Cazarabet conversa con...   José Manuel González Pavón, autor de “Donde anidan los números azules” (Aconcagua)

 

 

José Manuel González Pavón nos descubre una historia de lucha y supervivencia desde las vivencias de tres mujeres judías en el averno del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau.

Estamos ante una obra narrativa de ficción histórica.

Lo que nos dice la obra:

En una época rota por el transcurso de la segunda guerra mundial, tres mujeres judías —las hermanas Shulman, prisioneras a la vez que comadronas en Auschwitz-Birkenau— deciden desafiar a la estremecedora inhumanidad de que están siendo objeto. Durante su cautiverio conocen a Markus Hoffmann, teniente de las SS, y a la esposa de éste, Isabella, la cual no consigue ser madre. Así, cuando sus destinos se cruzan, da comienzo una conmovedora e inolvidable historia de supervivencia con el Holocausto de fondo, donde también es posible la fuerza del amor.

«Este libro es un homenaje en memoria de las víctimas del Holocausto. Conmovedor y hermoso. No renuncien a su lectura».


El autor, José Manuel González Pavón: (Solsona, 1975), escritor y músico. Reside en su ciudad natal, con su familia. No hay nada ostentoso en su vida. Y es que en la esencia de sus obras se halla la única cosa digna de tener en cuenta: persistencia, superación, trabajo bien hecho y un propósito en ello. Se estrenó en la literatura con La senda de los cautivos, en el año 2018. Le siguió La Balada de Krülgh (2020), que le valió el reconocimiento de parte del público lector especializado. Entre sus obras musicales destaca Vivències Oníriques (2014). Cabe decir, finalmente, que González Pavón ha pretendido rendir un sentido homenaje en memoria de las víctimas del Holocausto en su nueva novela, Donde anidan los números azules, elevando la novela histórica a nuevos niveles de interés.

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https://www.aconcagualibros.net/news/numeros-azules/

 

Cazarabet conversa con José Manuel González Pavón:

-Amigo, ¿qué te ha llevado a escribir esta obra narrativa que es una novela que se adentra en el averno de los campos de exterminio nazi, en el más grande... la máquina exterminadora que fue Auschwitz-Birkenau?

-El libro empieza con una interesante nota en que hablo de las motivaciones que me llevaron a escribirlo. Con todo, al margen de éstas, qué duda cabe que cada relato sobre el encierro y exterminio de personas en los campos nazis cuenta, puesto que cada historia resulta única para intentar trasmitirle al lector la necesidad de aprender de los errores del pasado, que no es decir poco. Espero que obras como Donde anidan los números azules nos ayuden a reflexionar al respecto.

-Una obra, una novela, totalmente de ficción, aunque viaje en el hilo narrativo de unos acontecimientos históricos que no lo eran para nada, ¿no? ¿Por qué eliges que sea “totalmente una historia ficcionada”, pero que nos muestra el día a día del campo con sus cruces y sus caras, ¿no? Explícanos.

-Me siento más cómodo con la ficción. Fabular con mi imaginación me da una libertad que me permite domar los elementos “vulnerables” de la historia y adaptarlos a mis necesidades y mi propio estilo, dando un paso más allá en mi voluntad de ofrecer algo novedoso. Con todo, el trasfondo histórico que alberga esta novela es muy vivo, tanto que, gracias a un escrupuloso trabajo de investigación, la ficción y la realidad se complementan con rigurosa coherencia. Redactada con un especial esmero en la narrativa y profunda entrega en la descripción y los detalles a lo largo del relato, el resultado final ofrece la posibilidad de ampliar los conocimientos sobre el Holocausto, y un medio para que la gente no olvide. No es, pues, una diversión, ni un simple pasatiempo.

-¿Te es más fácil, por algo en concreto, el ficcionar totalmente, con sus personajes y demás, este episodio histórico?

