Cazarabet conversa con... Elisa Santos, autora de “Muerte
de un suicida” (Mira)
La sinopsis del libro:
El 13 de febrero
de 1837, lunes de Carnaval, a las ocho menos cuarto de la tarde, Mariano José
de Larra ponía fin a su vida, en su domicilio de la calle de Santa Clara,
disparándose un tiro en la sien. También hay quien dice que fue en el corazón.
Tenía tan solo 27 años. Dos días más tarde, el periódico El Eco difundía la
noticia sin atreverse «por delicadeza a manifestar la causa que ha motivado
esta catástrofe».
A pesar de que
así nos han contado la prematura y trágica muerte del articulista más famoso
del siglo XIX, la novela de Elisa Santos plantea otra hipótesis: ¿Y si Larra
fue, en realidad, asesinado? ¿Y si la clave de ese crimen estuviera escondida
en el Ateneo de Madrid?
Gabriel
Reichenbach es un escritor arruinado que lleva un año sin salir de la calle del
León, por culpa de un trauma del pasado que no consigue superar. Su precaria
situación económica le obligará a aceptar un puesto como vigilante nocturno en
el Ateneo, y es allí donde descubrirá que el cuadro de Larra que se expone en
la Galería de los Retratos es una copia del original, el cual fue retirado
veinte años atrás, exactamente el mismo día que otro vigilante, Damián
González, apareció muerto. Detrás de ese suceso se oculta un antiguo plan —que
implicará a un poderoso ministro— para robar un codiciado manuscrito escrito por
Carmen de Burgos llamado Fígaro, en cuyo interior se hallaba la pista que
permitía localizar un expediente secreto —el informe Arriala—
escondido en el Ateneo, y que es la prueba irrefutable que demostraría que
Larra fue víctima de un complot para acabar con su vida, convirtiéndose
injustamente en el Werther nacional o, lo que es lo mismo, en el nuevo héroe
del
Romanticismo,
algo que él jamás hubiera deseado. Gabriel tendrá que poner en juego sus
principios si pretende sacar a la luz lo que el Estado considera «una verdad
protegida».
La autora, Elisa
Santos: (Vitoria, 1972) Licenciada en Derecho por la Universidad del País Vasco. Posgrado en Criminología por la Universidad Complutense de Madrid. Desde el año 2000, trabaja en el departamento jurídico del Registro Mercantil de
Madrid, ciudad en la que vive desde hace más de
veinte años.
Ha
publicado la novela El secreto de Turandot, ambientada en el mundo
de la ópera (Adarve, 2017), el libro de relatos El gato estepario, y colaborado en la
antología Diez
relatos de mujeres (Torremozas, 2015). También es autora
del ensayo Jaque
al ego
(2022) sobre filosofía oriental y mindfulness. Muerte de un suicida (colección Sueños de tinta
de Mira Editores) es su última novela.
Algunos
enlaces que te pueden ir bien:
https://es.wikipedia.org/wiki/Mariano_Jos%C3%A9_de_Larra
Cazarabet
conversa con Elisa Santos:
-Elisa, ¿qué te hace escribir esta
especie de thriller que esconde, a la vez, varios misterios e intrigas,
rindiendo, además una especie de “road movie” literaria, artística por el Madrid más carismático
en “lo intelectual?”; quería poner en lugar de “intelectual”, “romántico” … porque
ese Madrid me lo imagino un poco con ese aire, esa atmósfera y si ya ponemos a
Larra y a su historia como de presentación, no te digo nada…
-El origen de la
investigación comenzó, hace unos cuantos años, siendo yo socia del Ateneo de
Madrid, que está ubicado en pleno barrio de Las Letras, justamente en esa parte
de la ciudad que, como bien dices, es conocida por el aire intelectual y
romántico que desprende. Resultó ser el escenario perfecto para plasmar una
idea que llevaba tiempo rondando mi cabeza. ¿Y si Larra no se suicidó?
Empecé a hacerme
esa pregunta después de leer una biografía suya escrita en 1919 por Carmen de
Burgos, esposa de Ramón Gómez de la Serna. La particularidad de este
manuscrito, que localicé tras meses de búsqueda, es que la autora mantuvo
interesantes conversaciones con algunos descendientes de Larra, aportando datos
fehacientes, desconocidos para la mayoría y absolutamente reveladores.
-Pero,
¿por qué eliges este ambiente?
