Cazarabet conversa con... Manuel Cebrián Abellán, autor
de “Germania. El amargo despertar de Roma” (Mira)
Manuel Cebrián
Abellán se acerca a la batalla de Teutoburgo en la que Roma hincó la rodilla ante
no todas, pero sí unas cuántas tribus germánicas que logró reunir y cimentar
Arminio...un germánico de la tribu de
los queruscos que fue “tomado o
secuestrado” por los romanos hasta el punto que integró sus tropas en un cargo
alto, consiguiendo la ciudadanía romana, pero nunca perdió sus raíces y tuvo
presente devolver a todas las tribus que integraban Germania su autonomía
frente a la invasión y al dominio romano...
No logró unir y
plantar cara a los romanos con todas las tribus germánicas, pero sí logró
doblegar a la Roma, destacada en Germania en tiempos de Augusto.
La sinopsis del
libro:
En el siglo I,
año 9 d. C., cinco legiones romanas y numerosas tropas auxiliares se vieron
sorprendidas en Germania por una inesperada revuelta. Dichos contingentes
tenían sus cuarteles permanentes en el Rin, si bien en ese preciso momento,
únicamente dos legiones permanecían en tal posición, y las tres restantes, la
XVII, la XVIII y la XIX, en el interior de Germania, en las proximidades del
río Weser. En su retorno a los cuarteles de invierno del Rin, sufrieron, en el
bosque de Teutoburgo, un terrible ataque por un grupo de tribus dirigidas por
Arminio, hijo de un jefe tribal germano y tribuno de la caballería romana que,
agazapado entre sus filas, ocultaba sus sentimientos de odio y rencor hacia el
Imperio. Ello obligó a Roma a desmontar los cuarteles situados en el interior
de Germania y replegarse al Rin, y a reforzar sus posiciones en esa difícil
frontera, desatando posteriormente una de las campañas más crueles y
devastadoras para recuperar los territorios perdidos y castigar a los
levantiscos germanos. Cuatro personajes, con historias cruzadas, dan soporte a
la narración, alternándose en el desarrollo de la novela: Lucio, fiel empleado
de un prestigioso comerciante romano, terminará vistiendo el uniforme
legionario en Germania; Thusnelda, joven germana que
seguirá los pasos de Arminio, líder de la revuelta; Titiana,
el amor de Lucio, buscará refugio al otro lado del Rin, su hogar de infancia,
para eludir el acoso y la persecución romana; y Antonio, oficial del ejército
romano, compañero y amigo de Arminio, entregará lo mejor de sí mismo en esas
tierras. La guerra alterará sus vidas con tal dureza y desgarro que ya poco o
nada quedará en sus manos, salvo grabar en su memoria la peor pesadilla.
Con una puesta en
escena poderosa y épica, Manuel Cebrián nos conduce, de la mano de cuatro voces
narrativas —mientras va construyendo con perspectiva darreliana
un retrato preciso de cada personaje, con sus luces y sombras—, por esta
compleja red de tramas y subtramas sin perder nunca el hilo conductor. Con
inteligencia, profundidad psicológica y sensibilidad hace converger las
distintas historias en un único relato. El bosque de Teutoburgo, mucho más que
el escenario de una batalla, se convierte en metáfora de una verdad sesgada por
el dolor de la pérdida.
El autor, Manuel
Cebrián Abellán: Licenciado en Derecho, pertenece al
cuerpo técnico de la Administración local, y ha desarrollado su actividad
profesional en el Ayuntamiento de Elche y en la Diputación Provincial de
Albacete, donde es jefe de servicio de Asuntos Generales. Es autor de diversas
monografías jurídicas, todas ellas circunscritas al ámbito del derecho
administrativo local. Las más recientes, Régimen competencial, organizativo y
de funcionamiento de las entidades locales y Régimen de bienes, ambas
publicadas en El Consultor de los Ayuntamientos, en 2021.
Desde que
iniciara su andadura literaria con la novela histórica El llanto de Azar (Akrón, 2009), ha publicado Agripa (Aladena,
2010), El sueño de Indias (Abecedario,2013), Rocroi (De Librum
Tremens, 2015) y Francisco de Cuéllar (Praxis, 2019). Germania. El amargo
despertar de Roma (Mira Editores, Sueños de tinta, 104), finalista del VIII
Premio Alexandre Dumas de Novela Histórica, en la edición de 2021, es su última
novela.
