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El Consejo de Aragón, la herramienta que defendió los valores de la Revolución en la zona leal. Cazarabet conversa con Julián Casanova

 

 

Bandera_del_Consejo_Regiona.jpgEl Consejo de Aragón fue un organismo creado durante los primeros días de la Guerra Civil Española en Aragón. Más concretamente su período vital viajó de octubre del 36 a agosto del 37, no alcanzó ni un año de vida. Todo se generó, además de para defender los valores revolucionarios, porque Aragón quedó dividido como “en un limbo” por lo que necesitaba de una administración “como más firme, consciente y  concreta”. Es así como se podría resumir de manera más certera: “la mitad oriental de Aragón queda separada de su habitual centro económico, político y administrativo, Zaragoza, y en gran parte también de Madrid y del gobierno central de la República

La guerra hace que el Consejo tome una importancia vital y que el anarcosindicalismo y la C.N.T. también tomen cierta hegemonía en el tablero que quedó en manos de la República: “Las necesidades militares de la guerra hacen que Aragón se vea ocupado hasta la línea vertical de frente por columnas militares procedentes de Barcelona, en buena medida controladas por organizaciones y dirigentes anarcosindicalistas. Por otra parte, la situación política supone que los pueblos y comarcas de esta parte de Aragón reorganicen sus ayuntamientos y sus órganos de gobierno a base de las fuerzas políticas integrantes del Frente Popular, y de una C.N.T. que, en muchos casos, dispone de cierta hegemonía local”.

JOAQUÍN-ASCASO.jpgHabían necesidades diarias en la vida social, económica, en el día a día de organizar a la ciudadanía, en la educación…y así, según explica la Gran Enciclopedia Aragonesa se llevó a cabo: “La necesidad de organizar la vida económica y social de unas comarcas privadas de su centros naturales económicos y administrativos tiene por resultado la emergencia de un mínimo sistema de organización y de gobierno. Desde octubre de 1936, fuerzas políticas y representaciones locales y regionales constituyen el Consejo Regional de Defensa, con capital primero en Fraga y definitivamente en Caspe, y que preside el militante cenetista Joaquín Ascaso”.

El propio Ascaso mantuvo entrevistas más allá de Aragón. Así, viajó a entrevistarse con el presidente del gobierno de la República, Largo Caballero, y declaraba: “El nacimiento del Consejo se debe a lo anormal de las circunstancias. En condiciones normales nos hubiéramos limitado a pedir la aprobación rápida, como se ha hecho con el Estatuto Vasco, del Estatuto Aragonés» “.

El gobierno del Frente Popular reconoce la existencia, la legitimidad y el ámbito de jurisdicción del Consejo de Aragón en el mes de diciembre del 36, siendo Ascaso presidente y estando la sede presente en Caspe.

El Consejo de Aragón presentaba 13 Consejerías; un órgano diario de prensa, llamado Nuevo  Aragón, un Boletín Oficial…

 

 

 

Sin-título-1.jpgAsí estaba constituido y estos eran los nombres del Consejo de Aragón con sus carteras:

Presidencia: Joaquín Ascaso, C.N.T.
Orden Público: Adolfo Ballano, C.N.T. 
Información y propaganda: Evaristo Viñuales, C.N.T. 
Agricultura: Adolfo Arnal, C.N.T. 
Trabajo: Miguel Chueca, C.N.T. 
Transportes y comunicaciones: Luis Montolíu, C.N.T. 
Economía y Abastos: Evelio Martínez, C.N.T. 
Justicia: José I. Mantecón, I.R. 
Hacienda: Jesús Gracia, I.R. 
Cultura: Manuel Latorre, U.G.T. 
Obras Públicas: José Ruiz Borao, U.G.T.
Sanidad y Asistencia Social: José Duque, P.C. 
Industria y Comercio: Custodio Peñarrocha, P.C. 
Secretario General: Benito Pabón (Partido Sindicalista)

 

 

