El Sueño Igualitario

Recuperar la memoria de quienes soñaron con un mundo mejor para todos

 

18

25 de julio de 2005

 

SUMARIO

 

 

Textos del 2ª Coloquio “El republicanismo en la historia de Teruel”

- Las izquierdas republicanas en Valdejalón, 1931-1936, por Manuel Ballarín Aured

- Luis Bello Trompeta. Viaje por las escuelas de España, por Víctor M. Juan Borroy

- Presentación de la web: “Aragoneses víctimas del holocausto nazi”, por Juan Manuel Calvo Gascón

- De lo masino incautado en el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca, por Juan José Oña Fernández

- Pascual Noguera: la memoria histórica del socialismo turolense, por Angela Cenarro

- Patrimoni oral i frontera lingüística: voluntaris sards a la Guerra Civil espanyola, por Joan Armangué i Herrero

- Raimundo Suñer, “el alcalde” de Calaceite, por Miquel Blanc Grau

- La difícil introducción del republicanismo en Híjar,  por Candido Marquesán Millán

 

_________________________________________________

 

 

 

Las izquierdas republicanas en Valdejalón, 1931-1936

Manuel Ballarín Aured

 

 

      Algunas consideraciones previas

      Antes de entrar en la materia que nos ocupa considero necesario hacer varias matizaciones. La primera debe servir para aplaudir la iniciativa de los organizadores del Coloquio de Mas de las Matas de hacerlo extensivo al estudio del republicanismo en otras comarcas aragonesas no turolenses. La segunda, para aclarar que, debido al escaso tiempo con que contamos, forzosamente deberemos centrarnos en los aspectos más singulares de la experiencia republicana en Valdejalón. Y, la tercera, para precisar que cuando nos referimos a las “izquierdas republicanas”, estamos aludiendo exclusivamente a las formaciones “burguesas” (entre comillas) de ese carácter y no a las organizaciones marxistas, de clase.

Para perfilar someramente el territorio que nos ocupa, conviene también bosquejar unas brevísimas pinceladas previas. Este espacio, integrado en la actualidad por diecisiete poblaciones, se hallaba inscrito en los años treinta en el partido judicial de La Almunia de Doña Godina. En ese momento contaba con una población de 30.000 habitantes y sus localidades más populosas eran Épila, con 5.700 habitantes; La Almunia, con 4.200; y Calatorao, con 3.500. Surcado por dos de las principales vías nacionales de comunicación (la carretera y el ferrocarril de Madrid a Francia), Valdejalón, salvo alguna de las localidades del piedemonte ibérico, se hallaba bien comunicado. A pesar de contar con varias pequeñas industrias transformadoras (harineras, alcoholeras y fábricas de aceite), con las destacadas canteras de Calatorao, con la cementera de Morata, y, sobre todo, con la principal azucarera española, la de Épila, la actividad agraria era el principal sostén económico de la comarca, precisamente en unos momentos en los que sus tres principales cultivos (remolacha, cereal y vid) se encontraban sumidos en profundas crisis de superproducción y afectados por graves dificultades en el mercado.

En mi opinión, cabe apreciar tres etapas en el republicanismo de izquierdas en Valdejalón. Una primera, desde la instauración del nuevo régimen hasta la crisis padecida por el Partido Republicano Radical-Socialista; otra, de reorganización de las formaciones resultantes de la crisis y de acomodo a la semiclandestinidad devenida tras los sucesos revolucionarios de octubre de 1934; y otra, desde el triunfo del Frente Popular hasta el golpe militar de julio de 1936.

 

La instauración del nuevo régimen.

Ante el horizonte del 12 de abril, los sectores del republicanismo progresista de Valdejalón se encontraban encuadrados casi exclusivamente en las filas del Partido Republicano Radical-Socialista, la organización de carácter estatal nacida en 1929 alrededor de relevantes personalidades como Marcelino Domingo o Álvaro de Albornoz y que en Aragón surgiría auspiciada desde la fracción más avanzada del Partido Republicano Autónomo. Como he señalado en Del paro al Movimiento. La Almunia de Doña Godina en la II República, el proceso electoral de abril de 1931 parece encontrar a las agrupaciones radical-socialistas poco articuladas y, probablemente, con muy bajos índices de afiliación, lo que indudablemente influirá en las dificultades para formar candidaturas de izquierdas y posibilitará la constitución de ayuntamientos por el artículo 29 de la Ley Electoral, según el cual, en las localidades donde solamente se presentaba una lista, ésta tomaba posesión automáticamente, sin necesidad de recurrir a la consulta electoral. En la comarca, de esta peculiaridad saldrán más beneficiados “los de siempre”: los bregados hombres de la Unión Patriótica y del Somatén, devenidos ahora en constitucionalistas o independientes. En los pocos lugares donde hubo elecciones, el triunfo, en general, sobre todo en las localidades más importantes, correspondió a los monárquicos, y en alguna de ellas, de forma abrumadora, como en La Almunia, Épila, La Muela o Lucena.

La amplia abstención registrada en algunas localidades de la comarca (más del 40% en La Almunia), parece sugerir una cierta indiferencia o quizás un justificado recelo respecto al proceso electoral por parte de importantes sectores de la población que habían sido testigos de las corruptelas y manejos caciquiles registrados en anteriores comicios. El hecho de que en La Almunia se escrutaran siete votos para Fermín Galán y otros siete para García Hernández podría ser una anécdota pero, también, denotar la poca confianza que a algunos votantes les merecía la consulta.

Otras posibles causas de la abstención (para ésta y posteriores consultas electorales en 1931) quizás deban buscarse en la perplejidad, en el desconcierto que cundiría entre sectores del electorado al apreciar la confrontación de candidatos que hasta pocos días antes habían militado codo con codo en las filas de la Unión Patriótica. Así, en Épila, la organización primorriverista será el vivero de donde surjan tres de los concejales radical-socialistas, el presidente local del PSOE, el secretario de la sección azucarera de la UGT o el vocal comarcal en la dirección provincial de Acción Republicana. En Ricla, donde el 12 de abril habían vencido los monárquicos, en el momento de la toma de posesión de sus cargos, cinco de ellos se declararon republicanos. En Plasencia de Jalón, donde se aplicaba el artículo 29 de la Ley Electoral, todos los concejales monárquicos se definían una semana más tarde como adictos al nuevo gobierno. En Bardallur, un antiguo vocal de la Unión Patriótica será el nuevo alcalde en una lista socialista. En La Muela, todos los ediles de Derecha Liberal Republicana elegidos tras la repetición de las elecciones municipales en mayo de 1931, lo habían sido con carácter monárquico tan solo dos meses antes. En fin, la relación, que podía ser mucho más prolija, parece indicativa del momento de confusión que padecía la situación política en aquellos momentos. Desde luego, quien lo tenía muy claro era el cacique de pueblo referido por Gil Robles en No fue posible la paz, liberal con Romanones, “berenguerista” en 1930, lerrouxista en 1931, y de Azaña después: “Yo no cambio [decía el cacique]; los que cambian son los gobiernos”.

Pero la jornada electoral, que transcurrió en Valdejalón sin graves alteraciones de orden público, registró, sin embargo, importantes irregularidades electorales que, tras ser reflejadas en el acta del escrutinio, harían impugnar el resultado a los candidatos republicanos. Conocemos el caso de Épila, donde tanto algún afiliado de la CNT como varios de los candidatos republicanos reflejaron las imposiciones sufridas por los electores a cargo de algunos guardas municipales, del alcalde saliente o de los dependientes de grandes propietarios locales como el duque de Aliaga o el conde de Montenegrón, que habrían coaccionado a sus arrendatarios para que votasen la candidatura monárquica bajo la amenaza de anular sus contratos. Irregularidades semejantes, por cierto, se detectaron en Mas de las Matas, y son recogidas por José Ramón Villanueva en un artículo sobre el republicanismo de izquierdas en el Bajo Aragón durante el período constituyente.

Pese a lo adverso de los resultados en algunas poblaciones, los comités republicanos de las localidades comarcanas, una vez conocida la proclamación de la República, se lanzaron a la calle a festejar el advenimiento del nuevo régimen, izaron en los balcones de los ayuntamientos la bandera tricolor y arengaron a las masas, mientras en las calles se organizaban manifestaciones espontáneas y los centros republicanos se veían desbordados por un público entusiasta.

A finales de abril, el Ministerio de la Gobernación, por medio de una circular, autorizaba a los Gobiernos Civiles y comités republicano-socialistas a destituir a aquellos ayuntamientos afectados por supuestas coacciones o falsedades en su constitución y a la designación de comisiones gestoras interinas de tinte progresista. La reacción no se hizo esperar y en días sucesivos se remitían expedientes por supuestas irregularidades electorales desde buena parte de las poblaciones de la comarca. A partir de esos momentos, y hasta la celebración de unas nuevas elecciones municipales que contaran con las suficientes garantías democráticas, sus ayuntamientos serían regidos por comisiones gestoras designadas desde el comité provincial de la Conjunción Republicano-Socialista y refrendadas por el gobernador civil.

Los resultados de las nuevas elecciones (convocadas para el 31 de mayo, pese a la petición de suspensión solicitada por numerosos pueblos de la provincia, que veían en la convocatoria un peligro para el bisoño régimen), terminaron de configurar una comarca en la que, como en el Bajo Aragón, podía apreciarse una clara hegemonía política del Partido Radical-Socialista (sobre todo en los municipios mayores, Épila, La Almunia y Calatorao); una presencia socialista importante en Morata y Bardallur; algunas aisladas representaciones del Partido Radical; y, a causa del artículo 29 de la Ley Electoral, un importante núcleo de poblaciones en manos de “independientes” ex monárquicos, comprometidos en mayor o menor grado con el nuevo régimen.

 

Algunas singularidades del republicanismo valdejalonense

Uno de los pioneros en los estudios del sistema de partidos españoles, Juan José Linz, utilizó la etiqueta de “partidos anti” para encuadrar ideológicamente algunas formaciones de la II República. Algo después, otro veterano estudioso, el catedrático de la Universidad de Zaragoza Manuel Ramírez, haría suya dicha tesis. Ramírez, aunque aplica esta definición a Unión Republicana (a la que define como una organización “burguesa, anticlerical, anti-aristocrática, socio-reformista y de orden, no revolucionaria”, sostiene que puede ser utilizada para los otros bisoños partidos republicanos creados en los últimos años de la Monarquía o en el transcurso de la efímera República. Sin embargo, a la luz de los datos que poseemos acerca de estas formaciones en Valdejalón, estas apreciaciones no pueden ser trasladadas sin matizaciones para el caso de la comarca.

 En primer lugar cabe señalar que, al menos la base militante del republicanismo de izquierdas, difícilmente puede ser tildada de “burguesa”, ya que se nutrió, fundamentalmente, de jornaleros (el 75% en el caso de La Almunia) y de pequeños campesinos, las más de las veces colonos, arrendatarios o medieros. Y, si bien es verdad, que las reivindicaciones de las secciones agrarias radical-socialistas tuvieron siempre un tinte reformista, no revolucionario, lo cierto es que, en algunas de las localidades más populosas (como Calatorao o La Almunia), cumplieron el papel de los sindicatos obreros, negociaron con las patronales locales e, incluso, les plantearon huelgas. Y, no sólo eso. Desmintiendo el apoliticismo atribuido mecánicamente a la militancia de la CNT, hay que hacer constar que, en 1932, la mitad de la junta directiva radical-socialista de La Almunia pertenecía al sindicato anarcosindicalista, y el máximo dirigente confederal lo era, a la vez, de la Alianza de Labradores, el sindicato agrario del partido. Y no debe considerarse un fenómeno aislado porque la misma doble militancia es apreciable en localidades como Lucena de Jalón, Calatorao o Ricla, donde los máximos responsables cenetistas fueron también dirigentes de la Alianza de Labradores y/o concejales republicanos. Otros ejemplos de que las relaciones entre republicanos y anarcosindicalistas fueron algo más que cordiales pueden extraerse de declaraciones que he podido obtener de militantes libertarios de la zona, del sorprendente mitin protagonizado en la sede epilense de la CNT, en 1931, por los destacados líderes regionales radical-socialistas José María González Gamonal y Mariano Joven y por el polémico diputado “jabalí” por Ciudad Real, Pérez Madrigal. O, también, de la quizás no tan anecdótica coincidencia de que en Épila y La Almunia el centro republicano y el ateneo libertario compartieran el mismo edificio.

En mi opinión, las autoridades de las izquierdas republicanas de la comarca no tuvieron un comportamiento abiertamente anticlerical, sino que se limitaron a aplicar, en mayor o menor grado, la legislación laicizante emanada de la Constitución. Y todo ello, pese a la manifiesta ofensiva desatada contra ellas desde sectores del catolicismo más ultramontano.

A principios de 1932 se producía la expulsión de los jesuitas y entraban en vigor las leyes de matrimonio civil, de divorcio y de secularización de cementerios, desarrollando así los artículos 25 y 26 de la Constitución, en la línea de lo establecido por la separación Iglesia-Estado. Estas medidas gubernamentales tendrían repuesta inmediata por parte de los capítulos eclesiásticos locales, menos timoratos que en meses anteriores, repuestos ya del shock del 14 de abril, y entregados a una importante campaña movilizadora, si hacemos caso a las crónicas de los integristas corresponsales del diario El Noticiero. En Épila, por ejemplo, el 5 de febrero de 1932 recogía la reunión del párroco con un grupo de feligreses, en la que se acordó que tanto el culto como el clero de la parroquia no quedaran en lo sucesivo sin la debida remuneración. Ese mismo día informaba que muchos padres, suprimida la enseñanza del catecismo en las escuelas nacionales, facilitaban dinero para premiar la asistencia puntual y continuada de los niños al ex convento de Capuchinos, donde eran atendidos por seis sacerdotes y varias señoritas. El 24 de mayo de ese mismo año, pasando de largo sobre el innegable componente lúdico y festivo de la romería al santuario de Rodanas, vindicaba la asistencia a la misma, para rendir homenaje a la Virgen, de al menos la mitad de la población. Ya por fin, el 9 de junio, el corresponsal del diario católico se hacía eco de las cuarenta nuevas altas registradas en la archicofradía del Sagrado Corazón de Jesús. No informaba sin embargo de la no autorización por parte del Ayuntamiento de la procesión del Corpus “en evitación de posibles protestas”, ni de la desautorización en lo sucesivo de entierros gratuitos de eclesiásticos en el cementerio municipal. Tan solo estos dos detalles parecían dejar traslucir que España –como había dicho Azaña- había dejado de ser católica. A juzgar por las crónicas del pío corresponsal de El Noticiero, al menos en Épila, asistían a misa hasta los militantes de la FAI.

Si bien es verdad que desde los sectores católicos algunas de las disposiciones laicizantes del primer bienio fueron acatadas de mejor o peor gana (como la no asistencia corporativa de los Ayuntamientos a procesiones y romerías, la prohibición del uso de banderas y estandartes ostentosos en dichas procesiones, la secularización de cementerios, o la retirada de las imágenes del Corazón de Jesús que presidían algunos salones de sesiones), otras decisiones fueron atendidas a regañadientes o abiertamente contestadas. En este sentido, en La Almunia se pueden constatar tres incidentes sintomáticos. Por un lado, las críticas de un grupo de feligresas y del párroco ante el acuerdo del Ayuntamiento de desentronizar el Corazón de Jesús del salón de plenos y la omisión de invocar a Santa Pantaria en los programas de fiestas, que le costaron al reverendo una dura reprimenda y una seria advertencia de expediente ante el Gobierno Civil. Por otro lado, la denuncia del presidente local radical-socialista ante un pleno municipal, advirtiendo en un escrito de las arengas de un fraile ultramontano, que, con motivo de una novena que se celebraba en la iglesia parroquial, aconsejaba a sus fieles firmeza “para combatir y aplastarles la cabeza a sus enemigos”. Y, por último, la detención del sacristán y de su familia por proferir frases contra el régimen republicano en la noche del 11 de agosto de 1932, con ocasión de la manifestación popular que tenía lugar para protestar contra el fallido golpe antirrepublicano del general Sanjurjo. Lances similares se registraron en Salillas de Jalón, donde el presidente y el tesorero de la junta de la cofradía del Rosario fueron sancionados con sendas multas de diez pesetas por reunir a la junta clandestinamente; en La Muela, donde los feligreses consiguieron que el párroco fuera trasladado, debido a su carácter intransigente y autoritario; o Épila, donde, según el órgano cenetista Cultura y Acción, el vicesecretario de ese sindicato, había conseguido obtener un sepelio civil, a pesar de los inconvenientes que se habían presentado para su celebración.

Tensiones importantes serán apreciables también en Épila, Ricla y La Almunia a la hora de tomar medidas para aplicar la prohibición de impartir la enseñanza a las órdenes religiosas, a raíz de la aprobación de la Ley de Confesiones y Congregaciones. Unas medidas que, como es sabido, los vaivenes políticos posteriores y la guerra civil, se encargaron de dejar en papel mojado.

A pesar de todo, la pugna por el “dominio simbólico del espacio público” (en expresión del historiador De la Cueva Merino), que en muchos puntos de España tendría su traducción en episodios violentos, como la quema de iglesias y conventos, derribo de cruces de término o destrucción de hornacinas con imágenes, apenas tuvo repercusiones en la comarca, y, allí donde se registraron, parecen más fruto de gamberradas que de actos con un contenido ideológico claro. Será el caso del derribo de una cruz de piedra existente en una céntrica calle de Ricla, imputado desde la prensa zaragozana a los militantes de la CNT, pero materializado, en realidad, por un grupo de “señoritos” lerrouxistas; el caso del agravio inferido a la imagen de la Virgen del Tremedal, en Calatorao, que fue arrancada de un peirón y arrojada a una acequia por unos desconocidos; o el caso de Épila, donde el derribo de varias cruces fue atribuido por el corresponsal de La Voz de Aragón a una “ola de gamberrismo”.

La componente anti aristocratizante de las izquierdas republicanas apreciada por Manuel Ramírez tuvo muchas oportunidades de manifestarse en una comarca como Valdejalón, enmarcada en un partido judicial donde el porcentaje de la riqueza agraria en manos de grandes propietarios casi duplicaba al de Aragón y donde el peso de la nobleza tuvo tanta importancia entre la gran propiedad agraria. No hay que olvidar que algunos de los principales Grandes de España, como el marqués de Camarasa, la duquesa de Terranova, el conde de la Viñaza o el duque de Híjar, contaban con centenares de hectáreas en la comarca, y que entre los aproximadamente 300 afectados por la Ley de Reforma Agraria en Valdejalón, era muy alto el porcentaje de títulos nobiliarios. Significativamente, en 1933, uno de los componentes de la candidatura de la Alianza de Labradores para las elecciones a la junta provincial del Instituto de Reforma Agraria será el dirigente radical-socialista epilense Alfonso Gaspar y, como veremos en 1936, las gestiones solicitando la intervención del Instituto de Reforma Agraria y las exigencias de roturación de las dehesas de la nobleza, se realizarán desde los ayuntamientos republicanos con mucha vehemencia.

Otra característica lógica, innata, de las formaciones republicano-progresistas, su afán republicanizador, se hará patente desde los primeros acuerdos de los nuevos concejos, desde la exaltación propia de los primeros días, y estuvieron encaminados hacia una vindicación sin tapujos de “lo republicano”, incluyendo los cambios en el callejero (no hubo localidad donde no se dedicaran calles o plazas a la Libertad,  a la República, al 14 de abril y a Galán y García Hernández), la adquisición de retratos de los héroes de Jaca y de alegorías de la República y los envíos de telegramas de adhesión a los nuevos ministros del régimen.

 

De la hegemonía a la crisis radical-socialista

Hasta la crisis padecida a finales de 1933, Valdejalón fue un auténtico feudo del Partido Radical-Socialista. En mi opinión, las causas de ese ascendente hay que buscarlas en la apreciable implantación que ya registraba el partido en el momento del cambio del régimen, en su posición de fuerza en los ayuntamientos (fruto de su gran número de alcaldes y concejales), en su notable militancia y en la influencia ejercida, primero por las secciones agrarias del partido, y después a través de su sindicato “correa de trasmisión”, la Alianza de Labradores de España, que se erigió en abanderado del derecho de los jornaleros al arriendo de tierras, de las reivindicaciones comarcales de construcción de pantanos y de los intereses de los arrendatarios y medieros remolacheros frente a las maniobras especulativas de los trusts azucareros. Para estas campañas, en las que tuvieron que competir con algún sindicato “amarillo” próximo al Partido Radical (como en el caso de la Unión Agraria de Calatorao) y con las derechistas y confesionales sucursales de la Asociación de Labradores de Zaragoza y del Sindicato Central de Aragón, contaron con la incansable brega de sus diputados Antonio Guallar y Venancio Sarría y con la ocasional visita de directivos nacionales del sindicato como Gordón Ordás o Ruiz Folgado

La otra formación de la izquierda republicana, Acción Republicana, tuvo una escasa presencia en la comarca, y las primeras noticias sobre sus actividades son bastante tardías, de 1933. Ese año será cuando se  constituya la agrupación de Calatorao y cuando, en Rueda de Jalón, obtengan los dos únicos concejales de la comarca, a raíz de la celebración de elecciones municipales en las localidades afectadas por el artículo 29 de la Ley Electoral. Significativamente, el delegado comarcal en el consejo provincial de Acción Republicana será el epilense Gregorio Cobos, ex miembro de la Unión Patriótica, ex candidato monárquico en 1931 y administrador local de uno de los mayores latifundistas españoles, el duque de Híjar.

En septiembre de 1933 tuvo lugar el III congreso nacional extraordinario del Partido Radical-Socialista, saldado con una gravísima crisis interna. Las diferencias, motivadas por las divergencias internas sobre la política de colaboración con los socialistas, tendrían como consecuencia que el sector favorable a esa posición, liderado por Marcelino Domingo, se escindiera del partido, formara el Partido Republicano Socialista Independiente y, unos meses más tarde, junto con Acción Republicana y la ORGA (el partido de Casares Quiroga) constituyera Izquierda Republicana. Por su parte, el núcleo ortodoxo del Partido Radical-Socialista, afín a Félix Gordón Ordás, terminará fusionado con el Partido Radical Demócrata de Martínez Barrio y creando una nueva formación, Unión Republicana.

En líneas generales, las dos localidades más importantes de la comarca, La Almunia y Épila, actuarán de referentes comarcales en dicha crisis. La agrupación de la cabecera del partido judicial, La Almunia, se inclinará por la opción de Izquierda Republicana y, con ella, lo harán otras dos importantes organizaciones vecinas, las de Ricla y Almonacid de la Sierra. En esta decisión probablemente tuvo mucha influencia el ascendente de Marcelino Domingo en La Almunia, donde el destacado político tortosino había recalado en alguna ocasión y donde, por otra parte, había nacido su abuelo. No menos decisivo pudo ser el hecho de que uno de los principales líderes aragoneses de la formación de Azaña, Mariano Joven, fuera natural de Almonacid de la Sierra. Por otra parte, el hecho de que el líder de la facción más moderada del radical-socialismo, Gordón Ordás, hubiera protagonizado un importante mitin en Épila y fuera amigo personal del destacado líder comarcal, el epilense Alfonso Gaspar, pudo contribuir a que esa localidad optara por Unión Republicana y arrastrara con ella a dos de las más importantes agrupaciones de la comarca, las de Calatorao y Salillas de Jalón.

 

Tiempo de derechas

En noviembre de 1933 tuvieron lugar las elecciones generales, saldadas con un espectacular triunfo de la derecha en la comarca. Organizada alrededor de Acción Popular Agraria y de sus filiales (la Asociación Femenina Aragonesa y las Juventudes de Acción Popular), la derecha contó a su favor con la presencia en su candidatura de destacadas personalidades ligadas al Sindicato Central de Aragón (erigidas en paladines de los intereses trigueros y remolacheros) y con el inestimable apoyo del clero (protagonista de una descarada campaña desde los púlpitos que obligará al gobernador civil a amenazar con la imposición de severas sanciones). La derecha pudo contar, tal vez (la cuestión es obviamente indemostrable), con el auxilio de buena parte del electorado femenino, muy permeable todavía a temas como los preconizados por los candidatos derechistas (religión, orden, propiedad...); y, desde luego, con la manifiesta abstención de los sectores obreros vinculados a la CNT. Además, la derecha obtuvo un indudable provecho del acusado desgaste radical-socialista, fruto de varios años de difícil gestión salpicada de problemas (cambios en las alcaldías, dimisiones de muchos de sus ediles, importantes conflictos sociales, constantes tensiones con el clero…), y, fundamentalmente, de las gravísimas disensiones padecidas en el seno del partido.

A pesar del cambio de orientación política en el gobierno de la nación, los ayuntamientos progresistas surgidos en las elecciones de 1931 se mantendrán en el gobierno municipal hasta su destitución a raíz de los sucesos revolucionarios de octubre de 1934. Sin embargo, durante los meses anteriores a la frustrada revolución, España vivirá casi en permanente estado de alarma. Como ha señalado Paul Preston, la llegada de Salazar Alonso al Ministerio de la Gobernación suponía, de hecho, la desaparición de autoridades que desafiasen la dominación de los caciques; en una palabra: Salazar Alonso conseguiría retrasar el reloj a los años veinte.

Tras las jornadas revolucionarias de octubre de 1934 (saldadas sin incidentes apreciables en la comarca), los ediles republicanos de Valdejalón, escrupulosos cumplidores del orden y la legalidad, serían tratados cual dinamiteros asturianos y sustituidos por gestores nombrados por el gobernador civil, afiliados a la CEDA, al Partido Radical o al Partido Agrario.

Hasta principios de 1936, una atmósfera conservadora impregnará la vida nacional. Con las cárceles repletas de miles de presos políticos y buena parte de la izquierda forzada a la clandestinidad, se asistirá a un manifiesto retroceso en las conquistas sociales obtenidas durante el primer bienio republicano. Será el momento de la vuelta de las procesiones a las calles, de las misas cantadas por los militantes de las JAP, de las cuestaciones patrióticas, del resurgir de cierto somatenismo...

En enero de 1935, de los restos del naufragio radical-socialista surgirá la organización zaragozana de Unión Republicana, de cuya comisión gestora provincial formará parte el veterinario epilense Alfonso Gaspar. Pero este será, fundamentalmente, el momento de la derecha, presente, significativamente, en un feudo radical-socialista como Salillas de Jalón, por medio de un mitin del líder del Partido Agrario Romero Radigales.

El momento de la derecha y... de la emergente ultraderecha, que el 15 de abril se presentaba en La Almunia bajo las siglas de Falange Española de las JONS, en la que sería una de las primeras apariciones en Aragón de la organización fascista. Como era de esperar, su presencia estuvo desde el primer momento rodeada de tensiones y contó con la oposición de los republicanos almunienses, que, considerando una provocación inadmisible la pretensión de los falangistas de organizar el mitin en día tan señalado como el de la festividad de la República, consiguieron retrasarlo al día siguiente.

Las primeras señales de vida del republicanismo de izquierdas valdejalonense se harán ostensibles con su nutrida presencia en un mitin celebrado en Alagón, en septiembre de 1935, que, protagonizado por Marcelino Domingo y Mariano Joven, sirvió de presentación de Izquierda Republicana en la provincia de Zaragoza. Apenas un mes más tarde, Manuel Azaña congregaba en Madrid a unas 350.000 personas llegadas desde toda España, y, significativamente, el tren especial fletado desde la capital aragonesa, dotado con 800 plazas, efectuó paradas en Épila y Ricla para acoger a los numerosos militantes comarcanos que se desplazaron al gigantesco mitin de Comillas.

 

La izquierda unida: el Frente Popular.

El 16 de febrero de 1936 tuvieron lugar unas nuevas elecciones generales y, de nuevo, volveremos a encontrar unidas a las izquierdas republicanas, pero esta vez, codo con codo con las formaciones marxistas, en el seno de una coalición, el Frente Popular de Izquierdas, creado unas semanas antes como antídoto para tratar de atajar el imparable ascenso del fascismo.

En la comarca de Valdejalón los resultados electorales fueron muy dispares. Hubo amplias victorias de la derecha en La Almunia, Urrea, Morata, Lucena, La Muela y Chodes, y apretadísimas, en Plasencia, Calatorao o Rueda; mientras que el Frente Popular, que había vencido en catorce de los veintisiete municipios del partido judicial (entre ellos en nueve de los trece de más de mil habitantes), ganaba de forma abrumadora en Almonacid, Alpartir, Ricla y Salillas; con holgura, en Épila y Lumpiaque; y, ajustadamente, en Bardallur.

En febrero de 1936, tras el triunfo de la izquierda en el conjunto del estado, los concejales republicanos depuestos en octubre de 1934 volverán a los ayuntamientos para constituir comisiones gestoras en las que las bajas producidas durante el “bienio negro” serán cubiertas gubernativamente, pero atendiendo ya a la nueva correlación de fuerzas; conformando corporaciones municipales más en sintonía con la realidad del país en 1936.

 En este período tendremos oportunidad de confirmar alguna de las supuestas peculiaridades apuntadas al principio de nuestra intervención: la doble militancia republicano-cenetista, puesta de manifiesto en localidades como La Almunia, donde más del 20% de los afiliados cenetistas lo era también de Izquierda Republicana; en Épila, donde esa doble condición alcanzaba al mismo alcalde frentepopulista, militante de la CNT y Unión Republicana; o en Ricla y Calatorao, donde esta situación afectaba a algunos ediles de Izquierda Republicana.

Otro aspecto que cabe reseñar es que, pese a la contrastada movilización apreciable en el electorado femenino popular a raíz de los comicios que dieron el triunfo a la izquierda, al menos en Valdejalón, la militancia femenina en las organizaciones republicanas, sí la hubo, tuvo un carácter absolutamente minoritario, insignificante, en claro contraste con los centenares de afiliadas que poseía la Asociación Femenina Aragonesa, la sección femenina de la CEDA aragonesa.

Pero, aunque no prescindirán de la práctica política propia, Izquierda Republicana y Unión Republicana desarrollarán a partir de febrero ( y ya junto a concejales de la izquierda marxista) aspectos del programa del Frente Popular. Juntos tratarán de hacer frente a la crisis por la que atravesaban tres de los principales productos agrarios de la zona (el trigo, la vid y la remolacha); a los estragos ocasionados por las devastadoras riadas de la primavera; y, sobre todo, a los terribles efectos del endémico paro obrero.

En este período, las autoridades republicanas volverán a retomar medidas ya ensayadas (obra pública para generar jornales, reparto de parcelas municipales entre los más necesitados...); se ensayarán otras (subida de algunas contribuciones); y se reivindicará, con gran vigor, la roturación de dehesas incultas, la aplicación de la reforma agraria y la devolución del patrimonio comunal usurpado. Para la consecución de estos objetivos será constante el recurso a las autoridades provinciales del Frente Popular y al grupo de diputados electos de esta coalición.

Esta será una etapa donde la conflictividad social alcanzará cotas muy altas, después de varios años sin que el movimiento obrero tuviera posibilidad de ejercerla, debido a su descabezamiento tras los sucesos de octubre de 1934 y a la suspensión de las garantías constitucionales. Por estas fechas se registrarán numerosas huelgas parciales y algunas, generales, en las que, por primera vez aparecen acciones conjuntas UGT-CNT, a la par que comenzará a hacerse patente una clara escalada provocativa por parte de la extrema derecha, que tendrá como resultado más sintomático el atentado infligido el 24 de marzo contra el alcalde de La Almunia, Mariano Díez Traín.

También es detectable un innegable cambio en la mentalidad republicana del momento, ya que, si la aprobación del estatuto de autonomía de Cataluña, en 1932, había levantado ampollas en algunos sectores del movimiento obrero y el rechazo de alguno de los ayuntamientos republicanos de la zona, en 1936 parece apreciarse una mayor sensibilización respecto al fenómeno de las nacionalidades, a juzgar por las expectativas que levantó en la comarca el Congreso Pro Autonomía Aragonesa celebrado en Caspe, auspiciado no solo por las formaciones nacionalistas aragonesas, sino, también, por los partidos de las izquierdas republicanas. Indicativos de ese nuevo espíritu parecen hechos como la visita a La Almunia de una representación de la comisión organizadora del Congreso caspolino, la existencia constatada de comités de apoyo en algunos de los pueblos, las simbólicas subvenciones aportadas desde algún Ayuntamiento, la presencia física de varios concejales en el acto de Caspe y las adhesiones mostradas desde algunas corporaciones y círculos republicanos de la comarca.

El 11 de julio de 1936, cuando la bien urdida conspiración fascista estaba a punto de dejarse sentir, tuvo lugar en Épila un último acto cívico, democrático, pleno de simbolismo: la celebración de la Fiesta del Libro. Una fiesta que, concebida como un homenaje al libro, sería presidida por el gobernador civil Vera Coronel, en la que sería una de sus últimas apariciones públicas. Pocos meses después Ángel Vera sería ejecutado en Pedrola y los libros, lejos de recibir homenajes, serían incautados o destruidos, con la sola excepción de aquellos que respondieran “a los sanos principios de la Religión y la moral cristiana” o exaltaran con su ejemplo el patriotismo de los niños.

Entre los días 19 y 21 de julio, dependiendo de la resistencia mostrada por las fuerzas antifascistas, columnas del ejército llegadas de Zaragoza y Calatayud, dotaciones de la guardia civil de la comarca, milicias falangistas y paisanos de la CEDA, se hicieron con el control de la comarca, tomaron los centros republicanos (donde practicaron simbólicas quemas de sus objetos), depusieron a las corporaciones del Frente Popular y las sustituyeron (otra vez) por gestoras derechistas, desposeyeron a buena parte de los funcionarios, y comenzaron a improvisar cárceles en escuelas, almacenes y viejos calabozos. La represión fue inmediata y sus formas, crueles y variopintas. En el inmediato genocidio fueron asesinados los alcaldes de Lumpiaque, Salillas, Plasencia, Almonacid o La Almunia. También, buen número de concejales, líderes locales de Unión Republicana e Izquierda Republicana, y numerosos afiliados de esos partidos, de sus juventudes y de las organizaciones obreras. Algunos alcaldes como el de Calatorao, Pantaleón Cabello, o el de Épila, Jaime Boada, consiguieron salvarse y llegar a las filas republicanas; mientras que a las dos personalidades más señeras del republicanismo valdejalonense, Alfonso Gaspar y Mariano Joven, les cupo diferente suerte. Alfonso Gaspar, el primer alcalde republicano de Épila y miembro, en 1936, de la dirección provincial de Unión Republicana, fue fusilado en Calatorao, el 9 de agosto de 1936, por un piquete de falangistas. Mariano Joven, natural de Almonacid, ex gobernador civil de Soria, Salamanca, Granada y Madrid, y diputado electo de Izquierda Republicana, le sorprendió la sublevación en Madrid. Esta circunstancia le salvó la vida (algo que no ocurrió con su hermano y con su cuñado). Mariano Joven, que durante la guerra civil fue elegido para una de las secretarías del Congreso de los Diputados, terminó sus días en el exilio de Méjico, donde será fundador del Ateneo Español, presidente del Centro Republicano Español y activo colaborador del gobierno republicano en el exilio.

