Cazarabet conversa con...   Celia Conejero, ilustradora de “El Cid Campeador. Aventuras por tierras de Teruel” (Instituto de Estudios Turolenses. Prensas de la Universidad de Zaragoza)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Instituto de Estudios Turolenses y Prensas Universitarias de Zaragoza acaban de editar un libro cómic sobre las aventuras y andanzas de El Cid por tierras turolenses.

Un libro que acerca la ruta y a su protagonista a todos los públicos, pero con una mirada especial al público más joven.

El libro está escritor por seis plumas que idean una entretenida historia con mensaje incluido de solidaridad y fraternidad y son Ramón Tena, Alberto Montaner, David Porrinas, José Soto, y Francisco J Jaraíz.

En el libro colaboran, también, el Grupo de Investigación Educación, Cultura y territorio de la Universidad de Extremadura, la Fundación Camino del Cid (en su 20 aniversario) y la Fundación Universitaria Antonio Gargallo.

Las ilustraciones que cobran muchísimo protagonismo son de Celia Conejero.

Lo que nos dice la sinopsis del libro:

El Cid es posiblemente el personaje histórico español más reconocido dentro y fuera de nuestras fronteras. Esto obedece a una compleja y continua conversión de la persona en leyenda y mito. No obstante, muchos desconocen la importancia que tuvo Teruel en sus objetivos. Con esta propuesta de literatura juvenil el lector conocerá, a través de las aventuras de Antara, la relación del Cid con Calamocha, Monroyo, El Poyo del Cid, Cella, Albarracín y Teruel.

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Celia Conejero:

-Celia, ¿cómo ha sido que te viste sumergida en el viaje del Cid por tierras de Teruel?

-La verdad es que fue toda una sorpresa poder trabajar en este proyecto. Ya había trabajado con Ramón Tena, el coordinador del proyecto, en otros trabajos sobre el Museo Vostell Malpartida y una guía didáctica de Carlos V y La Vera, es decir, proyectos relacionados con Extremadura y enfocados a la enseñanza y difusión del patrimonio. Ramón se trasladó a trabajar a Teruel y desde allí surgió la idea de hacer una guía didáctica sobre El Cid, por lo que contactó conmigo, ya que el trabajo en estos proyectos que os he comentado fue muy fluido y colaborativo. Hay confianza y nos entendemos bien a la hora de coordinarnos. Finalmente, aquella primera idea más pedagógica fue evolucionando hasta crear un libro ilustrado al que he tenido la suerte de ponerle imágenes, algo que me ha hecho mucha ilusión porque al mezclar fantasía e historia he tenido mucha libertad a la hora de imaginar a los personajes.

-¿Cómo fue el trabajo de colaboración con los autores del texto porque hay que compenetrarse y hacerlo muy, muy bien, no?

-Sí, los trabajos en equipo pueden resultar complejos a la hora de poner a todo el equipo de acuerdo, pero son muy enriquecedores y se aprende mucho. En este caso, ha habido un enorme trabajo previo de documentación y, además, contábamos con la ayuda de Alberto Montaner (en quien se inspira uno de los personajes del libro) y de David Porrinas, dos expertos en la figura histórica de El Cid. También se fue a los lugares por donde discurre la historia y se fotografió. Y se pidió asesoramiento al Consorcio Camino del Cid.

Como estamos dispersos por el país, teníamos reuniones virtuales donde poníamos en común toda la información y las ideas que iban surgiendo. Una vez que los hilos conductores estaban claros y se había recopilado toda la información, Ramón redactaba capítulos, mientras yo les ponía imágenes e íbamos readaptando cosas según necesidades que iban surgiendo. La suerte es que todos estábamos muy emocionados con el proyecto, de forma que todos hacíamos nuestro trabajo diligentemente y no había tiempos de espera demasiado largos. Además, que muchos ojos revisen el trabajo es garantía de que las cosas salgan bien y no nos saltemos nada.

-¿Qué te fue más fácil de captar y qué te fue más difícil?

-Los paisajes y lugares fue lo más sencillo porque son fieles a la realidad, siempre intentando respetar la morfología de los edificios y los colores de las tierras de Teruel. Los niños, una vez que los iba conociendo, casi que surgieron solos porque estamos hablando de un grupo de niñas y niños con edades distintas y personalidades muy marcadas. Quizá lo más me asustaba hacer era al Cid, pero hablando con todo el equipo la conclusión era sencilla: no hay imágenes del Cid y lo que conocemos de él no describe su aspecto físico, ya que lo que se dice es fruto de las leyendas que se generaron alrededor del personaje.

-Era recurrente, casi sin querer, ¿qué te viniese como imagen a Charlton Heston el actor que lo interpretó en el film que se rodó en España de Samuel Bronston como productor y dirigida por Anthony Mann? 

-Me hace gracia la pregunta porque intenté apartarme lo más posible de esa imagen. Pensé en un hombre en su madurez (murió con unos cincuenta años), rudo, con cicatrices, de pelo castaño oscuro y ojos castaños, aunque al final los puse verdes porque daban más fuerza y brillo al dibujo. La imagen que debía tener cualquier soldado de la época. Pero, cuando mi padre vio el libro, lo primero que me dijo es que mi Cid no se parecía al Cid y, efectivamente, se refería a Charlton Heston porque para toda una generación El Cid era este señor. A veces subestimamos lo que las producciones audiovisuales son capaces de hacer, pero lo cierto es que construyen imágenes que conforman el imaginario colectivo de toda una generación.

-¿Cómo te documentaste; porque una ilustradora como un escritor o escritora se documenta, no?