-Haz lo que el corazón te diga. Es así de sencillo. Esto debería tenerse en cuenta a la hora de abordar la escritura de un modo u otro. Pero si he de ser más explícito, diré que la ficción aporta ese “algo” que puede seducir de un modo más al alcance generalizado, dejando, si cabe, una huella más personal. Crecer como escritor en una línea ficticia que mezcla los géneros es, cuando menos, muy gratificante. Esa es mi humilde opinión.

-Amigo, ¿qué pretendías al sumergirnos en este ejercicio narrativo…?, porque debías de proponerte algo...

-Exacto. Diríase que al ser humano se le da bien allanar el camino con miras a lo funesto. En consecuencia, pensé que un retrato crudo de lo que resultó el holocausto llevado a cabo por el régimen nazi, resultaría, en tiempos difíciles para casi todo, un claro ejemplo de lo que cabe esperar en el futuro si no actuamos como seres racionales. De hecho, me recuerdo a mí mismo pensando en la palabra escrita como medio de concienciación y decidiendo que no podía darme el lujo de prescindir de ella. Entendámonos, ¿cómo se explica que en pleno siglo XXI persistan las guerras y enemigos de la paz como el totalitarismo? Más aún, es bien sabido que las tendencias derechistas han ido ganando terreno en las democracias liberales. ¿Cómo es posible? De ahí esta revisión en mi novela al papel de los verdugos nazis en la Segunda Guerra Mundial y la profunda huella que dejaron en la historia de la humanidad. Por lo tanto, si a veces lo que uno escribe con el corazón es lo que reaviva la conciencia colectiva, confío en que mi obra sirva de ejemplo y abra una vía de sentido común para asentar las bases de una sociedad con miras a un mañana rebosante de paz.

-En la introducción vienes a explicar que dentro de la historia contemporánea el episodio del holocausto, acontecido en la Segunda Guerra Mundial, te ha dejado, siempre, una huella indeleble... es este ejercicio una manera de dar a conocer ese episodio que tanto te ha afectado como si fuese un revanchismo... como si aportases, con esta novela, tu granito de arena para que nadie de los que nos aproximemos a ella sepamos que la maldad humana puede llegar a ser potencialmente maligna...

-Para bien o para mal, soy una persona muy sensible; demasiado, dirían algunos. Sin embargo, una de las ventajas es que me ha llevado a desencadenar una apasionada advertencia en clave novelesca sobre la sombría realidad de que, en efecto, la maldad humana puede llegar a ser potencialmente maligna. En fin, lo que no admite discusión es que el pasado nos relata continuamente capítulos descarnados de la historia de la humanidad que deberían tornarse un ejemplo a perpetuidad de aquello que jamás debería de haber sucedido. Y, más importante aún, de aquello que no debería repetirse nunca. Con todo, los horrores de las guerras y otras barbaries siguen presentes en la sociedad actual y parecen no conocer fin, y ninguna acción por sí misma parece ser suficiente para velar, de una vez por todas, esta realidad, lo cual resulta muy descorazonador e inquietante.

-Me he acercado mucho a lecturas sobre el holocausto nazi y también a documentales, testimonios y demás, pero me sorprende que, detrás de cada lectura o visionado, siempre leo o veo algo nuevo y nunca es “algo bueno”, más bien al contrario...

-En lo que al holocausto nazi se refiere, acercarse “mucho” nunca es suficiente. Sé de qué hablo. Al margen de cuál sea el número de lecturas dedicadas e indagaciones variopintas llevadas a cabo, de la raíz de su horror siempre brotan hechos novedosos. Y sí, llevas razón, nunca —o en su mayoría, más bien—, son “algo bueno”. Eso, por encima de todo.

-¿Las tres hermanas Shulman son “la dinamo” humana de esta historia, dentro del averno de los campos de exterminio, frente a todo lo ruin que es tan amplio que la mente no nos abarca lo suficiente... no sé, es como si no pudiésemos abarcar en el entendimiento de dónde sale tanta maldad…?