Hoy, casi setenta años después de aquel pogrom, todavía campean en las esquinas de algunas de las localidades de la comarca los azulejos con los nombres de los espadones que acabaron con la experiencia republicana, las lápidas de los caídos por Dios y por España en las fachadas de las iglesias, y, en el caso de Chodes, la herrumbrosa placa con el yugo y las flechas ofreciendo su tétrica amenaza a los visitantes. Buena parte de los protagonistas de la experiencia más ilusionante y progresista del siglo XX todavía forman parte de la ingente nómina de los “desaparecidos”, y tan solo alguna publicación esporádica, algún homenaje semiclandestino, se encarga, de vez en cuando, de reivindicar su memoria.

Decididamente, todavía serán necesarios muchos Coloquios sobre Republicanismo y, sobre todo, muchas dosis del talante que nos ofrece Mas de las Matas.

Muchas gracias.

 

Manuel Ballarín Aured

Coordinador de la Sección de Historia de la Fundación “Rey del Corral” de Investigaciones Marxistas

 

 

Bibliografía específica sobre el republicanismo en Valdejalón

 

ALARES LÓPEZ, Gustavo: “Movilización campesina y violencia fascista en La Almunia de Doña Godina: una huelga campesina en 1936”, La Replazeta, n.º 7 (2001).

 

ALARES LÓPEZ, Gustavo: “La República manchada. Épila, 1932”, La Replazeta de Valdejalón, n. º 9 (2002).

 

BALLARÍN AURED, Manuel: Del paro al Movimiento. La Almunia de Doña Godina en la II República, La Almunia de Doña Godina, Carra L´Aspro Edizións (Asociación Cultural L´Albada), 2002.

 

ASENSIO GUAJARDO, Miguel y BALLARÍN AURED, Manuel: Lloviendo piedras. Crónica de la II República y de la represión franquista en Calatorao, Zaragoza, Carra L´Aspro Edizións (Asociación Cultural L´Albada), 2003.

 

BALLARÍN AURED, Manuel: “Valdejalón Contemporáneo”, en Manuel Ballarín Aured (coord.), Comarca de Valdejalón, Zaragoza, Diputación General de Aragón, 2003.

 

BALLARÍN AURED, Manuel: Mariano Joven, diputado del Frente Popular de Zaragoza, Zaragoza, Ayuntamiento de Almonacid de la Sierra y Diputación Provincial de Zaragoza, en prensa.

 

PLOU GASCÓN, Miguel: Historia de La Muela, Zaragoza, Ayuntamiento de La Muela, 1995.

 

VV.AA. : En Enrique Bernad Royo (coord.), Republicanos y República. Socialistas y republicanos de izquierda en Zaragoza y provincia, 1931-1936, Zaragoza, Grupo Socialista de la Diputación Provincial de Zaragoza, 2003.

 

 

 

Sumario

 

 

Luis Bello Trompeta. Viaje por las escuelas de España

Víctor M. Juan Borroy

 

 

En esta breve intervención pretendo, en primer lugar, destacar algunos hitos cronológicos de la vida de Luis Bello que permitan entender mejor el preciso diagnóstico que este periodista hizo de la situación educativa de la España del primer tercio del siglo XX. En segundo lugar, comentaré algunos testimonios que los maestros, los políticos o los intelectuales dejaron escritos sobre las escuelas y los maestros de la época, los mismos maestros y las mismas escuelas que Bello visitó. Y para terminar esbozaré las principales líneas de la política educativa de la II República que Bello anticipó al proponer soluciones para todas las carencias que observó.

 

 

Luis Bello Trompeta

 

Federico Carlos Sainz de Robles, que conoció y admiró a Luis Bello, lo describía del siguiente modo:

 

“Su apellido estaba en franca contradicción con su aspecto físico. Caminaba como si fuera a caerse de un momento a otro en tres o cuatro dobleces. Su cuerpo era pura abstinencia cuaresmal. Su pelo laso y largo, con reborde sobre la nuca, entreverado de rubio deslucido y de gris ceniza, le derramaba mechones sobre la frente y las orejas. ¡Gran caballero y gran escritor don Luis Bello, la mejor calcomanía que recuerdo de Don Quijote de regreso para morir en su aldea…”[1]

 

 

Breve apunte cronológico

 

1872.    Nace el 6 de diciembre en Alba de Tormes, (Salamanca).

Cursó estudios de Derecho en la Universidad de Madrid.

Terminados los estudios universitarios trabaja de pasante en el bufete del abogado y político José Canalejas y Méndez.

1898.    Ingresa en El Heraldo de Madrid donde comienza haciendo crónicas e información de las sesiones de las Cortes.

Abandona El Heraldo de Madrid y trabaja en El Imparcial durante dos años.

1903.    Funda, con otros dos compañeros periodistas la revista Crítica.

1904.    Firma la protesta por la concesión del premio Nobel a José Echegaray en 1904. Entre los firmantes figuran Valle-Inclán, Grandmontaigne, «Azorín», Unamuno, Maeztu, los Machado, Baroja, Grau, Díez Canedo, Zozaya, etcétera.

Al desaparecer la revista Crítica marcha a París, donde permanecerá un año como corresponsal del diario España, en cuya redacción trabajaron, entre otros, Azorín, Maeztu y López Pinillos.

1906. Dirige la famosa hoja literaria de Los Lunes de El Imparcial.

1908. Colabora en la revista Faro en unión de Ortega, Posada, Barnés, Répide, Zulueta, Albornoz, Díez-Canedo, etc.

1913. Firma, con los hombres de 1914, el manifiesto fundacional de la Liga de Educación Política. El manifiesto está firmado por Ortega, Azaña, de los Ríos, Madariaga, Zulueta, Azcárate, Araquistáin, Américo Castro, García Morente, entre los más representativos. Funda la revista Europa, precursora de la revista España.

1915.    Sale el primer número de la revista España, su director es Ortega y entre los colaboradores figuran: Alomar, Díaz del Moral, Casares Quiroga, de los Ríos, Antonio Machado, Luis de Tapia, Araquistáin, Azaña, Luis Bello, Cossío, Barnés, Benavente, Unamuno, Valle Inclán, Federico de Onís, Pittaluga, Posada, etcétera.

Colabora en El Imparcial y lleva a cabo una campaña periodística sobre política hidráulica.

1916.    Durante el período 1916-17 es diputado a Cortes.

Director de El Liberal de Bilbao.

1926.    Inicia la visita a las escuelas cuyos artículos se publican regularmente en El Sol.

1927.    Sufre un accidente de automóvil en su viaje por Andalucía.

1928.    Aparece el tercer libro de Viajes por las escuelas de España.

            En marzo Araquistáin, en un hermoso artículo, pide un homenaje nacional para Luis Bello. Los españoles responden al llamamiento. Con pequeñas aportaciones se reunieron más de 100.000 pesetas. El objetivo era comprar una casa para el ilustre escritor. España entera lo convirtió pronto en realidad El Gobierno mediante una nota oficiosa manifiesta su no adhesión.

En enero cae la dictadura de Primo de Rivera. Bello redobla su actividad política.

1931. Diputado en las primeras Cortes de la República. Miembro de la Comisión encargada de redactar la Constitución.

Miembro del Patronato de Misiones Pedagógicas que preside Cossío.

Miembro del Consejo de Instrucción Pública, de la sección de enseñanza primaria.

1932.    Presidente de la Comisión del Estatuto de Cataluña en las Cortes.

1933.    Diputado por Lérida.

Dimite de la dirección de Luz; pasa a trabajar a El Sol.

1934.    En 1934 Bello ha conseguido su acta de diputado por Lérida. Detenido, en octubre, en Barcelona, con Azaña, por supuesta complicidad en la sublevación de Cataluña. Proclamación de Estat Catalá. Octubre 1934.

1935.    Muere el 6 de noviembre tras una corta enfermedad. Iba a cumplir 63 años.

 

 

En 1898 Luis Bello deja su trabajo como pasante para incorporarse al diario madrileño El Heraldo de Madrid, dirigido e inspirado por el propio Canalejas. Bello hacía las reseñas de las sesiones de las Cortes. Estos primeros trabajos anuncian lo que será el futuro de Luis Bello: el periodismo, la actividad política y poco tiempo después comienza el comentario y la crítica de libros.

 

Algunos historiadores, como el propio Manuel Tuñón de Lara, consideran a Luis Bello como uno de los integrantes de la generación del 98. Otros lo consideran heredero de Costa y de Giner de los Ríos. También mantiene indudables y sólidas vinculaciones con la generación del 14 (Ortega, Azaña, Ciges Aparicio, etc., no en vano Luis Bello aparece entre los firmantes de La Liga de Educación Política).

 

Lo que acredita a Bello como perteneciente a la generación del 98 es su preocupación por España y su modo de asumir y continuar con un trabajo que es, sin duda, herencia de Costa (política hidráulica y escuela).

 

Aunque en los años 1916 y 1917 Luis Bello fue diputado, su verdadera hora política suena con la caída de la dictadura del general Primo de Rivera, el 30 de enero de 1930; a partir de entonces se convertirá en un escritor al servicio de la política, y toda su experiencia de viajero conocedor de gentes y geografías y va a encontrar oportunidades políticas y cauces de expresión.

 

Cuando Bello fue diputado en las primeras Cortes de la República, formó parte de la Comisión encargada de redactar el texto de la Constitución para ser presentada a las Cortes y cuya presidencia ostentó un jurista eminente, Jiménez de Asúa.

 

En 1932 Bello afrontará la difícil prueba ser el Presidente de la Comisión del Estatuto Catalán en las Cortes. El trabajo de Bello consiste en elaborar un dictamen sobre si la propuesta de los autonomistas catalanes está de acuerdo con el cuerpo legislativo de la Constitución de la República. Y ese dictamen o resultado de ese compromiso deberá ser presentado a la Cámara para su discusión y aprobación.

 

En los años que van de 1930 hasta su muerte en 1935, Bello no deja su profesión de periodista. Al final, artículos sobre escuelas se han convertido en críticas sobre las disposiciones legales que regulan el magisterio, y sus críticas de libros son ahora crítica de libros políticos.

 

El acontecimiento político más desgraciado, como consecuencia de su amistad con Azaña y de haber sido el Presidente de la Comisión del Estatuto catalán, tuvo lugar en octubre de 1934 cuando fue detenido en Barcelona por la presunta complicidad con la sublevación del Gobierno de la Generalitat.

 

El día 6 de noviembre de 1935 falleció Luis Bello en la más absoluta indigencia. Los gastos de entierro fueron pagados por la Asociación de la Prensa.

 

La obra de Luis Bello

 

Luis Bello fue, antes que cualquier nada, periodista: fundó revistas, dirigió periódicos y escribió numerosos artículos. Aunque es posible que sea recordado por la serie Viajes por las escuelas de España, la obra de Bello es mucho más amplia.

 

Además de los libros en que recoge los viajes a las escuelas, Bello es autor El tributo a París, Ensayos e imaginaciones sobre Madrid, Una mina de oro en la Puerta del Sol, El corazón de Jesús.

 

También hizo traducciones de obras literarias francesas. Tradujo tres cuentos de Gustavo Flaubert: «Un corazón sencillo», «La leyenda de San Julián el Hospitalario» y «Herodias». También tradujo una extensa novela de Emilio Clermont titulada «Laura».

 

Además, hay que tener en cuenta que esta actividad literaria la compaginó con sus responsabilidades políticas: los trabajos de la Comisión del Estatuto, o las reuniones con el Patronato de Misiones Pedagógicas, o las tareas de las redacciones de los periódicos o las tertulias con literatos, políticos y periodistas.

 

 

Escuelas y maestros. Algunas notas sobre el panorama educativo que Luis Bello contempló

 

Escuelas

 

España arrastraba un déficit evidente de escuelas. Además muchos testimonios de la época abundaban en las carencias que caracterizaban los locales dedicados a ser escuelas públicas. En un artículo publicado en 1899 Manuel Bartolomé Cossío presentaba un panorama desolador en su reflexión sobre las condiciones de las escuelas:

 

"(...) hacen bien esos dos millones y medio de niños (que no tienen plaza escolar) en no ir a la escuela, y sus padres obran muy cuerdamente al no enviarlos. Porque si un día se les ocurriese obedecer nuestras sabias leyes, perderían el tiempo y, lo que es más grave, la salud, como pierden ya ambas cosas gran parte de sus aplicados compañeros. Perderían el tiempo, porque no hay en España ni escuelas en que meterlos, aunque fuese almacenados, ni suficiente número de maestros para educarlos de verdad; y perderían la salud, porque los que malamente cupiesen, irían a envenenarse en el pestífero ambiente de unos locales infectos, donde hoy mismo están ya hacinados los niños que asisten; y con el tiempo y la salud perderían también la alegría y la despierta curiosidad que, en estas condiciones, no tardan en cambiarse en rutina servil y en horror a la escuela"[2].

 

La mayoría de las escuelas no cumplían las condiciones para desarrollar adecuadamente la docencia. Unas eran consideradas como "pocilgas". Paradójicamente, esta falta de condiciones pedagógicas e higiénicas se remediaba con procedimientos como las colonias que tenían un carácter esporádico. Patricio Borobio describía en un artículo en La Escuela Moderna las condiciones en las que niños y maestros asistían a la escuela, cuando en 1904 él mismo y el doctor Ballarín acudieron a las escuelas para seleccionar a los niños que debían asistir a las Colonias escolares de Zaragoza. La situación que encontró le llevó a pedir más colonias para más niños zaragozanos:

 

"en nuestra visita y con nuestros ojos de médico, vimos muchas cosas. Vimos escuelas muy malas, detestablemente instaladas, pequeñas, con poca luz, sin ventilación, de suelo polvoriento, que hace la atmósfera irrespirable en cuanto los niños se mueven. Vimos unas mesas y unos bancos destartalados, un material de enseñanza mezquino, escaso, gastado (...). Vimos, por hermoso y consolador contraste, maestros y maestras ilustradísimos, corteses y afables cuanto puede exigirse, héroes de la enseñanza que consumen su existencia seis horas diarias en el local de una mala escuela, con un pésimo material; y aún luchando con todo esto y a pesar de todo esto, sacan discípulos brillantes, lo cual representa una labor gigantesca, silenciosa, casi anónima, digna de toda alabanza y acreedora a toda gratitud"[3].

 

En 1909 continuando con la denuncia de las malas condiciones de los edificios escolares, en Heraldo de Aragón se escribía:

 

“Todos hemos visto escuelas instaladas en lugares donde no podrían albergarse los animales en medianas condiciones higiénicas. Todos hemos vistos por esos pueblos la vergüenza de que el maestro mal retribuido y por consiguiente mal alimentado, eduque a cientos de niños recluidos en un local que hace asomar el rubor a las mejillas”.

 

En aldeas aragonesas hemos presenciado el hecho de que los alumnos recibieron el alimento espiritual en un angosto granero situado encima del horno donde se cocía el pan para el vecindario. Y los chiquillos sudorosos y jadeantes hacían esfuerzos para respirar en aquella esfera homicida[4].

 

El problema de las malas condiciones de los locales en la zona rural es un hecho contrastado durante las primeras décadas del siglo XX. En muchos locales faltaba calefacción y, en los meses de invierno, resultaba imposible permanecer sentado por el frío que hacía dentro de la escuela. Los niños pequeños, como señalaba Teodoro Rubio, maestro de Alcañiz "apenas podían sostener la pluma entre sus amoratadas manos". Ante esta situación ¿cómo no iba a haber absentismo durante estos meses? Esta situación contrastaba con la comodidad que se prodigaba en cualquier edificio público, o aún en la taberna o el casino del pueblo[5].

 

Los maestros de Zaragoza dirigieron frecuentes instancias a la Junta Local de primera enseñanza para que se procediese a la reparación y mantenimiento de las dependencias destinadas a escuelas. En 1916, Orencio Pacareo, tras señalar que en su escuela faltaban muchos niños a clase, pasaba a explicar las razones de este hecho: no tenían calefacción y las escuelas estaban a cuatro o seis grados, por lo que muchos niños enfermaban[6]

 

A los ejemplos ya citados podemos añadir el que nos brindaba Félix del Arco, maestro de Farasdués (Zaragoza), quien relataba las condiciones en las que tenían que dar clase y vivir los maestros de aquella localidad hasta que una noche, en un hecho que consideraba milagroso, se hundió la escuela y no hubo que lamentar ninguna desgracia personal, pero las escuelas tuvieron, al fin, que repararse:

 

..."pero dejemos esto para entrar de lleno a tratar de mi verdadera casa, la casa del templo del saber, la que en mi idealismo llenaría de encantos y comodidades, rodeada de jardines, bosque, fuentes, pájaros, etc. de todo cuanto la naturaleza, la gran escuela real y viviente (...) No les cabía que un maestro, el último bicho del pueblo que para nada había intervenido en los asuntos de interés común, que nada había pedido para mejorar su escuela, y que tan sólo se notaba su presencia por ir el primero abriendo la marcha de las provocaciones, entonces pedía mejoramiento del local (...) A mi compañera la tenían colocada en un desván... o palomar, sin más techo que unas malas cañas y las tejas, y con una sola ventana, y allí las niñas para estar tenían que hacerlo de pie, completamente almacenadas, sin poder moverse y trabajar con gusto, haciendo los maestros los esfuerzos sobrehumanos para que su labor fuese provechosa..."[7].

 

Miguel Sánchez de Castro, regente de la Aneja a la Normal de Maestros de Huesca, planteaba las condiciones que debía reunir la escuela para que no fuese un local destinado a "encerradero de niños y de adultos". Para este propósito cualquier solar valía, pero si se quería que la escuela cumpliese con su auténtica misión, había que empezar por cuidar el edificio que "ya no es un local cualquiera (...) no es una sola habitación húmeda, lóbrega, sin aire, sin luz, sin sol"[8].

 

Pedro Arnal escribía en 1924 que eran necesarios más edificios, pero además "asegurar el derecho a la vida de maestros y niños". En algunos casos, se había hecho grandes inversiones para construir nuevos edificios, pero luego se descuidaba el mantenimiento de los mismos[9].

 

La escuela rural. El aislamiento.

 

La soledad del maestro de pueblo, en aquellos pueblos del primer tercio del siglo XX, era absoluta. El magisterio tenía que luchar contra un cierto rechazo por parte de los vecinos que consideraban al maestro como un extraño. Los maestros debían enfrentarse con un sin fin de incomprensiones, de censuras, de presiones, etc. En 1903 el maestro Recaredo Serrano resumía del siguiente modo algunas de las dificultades que el maestro encontraba en las pequeñas poblaciones a principios de siglo: "ya tenemos al maestro colocado en un pueblecito por esos mundos de Dios. Sin contar que muchas veces algunos analfabetos pretenden enseñarle su deber, abrogándose competencia pedagógica, nunca falta un cura que lo tiraniza, un alcalde que lo odia, una Junta local que lo empapela, otra provincial que lo marea, un inspector que divide (...)"[10].

 

Pedro Oros hacía en sus memorias una descripción muy completa de cómo obtuvo su primer nombramiento como maestro interino. Muchas veces los maestros tenían que pagar por la comida y el hospedaje tanto dinero como el que recibían por su trabajo[11]. Esta circunstancia ha sido una condición presente hasta tiempos muy recientes. En 1911 este jovencísimo maestro, con dieciocho años recién cumplidos, se presentó, en compañía de algunos de sus familiares en Villar de los Navarros (Zaragoza). Aunque estaba entusiasmado "por tener una escuela", la descripción que hacía de la misma nos da una idea bastante clara de las condiciones en las que hubo de desarrollar su trabajo:

 

" ...Situada en el centro y plaza del pueblo, en la casa del Ayuntamiento, pero incapaz para los ciento y pico de alumnos que asistían a ella. Tan mala era que yo tragaba el polvo que se levantaba del suelo hecho de yeso y respiraba el aire viciado por tanta criatura, sacando mi vestido azul, blanco como la nieve. (...). Los alumnos iban desde los cinco hasta los catorce años. Los primeros por el módico pago mensual de 50 cts. que luego hube de subir a una peseta, con la consiguiente protesta de algunas madres que lo consideraban excesivo. Los otros , gratis, por estar a cargo del Estado que me abonaba unas 22 perrillas diarias. Por lo que la gratuidad era a mi costa. Aún debía parecer excesiva esta paga, aunque pronto la reestablecieron a las 500 pts anuales, con los descuentos correspondientes"[12].

 

El maestro era un forastero, una persona ajena al pueblo y su conducta era observada y juzgada por toda la población: "El maestro, especialmente en las poblaciones rurales es como un espejo en quien todos van a mirarse; por lo cual, todos sus actos, todas sus costumbres, su manera de vivir es comentada por la población"[13]. Guillermo Fatás le dedicó un artículo en las páginas de La Educación a su hermana Josefa cuando ésta empezaba su ejercicio profesional, y le recordaba que de cada cien expedientes que se formaban contra los maestros sólo uno o dos se debían a incompetencia profesional, el resto iban dirigidos contra la conducta del maestro. Las maestras habían de proceder con mayor cautela para no ser víctimas de la "chismografía local". Guillermo Fatás reconocía que era lógico que una maestra quisiera relacionarse con personas cultas y en los pueblos pequeños este círculo se reducía al cura, en ausencia de médico, farmacéutico, notario o persona que ejerciera profesión alguna. Admitía que había que estar en buenas relaciones con el cura, pero había que conservar un prudente distanciamiento: "Trata siempre al sacerdote con los respetos que merezca su persona y con los que le da derecho su elevado cargo: pero que jamás la puerta de tu casa esté abierta para él ni para nadie que no sea de tu sexo, mientras no vivas en compañía de quien por su edad y condición pueda servirte de escudo contra la chismografía lugareña y maledicencia"[14].

 

La soledad podía terminar con los buenos propósitos del maestro, podía terminar por agotar el entusiasmo inicial de aquellos jóvenes que se iniciaban en la docencia en un medio que estaba casi siempre por debajo de la cultura del maestro. Así lo manifestaba Rafael de Altamira a un grupo de maestros que visitaron el Museo Pedagógico Nacional: "aquel aislamiento de un día y otro, que puede prolongarse durante años, aniquila vuestro entusiasmo, y llega así un momento en que no os queda ya nada de él porque no habéis tenido ocasión de alimentarlo nuevamente, porque habéis estado solos frente a vuestros fracasos, a vuestros desengaños, a vuestras amarguras"[15].

 

García de Miguel dedicó un artículo al maestro de aldea en el que retrataba la soledad, la falta de esperanzas de quienes trabajaban y vivían alejados de todas las ventajas que podían obtenerse en poblaciones más grandes, faltos de relación con personas interesadas en temas culturales:

 

"He aquí una carrera venturosa: cuatro años de estudio; prolongación de éstos en reñidas oposiciones; conseguir por fin la ansiada plaza, y con tanto sacrificio, disfrutas un haber de cuatro pesetas y unos céntimos en uno de estos tristes rincones de la patria"

(...) Rincones solitarios de triste destierro, donde el maestro no tiene otra amistad que sus libros, otro amor que sus pequeñuelos, otra sociedad que sus pobres gentes (en muchas no hay ni sacerdote), que no se han asomado jamás a la vida, ni a la cultura, ni a la educación y que, por tanto no comprenden, no saben de los anhelos liberadores..."[16].

 

En 1932, Rodolfo Llopis recordaba en Zaragoza que los maestros se convertían en víctimas del aislamiento de los pueblos:

 

"El crimen más grande que se ha cometido ha sido sacar de las Normales a unos maestros, hacerles pasar un simulacro de oposición, enviarles después a los pueblos y dejar que el maestro se sepulte en una aldea y que nadie se acuerde de ellos, y (...), el ambiente rural, acaba por hacerlos sus víctimas, y el cacique sus instrumentos"[17].

 

Este aislamiento que iba poco a poco empobreciendo al maestro y enfriando su ilusión por la escuela quiso paliarse con un tipo de "formación permanente" caracterizada por su carácter esporádico y ocasional que, posiblemente, no solucionaría el problema. Miguel Sánchez de Castro y Avelina Tovar sostenían que los brotes esporádicos que se denominaban cursillos de perfeccionamiento, misiones pedagógicas, visitas de inspección, bibliotecas circulantes, viajes de estudio, cursillos de apicultura, sericultura etc., no eran el camino para dar una formación permanente al profesorado, sobre todo al que ejercía en el medio rural. "Eso es igual que pretender resolver el problema del alumbrado mediante el disparo de cohetes o fuegos de artificio[18].

 

Emilio Moreno, en 1933, siendo ya inspector, advertía del peligro que encerraba para un maestro el confraternizar demasiado con las gentes del pueblo. Insistía en conservar "la distancia que debe mediar entre el profesorado y la masa adocenada" y se manifestaba en contra de la "gramática parda" que algunos recomendaban, con la que se pretendía aparentar que el maestro tenía amistad con todos, y que le capacitaba para ser un experto en relaciones personales para no enfrentarse con nadie. Emilio Moreno concluía que "la vida pueblerina no es tan sencilla y tranquila como nos la presentan los poetas y pintores ..."[19].

 

Frente a estos juicios que los maestros dirigieron al ambiente rural, se repitió durante nuestro primer tercio de siglo la idea institucionista de "el mejor maestro en la peor localidad". Manuel Bartolomé Cossío, en un brillante discurso pronunciado en el Congreso Nacional Pedagógico celebrado en 1882 en Madrid, manifestaba la necesidad de enviar los mejores maestros a las más pequeñas poblaciones. En ellas el maestro representaba el único contacto con la cultura.

En las ciudades, donde el trabajo del maestro y la labor de la escuela podían suplirse por otros procedimientos, no eran tan necesarios.

 

"No negaré yo señores, que, en efecto, hay algo característico en las escuelas rurales; ¿pero sabéis en qué está mi entender? Pues precisamente en la necesidad que tienen de ser más completas; en esa ineludible necesidad de llevar a la escuela del campo aquella enseñanza de que el labriego, el industrial en pequeño, el pastor no pueden oir hablar jamás sino en la escuela. (...) El niño de la ciudad tiene el periódico, el teatro, la conversación culta de la atmósfera que le rodea, los museos, una exposición permanente en los escaparates de cada tienda; pero el pobre niño del campo, ¿dónde puede ver jamás una estatua? ¿Quién le dirá que ha habido un Shakespeare o un Velázquez? (...)  ¿cuál será el medio más adecuado para llenar los vacíos que se notan en la escuela rural? Uno solo se me alcanza, señores, y contrasta, en verdad, con lo que sucede al presente. En vez de enviar a las escuelas rurales a los maestros incompletos, los de menor cultura, los más faltos de flexibilidad para el trato y relaciones sociales, enviemos a ellas los mejores maestros, no sólo los mejores en el saber, sino en algo más importante para este ministerio: en vocación; enviemos hombres superiores, de elevada cultura, de abnegación sin límites; remunerémoslos, no decorosamente, sino espléndidamente; pero con tal que su vocación sea tan probada y decidida, repito, que estuvieran dispuestos, si fuera preciso, a realizar su obra sin estipendio alguno, como un verdadero apostolado: misioneros de la educación, hombres distinguidos por el espíritu y hasta por sus maneras, capaces no ya de alternar de igual a igual con el abogado, el juez, con el médico, con el ingeniero, con el sacerdote, sino de influir y estimularlos a auxiliarles en su obra"[20].

 

Además, las escuelas y las condiciones de escolarización presentaban, generalmente, muchas más deficiencias en los pueblos que en las ciudades. Se trataba de unas escuelas unitarias con una matrícula muy amplia. Gregorio Lax denunciaba en El Magisterio de Aragón en octubre de 1925, que en la escuela unitaria de Ballobar, población en la que a la escuela unitaria asistían 140 niños de 7 a 14 años:

 

"Comentarios ... ¿para qué? Únicamente suplico a las autoridades de primera enseñanza no consientan estos atentados contra la cultura de un pueblo y que conducen a que sus habitantes sean 3/4 partes analfabetos; que tengan compasión de estos pobres niños que no pueden recibir la enseñanza en condiciones debidas y que ... distraigan un poco de oro para elevar la cultura de nuestros compatriotas. Escuelas y maestros. Ahí está la base de la nueva España".[21]:

 

Los pequeños pueblos eran lugares poco estimulantes para el maestro, pero también para los niños. Lo que la escuela ofrecía era escasamente valorado. El principal -o quizá exclusivo- centro cultural era la escuela y lo que en ella se ofrecía dependía de cómo el maestro entendiese su trabajo. Muchos maestros manifestaron que uno de los grandes problemas con los que se encontraban era la falta de regularidad en la asistencia. Los niños dejaban la escuela, temporal o definitivamente, cuando podían ganar un pequeño jornal o contribuir al trabajo de la familia. En el medio rural era más fácil encontrar sencillas ocupaciones (podar, colaborar en la recolección de la cosecha, recoger leña, etc).

 

En el caso de las maestras, por las limitaciones con las que las mujeres vivían el mundo social, el problema era más grave. Las expectativas de muchas jóvenes respecto a la profesión, a la cultura, se hacían añicos al tomar posesión de sus primeros destinos, la mayoría de las veces, en escuelas de pequeñas poblaciones.

 

La consideración social de la maestra, como ha puesto de manifiesto José Antonio Cieza, estaba más ligada a su condición de mujer que al de maestra. En todo momento se le exigían cualidades de ejemplaridad: humilde, sencilla de gustos, grave dentro de la afabilidad, modesta, comedida en sus palabras, etc. Cualquier desvío de esta norma o mínimo tropezón levantaba olas de suposiciones y rumores contra ella, pasando además a ser comparada con los tipos de mujer más censurados del momento y terminando por conseguir el anatema de viejos y mujeres o el asedio de novios y maridos"[22].

 

Las maestras estuvieron sometidas a estrechos controles y vigilancias por parte del vecindario. Esta presión sobre las maestras no fue exclusivo de nuestro país. Michael W. Apple, ofrece, en un artículo en el que analiza las causas de la de la femenización de la profesión docente, un contrato de maestras de 1923, que continuó vigente, según este autor durante décadas en las escuelas americanas:

 

"Contrato de profesoras 1923

El presente es un acuerdo entre Miss......, profesora, el el Consejo de Educación Primaria de la Escuela .........., por el que Miss........, se compromete a enseñar por un periodo de 8 meses, empezando el 1 de septiembre de 1923. El Consejo de Educación se compromete a pagar a Miss..... la cantidad de (75 S) al mes. Miss .......... se compromete a:

1.- No casarse. Este contrato será nulo y sin efecto si la profesora se casa.

2.- No dejarse acompañar por hombres.

3.- Estar en casa entre las 20.00 horas y las 6.00 horas, al menos que se encuentre desempeñando alguna función de la escuela.

4.- No pasar el tiempo en las heladerías.

5.- No salir de la ciudad en ningún momento sin la autorización del Presidente del Consejo de Administración.

6.- No fumar. Este contrato será nulo y sin efecto si se encuentra fumando a la profesora.

7.- No tomar cerveza, vino ni whisky. Este contrato quedará inmediatamente anulado y sin efecto si se encuentra a la profesora bebiendo cerveza, vino o whisky.

8.- No montar en carruaje ni automóvil con hombre alguno, a excepción de su hermano o su padre.

9.- No llevar vestidos de colores llamativos

10.- No tintarse el pelo

11.- Llevar dos calzones como mínimo.

12.- No llevar vestidos más de dos pulgadas por encima de los tobillos.

13.- Mantener limpia la clase.

                        a.- barrer el suelo de la clase, al menos una vez al día.

                        b.- fregar el suelo de la clase con agua caliente y jabón, al menos una vez a la semana.

                        c.- limpiar la pizarra al menos una vez al día;

                        d.- Encender la lumbre a las 7.00, de forma que la clase esté caliente a las 8.00 cuando entren los niños.

                        e.- No usar polvos ni máscara para la cara, ni pintarse los labios"[23].

 

Maestros

 

Durante el XIX resulta fácil constatar el desprestigio social que ser maestro implicaba. La escasa retribución que los maestros obtenían por su trabajo, además de otros factores, condicionó el concepto que la sociedad, en general, se formó de ellos.

 

El mismo Romanones, siendo Ministro de Instrucción Pública, señalaba en una intervención en el Congreso la relación que existía entre sueldo, preparación y prestigio del magisterio, y aceptaba la clara responsabilidad que el Estado tenía en este asunto:

"Cuando se dirigen a mí, como Ministro de Instrucción Pública, los maestros a los que no se les ha pagado un año, o reciben una dotación de 125 pesetas anuales, aunque yo vea que las mismas cartas están escritas sin ortografía, tengo que dejar que sigan, a pesar de eso, siendo maestros, porque el primero que falta a su deber soy yo, que no les pago"[24].

 

En las postrimerías del siglo XIX dos voces se elevaron por encima del resto para denunciar las causas de los males que afligían a España. Tanto Macías Picavea como Joaquín Costa, representantes del regeneracionismo, se ocuparon de la situación de los maestros. El primero de ellos afirmaba que al maestro se le había condenado, por la insuficiente formación que recibía y por hacerle depender de los ayuntamientos, a una existencia miserable:

 

"... el maestro es en España un ser horriblemente formado; mejor dicho, deformado. En las Normales nada se le enseña, pero en cambio le desquician la natural inteligencia, el buen sentido y el sano juicio de las cosas. ¿Hasta dónde no es popular en España la pobre, la huera e ideológica pedantería de estos desgraciados, pero parecen aquí formados para rigor de todas las desdichas? Porque después de haber engañado cruelmente su noble inteligencia (noble sí, con la nobleza de su vocación sublime), se les engañará socialmente, profesionalmente, hasta humanamente.

 

Cuando hemos matado los municipios, se les hace depender de los municipios; sustituidos los justicieros alcaldes por los viles caciquillos, dánseles de jefes a esos caciquillos; en la época del "tanto vales cuanto tienes" se les sitia por hambre y se les reduce a la condición de mendigos. Luego viene lo profesional, que es llegar a la más radical impotencia del oficio. Ni locales, ni material pedagógico, ni ayudantes, ni autoridad, ni disciplina, ni cosa con cosa. Ellos, los infelices, no saben nada de nada, porque nadie se los ha enseñado, y luego vense asistidos con estos instrumentos de trabajo: calcúlense los milagros que podrán colgárseles"[25].

