Cazarabet conversa con...   Arturo Gonzalo Aizpiri, autor de “Tras las huellas de Aníbal” (Almuzara)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Arturo Gonzalo Aizpiri nos acompaña por un recorrido el que realizó Aníbal a su paso por la Hispania de su tiempo… de aquellos días, hoy, solamente quedan vestigios, pero su presencia, por lo que fue “el coloso que quiso derrotar a Roma”, todavía se deja notar…

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La sinopsis: Su nombre parece condenado. Su rostro apenas se adivina en las vitrinas de un museo. Una nebulosa de olvido envuelve hoy la figura de Aníbal Barca en la otrora Hispania, como parte casi accidental de su postergada historia antigua. ¿Por qué tal destino para el hombre que osó desafiar a Roma desde nuestra tierra?
Desde que pusiera pie en Gadir acompañando a su padre, en 237 a. e. c., hasta su partida, al frente de su ejército, en 218 a. e. c., transcurrieron casi dos décadas. Sin embargo, la atención dedicada a este periodo en la vida de Aníbal es insólitamente escasa. De todo este tiempo han debido quedar huellas, unas muchas enterradas y otras resistiendo inclemencias y desprecios. Sí: en Cádiz, en Cartagena, en el Tajo o en Sagunto, entre otros lugares, resuenan aún los ecos de sus sueños y batallas, al menos en el oído de quienes quieren oírlos, impelidos a recorrer los pasos de aquellos que los precedieron y acaso como respuesta a un profundo anhelo de permanencia.
Es esta la historia ilustrada de un emocionante viaje cuyas conclusiones reivindican su dimensión hispánica y desagravian a uno de los personajes más fascinantes de la Antigüedad.

El autor, Arturo Gonzalo Aizpiri:

Arturo Gonzalo Aizpiri (Madrid, 1963) lleva ya más de tres décadas combinando una trayectoria profesional en el mundo de la energía, la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático, tanto en el ámbito público como en el privado, con su pasión por la literatura, la arqueología y la historia. Ha publicado diversas traducciones, un libro de poemas y tres novelas históricas que tienen a Aníbal Barca como protagonista y que constituyen la «Trilogía de Aníbal». Tras El heredero de Tartessos (2009), El cáliz de Melqart recibió el Premio Hislibris a la mejor novela histórica en 2014, y La cólera de Aníbal le mereció el Premio Hislibris al mejor autor español del género en 2019. Es socio de Ediciones Evohé y miembro del equipo editor de las colecciones El Periscopio e Intravagantes. Tras una dilatada carrera en Repsol, en febrero de 2022 fue nombrado consejero delegado de Enagás, responsabilidad que desempeña en la actualidad. Su experiencia en la gestión de equipos le ha llevado a iniciar una serie de artículos sobre liderazgo de inspiración ética en sus perfiles de redes sociales.

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Arturo Gonzalo Aizpiri:

-Arturo, ¿qué te atrae de Aníbal para haberle dedicado anteriormente varias novelas a este protagonista o coprotagonista de la historia y ahora esta especie de ensayo de todos tus pasos detrás de Aníbal que nos explica el recorrido de este y su presencia en Hispania?

-Aníbal ha capturado siempre la atención colectiva, por tratarse del único gran militar de la Antigüedad que estuvo a punto de poner a Roma de rodillas. Siempre me ha llamado la atención que, habiendo pasado sus años de formación y el comienzo de su mando sobre los ejércitos cartagineses en nuestro suelo, haya sido tan escasamente objeto de conocimiento y de atención.

-Pero hablar y describir esas huellas es hacerlo también hablar y describir de las huellas que los Cartagineses versus los Amílcar querían dejar en el occidente Mediterráneo, sobre todo después de haber perdido la I Guerra Púnica…

-Así es. Me parece que merece la pena prestar atención a la huella cartaginesa en el Mediterráneo occidental y, en particular, en la península Ibérica, después de la Primera Guerra Púnica. Creo que el intento de formación de un Estado Bárquida en el sur de Hispania, pudo haber constituido un experimento histórico de la mayor importancia.

-De haberla perdido y de hacerse visto como traicionados en los acuerdos con los romanos y su república porque aquí con lo de Cerdeña se produjeron este y más atropellos sobre el vencido…

-De ahí surge el odio irreconciliable que tanto Amílcar, primero, como todos los Bárquidas, y Aníbal en particular, después, sintieron hacia Roma. Roma les traicionó, incumplió sus compromisos y sus tratados. Aníbal nunca les perdono eso.

-De todas formas, los Barca eran unos visionarios expansionistas más allá de lo común, ¿no?