 

cONSEJO-DE-ARAGÓN-1936-1937.jpgSus primeros objetivos viajaron hacia: “estructurar y vigorizar la nueva economía” y «recoger el afán colectivista respetando al pequeño industrial y al pequeño campesino», así como colaborar con el gobierno nacional en la guerra contra los “nacionalistas”

El Consejo de Aragón con quien establece una mejor relación es con la Generalitat Catalana. He aquí un ejemplo: “El Consejero de Abastos del Gobierno catalán, Comorera, visita Caspe en enero de 1937, concertando un intercambio de productos agrícolas y minerales aragoneses con elaboraciones industriales de Cataluña. A finales de mes es el Consejo de Aragón quien marcha a Barcelona, celebrándose entrevistas entre Ascaso y Companys; en julio es Companys, acompañado por Tarradellas, quien gira visita a Caspe”

En verano de 1937 se producen unos cambios, ya que hay unos nuevos planteamientos y militares desde el Gobierno Central y desde el Frente Popular, ya siendo éste presidido por Juan Negrín y es cuando se disuelve el Consejo de Aragón: “como consecuencia la promulgación de un decreto de 18 de agosto que dispone la disolución del Consejo de Aragón y deroga el decreto de 11-XII-1936 que lo creaba, nombrando gobernador general de Aragón a José Ignacio Mantecón. El aparato de gobierno y de administración que fue el Consejo de Aragón duró poco más de seis meses, y a pesar de sus muchos defectos e insuficiencias fue un órgano necesario surgido en una situación de necesidad”.

 

 

 

Conversamos con Julián Casanova para saber más sobre el Consejo de Aragón:

Julián-Casanova.jpg-Amigo Julián, ¿por qué sabemos tan poco del Consejo de Aragón o relativamente poco…?. Explícanos un poco qué fue, cómo surgió ¿Qué factores y circunstancias  hicieron que éste surgiese?

-Tras la derrota de los militares sublevados en Barcelona, Tarragona, Castellón y Valencia, los obreros que habían participado en la resistencia organizaron columnas armadas, la mayoría de ellas bajo la dirección de la CNT-FAI, que penetraron en Aragón con la intención de recuperar las tres capitales ocupadas por fuerzas de la V División desde la madrugada del 19 de julio.

Aunque nunca lograron su objetivo primordial, al ver frenado su avance cuando se encontraban en las puertas de esas capitales de provincia, ocuparon, sin embargo, un extenso territorio, toda la mitad oriental de Aragón, donde comenzó una revolución, de comités revolucionarios y colectividades, impulsadas por los anarquistas.

El primer intento serio de encauzar lo que los libertarios denominaban "la reconstrucción económica" emergió del Consejo de Aragón. Ese órgano de gobierno regional nació el 6 de octubre de 1936, en un Pleno Extraordinario de sindicatos de Aragón celebrado en Bujaraloz, con la clara intención de poner fin a los excesos cometidos por las milicias en territorio aragonés y dirigir "las actividades sociales, económicas y políticas". El primer objetivo nunca lo consiguió porque los dirigentes de la CNT de Cataluña -cuya posición logró imponerse- se negaron a otorgarle poder de decisión en los asuntos de la guerra. Por lo que respecta a su pretensión de organizar la sociedad rural bajo los principios libertarios, es evidente que logró algo más de lo que sus muchos críticos han propagado.

-El Consejo de Aragón surge en defensa, entre otras cosas y de manera formal aunque con matices, de los valores que habían surgido y se fundamentaron en y desde la II República. ¿Qué nos puedes comentar al respecto?

-El Consejo de Aragón fue desde el principio el resultado de las ideas y proyectos anarquistas. El golpe de Estado y la división de España –y de Aragón- en dos, crearon un nuevo escenario, de guerra, donde la política, las reformas y los sueños republicanos dieron paso a la violencia, las armas y la revolución.

Julián-Casanova-2.jpg-¿Cuál fue el devenir del Consejo de Aragón?