 

Joaquín Costa denunció en muchas situaciones y momentos las pésimas condiciones de vida del magisterio y defendió, en cuantas ocasiones se le presentaron, que la reforma de la enseñanza debía comenzar por redimir al maestro:

 

"Para ser maestro en España, en la situación presente, hay que tener el alma de apóstol, decidirse a seguir la carrera de martir y que la vocación ahogue los estímulos más vivos en el corazón humano, o ser un alcornoque y pensar en la escuela como quien sueña con una cartería o un estanco de tabaco. Tenemos maestros de gran mérito y valer, de entusiasmos y alientos bastantes para demostrarnos la vida horrible que arrastran de humillación y martirio moral; pero los más, en número inmenso, son verdadero rebaño de máquinas pasivas, que por fuerza y por necesidad simultanean la escuela con menesteres bajos y antipedagógicos (..) En España no hay maestros porque sólo lo son los que no pueden ser otra cosa"[26].

 

Ya en los años veinte, el prestigioso periodista Luis Bello dedicó un capítulo de su Viaje por las escuelas de España a analizar los orígenes del bajo concepto que la mayoría de los pueblos de nuestro país tenían al maestro. Bello partía del supuesto de que esta imagen no nació casualmente ni por generación espontánea, y que había que buscar las razones en el siglo XVIII y XIX, en los testimonios literarios, en los libros de memorias etc., para entender el concepto y la poca confianza que inspiraban el maestro y la escuela:

 

"Esta frialdad de muchos pueblos, esta indiferencia manifiesta por la escuela, sería inexplicable si no hubiera un sordo y lejano rencor. Yo creo que los maestros de hoy pagan culpas de los bárbaros -y desdichados- maestros de otros siglos. La crueldad y la violencia, en suma maldad, nunca se pierden. Como el bien y el trabajo, dan frutos fatales donde y cuando menos se espera. A veces con injusticia. Esto explica el martirio de unas cuantas generaciones de maestros, cuyo sacrificio expiatorio debemos considerar ya más que suficiente para merecer la redención"[27].

 

Luis Bello ofrecía el ejemplo de "Fray Gerundio" de Feijoo. También se extendía en la descripción que Manuel José Narganes de Posada hacía de la escuela de su infancia, testimonio cargado de dureza hacia el maestro y hacia la escuela:

 

"Apenas sale un niño de los brazos de su nodriza, cuando entra en poder de un mendigo ignorante que lo espera con la palmeta en la mano y el azote en la otra para enseñarle lo que llaman primeras letras; es decir, para darle la primera educación. Este es el primer beneficio que recibe de la sociedad, éste, el maestro, que la vigilancia paterna del Gobierno le destina para que forme sus hábitos y eche los primeros cimientos del sistema de sus ideas; en una palabra: para que forme su carácter, su moralidad y razón.

Sí, un mendigo ignorante, pues tales son y han sido siempre los maestros de escuela, sobre todo en los pueblos pequeños de España; y si alguno, por no haber visto más que las escuelas de primeras letras de las ciudades grandes, trata mi posición de exagerada, que visite las aldeas y aun las de las poblaciones de tercera clase y dígame luego si exagero"[28].

 

Este tipo de maestro dormitaba en clase mientras oía los recitados de los niños y sólo reaccionaba cuando algo le incomodaba, entonces llegaba la hora de los azotes, los palmetazos y los gritos. Luis Bello concluía que este ejemplo representaba el prototipo de maestro español. Esta situación provocaba una serie de consecuencias: "tal fue el maestro, tal fue durante siglos la escuela. En terreno propicio a rebeldías y odios, esto es, a reacciones violentas, los padres y señores tiranizan y maltratan al maestro, el maestro tiraniza y maltrata al discípulo, el discípulo llegará a ser alcalde y se vengará"[29].

 

Esta situación denunciada, conocida y aceptada por todos, tenía una explicación lógica. La sociedad reclamaba muy poco a las escuelas. Como señalaba Bello, la ciencia que más se valoraba en un maestro era la caligrafía: los niños que habían de seguir carrera pasaban muy pronto al latín. Los ricos tenían bastante con saber firmar. Los comerciantes necesitaban más y lo aprendían "a fuerza de azotes y de mojar papel con tinta y lágrimas. En la parte moral, el catecismo y unas oraciones; pero los maestros no daban a los muchachos ejemplo de ninguna virtud"[30]. Por otra parte, la escuela estaba lejos de tener la importancia y consideración que más tarde se le otorgaría.

 

Muchos maestros del período que analizamos recordaban con tristeza aquella época en la que el maestro era considerado un personaje de sainete, objeto de todo tipo de burlas. En 1919, Miguel Valles, Regente de la Escuela Aneja a la Normal de Maestros de Teruel, recordaba en La Asociación el concepto en que se tenía al maestro en los tiempos de "La Gloriosa".

 

"Era el general Serrano presidente del Poder Ejecutivo, como entonces se llamaba, y el hambre de los maestros constituía el tema obligado de todas las canzonetas, chacotas y astracanadas, como ahora se dice, habiéndose hecho vulgarísimo el adagio "tienes más hambre que un maestro de escuela". Entre otros muchos sainetes tendenciosos o francamente escritos para ridiculizar la manera de ser del Magisterio primario, había uno titulado: "¿Come el Duque?", por cierto lleno de chistes que excitaban la hilaridad del público; pero que hacía muy poca gracia a los que teníamos los estómagos vacíos, porque, salvando la intención de su autor, que no dudo sería buena, se nos ridiculizaba de los pies a la cabeza, como clase y como individuos"[31].

 

También Luis Bello recordaba que todavía a principios del siglo XX eran frecuentes los sainetes que hacían burla del maestro:

 

"Más próximo está otro período, no menos ominoso para el maestro, en que su desdichada situación económica servía de regocijo al público de los sainetes, aquellos inverecundos sainetes de veinte años ha que, según frase de Grandmontagne, recién llegado entonces de la América hospitalaria y próvida, se acababan tirando un panecillo a escena"[32].

 

Luis Bello nos ha legado descripciones muy clarificadoras de la personalidad y del trabajo que hacían los maestros en las escuelas. Bello apostaba por la formación del magisterio, por poner en marcha iniciativas que permitieran terminar con el aislamiento que caracterizaba el trabajo de los maestros. La formación de un nuevo magisterio fue, precisamente, uno de los grandes empeños de la administración de la República. Todos participaban de la idea de que sólo llegarían las reformas a buen puerto si se contaba con la colaboración de los maestros. Las reformas tenían que vivir primero en el corazón de los educadores.

 

“La República no pretende solamente levantar las paredes de una escuela: aspira a dar a la escuela un alma. Con esta reforma, que es a la vez social, cultural y económica, la República tiene la convicción de formar, independizar, sostener y fortalecer el alma del maestro, con el fin de que sea el alma de la escuela”.[33]

 

“Gran hazaña realizarían los propagandistas del libro si conquistaran al maestro! Todo mi empeño es éste. Trabajar para que se considere intelectual, por lo que su labor, sus aficiones y su recreo sean de intelectual. Letras o ciencias, aunque descarte, si no le interesa la literatura imaginativa. Aunque retuerza el cuello a la lírica, y se declare independiente de la poesía y la novela, de los clásicos y de los románticos. Ya el hecho de elegir, de optar, sería bastante. Fuera de los libros de clase, es decir, del armario de la escuela, debe empezar el mundo encantado que tonifique y vigorice las fuerzas espirituales del maestro. Conozco la objeción. La he oído muchas veces. “El libro es otro lujo que no puede pagarse el maestro”[34]

 

Viaje por las escuelas de España: La mirada de Luis Bello

 

Hay que dejar bien claro que la obra de Bello es algo nuevo: un estudio sociológico de la escuela, realizado en el campo de la escuela misma. Antes de Bello nadie, periodista o inspector de escuelas, nadie recorrió los pueblos de España para denunciar el abandono oficial de la escuela. El esfuerzo de Bello es nuevo y generoso. No es extraño que, por ello los maestros le considerasen su defensor y los niños su protector.

 

Nadie, antes de Luis Bello, había escrito unas crónicas tan detalladas de la realidad escolar partiendo, además, de la propia realidad de la escuela en España. Luis Bello consiguió este propósito preguntado a maestros, alumnos, padres, alcaldes, vecinos, etc. Es una nueva manera de acercarse a la escuela. Entender el sistema educativo y entender la sociedad del momento desde la escuela, analizando casos concretos. Bello hizo una especie de “estudio de caso” que terminó siendo un certero diagnóstico de la escuela en España.

 

En sus escritos, Bello se preocupó por la formación del profesorado, por la consideración del maestro en la sociedad y, sobre todo, defendió la necesidad de otorgarle prestigio. Pero este abogado periodista no terminó aquí su análisis también prestó atención a las condiciones en las que se desarrollaba la enseñanza, al material pedagógico, a los contenidos más pertinentes para preparar al individuo para la vida.

 

Luis Bello inició una modalidad de periodismo-denuncia, de denuncia escolar, que le situó en un lugar incómodo para el poder, para los administradores de la nación. Una muestra evidente del carácter crítico de Bello y de las ampollas que levantaban sus crónicas en la administración lo encontramos en el homenaje que propuso Luis Araquistáin en las páginas de El Sol, y que finalmente se concretaría en el regalo que le hicieron al periodista de una casa –el dinero se recogió íntegramente por suscripción popular-. De este homenaje se desmarcó la administración de la Dictadura. Parece que Bello no había reconocido “los grandes esfuerzos que había hecho el directorio”… Esta no adhesión gubernamental habla muy claro a favor de Luis Bello, de quien se dice que era insobornable. Una pluma recta y honrada que no podía silenciar aquello que sus ojos veían.

 

El discurso educativo sostenido por Luis Bello parece un clamor en el desierto que entronca con regeneracionistas, con los hombres de la ILE. Bello es un hombre del 98 que cultiva los mismos temas que Joaquín Costa, de quien se declara profundo admirador, “la política hidraulica y la escuela”.

 

Luis Bello y el programa educativo de la II República.

 

Las denuncias de Bello, sus propuestas, escritas por una persona que tiene una formación y un talante próximo a la ILE, un hombre liberal, convencido como Costa y los regeneracionistas de la importancia de la escuela en la formación de los ciudadanos y en la elevación del nivel moral, ético y democrático de un país, se convertirían, en gran parte, en las propuestas que la II República, sobre todo en su primer bienio, el bienio reformista, modernizador y progresista, intentaría llevar a la práctica.

 

Fuera de toda duda queda la importancia que Marcelino Domingo o Rodolfo Llopis otorgaron a la educación. Éste último escribió:

 

“Para mí el ciclo revolucionario no termina hasta que la revolución se haga en las conciencias. Y es ésa la labor que tiene que hacer la escuela. Porque yo no concibo un revolucionario que no sea algo educador, ni un educador que no sea revolucionario”[35].

 

La denuncia sostenida de Luis Bello era absolutamente cierta: faltaban escuelas y faltaban también los maestros que habían de regentarlas.

 

Respecto a la urgencia de construir escuelas, la apuesta de la República queda bien patente si se tiene en cuenta que entre abril de 1931 y diciembre de 1932, se construyeron 9.620 escuelas. Sólo en Madrid se edificaron 18 grupos escolares. Este esfuerzo era extraordinario en el Estado español.

 

En 1930 la tasa de analfabetismo en España era del 32%. De los veintitrés millones y medio de habitantes, casi seis no sabían leer, ni escribir. La situación en Aragón era tan preocupante como en el resto del Estado español.

 

Seguro que este interés sostenido por la escuela, por el progreso educativo de las gentes de los pueblos le llevó a formar parte del Patronato de Misiones Pedagógicas que presidió Manuel Bartolomé Cossío y en cuyo seno coincidiría con profesores e intelectuales de tanto prestigio como Amparo Cebrián de Zulueta, Rodolfo Llopis, Ángel Llorca, Antonio Machado, Pedro Salinas, María Luisa Navarro de Luzuriaga, Enrique Rioja, Luis Bello, Francisco Barnés, Luis A. Santullano, etc.

 

El Patronato de Misiones Pedagógicas

 

Cuando se proclamó la República, Manuel Bartolomé Cossío, que sería nombrado primer Cuidadano de Honor de la República, distinción que compartió con Santiago Ramón y Cajal, estaba hospitalizado en un sanatorio en Ginebra. Tenía setenta y cuatro años y una frágil salud, pero, tal y como recordaba Rodolfo Llopis, no dejó de preocuparse por el programa educativo de la República. Cossío defendía que urgía reformar la legislación y eliminar todo lo que perturbara la conciencia del niño y del maestro, había que reformar la inspección, y sobre todo decía: “Esta es la gran obra. Llevar la cultura al campo”. El 29 de mayo de 1931 se publicaba el Decreto de creación del Patronato de Misiones Pedagógicas con el propósito -tal y como se expresaba en el preámbulo- de "llevar a las gentes, con preferencia a las que habitan en localidades rurales, el aliento del progreso y los medios de participar en él, en sus estímulos morales y en los ejemplos del avance universal, de modo que los pueblos todos de España, aún los apartados, participen de las ventajas y goces nobles reservados hoy a los centros urbanos".

 

Para fomentar la cultura general, el Patronato de Misiones Pedagógicas estableció bibliotecas y organizó sesiones cinematográficas, audiciones radiofónicas y discográficas, representaciones teatrales, exposiciones reducidas de obras de arte y museos circulantes. Otra de las funciones del Patronato era favorecer la formación del magisterio, y para ello, se organizaron cursos de perfeccionamiento destinados a los maestros de la zona que disfrutaba de una Misión.

Además, el Patronato organizaría conferencias y lecturas en las que se afirmasen los principios democráticos y se analizaran cuestiones relativas a la estructura del Estado y sus poderes, a la participación ciudadana, a la actividad política, etc.

 

En Teruel, el número de bibliotecas se elevaba a 25 (Albentosa, Alfambra, Bronchales, Orihuela del Tremedal, La Iglesuela del Cid, Valdecuenca, Cella, Híjar, Fortanete, etc.

El Patronato de Misiones Pedagógicas puso en funcionamiento 3.150 bibliotecas y al frente de cada una de ellas había un bibliotecario (normalmente el maestro) porque de nada servía contar con un depósito de libros si no había quien invitara a leer. Eran, en definitiva, como puede apreciarse, repertorios que combinaban la variedad, para poder interesar a un amplio sector de lectores y, sobre todo, la calidad.

 

Los habitantes de Manzaneda (Teruel) pudieron disfrutar de una Misión del 12 al 16 de agosto de 1933. Participaron en la misma José Navarro, ingeniero, Agud, Bernia y Aparicio. En esta ocasión, los pueblos visitados fueron Manzanera, Los Olmos, El Paul y Alcotas.

Además de las bibliotecas, el Patronato de Misiones Pedagógicas disponía de otros servicios que resultaban muy atractivos para los habitantes de aquellos pueblos aislados, alejados de los adelantos que podían disfrutarse las ciudades: el servicio de cine y el servicio de música.

 

Servicio de cine y proyecciones fijas

 

Si algo cautivaba la atención y despertaba el interés de las personas que pudieron disfrutar de una misión era la magia de la imagen en movimiento. Por eso los responsables del Patronato de Misiones Pedagógicas cuidaron este servicio y pusieron a disposición de los misioneros un catálogo extenso de material proyectable.

 

Luis Bello en el Consejo de Instrucción Pública.

 

El 31 de agosto de 1931, Marcelino Domingo dirigió una carta a Miguel de Unamuno, presidente el Consejo de Instrucción Pública para que preparase una ley que sustituyese a la obsoleta Ley de Moyano, que databa de 1857. El Ministro le pedía al prestigioso catedrático de la Universidad de Salamanca que la ley favoreciera el establecimiento en España de la escuela única. El Consejo encargó a Lorenzo Luzuriaga, director de la Revista de Pedagogía y especialista reconocido en esta materia, la redacción de un proyecto de ley basado en la escuela única. Según este documento, la educación debía basarse en los siguientes principios:

1.- La educación pública es esencialmente una función del Estado.

2.- La educación pública debe ser laica.

3.- La educación pública debe ser gratuita, especialmente en las enseñanzas primaria y media.

4.- La educación pública debe tener un carácter activo y creador.

5.- La educación pública debe tener un carácter social, por lo que se articulará un sistema de participación entre las representaciones sociales diversas y la escuela.

6.- La educación pública debe atender conjuntamente a los alumnos de uno y otro sexo, haciendo de la coeducación un principio pedagógico aplicable a todos los grados de la enseñanza.

7.- La educación pública constituye un sistema unitario.

8.- El profesorado de la educación pública constituye un todo orgánico. Siendo una la función educativa, uno debe ser también el profesorado, lo que significa que debe recibir una preparación equivalente, asumir un trabajo docente similar y análoga retribución.

Lorenzo Luzuriaga partía de principios progresistas que, por una parte, encerraban un componente pedagógico y, por otra, un evidente compromiso político. Sólo en esta doble clave pueden interpretarse conceptos como la coeducación, el cuerpo único de docentes, la participación de la sociedad en la educación pública, la laicidad de la educación, la gratuidad de la educación o la enseñanza activa. Estos principios no se reducen exclusivamente a cuestiones técnicas, sino que encierran una evidente dimensión política e ideológica, y apuntan a un modo determinado de entender la sociedad, la educación y al individuo. Por eso, la escuela única comprometía no sólo decisiones pedagógicas o técnicas como la coordinación de los distintos niveles o etapas del sistema educativo, o la necesaria unidad de la educación, sino que tenía, además, una clara vertiente ideológica porque en ella se daba cita una serie de principios como el respeto a la conciencia del alumno y del maestro, la igualdad de acceso al sistema educativo, la igualdad de oportunidades y la selección de los más capaces independientemente de la clase social de procedencia.

 

La gran empresa de la República fue situar a todos los ciudadanos en igualdad de condiciones ante lo que se convirtió en un preciado bien: la cultura. Con este propósito se intentó extender la escuela y la educación mediante la instauración de la escuela única. Para Marcelino Domingo resolver el problema educativo en España pasaba por el establecimiento de la escuela única que equivalía a abrir paso al talento.

 

Algunos de estos principios se consagraron en la Constitución aprobada el 9 de diciembre de 1931 como puede apreciarse en el contenido de algunos de sus artículos:

 

Artículo 1º: España es una República democrática de trabajadores de toda clase que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia.

 

Artículo 3º. El Estado español no tiene religión oficial.

 

Artículo 48. El servicio de la cultura es atribución esencial del Estado, y lo prestará mediante instituciones educativas enlazadas por el sistema de la escuela unificada.

La enseñanza primaria será gratuita y obligatoria.

Los maestros, profesores y catedráticos de enseñanza oficial son funcionarios públicos. La libertad de cátedra queda reconocida y garantizada.

La República legislará en el sentido de garantizar a los españoles económicamente necesitados el acceso a todos los grados de enseñanza, a fin de que no se halle condicionado más que por la aptitud y la vocación.

La enseñanza será laica, hará del trabajo el eje de su actividad metodológica y se inspirará en ideales de solidaridad humana.

Se reconoce a las Iglesias el derecho, sujeto a inspección del Estado, de enseñar sus respectivas doctrinas en sus propios establecimientos.

 

El artículo 49 hacía referencia a la expedición de títulos y el 50 a la enseñanza en las regiones autónomas, a la inspección del Estado y a la expansión cultural de España en el extranjero.

La escuela de la República, por imperativo del artículo 48 de la Constitución debía ser laica. Y este principio implicaba un respeto escrupuloso a la conciencia del niño. Toda propaganda política, social o religiosa quedaba prohibida en la escuela. El niño debía encontrar en la escuela el ambiente propicio para ser -simplemente- niño porque el niño necesita su infancia -decía el legislador- para vivir.

 

Pero ya sabemos que la realidad nunca cambia simplemente por lo que diga la ley. Y, en este asunto en concreto, hay que tener en cuenta los siglos de influencia de la iglesia católica en el Estado y en la educación. La tradición católica tenía un peso enorme en la vida cotidiana de los pueblos. Además, el maestro vivía en soledad -una soledad extrema en el caso de las escuelas rurales- los conflictos que pudieran derivarse de no acompañar a los niños a misa, o de retirar el crucifijo de las paredes de la escuela.

 

El reconocimiento constitucional de estos principios desató una guerra escolar abierta y cada vez más encarnizada. La discusión en las Cortes Constituyentes del Artículo 26 de la Constitución, sobre congregaciones religiosas, en el que se establecía, entre otras cosas, la prohibición de ejercer la industria, el comercio o la enseñanza, dio lugar a la primera crisis de gobierno. La oposición de la iglesia española a la República fue cada vez más explícita. Posiblemente en la posición de los legisladores republicanos frente a la Iglesia católica se encuentra la clave de muchas de las resistencias que la República despertó.

 

 

Apéndice: Una casa para Luis Bello

 

 

Homenaje necesario

 

Luis Araquistáin, El Sol, 24 de marzo de 1928

 

Todas las mañanas abro con anhelante curiosidad el periódico. ¿Será hoy? Busco, ante todo, la creciente sección de homenajes, una sección ya tan extensa y tiránica, que los periódicos, al paso que vamos, tendrán que dedicarle páginas especiales. No sé si el público anónimo las desea; pero de tal modo aumenta el número de personas con derecho a la gloria de un banquete o de consagraciones nacionales más lucrativas, que por sí solas forman ya un público inmenso que la Prensa no puede desdeñar.

 

Mas pasan los días, las semanas y los meses, y no me traen el anuncio del homenaje que espero y que seguramente esperan conmigo muchos millares de españoles: los maestros, porque en nuestro país nadie ha puesto en el conocimiento directo, visual, de la enseñanza, de sus buenas ejemplaridades y de sus lamentables deficiencias, un esfuerzo tan amoroso, tan tenaz y tan desinteresado como el hombre en que pienso, auténtico Don Quijote de la Escuela, parecido al hidalgo manchego hasta por su traza física; los padres de familia, porque tanto tesón para levantar el nivel de la escuela española no tiene otro objeto último que preparar mejor la niñez para la vida; los periodistas, porque la campaña a que aludo es una de las que más enaltecen a nuestra profesión, revelando que también el periodismo sabe ejercer un puro y eficaz magisterio y que es sensible, como pocas profesiones, a una de las necesidades más vitales de la nación, como es la enseñanza pública, y cuantos, en fin, comprenden que la escuela es el alfa y la omega en el desenvolvimiento espiritual y material de un pueblo.

¿Necesito decir que el hombre y la obra admirables a que me refiero son Luis Bello y la cruzada escolar que viene sosteniendo desde las columnas de El Sol?

 

Prescindo, de momento, de otros valores exquisitos que realzan su vasta siembra periodística, y que por sí solos justificarían con creces un acto de reconocimiento público en una época en que cualquier vagido científico, literario, teatral o artístico se considera acreedor, por lo menos, al homenaje de una comilona colectiva, aunque sea elaborada con fórceps. Los artículos de Bello, compilados en libros, quedarán con gran prominencia en la copiosa bibliografía de viajes por España, como espléndida galería de paisajes naturales y humanos y como lecciones de estilo sobrio y elegante, sutil y cálido. Estos son títulos de perduración; pero hay otros que reclaman la primacía de nuestra gratitud.

 

El valor de la obra de Bello trasciende de sus eminentes galas literarias. Es, sobre todo un altísimo ejemplo moral y una orientación positiva. Cuando tantos otros, vencidos por el pesimismo, se inhiben de la realidad, creyéndola sin remedio, por fatales peculiaridades de raza, o, más prácticos, se pliegan sabiamente a las circunstancias, he aquí un hombre cuya heroica vida debiera haberle colmado de desaliento y cansancio, y en vez de eso se lanza a los cuatro puntos cardinales del país, recorre llanos y montañas, ciudades y villorrios, y, metiéndose en la escuela española, casi siempre pobre e insuficiente, nos dice esta verdad, implícita en todos sus artículos: «¡El problema capital de España está aquí!»

 

El descubrimiento no es nuevo, ni Bello lo pretende. Hace medio siglo que llegó a la misma conclusión un español egregio, don Francisco Giner de los Ríos, que predicó con el ejemplo, ascendiendo de catedrático a maestro: la escuela era -en España- más urgente que la Universidad. Fue también el descubrimiento de Costa: sin escuela no hay pueblo políticamente. Pero nadie nos había dado una imagen tan viva del problema como Luis Bello, «viajante en escuelas», es decir, viajante en futuridad española. La Estadística, «dama esquiva», nos había abrumado con sus números; pero la necesidad de escuelas y maestros nunca fue tan palpitante, tan sentida, como en la restricta pluma, por dentro tan apasionada, de Bello. Es el descubrimiento -eterno Mediterráneo, tan pronto sabido como olvidado- de todos los reformadores serios. Lo primero es la reforma del hombre por la enseñanza: darle conciencia de que es hombre y ciudadano, elevándole sobre su individualidad zoológica. Toda política debe empezar por la escuela si quiere ser algo más que flor de un día. Es más importante conquistar la escuela que el Estado. En todo caso, el Estado debe servir como punto de apoyo para conquistar o crear la escuela. Las revoluciones más profundas empiezan por hacerlas los maestros.

 

Este caballero errante, que se ha echado por los caminos de España a deshacer entuertos de abandono y a desencantar la princesa que es el alma de cada niño, en muchas partes cautiva de los hechiceros de la ignorancia, no merece que los españoles le apedreemos, ni siquiera con el silencio, como suele ser uso en los casos de mayor benevolencia. No se fatiga él por tanto premio que el contentamiento de un deber cumplido y la ardiente esperanza de una España venidera mejor. Pero tampoco es justo ni conveniente, para que la especie, nunca prolífica, no se agote del todo- que al generoso se le corresponda con avaricia. Bien están tantos homenajes, aun a aquellos que, por recibirlos a diario, menos los necesitan en su gloria y en su hacienda. Pero ¿para cuándo reservamos el que todos los buenos españoles deben a Luis Bello?

 

No pienso -huelga decirlo- en el endémico banquete, demasiado mezquino e incongruente con la proporción de las empresas de este juvenil -aunque ya no joven- hidalgo del espíritu. Sería obligado algo más sustancioso y duradero. ¿Qué? Busquen otros más entendidos la fórmula. Las Asociaciones de Maestros y las Asociaciones de la Prensa de toda España tienen la palabra. Y don Luis Hoyos Sáinz, casi tan responsable de este artículo como el que lo firma. Aprovéchese la estancia ahora de Bello en Sevilla, cuya magia le tendrá tan embebido que así no podrá enterarse de lo que aquí se trama. Porque si se entera, es capaz, para defender su noble orgullo -espina dorsal de una hermosa vida siempre enhiesta, como su figura- de embarcarse en el primer vapor e irse a visitar las escuelas de españoles de América y los centros regionales de donde han salido tantas escuelas en España.

 

 

Una casa para Luis Bello

 

La idea, lanzada por Araquistáin, de rendir un homenaje al ilustre periodista Luis Bello ha sido acogida calurosamente por la Prensa española. No es extraño. Una campaña dilatada, tan tenaz y tan inteligente como la que Bello viene efectuando en pro de la Escuela de primeras letras -base fundamental de la cultura y de la ciudadanía patrias-, hace tiempo que clama por una recompensa, y a ello se va. ¿Tendremos que decir que nos sumamos con sincera complacencia a esta obra de justicia?

 

Una cosa nos complace especialmente de este homenaje, y es que, según las trazas, va a adoptar una forma práctica, separándose de la rutina de los banquetes y traduciéndose en algo más útil para el homenajeado.

 

Nuestro colega madrileño, El Sol, ha lanzado una iniciativa que va tomando cuerpo, y es la de costear, por suscripción abierta en toda España, una casa a Luis Bello, como gratitud a su romántica cruzada. Aparte de su positivo valor, tiene esta forma de homenaje la ventaja de que a él pueden adherirse cuantos desde los más oscuros rincones de provincias leen y admiran los artículos de Luis Bello, y el Magisterio español, que ha encontrado en él a un paladín infatigable de su causa.

 

Es necesario que este buen ejemplo cunda; que en lo sucesivo se prodiguen menos los homenajes, pero que los que se realicen para honrar a un escritor, a un artista, a un ciudadano abnegado, revistan este mismo carácter, dejando las otras formas de agasaja -el banquete, la velada, la apoteosis pública, etc.- para aquellos cuya posición económica les permita preferir tales tributos a estos otros que propugnamos y que llevan aparejado a la demostración de simpatía un beneficio real y duradero.

 

La costumbre de los homenajes prácticos, nueva en España, no lo es ya en otros países, pues todos recordamos cómo en la Gran Bretaña premió el Estado a sus valerosos generales y a sus expertos almirantes destacados en la guerra europea, con galardones honoríficos, pero adjuntando a la condecoración unos millares de libras esterlinas, que la hacen más apetecible.

Magnífica, excelente nos parece la idea del homenaje a Luis Bello, y mejor aún la forma que trata de dársele, que ojalá sirva de ejemplo provechoso para lo futuro.

(En La Voz de Galicia, 31 de marzo de 1928)

 

 

Una casa para Luis Bello

 

Madrid, 2.-En la oficina de la Censura facilitaron esta noche una nota oficiosa, que dice así:

«El Gobierno, siempre atento a los latidos de la opinión, hubiese recogido con gusto el exteriorizado con motivo del proyectado homenaje en honor de Luis Bello, por el cual siente grandes simpatías, y lo hubiera hecho patente incorporándose a él, habida cuanta la labor asidua dedicada a la investigación y en defensa de la enseñanza, hacia las cuales es un anhelo sentido y practicado por el Gobierno ponerle remedio.

 

No ha querido el Gobierno pronunciarse en ningún sentido hasta obtener una completa información aunque ésta en nada perjudica el buen nombre moral y cultural de Bello, lo presenta en ocasiones como apasionado doctrinario político, que ha omitido en sus críticas, que en general son justas, pues el estado de la enseñanza primaria no es aún satisfactorio, si bien haya mejorado mucho, omitió, repetimos, el merecido elogio que hubiese alentado el camino de todos para la noble empresa de la regeneración escolar.»

 

Añade después que el Gobierno ha conocido unas declaraciones de Bello a una agencia extranjera de información, que pudieran ser fundadas, pero no precisas, y que en nada han aventajado el concepto de España.

 

«Es lastimoso que estos lugares -dice después- enturbien una figura, por otro lado digna de estimación e imitación, hacia la cual el Gobierno, sin tener en cuenta diferencias de criterio político, hubiera contribuido a honrar con gusto.

 

De todos modos, nada puede oponer a la celebración del homenaje para que a él puedan sumarse todos los que lo crean conveniente, aunque el Gobierno no lo haga por las razones expuestas.»

(En La Voz de Galicia, 3 de abril de 1928)

 

 

 

Sumario

 

 

 

Presentación de la web: “Aragoneses víctimas del holocausto nazi” 

Juan Manuel Calvo Gascón

 

http://aragoneses.webcindario.com         

 

Este el título de la página que vengo publicando en internet desde hace algo más de un año, con el objetivo de recuperar  la memoria, rendir homenaje y reconocimiento a aquellos aragoneses (y por extensión a todos los republicanos españoles) que fueron víctimas del holocausto nazi durante la Segunda Guerra Mundial. La web nació en mayo de 2003 al realizar una búsqueda con el término “Ejulve” en la red y encontrar la referencia de un ejulvino (José Brumós Tello) muerto en Gusen el 15 de enero de 1942. El documento en cuestión era  una base de datos del gobierno francés donde se reconocía la categoría de "deportado" a miles de republicanos españoles que habían muerto en Mauthausen o Gusen, entre los cuales se relacionaban un centenar largo de deportados oriundos de Aragón.

 

En internet existían algunas páginas, de diferentes puntos del Estado, que recordaban a sus víctimas en Mauthausen, sin que hubiese ninguna dedicada a los aragoneses (exceptuando una de Blesa y su comarca), lo cual me animó a recabar información para publicar en la red un primer listado de unos 200 nombres en junio de 2003. Posteriormente la lista se ha ampliado mediante la consulta de la bibliografía cásica (Constante, Montserrat Roig,...), testimonios y otras fuentes de la deportación en territorio francés (en colaboración con la Amical Mauthausen y otros campos de concentración nazis, con sede en Barcelona pero de ámbito estatal) la lista ha superado los 950 deportados nacidos en Aragón.

 

 

La página, en estos momentos, está estructurada en los siguientes apartados:

·         Listados de víctimas provinciales ordenados alfabéticamente por los municipios de nacimiento.

·         Listado provisional de supervivientes

·         Notas biográficas de los deportados.

·         Evolución mes a mes del holocausto padecido por estos los aragoneses.

·         Testimonios de los supervivientes

·         Reseña de los homenajes y reconocimientos recibidos.

·         Agradecimientos

·         Libro de visitas

 

Sobre todo, me interesa destacar la experiencia personal, la trayectoria vital de unas personas y de unas familias que padecieron doblemente las circunstancias dramáticas de la época: primero la guerra civil,  después el exilio y la posterior deportación. Cada caso es una historia, una vida rota, una familia que tuvo que rehacer su vida en circunstancias muy duras: unas en el exilio, alejados de los suyos y de su tierra; otras en un duro y largo exilio interior donde lo único que pudieron hacer por los suyos –tras largos meses y a veces años de silencio- fue llorar su trágica muerte en tan inhumanas condiciones.

 

 

Su drama personal empezó con la Guerra Civil Española: alistados en el ejército republicano tuvieron que refugiarse en Francia durante el mes de febrero de 1939.  Allí fueron internados en  los campos de  Argelés, Barcarés, St. Cyprien,... La mayor parte de ellos se vieron forzados a alistarse en las Compañías de Trabajadores Extranjeros siendo apresados por ejército alemán tras la invasión y posterior ocupación de Francia a la espera de una respuesta por parte del gobierno de Franco, quien decidió abandonarlos a su suerte considerándolos apátridas y, tras la visita de  Serrano Suñer a Hitler, se decretó (25 de septiembre de 1940) la entrega de los republicanos españoles a la Gestapo para ser deportados a un campo donde debían realizar trabajos forzados hasta el límite de sus fuerzas. Durante el mes de agosto se habían iniciado los transportes, la deportación de los republicanos hacia el este,  hacia el campo de concentración de Mauthausen.

 

Hay constancia de aragoneses en otros campos diferentes al de Mauthausen: allá donde hubo deportados españoles hubo paisanos nuestros. La destrucción de las fuentes y de los registros de los campos hace muy difícil establecer la procedencia y la cuantificación de las víctimas. A Mauthausen llegaron, mayoritariamente, a partir de agosto de 1940 y durante todo el año siguiente, procedentes de los Stalags donde fueron internados tras su detención por el ejército alemán. Posteriormente la deportación afectó a los exiliados detenidos por colaborar con la resistencia francesa, quienes, tras sufrir juicios sumarísimos, presiones y torturas, fueron deportados a diferentes campos de concentración.