-Es que no podemos. Eso está fuera de toda duda. O tal vez no del todo, pues algunos aseguran que la maldad habita en el ser humano de manera innata. Yo no diría tanto…, pero siempre me asalta cierta duda a ese respecto. No pretendo abrir un debate moral, sin embargo, qué duda cabe que la guerra —la vida en sí misma— convierte en asesinos a muchas personas buenas. La cuestión es, ¿la naturaleza humana, en esencia, alberga bondad o, tal vez, una maldad pura en estado latente que, en el momento más insospechado (o no), hace acto de presencia e impera su antojo? Dicho esto, que cada cual saque sus propias conclusiones, aquellas que esté dispuesto a aceptar en su propia conciencia.

-Pero, aun así encontramos al amor, a la fraternidad, a la empatía que sobrevive por encima de todo...

-Esa es la manera de proporcionar un respiro al lector frente a los dramáticos acontecimientos de la más baja calaña que se ceban en la narración de esta novela. Ya sabes, la muerte y su séquito de horrores yendo de aquí para allá, y amenazando sin contemplaciones el transito existencial de los personajes en todo momento… En definitiva, la presencia luminosa del bien, compitiendo en pie de “igualdad” con la presencia siniestra del mal, aporta el equilibrio necesario para no desfallecer, por así decirlo.

-¿Es como comparar al holocausto con un incendio gigantesco que se lo come todo, pero al que siempre le sobrevive, por su propia voracidad, aquellos frágiles y quebradizos brotes verdes?

-Una comparación interesante, sin duda. Lo cierto es que en el tiempo en que la has formulado, tú mismo has resuelto el interrogante. Con todo, permíteme aportar que las probabilidades reales de supervivencia de los susodichos frágiles y quebradizos brotes, frente al metafórico incendio, son (eran), cabe lamentar, más fruto de la casualidad y de una suerte sin igual que del empeño. Pero no quiero engañarte, el susodicho empeño, a su particular manera, también jugó un papel determinante para arraigar las esperanzas de supervivencia de los deportados.

-¿Qué es para ti, amigo José Manuel, la narración tomando el pulso a la novela?

-Es la magia de años y amor dedicados a la escritura, y la confirmación de que muchas obras hermosas han nacido gracias a su hechizo.

-En tus creaciones, ¿qué papel quieres darles a los personajes, prioritario frente a la trama y al escenario?

-Prefiero decir que es como en ese lema celebre de Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas: «¡Uno para todos y todos para uno!». En otras palabras, Aunque no se aprecie de forma evidente, mi intención es que los personajes se fundan en pie de igualdad con el resto de elementos adyacentes. No me veo haciéndolo de otra manera. De hecho, me muestro muy cuidadoso buscando ese equilibrio a lo largo del proceso creativo, pero no es fácil. 

-Aquí en Donde anidan los números azules lo son, ¿no?

-No he pretendido dar en absoluto esa impresión. La respuesta anterior, arroja luz suficiente para esclarecer esta cuestión. Pero una cosa es cierta: los personajes de Donde anidan los números azules son encomiables. Hemos compartido juntos un largo, paciente e intenso viaje novelesco, paso a paso, estableciendo así genuinos lazos afectivos entre nosotros. Me he reído con ellos, he derramado mis propias lágrimas con y por ellos… En fin, me enamoré de sus vidas ficticias. ¿Qué otra cosa puede decir un padre orgulloso de sus hijos, fruto estos de su matrimonio con la escritura?

-Porque parece que el papel de la trama siempre es el eje sobre el que gira todo lo demás —hasta la paciencia, satisfacciones e insatisfacciones del escritor o escritora—, pero a veces la ósmosis entre personajes y trama es tan fuerte que interaccionan de una manera…

-¿Inevitable? ¿Necesaria? ¿Irracional, en cierto modo? Sin embargo, lo único digno de tenerse en cuenta es que, en lo que a escritura se refiere, la riqueza del conjunto no conoce límites, y a veces se rige por reglas distintas, que no censurables. Es así de sencillo o de complicado, según se mire desde la perspectiva adecuada.

-¿Cuál y cómo es el papel que le otorgas al escenario en el que se pasean los personajes y se desarrolla la trama?, aquí con el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau.

