Cazarabet conversa con...   Javier Barreiro, editor de “Poesía completa” (Instituto de Estudios Turolenses – Los Libros del Gato Negro) de Joaquín Carbonell

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Joaquín Carbonell es visto y analizado como poeta, en mayúsculas, con la edición de Javier Barreiro.

El libro lo edita Los Libros del Gato Negro con el Instituto de Estudios Turolenses.

El escritor, cantautor, periodista, poeta que fue, y es, Joaquín Carbonell nos dejó un legado impresionante y Barreiro se ha querido sumergir en la faceta del Carbonell poeta para mostrárnoslo desde todas sus perspectivas.

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Javier Barreiro:

-Javier, ¿por qué y cuándo te planteas la realización, desde el cuidado de la edición de este libro que reúne la poesía completa de Joaquín Carbonell?

-El Instituto de Estudios Turolenses había iniciado una colección de antologías con poetas nacidos en la provincia o que hubieran tenido relación con ella. En junio de 2022, Nacho Escuín, al conocer que yo había tenido mucha amistad con Joaquín, me ofreció preparar la edición y, como tenía alcance a toda su poesía, conocía el proceso de gestación de la misma y habíamos conversado mucho alrededor de asuntos literarios, no me resultó difícil abordarla. Es curioso que la primera relación que tuve con él fue cuando trabajaba en la delegación de TVE en Aragón y me llamó para un programa en el que los poetas leían algunos de sus textos en los lugares que desearan. Yo escogí la Cueva de Caco, un bellísimo paraje de Los Fayos. A partir de ese viaje, que hicimos acompañados del gran cámara y fotógrafo Miguel París, nos hicimos muy amigos.

-¿Nos puedes presentar este libro que reúne la poética, de diferentes etapas de Joaquín Carbonell?

-Se trata de dar a conocer toda la poesía publicada del autor en sus dos libros editados y en las distintas publicaciones en las que incluyó poemas. Poseemos también una buena cantidad de inéditos, que, en general, son de calidad inferior. Si Joaquín hubiera considerado darlos a la luz, los podría haber incluido en sus dos libros, que son bastante breves. Como no lo hizo –y, probablemente, acertó- hay que respetar su voluntad

-Javier, ¿desde dónde sale, sabiendo que fue tan polifacético , el Joaquín Carbonell poeta?

-Como es habitual entre los letra-heridos, escribió poesía desde la adolescencia pero no le apeteció publicarla hasta 1983, un año después de abandonar la canción. Fue en la revista zaragozana En blanco y negro. En la introducción, enumero otras revistas en las que participó con poemas. Su poesía procede, como es normal, de un descontento con el mundo, una inadaptación, un intento de poner en solfa los valores establecidos. Luego evoluciona hacia el humor, el absurdo y la experimentación, un proceso muy típico de la época.

-¿Por “ese soltarse la pluma” del que hablas, en la introducción, sale más el Joaquín Carbonell en su faceta de periodista versus lo que fue como poeta que como cantautor...? Lo pregunto porque él mismo en una entrevista que tuvimos me decía que es muy diferente escribir para cantar que hacerlo como poeta...tú que has estudiado y no poco al Carbonell en todas sus facetas y que te centras en él como poeta, ¿qué nos puedes decir?

-Efectivamente, hay canciones en sus últimos discos, por cierto excelentes, que podríamos considerar poemas pero, efectivamente, la actitud comunicativa es distinta: las canciones van hacia afuera y los poemas hacia adentro. Eso es lo principal.

-¿Cuándo emprende, como más en serio, su faceta poética?

-Creo que, en serio, no la emprende nunca, a pesar de que yo defiendo que era el género para el que estaba más dotado, pero él era un hombre práctico y sabía perfectamente que los poemas no le darían prestigio, fama ni, por supuesto, dinero. La poesía fue para él una necesidad psicológica de expresar de una forma más íntima e intensa, el malestar, lo absurdo del mundo…, pero también el amor o la falta de amor. Y, para que esa intensidad e intimidad no le hiriera demasiado, siempre estaba presidida por la mueca escéptica del humor, para el que estaba tan dotado. Cualquiera de quienes lo frecuentaron, podrá confirmarte lo divertido que era. Por algo, su maestro fue Brassens. 

-¿Y cómo son  sus primeros poemas? ¿Cómo los da a conocer?

-Al cejar en su condición de cantautor, aunque por su trabajo en la televisión y en la prensa no le abandona la popularidad, se ocupa más en sus poemas y, como ya he dicho, desde 1983 comienza a colaborar en revistas e incluso a participar en lecturas poéticas como las organizadas por Ildefonso Manuel Gil en la Institución Fernando el Católico, que luego se publicaron en tres volúmenes con el título A viva voz. Los diez poemas de Joaquín se incluyeron en el segundo tomo, aparecido en 1989. Su primer libro, Misas separadas se había publicado en 1987, también en la IFC, que fue una bendición para los poetas aragoneses de su época. Es un libro con poemas potentes, en su mayor parte vinculado con un amor frustrado.

-Lo que pasa es que compagina su faceta como periodista con la de ese poeta que llevaba dentro y que quizás era el corazón que más le latía ¿no?

-En su poesía se manifiesta como en ningún otro lugar su forma de estar en el mundo y su destinatario es el propio poeta o las personas que han estado más cerca de su corazón. El periodismo, la narrativa, la canción corresponden a otras pulsiones o propósitos.