 

De una forma esquemática   podríamos resumir en dos los itinerarios que siguieron los republicanos en su camino hacia la deportación a los campos de exterminio nazi:

 

A) Itinerario “Triángulo Azul:

1.       Participación en la Guerra Civil en el bando republicano (1937-39)

2.       Salida al exilio entre finales de enero y principios de febrero de 1939

3.       Internamiento en los campos franceses

4.       Alistamiento en las CTE, Batallones de Marcha o Legión Extranjera

5.       Detención por los alemanes tras la invasión de Francia: primavera-verano de 1940

6.       Internamiento en los Stalags en espera de una respuesta por parte de las autoridades franquistas.

7.       Deportación a Mauthausen entre agosto de 1940 y todo el año 1941

 

            B) Itinerario “Resistentes:

1.       Tras el exilio, de una forma u otra, se instalan en Francia y consiguen integrarse en la sociedad civil.

2.       Tras la invasión colaboran activamente con la resistencia.

3.       Los detenidos son juzgados por tribunales militares y en numerosas ocasiones fueron  deportados -como prisioneros franceses- a diferentes campos: Mauthausen, Dachau, Buchenwald, Ravesbruck,...

 

La mayor parte los deportados fallecidos murieron en  el campo de Gusen, anejo al campo de Mauthausen, donde hallaron la muerte unos 5.000 republicanos españoles como consecuencia de las condiciones inhumanas del trabajo,  por el frío, por caer enfermos o extenuados, en la cámara de gas, por las palizas recibidas,... De ellos unos 600, aproximadamente, eran deportados nacidos en nuestra tierra, entre los que se incluyen la cuarentena  que fueron gaseados en el demoníaco castillo de Hartherim.

La procedencia de estos aragoneses deportados  se distribuye por todo el territorio de Aragón, pero con  mayor intensidad de  la zona republicana. Sirva como ejemplo los más de 200 deportados nacidos en las localidades que conformaron  el  Bajo Aragón histórico. Algunos de estos  aragoneses residían, en el momento de estallar la Guerra Civil, en Cataluña o en el sur de Francia. También hubo  víctimas hijos de aragoneses (a los que se hace  extensivo el contenido de la página) como es el ejemplo de los  hermanos Ricol (Lise y Fredo), de Ramón Buj Ferrer, René Puyo,.....

Por fortuna, unos pocos españoles sobrevivieron al "infierno" de los campos de concentración: de los 7.200 españoles internados en Mauthausen  2.184 pudieron salvar la vida. Tras su  liberación, en mayo de 1945, se vieron obligados a rehacer sus vidas en el exilio. Con entereza  y compromiso han mantenido una denuncia permanente del horror de su experiencia individual y colectiva. Los republicanos españoles fueron derrotados, doblemente, en el campo de batalla y como apátridas sufrieron lo peor del siglo XX . Su memoria  va recuperándose después de décadas de silencio a las que se vieron condenados por la dictadura franquista y por una democracia que no ha sabido o no ha querido reconocer suficientemente su sacrificio y la deuda que todos los demócratas tenemos para con ellos. De nosotros depende que no sean derrotados definitivamente y su sacrificio caiga en el olvido para siempre.

 

 

 

Sumario

 

 

 

De lo masino incautado en el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca

Juan José Oña Fernández

 

 

INTRODUCCION

 

            La inquietud en Mas de las Matas por su revisión histórica es singular, notoria y plausible en cuanto parte de un grupo intelectual emprendedor cuyo esfuerzo e interés por el pasado se manifiesta a través de distintas actividades, entre las que sobresalen sus publicaciones, apoyos a la investigación o la celebración de actos culturales. La interdisciplinaria revista Mas de las Matas es el exponente del organismo dinamizador que es el GEMA, a la que se unen encuentros como el que nos reúne.

            Dentro de las temáticas historiadoras locales se observa una atención a la recopilación, clasificación, descripción e interpretación de fondos documentales, (entre otros, los depositados en el Archivo Diocesano de Zaragoza o en el propio de Mas de las Matas). Al respecto, en varios artículos aparecidos en la revista, algunos investigadores han ofrecido sus descubrimientos en forma de índices, complementos, misceláneas o transcripciones, que se suman al “Índice documental y bibliográfico de Mas de las Matas” que sentó el precedente allá por 1983.

            El paso particular por el sistema archivístico estatal de quien presenta esta comunicación, observó la existencia de noticias de desigual entidad y valor sobre la historia contemporánea de la villa que podrían añadirse al cuerpo documental hasta ahora localizado. Esta circunstancia fue la promotora de un proyecto de recabación de esas fuentes, pues una adecuada inventarización o catalogación ofrecería al esfuerzo revisor local un impulso para futuras interpretaciones históricas sobre las vicisitudes de la población a lo largo, fundamentalmente, del siglo XX.  Gracias al otorgamiento de una ayuda por el GEMA en su IX convocatoria “Museo de Mas de las Matas” (año 2004), se consolidó un proyecto titulado  “Fondos contemporáneos (siglo XX) sobre la villa de Mas de las Matas en el sistema archivístico del Estado”. Este trabajo aún se encuentra en proceso tras haber visitado tres archivos dependientes de la Administración de Defensa (los históricos del Aire y de Tierra en Madrid y Ávila) y, en cuanto a la civil, el Histórico Nacional (que inicio ya), el General de la Administración (que será el último) y, por supuesto, el de la Guerra Civil (Salamanca), objeto de la presente exposición.

            Este era un centro de singular relevancia en cuanto a la finalidad que enmarcaba este proyecto, y que puntualmente, ya había sido tratado por algunos investigadores bien en torno al ámbito de la difusión de los libro municipales, caso de Antonio Martín Costea en sus “Actas del Ayuntamiento de Mas de las Matas (11-XII-33 a 15-VII-36)” ,en la revista nº 11, bien al que se circunscribía a la experiencia anarcosindicalista, caso de Rodrigo Sánchez y Serrano Sanz en el nº 19 titulado “El anarquismo en Mas de las Matas: 1933-39”.

 

EL ARCHIVO HISTORICO NACIONAL SECCION GUERRA CIVIL

 

            Los inicios de este archivo se remontan a 1937 cuando, por Orden de la Secretaria General del Jefe del Estado de 20 de abril, se crea una "Oficina de Investigación y Propaganda Anticomunista" dependiente de dicha secreatría para "recoger, analizar y catalogar todo el material de propaganda de todas clases que el comunismo y sus organizaciones aláteres hayan utilizado para sus Campañas en nuestra Patria, con el fin de organizar la correspondiente contra-propaganda tanto en España como en el extranjero".

            El 26 de abril de 1938 nació por decreto la "Delegación del Estado para la Recuperación de Documentos", adscrita al Ministerio de Interior, con la finalidad transitoria de "recuperar, clasificar y custodiar" la documentación procedente de entidades y personas adictas al régimen republicano, y suministrar al Estado, especialmente al Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo creado en 1940, “información referente a la actuación de sus enemigos". El archivo de esta delegación sería conocido con el nombre de "Sección Político-social", al cual se sumaría otro, el de “Asuntos Especiales”, que atendería a lo referente a actividades de la Masonería. En 1977 el complejo se integró en el Ministerio de Cultura dependiendo, como una sección más, del Archivo Histórico Nacional, por lo que desde ese momento se le denominó Archivo Histórico Nacional sección Guerra Civil. Recientemente ha recibido entidad propia llamándose General de la Guerra Civil Española.

 

ESTRUCTURA DEL ARCHIVO

 

            Dos secciones independientes lo caracterizan: la sección Especial o Masónica y la sección Político-social. En esta se incluyeron todos los materiales recopilados en los archivos gubernamentales sobre organizaciones y particulares favorables a la República, que fue archivada con criterios geográficos según la provincia o localidad de origen donde se tomaban. Así, aparecen Alicante, Aragón, Barcelona, Barcelona-Generalitat, Bilbao, Cádiz, Cartagena, Castellón, Extremadura, Gijón, Jaén, Lérida, Madrid, Santander, Santander Cuerpo de Ejercito Euzkadi, Santander Tribunal Permanente Euzkadi, Valencia, Valencia-Audiencia Territorial y Vinaroz. A este conjunto se añade una sección de documentos, expedientes informativos, correspondencia y asuntos; otra específica de recuperación de Documentos en Madrid, Barcelona, Valencia, y una tercera dedicada al Tribunal militar del II Cuerpo de Ejército.

            Aparte de estas dos secciones existe otro conjunto documental subdividido en "Varia no militar" o “Documentación particular”, y" Varia militar", que con fechas límites entre 1927 y 1936 recoge documentación de institutos armados y archivos privados personales.

            Un fondo complementario es el que se refiere a la documentación gráfica, que inició un negociado de Prensa y Propaganda recopilando carteles, tarjetas postales, panfletos, folletos, periódicos, revistas, boletines y banderas gubernamentales. De ello surgió una colección fotográfica que contiene retratos de personas (sobre todo) y algunas escenas de la guerra o de actos, y que se incrementó más tarde con el depósito de autores como Robert Capa, Kati Horna, Deschamps o los hermanos Mayo, y con las fotos propiedad de Bruno Alonso.

 

PROCEDIMIENTOS DE INCAUTACIÓN DE DOCUMENTOS

 

            Esta labor de recuperación con fines informativos, de represión y de control de la población, y especialmente de aquellos que se suponían desafectos al nuevo poder, se basaba en la recogida de documentación por unos "equipos de recuperación" que, antes de ser tomada una localidad, se informaban de la situación de los centros oficiales y domicilios de personas republicanas significativas, procediendo a su inmediato registro por orden de importancia.

 

METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACION

 

            Ante este horizonte, la orientación investigadora sobre Mas de las Matas se dirigió especialmente a la sección Político-social, y en grado de preferencia al fondo de Aragón, si bien se atendió a otros pues el rastreo se veía facilitado por la existencia en cada uno de ellos de índices toponímicos, geográficos y onomásticos. También se visionó a la documentación gráfica, especialmente la fotográfica de Deschamps, pues este francés acompañó el avance franquista por Alcañiz y Morella, si bien no apareció nada sobre el Mas.

            El procedimiento consistió en, una vez revisados los índices de cada fondo, ir a la referencia que en los mismos indicaba, bien sobre Mas bien sobre algún tipo de información que a priori hubiera afectado al pueblo, caso de las unidades militares que se sabía que habían pasado por él. Tras esta visualización se procedió a su anotamiento y luego a la elaboración de unas fichas. El resultado fue advertir la existencia de elementos dispersos en cuatro cajas, una dedicada exclusivamente a Mas de las Matas (la PS Aragón 121) y tres en la que sus papeles compartían espacio con los de otras procedencias (las 100, 113 y 120).

 

INVENTARIO DE FONDOS SOBRE MAS DE LAS MATAS

 

Características

 

            A excepción de las dos filiaciones de unos soldados masinos, el resto de la documentación sobre Mas de las Matas se refiere a la generada por una entidad administrativa: la regidora del municipio, denominada Alcaldía, Comisión Gestora y Consejo Municipal según el periodo político-social en que se manifestó, y cuyas fechas oscilan entre 1899 y marzo de 1938.

 

CAJA  POLÍTICO-SOCIAL ARAGON, 100

 

            Se encuentra el expediente de la constitución de la Junta Local del Censo de Campesinos en mayo de 1934, que recoge providencias, diligencias, certificaciones y designaciones de vocales. Lleva el título de “Reforma agraria. Expediente incoado para la constitución de la Junta Local del censo de campesinos, en cumplimento y a los efectos de lo dispuesto en las Instrucciones de la Dirección General del Instituto de Reforma Agraria del 1º de agosto de 1933. Año: 1934. Municipio de Mas de las Matas, provincia de Teruel”.

 

CAJA POLÍTICO-SOCIAL ARAGON, 113

 

            Contiene una relación del personal integrante del 25 Batallón de Obras y Fortificación en Azuara, de fecha 8 de marzo de 1938 (el día anterior al comienzo de la ofensiva franquista), en el que se encuentran las filiaciones de dos soldados masinos indicando su nombre, profesión, sindical y edad (ambos de la UGT y de 18 años).           

 

CAJA POLÍTICO-SOCIAL ARAGON, 120

 

            En este fondo se encuentra el libro “Sección de Matrimonios. Cuaderno 1º del Juzgado Municipal Mas de las Matas”, donde figuran las actas matrimoniales del Registro Civil con fechas que van desde el 16-4-37 al 5-1-38

 

CAJA POLÍTICO-SOCIAL ARAGON, 121

 

            Es el que concentra la mayor parte del material de Mas de las Matas y que por ser exclusiva para el pueblo, ofrece un mayor significado. Su exposición se puede estructurar en una parte introductoria y en otra descriptiva según temáticas comunes.

 

 

CAJA PS ARAGON 121.

 

A) INTRODUCCIÓN

 

1- Descripción

 

            Se encuentran en una caja de cartón tipo “Archivo Definitivo”, tamaño folio, que contiene diversa documentación requisada a la entidad municipal. En principio tenía la numeración del archivo R-1159 hasta su cambio al actual (PS ARAGON 121), y dentro aparecen dos portadas tituladas “carpetillas”, a lápiz azul y rojo, sobre impresos del Gobierno Vasco (Departamento de Obras Públicas. Explotación de carreteras. Archivo de material. Autobús nº.....Sello: las tres provincias vascas y Navarra), que referencian los documentos. En estas carpetillas pone:

            - “Registro nº 20 Aragón”. Comisión Gestora de Mas de las Matas. Oficios y correspondencia de la presidencia (asunto quintas). Ejército del Este. R-1159.

            - “Registro 20 Aragón”. Mas de las Matas. Listas y relaciones nominales de diferentes entidades de este pueblo. Ejército del Este. R-1145.

 

Puede indicar que:

            El equipo de recuperación procedía de efectuar tareas en el norte, para lo cual traía material de borrador incautado durante aquella campaña.

            El equipo de recuperación se integraba en la 5ª división de Navarra que actuó en Mas de las Matas en marzo de 1938, para lo cual traía tanto el equipo como la unidad dicho material de borrador.

 

2-Orden

 

            El orden no existe definido si bien muchos documentos aparecen conjuntados por temática afín.

Esto podría sugerir que se encontraban ordenados en su momento según la temática.

 

3-Estado

 

            Estado de los documentos: bueno

No hay señales de incendio o rotura intencionada, lo que puede indicar cierta sorpresa para la entidad municipal en cuanto al ataque y ocupación de la localidad. En otras palabras, no se destruyeron por los propietarios.

 

4-Tipo de documentación

 

            Actas municipales, bandos, carnés de particulares, escritos, hojas estadísticas, manuscritos y oficios. El tamaño es diverso aunque abunda el de tipo cuartilla, y entre la tipografía el instrumento manuscrito mas utilizado es el lápiz seguido por la pluma, aunque hay también no pocos documentos mecanografiados.

            Abundan los sellos de las diversas entidades, asociaciones y unidades militares, así como los escudos de las distintas corporaciones municipales, con distinta denominación (Alcaldía, Comisión Gestora o Consejo Municipal en el caso de Mas de las Matas). A excepción del documento catalán “Servei”,  el resto está todo en castellano.

            Varios bandos están manuscritos y son simples cuartillas no impresas.

            No hay documentación gráfica.

 

5-Fechas

 

            Oscilan entre un documento de julio de 1899 que refiere una ordenanza sobre la prohibición de la entrada del ganado en Huerta, Monte o Ramblas, siendo alcalde  CIPRIANO MATA, y el 21 de marzo de 1938 sobre orden público en cuanto asaltos de militares y paisanos a diversos domicilios, cuatro días antes de la caída del pueblo.

 

6-Localidades que generan o a la que se refiere documentación:

 

ABENFIGO-AGUAVIVA -ALCAÑIZ-ALCORISA-AZUARA-BARBASTRO-BELCHITE-CALACEITE-CANTAVIEJA-CASTELLOTE-CASPE-CASTELLÓN DE LA PLANA-EL ESCORIAL-EL ENEBRAL-GARGANTE-LA CUBA-LA GINEBROSA-LAS CUEVAS DE CAÑART-LAS PARRAS DE CASTELLOTE-MADRID-MIRAMBEL-MOLINOS-MONFORTE-PERALEJOS-PUEBLA de HIJAR-SAMPER DE CALANDA-SENO-TERUEL-TORRECILLA de ALCAÑIZ-TRONCHÓN-VALENCIA-ZARAGOZA

 

7-Entidades que generan documentación:

 

            Se relacionan tal y como aparecen, con sus denominaciones originales aun cuando varios nombres se refieran a una misma entidad o dependa de ella (casos: colectividad o colectividad libre, cooperativa, sindicatos pertenecientes a una asociación sindical, alcaldía-consejo, etc.).

                                  

A) CIVILES

 

            A.1. ASOCIACIONES Y PARTIDOS POLÍTICOS Y SINDICALES

 

Agrupación Anarquista

CNT

Colectividad

Colectividad Libre

Comité de FPA

Cooperativa

Federación Regional de Trabajadores de Municipios de Aragón

Izquierda Republicana

Junta Calificadora Provisional

Juventudes Libertarias

Juventudes Socialistas Unificadas

Partido Comunista de España

Radio Mas de las Matas

Sindicato CNT

Sindicato de Oficios Varios

Sindicato Único

Sociedad Trabajadores de la Tierra y Oficios varios.

Sociedad de Socorros Mutuos San Isidro Labrador

Unión General de Trabajadores

 

            A.2. ENTIDADES PÚBLICAS y CARGOS PÚBLICOS

 

            Se relacionan a continuación tal y como aparecen, aun cuando algunas se refieran al mismo organismo o cargo (ejemplo: delegado de primera enseñanza, delegado de enseñanza):

 

Alcaldía constitucional de CASTELLOTE

Alcaldía de LA MATA DE MORELLA.

Administración de propiedades y contribución territorial de ZARAGOZA y territorio leal de Aragón

Comisión Gestora Municipal AGUAVIVA

Comité Comarcal de Juventudes Libertarias FIJL

Comité Local de Defensa Pasiva

Comité local refugiados

Comisión Técnica Asesora de la Oficina del Aceite en Aragón

Comisario jefe de Investigación y Vigilancia.

Comisión Gestora CANTAVIEJA

Comisión Gestora Mas de las Matas

Consejería Provincial de Abastecimientos

Consejero de Industria y Comercio

Consejero Provincial Abastecimientos

Consejo de Aragón

Consejo Municipal de AZUARA

Consejo Municipal de LA CUBA

Consejo Municipal de MAS DE LAS MATAS

Consejo Municipal MIRAMBEL

Consejo Municipal de MOLINOS

Consejo Municipal de TRONCHÓN

Consejo Municipal de LAS PARRAS

Consejo Municipal de SENO

Consejo Municipal. Industria y Comercio.

Consejo Regional de Defensa de Aragón

CRDA Departamento de Obras Públicas

Delegación Hacienda de VALENCIA

Delegación Regional Reforma Agraria

Delegado de Agricultura

Delegado Asistencia Social

Delegado Enseñanza

Delegado de Primera Enseñanza

Dirección General de Abastecimiento e Industria.

Defensa pasiva Local

Dirección General de Seguridad.

Federación de Municipios

Gobernador General de Aragón

Ingeniero jefe de la Oficina de Aceite

Inspector especial

Instituto de Reforma Agraria. Delegación Regional de Aragón

Jefatura Administrativa Comarcal de Zaragoza-Teruel-Caspe

Juez de instrucción de CASTELLOTE

Juzgado Municipal de MAS DE LAS MATAS

Instituto de Reforma Agraria

Ministerio de Agricultura

Ministerio de Defensa Nacional. Ejercito de Tierra. Subsecretaría.

Ministerio del Interior (época franquista)

Partido judicial de CASTELLOTE

Sección administrativa Primera Enseñanza de la provincia de Aragón

Servei nacional Milices antifeixistes de Catalunya

 

            A.3. ENTIDADES PRIVADAS, ESTABLECIMIENTOS e INDUSTRIA

 

- Agrupación de Comerciantes

-“Bar Universal”

-“Eléctrica Morellana”

- Fábrica de Alcoholes (José Andrés)

- Fábrica de sosa cáustica

-“Hijo de J. ARMENGOL”

- Horno de MIGUEL GIL

 

B) MILITARES Y FUERZAS DE SEGURIDAD

 

            Por cuerpos y empleos se encuentran: Asalto (fuerzas de), Caja de Recluta Alcañiz, Caja de Recluta 30 de CASTELLON, Capitán Intendencia, Carabineros (fuerzas de), Comandante 57º batallón (inglés), Ejército de operaciones del Centro, Etapa, Escuela de guerra de Paterna, Intendencia de la 1ª Brigada Mixta de la 11 División, Parque de Artillería, Sanidad, Sargento de Intendencia, Transmisiones.

            Por unidades tipo batallón aparecen el Dombriski, el 4º y el 57 inglés. Por las de tipo compañía, la de Transmisiones de la 6ª brigada mixta, y además de esta brigada las 1, 15 Internacional, 33, 116 y 118. Y por divisiones, la 3ª, 11, 25, Durruti y Luis.

 

8-Temáticas:

 

            Son observables unas temáticas con las que agrupar el conjunto de la documentación. Por orden alfabético serían:

 

ABASTECIMIENTO Y RACIONAMIENTO

ACREDITACIONES, DOCUMENTACION Y SALVOCONDUCTOS

ASOCIACIONES Y PARTIDOS POLÍTICOS Y SINDICALES

ASUNTOS MILITARES, RECLUTAMIENTO Y QUINTAS

AYUNTAMIENTO

INFRAESTRUCTURAS

DESEMPLEO

ECONOMIA (AGRICULTURA, COMERCIO, INDUSTRIA, MONEDA)

EDUCACION Y CULTURA

ESTADISTICAS Y PADRONES

JUZGADO

MIGRACIONES Y REFUGIADOS

ORDEN  PÚBLICO

PARTICULARES

PROTECCION CIVIL

REGIMEN FRANQUISTA

REPRESIÓN

SANIDAD

SUSCRIPCIONES

 

9-Particulares

 

            Entre las diversas referencias a particulares, además de documentos expresos a determinadas personas, aparecen numerosos listados nominales sobre variadas temáticas, como los trabajadores del campo de aviación, algunas asociaciones políticas o los habitantes con sus domicilios.

 

                       

B) RELACIÓN DE DOCUMENTOS

 

Temáticas

 

 

ABASTECIMIENTO Y RACIONAMIENTO

 

            En cuanto a Abastecimiento hay declaraciones de existencias, racionamientos, expedición de cartillas y trueques (como los de un cerdo que solicita Torrecilla de Alcañiz al Consejo de Mas de las Matas, o el que propone un sargento de Intendencia). Significativa es la denuncia de una vecina en enero de 1938 por la “muerte de un conejo” así como los problemas del transporte para el abastecimiento o las necesidades de trigo para consumo y siembra que en agosto de 1937 expone el Consejo municipal, teniendo en cuenta las cifras de la población autóctona a la que se sumaban los emigrados de Azuara.

 

Demografía:

            Población local, 2325 masinos. Emigrados de Azuara, 690.

            El impacto hubo de ser importante, pues por cada tres masinos había un emigrado, que en su gran parte serían mujeres, niños y ancianos..

 

ACREDITACIONES, DOCUMENTACION Y SALVOCONDUCTOS

 

Documentaciones

 

Federación Regional de Trabajadores de Municipios de Aragón, Carné de Identidad del Consejo de Aragón (1937), Certificados de trabajo (carné a cargo de los Consejos Municipales). Se advierten los problemas que surgen sobre la vigencia legal entre estos dos últimos documentos una vez extinguido el Consejo de Aragón hacia agosto del 1937.

 

Salvoconductos

 

-Salvoconductos para libre movimiento, o para atestiguar problemas de presentación de soldados en sus unidades de origen.

 

ASOCIACIONES Y PARTIDOS POLÍTICOS Y SINDICALES

 

            Existen estadillos de afiliados a las distintas agrupaciones locales y a la colectividad, haciendo referencia a la situación previa al conflicto civil y al personal que se encuentra combatiendo en el frente. Estas listas obedecen al requerimiento por el presidente del Consejo Municipal en noviembre de 1937, de efectuar una “relación de partidos políticos y sindicales, que existen en este término municipal con expresión de la fecha de su constitución, o sea de la aprobación de sus reglamentos y número de afiliados que cada uno de ellos tenía con anterioridad al día 19 de julio de 1936”.

Se observan problemas entre el Consejo municipal y la Colectividad Cooperativa Confederal, especialmente en fechas inmediatas a la disolución del Consejo de Aragón (agosto 1937), tales como exigencias de desalojo y entrega de las llaves de “todos los edificios públicos pertenecientes al Municipio” que en esos momentos eran las escuelas viejas, salón-teatro, “casa cuartel que fue de la Guardia civil” y la casa del cura y algunas fincas urbanas. También se advierten los surgidos con los no afectos a la colectividad pues el presidente del Consejo Gestor local exponía al Gobernador del Consejo de Aragón que los disidentes estaban “cada día peores condiciones”.

Así mismo aparece la crisis en la Junta Calificadora Provisional (noviembre de 1937), se equipara a un un juzgado de guardia y en la que abren denuncias entre sus componentes.

Dentro del conjunto de relaciones entre las agrupaciones políticas y el Ayuntamiento aparecen diversas necesidades de material que tenían aquellas para ejercer su labor  y una referencia a la Sociedad de Socorros Mutuos San Isidro Labrador en enero de 1936, de la cual ya no se habla durante el conflicto.

 

ASUNTOS MILITARES, RECLUTAMIENTO Y QUINTAS

 

            Se muestran unidades, relaciones entre fuerzas y entidad municipal (protocolo como la fiesta de navidad que organizó el batallón inglés), listados de milicianos en el frente, roces por orden público con individuos militares en los días cruciales previos a la caída de Más. También asuntos de reclutamiento y quintas previas a la guerra,  como la relación de 1933 con sus actas de clasificación, certificados y fichas de talla, y otros menos pormenorizados que se refieren a los de 1937 y 1940. En cuanto a bajas en las fuerzas se dan las de milicianos masinos por ser menores de 18 años o los problemas de incluir al único farmacéutico local como sanitario de retaguardia, que expone directamente el presidente de la Comisión gestora al ministro de Defensa Nacional en noviembre del 36.

            Respecto al campo de aviación sólo hay un dato específico a su actividad, el préstamo a su dotación en enero del 38, de 33 litros de gasolina

 

AYUNTAMIENTO

 

            De este organismo, aparecen las actas en un libro que, con 51 hojas, comienza el 14-12-33 y acaba el  27-2-38, prácticamente un mes antes de la caída del régimen republicano en la localidad. Su estado es muy bueno si bien se encuentran sin tapas. Así mismo se observan relaciones con agrupaciones políticas; bandos como los de entrega de armas por el presidente del Consejo Regional de Defensa de Aragón en febrero del 37; cuestiones de racionamiento para los refugiados; medidas de sanidad  y profilaxis ganadera; talajes forestales y las lógicas normas que afectan a la convivencia diaria, como el caso de que, en enero del 38,  “Todo vecino limpiará las “fronteras” de sus calles de la vía pública por razón de higiene”, o que “no dejen los carros y aperos de labranza en la vía pública que interrumpan el tránsito”.

            Sólo aparece una referencia a festejos: el de la fiesta “nacional” gubernamental, para la cual “se ordena que todos los que tengan colgaduras republicanas decoren con ellas sus balcones o fachadas”.

            En cuanto al personal del organismo, se observan las vicisitudes en  fechas que van de enero de 1936 al de 1938. En cuanto al gobierno municipal, un documento de 1934 referente al acuerdo de celebración de sesiones siendo alcalde JUAN EJARQUE; la reconstrucción del Consejo municipal en enero del 38, que conlleva también medidas relacionadas con la hacienda local. la recaudación y la contribución de propiedades rústicas y urbanas; diversas normativas municipales como ordenanzas de transportes o regulaciones sobre el ganado (señalar aquí el documento que ya se refirió de 1899), y asuntos de sanciones tales como las multas al presidente de la colectividad por no haber satisfecho 200 pesetas.

 

DESEMPLEO

 

Hay una referencia sobre el paro laboral en cuanto a que se organizan unos registros de Colocación Obrera en  Castellote, el 31 de diciembre del 37.

 

ECONOMIA

 

            Destacan los contactos con el Consejo Municipal de Industria y Comercio (Alcañiz) y, en cuanto a agricultura, todos los asuntos relacionados con el trigo y el aceite. En concreto sobre este último producto, cuestiones como el material para su recolección, venta, racionamiento y los talonarios de pago por la Comisión Técnica Asesora de la Oficina del Aceite en una fecha tan crítica como 20 de febrero de 1938. Se aprecia que Alcorisa, con sus molinos, es un centro neurálgico en cuanto a la actividad agrícola de la zona.

 

INDUSTRIA

 

            Respecto a la industria, destaca la fábrica de Alcoholes, en torno a la cual se observa especial interés por el Consejo Regional Defensa para su activación, depuración ideológica e intervención auditorial, ésta en cuanto a presuntos fraudes. Así mismo se habla de las activaciones de hornos y de una caldera de fabricar jabón capaz de proporcionar Sosa Cáustica (febrero de 1938). También hay cuestiones referentes a la “Eléctrica Morellana”.

 

COMERCIO

 

En las relaciones económicas destacarán los problemas de circulación monetaria y los trueques. De aquella, notable interés ofrece el acta de septiembre de 1937 de la Agrupación de Comerciantes de Mas de las Matas, en la que acuerdan la emisión de moneda comercial por valor de 3000 pesetas dada la escasez de la fraccionaria. Así mismo, en cuanto a esa escasez, se advierten las incautaciones oficiales de moneda en plata que realizaron las Fuerzas de Asalto en ABENFIGO y el propio Mas de las Matas

            En cuanto a los trueques, se dan casos significativos como el de entidades, bien civiles (ya se refirió anteriormente que Torrecilla de Alcañiz pretendía en octubre de 1937 un cerdo de Mas de las Matas a cambio de cebada de aquella localidad), bien militares (el sargento de Intendencia de una compañía logística de la 1ª brigada de la 11 división comunista de Líster).

Importante observar las connotaciones de esta proposición: se hace “legalmente”, sin forzamiento y de manera amistosa.

 

EDUCACION Y CULTURA

 

            En cuanto a la educación, se evidencian las dificultades por las que pasó el municipio entre septiembre de 1937 y hasta la ocupación franquista, pues por diversas causas se dieron de baja los maestros de la escuela, quedando la localidad en octubre “completamente abandonada”. Esto hubo de motivar alguna inquietud ya que el secretario de la Comisión Gestora municipal llegó a rogar que la juventud “no se impacientase”. Y fue hacia últimos de febrero de 1938 cuando la Sección administrativa de Primera Enseñanza de la provincia de Aragón ubicada en Caspe, nombró a dos maestros interinos. En cuanto a cultura hay alguna referencia a la situación de la biblioteca.

 

ESTADISTICAS Y PADRONES

 

            En este concepto se engloban los distintos inventarios y listados que reflejan ámbitos diversos de la localidad. Así, se encuentran relaciones de armas y municiones entregadas siguiendo la “orden del Comité según bando publicado”; las relaciones de partidos políticos y sindicales, tal como se refirió, efectuadas en noviembre de 1937; el anuncio en diciembre de 1935 para confeccionar el padrón de contribuyentes en relación con el impuesto de cédulas personales; varios requerimientos de órganos dependientes del Gobierno de Aragón como la Jefatura Administrativa Comarcal de Zaragoza-Teruel-Caspe, en cuanto a relaciones juradas de las existencias de artículos por los comerciantes, industriales, agricultores, colectividades y sindicatos.

Aparece también una relación nominal de los habitantes y sus domicilios, que comprende 10 hojas a doble cara con los nombres de las calles, y que se conocían como Blasco Ibáñez, Joaquín Costa, Francisco Ferrer, Democracia, San Miguel, Nakens, Delicias, Batan, Plaza Republica, Salmerón, Escuela, San Roque, Lonja, Plaza Libertad, San José, P.Galdos, Caren, Pi-Margall, Hijuela, Galán-García, Arrabal y Anduch. Otras relaciones son las de fincas urbanas propiedad de la Colectividad; licencias de ganados en 1934; propietarios y arrendatarios; Sanidad; lectores de la biblioteca; una contestación al cuestionario del Departamento de Obras Publicas del CRDA de 5-6-37, y otro que ofrece una imagen de la infraestructura del municipio en 1935 pues recoge los “datos referentes a agua, fluido eléctrico, gas, pan y transportes por carretera” que exigió la  Dirección General de Seguridad en un documento sobre la “Información y Enlace”. Por último, aparece la indagación del delegado de Enseñanza acerca del número de escuelas, el nombre de los maestros, las vacantes y sus causas, y la distancia del pueblo al frente, todo ello para obtener una perspectiva sobre la situación escolar de “nuestra región”

 

INFRAESTRUCTURAS

 

            Las más notables que se observan son los trabajos en el campo de aviación que se realizaron entre septiembre de 1937 y enero de 1938, y cuyas listas nominales de jornales ofrecen una perspectiva del trabajo multitudinario llegando a ocupar en este mes hasta 214 jornaleros, y en el que incluso participaron personas de Aguaviva y personal médico.

            En cuanto a vías de comunicación hay dos estudios de los caminos de LAS CUEVAS DE CAÑART y de AGUAVIVA a LAS PARRAS y GARGANTE.

 

JUZGADO

 

            En cuanto a la justicia, un asunto notable fue la disposición opositora que varios municipios (Cantavieja, La Cuba, Las Parras, Molinos, Seno y Tronchón encabezados por Mas de las Matas) expusieron ante la disolución del partido judicial de Castellote y  su agregación al de ALCAÑIZ, hacia septiembre y octubre de 1937. Además de que aparecen algunos datos dispersos del juzgado de Castellote, también se ofrecen otros de interés como las cifras que dio Cantavieja sobre su población (1792 habitantes) para conseguir mantener ese organismo.

 

MIGRACIONES Y REFUGIADOS

 

            Notable interés se deduce de la presencia de 690 refugiados de Azuara en Mas de las Matas, con sus correspondientes problemáticas en cuanto a la rutina social. Se dan asuntos de traslados o de abastecimientos que motivaron la creación del Comité local de refugiados, cuya acta constitucional aparece con fecha de 31 de enero del 38.

 

ORDEN  PÚBLICO

 

            En cuanto a esta cuestión, se habla de asaltos a domicilios y locales, como la denuncia al juez de instrucción de Castellote en septiembre del 37 (precisamente cuando se cuestionaba la vigencia de ese juzgado), en torno al sufrido por el edifico clausurado de la Comisión Gestora y que estaba destinado a “habitación” por los vecinos de Azuara. Tal hubo de estar el asunto que cinco días antes de la caída de Mas de las Matas, el alcalde prohibió la entrada en todo domicilio ajeno “con el fin de terminar con el asalto de que han sido objeto algunas casas por civiles y militares”. Y advertía severamente: “quien así no lo haga se le aplicará las sanciones propias de los momentos que vivimos”.

