Cazarabet conversa con...   Luis Sala González, editor del libro “Julián Zugazagoitia Mendieta. Escritos políticos (1920-1940)” (Universidad del País Vasco)

 

 

 

 

 

 

 

 

Escritos políticos de este político socialista entre 1920 y 1940

El libro desgrana al político socialista desde la perspectiva de sus artículos periodísticos y de sus escritos

Sus escritos acompañados de un estudio introductorio y de la edición de Luis Sala González

Lo edita el Departamento de Publicaciones de la Universidad del País Vasco desde su colección de Textos Clásicos del Pensamiento Político y Social en el País Vasco.

Lo que nos cuentan estos escritos políticos: Esta obra reúne por primera vez una amplísima selección de artículos de contenido político que Julián Zugazagoitia Mendieta publicó en prensa en los años veinte y treinta del siglo pasado, precedida de un estudio introductorio que aporta nuevos datos a la biografía del personaje.

El autor, nacido en Bilbao en 1899, fue una de las firmas socialistas más influyentes en la primera mitad del siglo XX. Director de El Socialista, órgano de prensa del PSOE, entre 1932 y 1937; diputado en las Cortes republicanas en 1931 y 1936; y ministro de Gobernación durante la Guerra Civil en el Gobierno presidido por Juan Negrín en 1937-1938, Zugazagoitia jugó un papel determinante en la política española de la etapa de entreguerras mundiales, como periodista, ideólogo y dirigente del Partido Socialista. Biógrafo de Tomás Meabe y Pablo Iglesias, en la política y el periodismo fue discípulo aventajado de Indalecio Prieto y tuvo como referentes intelectuales a los escritores Miguel de Unamuno y Anatole France.

Escritor de periódicos, Zuga colaboró de forma habitual en El Liberal de Bilbao y en el semanario La Lucha de Clases. Además, publicó varias novelas sociales y, poco antes de ser detenido por la Gestapo en París, entregado a las autoridades franquistas, condenado a muerte y fusilado en Madrid el 9 de noviembre de 1940, un libro sobre la Guerra Civil (Guerra y vicisitudes de los españoles) que pasa por ser una de las crónicas más ecuánimes y documentadas escritas sobre la contienda.

El autor y político, Julián Zugazagoitia, en la wikipedia:

https://es.wikipedia.org/wiki/Juli%C3%A1n_Zugazagoitia

...pero os aconsejamos mucho esta por la concreción: https://dbe.rah.es/biografias/6726/julian-zugazagoitia-mendieta

Aunque lo mejor es acercarse, como nos propone el servicio de publicaciones de la Universidad del País Vasco, con una edición a cargo de Luis Sala González que, a la vez,  también hace un gran estudio introductorio que nos acerca  a facetas del periodista y político socialista bilbaíno que hasta cuando lo leamos nos podían parecer desconocidas y es que Zugazagoitia conocido en los círculo políticos como “Zuga” era un político rodeado de muchas pasiones que se reconocen desde el estudio de Luis Sala: el trabajo, el amor, la política y la amistad...

Referencias a tener en cuenta:

Tomás Meabe.- https://es.wikipedia.org/wiki/Tom%C3%A1s_Meabe

Indalecio Prieto.- https://es.wikipedia.org/wiki/Indalecio_Prieto

Pablo Iglesias.- https://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Iglesias_Posse

Quizás os interese:

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/entrehienas.htm

Para entender mejor el mundo obrero y “las internacionales”: http://www.claseshistoria.com/movimientossociales/org-internacionales.htm

 

¿Nos acercamos a Luis Sala?

