Cazarabet conversa con...   Rafael Sánchez Sánchez, autor de “Las escuelas familiares agrarias: pedagogía del desarrollo rural. 50 años en Aragón” (Rolde de Estudios Aragoneses)

 

 

 

 

 

 

 

 

Cincuenta años en Aragón de estas escuelas rurales vistas, escritas y descritas por Rafael Sánchez Sánchez, editado por el CEDDAR.

Edita el libro Rolde de Estudios Aragoneses.

La sinopsis del libro: Este libro propone una mirada retrospectiva (pero también fijada en el porvenir) sobre la labor de las Escuelas Familiares Agrarias, cuya andadura en Aragón se inició en 1969. Su sistema pedagógico, revolucionario en sus primeros años, se ha basado en la alternancia educativa (períodos de formación en la explotación familiar agraria alternada con períodos en la Escuela), forjando la metodología reflejada actualmente en la formación dual (períodos formativos en la empresa y otros en la Escuela).

Esta tarea de más de cinco décadas en Aragón ha contribuido de forma muy positiva al desarrollo rural: más del 90 % del alumnado se ha quedado en sus pueblos, no ya solo en la agricultura sino en otros empleos del medio rural. De los centros instalados en Calamocha, Ejea de los Caballeros, Épila, El Grado/Lo Grau, Pinseque y Zuera han salido durante estas décadas centenares de profesionales, hombres y mujeres, que han contribuido a asegurar el futuro de nuestras áreas rurales.

Este título hace visible una labor discreta pero eficaz en favor del desarrollo socioeconómico sostenible y la promoción rural. Con él retomamos nuestra colección «CEDDAR» dentro de las Publicaciones de REA. 

El autor:

Rafael Sánchez Sánchez (Córdoba, 1956) es Licenciado y Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación y Licenciado en Antropología Social v Cultural. Su experiencia profesional ha estado siempre vinculada a la promoción social del medio rural. Así lo avala su trabajo como educador y monitor animador rural en las Escuelas Familiares Agrarias - Centros de Promoción Rural, como profesor en la Universidad de a Experiencia en Zaragoza, como profesor tutor de los cursos de Experto y Máster de Educación Social y Animación Sociocultural de la Universidad de Sevilla y como Técnico Cultural en la Diputación Provincial de Zaragoza, al servicio de los municipios. En la actualidad es Jefe de Sección de Promoción Cultural en el Servicio de Cultura de la Diputación Provincial de Zaragoza y Profesor Tutor de la UNED en Calatayud, en los estudios de Grado de Educación Social.

Ha publicado varios libros relacionados con el ámbito rural: Dinámicas Socioculturales y desarrollo local, el caso de la provincia de Zaragoza (2001); Animación y desarrollo rural (2003); Animación Sociocultural en municipios rurales (2018). Así como numerosos artículos en la revista Anales del Centro Asociado de la UNED en Calatayud.

 

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Rafael Sánchez Sánchez:

-Amigo Rafael, ¿qué es lo que os llevó a investigar sobre las escuelas familiares agrarias como elemento dinamizador de pedagogía en pro del desarrollo rural en los últimos cincuenta años aquí en Aragón?

-Fui alumno de estas Escuelas en Almodóvar del Río, provincia de Córdoba, entre los años 1970-1975.

Posteriormente fui profesor-educador de estas Escuelas:

- En Campo de Criptana, Ciudad Real: 1975-1976

- En Manzanares, Ciudad Real: 1976-1977

- En Épila. Zaragoza: 1979-1989      

-¿Hay o hubo algún incentivo qué te ha hecho investigar sobre esto?

-Sí, el hecho experiencial como alumno y como profesor, en consonancia con mis estudios de pedagogía y antropología, me llevó a investigar la incidencia social en el medio rural de estas Escuelas que nacieron en España en 1967, con un sistema pedagógico revolucionario entonces: la alternancia educativa, lo que hoy se da en llamar la formación dual.

Surgieron en España por iniciativa de Joaquín Herreros y Felipe González de Canales, que vieron en las Maisons Familiales Rurales de Francia, un modelo adecuado para ofrecer respuestas al campo español de aquellos años de tanta pobreza e emigración de la gente del campo a la ciudad.

-Rafael, habrá mucha gente que desconoce, por edad o porque no lo haya visto funcionar directamente, qué eran las escuelas familiares agrarias…… ¿nos lo puedes explicar?