También se perciben registros de la Fuerza Pública a particulares, y roces entre estos denunciados por los guardas municipales en referencia a propiedades de campos y cosechas

Y no hubieron de ser pocos los enfrentamientos con la colectividad, pues hay denuncias por los excesos de elementos de ella en cuanto apropiación indebida de abastos.

En cuanto a la represión antisubversiva contra elementos franquistas, ya se percibía una atmósfera de inquietud el 21 de febrero del 38 pues había dado “comienzo de nuevo la propalación de bulos, noticias tendenciosas falsas con la guerra...”, motivo por el cual el presidente del Consejo municipal recabó a los ciudadanos “la colaboración de todo antifascista para poder acabar de una vez y para siempre con los agentes de Franco y sus secuaces emboscados en la retaguardia”. Para ello implicaba a los funcionarios del Consejo Municipal en la vigilancia. Una orden emitida por el gobernador general al presidente del Consejo decía: “De acuerdo con fuerza pública de Asalto, Carabineros o Etapa o vecino de máxima confianza establezca vigilancia nocturna especialmente para evitar la oposición de letreros pintados en términos subversivo. Al efecto de reprimir esa campaña “sorda y solapada” fascista que propala “bulos y noticias tendenciosas”, se habría de organizar por el “FPA local” una “Policía Secreta” para hacer el “saneamiento que precise”. También aparece una mención a las “fugas misteriosas” de cuatro individuos.

           

Mas anecdótico, en cuanto a la conflictividad social fue el hurto que 4 niños realizaron en las escuelas llevándose un material que consistía en lápiz, mina de lápiz, plumilla, borradura, colores, plumas, tintero, tira de secante y una pelota, y que conllevó el correspondiente castigo: “encerrarlos el domingo y con un cartel a espaldas”.

           

PARTICULARES

 

Hay algunos asuntos de particulares sin trascendencia socio-política (por ejemplo la comunicación de una madre en estado gravísimo.

 

REPRESIÓN

 

            La represión política también es observable y deducible en asuntos como incautaciones y requisas e informes sobre desafectos. Así se obra contra muebles, enseres o autos, como el del farmacéutico local en septiembre del 37, y locales como el  “Bar Universal” en agosto de ese año si bien su dueño era de un “probado antifascismo”.

            También se dan informes sobre opositores, como una declaración en Caspe sobre la existencia de facciosos en el Mas en enero del 38, o uno que se eleva al Comisario jefe de Investigación y Vigilancia sobre BLAS ZAPATER LISBONA, que ocupó la presidencia de los consejos de defensa municipal hasta el 15 de agosto de 1937, y que había demostrado completa “desafección al régimen”.

            Por último, y en cuanto a la represión franquista, solo aparece una referencia indirecta pues se remite al Ministerio del Interior una desconocida certificación de un folio numerado 12, con fecha 7 de noviembre del 38.

 

SANIDAD Y ASISTENCIA SOCIAL

 

            De sanidad hay alguna referencia a enfermos y en cuanto a suscripciones se nombra la recolecta de prendas de abrigo en febrero del 38.

                                              

SEGURIDAD LOCAL

 

            Respecto a la Protección civil, aparecerán documentos sobre los gastos que se hacen para refugios, y todo lo concerniente a instrucciones, actas y acuerdos de la defensa pasiva local, instituida el 3 de marzo del 38. Una de esas instrucciones en referencia a las alertas antiaéreas parte del Comité Comarcal de Juventudes Libertarias FIJL

 

 

FICHA TIPO

 

Esta ficha, elaborada para este trabajo, recoge varios campos de descripción del documento.

 

NUMERO                                 Número que el investigador les ha asignado según las

                                               revisaba. No tiene ninguna relación con las que hicieran los

                                               propios órganos productores del documento, el Servicio de

                                               recuperación o el mismo Archivo de la Guerra Civil.

CENTRO DOCUMENTAL           ARCHIVO DE LA GUERRA CIVIL. SALAMANCA

FONDO                                    POLITICO-SOCIAL ARAGON, 121

DOCUMENTO                          Manuscrito, copia, circular, etc.

SOPORTE                               Papel, carné, etc.

FECHA                                    La que aparece según el productor del documento

LUGAR                                    donde se realiza según muestra el documento

EMISOR                                  El titular del documento, tal y como aparece escrito

DESTINATARIO                        El destinatario del documento, tal y como aparece escrito

TEMATICA                               La asignada por el investigador

ASUNTO                                  Breve descripción del asunto. Si es relevante, figura entre

                                               comillas de modo que su transcripción es fidedigna.

OTROS                        Cualquier apunte de interés sobre el documento a juicio del

                                               investigador. Preferentemente sellos, emblemas, escudos

                                               municipales, etc.

 

 

 

Sumario

 

 

 

Pascual Noguera: la memoria histórica del socialismo turolense

Angela Cenarro

 

 

Este texto es la introducción al libro “50 años del PSOE en Teruel. Escritos y comentados por uno de sus fundadores” publicado por la  Fundación Bernardo Aladrén en su Colección Isidoro Achón.

 

 

Pascual Noguera comenzó a escribir sus memorias en 1974, cuando la dictadura de Franco agonizaba. El resultado fueron dos manuscritos, separados en el tiempo por cinco años decisivos para la historia de España. El primero se tituló “Apuntes de unos recuerdos inolvidables”, porque inolvidables eran, desde luego, algunos episodios que le tocó vivir durante la guerra civil y la posguerra. Cuando finalizó el segundo, “Los cincuenta años del PSOE en Teruel”, los españoles habían acudido a las urnas para elegir a sus representantes políticos, tras cuarenta años sin poder hacerlo, así como para refrendar la Ley de Reforma Política y la Constitución. Sindicalista y socialista de los que “calzaban alpargata”[36], Pascual Noguera fue por tanto un nexo de unión entre las dos democracias del siglo XX español. Su trayectoria vital y política estuvo ligada al primer experimento democrático de la historia de España, la II República, y fue truncada, como ella misma, por la sublevación que protagonizaron un nutrido grupo de oficiales.

 

Al poner sus recuerdos por escrito, Pascual Noguera buscaba dar sentido a un pasado plagado de luchas, derrota y miseria, pero también de victorias, aunque no fueran éstas las conseguidas con la fuerza de las armas. Un pasado que leía, entendía y ordenaba desde el presente; un presente, el de finales de los setenta, que ya es para nosotros también pasado. Sus palabras, recuperadas para la difusión pública veinticinco años después de ser escritas, nos transmiten las experiencias de una generación marcada por las esperanzas abiertas en 1931, la utopía reformista de los años siguientes y la resistencia, primero armada y luego silenciosa, contra los militares rebeldes a partir de julio de 1936.

 

Pascual Noguera impulsó la creación del núcleo socialista de Teruel a finales de los años veinte, y fue por tanto testigo de excepción de unos años cruciales para la historia. Aunque era una provincia eminentemente rural y atrasada desde el punto de vista económico, Teruel celebró el advenimiento de la República con la misma viveza que una gran urbe, pues el júbilo estalló en sus calles cuando la monarquía y al sistema político que la sustentaba fueron derrotados en las elecciones municipales. En abril de 1931 Teruel fue, al igual que toda España, una fiesta.

El nuevo clima de libertades favoreció la expansión de partidos y sindicatos, elementos clave para articular una sociedad de masas. Al fin y al cabo la llegada de la República era una respuesta a las demandas de amplios colectivos sociales por hacerse oír en un Estado que les había dado la espalda durante generaciones. Los pasos adelante no se hicieron esperar. El PSOE era el principal partido de masas de la izquierda en aquellos momentos y se convirtió en uno de los puntales del nuevo régimen. Junto a los republicanos había ganado las elecciones y también, junto a ellos, entró a formar parte del gobierno. Esto le otorgó grandes ventajas. Las filas del partido y de su sindicato, la Unión General de Trabajadores, comenzaron a engrosarse, pues sus líderes se esforzaron por ampliar las bases sociales y la infraestructura organizativa. Se crearon sindicatos de todos los ramos, como el minero en Montalbán, donde se encuadraron el 80% de los obreros de este sector de la provincia, o el de los trabajadores de la tierra, que agrupó a la inmensa mayoría de los campesinos turolenses. Además, al ocupar un espacio privilegiado dentro del aparato del estado, como en los jurados mixtos, pudo controlar el mercado de trabajo y obtener una posición de fuerza con respecto a otras organizaciones obreras[37].

 

Tras este momento de euforia, la historia del PSOE se complicó. Las propuestas reformistas iniciales supieron a poco a muchos obreros y campesinos, que continuaban viviendo en condiciones míseras y veían como la legislación republicana encontraba notables dificultades para llevarse a la práctica. Así, su entusiasmo inicial por el nuevo régimen republicano se trocó en decepción.  La coyuntura de crisis económica internacional no ayudó a que el proyecto democratizador e integrador que enarbolaba la República llegase demasiado lejos. Como consiguiente, la cúpula socialista se escindió en tres sectores, con bases sociales, estrategias y objetivos distintos. Además, los mecanismos de coerción del estado seguían intactos, tal como demostró la actuación de las fuerzas de orden público ante los desafíos al orden establecido que oponían periódicamente ugetistas y libertarios.

 

Por si todo esto fuera poco, las organizaciones obreras tuvieron que hacer frente a la oposición bien organizada de las elites locales, que habían sido desplazadas de los centros de decisión política en las elecciones de 1931 pero mantenían intacto su poder económico y social. Pronto pusieron todos los recursos a su alcance, que eran muchos, para combatir las iniciativas de republicanos y socialistas, y también para impulsar una nueva organización política, Acción Popular Agraria Aragonesa, capaz de combatirlas en el nuevo contexto democrático. Tales iniciativas, en muchas ocasiones, se limitaban a exigir la aplicación de la legislación vigente; en otras, a efectuar propuestas negociadoras con los propietarios. Hoy nos parecen demandas justas y moderadas, pero en su momento eran percibidas como una gran amenaza por quienes se habían acostumbrado a mantener intacto un determinado orden político y social que garantizaba la inmutabilidad de sus intereses.

 

Los grandes propietarios, la patronal, era el enemigo a combatir. Lo había sido en 1931, cuando los sectores antimonárquicos habían ganado la primera batalla, pero continuaron siéndolo en los años sucesivos. El propio Pascual Noguera lo percibía con gran claridad: “al salir a la calle terminada las reuniones se acababan las tendencias para luchar juntos contra nuestro enemigo de siempre, el caciquismo, que en nuestra provincia estaba bien organizado”. De ahí que la participación en los procesos electorales se combinase con otras estrategias de presión y de lucha, como las manifestaciones o las huelgas. En 1934 el sindicato socialista se implicó en varias de ellas. Las más sonadas fueron las de abril de 1934 en la capital aragonesa y la de junio, convocada por la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra, que tuvo un escaso seguimiento por los campesinos aragoneses. Todavía quedaba octubre, experiencia de la que los socialistas salieron muy mal parados, con cientos de militantes encarcelados y las casas del pueblo clausuradas en numerosas localidades.

 

La sublevación de julio de 1936 fue una estocada mortal para la República. En Teruel el comandante Virgilio Aguado llevó la voz cantante a la hora de secundar las órdenes que llegaban de Zaragoza, sede de la 5ª Región Militar. Cuando el golpe militar se consumó, el día 20 por la mañana, sólo dos posibilidades se abrieron a quienes se oponían: ser fusilado o continuar la resistencia en la zona oriental de la provincia. Pascual Noguera pudo huir, lo que le libró de una muerte casi segura. En el Alto de Pinilla se reunió con otros camaradas, Simón Marín y Ángel Sánchez Batea, y juntos partieron hacia el Mansueto, donde se encontraron con un centenar de hombres que escapaban del acoso de los militares en la capital. Tras recorrer varios kilómetros con la guardia civil y de asalto pisándoles los talones, llegaron a Aldehuela a finales de julio, y allí entraron en contacto con las columnas de milicianos. Procedentes de Valencia y de Castellón, integradas por miembros de las fuerzas de seguridad leales a la República, líderes obreros y políticos republicanos, estas milicias habían conseguido recuperar para la República la mitad oriental de la provincia de Teruel. Estaban controladas por hombres ajenos al socialismo, lo que contribuyó a que pronto emergieran diferencias entre las distintas organizaciones políticas que se reorganizaban en la retaguardia. Pero en estos primeros momentos lo importante era que todos sus componentes habían dado muestras decididas de hacer frente a la nueva “militarada”[38].

 

“Militarada” que, por cierto, bien poco tenía que ver con las anteriores, pues en esta ocasión los oficiales insurrectos, así como las fuerzas de seguridad del estado y los elementos civiles que les apoyaban, empuñaban los fusiles con la finalidad de matar a cualquiera que se les opusiera. Frenar la resistencia no era la única finalidad de la violencia. En realidad lo que perseguía era aniquilar los representantes políticos de la República y sus bases sociales, las organizaciones obreras y campesinas, en definitiva, a todos esos “elementos incómodos” que, según decían algunos ideólogos y escritores de tres al cuarto, estaban contaminando las “esencias hispánicas”. Republicanos, socialistas, anarquistas, obreros rurales y urbanos, hombres y mujeres cayeron sin distinción bajo el peso de las balas y se convirtieron en protagonistas anónimos de una masacre que no tenía precedentes en la historia de Europa.

 

En Teruel el balance no pudo ser más desolador. El mismo día 19 de julio aparecía muerto José Millán, el secretario provincial del PSOE, en la carretera de Albarracín. Alfonso Gómez de la Asunción, represente obrero en la Comisión de Policía Rural, fue detenido para ser fusilado en diciembre. La mayoría de los dirigentes socialistas consiguieron librarse de esa oleada represiva en el verano de 1936, pero a cambio las autoridades militares, que actuaban al amparo del estado de guerra, terminaron con la vida de muchos de sus familiares. Éste fue el caso de Ángel Sánchez Batea, que estaba en la retaguardia reorganizando la federación junto a sus compañeros socialistas cuando los militares apresaron a su mujer, María Pérez, acusada de tener una radio con la que supuestamente captaba emisoras extranjeras, y a su hija Pilar, de 17 años, que pertenecía a las Juventudes Socialistas Unificadas. Ambas fueron fusiladas. La misma suerte corrieron su hermano Juan y su sobrino Dámaso Sánchez Pascual. Un hermano de éste, José, representante obrero en la Junta Provincial para la Reforma Agraria, acabó en el hospital como consecuencia de las palizas que le dieron. Allí, afortunadamente, pudo salvar su vida gracias a que un médico decidió protegerlo y no le dio el alta[39].

 

Los socialistas no fueron los únicos perseguidos. Algunas personalidades del republicanismo moderado, como el diputado de Izquierda Republicana Gregorio Vilatela, el alcalde frentepopulista Pedro Fabre y el presidente de la Diputación Provincial Ramón Segura, también cayeron en el fragor de la “purificación”. Lo mismo les sucedió a figuras comprometidas con los planes educativos de la República, como a Joaquín de Andrés, director del Instituto de Enseñanza Media, y José Soler, director de la Escuela Normal. Éste último, junto a otros doce detenidos en el Seminario, fueron fusilados en la Plaza del Torico a finales de agosto, en una matanza colectiva con espectadores forzados que constituyó, sin duda, uno de los más claros episodios de esa mezcla de terror y fiesta en la que se había convertido el territorio insurgente. Los militares también buscaron acabar con la vida de muchas mujeres, algunas ya citadas, destacadas por su implicación política o su trayectoria profesional, como la inspectora de hacienda Mercedes Vega, en un contexto que forzaba de manera sutil a la reclusión en el espacio cerrado del hogar[40].

 

Los que como Pascual Noguera pudieron alejarse de la capital y entrar en contacto con las milicias salvaron la vida y se convirtieron en los artífices de la resistencia en medio de la revolución. Para ellos empezó una lucha con varios frentes abiertos. En la primera línea de fuego intentaron combatir la versión española de fascismo, encarnado en unos cuantos militares africanistas que aplicaban ahora al territorio peninsular los métodos que antaño hicieran en las posesiones africanas. En la retaguardia, la lucha fue por el control de los múltiples espacios de poder que había abierto la fragmentación del estado republicano –y que había perdido por consiguiente el monopolio de la violencia-. El socialismo, además, continuaba escindido en dos sectores bien diferenciados, la cúpula controlada por Indalecio Prieto y la izquierda de Largo Caballero. Esta rivalidad, que no era nueva, se agudizaría considerablemente por las condiciones extremas en las que se vio sumida la República en guerra[41].

 

Azaña siguió ocupando la presidencia de la República y Largo Caballero, cuyas soflamas revolucionarias le habían valido el título de “el Lenin español”, se hizo con la presidencia del gobierno. Y mientras un republicano y un socialista se erigían en cabezas visibles del estado republicano, el poder real estaba en las calles, en los campos y en las fábricas, en manos de quienes tenían las armas, las milicias, y de los comités surgidos a su amparo en todo el territorio donde la sublevación militar no había podido prosperar. El golpe militar había abierto, en definitiva, muchos frentes de combate. Los socialistas tuvieron que vivir una guerra contra el fascismo, una lucha por el control de la revolución y por el poder dentro del estado, así como una división irreconciliable dentro del propio partido: demasiados combates juntos para librar en tan poco tiempo.

 

En la retaguardia aragonesa, la supremacía cenetista en el impulso y el control de la revolución fue evidente, de modo que los representantes de la UGT tuvieron que adaptarse a la nueva situación. Sus principales esfuerzos fueron dirigidos a la reconstrucción de la organización, maltrecha como consecuencia de la represión y la dispersión de sus miembros supervivientes. En Teruel, por ejemplo, la directiva de la organización campesina “El Progreso” que había liderado Pascual Noguera consiguió ponerse a salvo y fue el núcleo a partir del cual se reconstruyó la UGT en esa provincia. Ahora bien, aunque es cierto que tuvo un papel secundario en los acontecimientos de la retaguardia republicana, el socialismo nunca quedó completamente al margen del estallido de violencia popular, que se saldó con unas 2.500 víctimas en las provincias de Zaragoza y Teruel, la colectivización de las tierras o la configuración de comités y consejos municipales, los nuevos contrapoderes locales. La UGT también tuvo sus propias unidades de combate, como la que crearon Pascual Noguera y sus compañeros dentro de la columna de Hierro en Puebla de Valverde. De manera que, con independencia del grado de autonomía que las organizaciones socialistas pudieran disfrutar, estas experiencias revelaron el compromiso activo de sus militantes con la defensa de la República mediante la lucha armada.

 

Ganar la guerra era el objetivo prioritario, pero en ningún momento los hombres de la UGT descuidaron la búsqueda de un espacio propio en el contexto creado tras el hundimiento del estado republicano. Allí donde la correlación de fuerzas con otras organizaciones políticas o la coyuntura les fue favorable, hubo siempre hombres de la UGT al frente de los nuevos contrapoderes locales, como los comités y los consejos municipales creados por el decreto del 18 de enero de 1937; también, en el Consejo de Aragón con sede en Caspe o en los tribunales populares. Es necesario desterrar del mito de que en Aragón una CNT todopoderosa controló de manera exhaustiva el desmantelamiento violento del viejo orden y los intentos de construir otro nuevo. Porque, si bien es cierto que los anarcosindicalistas se llevaron la parte del león, también lo es que la UGT buscó y consiguió pactos de actuación conjunta (como el Comité de Evadidos descrito por Pascual Noguera, que se transformó posteriormente en el Comité de Relaciones UGT-CNT), y que sus criterios a la hora de llevar a cabo las colectivizaciones no distaron tanto de los que proponía la CNT[42]. Lo complicado, por consiguiente, es evaluar es hasta qué punto la UGT actuó de forma subordinada a la CNT en Aragón y, si fue así, determinar en qué grado.

 

La paradoja del socialismo es que cuando la CNT comenzó su imparable declive, en la primavera de 1937, se topó con otro competidor cuya fuerza se debía precisamente a la dinámica que estaba viviendo la República durante la guerra, el Partido Comunista. Los “días de Mayo” de Barcelona en 1937 se saldaron con la dimisión forzada de Largo Caballero, con el consiguiente eclipse de la izquierda socialista y la creación de un nuevo gobierno presidido por Juan Negrín. Poco después, en agosto, la disolución del Consejo de Aragón marcaba el fin de la hegemonía libertaria en la retaguardia aragonesa y se iniciaba en el otoño una etapa de florecimiento para las agrupaciones socialistas. En las ejecutivas del PSOE y la UGT había personas proclives a la unificación con el PC, lo que explicaría la infiltración comunista en algunas federaciones, como las de Zaragoza. Pero la división interna del PSOE hizo que no todas siguieran las mismas pautas. Los hombres de la federación turolense se mantuvieron fieles a la tradición caballerista, pues así lo habían manifestado en la asamblea de Alcañiz de noviembre de 1936, donde tuvo lugar lo que Noguera calificó de “un triunfo y un reconocimiento para nuestra organización, y un fracaso para los que acudieron a pescar en río revuelto (PC)”[43].

 

Resulta difícil precisar cuáles fueron las líneas de fractura del socialismo aragonés durante la guerra y cuál fue su legado. Pero quizá no merezca la pena abundar más en ellas. Al fin y al cabo, las tropas franquistas arrasaron la totalidad de la región en un par de meses durante la primavera de 1938 y, lógicamente, las disensiones internas de la UGT quedaron eclipsadas por la necesidad de atender a otras prioridades: salvar la vida y los restos de la organización.

 

La resistencia continuó durante casi un año, pero en otras tierras. La infraestructura de la UGT de Teruel, que había instalado su sede en Alcañiz en el otoño de 1936 se ubicó en Puebla de Valverde, cuando terminó la breve ocupación de la capital en febrero de 1938, para hacer frente a la evacuación con mayor eficacia, y luego se trasladó a Castellón, donde siguió funcionando en medio del desmoronamiento de la retaguardia republicana. Su principal misión fue acoger a los refugiados que llegaban de los territorios que el ejército franquista seguía invadiendo y organizar el abastecimiento. A la altura del otoño de 1938 la suerte de la República estaba echada. El lema de Negrín, “resistir es vencer” consiguió algunas adhesiones, pero fueron más los vieron en dicha estrategia la prolongación innecesaria de una agonía ya demasiado dolorosa. A ello se sumaron las cuentas pendientes que tres años de lucha por el poder habían dejado en los partidos que sustentaban el esfuerzo bélico. Así, a finales de marzo de 1939, el golpe del general Casado en Madrid dio al traste con todo resquicio de esperanza, con el apoyo de amplios sectores del PSOE y otros grupos antinegrinistas. Durante los últimos meses, Negrín había intentado arrancar al Generalísimo un acuerdo para evitar revanchas y mayores derramamientos de sangre, es decir, para conseguir una derrota digna. Pero Franco, siguiendo con su táctica acercarse al enemigo sólo para eliminarlo, no se avino a negociación alguna. El resultado fue, como ya es bien conocido, una derrota indigna.    Porque indigno fue el trato que recibieron los hombres y las mujeres que habían encarnado lo que era, hasta ese momento, el episodio de resistencia al fascismo más contundente en toda Europa. El “terror caliente” que los militares insurgentes habían puesto en marcha con la declaración del estado de guerra en julio de 1936 revivía a medida que avanzaba el frente y el ejército de Franco entraba en una comarca o localidad. Así sucedió también en la mitad oriental de Aragón. Muchos de los que apoyaban la República huyeron hacia la zona de levante o a Cataluña, para sobrevivir y seguir luchando, pero cuando cayeron estos frentes, entre enero y marzo de 1939, hubo que elegir entre el exilio o el retorno a los lugares de origen. Esto último era complicado, pues era un proceso lleno de interferencias. Pascual Noguera, que se había replegado con sus camaradas en la zona levantina, comenzó un largo peregrinaje por los campos de prisioneros de Alicante. Junto a otros compañeros fue internado en los campos de los Almendros, desde donde lo trasladaron por la fuerza a la plaza de Toros de Alicante y luego al castillo de Santa Bárbara. Era el primer paso para entrar en esos rituales de la clasificación y el control, propios del poder disciplinario, que los insurgentes extendieron por todos los rincones de España junto a otras formas de violencia más explícita y brutal[44].

 

El “Día de la Victoria” no fue, por consiguiente, sinónimo de paz. El triunfalismo de los vencedores no dejó espacio para la reconciliación ni el perdón. Los métodos del terror propios de los primeros momentos de la guerra, como los “paseos” y las “sacas” no desaparecieron, pero dejaron de ser frecuentes. En estos momentos la detención y el ingreso en prisión de los republicanos e izquierdistas se convirtió en el trámite previo a la puesta a disposición de la justicia militar, o lo que era lo mismo en el caso de Aragón, de la Auditoría de Guerra de la 5ª Región Militar. La violencia que desplegaron los militares rebeldes nunca había sido incontrolada, pero a partir de 1937 y, con mayor claridad aún después de la guerra, se extremaron los mecanismos de control y centralización de la misma.

 

Los vencedores implicaron al conjunto de la sociedad española en ese proceso de purificación que siguió a la derrota republicana. Las vías fueron múltiples, como el aval emitido por alguna persona de “reconocido prestigio”, imprescindible para salir de la cárcel o de los campos de concentración. Los informes elaborados por las nuevas autoridades locales para los expedientes abiertos por la justicia militar o las jurisdicciones extraordinarias, como la que creaba la Ley de Responsabilidades Políticas (9 de febrero de 1939), también fue decisiva. Miles de “ciudadanos corrientes” señalaron con el dedo o delataron a sus antiguos vecinos de izquierdas. En muchas ocasiones se tomaron la justicia por su mano, ansiosos como estaban de vengar la expropiación, la requisa o el asesinato dictados por el calor de la revolución o la legislación republicana.

 

Pero, sin duda, los militares vencedores se empeñaron en sacar el máximo partido a esta sed de venganza, pues no sólo la fomentaron, sino que pusieron al alcance de todos los “buenos españoles” los medios apropiados para canalizarla. Se pusieron en marcha lo que Pascual Noguera llamaba “comisiones de vencedores”, encargadas de continuar con ese proceso de clasificación entre los “rojos” que debían morir y los que podían seguir viviendo. A Teruel llegó una expedición bien organizada, integrada por miembros de la guardia civil y doce prisioneros de los campos de Albatera, San Fernando y Santa Bárbara. Los pasearon por el Arrabal, esperando que los vecinos del barrio se lanzaran a lincharlos. Pero no lo consiguieron[45]. Además, en la prensa y en la radio se anunciaron repetidamente los lugares donde los “buenos españoles” debían dar testimonio de los acontecimientos acaecidos en la “zona roja”. Gracias a ellas se pudo elaborar a partir de 1940 la “Causa General”, una minuciosa descripción de cómo se había materializado la resistencia al golpe militar, la violencia popular y la organización de la retaguardia en cada localidad. Hasta se dio el caso de que algún alcalde de la provincia de Teruel tuvo que instar a los vecinos de derechas a que mantuvieran la calma y, en lugar de tomarse la “justicia por su mano”, utilizaran los mecanismos que el “Nuevo Estado” les ofrecía para el adecuado funcionamiento de la “justicia serena” del Caudillo.

 

Pascual Noguera, que se había librado de la muerte en el verano de 1936, sufrió en propia carne todo el terror de la posguerra. En 1939, tras varios meses retenido en la plaza de toros de Alicante, fue incomunicado en el castillo de Santa Bárbara. Poco después, en la prisión de Elche, habilitada como fábrica, siguió purgando el pecado de haber apoyado a la República, pues este significado se le daba tanto al encierro como al trabajo en el sistema penitenciario franquista. Mientras tanto, en Teruel, el juez especial Manuel Ortiz del juzgado número 8 comenzó a solicitar informes sobre sus antecedentes y su actuación durante el “Glorioso Movimiento Nacional”. El comandante del puesto de la guardia civil, el jefe de la Comisaría de Investigación y Vigilancia, y el alcalde de Teruel, José Maicas, respondieron a la petición del juez con una serie de oficios que acusaban a Pascual Noguera, entre otras cosas, de ser socialista, haber huido al “campo rojo”, denunciar a “personas de orden” que posteriormente fueron ejecutadas y cometer “desmanes a favor de los marxistas”. El alcalde fue más lejos al afirmar que se ha venido en conocimiento de que se trata de persona de mala conducta moral y privada, pésimos antecedentes de ideas socialistas, afiliado a la Casa del Pueblo, propagandista de izquierdas, pendenciero, coaccionador, blasfemo y temerario amenazando a los elementos de orden (…). Es peligroso para la Causa de la España Nacional. [46]

 

La delegación provincial de Información e Investigación de Falange de Teruel ofreció nombres de varios turolenses de derechas que podían suministrar más datos sobre su actuación. Nada mejor que la ciudad donde Noguera había vivido y desarrollado su actividad para seguir adelante con el proceso de “purificación”. Probablemente, esta fue la razón de que en junio de 1940 Noguera fuese trasladado a la prisión provincial de Teruel para prestar declaración. Pascual negó todas las acusaciones y poco después fue devuelto, junto a los también socialistas turolenses Pedro Civera, Ángel Sánchez Batea, Simón Marín, Ramón Gómez y Vicente Villarroya, a la cárcel Modelo de Valencia. Noguera fue incomunicado y sus compañeros torturados. Pero las denuncias procedentes de Teruel llegaron igual. Dos vecinos de Villastar, uno de ellos jefe local de Falange, dijeron que era el responsable de que hubieran sido juzgados por un tribunal popular y encarcelados hasta la llegada del “ejército nacional”. Otros vecinos de Teruel vertieron diversas acusaciones contra él, pero ninguno pudo confirmar que hubiera participado en actos violentos. Y con todo este material, en junio de 1941 se decretó el procesamiento de Pascual Noguera y se ratificó su permanencia en la prisión de Valencia.

 

A partir de entonces los informes que le acusaban de haber tenido cargos en la “zona roja” se alternaron con los avales de personas cuyas vidas había conseguido salvar durante la guerra. A lo largo de todo el proceso judicial, nadie pudo demostrar su implicación en episodio sangriento alguno. La instancia de Pascual solicitando que los jueces militares tuvieran en cuenta el testimonio de varias personas es un excelente ejemplo de hasta dónde podía llegar la interiorización de la condición de “vencido” y de que otras formas de violencia podían resultar tan devastadoras como una brutal paliza. Pascual Noguera tuvo que recopilar sus buenos actos durante la guerra ante unos “vencedores”, militares y civiles, que no tenían que rendir cuentas a nadie. Y por si todo esto fuera poco, tuvo que amoldar su discurso a las exigencias del momento, y demostrar que “movido de hacer cuanto fuese en bien de los buenos españoles adictos a la Causa de Franco”, había conseguido liberar a varios encarcelados[47].

 

El año 1942 trajo novedades para Pascual Noguera. Fue trasladado a Zaragoza, a la prisión de Torrero, y varias mujeres, ajenas a él o muy cercanas, intervinieron en el proceso judicial. Su esposa, Concepción Doñate, solicitó que le concedieran la libertad al amparo de algunos artículos del decreto de 2 de septiembre de 1941, dadas las condiciones penosas en las que vivía[48]. Como tantas otras mujeres de preso, Concepción estaba recurriendo a todo tipo de estrategias, “a toda clase de trabajos y servicios lícitos”, para sacar adelante a sus cuatro hijos y a su suegra de avanzada edad en una coyuntura económica extremadamente adversa. La petición fue denegada y Pascual siguió en la cárcel. Mientras, cinco vecinas de Teruel desfilaron delante del juez militar para acusarle de haber participado en saqueos, requisas, fusilamientos y amenazas de muerte. Ninguna pudo confirmar los datos que aportaba, porque todas hablaban “por referencias” o “de oídas”.

 

Por estas fechas, su hermana Emerenciana llevaba ya tres años presa, y había recorrido las cárceles de Ventas y Amorebieta. Sobre ella recaían acusaciones tan graves como haber proferido gritos contra los evacuados o haber solicitado bombas de mano para acabar con sus vidas mientras acompañaba a su hermano por la retaguardia “roja”. Pasó por un consejo de guerra, en el que declararon contra ella varios hombres y mujeres, vecinos todos de Teruel, y la sentencia fue de 30 años de reclusión mayor. También se le abrió un expediente de responsabilidades políticas, que le obligó a pagar una multa de 10.000 pts. Emerenciana era socialista, pues había formado parte de la Asociación de Mujeres de la Casa del Pueblo; también hermana y esposa de dos destacados dirigentes de la ciudad (su marido Alfonso Gómez de la Asunción había sido fusilado en los últimos días de 1936). Pero ante todo era una mujer que había transgredido los roles de género dominantes. Esto no podía perdonarse en ningún rincón de España, pero todavía menos en una ciudad pequeña y provinciana donde tales convenciones culturales estaban más arraigadas y, por consiguiente, la reacción para apuntalarlas era mucho más virulenta. De hecho, uno de los supuestos testigos, pues en realidad nada había presenciado, dijo que la consideraba “capaz de la comisión de los mayores hechos delictivos por la animadversión y malos instintos que tenía contra las personas del Movimiento” [49]

 

A lo largo del año los informes y las declaraciones de diversos testigos siguieron engrosando el expediente de Pascual Noguera. Pero en noviembre se abrió una puerta para la esperanza. Varios vecinos de Teruel le avalaron al confirmar su “buena conducta” durante la guerra mediante un pliego de firmas. Ello, junto a tantos testimonios carentes de fundamento, debió de resultar decisivo para la sentencia dictada en noviembre de 1944. Los treinta años de reclusión quedaron reducidos a poco más de uno, porque Noguera pudo acogerse al decreto de indulto de octubre de 1945. Fuera de España corrían malos tiempos para el dictador y era necesario dar muestras de magnanimidad para ser bien vistos por las triunfantes democracias occidentales.

 

Atrás quedaban unos “recuerdos inolvidables”, como los humillantes interrogatorios en comisaría, la incomunicación de veintidós meses, el encuentro con los delatores de Villastar…. También la contemplación desde el interior de la cárcel de Torrero de cómo las mujeres de preso hacían cola y colaboraban en el mantenimiento de la resistencia clandestina recogiendo las notas que ellos lanzaban al exterior. Pero uno le dejó una huella especial, marcó un antes y un después en su vida. De hecho, toda su trayectoria posterior estuvo, en buena medida, dictada por la imagen de sus compañeros diciéndole adiós antes de ser fusilados en mayo de 1944. En los veinte minutos que duró la entrevista que las autoridades carcelarias les permitieron mantener, Ángel Sánchez Batea, Ramón Gómez, Pedro Civera y Vicente Villarroya pidieron a Pascual que su memoria no cayese en el olvido.

