Cazarabet conversa con... Adolfo Burriel, autor del
prologo de “Tiempos oscuros,
sueños de libertad. Memorias de un militante antifascista” (Comuniter) de Fidel Ibáñez Rozas
Fidel Ibáñez Rozas
nos describe cómo fue su vida de militante contra una dictadura que sufrió y
que, de alguna manera y a su manera, venció…. como todos los antifascistas
franquistas en este país en la que la Dictadura murió en la cama.
Lo edita y
publica la Colección Es un decir de Comuniter.
Sinopsis del
autor:
Visto desde el
punto de vista de los valores, los testimonios personales, a pesar de su
inevitable subjetivismo, son en último extremo una de las fuentes que más
interés conceden a la historia. Y las autobiografías, cuando están escritas con
honradez, sin buscar con ellas justificaciones que las invaliden y se hacen con
la objetividad que la vida permite -lo que no excluye la pasión- son un medio
de primera utilidad y muchas veces, como ocurre con la de Fidel Ibáñez, un
texto de sugerente lectura.
Otra razón más
hay para considerar estas memorias como un documento de interés especial:
conocer de primera mano el nacimiento, desarrollo y trabajo del movimiento
obrero en Aragón, y más concretamente el de Comisiones Obreras. Fidel Ibáñez -y
eso le cualifica de manera especial- fue el primer secretario general (o
responsable máximo, si así se prefiere) que tuvo Comisiones Obreras en Aragón y
fue, en su condición de tal, el encargado de poner en pie y de iniciar un camino
que haría de Comisiones, con todas las limitaciones que la situación de la
dictadura imponía, el más importante movimiento organizado de masas de la
época.
En definitiva,
pues, estamos ante unas memorias que van más allá de la explicación de una
vida. Unas memorias que son testimonio social y político de una época,
precisamente la que ha marcado el actual presente que tenemos y que, sin duda,
seguirá siendo referencia imprescindible para el futuro. Si algo queda pues, es
agradecer a Fidel este recorrido que, entre otras muchas cosas, deja constancia
del valor y del trabajo, por decirlo con palabras que estamos empezando a usar,
de un viejo militante.
Del
prólogo de Adolfo Burriel: El
autor, Fidel Ibáñez: Caudete de las Fuentes (valencia), 1934 Nació en la casa
de sus abuelos paternos. A los quince días, sus padres lo llevaron a Barcelona,
ciudad en la que residían, y en 1940 la familia se instala en Zaragoza donde
vivirá Fidel hasta la actualidad, salvo varios años huésped de diferentes
cárceles franquistas, por actividades sindicales y políticas en Comisiones
Obreras y en el Partido Comunista de España. De este partido fue miembro de su
comité central desde la clandestinidad. Le ha caracterizado siempre la
capacidad de reflexión y acción, así como amplias inquietudes culturales. Este
es el libro de la mayor parte de su vida y, por tanto, poco más hay que decir
aquí. Hoy, sigue siendo comunista.
Cazarabet
conversa con Adolfo Burriel:
-Adolfo, ¿cómo llegan a ti estas
memorias Tiempos oscuros, sueños de libertad de Fidel Ibáñez?
-Conozco a Fidel Ibáñez desde hace mucho
tiempo, quizás desde 1969, y con él he compartido militancia política en el PCE
donde ambos, en más de una ocasión, coincidimos en órganos de dirección.
Siempre hubo amistad entre nosotros, aunque la vida nos tuvo unos años, sin
perder el contacto, sí más distanciados. En un encuentro de esos que reanudamos
hace unos años, me hizo saber que había comenzado a escribir, casi como mera
distracción, sus recuerdos, personales y políticos. Me dejó incluso leer las
páginas que ya tenía escritas, no muchas. Fue mi encuentro con sus memorias.
-¿Cuáles son las primeras sensaciones
que te generan y que lógicamente te genera Adolfo?
-La verdad es que ya en la primera lectura de
sus pocos todavía textos advertí que estaba ante unas memorias que iban mucho
más allá del mero recopilatorio de datos personales y de recuerdos, mucho más
allá de lo que podría ser una especie de desahogo personal y de reencuentro con
su pasado. Detrás de sus palabras, de aquellas primeras páginas, había –y dicho
todo ello de forma muy particular- un recorrido por la vida dura de una familia
pobre en la Zaragoza de la posguerra y un dibujo de los ambientes de lucha y
miseria de aquellos años, observados y vividos por un adolescente solo, que
echa mano de lo entonces disponible, como el Seminario, y que luego, huérfano y
sin nadie, lucha por sobrevivir, observa, busca, y va completando un camino
lleno de detalles interesantes y de vivencias singulares. Allí, en mi opinión,
había un texto que merecía ser llevado al conocimiento de otros. Y así se lo
hice saber a Fidel. Mi fortuna fue convencerlo –cosa nada fácil- para que
siguiera escribiendo y, sobre todo para que pensara en cómo editar después todo
lo escrito.