Cazarabet
conversa con Manuel Cebrián Abellán:
-Manuel, ¿qué es lo que te ha
dado a escribir una novela sobre la Época romana ya más que en expansión en
expansión y posicionamiento en la Germania?
-La mayoría de los autores tenemos siempre la tentación
de fijarnos en los éxitos y grandeza de Roma y en su permanente expansión
territorial, que parecía no tener fin, pero, además de ello, existió también
otra diferente cara, la de los desastres y derrotas, que no es tan conocida, y
que llevaron a la misma al sobresalto e incluso al borde del precipicio. Las
batallas de Cannas (215 a.C),
en la que el ejército del general cartaginés Aníbal sembró de cadáveres el
suelo de la península Itálica, la de Arausio (105 a.C), en los que cimbrios, teutones y celtas arrollaron a
los ejércitos de Cneo Malio
Máximo y Quinto Servilio Cepión, o la de Carras (53
a.C.), en la que Marco Lucinio Crasso sufrió una de
las derrotas más estrepitosas que la historia recuerda, son la más clara
manifestación de lo que indicamos, desastres a los que habría que añadir el de
Teutoburgo, que dio un giro de la política expansiva del Imperio, para centrar
su interés, a partir de entonces, en la pacificación y romanización de los territorios
conquistados.
-¿Y qué fue lo que, en concreto, te llevó al
episodio del alzamiento de estas tribus las que estaban bajo dominación de Roma
en lo que se conoce como la batalla del bosque de Teutoburgo?. ¿Es una novela
basada o inspirada en la Batalla de Teutoburgo? —con sus antecedentes y
consecuencias—. ¿Por qué eliges la Batalla de Teutoburgo?
-Las tribus germánicas, aunque
vivían siempre en permanente conflicto entre ellas, no deseaban que otros
pueblos vinieran a imponer sus leyes y costumbres y, lo que más detestaban,
que, con su esfuerzo y sacrificio, tuviesen que contribuir al sostenimiento de
los gastos imperiales. Opusieron por ello una feroz resistencia a la ocupación
de Germania y cuando Roma más confiada estaba, pensando que sus ejércitos y
armas eran suficientes para afianzar su poder, lanzaron un brutal zarpazo sobre
sus legiones, eliminando a tres de ellas, la XVII, XVIII y XIX, haciendo
estremecerse al Imperio, cuyas fronteras y territorios se vieron amenazados.
La batalla de Teutoburgo supuso
o representó un cambio de estrategia en la política expansiva del Imperio, con
revisión del permanente ensanche de sus fronteras.
-Pero
no era la primera vez que te aproximas a la novela histórica, ¿no?, ni tampoco
a Roma porque escribiste Agripa en 2010 ---que no lo he leído---, pero que su
título es todo un indicativo..-¿Qué te “apasiona” de
Roma y de la novela histórica…?
-Siempre
me incliné por este género literario porque, aunque supone un gran esfuerzo
para el autor, en cuanto al adecuado estudio y documentación sobre un periodo
histórico, representa una gran ventaja para los lectores, ya que permite
acercarles, de manera cómoda, novelada, sin realizar el esfuerzo de acudir a un
libro técnico, que quizás pudiera resultar más complejo, y hacerles partícipes
de un pasaje de la historia.
Roma
ha dejado un increíble rastro en los territorios por ella ocupados, siendo
España una de sus grandes depositarias de su herencia. Su legado político y
cultural, con el mejor reflejo en las instituciones políticas, leyes, lengua,
arquitectura, urbanismo…, dejó huella durante siglos e incluso hoy impregna,
sin apenas advertirlo, algunos de los ámbitos más importantes de nuestras
vidas. Es por ello por lo que todavía los autores volvemos la vista atrás para saber
algo más de nuestros orígenes, porque los humanos no dejamos de ser otra cosa
que el resultado de la historia.
-Novela
histórica, uno de los géneros que, a mí, particularmente más difíciles me
parecen porque por una parte te tienes que ceñir a unos hechos que pasaron, sí
o sí, y por otra parte tienes que poner –a no ser que sea novela histórica de
no ficción pura—unos personajes y trama de tramas de ficción y con todo esto
guardar un sensible equilibrio…a mí, me daría vértigo. ¿Qué nos puedes decir?
-Tal y como indicas en tu
pregunta, la novela histórica o, como a mí me gusta denominarle, de ficción
histórica, por conllevar, bajo pilares y arquitectura histórica, que es
inamovible y debe siempre respetarse, el engranaje de personajes reales y otros
de ficción, no es una tarea sencilla, de fácil construcción para el autor, sino
un fantástico reto para el mismo y, de cuyo acierto o fracaso, depende el éxito
de la obra.