-Idealmente, deseo transmitirle al lector una visión nítida del escenario en el que se desarrolla la trama. A decir verdad, soy un enamorado de la descripción y los detalles. Aquí, con el campo de Birkenau, me lo he tomado en serio sobremanera. Ha resultado agotador, pero necesario y, a juzgar por el resultado final, muy agradecido para los sentidos y su peculiar viaje por la senda de la imaginación.  

-También dices que lo has pasado mal siempre con este tema, pero ¿cómo ha sido el enfrentarte al mismo desde la creación literaria?, ¿lo calificarías como una catarsis?

-Absolutamente. Ha sido un auténtico desafío. Pero no tanto investigando la época y el lugar como llegado el momento de enfrentarme a la magnitud de los horrores nazis. Por mi experiencia, sé que escribir sobre el Holocausto es algo serio y doloroso. De hecho, no ando desencaminado si digo que, probablemente, es la escritura más escabrosa e intimidante a la que ose enfrentarse un escritor. Por lo menos, esa es la manera en que yo lo veo. Pese a todo, si existe una finalidad, un propósito en ello, la voluntad creativa asume el desafío armándose de una férrea y respetuosa determinación. En mi caso, dicha finalidad y propósito, convergían en la esencialidad de preservar la Memoria Histórica y de concienciar a través de la escritura.

-¿Son personajes que muestras y haces desfilar en tu historia los que han ido cambiando tal como los pensaste en un inicio bajo el influjo de la trama o es más bien algunos rasgos de la trama los que cambian bajo el influjo, influencia o enamoramiento al que te someten, como escritor, algunos de los personajes?

-En mi caso, es la misma historia de siempre: la brújula del pensamiento o, mejor dicho, su ausencia. Es un poco extraño, ¿no te parece? Lo que quiero que entiendas es que no sé qué va a pasar, o no del todo..., y que, en consecuencia, el rumbo del conjunto puede variar al compás de los acontecimientos relatados; incluso éstos, pueden perder el norte, como el que más, y al poco darse de bruces con él, pero no sin que tan extraordinario proceso conlleve una inevitable sucesión de giros inesperados. El resultado final es, cuando menos, un desenlace de ideas mestizas muy satisfactorio. Por lo menos, para mí. Y, más importante aún, hasta donde alcanzo a saber, también lo es para cierto público lector que me alienta y honra con su atención incondicional.

-Amigo, ¿nos puedes hablar del proceso de documentación, búsqueda de fuentes, lectura de libros y demás que hay detrás de este libro?, por favor esta pregunta es muy importante porque es un tema, el de la documentación e investigación, que nunca debería pasar como desapercibido. ¿Qué nos puedes decir?

-Huelga decir que he leído muchos libros y testimonios de supervivientes como a parte de la investigación. Grandes títulos me prestaron una gran ayuda para salir airoso de semejante desafío novelesco. Algunos ejemplos pueden encontrarse en obras maestras como, por ejemplo: Los horrores nazis del autor Hans Rainer, De Munich a Auschwitz de Ferran Gallego, Los campos de la muerte de Joel Kotek y Pierre Rigoulot, ¿Por qué los Alemanes? ¿Por qué los Judíos? de Götz Aly, El tercer Reich en guerra de Richard Evans... En definitiva, memorables obras literarias que me han resultado de gran ayuda a la hora de documentarme sobre el tema para escribir la novela que llevaba en mi interior. Por lo tanto, el libro recoge material histórico suficiente para satisfacer al más exigente. Por otro lado, Eliana Rapp Badihi, jefa del Equipo Educativo de Habla Hispana y Portuguesa de la Escuela para el Estudio del Holocausto de Yad Vashem (Israel), contestó, en la medida de lo posible, a ciertos interrogantes. Cabe señalar que la dedicación de esta mujer para con el estudio del Holocausto es, al margen de todo, magistral.

-A mí me parece un período apasionante, pero muy afanoso y trabajoso que, a veces, incluso nos puede sumergir en cierta ansiedad, ¿no?; ¿qué nos puedes decir?

