País de Cazarabet

La cara del frío

 

16265245_1310972635592492_4557841913458349333_n.jpgEl frío había vuelto de manera formal, casi imponiéndose en un calendario casi predeterminado a no perder el rumbo que había dejado de seguir desde hacía unos años. Las boiras del atardecer se hacían tan espesas que al andar necesitabas un cuchillo para abrirlas; las boiras se volvían escarcha al depositarse entre algunas ramas, entre el verde y encima del mismo. Lo que hace unos meses era agua, rocío…ahora era hielo. Quizás al cabo de unos días no se depositaría ni el rocío porque la atmósfera estaba sepultada por nubes que contenían el rocío o por vientos invernales que movían todos los aires del mundo sacudiéndolos con rachas infernales e histriónicas. Hasta que, de repente, llega un frío quieto, denso que encarcela los sentidos y notas el frío viajar por la piel, los poros y la mirada de tus vecinos….y con un poco de tiempo se abre el cielo y del mismo salen unas pequeñas bolas o briznas de nieve que, con suerte, cuajan…porque la nieve es caprichosa para embellecernos como el frío lo es para quedarse.