Esta fantástica combinación,
mezcla de historia y ficción, es lo que otorga verdadero atractivo al género
literario. De no ser así, de existir solo personajes reales, quizás no tendría
la mordiente, ingenio y brillantez derivada de la aportación del autor.
-Esta es una obra muy coral en
la que eliges a unos personajes para que nos narren sus historias desde
diferentes perspectivas y de esta manera la de Roma y Germania y en primera
persona, ¿por qué?… ¿Por qué quieres que sea coral?, lo pregunto porque manejar
tantos personajes y tantas voces, en
primera persona, conduciendo la trama de tramas no debe ser nada sencillo y más
en un contexto histórico que nos queda tan alejado…
-Trabajar con
varias voces narrativas, distantes entre sí y envueltas, a su vez, cada una de
ellas en diversas tramas y subtramas, es otro reto añadido para el autor, y
ello sin perder nunca el hilo conductor de la obra, el desastre de Teutoburgo.
Es el trabajo de mayor complejidad que ha abordado hasta la fecha y es quizás,
por esa mayor complejidad y, a su vez, lejanía en el tiempo, que hace más
necesario, si cabe, su adecuada contextualización histórica, el más
satisfactorio. Tanto es así que me llevó su conclusión casi una década. La
traza general de la obra la forjé en el año 2012, si bien, hasta que no tuve
claro su desarrollo, no la cerré definitivamente, quedando plenamente concluida
en el año 2021.
-¿Cómo ha sido para esta novela el proceso de
investigación, documentación, contrastar datos y demás?, me da que debe de ser
un período apasionante porque se aprende mucho; se redescubren lugares y
episodios de la historia y quizás se te abran, no sé, como nuevas ideas a
utilizar en un futuro, ¿no?
-Construir una obra de esta
naturaleza conlleva muchas horas de trabajo, estudio y dedicación y no siempre
con los resultados apetecidos, porque, en ocasiones, las referencias
encontradas no resuelven las dudas existentes y, en otras, incluso, al ser
contradictorias, añaden otras nuevas, lo que hace volver una y otra vez a
bucear en el pasado, con la esperanza de ir despejando el camino. Al final, en
un escenario tan lejano y, a veces, pantanoso, debe ser el autor el que
definitivamente marque la senda a seguir, el que, dejado llevar por su
criterio, trace el camino para resolver las situaciones.
Esta reconfortante andadura por
la historia, además de ayudarnos a novelar un pasaje de la misma, contribuye a
enriquecer al que se pasea por ella, descubriendo lugares, personajes,
situaciones, detalles… que nunca antes hubiera sospechado de su
existencia.
-¿A qué fuentes de los escritores romanos has
ido: Tito Livio, Dión Casio…porque tengo entendido que los hubo que narraron lo
que vivieron en directo, no?
-Ninguno de los historiadores
clásicos romanos que abordaron la materia, Veleyo Paterculo, Tácito, Tito Livio, Floro y Dion Casio vivieron
en directo el desastre, sino que narraron el mismo algún tiempo después,
incluso este último transcurridos ya dos siglos del desastre, con apoyo en
referencias y narraciones que, por distintas vías y fuentes, le llegaron,
siendo, por ello, notorias las divergencias existentes entre unos y otros y a
las que anteriormente me refería.
-Una
vez reunido todo el material de investigación y documentación, una vez leídos
muchos libros, una vez tienes tu historia, más o menos compuesta, ¿cómo es tu
metodología de trabajo?
-Para abordar cualquier proyecto
literario de esta naturaleza, lo primero es construir la traza general de la
obra, con determinación del episodio histórico que se pretende narrar y los
personajes principales que le dan soporte. Es, sin embargo, en el desarrollo
donde realmente se construye la misma, con la emergencia de otros personajes
secundarios y las tramas y subtramas consiguientes. Aunque se conoce, desde un
primer momento, su arquitectura no lo es así su desarrollo, que se va forjando
conforme se avanza en la obra.