Luis Sala González es doctor en Historia por la UPV-EHU. Ha publicado la correspondencia de Indalecio Prieto con Miguel de Unamuno (2014) y Ricardo Bastida (2022); Indalecio Prieto. República y socialismo, 1930-1936 (Tecnos, 2017), con prólogo de Juan Pablo Fusi; Vidas cruzadas: Prieto y Aguirre (Biblioteca Nueva, 2018), con José Luis de la Granja; dos libros de Fernando Ortiz Echagüe, Crónicas de la República y la Guerra Civil (Espuela de Plata, 2018) y Eclipse de Francia (Renacimiento, 2021); y las Impresiones parlamentarias de Indalecio Prieto (Congreso de los Diputados, 2021), con prólogo de Mercedes Cabrera.

 

 

 

Cazarabet conversa con Luis Sala González:

-Luis, ¿por qué una biografía sobre Julián Zugazagoitia desde la perspectiva o la mirada de sus escritos? Porque sus escritos son un cruce de pensamientos y reflexiones volcadas a tinta, ¿no?

-Lo primero, daros las gracias por vuestro interés. El libro forma parte de una colección que reúne textos clásicos del pensamiento político y social en el País Vasco. El estudio biográfico del autor que he realizado es, en este caso, una introducción a los textos seleccionados.

 

-¿Es más difícil acercarse y mostrarse a una persona, en este caso Julián Zugazagoitia, desde sus escritos a hacerlo como lo haría un biógrafo, según la norma, en un orden cronológico, año a año, o faceta por faceta?

-Los textos siguen un orden cronológico y me atrevo a decir que leerlos es un buen modo de acercarnos a la persona. Cuando hice la tesis sobre Indalecio Prieto, mi maestro Juan Pablo Fusi me dijo algo fundamental: “Prieto está en El Liberal de Bilbao”. Y así es. Puede decirse que Zugazagoitia está también en los periódicos en los que trabajó, que son principalmente tres: La Lucha de Clases, El Liberal de Bilbao y El Socialista.

 

-Porque desde los escritos se ve, se nota qué es lo que más preocupa a Zugazagoitia, qué le conmovía y con eso también nos podemos hacer una mejor idea de cómo era él, ¿verdad?

-Esa es la idea. En los textos está todo o casi todo. Él habla de cuatro pasiones sagradas en su vida: la familia, el trabajo, la política y la amistad.

 

-Zugazagoitia escribió varias biografías, una de ellas de Pablo Iglesias —fundador del Partido Socialista--, varias novelas sociales influenciadas, sobre todo, por la Primera Guerra Mundial y en la Revolución de Octubre...; ¿cómo le influye la Gran Guerra y la revolución rusa, generadora de otras revoluciones, del siglo pasado?

-Son los dos acontecimientos centrales que influyen en su generación. Zuga nació en 1899, así que en 1917 tenía 18 años. La matanza que supuso la Gran Guerra le lleva a un pacifismo o antibelicismo militante. Y la revolución rusa genera al mismo tiempo atractivo y rechazo en el joven socialista. Lenin es un personaje que le atrae, pero al mismo tiempo rechaza las tesis de Moscú y, sobre todo, la brecha que en el socialismo español produjo la escisión comunista.   

 

-Su referente desde “lo personal versus ideales políticos” hasta su activismo parece que fue el leer y “el mirar”, desde la admiración, a Tomás Meabe—fundador de las Juventudes Socialistas de España---desde muy joven ¿verdad?; ¿en qué crees que le influye y cómo y de qué manera? ¿por qué Tomás Meabe y no, por ejemplo, Pablo Iglesias?

-Meabe fue su modelo como escritor, como hombre y como socialista. Es un personaje muy atractivo para el joven Zuga por la pasión con que vive las ideas socialistas, por sus parábolas, por la persecución que sufrió, por su vida errante... A Pablo Iglesias le conoció menos, cuando ya era un anciano. Tomás Meabe se había movido en el mismo Bilbao que Zuga conoció de niño, había fundado las juventudes socialistas... Es una personalidad que le fascina.  

 

-También le influye mucho Unamuno al que conoció y con el que entabló una amistad firme; por favor, ¿nos puedes acercar un poco a esa relación?