-La composición y funcionamiento del Consejo fueron decididos en una reunión del Comité Regional de la CNT en Alcañiz, donde se acordó la creación de siete departamentos en los que únicamente figuraban anarquistas, casi todos destacados militantes de la CNT de Aragón y de la Federación Local de Sindicatos de Zaragoza, y se nombró presidente a Joaquín Ascaso, dirigente de la construcción de Zaragoza, representante de la columna "Ortiz" en el Pleno de Bujaraloz, que mantenía muy buenas relaciones con algunos de los miembros del sector más puro de la FAI catalana.

Su composición exclusivamente libertaria y sus primeras declaraciones con un claro matiz autónomo provocaron la desaprobación de republicanos, socialistas y comunistas, para quienes no dejaba de ser una dictadura anarquista camuflada. Al margen de los problemas existentes para su constitución y de las importantes presiones que frente a ella hubo, especialmente por parte de la Generalitat de Cataluña, estaba claro que sólo la participación de las restantes fuerzas políticas del frente antifascista podía proporcionar el necesario reconocimiento oficial.

Como primer paso para su posible legalización se iniciaron una serie de conversaciones con las autoridades más representativas de la España republicana. La principal fue la mantenida en Madrid con Largo Caballero, presidente del Gobierno, el l de noviembre de l936. La delegación aragonesa le entregó un documento donde, además de manifestar su "absoluta identificación con el Gobierno de la República", se alegaban como motivos de su constitución la urgente necesidad de suplir el vacío de poder que la sublevación había provocado en las provincias aragonesas y la ocupación de esa región por "columnas no todas sometidas al control" que habían originado "una situación caótica que amenaza producir la ruina económica de este territorio".

Pese a que inicialmente el Gobierno no reconoció esas buenas intenciones, la influencia del sindicalista Joan Peiró -nuevo ministro de Justicia desde el 4 de noviembre-, la intervención del Comité Nacional de la CNT y el acuerdo de los restantes grupos de participar en el Consejo modificaron esa actitud. El 25 de diciembre de 1936 la "Gaceta de la República" publicaba el decreto de su legalización y el 14 de enero se nombró a Joaquín Ascaso delegado y representante "legítimo" del Gobierno de la República en Aragón. En la nueva composición del Consejo, que trasladó su sede desde Fraga a Caspe, la CNT controlaba seis departamentos y las organizaciones del Frente Popular -republicanos, socialistas y comunistas- otros seis. Joaquín Ascaso continuaba de presidente y se creaba el cargo de secretario general, desempeñado por Benito Pabón, ex cenetista, abogado laboralista y diputado del Frente Popular elegido por la ciudad de Zaragoza en febrero de 1936.

El Consejo, a través de sus diversos departamentos, intentó planificar y coordinar un conjunto de actividades que en la mayoría de los casos eran la expresión de las transformaciones radicales ocurridas en el territorio aragonés republicano en el brevísimo espacio de tiempo transcurrido entre la sublevación militar y su constitución. Creó sus propios órganos de policía, efectuó requisas, impuso rígidos mecanismos de control de la economía, administró justicia y sobre todo utilizó su amplio aparato burocrático y propagandístico para consolidar el poder de la CNT.

La profundidad y amplitud de todos esos proyectos estuvieron siempre limitadas por las duras condiciones impuestas por la guerra, por el decidido rechazo de todos los demás grupos políticos y por el breve espacio de tiempo que su administración duró.

Mapa.jpg-¿Por qué se rompió tan pronto…no tuvo apenas, estoy preguntando de memoria, un año de vida?

-El Consejo de Aragón apenas duró unos meses. Los disturbios de mayo de 1937 en Barcelona y la sustitución de Largo Caballero por Negrín en la presidencia del Gobierno aceleraron la intervención gubernamental solicitada con insistencia por los adversarios del Consejo, fundamentalmente los comunistas.

