martín y Juan Madrid me dije: “Será que escribo negro”. Pero curiosamente lo negro impregna hasta mis novelas de otros géneros, como el fantástico, el erótico o el histórico. Miro en negro el mundo que me rodea. Y ese mundo, por desgracia, nos va a seguir dando infinidad de argumentos.