Cazarabet conversa con... Constantino Bértolo, editor y autor del
prologo de “Miseria y gloria de la crítica literaria” (Punto de Vista)
Un libro de Punto
de Vista Editores desde el prólogo y el cuidado en la edición de Constantino Bértolo.
La sinopsis: Este
libro cobija un sinnúmero de juicios lapidarios y mordaces sobre grandes
autores y encumbradas obras que, para tranquilidad de lectores, escritores y estudiosos,
no fueron capaces de acabar con un buen libro o con un buen poeta. Algunas
críticas, como nos advierte Constantino Bértolo,
artífice de esta extraordinaria antología del error —o del acierto cruel—,
harían ruborizarse a sus autores; otras, sin embargo, nos recuerdan que la
transformación del placer privado de la lectura en una profesión supone una
búsqueda y no solo un extravío.
Miseria
y gloria de la crítica literaria nos ofrece una mirada sobre la literatura en
la que los juicios subjetivos, el gusto personal, los prejuicios, los odios y
las manías conforman un áspero y llamativo tejido donde la ironía, el sarcasmo
o el simple insulto se mezclan con el rigor crítico y la más noble voluntad de
conocimiento.
¿Nos acercamos a
Constantino Bértolo?, sí claro, pero ¡cuidado!, que
ha sido crítico literario---risas---.
(Navia de Suarna, 1946) es licenciado en Filología Hispánica por la
Universidad Complutense de Madrid. Durante años ejerció como crítico literario
en diversos medios como El País, El Urogallo o El Independiente. Ha sido
director de la editorial Debate entre 1990 y 2003, año en el que fue designado
como director de la editorial Caballo de Troya (Random
House Mondadori). En 2008 fue galardonado con el Premio Periodístico sobre la
Lectura de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Entre sus obras más
reconocidas se encuentran La cena de los notables (Periférica, 2008) y ¿Quiénes
somos? 55 libros de la literatura española del siglo XX (Periférica, 2021).
Cazarabet
conversa con Constantino Bértolo:
-Constantino,
¿cuál es el origen, el génesis o el resorte que te ha hecho guardar cuidado de
la edición de este libro, así como de su prólogo que indaga sobre la miseria de
miserias y la gloria de glorias que envuelven a la crítica literaria?
-En
el año 1989 la directora de Ediciones B me propuso la edición de un libro donde
recogieran ejemplos de críticas literarias equivocadas en cuanto el valor o la
calidad de concretas obras o autorías. En aquellos momentos yo estaba
ejerciendo como crítico literario en las páginas del diario El País y el
proyecto me pareció interesante. Como
material de trabajo la directora de Ediciones B me facilitó la traducción desde
el inglés de todo un conjunto de críticas de este carácter del que debería
seleccionar aquellas que me parecieran más relevantes además de sumar todas
aquellas otras que pudiera conocer y de manera muy especial las provenientes
del campo literario propio de las literaturas en lengua castellana. A partir de
ahí realicé una selección a la que añadí un prólogo aportando mi interpretación
del ser y estar de la crítica literaria. Surgió así un libro que aparecería un
año más tarde en la colección Sine Die de Ediciones B bajo un título, El ojo
crítico, elegido la editorial a pesar de mi renuencia dado que con esa misma
rubrica existía ya un programa de radio de ámbito nacional. El libro tuvo una
buena acogida crítica y comercial.