-Durante un largo
período de tiempo, Larra y el barrio de las Letras fueron mis compañeros de
fatigas, en ese ambiente (tan literario) escribí mi primera novela “El secreto
de Turandot”. Recuerdo que iba casi todas las tardes
a la biblioteca del Ateneo y fue allí, en una de las salas conocida como
Galería de Retratos, donde me llamó la atención un cuadro. Allí estaba el
rostro del primer socio de esa institución, del mejor articulista de todos los
tiempos, el rostro de un joven, que según decían, se había suicidado por amor…
Así nació mi
interés por la figura de Mariano José de Larra. Y te confieso que hoy en día
ese cuadro aún me sigue cautivando. Sé que puedo recordar un poco a Dorian
Gray, pero ¿quién no ha sentido alguna vez esa clase de fascinación por una
obra de arte?
-Escritores,
personajes importantes de la vida político social, libreros, perdedores, amigos
como la copa de un pino, mujeres que ya no se esconden detrás de ninguna
sombra, personas con muchas sombras, otros que tiran adelante con más pena que
gloria, solitarios, soñadores, abusones violentos…todos estos retratos se dan
cita en una novela que es muy, muy coral, ¿te has sentido cómoda manejando a
tantos personajes? ¿cómo te lo has hecho los personajes te fueron surgiendo
según las necesidades de la trama?
-Gabriel es un
escritor adicto al autosabotaje, que lleva un año sin salir de la calle del
León, porque la mujer de su vida se ha casado con su hermano. No me podía quitar esa idea en la cabeza. El
resto fue surgiendo poco a poco.
Me llevó meses,
años incluso, tejer la historia para evitar fisuras y- algo que evitaba a toda
costa- un final abierto. Quería que fuese lo más redonda y cerrada posible.
Además, busqué personajes con profundidad psicológica. Todos escondían algún
trauma del pasado, que en mayor o menor medida se verán obligados a pagar por
ello.
Pero tienes
razón, en general son personajes solitarios, quizá al escribir la novela no fue
tan consciente de ello como lo estoy siendo ahora.
-En lo temporal también te vas
manejando en varios momentos… no todo transcurre linealmente… esto,
seguramente, lo tuviste claro cuando ibas pensando la trama que no todo podía
transcurrir en un “mismo tiempo”…
-El hilo
conductor de la obra es la muerte de Larra, pero no es una novela histórica, no
está ambientada en la época del escritor, sino que transita en dos tiempos
diferentes. Una parte de la historia sucede a mediados de la década de los 90
del siglo pasado y otra en la época actual. En la primera parte del libro se
van alternando ambas historias. Era necesaria la creación de dos escenarios en
tiempos diferentes, para poder averiguar qué extraño suceso aconteció en el
Ateneo y qué repercusión tuvo dicho suceso en la época actual.
-Hay
hasta una muerte que marca un antes y un después…pero aparecen en tu trama las
cosas cuando menos te lo esperas, hay unos giros muy quebrados…
-Soy fiel al
“nada es lo que parece” y por encima de todo me gusta sorprender. No es un
libro denso, se lee cómodamente, pero, eso sí, exige estar atento. No se debe
perder detalle porque hay pistas que seguir, incluso planteo un acertijo hacia
el final del libro donde usar lo lógica. No es casualidad que el apellido del
protagonista coincida con el nombre de la catarata donde supuestamente murió
Sherlock, como tampoco lo es el hecho de que uno de los personajes se llame
Mauro Artiles, si observas, en esas dos palabras está escondido el nombre del
archienemigo del Sr Holmes…
-La
misma Irene aparece y desaparece, pero es un sutil “hilo conductor” …
-¿Sabías, además, que Irene Adler fue la
única persona que demostró ser más inteligente que el propio Sherlock Holmes?
De ahí nace el nombre de la protagonista de esta historia.
En efecto, Irene
es un sutil hilo conductor. Hija de Santiago Esnaola, un conocido librero
madrileño, es una mujer independiente, con los pies en la tierra, divertida,
pero con mucho carácter. Muy del barrio de Las Letras, diría yo. Con la
particularidad de que odia la literatura y a los escritores. Me temo que aquí
se cumple el dicho de “nunca digas de esta agua no beberé”. Aunque no será el
único personaje que ponga en jaque sus principios.
