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La Fuente del Lobo

 

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El lobo nunca dejó de visitar su fuente, la Fuente del Lobo, camino de Las Parras, por el camino antiguo, encorsetado y pedregoso. Ni aún ahora que se le cree y hasta se le desea, extinguido, el lobo se ha rendido a las pretensiones humanas, ¿para qué? En las noches paseaba por los roquedos y se sentada mirando al cielo, a las estrellas y a las estaciones de la luna… pero también a la tierra cuando relajaba su cabeza entre las patas delanteras y se sentía seguro. Lo último que hacía, casi a modo de liturgia, era visitar la Fuente donde emanaba agua a modo de manantial, pero que los hombres ya pretendían domesticar… aún así, él los burlaba todas las noches y algunos días, haciéndose como invisible con su sigilosa silueta solo perceptible cuando él quería. Aunque cuentan algunas gentes que al curiosear en la fuente sienten una presencia y que incluso en el reflejo del agua, la que allí descansa, se vislumbra la cara y los ojos del lobo que ronda…