Cazarabet conversa con...   Jesús Vicente Aguirre, coautor del epílogo de “Las sacas” (Pepitas de Calabaza) de Patricio P. Escobal

 

 

 

 

 

 



 

Un libro, casi mítico, que edita la editorial Pepitas de Calabaza y que relata en primera persona cómo fue el paso de los detenidos, represaliados, encarcelados durante los primeros tiempos de la guerra por parte de los exaltados franquistas…

El libro lo escribió en su día el superviviente de una de aquellas sacas, Patricio P. Escobal, mítico y reconocido jugador del Real Madrid.

Esta edición desde Pepitas de Calabaza se enriquece, además, con tres informativos e importantes textos de María Teresa González de Garay, Pío García y Jesús Vicente Aguirre.

La sinopsis del libro y lo que escribe sobre el autor y el libro Ramón J. Sender:

Las sacas es uno de los libros más importantes sobre lo ocurrido durante la Guerra Civil española en aquellas zonas «alejadas del frente» en las que solo hubo miedo, represión y muerte. Testimonio individual y colectivo de un valor incalculable, en Las sacas se describe el ambiente anterior a la guerra, su inicio, las persecuciones, la cárcel y el tiempo de espera previo a las ejecuciones.

Este libro, del que Patricio P. Escobal hizo una primera versión en la cárcel y que terminó décadas más tarde en el exilio, se publicó primero en inglés en Nueva York (con el título de Death Row) y luego en castellano, en la misma ciudad, bajo el cuidado de Odón Betanzos; posteriormente se hicieron otras dos ediciones en España. La presente —que esperamos sea la definitiva— se amplía con informaciones recabadas en los últimos años y corrige errores de las anteriores, con la intención de otorgarle el lugar que se merece entre las narraciones de tan funestos sucesos.

«No hay terror rojo ni terror blanco. Hay solo una clase de terror y es siempre pálido. Es la fuente y el producto a un mismo tiempo de la peor de las angustias. Escobal lo sabe y nos lo dice con una economía admirable de palabras. Su libro escrito sin tanta pasión como se podía esperar es por eso mismo más eficaz en cuanto a la emoción y a la fijación de las imágenes en nuestra memoria. Igual que el autor, muchos españoles de un lado o del otro hemos perdonado. Perdonar depende de nosotros. En cuanto a olvidar, es otra cosa». Ramón J. Sender, «El atleta superviviente».

El autor Patricio P. Escobal que, además de jugador de fútbol del Real Madrid era ingeniero dejó plasmado en primera persona este testimonio:

Patricio P. Escobal (Logroño, 1903-Nueva York, 2002) estudió Ingeniería Industrial en Madrid, se casó con Teresa Castroviejo y fue muy conocido como deportista, principalmente por ser jugador de fútbol y capitán del Real Madrid durante varias temporadas. Trabajó como ingeniero municipal en el Ayuntamiento de Logroño y estuvo afiliado a Izquierda Republicana. Nada más comenzar la Guerra Civil española fue detenido por los franquistas y condenado a muerte. Estuvo encarcelado en diferentes espacios habilitados como prisiones hasta que, con la salud muy minada, fue trasladado al Hospital Provincial. Gracias a diversas intercesiones consiguió exiliarse a Nueva York con su familia. Allí trabajó en diferentes oficios hasta que finalmente obtuvo una plaza como ingeniero en el Ayuntamiento de esa ciudad.

 

 

 

Cazarabet conversa con Jesús Vicente Aguirre: 

-Sin duda es uno de los libros cuya narrativa nos adentra más en cómo fueron aquellos funestos días en los que las detenciones, represiones sumieron al país en un miedo paralizante que se trasladó en una especie de silencio como perenne… ¿qué nos podéis decir?

-Que se trata, justamente, de uno de los pocos libros que va narrando, día a día y, sobre todo, noche a noche, ese mundo terrible, cruel y oscuro de los paseos, de las sacas. Además, algunos de los que salen a morir tienen nombre y apellido, y Escobal ya nos los ha presentado, sabemos quiénes son, hablan entre ellos y, ser podría decir, con nosotros también

-¿Cómo calificarías la narrativa testimonial de Patricio que empieza a escribir en la cárcel?