-Después
está todo lo que rodea a Mariano José de Larra: su cuadro o sus cuadros; la
biografía que le dedica Carmen de Burgos más conocida como Colombine—una mujer
escondida tras un seudónimo—lo que hay dentro de esta biografía…
-Como te contaba
al principio esta biografía es real. Carmen de Burgos era una conocida
periodista y gran activista de los derechos de la mujer, pero lo curioso del
caso es que los descendientes del escritor le relataron hechos que la mayoría
desconocíamos. ¿Sabías, por ejemplo, que Larra y Dolores Armijo, su amante,
llevaban más de un año sin verse? ¿o que pocos días antes de morir se batió en
un duelo por una mujer que no era Dolores? ¿Y que tenía una relación muy
estrecha con la mismísima reina? Esos datos no son invención mía. Ese libro me
hizo poner en duda el suicidio y de ahí nació esta novela.
-
¿Te inspiraba esa época y el propio Larra con “el Romanticismo”?
-Me inspiró sobre
todo Goethe. Hacia finales del siglo XVIII el romanticismo arrasaba en toda
Europa gracias a su obra “Las penas del joven Werther”, en poco tiempo el libro
se convirtió en el mayor best seller
de la época hasta que comenzaron los problemas; pronto los suicidios por amor
sobrepasaron el ámbito de la literatura y empezaron a ser una moda. Es lo que
vino a llamarse “el efecto Werther”. Sin embargo, en España esa corriente
no terminaba de cuajar. Faltaba un detonante, algo que desencadenara ese
proceso, en otras palabras, nos faltaba nuestro propio Werther.
Escritor joven
con talento se suicida en lo mejor de su carrera. Unas horas antes su amante se
presenta en su casa y dice que le abandona para siempre, él sufre un arrebato
de celos y se dispara al corazón.
El argumento
clásico de la literatura romántica del XIX. ¿Para qué complicarlo si España
entera se lo iba a creer, aunque no fuera cierto?
-Luego están las maldades humanas que
a veces nos asaltan o afloran: la avaricia y la codicia de Damián, la
“pillería” de Santiago, la ratonera que es la vida de Gabriel que se acomoda a
su dolor y hace de él su escudo, la furia de su hermano…
-Uno de los
personajes dice en cierta ocasión “he aprendido a identificar la ambición
humana y sus grados de codicia, es por eso por lo que reconozco al instante el
precio que cada individuo me está pidiendo por él”. Creo que eso explicaría lo
que significan esas maldades humanas de las que hablas. Todos tienen algo
turbio que desean ocultar, solo falta averiguar hasta dónde están dispuestos a
llegar con tal de que no salgan a la luz sus secretos del pasado.
-Pero llegan o se
ven reflejadas las “no maldades”, las luces: la lucha de Andrés,
verdadero amigo de Gabriel y faro de éste…la aparición de Irene, mujer que
resurge tanto en la trama como casi fuera de ella, una fuerza delicada, pero
firme…lo contrario a Gabriel…
-Te diría que a
pesar del título “Muerte de un suicida” es un libro muy vital donde todos los
personajes, de alguna manera, evolucionan y aprenden. Gabriel, el protagonista,
saldrá de su letargo, Irene se tendrá que enfrentar a éste, pero sobre todo a
sí misma, incluso Andrés acabará dejando atrás sus vicios.
-Pero,
amiga Elisa, ¿cómo se te ocurrió poner en tela de juicio a un suicida…?
-Porque Larra
resultaba incómodo. Sus artículos no dejaban títere con cabeza; era satírico,
mordaz y sus enemigos se iban multiplicando a medida que su éxito aumentaba.
Quería llegar a lo más alto e incluso hizo sus pinitos en el mundo de la
política presentándose como diputado por Ávila. Por si esto fuera poco había
abandonado a su esposa, Pepita Wetoret, por Dolores
Armijo, una mujer casada. Los Wetoret era una
reputada familia madrileña, así que no cuesta imaginar la deshonra que supuso
una infidelidad aireada con total indiscreción por el propio Larra en las
tertulias del Parnasillo.
Sinceramente, me
cuesta creer que se suicidara por amor alguien que solo se amaba a sí mismo.
-A
mí siempre me llama mucho la atención los personajes y su manera de hacer, de
cómo yo los veo, los percibo…casi, casi los noto como si los palpase…me da que,
salvo alguna excepción, dibujas en ellos o desde ellos historias de perdedores,
¿qué me dices?
-Perdedores
porque todos han perdido algo en la vida; a una madre, a una mujer o incluso la
propia vida. Si lo piensas, hasta la persona con más éxito del planeta tiene
algo de perdedor.