-Eran asociaciones de familias rurales, que pusieron en marcha Centros de Promoción Rural con el objetivo de ofrecer a los jóvenes rurales, en aquellos tiempos a los hijos de los agricultores, una formación agraria y rural cuyo objetivo era vincularlos profesional y socialmente a su propio medio rural, para que se quedaran en sus pueblos con una preparación profesional y humana de calidad, posibilitando su emprendimiento a través de la mejora técnica de sus explotaciones agrarias o de otros nichos de empleo y autoempleo. En definitiva, se promovió e impulsó una pedagogía muy pegada a la familia y al territorio, que hiciera posible que en el campo español evitar la huida de los jóvenes a la ciudad.

-¿Hay hoy algún equivalente “resistente” en, por ejemplo, Centro Público Integrado de Formación Profesional San Blas, CRN Gestión , el Instituto de Formación Agroambiental de Jaca ….

-El equivalente más próximo a estas Escuelas lo encuentro en los Colegios Familiares Rurales, que también perseguían estos objetivos y este sistema metodológico de la alternancia educativa de formación a la juventud del medio rural.

Fuera de esto, existen determinados centros de formación profesional agraria, con la diferencia de que estos suelen tener un campo de prácticas propio.

En el caso de las Escuelas Familiares Agrarias (EFA) no se contaba con un campo de prácticas, pues la formación se llevaba a cabo en un trabajo real, en las propias explotaciones agrarias de los jóvenes o en otras empresas agrarias, pisando la realidad que es diferente a la realidad de un campo de prácticas. La clave está en la vinculación existencial y la identificación con una empresa agraria, sujeta a la complejidad de procesos productivos reales y a la relación estrecha que vincula al joven con su familia o con la familia en la que desempeña su trabajo formativo.   

-¿Qué diferencias cabría destacar entre lo que fueron aquellas escuelas familiares agrarias y lo que son, hoy, estos Institutos Públicos?

-Los centros públicos como los Institutos ofrecen una formación dual que, siendo importante, no vincula ni arraiga al estudiante de acuerdo a una identidad familiar y territorial, es una formación técnica añadida a unos conceptos teóricos. La formación dual con la nueva ley de formación profesional es posible que mejore este aspecto, pero hasta la fecha, lo que realmente produce cohesión y vinculación social con el medio rural agrario es un sistema enraizado en la misma entraña rural, es decir, en fortalecer periodos formativos asociados pedagógicamente entre la empresa agraria y la escuela, y esta vinculación se fortalece cuando el joven vive a tope la realidad agraria y rural, sus problemas reales, sus intríngulis y complejidades.

A modo de ejemplo, en las EFA el éxito ha sido que el trabajo pedagógico se ha centrado en la familia y en el joven, de manera que su formación ha ido en consonancia con su trabajo profesional familiar, cosechando éxitos y padeciendo fracasos, posibilitando un arraigo con la realidad de la empresa, de la familia, del pueblo donde se vive… conviviendo con las certezas y las incertidumbres…

En las fincas de prácticas anexas a un Instituto o Escuela tiene el riesgo de vivirse de una manera diferente, sería una formación más ilusoria y menos pegada a la realidad, sería una simulación, pero nunca la propia realidad a la que se enfrenta el joven.   

-Cuentas que se importaron de Francia, al menos la idea, coméntanos un poco cómo el tardofranquismo “copia” esa idea de la República Francesa… ¿qué necesidades le mueven?

-Los dos promotores fundadores en España, Joaquín Herreros y Felipe González de Canales, estudiaron distintas iniciativas, por sugerencia de Escrivá de Balaguer para promover una formación humana y cristiana en el medio rural español; creyeron que este modelo era el más apropiado a sus tesis, y comenzaron la labor en Andalucía. La iniciativa no responde a ninguna institución del Estado, sino que se trata de una iniciativa personal de dos miembros del Opus Dei, que se implicaron en esta labor social para dar respuesta a la paupérrima situación de la España rural de aquellos años. Hasta finales de los años setenta no se comenzó a reconocer desde el Ministerio de Educación la formación que se venía impartiendo. Y durante mucho tiempo se ha puesto muchas objeciones a esta formación en alternancia, hasta que llegó lo que hoy se llama la formación dual, que establece prácticas formativas en empresas.

-¿Cómo nacen aquí y cómo se van implantando en Aragón concretamente…?

-En Aragón, el principal artífice de la iniciativa fue un agricultor de Botorrita, Aurelio Ortillés que, contagiado por estos dos promotores mencionados, contagió a su vez a un grupo de personas de Aragón, en la provincia de Zaragoza. Sus deseos se resumen en la promoción colectiva del medio rural, comenzando por la formación agraria con jóvenes rurales. En el año 1969 se comenzó en Calamocha, Teruel, y luego vinieron cuatro EFA más: en Épila, en Zuera, en Pinseque, en Ejea de los Caballeros, en la provincia de Zaragoza y, en el municipio de El Grado, en Huesca. 