-Sí, otro gran bilbaíno. Siendo muy joven, con catorce o quince años, Zuga lee a Unamuno y queda impresionado. Incluso le escribe una carta para hablarle de sus inquietudes intelectuales y para pedirle consejo. El catedrático le contesta, le acepta como discípulo y le anima. Cuando Unamuno estuvo exiliado en Francia, Zuga pasó la frontera para entrevistarle y departir con él. La política les alejó en los años treinta, pero tras la muerte de Unamuno hay un reconocimiento póstumo de su figura y de su obra “como incansable poeta de la angustia española”.  

 

-Aunque ese gusanillo por la política le venía de cuna, su padre que trabajaba en la metalurgia de Bilbao ya estuvo muy, muy presente en el socialismo de la capital vizcaína y hasta fue concejal...

-Sí, Fermín Zugazagoitia fue uno de los primeros socialistas de Bilbao, con Facundo Perezagua, Felipe Merodio, José Beascoechea, Claudio Cerezo, los hermanos Julián y Rufino Laiseca, Felipe Carretero o Esteban Salsamendi, entre otros. Como todos los mencionados, entre 1906 y 1910, fue concejal en el Ayuntamiento bilbaíno. Julián le rinde homenaje de forma permanente, pues muchos de sus artículos los firma con el pseudónimo Fermín Mendieta: el nombre de su padre y el apellido de su madre.

 

-Empieza a escribir en La Lucha de Clases, un semanario socialista bilbaíno... ¿cómo evoluciona, porque acaba haciéndose un sitio importante como articulista, tanto como para acabar dirigiendo El Socialista, ya en Madrid, y eso solo puede ser porque debía apuntar más que maneras, recordemos que pasa, también, por publicar en El Liberal y otros?

-Es un periodista vocacional. La Lucha fue una buena escuela, porque asumió muy joven la dirección y tenía que planificar y escribir prácticamente todo el número. En El Socialista empezó a colaborar en los años veinte, con una sección fija en portada, Asteriscos, en la que polemizaba con otros medios. Cuando asumió la dirección, en 1932, dio al periódico obrero una influencia decisiva en la opinión pública de su tiempo. Cruz Salido, gran amigo y redactor jefe de El Socialista, escribió que la de Zuga era “la pluma más solvente del Partido Socialista”. “Zugazagoitia ha puesto en El Socialista sus virtudes propias y le ha dado su propia sustancia, hasta el punto de que a poco de ocupar la dirección había contagiado de tal forma a sus redactores de su manera de hacer periodismo, que quizá no exista otro caso de mayor compenetración y de más estrecha analogía. Era la consecuencia lógica de una personalidad fuerte, cuyo impulso prendía en todos sus colaboradores”.

 

-¿Se siente más cómodo en la electricidad diaria de escribir sobre lo que pasa, como viviéndolo, que escribiendo novelas, ensayos...?

-Sin duda. Es un escritor de periódicos, más periodista que escritor. Es un editorialista. Una persona capaz de analizar la realidad y contarla con una prosa clara y concisa, para que todo el mundo la entienda.

 

-También tuvo su “momento revolucionario”, coméntanos...

-Sí, desde el verano de 1933 y en línea con la radicalización que vivió el Partido Socialista, Zuga siente que la República democrática ha defraudado a la clase trabajadora y apoya la vía revolucionaria para tomar el poder. En 1936 volvió a posiciones más moderadas, apoyando la política del Frente Popular auspiciada por Prieto y Azaña, pero el 18 de julio echó por tierra cualquier posibilidad de encauzar la política española por vías pacíficas.

 

-¿Por qué dentro del PSOE estuvo más alineado con el “ala prietista” que con la de Largo Caballero, más radical y próxima al sindicalismo, que entonces retenía bajo las mismas siglas a socialistas y comunistas?