En
2020, es decir, treinta años más tarde, Yanko González, director de la
editorial de la Universidad Austral de Chile, Ediciones UACH, quiso reeditarlo
y me pidió, además de un nuevo y correspondiente prólogo, una ampliación con
nuevos ejemplos y especial atención a obras y autores del ámbito
latinoamericano, facilitándome inclusos algunos ejemplos que el editor tenía
localizados. Con el título de Ojo crítico y el subtítulo de Las peores críticas
a los Mejores autores el libro vio la luz en Chile con una buena recepción. Dos
años más tarde el editor de Punto de Vista, Alberto Vicente, me encarga una
nueva reedición, de nuevo ampliada de manera significativa, en la que el
criterio de selección incorporaría aquellas otras ejemplares valoraciones que
sumasen al concepto estricto de crítica lo que bien podría considerarse como
textos vejatorios de autores reconocidos sobre obras y autores o autoras que
también gozasen de crédito en el mundo literario. Con estos nuevos criterios y
dado que bien podría hablarse de una publicación más que de una reedición, con
un nuevo título, Miseria y gloria de la crítica literaria, se edita el libro
que hoy da pie a esta entrevista.
-¿Podemos decir que la
crítica literaria surge desde el mismo momento en que surge la literatura?
-Pues
sí creo que sí; ya en la literatura clásica la mordacidad de unos autores hacia
otros es moneda corriente. Aristófanes se malmete con Eurípides o Sófocles y
por poner un ejemplo más radical sabemos que la crítica a Sócrates consistió en
su condena de muerte. Que yo sepa hay que esperar a los escritos de Miguel
Servet, tan denostados por Calvino – entre herejes anda el juego- para que tal
condena reapareciese. En nuestros tiempos tales aguas no llegan al río si bien
hace poco he tenido ocasión de leer el manuscrito de un divertido e inteligente
texto, La novela fallida, de Rafael Garoz que tiene
como protagonista a un autor que herido en lo profundo por un crítico no duda
en secuestrar a este esperando que se retracte de su juicio.
-¿Qué hace tan necesaria a la
crítica literaria? Yo, por ejemplo, la he utilizado siempre como una mera guía
para ir haciéndome una idea, pero después si he elegido leer el libro no
he dejado que me influyese demasiado…
-Bueno,
si le parece poca influencia el que eligiese tal libro en concreto en lugar de
los otros seis mil que se publican anualmente en España…. El cómo llega un libro hasta nosotros forma
parte a mi entender de su lectura, de la expectativa desde la que se abre la
primera página.
-Además,
poco a poco vas conociendo a la crítica y a veces lo que haces es evitar cierto
tipo de manera de “hacer la crítica” o al propio crítico…
-Sí,
eso es cierto y conveniente, el trato asiduo con la crítica ayuda a discernir
los criterios de los críticos y por tanto influye en su ponderación.
-Yo
digo que cada libro tiene tantas críticas literarias como lectoras o lectores,
¿no?
-Podría
admitir que cada libro creo distintas opiniones, ahora bien, una crítica es
algo más que una mera opinión personal en cuanto que el texto crítico exige su
publicación. Es un texto público y en cuanto texto público conlleva
responsabilidad por parte del crítico. Unos estarán de acuerdo más o menos con
él y otros en total desacuerdo. Pero eso no prefigura que todas esas críticas
diferentes contengan la misma cantidad de verdad o acierto.
-Cada
lectora o lector durante la lectura y después ejerce de critico... al fin y al
cabo se ha ganado ese derecho, ¿no?, con la lectura del propio libro…
-Creo que con lo dicho en la respuesta anterior respondo a esta
apreciación. Repito que el ejercicio crítico exige publicación, que la palabra
se haga pública en algún medio de comunicación. Cierto que actualmente con
Internet y las redes sociales cualquiera puede opinar sobre tal o cual libro,
pero aun así habría primero que determinar si realmente Internet es un espacio
público
-Porque
un crítico literario... sí, además nos puede aportar profundidad... sabrá más
en discernir sobre estilos narrativos, sobre esa calidad que se nota sin que
asome nada… que está ahí muy presente, pero, a la vez, invisible... ¿qué nos
puedes decir?
-Cabe
suponer, aunque no siempre la suposición se cumpla, que el crítico literario
tiene la formación o autoformación conveniente para poseer criterios de
evaluación necesarios para atreverse a entrar en materia tan delicada como es
la calidad literaria de un texto.