-Claro, antes de ponerte a dibujar necesitas referencias. La suerte es que todo ese trabajo me lo facilitaron mucho los compañeros y cada duda o pregunta que tenía, era rápidamente resuelta. También es importante meterte en la historia, visualizar las cosas antes de lanzarte a dibujar. Por supuesto busqué muchas referencias de imágenes medievales, caballos, poses de hombres con vestimentas pesadas... hoy, gracias a Internet, todo es mucho más sencillo. Aun así, a mí me gusta mucho ir a los libros, buscar entre mis ilustradores e ilustradoras favoritos porque, a veces, una simple combinación de colores, te resuelve una escena.

-¿Y cómo fue tu metodología de trabajo para con este libro, teniendo en cuenta que, además, trabajas con muchas plumas?

-Aunque estuve en el proceso desde el principio, incluso cuando iba a ser una guía didáctica, y además, Ramón siempre escucha mis ideas y las tiene en cuenta, cuando hay un grupo de trabajo numeroso, lo mejor es que alguien haga de filtro y, en este caso, era Ramón. Recopilaba ideas, las organizaba, las reescribía y luego me las pasaba para que le diera un feedback y saber si el capítulo podía traducirse visualmente. Lo mismo con las correcciones. Todos los autores revisaban texto e imágenes una vez avanzado el proyecto, nos anotaban cambios, a veces contradictorios entre ellos. Ramón era quien tomaba la decisión de si el cambio era viable o no. Cambiar dibujos puede llevar mucho tiempo o la aportación del cambio puede ser mínima, de manera que tiene que haber alguien que determine qué sí y que no se vuelve a hacer.

-Es un libro ilustrado que va más allá de que lo lean los niños de según qué edad, ¿verdad?, porque, yo, a mis cuarenta y nueve años se me ha hecho muy, muy llevadero y entretenido…

-Me alegra mucho que lo veas así, porque, efectivamente, el libro, tanto en forma como en fondo, va dirigido a gente joven que no conoce la figura del Cid, pero creo que aporta muchas cosas a todos los públicos. Yo misma he aprendido mucho haciéndolo y he descubierto detalles de la vida del Cid que no conocía. Creo que nos devuelve una imagen más cercana a la historia y además nos hace pasear por las tierras de Teruel, conocer sus leyendas y tradiciones de una manera muy amena al entrelazarse con la aventura del grupo de estudiantes. En casa lo han leído todos, desde mis padres a mi hijo y todos me han dicho lo mismo, se lee de un tirón y se aprenden cosas de las que no teníamos ni idea.

-Como ilustradora, amiga Celia, ¿dirías que el mundo de la ilustración “está de dulce” ¿porque con la llegada de lo digital y eso… algunos géneros y demás se han visto un poco resentidos, pero todo lo que es ilustración, libro infantil y juvenil, novela ilustrada y demás… están ahí aguantando y sacudiéndose todas las crisis…

-Creo que ahora mismo hay una gran incertidumbre, sobre todo, con la llegada de la Inteligencia Artificial a nuestras vidas. Ya lo digital hizo creer a muchos que dibujar por ordenador era una simplicidad y que acabaría con la ilustración tradicional. Yo trabajo en digital y, aunque lo digital te facilita cosas como poder ir hacia atrás cuando te equivocas, no creo que se diferencie tanto de lo tradicional. Los procesos de pensar, abocetar, probar colores, dejar la línea limpia... son los mismos, solo que las herramientas utilizadas son diferentes. Pero, ahora que parece que las máquinas van a poder imitar cualquier trazo, cualquier estilo... sí que da miedo. Aun así, creo que también comenzará a valorarse más aquello que se haga artesanalmente. 

En cuanto al tema editorial, aunque sí se lee en dispositivos electrónicos, incluso se apuesta por el audiolibro, el libro en papel sigue estando fuerte y la ilustración ha jugado un papel importante porque muchas veces el libro se adquiere como objeto precioso. En fin, yo creo que habrá que ir viendo estos próximos años, pero mi deseo es que intentemos pensar desde una postura más humana y entendamos que lo generado por la máquina no puede reemplazar definitivamente al trabajo personal de escritoras, ilustradores, fotógrafas, editores...

-Amiga, ¿nos puedes decir en qué estás trabajando ahora o darnos alguna pista?

-Pues en estos momentos estoy trabajando en un segundo libro de poemas para niños, también dedicado a las aves, es un proyecto muy personal porque sale todo de la misma cabeza y la misma mano y me comporto un tanto tirana conmigo misma, espero no serlo demasiado y poder sacarlo adelante pronto. Para este año espero que se publique un libro infantil que está a la espera de que la editorial pueda encajarlo en su calendario de publicaciones y estoy muy ilusionada con una exposición colectiva de ilustradoras extremeñas que se hará este año y recorrerá varias ciudades. También espero que se publique la segunda parte del Cid, cuyas ilustraciones están terminadas y el libro ya está en manos de la editorial y nos pondremos manos a la obra con un tercer volumen para cerrar la colección, si todo va bien.

-Porque a ti, como ilustradora, como creativa que habla con trazos… ¿qué te motiva?

-Sinceramente, me motiva todo. Creo que de todas las cosas se puede aprender y se puede encontrar belleza en los lugares más insospechados, pero es cierto que mis trabajos más personales se acercan al mundo de la naturaleza y del arte. Mi formación me empuja a conocer la historia del arte en todas sus facetas y estar en contacto con la naturaleza es casi una bombona de oxígeno cuando las cosas no fluyen como espero. Me gustaría explorar otros territorios, como las ciencias puras o la música, son tareas pendientes que espero abordar un día.

 

 

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Cazarabet

Mas de las Matas (Teruel)

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