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Mariano Coronas Cabrero Chamineras de Sobrarbe

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Mariano Coronas Cabrero Por ande fuyiban os cuentos. Chamineras de Sobrarbe Desde hace años, fijé mi atención en aquellas muestras de arquitectura popular que han llegado hasta nuestros días. Entre ellas, estaban “as chamineras”: la parte visible desde el exterior de las cocinas altoaragonesas. Cocinas, en ocasiones, con fuego central, debajo de una enorme campana y rodeado de cadieras de madera, mesa abatible, cajón para el pan, etc. Algunas chamineras, debido al abandono de casas y pueblos, se han ido desmoronando; en otros casos, se han rehecho viendo los dueños que su estado era delicado y, finalmente, encontramos que aquellas obras cuidadosas con las que remataban los tejados de losa nuestros antepasados, tenían una estética atractiva porque muchas de las personas que se hacen casas nuevas en estos pueblos de Sobrarbe, copian o imitan el diseño de las mismas, incluidos los materiales con las que estaban hechas: la toba (tosca, por estos pagos) y colocan también algunas figuras coronándolas a modo de espantabrujas. La infancia es nuestra única patria, al decir de algunos, y lo que se nos adhiere en ese tiempo, no lo solemos olvidar nunca (salvo enfermedad conocida). No me resulta difícil evocar las tardes-noches de otoño e invierno en la cocina de mi casa, realizando algunas faenas propias de la estación: desgranar panizo, escoscar almendras y nueces, escoscar judías, triar olivas…, mientras los mayores hablaban y contaban y nosotros, los críos, escuchábamos con la boca abierta, aún sin entender del todo… Cuando lo que se contaba era un cuento (de rabosas, sobre todo), quien lo contaba terminaba siempre con aquella frase final que decía: “Cuento contau, por a chaminera s´ascapau y o que no levante o culo, se le quedará apolillau”. Bueno, en aquel tiempo, por la chimenea de casa no solo salía humo, también se escapaban los cuentos y eso tenía un plus de magia. Soy coleccionista de muchas cosas; probablemente sufra un proceso “prediogenal”, aunque espero no llegar al “Diógenes” total, je, je. El caso es que guardo muchas fotografías de chamineras, como también de llamadores, aldabas (o trucadors), de llaves de madera de viejas puertas, de puertas que tienen nudos de madera que parecen ojos que te miran; de cerrojos de forja… La ventaja de este coleccionismo fotográfico es que no ocupa lugar en casa, aunque a mí me gusta hacer copias en papel de una parte de las fotos que hago. Esta es un pequeña muestra de fotos de chamineras de la comarca de Sobrarbe, provincia de Huesca y una invitación a quien las vea a viajar hasta el país de Sobrarbe para –entre otras cosas- descubrir el concepto de SobrarBElleza de la que tenemos para dar y regalar. Mariano Coronas Cabrero Foto y poema publicados en el número 80 de la revista EL GURRIÓN. Agosto de 2000

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