-Quitando
eso cualquier lectora o lector tiene igual de peso, desde su gusto y opinión,
como cualquier otro lector o ante cualquier crítico, ¿no?, ¿qué piensas?
-
Lo dicho. Alguien puede ser que se crea con derecho a descubrir el
Mediterráneo, pero parece conveniente que antes de ponerse a ello haya viajado
un tanto.
-¿Es el común de la crítica
literaria o lo ha sido más exigente con las plumas femeninas? ¿Por qué?
-Históricamente
la crítica se ha venido produciendo en sociedades patriarcales cuando no
claramente racistas en donde de manera general se sospechaba sobre las
cualidades y virtudes intelectuales de las mujeres. Como consecuencia la mirada
paternalista de una crítica mayoritariamente masculina ha sido inevitable. Y
todavía hoy puede apreciarse esa inclinación del crítico a perdonarle la vida”
a las autoras, ya a la hora de los reparos como a la de las felicitaciones.
-Yo
no me creo —o no me lo quiero creer—, siempre habrá excepciones, que un crítico
coja manía a un escritor y/o escritora o al contrario sino hay reciprocidad previa
en cierta animadversión que, a menudo, trasciende lo meramente
literario...digamos que no hay química y eso traspasa la narrativa, ¿cómo lo
ves?
-Creo
que simplemente con consultar las críticas que mutuamente se hacen entre
Cervantes, Lope y Góngora ese deseo de no creer en las manías, rencores, o
envidias intraliterarias no deja de ser una buena
ilusión. Si recordamos aquellos de
“Mucha es la mies y pocos los elegidos” cabe entender que la competencia da
lugar a situaciones de este tipo
-¿Y qué pasa cuando un
escritor/a se cruza en la carrera de otro/a escritor/a criticándolo/a y
entrando en una especie de “ring de escritores”?, el choque suele ser brutal,
¿no? ¿Por qué?
-A
veces en efecto la cosa se convierte en una pelea de gallos o gallinas. En la
contratapa del libro publicada hay un buen ejemplo de combate entre el escritor
Roberto Bolaño y la escritora Isabel Allende
-Cuando
escribías, amigo Constantino, para prensa de o sobre libros... ante todo y sobre todo, ¿qué tenías en cuenta...? ¿Qué decálogo te
marcaste?
-Francamente
traté decir de cada libro a que tipo o familia de libros pertenecía, lo que de
común con ellos tenía y lo que lo diferenciaba de ellos, su diferencia
específica, lo que aportaban de nuevo al género. Si no aportaban nada procuraba
dejar esta carencia de manifiesto en las críticas que escribía. Y en caso
contrario otro tanto.
-¿Cómo mirabas al escritor o
escritora... muy agudamente para “hincar el diente” o ibas más al contenido
narrativo de la propuesta que ella o él nos había dejado?
-Trataba
de centrarme en ese criterio señalado en la respuesta anterior. Aun así, creo
que sería demasiado puritanismo por mi parte no tener en cuenta que en el mundo
literario también se producen interferencias conscientes o inconscientes no
debidas.
-Volvamos
al libro: ¿cómo te lo planteas lo del cuidado de la edición… ¿cómo buscar?
¿cómo documentarte sobre cómo la prensa ha ido escribiendo sobre algunos de los
libros que podríamos considerar “pilares de la literatura”, así como
de sus escritoras y escritores?
-Bueno,
sin duda el hecho de haber cursado estudios de literatura, el propio gusto por
leer y los años de oficio me permitieron conocer muchas de esas críticas de
primera mano, así como aquellas otras obras que trataron materias semejantes.
En ese sentido creo que el libro es “un libro en marcha”, colectivo en cierto
sentido y que los lectores o lectoras, como está sucediendo, dan cuenta de
nuevos ejemplos que deberán incorporarse a las posible nuevas reediciones.