La petición pública de disolución de ese gobierno regional fue la conclusión principal del Pleno del Frente Popular que, a petición del Partido Comunista, se celebró en Barbastro el 1 de agosto de 1937. La propuesta coincidía plenamente con los deseos de Manuel Azaña que, al menos desde principios de junio, presionaba a Negrín para que disolviera "el órgano de los anarquistas".

El 11 de agosto de 1937 apareció en la "Gaceta de la República" el decreto de disolución del Consejo por el que cesaban en sus cargos el delegado del Gobierno en Aragón, Joaquín Ascaso, y los restantes miembros y se nombraba gobernador general de ese territorio al republicano José Ignacio Mantecón.

-¿El germen del Consejo de Aragón fue que en esta tierra se “abrazó” bastante el anarcosindicalismo y el anarquismo?. Fíjate que diferencio como “dos tendencias” libertarias. Explícanos por favor…

-El anarcosindicalismo era la aplicación del anarquismo al sindicalismo y, en el caso español, y en el aragonés, se convirtió en un sindicalismo de masas justo cuando, tras la Primera Guerra Mundial, el anarquismo desaparecía en el resto del mundo. Sus señas de identidad eran el antipoliticismo, la crítica del Estado, y la acción directa, la creencia de que no debería haber mediadores entre patronos y trabajadores, la autoridad y los oprimidos.

575321f90ef6c.jpg-¿Influye, además, que Aragón quedase partido en dos desde los inicios de la guerra y el hecho de que la “revolución” impulsada desde el ideal anarquista estaba muy, muy presente…?

-A mediados de agosto de 1936 la línea de frente en Aragón estaba definida, con una población y superficie territorial dividida en dos zonas, caracterizadas por poseer formas de organización económica y políticas diferentes, resultado del éxito o fracaso del golpe militar. Las áreas de mayor densidad demográfica y los núcleos urbanos más importantes iban a estar controlados durante toda la guerra por los insurgentes; la zona republicana incluía los principales focos mineros y algunas poblaciones de importancia, pero carecía de centros industriales relevantes. El corte brusco afectó también a las organizaciones sindicales: las comarcas con mayor implantación socialista permanecieron en el bando militar rebelde y sus núcleos sindicales fueron desarticulados; por el contrario, aquellas áreas en que la CNT contaba con una mejor organización -con la importantísima excepción de Zaragoza- estaban en zona republicana. Independientemente de la influencia de las milicias en el origen y desarrollo de la revolución, conviene también valorar ese aislamiento de la UGT para entender por qué los anarcosindicalistas canalizaron inicialmente sin oposición política los intentos de transformación de las viejas estructuras socioeconómicas.

-Esta filiación, este ideal y el seguir a “esta idea” viene “como arropada” por el pueblo que cultivando tierras o desde pequeñas industrias tienden a ir hacia la colectivización….¿es así?. Coméntanos ¿cómo fue el viaje hacia la colectivización en la mayoría de los pueblos?

-La explotación común se organizó, desde el verano de 1936, tras la llegada de las milicias,  principalmente en aquellas tierras que habían sido abandonadas por sus propietarios o en las fincas incautadas directamente por grupos armados y por los comités revolucionarios. Evidentemente, las coacciones adquirieron mayor intensidad en las comarcas elegidas por las columnas como centro de operaciones. La necesidad de abastecer a esas milicias establecidas en un amplio frente obligaba a controlar la producción y el consumo a través de vías distintas a las acostumbradas. Ese abastecimiento agobió la débil economía de muchas colectividades agrarias y acerca de ello aparecen numerosas quejas en la documentación localizada. Incluso los que profesaban una fe inquebrantable en la colectivización como medio de abolir la desigualdad social tuvieron que someterse a esa dura realidad.

El esquema de colectivización anarquista, conocido como comunismo libertario, asignaba el trabajo de acuerdo a la aptitud de los miembros de la comunidad y la distribución de bienes y riqueza según las necesidades de cada uno. Todo ello debía realizarse, y eso identificaba precisamente al ideal libertario frente a otros programas colectivistas, de forma espontánea y sin coerción. En la práctica, y bajo esas condiciones de supeditación a una economía de guerra, fue mucho más sencilla y aceptada la reorganización colectiva de la producción que el control de los alimentos y bienes de consumo.

