Cazarabet
conversa con... Josefa Sánchez Contreras y Alberto Matarán
Ruiz, autores de “Colonialismo energético. Territorios de
sacrificio para la transición energética corporativa en España, México, Noruega
y el Sáhara Occidental” (Icaria)
Un libro de Josefa Sánchez Contreras y Alberto
Matarán Ruiz que se encuentra en la colección Ecología Humana de Icaria.
Un libro que compara cómo desde diferentes lares
geográficos se han instalado e instaurado las renovables, alzando no pocas
preguntas y /o debates.
Porque no se trata de poner aerogeneradores o
comunidades fotovoltaicas...se trata de megaproyectos de parques de
aerogeneradores o de parques fotovoltaicos...
En todos los lugares se aprovechan de que muchos
territorios se encuentran despoblados para que ese propio territorio, sin voz,
no se pueda defender desde todos los tesoros que de por sí atesora....
Qué tienen en común estos “territorios de
sacrifico” que van desde Noruega al Sáhara Occidental, pasando por España y
México.
Los habitantes de estos territorios tienen un
sentido de la responsabilidad para con la madre tierra y el calentamiento que
la mata, así como del desgarro por la extracción de todos sus recursos y bienes
como cualquier otro...pero están cansados de ver cómo su territorio y sus
paisajes son constantemente expoliados y violentados y de sentirse, ellos y
ellas, como habitantes también utilizados y violentados...tratados como
ciudadanos y ciudadanas de segunda o tercera ....
La sinopsis del libro:
Asistimos a un incremento de megaproyectos
eólicos y fotovoltaicos, cuyo vertiginoso despliegue sobre grandes extensiones
de territorios ha despertado movilizaciones y resistencias de zonas rurales y
grupos ecologistas en España, y de pueblos indígenas en México, en el Sáhara
Occidental y en Noruega.
Estos casos muestran que el colonialismo
energético se agudiza y se expande incluso a los territorios de las antiguas
metrópolis. Es decir, los procesos de despojo que se han desarrollado en el Sur
Global están alcanzando las periferias del Norte Global con las mismas
dinámicas de dominación, pero con diferentes grados de violencia. Además, se
advierte que bajo esta lógica ningún territorio sobre la Tierra queda a salvo
de ser devastado y, sin embargo, aun colonizando todo el planeta, no se podrá
mantener la demanda energética actual de la economía capitalista.
En este contexto, el libro que tiene en sus manos
documenta que las defensas territoriales no se oponen a la transición
energética, por el contrario, su crítica pone al descubierto los límites de los
megaproyectos renovables al tiempo que la población exige transiciones
decoloniales que respondan a las necesidades de las personas y no a los
intereses corporativos, tal como se ha puesto de manifiesto en la consigna
¡Renovables Sí, pero no así!
Cazarabet conversa con Josefa
Sánchez Contreras y Alberto Matarán
Ruiz:
-Amigos,
¿qué es lo que os llevó a investigar sobre este fenómeno de colonialismo
energético?
-Nuestro compromiso con los territorios que habitamos y sus gentes, y la certeza
de que la transición energética corporativa basada en megaproyectos de energía
renovable supone una continuidad de las prácticas tradicionales de colonialismo
que llevan siglos aplicándonos. Consideramos necesario nombrar esta modalidad
de despojo puesto que son tiempos de riesgos en el que la emergencia climática
y la crisis energética están siendo utilizadas para ejercer más dinámicas de
dominación y violencias sobre los territorios que históricamente han atravesado
procesos de colonización.
-Por cierto, si lo tuvieseis que definir, ¿cómo definirías el término
“colonialismo energético”? ¿desde cuándo funciona y cómo fueron sus orígenes?