-Como director de El Socialista, que era el órgano oficial del PSOE, su pensamiento en los años 30 evoluciona en sintonía con las directrices de la ejecutiva del partido. Hay un momento de cercanía a las tesis de Largo Caballero y de las Juventudes, pero después de Octubre de 1934 vuelve a las posiciones reformistas o socialdemócratas de Prieto.

 

- ¿Era por la relación con Prieto en El Liberal y porque esta relación se convirtió en algo más; por su relación al ser de Bilbao –aunque Prieto era en origen de Oviedo-- o por...?

-Prieto era, desde 1918, el gran líder del socialismo vasco. Además era periodista, apoyó mucho a Zuga en sus comienzos y pienso que también influyó para que dirigiera El Socialista con apenas 33 años.

 

-Se opuso firmemente a la escisión que llevó a la formación del PCE...

-Sí, cuando en 1921 se produce la escisión comunista, Zugazagoitia es clave para que las juventudes socialistas de Vizcaya se mantengan fieles a la disciplina del PSOE. El primer texto que recojo en el libro, de 1920, trata precisamente de eso.

 

-¿Quería una fuerza de izquierda sin escisiones y republicana?

-Sobre todo quería socialismo con democracia. O, como se decía entonces, socialismo y libertad, que es el título de un libro del francés Jean Jaurés, otro de sus referentes intelectuales. Rechaza la experiencia soviética por lo que tiene de dictadura. 

 

-¿No le gustaban los nacionalismos, pero aprendió a convivir con ellos, cómo ...?

-Pienso que siempre puso los derechos y la libertad de las personas por delante de las patrias. La experiencia de la Primera Guerra Mundial le lleva a desconfiar de todo tipo de nacionalismos. Pero, al mismo tiempo, tuvo muy claro que España era diversa y plural. Con nacionalistas vascos como Manuel Irujo, ministro de Justicia en el Gobierno republicano durante la guerra, colaboró muy estrechamente.

 

-Zuga, como se le conoce en círculos políticos, ya fue enviado al exilio interior—en concreto a Madrid-- por un artículo publicado en El Liberal. Estamos en 1924 y el destierro duró dos años. En Madrid aprovecha mucho el tiempo, se abre a encuentros, tertulias, al teatro y escribe, sigue escribiendo y colaborando para varios medios. ¿Qué le significa el contacto con círculos literarios? En realidad, le saca “jugo” a esa situación...

-En efecto, Madrid le acoge en 1924, cuando tiene que salir de Bilbao, y allí descubre un mundo cultural en el que encaja con facilidad. Colabora en la revista Juventud, de vida efímera, y en La Gaceta Literaria. Esta experiencia madrileña le sirve después para lanzar su propia revista cultural, que tituló Cuadernos Socialistas de Trabajo.

 

-Después de la Revolución del 34, que fracasa y en la que tuvo un papel destacado, es sentenciado a prisión y encarcelado en la Modelo de Madrid, donde durante su condena escribe Trabajos clandestinos... De cada zarpazo él se reinventaba y sacaba “como partido”, ¿no? Me “pilla” aquí una duda , ¿si estaba más alineado con “esa ala prietista” del PSOE, más moderada, cómo es su participación en la Revolución del 34... qué papel juega dentro de la misma, la de “animador” desde sus artículos?

-Sí, yo no diría que tuvo un papel destacado en la revolución de 1934. De hecho, aunque estuvo en la cárcel, como miles de socialistas, el tribunal militar que le procesó nunca presentó cargos en su contra. Como ya he dicho, antes de Octubre, Zuga se instaló en posiciones muy radicales dentro del PSOE. La experiencia de la llegada al poder de Hitler en Alemania le pone en guardia y cree que esperar algo de la democracia burguesa es una actitud suicida para los trabajadores. La revolución y la dura represión que vino después, supone el cierre de El Socialista durante catorce meses, en los que vuelve a empezar de cero. 

 

-Todo esto, todo lo que va pasando como en una crónica, él lo va desgranando, de una forma u otra, en sus escritos, ¿no?, en estos escritos que nos acercan a Julián Zugazagoitia, pero también a toda una época transcendental...