-¿Qué carencias había en el medio rural, en materia de educación, en aquellos años sesenta y setenta para ser objeto de todo ello…?

-Falta de formación académica y profesional.

-¿ Cómo se asientan las escuelas familiares agrarias finalmente en Aragón?

-Con el esfuerzo de las familias del medio rural, de los comités gestores y de los profesores/educadores/animadores rurales.

Con la ayuda de la Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja, personificado en su Director el Sr. Sancho Dronda.

-Y en los últimos 20 años, gracias a los conciertos educativos con la administración educativa y al esfuerzo continuado de sus gestores y profesores.

-¿Cómo era el perfil de las y los estudiantes que iban a estudiar a las Escuelas familiares Agrarias?

-Chicos y chicas de 14 a 17 años. Generalmente con deseos de quedarse en el medio rural en sus explotaciones familiares agrarias o en otros empleos o autoempleos.

-¿Qué estudios se daban allí…porque por lo que voy y estoy leyendo eran como Institutos de Formación Profesional, ¿no?

-Formación Profesional de 1º y 2º Grado en las ramas agraria, agropecuaria y explotaciones intensivas.

En algún caso se llegó a ofrecer educación secundaria obligatoria.

-El objetivo de los que pensaron, importaron e implantaron las Escuelas Familiares agrarias, ¿se cumplió?

-Creo que sí se cumplió. La huella de los exalumnos que han pasado por la EFA aragonesas permanece aún viva, prueba de ello es que muchos de ellos han asumido responsabilidades profesionales, sociales e institucionales: agricultores, ganaderos, presidentes de cooperativas, concejales y alcaldes de ayuntamientos, presidentes de asociaciones diversas… Han sido quienes aún viven en los pueblos rurales.

-¿Cómo era “ser docente” allí y cómo era “ser estudiante” allí?

-El docente de las EFA era más un dinamizador rural, un educador que ponía en marcha procesos educativos y socioculturales a través de los cuales se propiciaba un desarrollo personal y colectivo con el fin de que el educando fuese protagonista activo de su formación.

-Porque otra parte importante e interesantísima del trabajo que vuelcas en este libro que te edita el Rolde con el CEDDAN es ver cómo has trabajado los testimonios de muchos estudiantes que pasaron por allí, ¿no?; ¿verdad?...

-El testimonio de los alumnos/as que han pasado por las EFA aragonesas da idea real de la incidencia social que las EFA han desarrollado en Aragón.

-¿Qué denominadores comunes te fueron explicando?

-Todos coinciden en la satisfacción que les produce el hecho de haber pasado por las EFA, ofrecen varios aspectos muy interesantes: su afecto hacia las Escuelas, compañeros, profesores… los valores humanos recibidos que les han transformado como personas, su metodología dual que conexiona la realidad del joven con sus aspiraciones profesionales, su amor al medio rural y su compromiso por ser buenos profesionales e implicarse en la vida rural.

-Y en qué divergen no por llevarse la contraria sino por maneras de verlas…--no sé si me explico—

-Creo que la divergencia puede estar en la impaciencia propia de los jóvenes, que desean obtener resultados y certezas inmediatas, esto lo he comprobado en su relación con sus padres a la hora de descubrir acciones prácticas que estén en consonancia con los aspectos teóricos. Cuando los jóvenes dialogan con sus padres o con los profesionales del agro, mantienen una postura absolutista de las cuestiones y lograr responder con certeza los por qué de las cuestiones que estudian les hace divergir, lo que, además, en esta pedagogía, se tiene como un estímulo que suscita un interés y una motivación grande para ofrecer respuestas a las cuestiones de la realidad en la que están inmersos. 

-El libro se acerca a explicar lo que fueron esas escuelas con la perspectiva de los cincuenta años; su función; el plan o planes de estudio; explícanos por favor al respecto…

-Los planes de estudio o el currículum planteado en estas Escuelas, tiene como base argumentativa lo siguiente: toda la programación curricular para alcanzar un nivel educativo adecuado se planifica de manera asociada entre las materias teóricas y las acciones prácticas, es decir, desde las matemáticas, las ciencias sociales, el lenguaje o la biología, todo está planificado para que el joven conexione su acción práctica agraria. Por ejemplo, si es la época de plantación y poda de la viña, el joven puede estudiar: cómo se calcula el número de plantas por hectárea en función del marco de plantación, puede estudiar la circulación de la savia, cómo se procede a solicitar una subvención, cómo puede hacer un pedido por escrito, cómo interpretar un artículo de una revista científica que habla sobre la poda, cómo pedir un préstamo bancario… y todo esto en realidad es estudiar matemáticas, biología, lenguaje, etc.