 

Pascual Noguera vivió y sobrevivió para hacer realidad el deseo de sus camaradas, tal como les había prometido. Una vez indultado, tuvo la valentía de volver a Teruel, a una sociedad que él calificó de “castrada y acomodaticia”, donde el oportunismo y la rapiña de los escasos bienes materiales estaban a la orden del día. Quiso volver para demostrar que no tenía de qué avergonzarse ni se sentía culpable, lo que significaba, en realidad, que el entorno le forzaba a la vergüenza o le declaraba culpable. Este mecanismo sutil fue una de las constantes en la relación de poder que se estableció entre vencedores y vencidos tras la guerra civil: los leales al gobierno eran culpables; los culpables, salvadores de la “Patria”. El vencido podía seguir viviendo, pero siempre estigmatizado, señalado… se le exigía una permanente justificación, un continuo esfuerzo para demostrar su inocencia, y, sobre todo, que renunciara a su memoria, a su trayectoria y a su identidad.

 

Es bien sabido que los vencedores, al invadir el espacio público, impidieron que los derrotados en la guerra articularan una memoria colectiva. Las ceremonias de reconocimiento para los “caídos por Dios y por España” proliferaron por toda España a lo largo de la dictadura, pero ninguna se hizo eco de los fusilados al amparo del “Estado de guerra”, dentro de la legalidad que impusieron los militares o al margen de ella. La ruptura de redes sociales, de relaciones familiares y de amistad hizo el resto, pues sólo sobre ellas podía sustentarse el recuerdo de las víctimas del franquismo. Muchas mujeres silenciaron durante años el fatal destino de sus maridos, para evitar que sus hijos se sintieran desplazados en una sociedad reconstruida por los que habían ganado la guerra. Otras tuvieron que abandonar sus pueblos, donde habían vivido sus familias durante generaciones, ante la imposibilidad de rehacer sus vidas o la presión de sus convecinos. El aislamiento al que fueron confinados los combatientes de la República fue tal que les invadió el desánimo, la sensación de que su lucha había carecido de sentido, y la dificultad para transmitir sus experiencias a los más allegados aumentó con el tiempo. En algunas ocasiones la familia o una pequeño grupo de amistades se convirtió, con no pocas cautelas, en el único espacio público que permitía mantener vivos los recuerdos.

 

Éste fue el caso de Pascual Noguera. En cuanto se restableció la democracia y el entorno permitió recordar a los camaradas asesinados por la dictadura, sus primeras palabras escritas fueron dirigidas a la memoria “de los compañeros inmolados que perdió el socialismo en Teruel como consecuencia de la fatídica guerra civil de 1936”. Revindicó para ellos el calificativo de “mártires de la libertad” e intentó así “remover aquella herida mal cicatrizada de los familiares afectados”. Él era uno de los pocos supervivientes, razón de más para dar testimonio del pasado incómodo. Apreció la disposición de la sociedad española a colaborar en el “cambio que se avecinaba pero evitando el derramamiento de sangre”, lo que demostraba que el recuerdo de la guerra civil seguía vivo cuarenta años después en el entorno de los defensores de la República. Pero los ideólogos del tardofranquismo habían promovido determinadas lecturas del conflicto fratricida que alimentaban el miedo a la repetición del enfrentamiento y repartían las culpas a partes iguales entre los dos bandos contendientes con demasiada facilidad. La nueva sociedad española, surgida de la rápida industrialización de los años sesenta, hizo suyos algunos valores modernos, como el individualismo o el consumo, de manera que le costó muy poco asimilar esos mensajes que insistían en la amenaza de otra guerra cuando el régimen desapareciera, así como en la necesidad de olvidar para garantizar la paz, la estabilidad y el orden establecido[50].

 

La transición a la democracia en España fue un modelo desde el punto de vista de la negociación y el consenso alcanzado entre las distintas fuerzas políticas, pero los pactos se sellaron sobre el silencio de muchos, de manera que el olvido, así como la negación del derecho de los vencidos en la guerra a articular una memoria colectiva, se perpetuó en el nuevo régimen democrático. Quizá por eso hemos tardado tanto tiempo en rescatar los textos de Noguera para la difusión pública. Al fin y al cabo Pascual Noguera fue un vínculo entre el socialismo histórico y un socialismo ya distinto, creado para una sociedad distinta, del que prefirió distanciarse tras haberse implicado brevemente, a finales de los setenta, para dejar paso a las jóvenes generaciones. Esas generaciones ya no son tan jóvenes y la recuperación del “pasado oculto” es una demanda de la sociedad liderada por los historiadores desde hace una década y, en la actualidad, por las familias las víctimas. Las palabras de Pascual contribuyeron en su día a mantener vivas las experiencias de millones de españoles marcados por la guerra, la violencia y la exclusión, y su testimonio fue, desde este punto de vista, el eslabón de una cadena que seguimos forjando hoy.

 

 

 

Sumario

 

 

 

Patrimoni oral i frontera lingüística:

voluntaris sards a la Guerra Civil espanyola

Joan Armangué i Herrero

Universitat de Càller (Itàlia)

 

 1. La creació de nous documents històrics a partir de les fonts orals gaudeix d’una antiga i rica tradició a Itàlia.[51] És sabut, però, que els mètodes de recerca relacionats amb la història oral, pel fet de tractar-se d’una disciplina historiogràfica que dóna una nova veu als vençuts i a les classes sotmeses, inicialment van ser adoptats sobretot per estudiosos d’esquerra, els quals van privilegiar, com és natural, temes i episodis adequats a la seva ideologia o bé estretament lligats amb el pensament polític del període. D’aquesta manera, l’atenció dels estudiosos va adreçar-se fonamentalment vers les històries de vida dels partisans antifeixistes.[52] El record de la Segona Guerra Mundial interessava sobretot perquè reconstruïa una heroica Resistència. Per tant, ben poc espai podia trobar en aquells estudis la recuperació de les fonts orals relacionades amb el conflicte precedent, és a dir, amb la Guerra Civil espanyola, que va absorbir una gran quantitat d’esquades de feixistes italians, inicialment adscrits al «Tercio» (és a dir, la legió estrangera espanyola) i posteriorment distribuïts entre els batallons i les divisions de legionaris que constituïen el «Cos de Tropes Voluntàries»: volem recordar la Littorio, la XXIII Marzo, les Frecce azzurre i les Frecce nere.[53] És simptomàtic, en canvi, el fet que l’estudi de les «Brigades internacionals», fidels a la República democràtica espanyola, hagi reclamat major atenció entre els historiadors, efectivament interessats en l’aprofundiment dels lligams entre aquests italians antifranquistes, els nuclis clandestins del Ventenni Feixista i la Resistència partisana a Itàlia durant la Segona Guerra Mundial.[54]

També Sardenya va dividir-se en dos durant la Guerra Civil espanyola. Escriu Martin Clark: «I Sardi combatterono da entrambe le parti. I “volontari” nella Milizia Fascista erano attratti dall’alto salario; 219 di loro morirono combattendo per Franco. Ma ci furono anche 20 Sardi uccisi dal lato repubblicano».[55] En la historiografia oficial i acadèmica, però, han desvetllat més interès els 20 antifeixistes que no pas els 219 legionaris: el mateix Clark ens recorda els noms d’alguns d’aquells «sardi uccisi dal lato repubblicano»: Giuseppe Zaddas, Pompeo Franchi, Giovanni Dettori…[56] Els joves feixistex, en canvi, havien caigut... en l’anonimat.[57]

 

2. Pel que fa a l’Estat Espanyol, els mètodes de recerca propis de la història oral arriben amb la democràcia.[58] Els temes privilegiats pels historiadors han estat tant la Guerra Civil com la vida quotidiana durant el franquisme.[59] Dins d’aquest quadre, però, no hi ha trobat espai, com és natural, la participació dels legionaris sards al «Cos de Tropes Voluntàries».

Finalment, pel que fa a l’illa de Sardenya, cal tenir en compte que la catalanitat de l’Alguer ha cridat l’atenció de nombrosos estudiosos catalans, els quals sovint han fet ús de fonts orals per a llurs recerques:[60] però els temes escollits han estat sempre lligats tant a la dialectologia i al procés de normativització de la variant lingüística local com als diversos gèneres del folklore... entre els quals han estat negligides les històries de vida.[61]

 

3. Efectivament, una concepció més moderna i, sobretot, més vital del folklore, classifica entre els gèneres propis de l’etnopoètica les històries de vida, primer pas per a la reconstrucció oral de la història local, però també objecte d’estudi amb un valor propi. Des d’un punt de vista literari, les narracions d’experiències reals es caracteritzen pel seu aspecte altament realista i per la seva funció biogràfica o historiogràfica. Quan es tracta, a més, de fets personals, «aquestes experiències són recreades per l’informant de forma que el relat resultant no pot considerar-se com una crònica d’uns fets reals, sinó com un relat que explica una part de la realitat o una determinada visió d’aquesta realitat».[62]

Es tracta, doncs, d’un preciós fons documental que pot enriquir no només els estudis de folklore i la historiografia, sinó també la sociologia, la psicologia, l’etnologia, etc. El caràcter realista d’aquestes narracions de vida, però, ha fet que els folkloristes sovint hagin deixat de banda el seu estudi, de manera que rarament es troben exemples d’aquest gènere en els repertoris de narrativa folklòrica.[63] La seva recollida, per tant, esdevé una necessitat urgent, activada de manera sistemàtica per prestigioses institucions, entre les quals volem recordar la Diputació de València, que a través de la seva xarxa de Museus porta endavant l’«Arxiu de la memòria oral valenciana – Registre de la paraula».[64] Es tracta a més d’un bon exemple de col·laboració entre l’Administració i els Centres d’estudis territorials. En efecte, l’interès pluridisciplinari dels testimoniatges orals demana una aproximació que va més enllà de les possibilitats de l’individu i ha de recolzar en l’equip. Les Associacions culturals i els Centres d’estudis poden esdevenir, d’aquesta manera, els protagonistes privilegiats de la fase inicial del procés. En un segon moment, però, hauran de lliurar els resultats del treball de recollida a d’altres estudiosos especialitzats, per tal que es creï aquell distanciament imprescindible per a aconseguir l’objectivitat indispensable per a l’anàlisi científica.[65]

 

4. En aquests article volem presentar la recent experiència del Centre d’Estudis «Arxiu de Tradicions», que actualment adreça els seus esforços vers la localització de nous documents orals, narratius, pertanyents al gènere de la biografia etnografica,[66] circumscrits a la participació militar dels voluntaris sards, del bàndol feixista,[67] a la Guerra Civil espanyola. Té també en compte, però, el suport documental procedent d’altres fonts – epistolars, fotogràfiques, bibliogràfiques, etc. –, no només per tal de confirmar el contingut de l’entrevista, sinó sobretot per aportar altres punts de vista que permetin de completar la informació. Aquests documents de suport per a la recerca provenen, normalment, dels arxius familiars dels mateixos informadors i són inèdits. La inehaurible riquesa d’aquests fons confirma la validesa del mètode d’aprofitament de les fonts orals, ja que la humanització de la recerca fa possible l’accés a una intimitat que normalment resta fora de l’abast del recercador.

El projecte al qual ens referim es troba encara en la fase de recollida de testimoniances, motiu pel qual no ens serà possible d’anticipar cap conclusió. En aquest sentit, l’oportunitat que se’ns dóna de publicar aquestes pàgines representa més un estímul per a la recerca que no pas una plataforma di divulgació científica. De moment, no podrem fer més que il·lustrar la recerca amb la descripció d’un dels casos que ha aportat una informació més rica.

 

5. La primera fase del projecte consistia a individuar els informadors.[68] L’edat mínima dels supervivents de la Guerra Civil espanyola hauria d’aproximar-se, el 2002, als vuitanta-tres anys, motiu pel qual es va decidir d’eixamplar el camp de les recerques amb la inclusió dels parents de les víctimes de guerra i dels sobrevivents ara ja traspassats. Per a l’elecció dels noms van ser d’importància fonamental les associacions d’excombatents.[69] Efectivament, l’Associazione Italiana Ciechi di Guerra va procurar el primer nom: Armando Puddu, de Capoterra.

Capoterra és un petit centre a pocs quilòmetres de Càller. A més de les víctimes de la Primera Guerra Mundial, el local monument als caiguts recull un únim nom sota l’epígraf «Guerra di Spagna – 1937-1938»: es tracta de «Paulis Vincenzo di Giuseppe».[70] El seu conciutadà Armando Puddu va tenir més sort: l’hivern del 1939 va tornar a Itàlia, procedent de Cadis, víctima d’una ferida que l’hauria deixat cec per sempre.

Gràcies a l’amabilitat de la filla, hem tingut accés a una sèrie de fotografies (Apèndix 1), algunes de les quals d’inestimable valor documental, que acompanyen la testimoniança oral que ara publiquem a l’Apèndix 3. Es tracta d’imatges que documenten Armando Puddu a Trieste (1-3), un «Ricordo della Spagna bella fascista» (4), un altre «Ricordo del giorno prima del partire al fronte» (5), amb una sèrie de fotografies del front de Terol (6-10); en acabat, després d’un salt de més d’un any no documentat, les imatges relatives a l’embarcament, de retorn cap a Itàlia (11-12).

Ara volem aturar-nos en aquestes dues fotografies, perquè representen el punt de trobada de les diverses línies documentals amb les quals treballem: Armando Puddu és a Cadis, a punt de pujar a la nau-hospital que el portarà altre cop a Itàlia. Al revers de les fotografies hi llegim la data (26 de febrer de 1939), a més dels noms de les sorelle que acompanyen el jove Armando: «Adalgisa Angelini, Gina Fin, Silvia Lante della Rovere, Maria Teresa Caccia, Anna Bongleux». Es tracta de membres de la noblesa italiana al servei dels ferits de guerra, l’imaginari dels quals va restar intensament impressionat per aquest inesperat contacte amb les classes altes de la societat.[71] El nom del vaixell: «Aquileia», que coneixem bé gràcies a d’altres fotografies que ens han pervingut a través de canals bibliogràfics.[72] També a la numismàtica, però, hi ha quedat traça del vaixell: el medaller de propietat dels fills d’Armando Puddu, efectivament, custodeix una medalla que reporta, al revers, el perfil de la nau-hospital; i a l’anvers, entre d’altres motius, els símbols feixistes espanyols i italians. Finalment, des d’aquesta nau-hospital hom va donar notícia al missioner Antonio Sategna de la immenent arribada a Sardenya del jove ferit. El missioner va adreçar a la família una carta que publiquem també en Apèndix. Tot i que certs aspectes formals ens fan pensar que a l’hora d’escriure la carta es degué seguir un formulari només parcialment personalitzat, algun passatge té prou força per impressionar l’emotivitat del lector contemporari: «Voldria – escriu el missioner – trobar-me prop del pare i de la mare del benvolgut jove per congratular-me amb ells de la glòria que els arribarà».

 

6. Aquesta glòria, però, no va arribar mai, i Armando Puddu va viure la resta de la seva vida en l’anonimat. Estem convençuts, però, que val la pena de recuperar la humil història d’aquests soldats caiguts en l’oblit. També ells, com els seus enemics, van ser vençuts per un amarg destí.


 

Apèndix 1

Revers de les fotografies de guerra de propietat de la Sra. Giulia Puddu, filla d’Armando.

 

1. Postal: «Porgo a te questo mio unico ricordo, pensandoti sempre da lontano. Ti bacio caramente e sono il tuo caro Armando. Trieste 5-6-37-XV».

2. Postal: «Guarda la mia pottografia. Saluti».

3. Postal: «All[a] Signiorina Congiu Bonaria. Capoterra, Cagliari, Sardegnia. 2 amico mio. Un Capoterreso, un Romano, un Calabreso. Ti mando saluto a te a tua famiglia». Mà posterior: «7-37».

4. «Ricordo della Spagna bella fascista. Puddu Armando».

5. Paper Gevaer Ridax. «Ricordo del giorno prima del partire al fronte di Teruel. Puddu».

6. Paper Gevaer Ridax. En blanc.

7. Foto Francini / 16844 / Arezzo, C. Vitt. Em. 63.

8. Foto Francini / 16881 / Arezzo, C. Vitt. Em. 63.

9. Foto Francini / 17695 / Arezzo, C. Vitt. Em. 63: «Ricordo di Spagna di tuo fidanzato Armando Puddu».

10. Foto Francini / 21447 / Arezzo, C. Vitt. Em. 63: «Ricordo di me».

11. «Da sinistra a destra: sorella capo gruppo Adalgisa Angelini, Armando, sorella Gina Fin, sorella Silvia Lante della Rovere. Cadice, 26.2.1939-XVII».

12. «Da sinistra a destra: sorella capo gruppo Adalgisa Angelini, Armando, sorella Gina Fin, sorella Silvia Lante della Rovere, sorella Maria Teresa Caccia, sorella Anna Bongleux. Cadice, 26.2.1939-XVII».

 

Apèndix 2

Sàsser, 1939. Carta d’Antonio Sategna, missioner de San Vincenzo, als pares d’Armando Puddu.

Sassari

Carissimi,

È un missionario di San Vincenzo che vi scrive: per relazioni che [h]o con la nave ospedale (Aquileia) ebbi notizie dal suo diletto figliolo Armando che in Spagna combatté la santa crociata per la fede e per la Patria. Una buona infermiera che lo assiste ferito mi riferisce che è un bravo soldato, valoroso e cristiano; la ferita, grave in sé e senza pericolo della vita, gli [h]a portato via un occhio dovutosi cavare dal medico, si sperava almeno di salvare l’altro; ma purtroppo, pare che anche il nervo ottico di questo sia stato offeso e per quante cure i medici abbiano tentato sin’ora le speranze sono poche.

È con immenso dolore che l’infermiera mi comunica queste notizie e che io a mia volta trasmetto con la stessa pena, prima che la notizia le arrivi bruscamente per altra via. Da vent’anni in Sardegna, conosco la fede dei sardi, però mi confido che lei troverà in esso il conforto e la luce di non disperare il giovane in così dolorosa prova, quel Dio per cui il suo Armando [h]a combattuto in terra di Spagna per conto del sacrificio, come ne terrà conto certamente la Patria nello assegnargli la dovuta pensione.

Intanto preghiamo e confidiamo in Dio, che lui solo è Padre ed [h]a salvato la vita al vostro caro Armando, mentre altri giovani nello stesso combattimento, molti l’[h]anno perduta.

Io vorrei esser vicino al papà e alla mamma del caro giovane per congratularmi con loro dalla gloria che ne verrà ad essi e da un tale sacrificio che il Signore con degno darà loro e sulla terra.

[H]o pregato e pregherò ancora per voi, o carissimi che amo senza conoscervi, e chiedo dal cielo le più soavi consolazioni, quelle che solo possono confortare ogni dolore.

In attesa di padre e di fratello, devotissimo Antonio Sategna, missionario di San Vincenzo. Sassari.

 

Apèndix 3

Entrevista efectuada a la Sra. Giulia Puddu, filla d’Armando Puddu, el 23 d’octubre de 2002. Entrevistadores: Maria Grazia Farris i Emanuela Sarti].

 

[Mirant les fotografies.] Le foto le abbiamo conservate. Volevamo metterle nella lapide, ma la cosa è andata male e non le abbiamo più messe. Mio padre non ci ha mai tenuto alle decorazioni… Sto cercando altre foto... In via Sonnino c’è l’Associazione reduci di guerra, lì potete trovare i nomi di altri reduci, come Cicalò, che era amico di mio padre, e mio padre mi sembra che l’abbia salvato da un cecchino... Mio padre si è ferito..., ma ne ho già parlato... Mio padre è partito volontario, pensando di andare in Africa; poi di là [da Trieste] è partito in Spagna. Avranno destinato un gruppo, ma lui era contento... Lui raccontava (ma diciamo che c’è stato un periodo di oscurantismo, non è che raccontasse molto, perché era discreditata la guerra di Spagna; io sono nata nel 50 e il paese di Capoterra era diventato un paese comunista, quindi...). Raccontava che nel periodo fascista quando vedevano lui si alzavano in piedi e lo onoravano.

È partito che era fidanzato. Mia madre era una bella ragazzina, poi quando è tornato si è sposato. È partito nel 37 e tornato nel febbraio del 39... Quando è tornato il paese lo ha accolto con tutta la folla, la banda... Se lo ricorda anche mia suocera: quando è rientrato mio padre, tutti piangevano per questo ragazzo cieco. Il sentimento di allora, erano tutti coinvolti...

[Pregunta: «Lui parlava della sua esperienza in Spagna?»] Lui ne parlava poco, anche perché quella che più gli è stata vicina sono io, perché sono la più piccolina di casa; gli altri fratelli erano fuori... Io ho vissuto di più in casa, però a me allora non mi interessava. Ne parlava quando parlava di viaggi. Diceva sempre di voler tornare a visitare la Spagna, ma con tutti i viaggi che ha fatto non è mai andato.

[Pregunta: «Che ricordo ne aveva?»] Ne parlava bene. Raccontava della roba da mangiare, dei posti, cosa c’era, cosa non c’era. Parlava molto di questo fiume [és a dir, l’Ebre], che la gente era gentile...

[Pregunta: «E nelle lettere che spediva?»] Lui neanche nelle lettere che spediva alla fidanzata si lamentava. Questo che gli è capitato, gli è capitato. L’unico rammarico è che non conosceva i figli... [Mirant les fotografies.] Mi sono anche meravigliata che avesse tutte queste foto. Mio padre era spinto probabilmente dall’avventura e poi, parlando politicamente, in quel momento si era fascisti. Lo spirito del momento era quello. I ragazzi... A Capoterra ce n’erano molti, di fascisti.

[Pregunta: «Suo padre è stato ferito appena arrivato?»] No, dopo due anni. Nella nave ospedaliera non ci sarà stato due anni. Forse la nave era lì per prelevarli... Un po’ di convalescenza l’avrà fatta. Lui comunque avrà fatto in tempo a vedere i posti. Ma per sicurezza di queste notizie potete chiedere ai familiari di Cicalò. Mi sembra che gli mancava un braccio... Per trovare reduci potete provare in via dei Colombi, a Cagliari. C’è lì proprio un cieco di guerra, amico di mio padre, signor Podda di Cagliari. Lui ci va sempre, perché sono pochi gli invalidi di guerra rimasti. Mio padre era del 1916, figuriamoci quanti ne sono rimasti. Lui vi può dare i nomi dei battaglioni e tutto quello che vi serve.

[Pregunta: «Con la fine della guerra...»] Con la fine della guerra, quella del 45, le cose sono cambiate ed era quasi un atto da condannare. Che poi, in effetti, per come la raccontava, c’era sì il miraggio, ma non andava per la guerra... Allora si andava nelle colonie italiane che avevamo; e si andava a far fortuna, come si andava in Spagna. Ma non si pensava che si andasse... Non erano partiti con l’intento di andare in guerra. Poi, una volta che erano lì... È come adesso che vanno in Bosnia, in Kosovo. E poi c’era il discorso... Uno con l’età, uno matura... Ma da ragazzi, poca cultura… Era così nel 36, il fascismo era in auge. Era un ideale comune e molti paesi europei... Qui in Sardegna anche, ha fatto delle grandi opere, bonifiche, quindi... Insomma, aveva lasciato un gran segno. Allora non c’era tutto questo antifascismo. Poi, dopo la guerra è logico che molti hanno cambiato, giustamente. Gli errori, le leggi antirazziali e tutto ciò che ne consegue... Ma quando si è in guerra... Se avessero vinto gli altri, la bomba su Hiroshima non sarebbe stata giustificata come il progresso della scienza. Prima non essere di sinistra era quasi un delitto: la cultura era solo di sinistra, c’era il monopolio.

[Pregunta: «Abbiamo fatto varie ricerche, ma abbiamo avuto difficoltà»] Ricordo che c’era anche questo Boero. Vi posso dare il nome del colonnello Boero, un altro reduce. Tornò dalla guerra. Era del 15. Ora la moglie è sposata con un altro, ma vi può dare qualcosa. Abita a Cagliari in via Mameli. Il palazzo di via Carbonazzi era di Boero.

[Pregunta: «Avete il diploma che accompagnava le medaglie?»] Il diploma di mio padre... Che strano, io l’ho visto a casa di Cesare. Ho visto anche questo libro dove si parla della guerra di Spagna. Il problema di babbo era che non vedendo...; non voleva parlare molto, e i figli non sono mai stati stimolati alla curiosità. Potete provare con i parenti di Paulis. È partito con mio padre. C’è la lapide al monumento che ricorda... Vedete, molti li avevano mandati in Africa. A Trieste c’era stato lo smistamento: alcuni imbarcavano per l’Africa, alcuni per la Spagna... Non sapevano dove andavano, anche perché se l’avessero saputo si sarebbero sposati per dare la pensione alla moglie, cioè nel caso fossero morti. [...] Mio padre ha un libretto del 43. Mio padre è sempre stato benestante, poi avevamo una licenza per il tabacchino, che passarono a mia madre. Però lo stipendio, la pensione ce l’aveva sempre; era anche una pensione discreta... Non penso che gliel’abbiano tolta... Lui comunque era un invalido di guerra. [Busca i troba la llibreta del compte.] Vedi, questo libretto è del 1945. Mio padre cominciò a versare... Vedi qua: 15.000, 25.000, 30.000, che non era poco! Pian pianino versava... Altri ancora nel 46. Un reddito ce l’aveva! I soldi sono ancora lì, non sono mai stati ritirati: sono anche andata alla Posta, ma ormai era molto tardi... Ci sono altri depositi del 49... Insomma non era poco.

[Pregunta: «Suo padre ha mantenuto contatti con altri volontari?»] Certo, sto sempre pensando agli amici di mio padre. Il signor Cicalò era molto amico di mio padre, poi si è ammalato e la moglie è rimasta staccata. Poi, quando è morto, le abbiamo fatto le condoglianze.

[Pregunta: «Prenderemo contatti con la famiglia del signor Cicalò...»] Sì, perché io mi ricordo che era con lui, quello che gli mancava un braccio... A me farebbe molto piacere incontrare la sua famiglia. Un’altra persona che mi ricordo era il signor Licheni, che parlava sempre con babbo. Ma potete provare al Comune di Capoterra per trovare qualche altro nome di gente che ha fatto la guerra di Spagna.

 

 

Sumario

 

 

 

 

Raimundo Suñer, “el alcalde” de Calaceite

Miquel Blanc Grau

 

 

El objeto de mi intervención es el comentario a las memorias de un calaceitano que se vio forzado a vivir de cerca muchos de los hechos más característicos y trágicos de nuestra historia relativamente reciente. Me refiero a los años previos a la guerra civil, los de la contienda, los del exilio y los terribles, casi indescriptibles años pasados en el campo de exterminio de Mauthausen. Apoyándose en su memoria prodigiosa, Suñer se decidió a escribir la experiencia de su vida y gracias a ello tenemos un testimonio impagable de un tiempo, unos hechos y unas actitudes humanas absolutamente fascinantes.

 

Cuando yo conocí al “tio Raimundo”, a finales de los años sesenta del pasado siglo, en una de las visitas que le efectué para preguntarle detalles de su historia, me comentó y mostró unos cuadernos en los que iba redactando, con la letra vacilante y dificultosa propia de la gente poco habituada al ejercicio de la escritura, su autobiografía y me comentó diversos pasajes poco conocidos de la situación política de Calaceite durante la República y la guerra. Su muerte, acaecida en  Fumel (Francia) el 26.3.1976, le impidió describir en su totalidad el extraordinario periplo de su vida, puesto que los escritos alcanzan hasta la víspera de la liberación en Mauthausen. Poco después de su fallecimiento, su hijo pequeño, el amigo Manolo, me entregó dos gruesos cuadernos manuscritos por él mismo, que eran copia de las muchas libretas rellenadas por su padre. Partiendo de estos cuadernos, pude organizar el material, dividirlo en secciones, corregir la ortografía, suprimir pasajes de su vida privada (conflictos familiares y cosas por el estilo) e incluso redactar de nuevo páginas enteras que estaban descoordinadas, pues Suñer escribió directamente, sin borrador y algunas veces dejaba sin acabar frases o repetía lo ya dicho en otro lugar. Lo que puedo asegurar es que yo no he añadido absolutamente nada a lo que escribió nuestro protagonista, en todo caso, he suprimido, corregido o mejorado, así lo espero, la redacción original.

 

Dicho esto, pasaré a describir el libro, pero como éste no será corto (yo supongo que tendrá, cuando se imprima, unas trescientas páginas), lo haré de forma, digamos, diagonal, agrupando los comentarios por temas.

 

Situación económica y familiar.

 

Raimundo Suñer nació en el seno de una familia agricultora, con seis hijos varones, de los cuales él era el menor. Sus padres tenían buenas propiedades, una intensa dedicación al trabajo y muchos brazos colaborando en las faenas, todo lo cual permitía a su familia vivir holgadamente. A Raimundo le agradaba la agricultura y todavía más el oficio de carretero, que permitía desplazarse y ver mundo, el reducido mundo que iba desde Calaceite a Mora de Ebro, a Tortosa, a Valderrobles,  a Alcañiz o a Caspe. Según cuenta, pasó una juventud muy alegre y divertida, pero su carácter independiente le granjeó muchos desacuerdos con su padre, que se agravaron, una vez casado, en los tiempos de la República, pues el viejo era muy de derechas y a él ya le bullían en la cabeza ideas nuevas, primero medio anarquistas, después republicanas de izquierda. Más tarde, la ruptura con el padre fue casi total y aquí he ahorrado, al lector, al suprimirlos, los desacuerdos familiares que el autor relata con detalle, pero que no tienen por qué hacerse públicos.  Con la tierra que le habían cedido a medias sus padres y con la de su esposa, Isabel Bengoechea, más el transporte en caballerías y carro, Suñer se defendía bien la vida, sin derroches y vivió contento en  Calaceite, con su esposa y los dos hijos que fueron naciendo, hasta que tuvo que abandonarlo todo en marzo de 1.938. 

 

Ideas políticas

 

Suñer votó por la República, en 1931, pero sin convicción, pues no tenia las ideas claras. Cuando se organizó en Calaceite un grupo de trabajadores y pequeños propietarios, adictos a la C.N.T.  simpatizó en principio con ellos, puesto que la mayor parte eran amigos suyos o bien los había empleado esporádicamente a jornal en sus tierras, lo cual le permitió conocer de cerca sus miserias y aspiraciones. Aunque no se afilió, colaboró con la ayuda de 5 ptas. semanales para la compra de libros y revistas de corte anarquista. Revistas o periódicos que él también leía y con cuyas ideas de justicia y libertad estaba bastante de acuerdo aún cuando le preocupaban las palabras de revolución, dinamita, metralla, etc. que pronunciaban sus amigos con tanto entusiasmo. En las elecciones municipales de abril de 1933, por antipatías personales y a causa, según confiesa, de su desorientación, votó por las derechas. Finalmente e inducido por su hermano Bautista, que el único hermano con tendencias izquierdistas y con que más congeniaba, así como por la familia de su esposa, todos ellos republicanos, se afilió a Izquierda Republicana, el partido mayoritario y casi único de las izquierdas locales, aparte los libertarios. Ya empezó a chocar con sus amigos anarquistas a causa de la campaña que éstos emprendieron a favor de la abstención, en las elecciones generales de noviembre de 1933, que ganaron las derechas. Y cuando fue testigo presencial, en Diciembre del mismo año, de la insurrección anarquista en Valderrobles, del desarrollo tragicómico de la misma  y del comportamiento de sus paisanos,  el desacuerdo con ellos ya fue definitivo.

 

Suñer se mantuvo fiel al ideario de Izquierda Republicana, colaborando en mítines y defendiendo, en febrero de 1936 el programa del Frente Popular, que resultó el triunfador de aquellas elecciones. En abril, dos meses después, y a causa de las muchas y airadas discusiones en el seno del Ayuntamiento, el Centro Republicano de Calaceite decidió, por 190 votos de 194 afiliados, sustituir el alcalde republicano que había encabezado la lista, por Raimundo Suñer y el 4 de mayo fue nombrado oficialmente, alcalde de Calaceite. En este cargo le sorprendió el levantamiento militar del 18 de julio. Y en él continuó, pese a ser destituido por parte del Consejo de Caspe y reafirmado en el cargo por el Gobierno Central, hasta que, tras la disolución de dicho Consejo, en agosto de 1937, se nombró un nuevo ayuntamiento, con otro alcalde de I.R.  y con la sorpresa de que, paralelamente, Raimundo Suñer fue nombrado Delegado Gubernativo, con amplios poderes. En marzo de 1938 tuvo que abandonar el pueblo, como tantos otros, ante la ofensiva de Aragón, que llevó la línea de combate hasta el Ebro. Se dirigió a Tortosa, con su familia y allí decidió presentarse como voluntario para defender la República. Actuando como conductor de vehículos, entró en contacto con diversos mandos, que resultaron ser del Partido Comunista o del PSU, congenió con ellos, quedó impresionado con su disciplina y rectitud y en julio de 1938 solicitó y obtuvo el ingreso en dicho partido, el PSU, por estar en Cataluña. Allí fue bautizado con el nombre de guerra de “El Alcalde”, que mantuvo durante todo el resto de la contienda. La pertenencia a la ideología comunista marcó el rumbo del resto de su vida. Tras la batalla del Ebro, que vivió junto a Líster, fue enviado a un curso de formación de cuadros, a cuya entrega de resultados acudieron nada menos que “La Pasionaria”, y Modesto, el Jefe del Ejército del Ebro. Obtuvo el grado de Comandante o Comisario de Brigada, cargos que no ejerció por quedarse adscrito al Estado Mayor de Líster. La formación teórica que adquirió le sirvió de guía en los tiempos posteriores, pasados en los campos de refugiados de Francia, en las compañías de Trabajo con el Ejército francés y en el campo de Exterminio de Mauthausen, en el que desempeñó un importante papel dentro de la Organización de Liberación.