Así las cosas, resulta poco riguroso conceptualizar aquel proceso de "espontáneo", pero también lo es afirmar que el campesinado aragonés rechazó frontalmente el colectivismo. Dentro de ese sector social había grupos con intereses muy distintos y en algunos de ellos la situación revolucionaria abierta en julio de 1936 levantó tremendas expectativas. Si aceptamos las fuentes disponibles, aquellos con una condición de vida más miserable mostraron una mayor disposición a utilizar las ventajas de la colectivización. Los jornaleros sin tierra y los propietarios muy pobres mejoraron su nivel de vida y sobre todo ganaron poder y dignidad. El mismo poder y dignidad que perdieron aquellos propietarios acomodados, cabezas de familia de las mejores casas de los pueblos, que se vieron asimismo desprovistos de la autoridad, autonomía y control del proceso productivo que habían gozado como máximos beneficiarios del orden social de preguerra.

companys-pasando-revista-a-.jpg-¿Qué peso pudieron tener en el Consejo de Aragón hechos históricos como la sublevación de Jaca en diciembre del 30 o el intento de revolución con la insurrección anarquista de diciembre del 33 que, por ejemplo en Mas de las Matas, tuvo una especial trascendencia?. Lo digo porque son hechos históricos que espolean al transcurso de la propia historia…al menos me lo parecen.

-En las primeras declaraciones del Consejo, de Joaquín Ascaso, siempre se decía que se había creado por decisión del pueblo aragonés, “sin pedir permiso a nadie, más que al pueblo soberano”. Y aunque de vez en cuando se hacía referencia a Costa y a una supuesta tradición autonómica aragonesa, siempre se ponía énfasis en la identidad libertaria del pueblo aragonés. Fue un resultado de la situación en la que quedó Aragón después de la sublevación militar de Julio  de 1936 y tuvo que ver muy poco con otros acontecimientos históricos anteriores.

-El Consejo de Aragón con respecto, por ejemplo, al Govern de la Generalitat Catalana, ¿qué relación tuvo y mantuvo porque parece que fue bastante intensa? ¿Y con el gobierno de Largo Caballero o con el presidente de la República, Manuel Azaña…?

-El Consejo de Aragón tuvo una relación tensa con el Gobierno de la Generalitat, que no quería perder el control militar –ni el político- sobre la mitad oriental de Aragón. Nada más constituirse el Consejo, una delegación fue  a Barcelona para entrevistarse con Lluís Companys, presidente de la Generalitat. Aunque Joaquín Ascaso declaró que las conversaciones habían sido "plenamente satisfactorias", al parecer Companys se mostró muy disconforme con la forma de actuar de los anarquistas aragoneses. Y muchos militantes de la CNT de Cataluña expresaron su disconformidad con que al Consejo se le otorgase poder de decisión en los asuntos de la guerra, un tema de disputa durante los meses que existió.

Para Azaña -que nunca ocultó su animadversión hacia la CNT-, la creación del Consejo constituyó siempre un problema de orden público y, como he apuntado antes,  presionó, sobre todo después de los sucesos de mayo de 1937, para que el Gobierno lo disolviera.

-El Consejo de Aragón de todas formas termina de manera bastante, cómo diría, abrupta con la imposición por parte del gobierno de la República, presidido por Negrín, de un gobernador general para Aragón, José Ignacio Mantecón…¿Qué nos puedes comentar, teniendo en cuenta hechos como los de Mayo del 37…y el “dominio” cada vez más imperante del PCE…?