-Y
si te preguntara o te reflexionara, otra vez, sobre la trama versus los tempos
te diría que :”me da que en esta novela le rindes homenaje a estos muchos “madriles” que hay y que nos habitan en nuestra mente
lectora, pero es el Madrid de los escritores, de los que leen, de
los que van a un banco a ver cómo comen las palomas, de los paseos por El
Retiro, el del observar una tertulia que, sube y baja de tono, como si viajasen
en un tobogán…le pones otros escenarios, otros nombres, otras ambientaciones,
pero esta es una novela que tiene como un sabor de otro tiempo, como añejo y,
claro, tratándose de la mención a larra un tanto romántica, ¿no?
-Como dijo Susana
Díez de la Cortina, en un precioso artículo que me dedicó recientemente, la
novela está plagada de elementos metaliterarios donde la ficción se mezcla con
la historia. Y estoy de acuerdo en lo de metaliterario porque es un libro que
habla de libros, de escritores y de lectores. Es el Madrid de las tertulias del
Café Gijón, pero también es el Madrid del Palacio de Cristal del Retiro o
incluso el de los bares de una ciudad que nunca duerme.
-Cómo ha sido, amiga Elisa, el proceso
de investigación y documentación para esta novela?
-Leí a Larra,
reflexioné sobre su vida delante de la que fue su casa, recorrí palmo a palmo
el Ateneo e incluso viajé a París para reflejar con exactitud todo lo que allí
acontece en la novela.
-
¿Y cómo es tu metodología de trabajo?
-Escribo de noche
no por capricho, más bien por necesidad. De día me falla la inspiración. Sólo
hay un problema, trabajo en un organismo público y mi jornada empieza a las
ocho de la mañana. Reconozco que la literatura me ha quitado muchas horas de
sueño, como escritora y como lectora.
-¿Cómo de ayuda es que te adentres en esos
escenarios que se nota que quieres y estimas como es Madrid y ese abanico de
estampas que de él asoman?
-Me gusta Madrid.
Y sobre todo me gusta el centro de Madrid, es una ciudad que no me cansa,
aunque a veces agota un poco vivir en ella. Esa paradoja, ese amor/odio hace
que la sienta especial. Creo que le debía esta novela.
-Amiga,
¿cómo ha sido editar con Mira?
-Una suerte
grandísima. Un auténtico lujo. Saben lo especial que es para un escritor su
libro y lo cuidan con esmero.
-¿Nos puedes dar alguna pista, aunque sea
enigmática, de lo que estás trabajando ahora?
-Tiene que ver
con el museo Reina Sofía y con Ataulfo, su habitante
más especial.
……………………………………………………………………………………….
Cazarabet
estrena test rápido:
-¿Qué encuentras en la literatura que no
encuentres no sé, por ejemplo, en hacer ganchillo, jugar al voleibol…?
-Escribir me
permite adentrarme en los pensamientos de mis personajes, eso me resulta
fascinante. Y aquí ser zurda no resulta un problema.
-¿Quién te enseñó a leer?
-No lo recuerdo.
-¿Qué lecturas primeras encuentras en tu
infancia o desde que tienes consciencia de recordar y quién recuerdas que te
leía?
-Adoraba a Enid
Blyton con las sagas de Los cinco y Torres de Malory.
Y me gustaban los de Elige tu propia aventura. Recuerdo leerlos sola.
Un
Libro/s. -Los Buddenbrook de Thomas Mann. Si esto es un hombre de Primo
Levi.
Un
escritor/a/s.-
Stefan Zweig
Un
libro/s de cabecera.- El lobo estepario de Herman Hess
Tu libro o libros
preferidos.- Las ilusiones perdidas de Balzac
¿Cómo
degustas la narrativa?
Me gusta leer despacio, anotando palabras que no conozco o que he olvidado.
¿Qué
horas sueles utilizar para escribir? Siento predilección por la noche.
La
acompañas con algo de fondo: música, el eco del silencio, los sonidos del día
allá donde estés…
El eco del
silencio
¿A
qué escritor, poeta, ensayista, dramaturgo te hubiese gustado conocer...? A Mariano José de Larra
¿Y
con cuál te hubiese gustado trabajar...? Aprender de todos ellos, pero trabajar,
escribiendo, mejor sola.
¿Te
gusta que las novelas, narraciones se lleven al cine o se adapten para series y
demás…?
No siempre,
aunque tiene que ser una satisfacción enorme ver tu novela en el cine. O un
bajón tremendo, nunca se sabe.
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Cazarabet
Mas de las Matas
(Teruel)