 

El personaje

 

Raimundo Suñer era un líder y un luchador nato, de los muchos que surgieron en aquellos tiempos difíciles.  Además de pertenecer a la directiva de la Sociedad de Socorros Mutuos, intervino en mítines por diversos pueblos a favor del Frente Popular. Posteriormente fue alcalde. Se enfrentó a su propia familia, a las derechas y a los anarquistas locales cuando al estallar la guerra, éstos rompieron el Comité conjunto para formar el suyo propio que actuaba de forma independiente, obedeciendo las consignas de la CNT i la FAI. Se enfrentó asimismo con los incontrolados que mataban a los que eran señalados de derechas, lo cual casi le cuesta la vida.  Se entrevistó con el Gobernador en Castellón, y se fue a Madrid a explicar al Gobierno la situación del Bajo Aragón, siendo recibido por el ministro de Gobernación, Galarza, por el de Industria y Comercio, Anastasio de Gracia, por el de Agricultura, Uribe y por el Presidente del Consejo de Ministros, Largo Caballero. En la guerra, ya como soldado, organizó por su cuenta la recuperación de un importante depósito de municiones escondido en un túnel de la línea de Val de Zafán.  Siendo soldado raso dirigió el traslado de la 9ª Brigada, perteneciente a la 11ª División, en el paso del Ebro, lo que le valió la felicitación del mando. Fue nombrado pràctico del terreno en la batalla del Ebro por el mismísimo Modesto, al comprobar que conocía palmo a palmo la geografía de la Ribera de Ebro y Terra Alta. En la retirada de Cataluña actuó como traductor de catalán para Líster y sus fuerzas al tener que contactar con los habitantes de masías que apenas hablaban en castellano. Y una vez en los campos de refugiados de Argelés trabajó infatigablemente para organizar las mínimas condiciones sanitarias, construyendo retretes improvisados y fuentes de aprovisionamiento de agua, detalles que estaban completamente desatendidos.  Cuando fue movilizado en Compañías de Trabajo en Francia así como después, al caer prisionero de los alemanes, se erigió en líder de un grupo de jóvenes, protegiéndoles, aconsejándoles, orientándoles y en esta misión siguió incluso en el campo de Mauthausen y también en Francia, en los primeros tiempos tras la liberación, hasta que se fueron independizando. Formó parte importante del Aparato Militar Internacional de Liberación que se apoderó del Campo antes de la llegada de los americanos y en la Orden del día del 6 de mayo de 1.945, emitida por dicho AMI, una vez liberados, fue citado el caso de Suñer y sus mecánicos, por el esfuerzo realizado en la reparación de vehículos, trabajando sin descanso en los garajes.

 

 

Final

 

La pertenencia al Partido Comunista dotó a Raimundo Suñer de ideología, de fuerza moral y de coraje para sobrellevar la enorme carga del destierro, la supervivencia y la protección del grupo de muchachos de los que se responsabilizó. Uno de ellos, mi primo Jesús Grau, pronunció unas palabras en el cementerio de Calaceite, en agosto de 1986, con ocasión del homenaje que se rindió a los seis calaceitanos muertos en Mauthausen.  Después de cavar trabajosamente un  pequeño agujero en el suelo (su estado de salud era muy precario) y de depositar una urna con un puñado de tierra recogido en Mauthausen finalizó sus palabras con la siguiente frase: “....si nuestro querido y respetado paisano, el señor Raimundo Suñer, hubiese aún vivido, era a él a quien correspondería presidir este acto, tanto por los grandes méritos de su actuación valiente y decidida en el campo de Mauthausen como por su título elogioso de antiguo alcalde de Calaceite”.  Entre los calaceitanos homenajeados estaba Bautista Suñer, el hermano de Raimundo, que también había ido a parar al Campo, así como el propio padre de Jesús, mi tío Ricardo Grau.  Cuando padre e hijo fueron internados en el campo de la muerte Jesús tenia dieciséis años y durante los cinco años que pudo sobrevivir en aquel infierno, realizó la proeza de sacar al exterior la mayor parte de los negativos fotográficos que le entregaba Paco Boix con los cuales, éste pudo mostrar posteriormente,  en el juicio de Nuremberg, todos los horrores que allí se cometieron.

 

He dicho antes que la pertenencia al Partido Comunista dotó a Raimundo Suñer de un ideario y una guía que le ayudó a sobrevivir en los peores momentos. Pero también quisiera añadir, por mi cuenta que, al final, Raimundo resultó ser una víctima más de su partido, al que se entregó en cuerpo y alma, por encima incluso de los problemas familiares y personales.

 

 

 

Sumario

 

 

 

La difícil introducción del republicanismo en Híjar

Organizaciones políticas y sindicales

Candido Marquesán Millán

 

 

Esta ponencia va a tratar de mostrar cómo van surgiendo las diferentes asociaciones y partidos republicanos en el pueblo de Híjar, profundamente monárquico, durante la II República y la Guerra Civil, y las inmensas dificultades de introducción de las ideas republicanas. Esta es la estructura del artículo.

            Las Sociedades, que había en Híjar en el período de 1924-1930, eran las siguientes:

-          Sindicato Agrícola.

-          Socorros Mutuos.

-          Híjar F. C.

-          Casino de La Unión.

-          Defensa Agrícola.

-          Artístico Hijarense.

-          Circulo Liberal (casino)

-          Circulo Conservador(casino)

-          Casino Independiente(1).

De todas estas sociedades vemos como tenían su propio Casino los conservadores y los liberales, los dos grandes partidos de la Restauración. Con la llegada de la II República, estos dos partidos desaparecieron de la escena política en Híjar, como del resto del país.

Uno de los aspectos más relevantes  en Híjar, el 14 de abril de 1931 es la inexistencia de cualquier grupo republicano, como veremos más adelante.  En esta fecha en España la derecha tradicional, sorprendida por la caída del régimen monárquico, debió arbitrar  y crear nuevos partidos políticos para defender sus intereses. Uno de ellos va a ser “Acción Popular”, surgido del catolicismo-social y alrededor del diario madrileño “El Debate”, dirigido por Angel Herrera. Este partido político, con el nombre de “Acción Nacional”( poco después deberá cambiar el nombre por el de “Acción Popular”), liderado por José Mª Gil Robles, ya presentó varias candidaturas para las elecciones a Cortes Constituyentes en junio de 1931. En la provincia de Teruel, se intentó nada más producirse la caída de la monarquía hacer una “Unión de Derechas”, pero no se consiguió articular una candidatura en junio de 1931. Fue necesario esperar a junio de 1932, para que se celebrase una Asamblea provincial,  con una junta directiva presidida por J. Julián, en la que como representantes de Híjar estaban Daniel Mata y Manuel Esponera(2).

En Híjar se fundó “Acción  Hijarana”, alrededor de marzo de 1933(3). En el programa fundacional sus objetivos eran: defender la religión católica, sostener la propiedad privada, reconociendo su función social; robustecer el orden y el principio de autoridad; defensa del trabajo, mejorando la condición moral y material del obrero; fomentar la agricultura, base de la riqueza de Híjar; además de mantener y fomentar la paz social en Híjar. En las elecciones municipales de 23 de abril de 1933, consiguieron por aplastante mayoría las doce concejalías del Ayuntamiento de Híjar.

El programa de Acción Hijarana obedecía al patrón del la doctrina del catolicismo social, entre cuyas instituciones estaba el Sindicato Católico Agrícola. En Híjar desde comienzos del siglo XX existía un movimiento católico-social muy fuerte, explicable por la influencia de dos importantísimos sacerdotes hijaranos, Florencio Jardiel y Pedro Dosset, además de los monjes capuchinos del convento y todos los sacerdotes del Capítulo de Híjar. Por ello  ya en 1901 se creó una “Sociedad de Socorros Mutuos”, para ayudar sin distinción de clases a los hijaranos en situación de desamparo por enfermedad. De la misma fuente del catolicismo-social surgiría, a mitad de 1908 el Sindicato Católico Agrícola de Híjar. Mereció la aprobación superior, con arreglo a la Ley de Sindicatos del día 21 de diciembre del mismo año.

 Los socios fundadores fueron 50; a mitad de 1911, convencidos de sus ventajas, eran ya 408 los asociados.

Dentro de la organización sindical se habían establecido varias obras de carácter económico y se habían adquirido varias maquinarias agrícolas.

En 1911 contaba con una Caja de Ahorros y Préstamos, y con una existencia en caja de 6.000 pesetas, institución que había sido fundada el 23 de marzo de 1910.

Funcionaba también un Seguro de caballerías de labor, que tenía aseguradas caballerías por un valor de 115.000 pesetas.

Contaba el Sindicato con una máquina seleccionadora, 3 arados de vertedera y 2 segadoras para uso de sus asociados, que iban desterrando la rutina y los agricultores iban comprendiendo las ventajas de las máquinas modernas.

El total de ingresos del Sindicato, según balance hecho al terminar el año 1911 era de 2.410,55 pesetas, y los gastos ascendían a 2.238,74 pesetas, quedando un saldo a favor de 171,81 pesetas(4).

Antes de 1909 y con el fin de inaugurar el Patronato de Obras Sociales,  transformado ya en Sindicato, visitaron la villa de Híjar D. Elías Ger, catedrático del Seminario Pontificio; D. Florencio Jardiel, deán del Cabildo y el canónigo D. Santiago Guallar, contribuyendo con sus presencias a que el entusiasmo por las obras sociales se activase y les proporcionara la satisfacción de ver ganado para la Iglesia respeto y servicio, a más de acabar con la usura y vicios de la comarca(5).

. La valoración que hace Eloy Fernández Clemente(6) del sindicalismo católico es  la de una historia enigmática y contradictoria. Pretendió ser un medio de redimir al campesinado de su miseria y reclutarlo para la visión social y religiosa. Todo tipo de labradores; pequeños, grandes, propietarios, arrendatarios, etc, estuvieron reunidos en ese peculiar tipo de Sindicato, más parecido a una sociedad de socorros mutuos que a un sindicato reivindicativo y de lucha social. El impulso para crear dichas instituciones, los medios iniciales, la dirección por autoridad moral y porque lo indicaban los Estatutos, residían finalmente en los párrocos y el obispo. El pequeño campesinado apoyándose tanto en la religiosidad popular campesina como en el mito de la unidad de intereses de todos los que trabajaban en el campo frente a la ciudad explotadora, estaba así subordinado a una organización muy conservadora, con una dirección que respondía a los intereses de los grandes terratenientes.

Actualmente la mayor parte de los historiadores aceptan esta visión del profesor Eloy Fernández Clemente.

 El Sindicato Católico Agrícola de Híjar, que estaba ubicado en la casa de Virgilio Marquesán, era profundamente conservador se alineba con las fuerzas políticas de derechas. Cuando en la provincia de Teruel comenzó a fraguar un partido de derechas, como " Acción Popular Agraria ", tuvo un gran peso específico la " Federación Turolense de Sindicatos Agrícolas Católicos ", con el periódico "El Labrador", aunque el Sindicato Católico Agrícola de Híjar  estaba encuadrado en al archidiócesis de Zaragoza. ". En 1933 se incorporaba como vocal del Sindicato el mayor terrateniente de la provincia Leopoldo Igual, propietario del diario turolense " Acción ", promotor este año del  " Bloque Agrario Turolense ", que pacta finalmente con " Acción Popular " en Teruel la  " Unión de Derechas Agrarias.

La sintonía del Sindicato Católico Agrícola de Híjar y Acción Hijarana era plena y total. Los principales dirigentes de ambas instituciones eran los mismos, con nombres como Joaquín Gimeno, Juan Esponera, Gregorio Marquesán, como más destacados. Por lo expresado constatamos que el Sindicato Católico Agrícola de Híjar, aún sin ser un partido político, ni propiamente un sindicato de clase, era una institución importantísima antes y durante la II República, transmisora de una ideología conservadora desde el punto de vista social y político, como hemos visto en el programa fundacional de Acción Hijarana.

En cuanto a partidos propiamente republicanos, en Híjar no los había a la llegada de la II República, como ya he expresado anteriormente. En Híjar casí nadie esperaba que pudiera caer la Monarquía, tras las elecciones municipales de 12 de abril de 1931, ya que todos los concejales, en principio, eran monárquicos, fueron nombrados por el artículo 29 de la Ley Electoral de 1907.

Por ello no se hizo ninguna fiesta, como se llevaron a cabo en Albalate, La Puebla de Híjar, Alcañiz y otros pueblos del entorno, para festejar el advenimiento del nuevo régimen. Probablemente todos los concejales fueran monárquicos, salvo el caso de José Gálvez Oliver. En diversos medios de comunicación republicanos de la época hablan de Híjar, como un pueblo claramente de derechas y monárquico, por no decir caciquil.

Martinez Novella estuvo en Alcañiz los días 18 y 30  del mes de mayo de 1931. En ese intérvalo recorrió Mas de las Matas, Aguaviva, La Ginebrosa, Torrevelilla, Castellote, Alcorisa, Molinos, Calanda, Foz-Calanda, Andorra, Albalate e Híjar. En este último pueblo proclamó la República el día 23 de Mayo - lo que no se había hecho hasta entonces - siendo acompañados por 80 correligionarios de Alcorisa y Albalate.

Democracia aplaudió a los correligionarios de todos esos pueblos, por el magnífico recibimiento hecho al buen propagandizador, y muy especialmente a los de Alcorisa y Albalate y a todos cuantos acompañaron a Novella a Híjar, el pueblo caciquil por excelencia. Esas visitas hay que repetirlas hasta regenerar al pueblo trabajador de esa Villa(7).

Las enormes expectativas abiertas con la llegada de la República en todo el país, como vemos no eran sentidas en Híjar, o bien los caciques las querían acallar.

            La adhesión al Gobierno de la República se produjo oficialmente por parte del Ayuntamiento de Híjar en junio de 1931, fecha en la que enviaron un telegrama de adhesión al Gobierno y al Gobernador Civil(8). Era bastante tarde.

 A pesar de las grandes dificultades de penetración del republicanismo, en junio de 1931, se creó un Cómite Republicano, bajo la presidencia del propietario Jose María Lausín y también formaban parte de dicha entidad Agustín Albalate, el Alcalde; Francisco Robres, Manuel Sauras por los ganaderos; Felipe del Valle por la clase obrera, y por los agricultores faltaba alguien por designar(9). Las motivaciones serían las de adaptarse a la nueva situación por ser irreversible, pues, Híjar era profundamente monárquica, como hemos mostrado anteriormente. Teniendo en cuenta los miembros componentes de este Comité republicano y su historial político monárquico, de republicano solo tenía el nombre.

Podemos mostrar nuevos datos para medir  el tardío y escaso calado del sentimiento republicano en Híjar, con alguna excepción. En el período pre-electoral cara a las Córtes Constituyentes, 3 días antes de las elecciones, el 25 de junio de 1931 asistieron representantes de varios pueblos a la presentación de la candidatura popular de Izquierda Republicana en Alcañiz, constituida por Gregorio Vilatela, Vicente Iranzo, Ramón Feced y Juán Martin Sauras. Llegaron de Valdeagorfa, Andorra, Alcorisa, Torrecilla unas 30 personas. De Híjar asistieron 6 personas, las siguientes: Arcadio Laloya, Manuel Pueyo, Felipe Castañer, Luis Gracia, Ramón Galve y Pedro Sancho(10). Probablemente gente de derechas y monárquica que acudió para calibrar las expectativas republicanas, salvo el caso de Castañer, claramente republicano, como veremos más adelante.

            En los momentos previos a la celebración de las elecciones para Cortes Constituyentes de 28 de Junio de 1931, había en bastantes pueblos bajo-aragoneses colectivos republicanos, legalmente constituidos, pero todavía no en Híjar.

           

            Albalate............ Agrupación Republicana Socialista....... Unitario.

Alcañiz............. Centro Republicano....... Unitario  con predominio del Partido Radical Socialista. ( P.R.R.S.)

            Alcorisa..............Centro Repuplicano......... Unitario.

            Andorra..............Centro Republicano Radical- Socialista.

            Aguaviva............Centro Republicano........... Unitario.

            Ariño.................. Agrupación de  Derecha Liberal Republicana. ( D.L.R.)

            Calaceite........... Circulo Republicano de las Derechas. ( P. R. )

            Calanda............  Centro Republicano............Unitario.

            Castellote.........  Centro Republicano Radical-Socialista. ( P.R.R.S.)

                             ............Centro Obrero Radical-Socialista. ( P.R.R.S.)

            Estercuel.............Agrupación Radical-Socialista.......( P. R. R. S. )

Mas de las Matas. Centro Republicano..... Unitario con mayoría de P.R.R.S.

            Oliete................... Centro Republicano Radical-Socialista.

                        .................. Centro Radical.

                        .................... Agrupación local de D.L.R.

            Peñarroya de Tastavins. Centro Republicano Radical-Socialista.

            La Puebla de Híjar.. Centro Republicano Socialista.  ( P.R.R.S.)

            Rafales................. Agrupación Republicana Radical-Socialista.

Torrecilla.............. Centro Republicano... Unitario con mayoría del P. R. R. S.

            Valdeagorfa, Valdeltormo, Valjunquera y Valderrobres, cada uno de estos tenía una Agrupación Republicana Radical-Socialista(11).

                        En muchos pueblos bajo-aragoneses existía un Centro Republicano, con predominio del Partido Radical-Socialista, creado por Marcelino Domingo en 1929. En otros, como en Oliete 3 Centros, uno del partido Radical-Socialista, otro del Partido Radical de Alejandro Lerroux, y otro de Derecha Liberal Republicana, el partido de Miguel Maura y Niceto Alcalá Zamora. De los datos se desprende la preponderancia del P. R. R. S., aunque no hay que olvidar el potencial del P. R., pues,  según Luis Germán Zubero(12) en la provincia de Teruel había 59 comités del Partido Radical, bien bajo este adjetivo, bien al amparo de los Centros Republicanos.

            El republicanismo en Híjar lo tenía francamente difícil, y lo podemos seguir constatando con otros documentos.

Todo lo ocurrido a nivel nacional, regional y comarcal tras la marcha de Alfonso XIII y la subsiguiente proclamación de la República, no repercutía para nada en nuestro pueblo Los mismos resultados electorales de 28 de Junio de 1931(13), para las Cortes Constituyentes nos ilustran del escaso predicamento del republicanismo en Híjar.

            En tal fecha había 1015 electores; votaron 737, todos hombres al no poder votar las mujeres todavía, lo hicieron éstas en las elecciones municipales de abril de 1933; un porcentaje de participación de 72,61%.

            Votaron en un porcentaje parecido a los demás pueblos del Bajo Aragón. Hubo pueblos, cuyo porcentaje fue mucho más alto, como Albalate con el 92,27 %, Alcorisa con el 80,62%, Mas de las Matas con el 84,98%, Calaceite el 83,69%, La Puebla de Híjar 79,72%. En cambio en Alcañiz, Calanda y Castellote fue muy similar a Híjar.

            En cuanto a los resultados electorales de Híjar fueron los siguientes.

            Conjunción Republicana Popular ( C. P. R. ), donde se agrupaban colectivos del republicanismo de izquierdas, los candidatos fueron Gregorio Vilatela ( P.R.R.S.), Ramón Feced ( P.R.R.S.), Vicente Iranzo ( A. S. R. ) y Juan Martín Sauras, respondiendo como socialista, aunque no estaba afiliado al P.S.O.E. Los tres primeros fueron elegidos a nivel provincial. En Híjar les votaron un 2,50 %. El republicanismo de izquierdas tuvo unos resultados desastrososo.

            El P.S O. E. - U. G. T. , que presentó como candidatos a Pedro Díez Perez y Pedro Pueyo Artero, sacaron a nivel provincial, respectivamente 18% y 12%. En Híjar 3,68% entre los dos. El movimiento obrero obtuvo un resultado catastrófico.

            La Conjunción Republicana, apoyada por el partido Radical y la Derecha Liberal Republicana, es decir, el republicanismo de derechas, tenía como candidatos a José Borrajo, Manuel Lorente, Agustín Plana y Antonio Lezama. Salieron electos los dos primeros del Partido Radical. Esta candidatura de Conjunción Republicana fue votada a nivel provincial el 30,4%, en Híjar se sobrepasó con creces, al tener un resultado del 49,68%, rozando la mayoría absoluta. Esto no cabe entenderlo y pensar que la mitad de los hijaranos eran republicanos. Esta candidatura llevaba muchos monárquicos disfrazados, que ante el hecho incuestionable del cambio de régimen, se camuflaban con el traje de republicanos.

            Se presentaron, como independientes, candidatos monárquicos disfrazados, porque en estos momentos de euforia republicana, no podían presentarse con la etiqueta de monárquicos o conservadores. En nuestro pueblo algunos de estos tuvieron muy buenos resultados, mucho mejores que en el resto del Bajo Aragón y del resto de la provincia. Francisco Javier Cervantes, antiguo diputado del partido conservador, con 546 votos fue el candidato más votado. José Torán sacó 138 votos. Joaquín Nuñez tuvo 126.

            Ante lo anteriormente mencionado podemos sacar unas claras conclusiones. Híjar , si tenemos en cuenta los resultados electorales, era el pueblo más conservador y menos republicano de la provincia de Teruel. Yo me resisto a pensar que los hijaranos fueran tan conservadores y antirrepublicanos. Creo no equivocarme al pensar que los caciques de Híjar presionaban de  varias maneras al electorado hacia determinadas opciones políticas. Es innecesario señalarlas, por ser obvias.

En el mes de julio de 1931, el concejal José Gálvez Oliver(14) solicitó que la calles: Arrabal del Puente, Otal, Plaza de Sorribas, Estrecha, designada hoy para perpetuar la memoria de D. José Antonio Dosset, Santa Rosa y San Blas, se refundieran todas en una sola y pasaran a llamarse Fermín Galán; la calle Valencia se llamase García Hernández, los cabecillas de la sublevación de Jaca; y la plaza de Villa se titulase Plaza de la Libertad y la de San Antón, el de " La República ".

La Corporación acordó que la proposición del Sr. Gálvez quedase para su estudio y resolución en la próxima sesión.

          En Agosto de 1931(15), se entró en la discusión y resolución de la proposición sobre el cambio de nombre de las calles. El Secretario dio previamente cuenta de haberse presentado por vecinos  de la localidad 3 instancias suscritas , que totalizaban 692 firmas, solicitando al Ayuntamiento que no se accediese a tal proposición por ser contraria a la mayoría de los vecinos.

Resultaba bastante sospechosa esta manera de actuar por parte del Ayuntamiento, de recabar con tanta diligencia y prontitud tal cantidad de firmas. Sería interesante indagar el grado de voluntariedad de todas ellas, todavía más conociendo el grado de caciquismo existente en Híjar. Por ello Gálvez protestó por el procedimiento, argumentando que en las instancias presentadas y leídas , no aparecían ni la edad, ni la profesión ni el domicilio del firmante; y pidió se diera cuenta al Gobernador.

Replicó  Esponera , el cual interpretando el sentir de la mayoría del vecindario por el contenido de las instancias y teniendo en cuenta los trastornos en el orden administrativo que se plantearían al Municipio por el cambio de nombre de las calles, debía rechazarse tal proposición. Y efectivamente se rechazó la petición de Gálvez, con excepción de su propio voto. A continuación el Alcalde ejerciente Agustín Sorribas Gan , por ausencia del titular Agustín Albalate, propuso que, como españoles y republicanos, y para memoria del régimen actual la denominada actualmente Plaza de la Villa, se denominase en el futuro Plaza de la República. La proposición fue aprobada con los votos de Agustín Sorribas, Modesto Espinosa, Francisco Robres, Mariano Clavero y Mariano Aguilar; en contra Juan Esponera y José Gálvez y la abstención de Joaquín Jimeno.     El asunto no quedo zanjado, porque en el Pleno siguiente Gálvez(16) pidió que se hicieran constar en acta todas las firmas, que suscribieron las instancias presentadas y leídas en la sesión anterior. A la Corporación le pareció improcedente y por ello se votó en contra de lo solicitado por Gálvez, a favor Gálvez  y la abstención de Manuel Gracia Turón, padre de dos concejales del Ayuntamiento de Híjar desde marzo a julio de 1936 nombrado por el Gobernador Civil del Frente Popular.

En un Pleno de noviembre de 1931(17), se leyó un telegrama recibido para dar noticia de la próxima llegada, el día 4 del mismo mes,  del Gobernador Civil a Híjar. La Corporación acordó asistir a su recibimiento y obsequiarle con un banquete en la villa. Esponera propuso que los gastos, que se originasen con tal motivo se pagasen a prorrateo entre los miembros del Ayuntamiento. La propuesta fue rechazada. Obviamente no era muy deseada por Esponera la visita del Gobernador, como vamos a observar a continuación.

 La visita del Gobernador Civil anunciada en el Pleno de 1º de noviembre se produjo el 4 de noviembre de 1930, y resulta muy interesante para conocer la introducción difícil del republicanismo en Híjar. Entre las distintas Comisiones recibidas por el Gobernador en su visita verificada, estuvieron una del Centro Republicano Radical de Híjar y otra de la Sociedad de Labradores y Obreros de Híjar del Centro Republicano Radical-Socialista. Esta última estaba formada por José Gálvez Oliver, José Gómez Turón y José Ferrer Loren; presidente, vice-presidente y depositario respectivamente de la misma(18).

Esto nos permite afirmar que, en noviembre de 1931, había ya 2 centros republicanos en Híjar, uno del partido radical y otro del radical-socialista, aunque más tarde que en muchos pueblos de la comarca, como hemos mostrado anteriormente.

Formaban parte del Partido Radical, por el distrito de Híjar: Felix Castañer, Felipe Lacambra y Angel Gracia(19).  

La actuación anti-republicana de Esponera, concejal muy influyente, continuó con motivo de la llegada a Híjar del Gobernador Civil de Teruel, al haber comentado en el pueblo que el no recibiría a un gobernador civil republicano. Conocida la noticia por el Gobernador, Sr. Pomares instó a Esponera a presentarse, el cual no quiso hacerlo. Esto lo consideró el Gobernador como insubordinación y por ello le impuso una multa de 500 pesetas(20).  Y no fue la última sanción impuesta a Esponera por el Gobernador, ya que en octubre de 1932 se le sancionó con 500 pesetas por ir contra el régimen republicano y por dedicar su labor a entorpecer la labor municipal(21).

Merece la pena insistir en los detalles de la visita a Híjar del Gobernador Civil de Teruel, Manuel Pomarés Mauleón, el día 4 de noviembre de 1931., recurriendo a otros medios de comunicación como en el periódico " República " de Teruel, del Partido Radical-Socialista, (el “Turia” era del partido Radical”) y el cronista fue el médico republicano de Albalate del Arzobispo, Emilio Burgués.

 

" Nos complace enormemente la visita del Señor Pomarés a Híjar, villa monárquica de toda la vida. Los conservadores siempre han tenido aquí una mayoría aplastante. Recordemos los votos conseguidos por Cervantes en las elecciones de junio, momento en el cual no había ningún centro republicano ni socialista. Llegamos a las 9,35 del día 4, encontrando la Plaza del Ayuntamiento desierta, sin  transitar nadie por las calles, los balcones estaban herméticamente cerrados, ondeando en el Ayuntamiento una bandera tricolor, la única que pudimos ver en todo el pueblo. Aquí recibió comisiones de distintos pueblos y partidos.

A las 12,35, Pomarés inspeccionó las escuelas, le acompañamos con los maestros. Hizo observaciones para que también se acate el Gobierno de la República en las escuelas. El Gobernador es buen diplomático, hábil y educado. Elogia y reprende según las circunstancias. Es enérgico, pero con tacto.

A las 13,05 acaba en las escuelas y requiere al Ayuntamiento en pleno en el despacho de la Alcaldía. Poco después llegaron acelerados unos frailes capuchinos, llamados con urgencia. Tras ellos, vemos entrar al párroco Juan Yoldi, al que ya había saludado anteriormente. A continuación manda llamar al Director de la Banda de Música, Tomás Aragües. La casa del Ayuntamiento es un incesante ir y venir de ciudadanos, cuya presencia requiere Pomarés. Creemos adivinar algo, pero una elemental prudencia nos impide bucear sobre el motivo de las ingentes llamadas a que aludimos. Sólo se niega a venir Esponera y le impone una multa de 500 pesetas, muy bien vista por los republicanos de la comarca, contra los enemigos de la República, que tanto abundan en esta localidad.

Sale del Ayuntamiento preocupado, creyendo como nosotros que, en varios pueblos de la comarca, prácticamente no se ha proclamado la República.

Rehusa ofrecimientos y parte, de incógnito, a comer en un restaurante, a muy pocos kilómetros de Híjar, para proseguir hacia Albalate.(22) "

 

La visita es muy clara y aleccionadora y por ello podemos sacar una serie de conclusiones. Destaca la frialdad del recibimiento, contrastando con los honores que fue recibido en Alcañiz y Albalate. Podemos comparar esta visita con la llevada a cabo, dos años antes, el 11 de mayo de 1929(23) a Híjar por otro Gobernador Civil de Teruel, José Mohino, el cual fue esperado horas antes en el puente por autoridades locales, concejales, Somatén, empleados, comisiones y numerosísimo público.

 Del mismo modo podemos cotejar la visita de Pomarés con la del Arzobispo. El día 4 de septiembre de 1934(24) llegó a Híjar el Arzobispo de Zaragoza, Excmo Rigoberto Domenech,  fue recibido con todo tipo de honores por las autoridades, y fueron puestos  3 arcos en la cuesta de la Iglesia. Un detalle es muy interesante  Mientras que José Mohino y el Arzobispo se hospedaron en casa de Juán Esponera, Pomarés tuvo que multar  a Esponera y comer fuera del pueblo.

 En la crónica de Emilio Burgués aparecen una serie de datos muy explícitos y dignos de destacar. En primer lugar nos permite conocer los poderes fácticos de Híjar que estaban tras semejante recibimiento. La llegada a un pueblo de su Gobernador Civil es todo un acontecimiento, sin embargo las calles estaban vacías, los balcones cerrados y una sola bandera tricolor. Sólo puede entenderse tal comportamiento por el miedo. Me pregunto a qué o a quiénes tenían miedo nuestros paisanos. La respuesta puede estar si observamos los requeridos con tanta urgencia por el Gobernador, es decir, los frailes capuchinos, el párroco Juán Yoldi, el Ayuntamiento y sobre todos el concejal Esponera.

Hasta el l8 de Enero de 1932 hubo que esperar para que se aprobase la colocación, por  unanimidad, según lo marcaba la ley, en el testero del Salón de Sesiones del Ayuntamiento del retrato del Jefe del Estado, D. Niceto Alcalá Zamora.

A comienzos de febrero de 1932, se leyó en un Pleno del Ayuntamiento un escrito del Patronato pro-monumento " Fermín Galán y García Hernández " , para la ciudad de Jaca. La Corporación acordó tras breve deliberación, con la disconformidad de los concejales Jimeno y Aguilar, que la cuestión quedase para la próxima sesión, una vez pudiera conocerse la aportación de otras cabezas de partido. A mitad del mismo mes se volvió a tratar el tema del monumento, manifestándose en contra, como Jimeno y Aguilar, el concejal Esponera, al haber estado ausente en la sesión anterior. Se volvió a dejar el asunto para más adelante.

El 23 de febrero del mismo año, se comentó que se habían tenido noticias de que en otros municipios no se había recibido circular ni invitación alguna, ni en prensa se había hablado del monumento. Se acordó escribir al alcalde de Jaca para que informase sobre el particular. Y ya no se hablo más sobre el tema susodicho por parte de esta Corporación. Obviamente varios concejales, entre ellos Esponera, no estaban por labor de contribuir a la erección de un monumento conmemorativo de la República.

            Por todo lo expuesto hasta ahora, podemos concluir que en Híjar la llegada de la República no supuso ninguna euforia visible, ninguna esperanza de cambio, como ocurrió en la mayor parte del país. Todo el mundo depositó en el cambio de régimen grandes ilusiones, para mejorar España en los ámbitos económicos, culturales, sociales y políticos, ya que la Monarquía de Alfonso XIII y el régimen de la Restauración, con el turno de conservadores y liberales, estaba totalmente desprestigiado y caduco. El Rey había cavado la tumba de la Monarquía, cuando consintió y toleró la Dictadura del señorito andaluz, más que general, D. Miguel Primo de Rivera.

            A pesar de las enormes dificultades, por el peso de las circunstancias, también en Híjar aparecieron grupos republicanos; en concreto del partido radical de Lerroux, y del partido radical-socialista, alrededor de noviembre de 1931, ya que cuando visitó Híjar el gobernador civl de Teruel, entre las distintas comisiones de Híjar recibidas, una era del Centro Repuplicano Radical y la otra de la Sociedad de Labradores y Obreros del Centro Radical-Socialista.

            La sede de los radicales de Híjar estaba en la calle Estrecha(25). El diputado y jefe provincial del partido, José Borrajo visitó Híjar en un acto de propaganda en marzo de 1932.

Borrajo con sus acompañantes fueron en primer lugar a casa de Justo Mosso, después a casa de Carlos Laloya, donde fueron recibidas comisiones de distintos pueblos. Se hizo el acto en el Teatro. Terminado éste volvieron a casa de Justo Mosso.

Alguien de la comitiva, le preguntó a Jose Borrajo: Diga usted don José, ¿Qué tramitación se hizo con nuestra instancia respecto a las procesiones de Semana Santa? Y le contestó: " Diga usted muy alto en Híjar y donde quieran oírle, que para las procesiones yo conseguí el permiso. Y es más, Daniel Martinez Barrio tiene carta mía donde se corroboran todas estas gestiones, lo mismo para usted que para Alcañiz(26) .

El domingo 13 de marzo de 1932, a las 5 de la tarde en Híjar se llevo a cabo un acto de propaganda del partido radical  en el Cine-Teatro, en el que estuvieron presentes correligionarios de Alcañiz y de los pueblos del distrito. Presentó el acto Burillo de Alcañiz. Habló Joaquín Muñoz, diciendo que la religión no es incompatible con la República y que la verdadera democracia respetaba todas las creencias e ideologías. Demostró su competencia enorme y sus ideales de republicanismo antiguo, que hoy sentía el ser moderado para bien de la Patria y de la República.

Habló luego Borrajo con tonos familiares de los momentos actuales desde el 14 de abril, la evolución del pueblo español y recomendó que se cobijasen todos bajo el partido Radical. Fue muy aplaudido y a las 8 volvieron a Alcañiz(27).

Estas noticias fueron enviadas al periódico “Turia” de Teruel por el fotógrafo local y miembro del partido radical Felipe Castañer. Comprobamos cómo se iba introduciendo el republicanismo burgués  de centro en Híjar. En estas fechas, finales de 1931, parece claro la existencia de un Centro del partido radical, asi como podemos conocer quienes eran sus miembros en nuestro pueblo, Justo Mosso, Carlos Laloya y Felipe Castañer. Personas procedentes del monarquismo, algunos de ellos ricos propietarios y que se habían reciclado al republicanismo, al considerarlo este ultimo como algo irreversible. Además aparece la problemática de las procesiones de Semana Santa, que algunos años de la República no fueron autorizadas, que, al ser  manifestaciones de culto público, el permiso debía darlo el Gobernador, con el visto bueno del Alcalde.

El otro partido republicano, teóricamente de una burguesía de izquierdas, que estaba creado, a primeros de noviembre de 1931, en Híjar fue el Radical-Socialista(28). En esa fecha, al visitar Híjar el Gobernador civil, recibió una Comisión de la Sociedad de Labradores y Obreros del Centro Republicano Radical-Socialista, formada por José Gálvez Oliver, José Gómez Turón y José Ferrer Loren, presidente, vicepresidente y depositario respectivamente. Los tres estaban afiliados al U.G.T., y fueron concejales del Ayuntamiento de Híjar a partir de marzo de 1936, tras el triunfo del Frente Popular. Lo llamativo de este hecho es que siendo de la U.G.T., no estuvieran en estos momentos afiliados al P.S.O.E., y en cambio lo estuvieran al partido radical-socialista. No obstante, el manifiesto fundacional del partido R.S: de diciembre de 1929 presentaba en política social un espíritu liberal avanzado, o incluso socialista. El régimen fiscal desgravaría el trabajo pero sería inexorable con la renta. Suprimiría los latifundios del Sur y los minifundios del Norte, tratando de redimir todas las cargas que pesaban sobre el terruño. Reconocía el derecho al trabajo y a su producto íntegro, el derecho a la escuela, la intangibilidad del patrimonio familiar(29).