-Sin duda, los Barca pusieron en práctica un proyecto expansionista, que bien podemos calificar de imperial. La razón para ello fue resarcirse de las pérdidas de la Primera Guerra Púnica y de la guerra contra los mercenarios y constituir una nueva base de abastecimiento y poder territorial. Pero eso no los hace menos imperialistas.

-Al joven Aníbal ¿quién crees que le influye más su padre Amílcar y esa especie de clan Barca al que se le suma, muy notablemente, su cuñado Asdrúbal o la figurar, siempre en el horizonte…siempre en el ánimo de emular que fue Alejandro Magno?

-Creo que al joven Aníbal lo influye, en primer lugar, su padre Amílcar, y esa figura referencial, para todo el clan Barca, que fue Alejandro Magno. La práctica, extendida en aquella época, se llamaba imitatio Alexandri. La imitación de Alejandro como la persecución de un ideal heroico de vida. 

-¿Crees que la historiografía le ha “puesto” en el sitio que merece a Aníbal?

-Creo que no. Sencillamente, Aníbal fue el derrotado en su gran enfrentamiento contra Roma, y la historia la escribieron los historiadores romanos y griegos al servicio de Roma. Hay un Aníbal que no nos fue contado por sus vencedores. Un Aníbal de cultura helenística que hablaba y escribía en griego y que soñó con reconstruir el mundo helenístico en este extremo occidental del Mediterráneo.

-¿El talento en estrategia, la fraguó Aníbal en Hispania?

-Dónde si no. Aníbal aprendió de su padre en Hispania, ejerció el mando militar por primera vez en Hispania, llevó a cabo su primera gran campaña por el interior de Hispania, y libró la primera gran batalla a campo abierto contra un masivo ejército enemigo en el cruce del río Tajo, en Hispania. Aníbal se formó como militar, sin ninguna duda, en Hispania. 

-Yo no soy, para nada experta, pero sí que he leído, sobre todo novela, y siempre me ha dado la impresión que Aníbal tenía, en estrategia y demás, una carta debajo de la manga… ¿qué piensas?

Debemos remitirnos a las pruebas. Aníbal hizo gala de una visión estratégica y de una capacidad táctica de sorprender al enemigo, como posiblemente ningún otro general de la Antigüedad. Había leído a los grandes autores griegos, que sirvieron también de inspiración a Alejandro, y, sobre todo, tuvo una inteligencia militar excepcional.

-Primero es Gadir, pero de aquel enclave Amílcar solo pensó en establecer un lugar fijo y seguro de desembarco y paso estable para comunicarse directamente con su elemento que era el mar o lo había sido desde su herencia fenicia, ¿lo ves así? ¿qué vestigios cartagineses se ven, se palpan, se notan en esta ciudad?

-Gadir fue un lugar de acogida, en primer lugar, cuando Amílcar llega con su familia y su ejército tras la guerra de los mercenarios, y posteriormente fue una base de operaciones, una retaguardia. No olvidemos que el contar con una gran ciudad vibrante de actividad económica y manufacturera de clara estirpe fenicia, constituía un apoyo inestimable para el proyecto expansionista de los cartagineses en Hispania.

Hoy es difícil encontrar esa huella, pero si se sabe buscar, ahí está. Es impresionante el barrio fenicio que ha aparecido bajo tierra en las obras de restauración del Teatro Cómico. La Gadir fenicia está esperando para seguir saliendo a la luz.  Asimismo, son espectaculares los vestigios del puerto púnico que han aparecido, hace pocos años, en la rehabilitación de la taberna flamenca de la Cueva del Pájaro Azul. Un lugar fascinante.

-Después está Akra Leuké a la que Amílal ya ve su capital, pero el sueño del patriarca se va truncando… ¿qué huella dejaron?

-Es difícil responder, porque ni siquiera está aceptado por todos a qué localidad moderna corresponde Akra Leuké. Yo sigo en mis libros la opinión de los expertos que la relacionan con Carmona. Si así fuera, la huella Bárquida se evidenciaría en esa sillería almohadillada que vemos en la base de la Puerta de Sevilla, tan característica de la arquitectura cartaginesa.

-La muerte de Amílcar marca hasta qué punto a Aníbal…

-Debió ser un shock terrible. Amílcar muere en una acción militar cuando Aníbal estaba en la adolescencia. Perdió su referente y, al mismo tiempo, tuvo que hacerse cargo, mucho antes de lo previsto, de importantes responsabilidades militares junto a su cuñado Asdrúbal. En todo caso, en su recuerdo, no me cabe duda de que las lecciones aprendidas por su padre en la guerra contra Roma, y en la posterior guerra contra los mercenarios, nunca abandonaron a Aníbal. 

-¿Cómo acoge que fuese su cuñado el que encabezase las tropas en Hispania?