-En el libro hemos definido colonialismo energético como un fenómeno
internacional e intranacional del siglo XXI que se
constituye con base en la continuación de relaciones históricas de dominación
ejercidas por los estados y las corporaciones sobre los territorios del sur
Global e incluso ejercido a menor escala en el mismo norte Global. Esto se
traduce como una asimetría de poder presente en la relación entre los Estados y
corporaciones con la ciudadanía, con las comunidades locales, y con los pueblos
rurales, ya sean indígenas y/o campesinos. Por ende, de ahí se despliegan
desigualdades en el uso de la energía obtenida mediante diferentes formas y
grados de violencia para ejecutar el acaparamiento y la desposesión. La energía
es obtenida además sobre la base de la destrucción biocultural y el
desmantelamiento de los bienes comunes y comunales. A este fenómeno le es
intrínseco el reparto desigual de la energía, puesto que los impactos negativos
se concentran en los territorios de sacrificio mientras los beneficios se
marchan a lugares lejanos. Todo ello legitimado por el discurso neoliberal,
racista, patriarcal y eco fascista de los que promueven una transición
energética corporativa en el marco de la emergencia climática. En este convulso
escenario el colonialismo energético está siendo contestado por movimientos
indígenas, ecologistas, rurales y campesinos que resisten una vez más para
proteger sus territorios, sus vidas y su memoria biocultural.
Sus orígenes están en el colonialismo histórico, en los procesos de acumulación
por despojo que hicieron posible la revolución industrial y actualmente su
desarrollo se produce paralelo al despliegue de megaproyectos de energía
renovable, principalmente a partir del siglo XXI.
-Hay colonialismo energético como lo ha habido y lo hay para otras riquezas
territoriales…por ejemplo, ahora se habla mucho de algunos tipos de mineral o
de tierras raras, ¿verdad?, ¿qué nos podéis decir? -En algunos lugares ya que
hay o se entra a saco con el “colonialismo energético” se aprovecha y se
esquilma con todas las tierras y proliferan las minas, por ejemplo, de arcilla,
las de tierras raras y demás, digamos que se cierra el círculo perfecto…---es
el caso de algunas zonas de la provincia de Teruel donde se superponen las
instalaciones que “son buenas” para unas cosas y otras--
-Efectivamente, el colonialismo energético está ligado a otros tipos de extractivismo coloniales. No en vano existen numerosos
casos donde las grandes empresas mineras se abastecen de megaproyectos de
energía renovable como el Grupo México en América o la mina de extracción de
fosfatos Bucraa en el Sahara Occidental ocupado por
Marruecos. También la construcción de la infraestructura renovable demanda
grandes cantidades de minerales, muchos de ellos escasos en la corteza
terrestre, lo cual multiplica el extractivismo sobre
todo en el sur global y en los territorios periféricos como Teruel y otras
partes de la península Ibérica. De hecho, eso representa un límite para la
transición energética corporativa, pues tal como está diseñada su
infraestructura a gran escala requiere de grandes extensiones de minerales. Es
una paradoja.
-Y todo ello
auspiciado y protegido por “papá Estado”, ¿lo veis así?
-Efectivamente, hay un importante apoyo estatal a estos procesos, tanto a
través de subvenciones para la transición energética cuyos fondos se dedican
principalmente para estos megaproyectos, como también mediante formas de
gobierno que facilitan el despliegue de estos megaproyectos incluyendo
diferentes formas de violencia como en México o el Sáhara al tiempo que
ralentizan las alternativas como el autoconsumo o las comunidades energéticas
como ocurre en el caso de España. El Estado puede ser leído como un gestor de
los inversores, pues en muchos casos el Estado está desprovisto de poder de
intervención, pues en un contexto capitalista las corporaciones son las que
finalmente imponen un modelo de transición energética.
-Amigos, ¿es diferente la idiosincrasia de ese colonialismo energético según
donde se dé? Por ejemplo, en el libro se habla del colonialismo en México, en
el Sahara Occidental, aquí en España o en Noruega. ¿Qué principales rasgos
tienen en común y por cuáles se diferencian? ¿Las
empresas energéticas en estos países tienen bajo sus pies una alfombra roja con
los gobernantes poniéndola?; ¿por qué?