-Sin
querer o queriendo, aunque me apasionen las historias de Roma, siempre voy
contra su prepotencia…siempre voy con los ocupados, entiendo a Arminio; aunque
el personaje que me da, no sé cómo decirlo, “como un poco de pena” es
Antonio—romano que había luchado con Arminio, codo con codo, y con el que
compartió batallas y lo que es más importante, amistad y amistades…--
-Teutoburgo no solo fue un
desastre militar que provocó el sobresalto y pánico de Roma, que temía la
invasión del Imperio, sino también la de todos aquellos que participaron en el
sangriento choque. La derrota alteró las vidas de los personajes que aparecen
en la obra, Lucio, Thusnelda, Titiana
y, cómo no, Antonio, el leal compañero de armas de Arminio, con tal dureza y
desgarro que ya poco quedó en sus manos, salvo gravar en su memoria la peor
pesadilla. Su decepción fue tan profunda que terminó por despreciar lo que,
hasta ese momento, defendió con tanto fervor, al emperador y sus legiones.
-Esta batalla le corta los pies
a la expansión que pretendía Roma hacia el norte, pero se da en el contexto de
su propia prepotencia, les cogió, me refiero a los romanos, como desprevenidos,
¿no? ¿estaba aquí, en torno al Wesser, como Roma
dormida por eso?, después le pones que sufre de un “amargo despertar” y es así,
¿no?
-En el año 9 a.C. Roma estaba confiada, en la creencia
que sus ejércitos no tenían rival en lo que eran sus dominios y, por ello,
resultó todo un sobresalto la terrible derrota en Teutoburgo. Nadie se lo
esperaba, ni siquiera el gobernador de Germania, Publio Quintilio
Varo, y mucho menos el emperador, que tenía plena confianza en sus fuerzas de
frontera. De ahí el sobresalto y el subtítulo que da nombre a la obra: “El
amargo despertar de Roma”
-¿No habían escarmentado de batallas que les
arrojaron a la derrota como fue anteriormente, en su afán de expansión, la
batalla de Arausio?
-La grandeza de Roma no se
forjó solamente, como a todos así nos puede parecer, sobre la base de continuos
éxitos, sino de su capacidad de sobreponerse a los desastres, que los hubo y
muy importantes. Como ya adelantábamos, Cannas (215
a.C.), Arausio (105 a.C), Carras (53 a.C.), Teutoburgo (9 d.C)…, son los ejemplos más
sobresalientes de sus estrepitosas derrotas, pero también el punto de partida
para reflexionar y tomar nuevo impulso. Así se construyó Roma, con la
alternancia de éxitos y fracasos, aunque estos solo fueron escoyos, importantes
escoyos, en su ambicioso proyecto de dominio, que estaba en la misma esencia de
la República y del Imperio.
--Es
más que la pérdida de una batalla ...se pierden nada más y nada menos que
tres legiones, pero creo que Roma pierden algo más. Un oficial Arminio, de
tribu germánica, pero bajo el dominio y con ciudadanía romana, que había
luchado con sus legiones, con esas mismas legiones, es el que traiciona y el
que abre una brecha, quizás inasumible para los romanos...
-Roma exigía a los pueblos
conquistados, en garantía de su fidelidad a la misma, que los hijos de los
jefes tribales se entregasen a ella, para luego ser criados y educados en sus
costumbres. Pero esa exigencia y proceder no siempre dio los resultados
apetecidos. Teutoburgo es quizá el mejor ejemplo. Arminio, hijo de Segimer, lider germánico, después
de ser educado en las costumbres romanas y recibir incluso la ciudadanía,
encabezó la revuelta contra Roma.
Su decepción fue tan profunda
que se desmoronó, como un castillo de naipes, lo que con tanta pasión se
defendía, la entrega de hijos como prueba o garantía de fidelidad. Se constató
que ni siquiera este aval resultaba suficiente para garantizar la paz en los
territorios conquistados.
-¿Cómo sacude esto al corazón y al orgullo de
Augusto?, no le debió de sentar muy bien perder lo que había sentado Julio
César...
-Nunca estuvo en el pensamiento
de Roma, por el gran coste económico y sacrificio humano que ello siempre
arrastraba, renunciar a sus logros, a sus conquistas. Germania era un inmenso
territorio ganado a las tribus bárbaras, y su pérdida representó para Augusto
una tremenda decepción, hasta el punto de arruinar los últimos años de su vida;
se vio envuelto en el decaimiento y la depresión. La gran obra que llevó a
cabo, después de las guerras civiles que asolaron el Imperio, se vio
ensombrecida con la pérdida de Germania. Las campañas llevadas a cabo por
Tiberio y Julio César Germánico, como represalia por la pérdida de sus
legiones, solo consiguieron restañar el honor de Roma, pero no recuperar esos
territorios.