-Como poeta, debía de beber de sus otras facetas, ¿no?, ¿cómo era esa ósmosis?

-Yo lo diría al revés porque la poesía era lo primordial. En otras de sus facetas, sí que podía influir la poesía.

-¿Qué referentes e influencias crees que son a los que mira y  siente como poeta Joaquín Carbonell?

-JC bebió, como tantos, de los Nueve novísimos(1970), la que fue entonces famosa antología de poetas jóvenes preparada por Castellet, pero, sobre todo, de poetas sudamericanos como César Vallejo, Oliverio Girondo, Octavio Paz o Nicanor Parra, sin olvidar a sus modelos cercanos como Miguel Labordeta y Brassens.

-Y yo, estoy segura que él ha marcado camino o es referente de otros  ¿no? ¿de quienes?

-Él tenía admiradores en Francia que consideraban que las mejores versiones de Brassens eran las suyas. De cantautores no sé mucho, pero él fue uno de los tres pioneros de la llamada “canción aragonesa” junto a José Antonio Labordeta y La Bullonera. Probablemente, entre los que siguieron esa senda, hubo algunos a los que serviría de referente. Y, desde luego, habría que nombrar su último grupo, Los Tres Norteamericanos (con David Giménez y Roberto Artigas, amigos, vecinos y admiradores), proyectado como diversión y que, en seguida, alcanzó él éxito y les llovieron los bolos.

-¿Cómo definirías a su poesía?

-Habría que hacerlo a partir de ponderar la intensidad, la expresión audaz o juguetona, la capacidad de innovación y creación de imágenes, la ironía, el humor, su actitud antitrascedental… Pero quizá lo que más define y conviene al valor de una actividad artística es la originalidad y su obra abunda en ella. 

-Dos de sus características en el Carbonell poeta fueron el tener oído y un ritmo también como que le venía “de fábrica”¿no?

-Su condición de músico lo revela y, además, lo fue perfeccionando a lo largo de su obra musical, como muestran sus últimas producciones. En este sentido, también su segundo libro, Laderas de ternero (1994), es superior al primero, Misas separadas, que, por su parte, resulta más franco y directo.

-En eso sí que hay relación con el Carbonell músico y cantautor ¿no?

-Aunque él era un músico popular que no podía pasar a la partitura sus canciones, en la composición inspirada, música y letra formaban un todo. La letra pedía una música y la música pedía una letra, que a él le iba saliendo con la facilidad que tenía para todo.

-¿Cómo evoluciona su poética más conforme a los tiempos que le acompañan y le crean tanto un poco de sosiego como un mucho de desasosiego...?

-No era hombre de escuelas, así que su poética marchaba al compás de su propia vida y eso se percibe muy bien al leer su poesía. Por esas circunstancias, sosiego tuvo poco y sí problemas, unas veces económicos, otros familiares, otros laborales, otros amorosos… Seguramente los últimos años de su vida fueron los mejores. Además, en ellos acaparó reconocimientos, medallas, homenajes… La pandemia y la muerte seccionaron esa etapa en la que había numerosos proyectos que él hubiera disfrutado y hubieron de suprimirse.

-¿Era un escéptico, un descreído y, más bien, un pesimista como poeta...?  Esa otra cara de Carbonell con el que te reías y no poco, pero que ,creo, era su cara más auténtica ¿verdad?

-Escéptico sí que lo era; descreído pero que creía en lo que le convenía. Como poeta, como casi todos, era pesimista, sin embargo en la vida era un gozador, siempre riendo, contando facecias y proyectando disparates con una gran creatividad y buenas dosis de provocación. Verdaderamente, lo pasamos muy bien y esto es muy consolador para quienes tuvimos la suerte de merecer su compañía.

-Porque el Carbonell poeta tiene mucho a ver con el Carbonell como ser humano más íntimo y personal,¿verdad?, ése que no se mostraba en un concierto, en una presentación de un libro, en una charla, cuando era más distendido...

-Ya he comentado que la poesía suele transmitir lo más íntimo de un creador, lo que no muestra al exterior. A Joaquín le sobraba simpatía, capacidad para conectar con la gente y se movía bien en lo superficial, pero en lo personal era tan atormentado como cualquier persona inteligente y con conflictos personales, que nunca faltan, sobre todo en las personas sensibles, pero solía suplirlo con el humor y el distanciamiento.

-Javier, Joaquín Carbonell ,¿cómo crees que queda ,entre nosotros, más recordado...?

-No puede saberse qué va a suceder con su recuerdo en años venideros pero, para su familia y sus amigos, es una ausencia irrellenable. Para la posteridad quedan sus discos, sus libros, sus artículos y su presencia en la historia artística y social de Aragón durante cinco décadas.

-¿Crees que tu propósito está y queda saldado con la confección de este libro que edita Los Libros del Gato Negro con la colaboración del Instituto de Estudios Turolenses?

-Como la poesía es siempre la hermana pobre, faltaba, efectivamente, un estudio y una contextualización de la misma porque apenas salieron dos o tres reseñas de sus libros poéticos. Quedo, pues, satisfecho de haber puesto a disposición de cualquier lector la obra poética completa de Joaquín Carbonell, nada conocida pero sustancial para situar al personaje en sus dimensiones personal, social y literaria.

 

 

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Mas de las Matas (Teruel)

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