-El colonialismo es claramente más intenso y violento en el sur global, con
casos extremos en los territorios ocupados del Sáhara Occidental o en el Istmo
de Tehuantepec en Oaxaca, México. Sin embargo, existen numerosas similitudes
entre los procesos coloniales del sur global y las periferias del centro como
España o el territorio Sami en Noruega, de tal manera que todos los casos
tienen similitudes que los hacen encajar con la definición que hemos señalado
anteriormente.
Las grandes empresas dominan la transición energética corporativa igual que
dominan otros muchos aspectos de la economía global con el apoyo de los estados
nación que tanto en el norte como en el sur siguen siendo en su mayoría
profundamente coloniales. Se trata de la continuidad del colonialismo propio
del capitalismo que pretende dominar nuestros mundos.
-Por
cierto, ¿hay o hubo algún incentivo qué os ha hecho investigar sobre esto; es
por, por ejemplo, lo de: ¡Renovables sí, pero no así!?
-Efectivamente, son los movimientos de resistencia a los que pertenecemos y
quienes están construyendo alternativas día a día los que nos hacen trabajar en
estas cuestiones. Renovables sí, pero no así puede calar en un contexto del
Estado español, pero en contextos como México por ejemplo las comunidades y
colectividades indígenas enuncian el alto a los megaproyectos renovables, no
son negociables en tanto la crisis energética se vive en forma diferenciada.
Se trata de territorios que apenas y tienen acceso a la electricidad, cuyos
territorios son retomados como zonas a sacrificar para sostener el alto consumo
del norte global.
-Esto es un choque de intereses, ¿no?: Es el neoliberalismo y el capitalismo
más bestial, llevado a la enésima potencia, sin control el principal enemigo
frente a la extracción y al transporte de la energía que podría ser más medida,
más acorde a las necesidades puras y exactas de la sociedad en decrecimiento,
sin exageraciones ni abusos, ¿no?; aunque eso solamente pasaría si la energía
fuese un bien público y no uno privado en manos de muchas compañías, aunque
luego se sienten , en pequeño comité, y lleguen a muchos acuerdos como es el
caso del precio , ¿es así?; ¿qué nos podéis decir?
-Básicamente, las energías renovables, son modulares y se pueden desarrollar de
forma democrática y distribuida, a diferencia de las fósiles (incluyendo la
nuclear) que no sólo generan impactos muy graves sino
que también son obligatoriamente centralizadas y dominadas por los estados y
las grandes corporaciones. Se trata de pensar una transición energética basada
en la disminución del consumo por parte de quienes más consumen y en una
producción distribuida que priorice el autoconsumo y la soberanía energética,
utilizando las redes existentes para facilitar interconexiones solidarias y no
coloniales. Evidentemente, esto tiene que ser público en el sentido más
colectivo de la palabra.
-Aunque tampoco nos
libraríamos de todo si fuese “papá Estado” el valedor detrás de los recursos
energéticos, ¿no?
-Efectivamente, no es sólo que los megaproyectos sean de las empresas del
oligopolio eléctrico, es que no podemos hacer una transición energética basada
en megaproyectos destructivos, ineficientes y coloniales. Puesto que existen
límites de materiales.
-¿La energía se ha convertido en un bien
demasiado preciado?, si no renunciamos a otro tipo de planteamientos—y
renuncias tácitas como tal-- ,imponiéndose el decrecimiento. Estamos condenados
a ello, ¿no?
-La disminución del consumo energético se va a producir, en cualquier caso, por
lo que ahora lo que nos corresponde es que esa disminución y el consecuente
decrecimiento favorezcan horizontes de igualdad decoloniales frente a los
intereses de las élites globales y sus estructuras estatales y corporativas que
pretenden seguir consumiendo a costa de la vida de millones de personas y
finalmente del propio planeta.
-Las zonas sometidas al colonialismo energético sean de España, México, Sahara
Occidental o Noruega ¿cómo crees que acogen el ser territorios sacrificados
para el bien de otros…?