-Estás en lo cierto, pero uno tiene que aceptar los hechos. Tal como yo lo veo, el proceso de documentación posee la extraña capacidad de doblegarte a su voluntad, a fin de propiciar la calidad requerida; forma parte de la escritura y sus mortificantes suburbios. En lo que al holocausto nazi se refiere, es una tarea en la que te tienes que dejar la piel de la conciencia. Entendámonos, desafortunadamente, existen pocas discrepancias a la hora de clasificar el vasto e infrahumano material de investigación. Por otro lado, hay algo en torno a Auschwitz y otros campos que no deja de inquietarme, la idea de que sucedieron muchas cosas espantosas allí donde nadie estaba mirando para atestiguar los hechos. Secretos macabros, ocultos para siempre en la memoria de los muertos. Me estremezco al pensar en ello.

-Y, ¿cómo ha sido el día a día de trabajo, tu metodología de trabajo para construir esta gran novela histórica?

-Con gran dedicación y respeto desde noviembre de 2020, adaptándome en todo momento a las medidas de mis necesidades y posibilidades a través del trabajo duro y una férrea determinación. En términos generales, dedico un mínimo de tres horas diarias a la escritura. El esfuerzo y el compromiso son la clave.

-Este trabajo, ¿te ha abierto la mente y la curiosidad a indagar más sobre algunos de los aspectos tratados en el mismo?; coméntanos por favor...

-Albergo un cauteloso optimismo a ese respecto. Indagar en la miasma de los campos nazis no es tarea fácil. En absoluto. La susodicha catarsis ha conllevado que cierta paz amueble mi interior... Con todo, el solo hecho de plantearme la fugaz idea de ahondar de nuevo en el universo de semejante horror... No sé, ¿construirías tú una casa en el ojo del huracán? De todas formas, te reconoceré algo. El ansia de conocimiento sigue ahí, hay ganas e intención, pero las decisiones importantes necesitan tiempo. 

-¿Nos puedes hablar de trabajos en los que estás sumergido ahora?

-He terminado y publicado Donde anidan los números azules. Ahora tengo que preocuparme de la difusión, que no es decir poco. No obstante, siempre surgen ideas e intento llenar la página con algo nuevo que transmita cierto interés; sin prisa, pero sin pausa, como dice el dicho. Además, si sirve de algo saberlo, estoy trabajando en la grabación de un disco que me tiene muy ilusionado. Para mí, el arte resulta natural y siempre me domina la perspectiva de nuevas metas.

-¿Cómo ha sido trabajar con Aconcagua ediciones?

-Ha sido un placer. Ángel del Pozo es un tipo de trato amable y respetuoso, y no pierde el tiempo en tonterías. Le ha dado a mi obra la oportunidad de brillar, y no todos los escritores tienen esa oportunidad —máxime cuando impera la dificultad añadida de ser un autor desconocido, y en tiempos tan difíciles para el libro—. Huelga decir que le estoy tremendamente agradecido. En resumidas cuentas, la publicación con Aconcagua Libros, supone un reconocimiento extraordinario a mi humilde dedicación a la palabra escrita. Me siento afortunado. De hecho, es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Y lo más hermoso de verme recompensado con semejante logro, es poder compartir mi ilusión con mi familia, un sentimiento que sobrepasa lo imaginable.

-Amigo José Manuel, en último lugar, y no por ello menos importante, ¿deseas añadir algo a la entrevista?    

-¿Qué puedo decirte? Bueno, sí, se me acurre obviar que la buena literatura necesita tiempo, y yo he tardado largo tiempo en escribir Donde anidan los números azules. En consecuencia, con la honestidad que caracteriza mi visión del trabajo bien hecho, deseo que el júbilo resultante de esta experiencia llegue al público lector. No en vano, cuando se está ante la obra adecuada, uno se da cuenta enseguida. Por descontado, no cabe prescindir de darte las gracias por el tiempo que has dedicado a esto; con un poco de suerte, marcará el comienzo de una lectura apasionante y empapada de reflexión que no dejará indiferente a nadie.

 

 

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