-Creo que era natural. Aníbal era demasiado joven para pretender ocupar ese papel. No conozco ninguna fuente que haga pensar que, por ese motivo, surgiera ninguna disputa entre los dos. Asdrúbal siempre le atribuyó a Aníbal altas responsabilidades militares y Aníbal supo hacer muy bien uso de ellas.

-Y con Asdrúbal creo que emerge la gran huella---ya digo que no soy experta—de los cartagineses que es Qart Hadasht

-Creo que así es. Asdrúbal me parece una figura fascinante. Fue él, en realidad, quien quiso construir una dinastía de corte helenístico en Hispania. Fue él quien, por primera vez, contrajo matrimonio con Titayú, una princesa local. Fue él quien se hizo representar en las monedas con una diadema, como la que lucían los dinastas helenísticos vivos. Fue él quien fundó Qart Hadasht, la gran ciudad cartaginesa en suelo hispánico. 

-A la muerte de Asdrúbal coge el mando de los Bárquidas y de su “sueño expansivo helenístico por el occidente Mediterráneo”, ¿cómo reaccionan las tropas? Con Aníbal, ¿qué cambios se hacen notar?

-Las fuentes y las evidencias posteriores muestran que las tropas acogieron con entusiasmo a Aníbal. Aníbal siempre había sido uno de ellos. Siempre había compartido la vida del campamento, la comida de los soldados, las condiciones de vida de la tropa. Su elección a la muerte de Asdrúbal fue indiscutible. Como también lo fue su ratificación por la asamblea de Cartago. 

-Las relaciones con esa especie de “comité asambleario” de Cartago no era del todo su fuerte porque era demasiado franco, pragmático y no sabía jugar “como a las espaldas”, ¿no?

-Es verdad que los Bárquidas, y especialmente Aníbal, tuvieron una difícil relación con los aristócratas de Cartago organizados en torno a Hannón el Grande. Sin embargo, la fortaleza de Aníbal y su familia fue su gancho popular. Durante muchos años, en la asamblea de ciudadanos de Cartago, que era un poder decisivo, nunca tuvieron rival.

-Pero sabía convencer, negociar, crear alianzas…aunque fuese un verdadero quebradero de cabeza con todos los pueblos de Hispania era ágil, inteligente, sagaz…

-Siempre es difícil generalizar, pero creo que no nos equivocaremos mucho diciendo que, aunque tanto Asdrúbal como Aníbal fueron tanto grandes gobernantes como grandes militares, Asdrúbal destacó más en la creación de alianzas, y Aníbal en la del talento militar y la lealtad de sus tropas.

-Aunque no soportaba y se ponía intransigente con los que le traicionaban….

-Fue un líder que castigó implacablemente a quienes se le resistieron, pero que construyó duraderas relaciones de lealtad con los que aceptaron entrar en su red de legitimidad y alianzas.

-¿Qué pueblos fueron sus mejores aliados y cuales le dieron más quebraderos de cabeza?. - ¿Cuál se resistió más a sus pretensiones?

-Aníbal se enfrentó a todos aquellos pueblos que se interponían en su camino de expansión y dominio. Luchó contra los ólcades, los vettones, los vacceos y los carpetanos en su expedición por el interior de la península. Más tarde luchó contra los contestanos y otros pueblos de la costa mediterránea y, finalmente, contra los ilercavones e ilergetes del valle del Ebro. Sin embargo, lo que es llamativo es que, tras ser derrotados por Aníbal, estos pueblos establecieron con Cartago una alianza que le habría de costar muy cara posteriormente a los romanos en su conquista. 

-Qué significa en el devenir de Aníbal, los Bárquidas y Cartago…Sagunto…porque Sagunto sufrió mucho a todas manos…

-Sagunto fue la encrucijada crucial, el casus belli, el desencadenante de la Segunda Guerra Púnica y el primer paso de la marcha de Aníbal a través de los Pirineos para llevar la guerra al suelo italiano. Sagunto fue uno de los grandes asedios de la Antigüedad, que puso en juego armamento y tácticas de una enorme envergadura y que puso a prueba la capacidad de Aníbal para llevar a cabo una campaña a la escala necesaria como para representar una amenaza para Roma.

-¿Ha habido muchos estudiosos de Aníbal, pero podemos destacar a Pedro Barceló, al que citas creo recordar junto con otros, como el que más le conoce?

-Por fortuna, cada vez hay más interés entre los investigadores y académicos españoles por la figura de Aníbal, y sin duda, Pedro Barceló es uno de los más destacados; su «Aníbal de Cartago» ha sido un libro de cabecera para mí. Si hubiera que añadir otro, yo me quedaría con Manuel Bendala Galán. Su libro «Hijos del rayo. Los Barca y el dominio cartaginés en Hispania» es una referencia obligada para que quienes nos interesamos por aquella época.

 

 

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