En cuanto a partidos estrictamente obreros, en Híjar el P.S.O.E. y el P.C.E. debieron aparecer ya en tiempos de la guerra civil, cuando el pueblo estaba en zona republicana. Hasta octubre de 1937, no entró a formar parte de un Consejo Municipal un socialista, puesto que los 12 puestos de consejeros hasta entonces eran repartidos equitativamente entre la U.G.T. y la C.N.T.

En octubre de 1937, formaban parte del Consejo Municipal, los consejeros del P.S.O.E., José Gálvez Oliver y Mariano Membrado Benaque(30). Hasta esta fecha no he encontrado documentalmente la presencia del P.S.O. E. en Híjar.

Por lo que respecta al P.C.E., en enero de 1938 formaba parte de la Junta Calificadora del Ayuntamiento, por el partido comunista Manuel Esteban Pérez(31).

 En cuanto al sindicalismo genuinamente obrero,  el de la U. G. T.  o de la C. N. T., a continuación presento una serie de fuentes que nos pueden dar una idea aproximada sobre su grado de desarrollo en nuestro pueblo.

La Sociedad de Pequeños Propietarios y Colonos había sido fundada en 1922,  después se afilió a la U. G. T.- F. N. T. T. " Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra ", a la llegada de la República y sus 39 socios consiguieron 90 adeptos para las elecciones de 16 de Febrero de 1936. El 19 de julio de 1936 contaba con 97 socios(32).

 A mitad de 1932 se celebró un II  Congreso de la U. G. T. , en el cual se añadieron las nuevas secciones agrarias de : Albalate del Arzobispo, Bronchales, Cella, El Vallecillo, Forniche Bajo, Frías de Albarracín, Fuentesclaras, Híjar, la Hoz dela Vieja, Loscos, Martín del Río, Mazaleón, Monteagudo del Castillo, Muniesa, Olalla, Saldón, Santa Cruz de Nogueras, Urrea de Gaen, Villarquemado y Villastar(33). Probablemente el conducto mediante el cual los campesinos, pequeños propietarios o jornaleros de Híjar pudieron conocer el sindicalismo socialista fue en la Azucarera de La Puebla de Híjar, allí había 541 afiliados, y entre ellos estaban jornaleros de Híjar , que trabajando en la campaña de la azúcar, encontraban una buena ayuda a sus escasos ingresos.

 La Gaceta de Madrid del día 8 de agosto de 1932 publicó una orden del Ministerio de Trabajo, convocando elecciones para constituir el Jurado Mixto de trabajo rural en la provincia de Teruel. Debían elegir 5 miembros titulares y 5 suplentes por cada representación, por la patronal y las sociedades obreras. De estas últimas aparece un listado de todas las existentes en la provincia.     En el Bajo Aragón aparecen las siguientes: " Sociedad de Oficios Varios " de Albalate del Arzobispo, con 302 socios; " Sociedad obrera de campesinos " de Alcañiz, con 403 socios; " U. G. T.  del Castelserás, con 211 socios; " Sociedad de obreros campesinos " de Castelserás, con 129; " Centro Socialista Obrero " de Torrevelilla, con 74 socios; " Sociedad obrera de campesinos " de Andorra, con 140 socios; " Union General de Trabajadores" de Molinos, con 27; " Patria y Trabajo " de Urrea de Gaen, con 60; y  la " Sociedad de Pequeños Propietarios, Colonos y Obreros " de Híjar, con 70(34).

Estos datos son muy explícitos para conocer el nivel de sindicación de los campesinos en el Bajo Aragón. Podemos observar que en Híjar es inferior el número de sindicación obrera con respecto a pueblos semejantes o menores en cuanto al nivel de población. Albalate tiene una organización obrera con 302 socios y Andorra con 140. Urrea un pueblo bastante más pequeño que Híjar, tiene una organización con casi los mismos socios. Por todo ello podemos concluir que Híjar, aun teniendo ya una organización de campesinos y obreros agrícolas, afiliada a la U. G. T. - F. N. T. T., el nivel de sindicación es bastante menor que en los pueblos del entorno.

Por lo que respecta al sindicato anarquista de la C.N.T. durante la II República, hubo simpatizantes en Híjar, aunque no se creó hasta la Guerra Civil.

En mayo de 1936, un momento previo a la Guerra Civil, en el partido judicial de Híjar, había 111 afiliados a la C. N. T, de los cuales 13 eran de Ariño, 47 de Albalate del Arzobispo y 51 de La Puebla de Híjar(35).

Luis Alloza Sesé (el Ruedas), era el único suscriptor de " Solidaridad Obrera " durante la II República y la leía a escondidas a sus amigos, lo cual le planteaba serios problemas, incluso tuvo que acudir a la cárcel. El sindicato de la C. N.T., se fundó el día 13 de Octubre de 1936, y pocos días después contaba con 150 miembros, en cambio U. G. T. ya alcanzaba 316 miembros(36).

 Por lo tanto parece claro que la C. N. T. surge en Híjar a comienzos de la Guerra Civil. Es fácil explicar este repentino desarrollo, debido a la llegada desde Cataluña  de las milicias anarquistas a Aragón y en concreto a Híjar. A primeros de agosto del 36 un anarquista, Alfonso Martínez Rizo, ingeniero y maestro, envía crónicas a " Solidaridad Obrera " de Barcelona, bajo el título  " De Barcelona a Zaragoza ", para contar las vicisitudes de la llegada de las columnas. En una de ellas nos muestra con todo tipo de detalles una Asamblea de milicianos celebrada en el cine Goya de Híjar.

En octubre de 1936, en Híjar un grupo formado por trabajadores, simpatizantes de la ideas anarquistas, acababa de formar el Sindicato de la C. N. T. Como ocurría a todos los nuevos organismos en la primera era de su formación, se encontraban algo desorientados, por lo tanto solicitaban que, con el fin de inculcar en los trabajadores de este pueblo las normas de la nueva vida que ahora empiezan a regir al pueblo español, se les enviasen libros, folletos y cuantas obras se creyeran necesarias para la buena marcha de esta organización(37).

En marzo de 1937, la C. N. T. en Híjar ya contaba con 150 afiliados, los que unidos a los 316 componentes de la U. G. T. , estructuraban la vida del pueblo. Su esfuerzo anti-fascista era enorme. Habían sostenido durante más de 5 meses el frente de guerra en el sector, mandando diariamente 1.000 kilos de pan y otros alimentos(38).

En marzo de 1937, se formó, con mucho entusiasmo por parte de los jóvenes de Híjar, las Juventudes Libertarias(39).

Con todos los datos recogidos parece claro que el Sindicato anarquista, de la C. N. T., así como Juventudes Libertarias en Híjar, son creaciones de tiempos de la guerra civil, probablemente por la llegada de los anarquistas catalanes, como he comentado anteriormente.

En esto contrasta con el extraordinario desarrollo del sindicalismo anarquista en otros pueblos del Bajo Aragón, como puede observarse en el movimiento revolucionario de diciembre de 1933 en los pueblos de Alcañiz, Calanda, Mas de las Matas, Alcorisa, Valderrobres, Aguaviva y en cambio en Híjar no tuvo ninguna incidencia.

 

NOTAS:

 

1.       Román García Gárate, Guía general de Aragón, Navarra, Soria y Logroño, Huesca, 1924; Anuario General de España, 1930, Bailly, Barcelona, 1930.

2.       Luis Germán Zubero, Aragón en la II República, pag. 134-145, Zaragoza, Institución “Fernando el Católico”, 1984.

3.       La Voz de Aragón, Zaragoza, 25 de marzo de 1933.

4.       El Noticiero, Zaragoza, 17 de julio de 1911.

5.       Vicente González Hernández, Aragón en la Historia social de España, Zaragoza, Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1986.

6.       Eloy Fernández Clemente, Gente de Orden, tomo 2, Sociedad, Zaragoza, Ibercaja, 1995.

7.       Democracia, Alcañiz, 6 de junio de 1931.

8.       Libro de Actas Municipales de Híjar, Pleno 3 de junio de 1931. Archivo Municipal de Híjar.

9.       La Voz de Aragón, Zaragoza, 7 de junio de 1931.

10.   Democracia, Alcañiz, 25 de junio de 1931.

11.   José Ramón Villanueva Herrero, Entre el orden de los propietarios y los sueños de rebeldía, pag. 77, Zaragoza, Grupo de Estudios Masinos, 1997.

12.   Luis Germán Zubero, Aragón en la II República, pag. 58, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1984.

13.   José Ramón Villanueva Herrero, Entre el orden de los propietarios y los sueños de rebeldía, pag. 85, Zaragoza, Grupo de Estudios Masinos, 1997. Luis Germán Zubero, op. cit.

14.   Libro de Actas Municipales de Híjar, Pleno 23 julio de 1931, Archivo Municipal de Híjar.

15.   Libro de Actas Municipales de Híjar, Pleno 30 de agosto de 1931, A.M.H.

16.   Libro de Actas Municipales de Híjar, Pleno 6 de septiembre de 1931, A.M.H.

17.   Libro de Actas Municipales de Híjar, 1 de noviembre de 1931, A.M.H.

18.   Turia, Teruel, 9 de noviembre de 1931. Casa de Cultura de Teruel.

19.   Turia, Teruel, 27 de noviembre de 1931, Casa de Cultura de Teruel.

20.   Turia, Teruel, 9 de noviembre de 1931, Casa de Cultura de Teruel.

21.   Heraldo de Aragón, Zaragoza, 2 de octubre de 1932.

22.   República, Teruel, 10 de noviembre de 1930. Casa de Cultura de Teruel.

23.   La Voz de Aragón, Zaragoza, 13 de mayo de 1929.

24.   El Noticiero, Zaragoza, 6 de septiembre de 1934.

25.   La Voz de Aragón, Zaragoza, 8 de noviembre de 1931.

26.   Turia, Teruel, 18 de marzo de 1932.

27.   Turia, Teruel, 16 de marzo de 1932.

28.   Turia, Teruel, 9 de noviembre de 1931.

29.   Juan Avilés Farré, La Izquierda burguesa en la II República, pag. 44, Madrid, Espasa Calpe, 1995.

30.   Libro de Actas Municipales de Híjar, 31 de octubre de 1937. A.M.H.

31.   Libro de Actas Municipales de Híjar, 4 de enero de 1938. A.M.H.

32.   Nuevo Aragón, periódico del Gobierno de Aragón, Caspe, 12 de marzo de 1937. Archivo de la Guerra Civil de Salamanca.

33.   Censo Electoral Social, Gaceta de Madrid de X 1931- II 1932.

34.   Heraldo de Aragón, Zaragoza, 11 de agosto de 1932.

35.   Solidaridad Obrera, 6 de mayo de 1936. Archivo de la Guerra Civil de Salamanca.

36.   Nuevo Aragón, Gobierno de Aragón, Caspe, 12 de marzo de 1937. Archivo de la Guerra Civil de Salamanca.

37.   Solidaridad Obrera, 21 de octubre de 1936. Archivo de la Guerra Civil de Salamanca.

38.   Nuevo Aragón, Gobierno de Aragón, Caspe, 12 de marzo de 1937. Archivo Guerra Civil de Salamanca.

Nuevo Aragón, Gobierno de Aragón, Caspe, 13 de marzo de 1937. Archivo Guerra Civil de Salamanca.

 

 

 

 

Sumario

 


 

[1] Sainz de Robles, Federico Carlos (1971), Raros y olvidados, Madrid, Prensa Española, 53.

[2] Cossío, Manuel B. "La reforma escolar", artículo publicado en 1899. Ministerio de Educación y Ciencia: Historia de la Educación en España, Madrid. Cit en Tiana Ferrer, Alejandro (1992): Maestros, misioneros y militantes: la educación de la clase obrera madrileña, 1898-1917. Madrid, Centro de Publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia: C.I.D.E., 1992, p. 165.

[3]  Borobio, Patricio: "Colonias escolares para los niños de Zaragoza", La Escuela Moderna, julio de 1904, Nº 160, p. 425.

[4] Heraldo de Aragón, 18 de noviembre de1909.

[5] Rubio, Teodoro: "El niño, el frío y la escuela", L.A., 24 de enero de 1920, Nº 634. Las denuncias de las malas condiciones de las escuelas podrían ser innumerables.

[6] A.M.Z. Comunicación de Orencio Pacareo, 6 de febrero de 1916 a la Junta Local de Primera Enseñanza, Armario 110, leg. 3, Caja 2457.

[7] Del Arco, Félix: "Triste realidad", M.A., 6 de diciembre de 1923, Nº 48.

[8] Sánchez de Castro, Miguel: El Medio y la Escuela. Comunicaciones... op. cit., p. 182.

[9] Arnal Cavero, Pedro: "Las escuelas de Zaragoza", M.A., 10 de abril de 1924, Nº 66.

[10] Serrano, Recaredo: "Nadie como los maestros", El Magisterio Aragonés, 30 de diciembre de 1903.

[11] Oros Serrano, Pedro: Mi vida (1893-1989). Ejemplar mecanografiado, p. 61.

[12] Idem, p. 51.

[13] García Cortes, Eladio:"La mutualidad escolar, trabajo premiado en el I Concurso entre maestros nacionales de Primera enseñanza, organizado por la Junta Regional de Mutualidades Escolares"... op. cit.

[14] Fatás Montes, Guillermo: "Cartas vulgares III. A Josefa Fatás", L.E., 1 de marzo de 1904, Nº 57, 2ª época.

[15] Altamira y Cravea, Rafael: Ideario Pedagógico. Madrid, Reus, 1923, p. 146.

[16] García de Miguel, Mariano: "El maestro de aldea", L.E., 12 de marzo de 1924, Nº 364.

[17] Llopis, Rodolfo: Discurso de clausura de las Jornadas Pedagógicas. En Crónica de las Jornadas Pedagógicas. 18-23 de Diciembre de 1932... op. cit., p. 186.

[18] Sánchez de Castro, Miguel y Tovar, Avelina: Organización y Procedimiento... op. cit., p. 38.

[19] Moreno Calvete, Emilio: "La vida pueblerina", L.E., 29 de marzo de 1933, Nº 907.

[20] Cossío, Manuel B.: "Carácter de la Educación primaria", discurso pronunciado en el Congreso Nacional Pedagógico, de Madrid, 1882. En Cossío, Manuel B.: De su jornada. (Fragmentos). Imprenta de Blass, S.A., Madrid, 1929, pp. 213-220.

[21] Lax, Gregorio: "El problema escolar en los pueblos", M.A., 29 de octubre de 1925, Nº 145.

[22] Cieza García, José Antonio: Mentalidad social y modelos educativos..., op. cit. p. 282. Este autor recoge un fragmento de El convidado de papel de Benjamín Jarnés (1923) en el que se describen todas las presiones y rumores que circulaban en torno a una maestra: "La consideran unos como estrella licenciada de "cabaret", versión que aceptan los mozuelos con pintorescas variantes. Creen otros ver en Eulalia una viuda libertina que hizo imposible la vida de su marido, hasta poner en manos del infeliz una pistola. Y la versión del suicidio del marido es acogida por casi todos los ancianos más austeros... Creen los terceros que Eulalia no es maestra, sino sencillamente, ramera en vacaciones. Como el maestro, sumido en el tresillo, permanece mudo a las arteras insinuaciones de los vecinos, nada se sabe de Eulalia, sino es su luminosa agilidad y la picante desenvoltura de sus piernas color de pan tostado (...) estrella de cinema, divorciada..., cantante de opereta pornográfica... por fin el párroco lanza su versión ..., Eulalia es cierta mensajera de Belcebú que viene a corromper las almas, mientras remueve dulcemente los cuerpos. Versión la más firme, como fundada en lo más frágil, en la extrema levedad del indumento de Eulalia, y en la alegría de sus cuplés, que pudieron ser inventados en cualquier maldito foco de perversión cosmopolita".

[23] Apple, Michael W.: "Trabajo, enseñanza y discriminación sexual" en Popkewitz, T. H. : Formación del profesorado. Tradición. Teoría y Práctica... op. cit., p. 74.

[24] Diario del Congreso del 16 de diciembre de 1901, cit por Ruiz Berrio, Julio: "La situación educativa española y la reforma pedagógica de Cossío". Ruiz Berrio, Julio; Tiana Ferrer, Alejandro, Negrín Fajardo, Olegario (Eds.): Un Educador para un pueblo. Manuel B. Cossío y la renovación pedagógica institucionista. Madrid, U.N.E.D., 1987, p. 31.

[25] Picavea, Macías: El problema nacional. Hechos, causas, remedios. Madrid 1899 En Ministerio de Educación y Ciencia: Historia de la Educación En España. De la Restauración a la II República. Vol. III. Preparación y selección de textos por Manuel de Puelles Benítez. Madrid, Centro de Publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia, 1989, p. 311.

[26] Costa, Joaquín: Maestro, escuela y patria. Madrid, Biblioteca Costa, 1916, p. 295.

[27] Bello, Luis: Viaje por las escuelas de España. Madrid, El Magisterio Español, 1926, p. 127.

[28] Idem, p. 129.

[29] Idem, p. 130.

[30] Idem, p. 132.

[31] Vallés, Miguel: "Recuerdos del tiempo viejo", L.A., 10 de mayo de 1919, Nº 328.

[32] Bello, Luis: Viaje por las escuelas... op. cit., p. 139.

[33] Domingo, Marcelino (1932), La escuela en la República…pp. 67-68.

[34] Bello, Luis: Viaje por las escuelas de Galicia, pp. 163-164, crónica del 1 de noviembre de 1929.

[35] Molero Pintado, 51.

[36] “Los 50 años del PSOE en Teruel”, pp. ¿?

[37] Algunas obras clásicas dan índices de afiliación, como el libro colectivo de Santiago Castillo, Ignacio Barrón, Carlos Forcadell y Luis Germán, Historia del socialismo en Aragón. PSOE-UGT (1879-1936), Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Zaragoza, 1979. También en Luis Germán, Aragón en la II República. Estructura económica y comportamiento político, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1984. La primera sociedad ugetista de Teruel se había creado en 1927 y el PSOE tan sólo tenía 333 militantes en 1932. La expansión tuvo lugar sobre todo por las bases sindicales, como demuestra que los 3.319 afiliados de 1930 se hubieran duplicado tres años después. Ver también el artículo más reciente de Luis Germán “UGT en Aragón durante la II República. De la adhesión a la decepción”, en Enrique Bernad y Carlos Forcadell (eds.), Historia de la Unión General de Trabajadores en Aragón. Un siglo de cultura sindical y socialista, Institución “Fernando el Católico”, Zaragoza, 2000, pp. 79-136.

[38] Las columnas que en julio de 1936 hicieron su aparición en la provincia de Teruel fueron la Carod-Ferrer, que entró por Alcañiz, se dirigió a Montalbán y luego a Zaragoza; la dirigida por el coronel de carabineros Hilario Fernández Bujanda y Francisco Casas Sala, diputado de Izquierda Republicana por Castellón, muchos de cuyos integrantes fueron asesinados en Puebla de Valverde por algunos guardias civiles que iban en ella; la de Mera, procedente de Guadalajara que se instaló en la zona de Albarracín. En agosto llegaron la Pérez Uribe, desde Valencia y Cuenca, la de Hierro y la Torres-Benedito. Sobre la composición de las milicias y sus cambios en estos confusos momentos ver Julián Casanova, Anarquismo y revolución en la sociedad rural aragonesa, 1936-1938, Siglo XXI, Madrid, 1985, pp. 94-96; Ángela Cenarro, El fin de la esperanza: fascismo y guerra civil en la provincia de Teruel (1936-1939), Instituto de Estudios Turolenses, Teruel, 1996, pp. 51-57, donde se reconstruye el episodio de Puebla de Valverde. La interpretación más elaborada del mismo desde dentro del cuerpo de la Guardia Civil es la de Juan B. Marí Clerigues, “La Guardia Civil en el Alzamiento Nacional. La columna de Puebla de Valverde”, Revista de Estudios Históricos de la Guardia Civil, 2 (1968), pp. 107-126 y 3 (1969), pp. 99-118.

[39] Entrevista con Jaurés Sánchez Pérez (Teruel, 1989).

[40] Un análisis amplio de la represión franquista en la provincia de Teruel ha sido realizado por Ángela Cenarro en El fin de la esperanza, pp. 67-91; “El triunfo de la reacción: fascistas y conservadores en Teruel”, en Julián Casanova, Ángela Cenarro, Julita Cifuentes, Mª Pilar Maluenda y Mª Pilar Salomón, El pasado oculto. Fascismo y violencia en Aragón (1936-1939), Mira Editores, Zaragoza, 2001 (3ª edición revisada), pp. 169-217, al final del cual se incluye un listado con el nombre de las víctimas en toda la región aragonesa. El balance de los efectos del terror desencadenado por los militares sobre el socialismo aragonés ha sido efectuado por la misma autora en “Violencia, guerra y revolución: la UGT de Aragón ante la quiebra de la democracia (1936-1945)” en Enrique Bernad y Carlos Forcadell (eds.), Historia de la Unión General de Trabajadores de Aragón, pp. 137-175.

 

[41] Sobre la evolución del PSOE durante la guerra civil es fundamental el trabajo de Helen Graham, Socialism and War. The Spanish Socialist Party in Power and crisis, 1936-1939, Cambridge University Press, Cambridge, 1991, así como su más reciente, The Spanish Republic at War, Cambridge University Press, Cambridge, 2002.

[42] Frente a los mitos creados en torno a la polémica, y también de las propias palabras de Pascual Noguera, lo cierto es que las dos centrales sindicales, CNT y UGT, estaban de acuerdo en el respeto a la pequeña propiedad. Ya en agosto de 1936, en el Pleno de Sindicatos de Caspe, la CNT de Aragón había emitido su primer documento oficial sobre las colectividades y en él se reconocía la opción individualista. La actitud de la FNTT ante la colectivización de las tierras en el otoño de 1936 era idéntica a la de la central anarcosindicalista, es decir, partidaria de que un propietario sólo debía poseer la tierra que pudiera cultivar por sus propios medios. Y esta postura contrastaba con la del Decreto Uribe (7-10-36), defendido por los comunistas, que sólo consideraba expropiable la tierra de quienes habían participado en la sublevación militar. Ver al respecto Julián Casanova, Anarquismo y revolución, p. 125-128.

 

[43] Pascual Noguera, "Los cincuenta años...", pp. 41 y 47.

[44] Ver al respecto el libro de Javier Rodrigo, Los campos de concentración franquistas. Entre la historia y la memoria, Siete Mares, Madrid, 2003, así como los trabajos reunidos en C. Molinero, M. Sala y J. Sobrequés (eds.), Una inmensa prisión. Los campos de concentración y las prisiones durante la guerra civil y el franquismo, Crítica, Barcelona, 2003.

[45] Pascual Noguera describe este episodio en “Apuntes de unos recuerdos inolvidables”, folio 27, y “Los 50 años del PSOE en Teruel”, folios 21 y 22.

 

[46]  Fragmento del informe del alcalde José Maicas, 10 de abril de 1940, folio 421 de la Causa 1439-941, Juzgado Togado nº 32 de Zaragoza.

 

[47] Fragmento de la instancia de Pascual Noguera al juez especial de la Auditoría Militar de Teruel, 20 de junio de 1941, folio 446 de la Causa 1439-941, Juzgado Togado nº 32 de Zaragoza.

 

[48] El decreto del 2 de septiembre de 1941 contemplaba la posibilidad de que los individuos privados de libertad y sujetos a procedimiento sumarísimo, como era el caso de Pascual Noguera, fueran puestos en libertad si el juez instructor no ratificaba su permanencia en prisión en el plazo de ocho días desde la puesta a disposición de la autoridad militar. El reiterado incumplimiento de los plazos para resolver los procedimientos judiciales prolongaron la permanencia en prisión de los derrotados en la guerra durante años. Este fue un mecanismo para el sometimiento y la ideologización que se imponía en el interior de las cárceles de Franco.

[49]  Los expedientes de Emerenciana  Noguera han sido analizados por Javier Barrado en sus comunicaciones “Mujeres y derrota. La represión de la mujer en el Teruel de la posguerra (1939)”, en Tiempo de silencio. Actas del IV Encuentro de Investigadores del Franquismo, Universidad de Valencia-FEIS, Valencia, 1999, pp. 7-11 y “Mujeres y derrota. La represión de la mujer en el Teruel de la posguerra (1939)” (y II)”, presentada al V Encuentro de Investigadores del Franquismo, Albacete, noviembre de 2003. El entrecomillado procede de la página 6 del procedimiento sumarísimo de urgencia T-163 de 1939, Juzgado Togado nº 32 de Zaragoza. Las peculiares y sutiles formas de violencia que se ejercieron sobre las mujeres presas en la posguerra es fundamental el trabajo de Ricard Vinyes, Irredentas. Las presas políticas y sus hijos en las cárceles franquistas, Temas de Hoy, Barcelona, 2002.

[50] Sobre este tema es de referencia obligada el trabajo de Paloma Aguilar, Memoria y olvido de la guerra civil, Alianza, Madrid, 1996.

[51] Per a l’estudi dels orígens d’aquesta disciplina a Itàlia, veg. fonamentalment N. Revelli, Il mondo dei vinti. Testimonianza di vita contadina, 2 vols., Torino, Einaudi, 1977; Bernardo Bernardi, «La storia nella storia dell’antropologia», Quaderni, XII, fasc. II (maggio-agosto 1977); L. Beccaria Rolfi & A.M. Bruzzone, Le donne di Ravensbrück. Testimonianze di deportate politiche italiane, Torino, Einaudi, 1978; AA.vv., Storia orale. Vita quotidiana e cultura materiale delle classi subalterne, Torino, Rosenberg Sellier, 1978.

[52] Veg. per exemple A.M. Bruzzone & R. Farina, La Resistenza taciuta, Milano, La Pietra, 1976; B. Guidetti Serra, Compagne. Testimonianze di partecipazione politica femminile, 2 vols., Torino, Einaudi, 1977.

[53] Dedica un capítol a «I combattenti italiani e sardi di parte franchista»: Gianfranco Contu, «I sardi nella Guerra di Spagna. A sessanta anni dall’“alzamiento” dei generali», in Quaderni Bolotanesi, XXII (1996), pàgs. 311-313 (l’article ocupa les pàgs. 283-340).

[54] Pel que fa a Sardegna, veg. per exemple Manlio Brigaglia, L’antifascismo in Sardegna, 2 vols., Cagliari, Edizioni della Torre, 1986. Per a l’estudi de la col·laboració militar dels sards amb les «Brigades internacionals» són fonamentals els següents estudis: Simonetta Giacobbe, Lettere d’amore e di guerra. Sardegna-Spagna (1937-1939), Cagliari, Editrice Dattena, 1992, amb una «Prefazione» de Manlio Brigaglia (pàgs. 5-11); i G. Contu, «I sardi nella Guerra di Spagna» cit.

[55] Martin Clark, «La storia politica e sociale (1915-1975)», dins Storia dei sardi e della Sardegna, a cura de Massimo Guidetti, vol. IV: L’età contemporanea. Dal governo piemontese agli anni sessanta del nostro secolo, Milano, Jaca Book, 1989, pàg. 417 (l’article de M. Clark, cap. X del vol. IV, ocupa les pàgs. 389-456).

[56] Recorda els mateixos noms Guido Melis, «L’età contemporanea», dins La Sardegna. Enciclopedia, a cura de Manlio Brigaglia, vol. 1: La geografia, la storia, l’arte e la letteratura, Cagliari, Edizioni della Torre, 1982, pàg. 135 (l’article, cap. 8 de la secció «La storia», ocupa les pàgs. 115-141). Tant G. Melis com M. Clark recorden, encara, la bateria «Carlo Rosselli», comandada el 1937 pel nuorès Dino Giacobbe.

[57] Així i tot, veg. John F. Coverdale, Italian intervention in the Spanish civil war, Princeton University Press, 1975. Cal tenir en compte, a més, que mentrestant una «altra historiografia» – aliena als ambients acadèmics i oficials ­–, alimentava tenaçment el record dels feixistes caiguts a Espanya. Veg. per exemple Umberto Guglielmotti & Primo Siena & Nino Enrico Cacciari, Arriba España, Roma, Centro Editoriale Nazionale, 1961, amb l’«Elenco dei legionari caduti in Spagna a tutto il 1938», entre els quals trobem molts cognoms d’origen sard (pàgs. 437-489). El volum és dedicat «A quanti martiri ed eroi fecero dono della vita alla Spagna perché nel segno latino Francisco Franco la riportasse al prestigio del suo passato». Per una bibliografia de les «obres de part feixista», veg. G. Contu, «I sardi nella Guerra di Spagna» cit., pàg. 316.

[58] Per un quadre sintètic sobre els pioners a l’Estat Espanyol, veg. Joan Miralles i Montserrat, La història oral. Qüestionari i guia didàctica, Palma de Mallorca, Moll, 1985, pàgs. 26-28; i la bibliografia general, pàgs. 119-122. Veg. encara, del mateix autor, Història i cultura popular, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1998, amb els tres primers articles dedicats a la història oral (pàgs. 19-61).

[59] Veg. per exemple Ronald Fraser, Recuérdalo tú y cuéntaselo a otros. Historia oral de la Guerra Civil española, 2 vols, Barcelona, Crítica, 1979 (traduït de l’inglese: Blood of Spain. The Esperienze of Civil War, 1936-1939, London, Allen Lane, Penguin Books, 1979).

[60] Al moment d’escriure aquests ratlles és en premsa una exhaustiva bibliografia sobre la catalanística algueresa, a cura de Joan Ibba (L’Alguer: Edicions del Sol). Pel que fa concretament a l’ús de les fonts orals a l’Alguer, Felip Munar i Munar va presentar una comunicació a les Jornades d’estudi sobre «Fonts orals: la investigació a les terres de parla catalana», organitzades per la Coordinadora de Centres d’Estudis de Parla Catalana (Barcelona, Museu d’Història de Catalunya, 15 de desembre de 2001).

[61] Veg., però, Andreu Bosch i Rodoreda & M.A. Susanna Sanna, Històries de l’Alguer, entre la marina i la campanya, Barcelona, Rafael Dalmau, 1996; i Luca Scala, «Acqua in Alghero, tra quotidiano e fantastico», dins L’acqua nella tradizione popolare sarda, Dolianova, Grafica del Parteolla, 2001, pàgs. 39-58.

[62] Carme Oriol i Carazo, Introducció a l’etnopoètica. Teoria i formes del folklore en la cultura catalana, Valls, Cossetània Edicions, 2002, pàg. 84. Per a la caracterització de la narració sobre experiències reals, l’autora remet al sistema modal proposat per Heda Jason, Ethnopoetry: form, content, function, Bonn, Linguistica Biblica, 1977; veg. a més Linda Dégh, «Folk narrative», dins Folklore and folklife. An introduction, ed. Richard M. Dorson, Chicago-London, 1972, pàgs. 54-83; i Sandra K.D. Stahl, «The personal narrative as folklore», Journal of the Folklore Institut, XIV, 1-2 (1977), pàgs. 9-30. Veg. alguns exemples d’aquestes «històries sobre experiències reals» dins: Carme Oriol i Carazo, Estudi del folklore andorrà en el seu context. «La guerra d’Andorra amb els Estats Units» i altres mostres de folklore, Barcelona, Alta Fulla, 1997, pàgs. 90-98.

[63] C. Oriol, Introducció a l’etnopoètica cit., pàg. 80.

[64] Emili Vilanova, «El patrimoni oral valencià», dins L’aportació de les comarques al patrimoni valencià, a cura d’Emili Casanova & Antoni Esteve, Paiporta, Editorial Denes, 2002, pàg. 24 (l’article ocupa le pàgs. 19-34).

[65] Per a aquests aspectes de caràcter metodològic, veg. el «Pròleg» de Mercè Vilanova a l’esmentat qüestionari de J. Miralles, La història oral, pàgs. 9-10.

[66] Pel que fa a la metodologia relativa a la localització, o bé creació, d’aquests documents d’història de vida, ens hem inspirat als qüestionaris proposats per Joan Miralles, La història oral cit., pàgs. 59 i 99-100; i Id., «Qüestionari per a escriptors dels Països Catalans», dins Història i cultura popular cit., pàgs. 36-37.

[67] Hauríem escrit, amb més espontaneïtat, «els voluntaris sards feixistes», si no fos que concordem amb el que escriu Gianfranco Contu: «Ci sembra eccessivo parlare di “Fascisti italiani alla guerra di Spagna”. Certo, i fascisti c’erano ed anche numerosi: […]; però, c’erano anche migliaia di poveri diavoli, specie contadini e braccianti disoccupati, soprattutto del sud e delle isole, che non avevano mai visto una tessera del Fascio e che si arruolavano soltanto perché spinti dalla fame e dalla disperazione» (G. Contu, «I sardi nella Guerra di Spagna» cit., pàgs. 312-313).

[68] Fins al moment d’escriure aquestes ratlles hem entrat en contacte amb Ermenegildo Delussu (1915-…), de Goni; i amb els familiars de Vincenzo Paulis (1908-1938), de Capoterra; Armando Puddu, de Capoterra; Marco Boero, de Capoterra; i Agostino Cicalò (1914-1964), de Guasila.

[69] En aquesta primera fase de la recerca ha estat d’importància fonalmental la col·laboració d’Emanuela Sarti, la quale va adreçar-se a les següents entitats: «Associazione Arma Aeronautica», «Associazione Paracadutisti», «Associazione Italiana Ciechi di Guerra», «Associazione Nazionale Combattenti e Reduci».

[70] Aquest nom, amb un lleuger error tipogràfic (Paolis Vincenzo di Giuseppe), es troba també a l’«Elenco dei legionari caduti in Spagna a tutto il 1938», concretament a la llista 18, relativa a la batalla d’Albentosa-Barracas (U. Guglielmotti, Arriba España cit., pàg. 474).

[71] Entrevistat telefònicament (19.08.2002), el fill d’Agostino Cicalò, Gianni, ens assegurava que havia sentit explicar al seu pare aquest únic particular sobre la Guerra d’Espanya: va tenir ocasió de conèixer unes nobles que havien anat a visitar-lo a l’hospital.

[72] Veg. una fotografia de «La nave-ospedale “Aquilea” [sic, per “Aquileia”] che ha riportato in Patria i legionari italiani feriti sul fronte aragonese”, a U. Guglielmotti, Arriba España cit., pàg. 359.