-En su libro Escobal nos deja claro que empieza a tomar apuntes en la cárcel, y que se deshace de ellos antes de que se los encuentren… Es muy posible que en la época de curación, ya en Pedernales, retomara ese trabajo de recordar y escribir su experiencia. Ya no estaba en la cárcel, pero uno de los méritos indudables del libro es que, para nosotros, sí está escrito en esas cárceles que recorre, junto a toda esa gente que en unos casos morirá, en otros sobrevivirá. Todos en la cárcel. Tiene mucho mérito ese planteamiento del escritor sobreviviente. 

-¿Por qué creéis que es uno de los “mejores testimonios escritos” de aquellos días tan funestos…?

-Lo digo en el artículo que acompaña a esta nueva edición. (Los tres trabajos, el más literario de Maite González de Garay, el más deportivo, de Pio García, y el mío que trata sobre la gente represaliada, aparecen al final del libro, hemos querido, si falta hiciera, destacar que el libro, que Las Sacas, van delante. Que nuestro trabajo solo tiene carácter complementario). Vuelvo con tu pregunta. Por supuesto que creo que se trata de uno de los mejores testimonios escritos de aquellos días. Un testimonio que considero imprescindible para conocer aquel mundo de cárcel, delación y muerte, para saber de aquella gente, seres humanos con opiniones, sentimientos, miedo y esperanza, para saber más sobre el ser humano en general y de nosotros mismos en particular, imprescindible, finalmente, para que las generaciones actuales y futuras puedan conocer, de primera mano, lo que ocurrió...

-Desde luego es un testimonio al que mucha gente se ha querido acercar de manera casi, casi compulsiva como con No se fusila en domingo de Pablo Uriel---no sé por qué, pero me ha venido a la cabeza ese título---… aunque hay otros muchos, pero se trata hoy de centrarse en Las sacas y en aquello que diferencia a este testimonio de otros, ¿qué nos puedes decir? 

-El testimonio de Pablo Uriel, que por cierto empieza en tierra riojana, es excepcional, pero sus vivencias se reparten entre cárceles, hospitales y frente de batalla. El de Escobal es diferente porque su tema fundamental, y prácticamente único, es la cárcel. Incluso su estancia sanadora en la costa no deja de ser un encierro vigilado por la guardia civil. 

-El protagonista, Patricio P. Escobal, era un reconocidísimo futbolista del Real Madrid, pero además era un ingeniero…una persona muy formada y que prometía y “se prometía y se comprometía” con un presumible “buen futuro”, pero el Golpe de Estado, la guerra le trucan la vida… ¿no?.

-Claro, la rebelión militar va a truncar la vida de todos los españoles. Algunos cientos de miles la perderán como consecuencia de ese golpe (sea en las retaguardias o en el frente durante la guerra, o en las cárceles y campos de la dictadura posterior). Escobal tenía por su formación, profesión y familia una situación privilegiada que, como tantos otros, perdió tras el 18 de julio.

-Muchos Patricio P. Escobal hubo, ¿no?, demasiados…

-Desde luego. Y en este caso, quiero referirme a gente de su posición, profesiones liberales o funcionarios, que pagaron su militancia en partidos republicanos o de izquierdas, con la cárcel y las multas. Y muchos, con la muerte. 

-Solo estallar la Guerra es detenido y condenado a muerte---condena que si no recuerdo mal logra vencer en cuatro ocasiones--…ni él debía dar crédito…porque motivos no había, porque el estar afiliado a Izquierda Republicana no podía de ser motivo, pero…

-Sí, sí podía ser el motivo. En el Archivo Histórico Provincial de La Rioja se conservan más de 1.200 expedientes de responsabilidades políticas. Y los motivos para multar a tanta gente (entre ellos a las familias de más de 200 de los asesinados) son muy diversos y muy sencillos: el comportamiento religioso, la militancia en partidos republicanos o de izquierdas, el sentido del voto, por supuesto el ser representantes elegidos, alcaldes o concejales y cosas así. Y por esas mismas acusaciones muchos murieron. Lo decía antes, y lo concreto ahora. En La Rioja son mayoría, entre los dos mil asesinados, los anarquistas y socialistas, incluyendo sus sindicatos, comunistas no había muchos, pero lo pagaron muy duro, como ocurrió, igualmente, con los militantes republicanos especialmente miembros de Izquierda Republicana. Es un porcentaje alto. De alguna manera los sublevados debieron considerarlos, además, traidores. Y se lo hicieron pagar.