-Sin duda, los años treinta son un momento clave del siglo XX español. Y las buenas biografías nos revelan no solo a un personaje sino también el tiempo en que vivió.

 

-Pero esos escritos, como su pensamiento y su manera de ver y vivir los acontecimientos histórico-político y sociales, sufren de una lógica evolución...

-Así es. La vida es cambio. Cambian las situaciones vitales y cambian las ideas. Sólo los fanáticos defienden siempre la misma idea, la misma forma de ver el mundo.

 

-En cambio, ¿su talón de Aquiles era subirse a la tribuna, era la oratoria?

-Saborit dice, en efecto, que no era orador. Era un buen escritor, pero no destacó como parlamentario y en los mítines dejaba más bien frío al auditorio. Sin embargo, durante la guerra en Madrid, dictó varias conferencias para los micrófonos de Unión Radio que tienen mucha fuerza.

 

-¿Cómo vive Julián Zugazagoitia el golpe de estado y los primeros días de Guerra Civil?

-En Madrid, al pie de su cañón, que era la redacción del periódico El Socialista. Se impone como un deber ciudadano informar con veracidad de lo que pasa y mantener el diario en la calle. Y lo logra, con muy poca ayuda, en medio de una ciudad que literalmente se derrumba. Cuando el Gobierno se traslada a Valencia porque todo parece perdido, Zuga se queda en Madrid para contar su heroica resistencia. Esto es algo de lo que siempre estuvo orgulloso y que sus enemigos no le perdonaron.  

 

-Cuando cae el Gobierno de Largo Caballero él pasa a ser ministro de la Gobernación con el Gobierno de Negrín, ¿cómo lo lleva, porque me da que era un hombre de “trinchera” de lectura y pluma más que de ponerse al frente o “al mando” de algo?

-No esperaba su nombramiento como ministro. En mayo de 1937 se había desplazado a Bilbao para ayudar a la defensa del Norte, pero el sentido del deber le llevó a aceptar la cartera de Gobernación en el Gobierno, desde la que intentó, como hizo siempre, ser un hombre justo.

 

- ¿Cómo pasa lo que queda de guerra?

-Primero en Valencia y luego en Barcelona, trató de servir de puente entre los dos hombres fuertes de aquel Gobierno: el presidente Negrín y el ministro de Defensa, Indalecio Prieto. Estuvo muy cerca de ambos hasta el final.

 

-Pasa al exilio por Cataluña hasta Colliure donde asiste, leyendo un parlamento, al entierro de Antonio Machado… ¿cómo son esos días?, porque gran parte del Gobierno todavía se había quedado atrás con el presidente del gobierno Negrín que pasaron a Orán partiendo de Monóvar...

-El dato de que estuvo presente, junto al cónsul en Perpiñán, Rafael Méndez, en el entierro de Antonio Machado creo que es absolutamente novedoso, porque Zuga no lo cuenta en su libro sobre la guerra. Son días de zozobra, en los que el Poder republicano se hunde. Cruza la frontera francesa al mismo tiempo que el presidente Negrín, lo que pasa es que éste volvió de inmediato por avión a la zona centro y Zuga recibió el encargo de asistir a los refugiados en Francia. México había dado el placet para que fuera nombrado embajador en aquel país. Pudo ponerse a salvo, pero prefirió quedarse y correr la suerte de todos los derrotados...   

 

-Estos detalles, tristes e insignificantes, a veces a uno le condicionan la vida de una manera... Se refugia en París, pero a la llegada de los nazis y por la ocupación es apresado por las tretas de Pedro Urraca que trabajaba para los nazis y la Falange y dedicaba parte de su tiempo a perseguir a  los republicanos españoles más destacados que se refugiaron por territorio galo, ¿cómo fue?; ¿por qué no decidió o acaso no pudo marcharse de París hacia el algún puerto del sur e intentar coger un barco? He leído que no quiso irse para vivir un episodio histórico que tendría lugar en Europa...