-¿El siente que venció, como militante
,a la dictadura…lo notabas así en tu primera lectura?
-La parte de su militancia social y política
que, por cierto, surge como consecuencia poco menos que inevitable de su vida
de excluido, está cargada de riesgos, de trabajos, a veces poco gratificantes,
de sacrificios. No olvidemos que Fidel fue preso político de la dictadura y que
pasó por cinco de las cárceles de Franco. Poder ver la llegada de la
democracia, participar en unas elecciones libres, ser actor en debates de tanta
importancia democrática como los del Estatuto de Autonomía de Aragón… hacen
saber a cualquiera, y más si su vida fue como la de Fidel, que todo lo pasado,
con sus penas y daños, no ha sido baldío, y sí mereció la pena.
-Desde un
principio se aproxima, de manera muy contundente al comunismo…para un hombre
que nace dos años antes de que estallase la Guerra de España y que no
conoció más que la dictadura eso tiene su importancia de manera diferente
y diferencial, ¿no?, ¿qué nos puedes comentar?
-Hay que destacar que Fidel –algo dije ya
antes- no provenía de una familia militante, no tenía antecedentes digamos
políticos, aunque su padre, trabajador al que apenas conoció, quizás sí era
anarquista. Fidel nace al compromiso político como consecuencia de su propia
vida, de su observación de la realidad, del conocimiento en propia carne de la
explotación, la miseria y la injusticia. Por ello, cuando ya con un grado de
conciencia real, aunque no preciso, alguien, un cuñado suyo, le propone acudir
a una reunión con comunistas, no duda en aceptar y entender el compromiso que
se le ofrece y qué el mismo, en el fondo, no deja de buscar. Llegó al
comunismo, como llegan las aguas a sus cauces naturales.
-¿Cómo fue y es la toma de conciencia
de los valores comunistas por parte de Fidel Ibáñez?
-Fidel entregó, como comunista, todo su saber,
y todo su hacer, a la causa de la libertad y la igualdad, que ese, en resumidas
cuentas, era para él el objetivo comunista. Tanta conciencia hubo, puede decirse
sin rubor, que, en los años de dura represión, jamás escatimó su compromiso.
Fue dirigente nacional y aragonés del PCE, fue combatiente obrero, fundador no
por casualidad de CC.OO., en Aragón (tiene en carnet número 1), y, ya se sabe,
padeció persecución en el trabajo por ello, y fue repetidamente encarcelado. No
se puede negar esa conciencia comunista y solidaria.
-¿Por qué nos pueden aportar tanto estas
memorias de un militante?
-Las memorias de Fidel más más allá, como ya
digo más arriba, de lo que fue la vida militante. Ciertamente, la vida
militante de una persona como Fidel, que ostentó altas responsabilidades y que
padeció una persecución como la suya, es algo tan especial que, sin duda,
aporta al conocimiento de la lucha contra la dictadura un montón de datos
interesantes tanto desde el punto de vista social como desde el punto de vista
de lo que era la acción personal. Pero es que, en este caso, y además de la
vida militante partidaria, hay toda una vida “militante” personal, una vida de
esfuerzos que sirva para dejar constancia y testimonio de una época que forma
parte muy importante de nuestra historia. Acercarnos a esa historia, y hacerlo
de manera tan vital, no es fácil encontrarlo, y menos con la buena –y a la vez
sencilla manera- con la que Fidel lo hace. Esto es un gran dato, un gran valor
de estas memorias, y merece la pena saberlo.
-¿Desde qué perspectiva nos aporta más?
-En cierto modo, he respondido ya a esta
pregunta al responder a la anterior. “Tiempos oscuros, sueños de libertad”
aportan mucho, y en primera persona, de la lucha militante contra la dictadura.
Y aportan, como aportación especial, mucho también sobre una parte la sociedad
zaragozana de la posguerra, sus desnudeces y sus falsedades, sus miserias y su
pobreza, sus oscuridades y sus desmanes.
-¿Qué “tipo de comunismo” conjugaba y se
fue “formando” Fidel Ibáñez en su pensamiento y desde la lucha diaria?
-El participó siempre de ese comunismo
democrático que se conocía en aquellos tiempos como “eurocomunismo”. Se trabaja
de acceder a una sociedad libre, sin clases, democrática y solidaria, y para
ello, el PCE, con la dictadura de Franco vigente, proponía un pacto que nos
llevara a la libertad: El pacto por la libertad.