-¿Podemos comentarles a nuestros lectores cómo consigue o consiguen  evitar que la pena de muerte se llevase a cabo?

-Bueno, lo mejor es que no los cuenta el propio autor. Se refiere a un militar y queda claro, también, que el propio apellido, y familia, de su mujer, debieron intervenir en algún momento. Ella era hermana de los famosos oculistas doctores Castroviejo. No parece, sin embargo, que su pasado futbolista o su trabajo de ingeniero fueron escudos suficientes, ya que nos habla también de la envidia y del odio que todo ello pudo suscitar en gentes con las que convivía pero que decidieron poner en práctica las palabras de Mola: la represión ha de ser en extremo violenta. 

-Patricio P. Escobal no se alargaba demasiado en largas descripciones. Era parco, claro, directo, sin revolverse en nada, ni mucho menos en sus penas ni amarguras, pero tampoco hacía falta porque detrás de este ahorro de palabras que describen el horror de horrores y su propio horror se esconde la abrumadora verdad que va del miedo al no entendimiento, aunque, a veces, no sé qué es peor…el no entender por qué están aconteciendo unos acontecimientos y no otros…

-Algunas de las historias que nos cuenta Escobal nos hablan de esa dificultad de entender y de aceptar que pueda estar pasando lo que está pasando… Adolfo Fernández Moreda, magistrado de la Audiencia de Barcelona de vacaciones en su tierra donde comparte la cárcel con Escobal desde los primeros días tras la sublevación, se resiste a aceptar que realmente se pueda estar matando sin juicio, sin posibilidad de defensa… Desgraciadamente tuvo tiempo primero para comprobar las sacas de cada noche y, finalmente, para seguir el mismo camino. Lo mataron el 18 de agosto.

-¿Este relato testimonial “gana” por “esa parquedad”?

-Seguramente se puede recordar y escribir sobre hechos tan tremendos de manera diversa, pero no cabe duda, que el relato de Escobal, ágil, preciso y coral, representa todo un logro de comunicación y de escritura. 

-Quizás me ha venido a la mente No se fusila en domingo de Pablo Uriel porque de su testimonio se desprende cierta tristeza deambulando como la que retenían las miradas de muchos de los “tíos” o “abuelos “que han poblado nuestros días y que las reconocemos, ahora, en la perspectiva de los días que pasan y con la ventaja de ir acumulando experiencias… ¿qué te parece?

-Claro. Esa es la sensación que nos abruma durante toda la lectura de Las Sacas, y eso que el autor no abusa, que podía haberlo hecho, de la emotividad de tantas escenas, de tantas historias. Pero cada página que leemos es como una nube de tristeza que nos va inundando.

-Jesús, en particular, ¿qué te hizo acercarte a Patricio P. Escobal o te encontró él a ti?

-La primera edición de Las Sacas nos llegó envuelta en papel de periódico, para que no se viera el título. Era uno más de los libros clandestinos de los 70. Para muchos de nosotros, los que no teníamos historias represivas en nuestras familias, Las Sacas y el descubrimiento de la Barranca (una fosa común, Memorial desde 1979, donde asesinaron y enterraron a 400 personas cerca de Logroño), fueron nuestros primeros carnets de antifranquismo y de lucha por la libertad y la democracia. Con el paso del tiempo pude conocer a Escobal en uno de sus viajes a Logroño y hasta, inmenso honor, escribir sobre los protagonistas represaliados de su libro en esta última edición.

-¿Cómo nos lo presentarías , qué te llamó la atención de él?; ¿por qué estaba en el “punto de mira”, siendo lo que podemos definir como “un hombre tranquilo”?

-Como te cuento, no lo buscamos. Él nos encontró a nosotros, a muchos, cientos, ojalá miles, de lectores.  

 

 

_____________________________________________________________________

Cazarabet

Mas de las Matas (Teruel)

http://www.cazarabet.com

info@cazarabet.com