-Ya
me perdonarás, pero si no es en petit
comité a mí me sabe muy mal hablar mal —o escribir— de un libro y más aún
de la persona que le ha dedicado horas y horas de trabajo... si no me gusta
abandono la lectura hasta puedo dar o regalar el libro a una biblioteca o lo
que sea —menos tirarlo, claro—, pero no me gusta ensañarme con el escritor o
escritora…
-Claro,
haces bien. Otra cosa sería si fueses un profesional de la crítica y se te
encargase efectuar la reseña a comentario de ese libro. En ese acaso creo que
lo honesto sería llegar hasta el final.
-Aunque
veo que si te dedicas o un medio te ficha para que, de veras, te mojes con la
opinión que te merecen los libros y sus escritores y escritoras… si te pagan
para ejercer la crítica literaria y debes valorar libros y plumas... debes
hacerlo y punto, otra cosa es el estilo que tengas para decir: esto me ha gusta
por esto y aquello o no... y esta pluma promete o no... o en este libro ha
naufragado o ha escrito una “obra maestra”…
-En
efecto, lo dicho.
-Constantino,
¿por qué los que menos “compasión” tienen a la hora de escribir una crítica son
los propios escritores o me lo parece a mí?.- ¿Hay cierta dosis de frustración
o hasta envidia mal canalizada del escritor cuando tiene que opinar
sobre otro escritor, sobre alguna de las obras más trascendentes y
se pone a destriparla en vez de realizar comentarios que pueden decir que no
les gusta por esto u lo otro, pero no hace falta
entrar en ciertas maneras entre ásperas y descalificadoras que creo no gustan a
nadie?—bueno, a priori—
-Bueno
particularmente entiendo que cuando un escritor ejerce también como critico
debería tener sumo cuidado en no arrimar el ascua a su
sardina. Pero en la práctica observo que casi todos se queman. Ser juez y parte
nunca es buena cosas para aquello de la debida distancia y objetividad.
-Amigo,
¿cómo ha sido adentrarte en el mundo en la historia de la crítica literaria…qué
ha supuesto para ti como crítico literario y persona vinculada tanto a la
edición y a las editoriales?
-Empecé
como dice la sabiduría popular: como escritor frustrado. Escribía poesía en mi
adolescencia, pero sin apenas reconocimiento y como la lectura era mi forma de
alimentación acabé haciendo de nutricionista. Esa tarea no es que me diera para
comer, pero sí al menos para los aperitivos además de permitirme asistir a La
cena de los notables desde esa condición subsidiaria.
-¿Hay críticos más cómodos de
llevar por las editoriales y críticos más incómodos de llevar por
éstas; de qué depende?
-Depende
de la última reseña que hayan hecho de un libro de la editorial. Si ha sido positiva cae bien, si es negativa
cae mal.
-¿Qué hace una editorial para
tratar de que los críticos literarios le sean, como los vientos, favorables o
qué están dispuestos a hacer?
-Cuidarlos.
En las editoriales hay unos importantes departamentos de marketing y relaciones
públicas que tienen como tarea “corromper” (honestamente) su respetada
objetividad. Por ejemplo, se les hace llegar gratis los libros, se les atiende
en las presentaciones, a veces se les nombra jurados de un premio, se les
encarga un prólogo o incluso un libro, se les sonríe y se les pasa la mano por
el hombro de su vanidad.
-Ahora,
desde la perspectiva que da el tiempo, ¿cómo ves tu paso por el mundo editorial,
por la prensa literaria…? ¿has visto muchos “egos”…?
-Bueno, mis trabajos en el campo literario debo decir que me han hecho y
me han deshecho. Me dieron identidad y me quitaron tiempo para otros deberes.
Sobre los egos, pues sí, he visto muchos egos, algunos fritos, otros pasados
por agua. Vivimos en un sistema donde por desgracia el ego es una mercancía. El
capitalismo nos convierte a todos en viajantes de comercio. Eres lo que vendes.
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Cazarabet
Mas de las Matas
(Teruel)