-Pensaban en
arañarle a la dictadura la libertad que tenían coartada; ¿cómo creían, soñaban
o pensaban que debía ser una España liberada del franquismo?
-Debía ser como dije: con libertades,
democrática, solidaria, con autonomía para las regiones de España. Una España
en la que la batalla por el socialismo se diera en medio de la convivencia y de
la libertad, en la que la lucha de clases se expresara dentro de esa libertad.
En la que el socialismo no fuera algo diferente a los derechos y a la libertad.
-¿A qué debieron de renunciar?—porque
todos, unos en mayor medida que otros, renunciaron a algunas de sus,
llamémoslas, premisas?
-Obviamente, la transición que fue, en última
instancia, un acuerdo contra la dictadura y por la democracia, llevó a cada
actor de su desarrollo a renunciar a parte de sus propuestas, digamos
ideológicas, incluso programáticas. Había tres premisas irrenunciables:
amnistía a los detenidos y procesados por razones políticas de la dictadura;
libertades, incluida, claro está, la de partidos políticos y asociaciones;
Estatutos de Autonomía para aquellas regiones de España que así lo decidieran;
elecciones libres y apertura de un proceso constituyente.
Hubo renuncias, sin duda, que la libertad
estaba por encima de todo: renuncias, como no abordar la responsabilidad de
sectores y personas franquistas, y no depuración de cuerpos represivos;
aceptación de la monarquía, aunque no dejación de los principios republicanos;
menor precisión en el detalle constitucional de los derechos individuales…
-Estuvo de preso,
o de “huésped de cárceles de la España franquista”, ¿qué hay detrás de esto?
-Estar preso en las cárceles franquistas era
“disfrutar” de penalidades, de infortunios, y muchas veces de castigos. Además
de falta de libertad. No se era huésped de nadie, se era reo del dictador.
Ciertamente, ello no era obstáculo para que también en la cárcel las
reivindicaciones fueran algo permanente, y no faltaran ni las discusiones
políticas ni las actividades solidarias que los propios presos muchas veces,
con sus propias acciones, imponían.
-No es lo mismo sentir las ideas
comunistas hoy que cuando España estaba bajo el yugo franquista…pero él dice y
se sigue sintiendo comunista…a ver, ¿qué diferencias hay desde el hecho de “ser
comunista” entonces en plena lucha contra el franquismo y el ahora?
-Ser comunista es una forma de concebir el
mundo, de compartir ideas, de trabajar por esa concepción, con esas y por esas
ideas. Por ello, no se es comunista en unos momentos de la vida y se deja de
serlo en otros. Naturalmente, serlo en la dictadura significaba, como primer
objetivo, alcanzar la libertad. Serlo en democracia, para cuantos participamos,
como Fidel de aquel objetivo es batallar democráticamente por avanzar hacia una
sociedad libre, solidaria, de plenos derechos, de bienes compartidos y de
justicia, aunque algunos no pertenezcamos ya a partido político alguno Y eso,
claro está, se hace dentro de las normas democráticas.
-¿Cómo ha sido,
(cómo fue) su paso por CCOO?
-Fidel Ibáñez fue el primer responsable
(entonces no se hablaba de Secretario General) que
tuvo Comisiones Obreras en Aragón, cuando Comisiones Obreras era no un
sindicato sino un movimiento político y social de contenido, reivindicación y
defensa obrera. Ya dije que conserva el número 1 de Aragón en su carnet
sindical. Fue, pues, una implicación máxima y al máximo nivel, y a ellas dedicó
una buena parte de su actividad militante.
-Fidel Ibáñez,
con sus memorias, escribe parte de la España militante y socio-política de
aquellos tiempos oscuros que eran, a la vez, tiempos con muchas ilusiones y con
no pocos “sueños de libertad”?
-En efecto, eran tiempos oscuros, llenos de
injusticia, ajenos a los derechos y libertades a los que todo colectivo y todo
individuo, como ciudadano, merece. Tiempos sin luz. Pero, a la vez, en la
militancia política de oposición se vivía el dolor y hasta el temor con la
ilusión de los tiempos nuevos por los que se luchaba, por los tiempos de la
esperada y buscada libertad.
-Amigo Adolfo
Burriel, ¿qué has aprendido con la lectura de este libro de memorias de este
militante comunista?
-Sobre todo, descubrí todavía más, y
más directamente, el valor de la lucha por una sociedad más justa, libre e
igualitaria. Y sentí mucho más cerca la importancia de la vida de muchos de mis
compañeros, una importancia que, sin desconocerla, sí se acredita más cuando la
sientes de la forma en que Fidel, en estas memorias, nos la muestra.
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Cazarabet
Mas de las Matas
(Teruel)