-Es cierto que tenía fe en la capacidad de Francia para resistir el ataque alemán. En esto, como muchos otros, se equivocó. El derrumbe de Francia en 1940 le cogió por sorpresa y cuando quiso abandonar París ya era tarde. Urraca seguía su pista, como la de otros republicanos españoles, y llevó a la Gestapo hasta su casa.

 

-Pero entre 1939 y 1940 le da a tiempo a escribir a modo de artículos lo que fueron sus vivencias, desde su perspectiva y mirada, de la Guerra Civil en España...lo publicaron en La Vanguardia de Buenos Aires, recopilándose como un libro. Y él decía que  sería un libro de la Guerra Civil que no iba a gustar a nadie y parece que debió de acertar porque no se conoce mucho, si hubiese gustado a alguien ya se hubiese conocido y no poco...

-Su libro sobre la guerra, titulado “Guerra y vicisitudes de los españoles”, es fantástico y pienso que, cada día, más apreciado, tanto por los historiadores profesionales como por los lectores en general. No pudo publicarse en España hasta 1977, pero en los setenta Ruedo Ibérico lo editó en Francia y se leyó clandestinamente en muchos hogares españoles. Recomiendo la edición que hizo Tusquets en 2001, con un prólogo magnífico de Santos Juliá.  

 

-Cuando le dan la cartera de Gobernación—el actual Interior—a instancias de Prieto se la otorga Negrín ¿por qué lo hacen?, ¿lo hace Prieto que entonces estaba en Defensa para tener a un hombre de su confianza cerca?, ¿lo hacen porque saben del latente “humanista” de Zugazagoitia para con unos y otros y mantener el orden...?

-Las dos cosas. Tanto Negrín como Zuga eran hombres de Prieto dentro del PSOE. Su entrada en el Gobierno viene a reforzar la apuesta de Azaña por el tándem Negrín-Prieto en la dirección del Gobierno y de la guerra. En Gobernación, Zuga sustituye al caballerista Galarza para tratar de poner orden en la retaguardia republicana. Los comunistas le vieron como un enemigo, sobre todo cuando trató de saber qué había pasado con Andrés Nin y pidió la cabeza del director general de Seguridad.

 

-¿Es Zugazagoitia uno de los periodistas versus políticos más importantes y que a la vez ha pasado como más desapercibido por la historia y la historiografía del siglo XX en España?; ¿por qué?

-No es un caso particular. La dictadura borró la memoria de una generación de españoles republicanos y socialistas, y el tiempo no ha pasado en balde. Zuga fue fusilado en 1940, hace 83 años. Sus descendientes viven en México y en España se ha hecho muy poco para recordarle. En Bilbao, donde nació, tiene una calle en el barrio de Mirivilla. Nunca es tarde y, por eso, la publicación de este libro con sus escritos políticos es un acto de reparación y de memoria democrática. 

 

-Yo que lo había leído apenas, ahora que desde esta biografía, lo conozco más ...me da que era como un tanto profético, lo conocemos, sin conocerlo...porque sus escritos conmueven y remueven y porque sentimos cómo empatizaba y, a la vez, vemos que, hoy y ahora, tomaría la palabra y volvería a escribir “sobre esa España cainita “ ...aunque le doliese, pero escribiría porque para él la palabra, la pluma era la mejor manera de reivindicarse, de protestar, de luchar, por decirlo de alguna manera...

-La escritura, tal y como él la entendía, conllevaba un compromiso ético. En este sentido, creía que su obligación era escribir en defensa de la clase trabajadora y de las causas que él entendía justas. Pienso que sus escritos “conmueven y remueven” hoy porque muchos de los problemas políticos y sociales que analizó siguen vigentes en España y en el mundo. Lo que dijo sobre la Primera Guerra Mundial sirve hoy, sin tachar una coma, para la guerra de Ucrania. 

 

 

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