-En
la novela los espacios, los lugares también tienen mucha importancia: Roma,
Germania, Hispania... ¿qué has querido mostrar con ello... el dinamismo de un
Imperio vasto, controlador…?
-La combinación o
alternancia en la obra de diferentes personajes, espacios y lugares tiene como
finalidad resaltar la diversidad del Imperio, con pueblos de distinto origen y
cultura, unos romanizados y otros no, unos fieles a los mandatos de Roma y
otros hostiles a su dominio. Un Imperio lleno de contrastes, que Roma siempre
procuró moldear, aunque no siempre consiguió su propósito.
-¿Qué es lo más difícil del
género histórico?, pero no todo serán dificultades, ¿qué es lo más fácil?
-Cualquier género literario tiene sus ventajas e inconvenientes.
La novela histórica o de ficción histórica tiene una importante etapa de
estudio y documentación, sin la cual es imposible abordar el trabajo y, una vez
conclusa la misma, otra de desarrollo, más gratificante para el autor, en
cuanto permite desplegar su creatividad sobre el episodio y contexto histórico
narrado. Quizás la mayor ventaja derive de que el episodio es ya conocido, sin
que tenga que realizarse el esfuerzo constructivo desde la misma raíz.
-La
trampa que les tiende Arminio es de libro de estrategia y tiene mucho valor,
pero muestra también la osadía mal administrada de los militares romanos, en
este caso Publio Quintilio Varo, y esa prepotencia de
la que tanto hablamos...
-No siempre Roma tuvo el acierto de poner al ejército en las
mejores manos. Sus más estrepitosas derrotas vinieron por ese escaso tino. Algunas
de ellas resultaron de la desmedida ambición de sus mandos, como fue la que
llevó a Marco Lucinio Crasso a la derrota en Carras que, en una precipitada campaña contra los partos,
perdió todo su ejército, 30.000 hombres, o la de Arausio,
en la que la competencia entre los dos mandos supremos del ejército, Cneo Malio Máximo y Quinto Servilio Cepión, condujo a otra
debacle sin precedentes, la pérdida de 120.000 hombres. El desastre de
Teutoburgo fue la consecuencia de la falta de olfato de Publio Quintilio Varo, que otorgó confianza a un germano que no se
la merecía, Arminio, y esa imprudencia llevó a Roma a la pérdida de tres de sus
legiones.
-¿Qué consecuencia a medio y largo plazo tuvo
para Roma esta derrota y para las tribus Germánicas...?
-La derrota en Teutoburgo tuvo importantes consecuencias. Fue en
ese momento cuando Roma empezó a entender que se había expandido mucho,
llegando a alcanzar el río Elba, y que esa permanente expansión era
insostenible. La consecuencia fue el atrincheramiento del Imperio, blindando
sus fronteras, especialmente con las tribus situadas al otro lado de los ríos
Rin y Danubio, así con el Imperio Parto, para dedicarse, a partir de entonces,
a pacificar los territorios conquistados y romanizarlos. Las conquistas
llevadas a cabo posteriormente por los emperadores Claudio y Trajano, con las
conquistas de Britania y Dacia, respectivamente, no vinieron a alterar, en lo
fundamental, la nueva estrategia imperial.
¿Cómo
responde Roma a esta debacle?
-La reacción de Roma a la debacle
de Teutoburgo no fue diferente a la de otros desastres militares, recomponer su
ejército e intentar enmendar la situación y, a la postre, restañar su honor. La
pérdida de las águilas de sus legiones, como así sucedido en Teutoburgo,
representaba siempre una terrible humillación, porque se consideraba
invencible, y recuperarlas estuvo siempre en su pensamiento.
-Amigo,
estaría conversando sobre este tema, pero no queremos abusar... ¿nos puedes
decir cómo ha sido la colaboración con Mira Editores y nos puedes dar alguna
pista sobre lo que estás trabajando ahora...?
-Mira
Editores es una excelente empresa. Ha realizado un trabajo muy profesional y
cuidado en todos sus detalles.
En
su momento puse los ojos en la conquista de Chile, teniendo como resultado la
novela El Sueño de Indias. Ahora, transcurridos ya varios años desde ese
trabajo, vuelvo a fijarme en el mismo escenario, en Chile, pero trescientos
años después, en el que se produce la independencia del territorio y, al igual
que en la conquista, la retirada se produce bañada en sangre.
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Cazarabet
Mas de las Matas
(Teruel)