-En esas zonas hay cada vez más resistencias, porque los pueblos no queremos
ser territorios de sacrificio. Cuando la población es consciente de lo que
suponen los megaproyectos expresan claramente su oposición. En los territorios
indígenas se habla de defender la vida, es decir el territorio, el agua, la
biodiversidad, los bienes comunes y comunales. Hecho nada menor cuando
asistimos a una emergencia climática.
-Porque estos megaproyectos eólicos, de macro instalación de paneles
fotovoltaicos o los megaproyectos de Líneas de Alta Tensión o de Líneas de muy
alta tensión abren mucha brecha a nivel social, ¿no?, lo que significa
divisiones; pero, además, ¿cómo poner orden a todo este descontrol porque sobre
todo en zonas poco habitadas hay un abuso total y absoluto, ya que presumen, y
con razón, de que habrá poca contestación ciudadana? ¿qué nos podéis decir?
-Existen grandes brechas sociales porque estos megaproyectos favorecen la
concentración de riqueza en pocas manos y en áreas lejanas a los lugares de
producción, al tiempo que generan impactos muy fuertes que ponen en cuestión
otras posibilidades de vida en los territorios de sacrificio. Asignar el
carácter de territorio inútil o Terra Nulis a los
lugares de conquista es muy típico del colonialismo, y es lo mismo que están
haciendo actualmente con el despliegue de megaproyectos energéticos. La
despoblación se produce mediante diferentes tipos de violencia y tiene como fin
la extracción máxima de los recursos disponibles en los territorios que se
vacían de personas.
-¿Qué habéis
aprendido sobre los diferentes acercamientos a estos lugares en los que se
produce colonialismo energético?
-Hemos aprendido mucho de lo que está ocurriendo con la transición energética
corporativa, y sobre todo hemos aprendido que la resistencia es fundamental y
que existen muchas maneras de ejercerla y además que en ellas hay apuestas y
alternativas para sortear las crisis que vivimos.
-Debe de haber transición energética de las energías fósiles a las
renovables, pero no a cualquier precio y para el enriquecimiento de unos pocos,
¿no?;¿qué pensáis?
-Evidentemente, es necesario terminar ya con el uso de combustibles fósiles y
con la energía nuclear, entre otras cosas para afrontar la emergencia
climática. Como decimos al final del libro: es necesaria una transición
energética popular, comunitaria y que además sea decrecentista
en el Norte Global
-Por ejemplo, el hidrógeno verde si bien es un ejemplo de
“descarbonización”, tampoco se le puede tildar de “energía verde” dado que
estando, como estamos, se necesita mucha agua y esto, de salida, ya no sé cómo
se puede ver…
-Además se necesitan muchos megaproyectos de energía renovable, y no está nada
claro que la tecnología sea eficiente, así que todavía se tiene que demostrar
que supone una descarbonización efectiva.
-¿Cómo ha sido el proceso y la tarea ardua
de investigación que, además tiene mucho a ver con el proceso de
documentación?-La investigación, la recopilación de documentación, el
contrastar todo ello, el aproximarse a testimonios más o menos directos sobre
vuestro trabajo…es un trabajo que requiere de trabajo, minuciosidad, pero
también de mucha gratificación al final, ¿no?,¿qué nos puedes decir? ¿Y qué
metodología de trabajo soléis seguir? ¿Habéis
trabajado sobre un guion de cuestiones y/o preguntas sobre las que ir
encontrando respuestas y más o menos las mismas en todos estos lugares ?
-El proceso que seguimos es una vida de compromiso con nuestros territorios,
prestando mucha atención a lo que ocurre en ellos y sobre
todo, a lo que dicen y hacen quienes los defienden frente a las agresiones
coloniales. Primero participamos y observamos, luego sistematizamos en función
de nuestros aprendizajes intelectuales. Se trata de muchas lecturas, clases,
conferencias, debates, y conversaciones que nos aportan argumentos y formas de
análisis para entender, explicar y sobre todo nombrar lo que ocurre y también
lo que hacemos. No paramos de hacernos preguntas y así seguimos caminando.
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Cazarabet
Mas de las Matas
(Teruel)