Discurso del Embajador de España en la República Checa, D. Pascual Ignacio Navarro Ríos, leído en el acto de entrega de la Encomiendo de la Orden de Isabel la Católica a Doña Benita Gil Lamiel el 25 de febrero de 2014

 

 

Querida Benita, queridos familiares y amigos:

 

 

El acto de hoy es uno de los más satisfactorios para un Embajador. Me cabe el honor de imponer la condecoración de la orden de Isabel la Católica a Benita Gil de Serrano.

 

Según la norma que la regula, la orden de Isabel La Católica recompensa a “quienes se distinguen de una manera relevante por sus servicios a España, y cuyos méritos cívicos, públicamente reconocidos, puedan servir de ejemplo y estímulo a los demás ciudadanos”. Creo que para todos nosotros Benita, por sus méritos cívicos, representa un ejemplo y un estímulo de superación.

 

En la condecoración, con un lenguaje arcaico, está escrito “a la lealtad acrisolada”. Porque esta medalla es un reconocimiento a la lealtad mantenida a lo largo del tiempo y a través de las dificultades. Y la lealtad en el compromiso con España, con sus raíces, con el idioma español, y con la familia y compatriotas españoles, es una constante en la vida de Benita que hoy queremos reconocer. 

 

Benita Gil de Serrano nació en La Ginebrosa (Teruel). Maestra de profesión, perteneció a la Agrupación Provincial de Maestros de Primera Enseñanza, en Zaragoza. Durante la Guerra Civil enseñó en Alcañiz (de 1936 a 1938) y Llansá (Alto Ampurdán-Cataluña: de 1938 a 1939) y residió también en Mas de las Matas y Teruel. Salió de España en enero de 1939 a causa de la Guerra Civil exiliándose en Francia, donde se casó con Felipe Serrano y donde tuvo dos hijos, Dely y Felipe.

 

En Francia, entre los años 1939 a 1951, Benita residió en Laroque d´Olmes, Departamento de l´Ariège, en el sur de Francia. En 1951 tuvo que exiliarse en la entonces Checoslovaquia, en la ciudad de Ústí nad Labem, a donde llegó tras un largo viaje de tren junto con otras familias de exiliados españoles, los García, los Soriano, los Alonso, y otros. En 1960 Benita empezó a trabajar de secretaria de América Latina en la Federación Sindical Mundial y también de intérprete, porque conocía muy bien el francés. La familia se reunió nuevamente en Praga, en este precioso barrio de Petriny, Praga 6. Tras trabajar durante años en la Federación Sindical Mundial, retornó con su marido Felipe a España una vez llegada la democracia. Se afincaron en el Mas de las Matas/Teruel, donde aún quedaban algunas de sus alumnas,…pero la presencia en Praga de sus hijos y amigos la hizo volver finalmente a Praga en 1992.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A pesar de su integración en la sociedad checa, Benita (ni tampoco los de su familia) nunca ha querido adoptar la nacionalidad checa para no tener así que renunciar a la nacionalidad española, y ha mantenido siempre su vinculación con España a través de la prensa y el contacto permanente con familiares y amigos. Benita de alguna forma durante muchos años ha tendido puentes entre ambos países, y de su familia han salido por ejemplo profesores, diplomáticos o traductores, que ya son a la vez españoles, checos, y sobre todo europeos, y que con su trabajo han conectado durante muchos años a la República Checa con el mundo hispanohablante.

 

Y durante todos estos años, por su carácter y personalidad abierta y afable, Benita ha sido un miembro respetado y apreciado de la colonia española, convirtiéndose en una figura bondadosa y nuclear de la misma.

 

Querida Benita, es para mí un gran honor hacerte entrega de esta condecoración concedida por el Rey de España. Con ella, el Gobierno y la sociedad española quieren reconocer tu lealtad a tu país, tu idioma, tu familia y tus compatriotas en la República Checa.

 

Y también hacer justicia a ti, a tu familia, a tus compañeros y a todos los ciudadanos españoles e hijos de españoles que tuvieron que abandonar España a consecuencia de la Guerra Civil y que encontraron acogida en las tierras de la actual República Checa. Es un reconocimiento a la memoria de nuestros padres, que vivieron momentos dramáticos en la historia de Europa, que todos debemos recordar, para superar y buscar un futuro común mejor.