Con la diferencia que los estudios teóricos a los que se enfrenta no es un capricho curricular, sino que con ello está dando respuestas a sus interrogantes prácticos. 

-Enlazo con tu pregunta anterior, ¿aquellos planes funcionaban teniendo en cuenta el resultado en el trabajo y el testimonio de l@s estudiantes?

-Como he dicho en la respuesta anterior, el estudiante no se mueve en un espacio abstracto, sino que está conexionado a una realidad que trabaja y a la que tiene que dar respuestas. Este hecho es un potente motivador para afrontar materias teóricas que a veces pueden resultar tibias o sin compromiso, pero cuando se trata de resolver problemas en los que el joven está involucrado, el asunto se convierte en un atractivo para el desarrollo personal y profesional.

-¿Cómo ha sido el proceso y la tarea ardua de investigación que, además tiene mucho a ver con el proceso de documentación?, me da que muy estimulante a la par que sugerente para una mente inquieta  en un investigador como vos…

-En mi caso, investigar en este campo ha sido muy satisfactorio y, por supuesto, también estimulante. Por un lado, mis estudios universitarios, en el campo de la educación y de la antropología me han suscitado un gran interés, unido a mi experiencia como alumno y profesor de estas escuelas; he querido evidenciar un sistema pedagógico de hace más de 50 años que ha funcionado de maravilla, y que hoy está refrendado por lo que se llama la formación dual y por las evidencias de tantos alumnos que están trabajando en sus pueblos rurales y comprometidos con la sociedad rural.

-La investigación, la recopilación de documentación, el contrastar todo ello…el aproximarse a testimonios más o menos directos, muy directos en este caso, sobre este trabajo…es una tarea que requiere de mucha dedicación y tiempo, de mucha minuciosidad, ¿no? pero también, al final al ver el trabajo reunido, de mucha gratificación…¿qué nos puedes decir?

-Desde el plano afectivo he recibido una gran compensación, y desde el plano investigativo, me siento satisfecho por demostrar que estas Escuelas han desarrollado una ingente labor social y profesional en el medio rural, y que han contribuido al desarrollo rural desde su originalidad pedagógica.

También deseo expresar que quienes trabajan afanosamente desde la administración pública educativa para que la formación profesional dual sea un éxito, tengan la feliz idea de acercarse a estas Escuelas para ver qué aspectos de su pedagogía son transportables a los Institutos de Educación Secundaria.

-¿Y qué metodología de trabajo sueles seguir?

-En esta investigación, he estudiado los orígenes de estas Escuelas en Francia, su filosofía y su pedagogía; he hecho un recorrido técnico del proceso educativo seguido en España; he consultado varias investigaciones doctorales; he reflexionado sobre los elementos didácticos que se aplican y su conexión con los movimientos pedagógicos del siglo XX, y junto a mi experiencia académica y profesional y los testimonios de tantas personas,  he mostrado esta experiencia educativa que ofrece una riqueza importante.   

-¿Trabajas sobre un guion de cuestiones y/o preguntas sobre las que ir encontrando respuestas?

-Al inicio me hice un guion de trabajo, pero lógicamente, el camino que he ido recorriendo me ha ido dando luces sobre qué encrucijadas he debido seguir en cada momento. Para mí lo más importante ha sido el estudio personal y reflexivo sobre esta pedagogía y su incidencia en las personas.

-Este trabajo, amigo Rafael, ¿te ha sugerido de otros trabajos?

-En varias revistas de Educación me han pedido explicar esta pedagogía: en la Revista de orientación Educativa llamada COPOE, y en la Revista Enlace.

-¿Cómo ha sido amigo trabajar con Rolde de Estudios Aragoneses y con el CEDDAR?

-A Rolde de Estudios Aragoneses y CEDDAR les estoy muy agradecido, porque han confiado en mi trabajo, porque hacen una gran labor y trabajan con un gran interés el desarrollo rural en nuestra tierra aragonesa.

Mi trabajo con Rolde ha sido muy satisfactorio, estoy muy contento con el trato y con la disposición abierta a la colaboración.

Además, creo que ha sido una suerte para mí que esta prestigiosa entidad me haya publicado este libro.

 

 

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