-En la primera disposición de Mantecón, tras la disolución del Consejo, el gobernador de Aragón criticaba las colectividades anarquistas, establecidas "en un período álgido de virulencia revolucionaria, durante el cual el miedo formó el aglutinante esencial de esas nuevas sociedades". La "tiranía" había acabado y todo individuo o familia que formara parte de las colectividades creadas en Aragón tras la sublevación militar quedaban "en libertad para continuar en ellas o apartarse libremente, retirando, al hacerlo, el capital aportado y los beneficios que como colectivista le correspondan".

Pero la desaparición del Consejo, que en teoría sólo implicaba la revisión de su legislación y actuaciones, adquirió manifestaciones violentas incitadas por quienes argumentaban que su gobierno había originado repercusiones nefastas para la economía y la guerra contra el fascismo. Cristalizaciones prácticas de esa tendencia fueron el encarcelamiento de varios centenares de cenetistas -entre los que se encontraban dirigentes colectivistas y miembros del Consejo de Aragón- y la destrucción de las colectividades en las comarcas de mayor arraigo de la CNT (Cinca, Monzón y Valderrobres). Los consejos municipales que estaban controlados por los libertarios fueron suprimidos, reemplazados por comisiones gestoras -designadas por orden gubernativa- y como consecuencia la CNT fue excluida del poder local en numerosos pueblos aragoneses.

El informe que José Duque, secretario del Comité Regional de los comunistas de Aragón, envió al Comité Central del Partido Comunista de España unos días después de la intervención de la XI División mandada por Lister, mostraba importantes discrepancias con la forma en que se habían desarrollado los acontecimientos. En opinión de Duque, "la ofensiva general contra la CNT, sin separar a dirigentes inmorales y elementos incontrolados de los trabajadores honrados" acarreaba no poder atraer a las filas del PCE "un número considerable de masas honradas de la CNT que se sentirían apartadas y perseguidas". Además, al amparo de esos "ataques enconados" contra las colectivizaciones actuaban "los contrarrevolucionarios de toda clase, lo que confunden esta normalidad con la vuelta al pasado".

Ignacio-Mantecon.jpgEn términos similares se expresó José Silva, director del Instituto de Reforma Agraria y miembro del Comité Central del PCE: La medida acentuó la confusión aún más y las violencias se ejercieron del otro lado. Como consecuencia, se paralizaron casi todas las labores del campo y, a la hora de llevar a cabo la sementera, una cuarta parte de la tierra de siembre no estaba preparada para recibirla [...]

Detrás de los campesinos que reaccionaban contra un estado de cosas que les había perjudicado, actuaban los antiguos propietarios y caciques interesados en enconar los ánimos de los trabajadores

Dada la magnitud de los acontecimientos, la polémica traspasó el marco regional y llegó a los niveles superiores de la política en la España republicana. A principios de septiembre de 1937 el Comité Nacional de la CNT mandó una delegación al territorio aragonés para investigar esos sucesos y su secretario general, Mariano R. Vázquez, envió cartas a los ministros de Gobernación y Justicia, Julián Zugazagoitia y Manuel Irujo, en las que denunciaba la persecución a los libertarios. Acabada la guerra, Lister, quien ha pasado a la historia como principal personaje de aquella represión, criticó la "perfidia" de Indalecio Prieto, ministro de Defensa Nacional, porque había pretendido que los comunistas aparecieran como los únicos protagonistas de los sucesos ante la posible réplica anarquista. Una versión bastante diferente a la que transmitió José Ignacio Mantecón a Manuel Azaña: Lister le había propuesto "dar el paseo" a los dirigentes libertarios y, por supuesto, él se negó rotundamente.

En conclusión, el Consejo de Aragón, apoyado por los comités de dirección del movimiento libertario de Aragón, atacado por las restantes organizaciones del Frente Popular, obstruido por los problemas de la guerra y por su propio aparato burocrático, apenas tuvo tiempo y posibilidad de aplicar con eficacia sus esquemas revolucionarios. Tras el final de la guerra y la larga dictadura, la memoria que quedaba de él se ocultó/congeló y fuimos algunos historiadores quienes lo situamos por primera vez en un análisis histórico riguroso, más allá de la apología o de la crítica propagandística.