Cazarabet conversa con... Alfredo Andreu, autor de “Cisne
de papel” (Mira)
La colección
Sueños de tinta de Mira Editores nos descubre o, mejor dicho, nos devuelve a un
escritor más íntimo e intimista que nunca, Alfredo Andreu.
La sinopsis:
«Amadísima Pilar: Aspira a una vida curiosa. Aprende de todo y de todos. Vive
en perpetuo estado de carencia, como si necesitaras saber más para sobrevivir a
un nuevo día (...). Porque siempre que caigas, caerás tan alto como la altura
que te hayas marcado. La vida es breve, no pierdas el tiempo envidiando ni
autocompadeciéndote. Vive admirando. Y cuando te creas lo suficientemente
buena, sabrás que otra vez toca empezar de cero (...). Por eso no temas a la
volatilidad. Abraza el error. Equivócate rápido. Aduéñate de tu carácter, que
es tu destino, y reconoce tu miedo, ya que es el primer paso para vencerlo».
¿Existe el
destino? ¿Merece la pena perseguir tus sueños? ¿Qué significa tenerlos? ¿Soñar
no es de ingenuos? ¿Se puede aprovechar la incertidumbre para hacerse antifrágil?
Muchas preguntas para las que Pilar, la protagonista de esta novela de
aprendizaje —al modo de los Bildungsroman—, tendrá
que buscar respuestas. Ella es una de los casi cinco millones de personas
disléxicas que hay en España y, por eso, piensa que su sueño es imposible: ser
actriz de cine, como su idolatrada Audrey Hepburn. Pero todo cambia cuando
conoce a un famoso actor reconvertido en profesor de interpretación que, con
sus poco ortodoxas técnicas y su difícil carácter, traza una aventura
inesperada para Pilar.
Cisne de papel es épica moderna, una versión del inmortal mito de
Pigmalión adaptado a la época actual, con los dilemas más universales de una
generación. Una objeción al pensamiento positivo —«si te esfuerzas, lo
consigues»—, sin renunciar a despejarnos el día.
Los filósofos griegos, cuna de la civilización occidental, dejaron por escrito
que el carácter de un hombre es su destino. Pero también nos recordaron que lo
habitual no es el éxito, sino tropezar una y otra vez y levantarnos todavía
mareados por el golpe. No sabemos qué nos esperará el día de mañana, como un
actor ignora lo que le deparará una nueva cita con un público ante el que debe
responder sin cuartel; pero eso tampoco impide que salgamos de cada caída
reforzados. No están escritos, mientras quede partido, todos los nacimientos
que nos quedan por delante.
Esta novela habla de esos nacimientos. Habla de quienes hacen lo imposible por hacerlo
posible. Sobre los que hacen pasar camellos por el ojo de una aguja. Sobre
convertirte en quién eres, en un mundo que quiere que seas otro ladrillo en el
muro.
El autor, Alfredo
Andreu: Graduado en Farmacia y Nutrición Humana y Dietética (Universidad de
Navarra). Durante su etapa universitaria, compaginó sus estudios con clases de
interpretación, representaciones teatrales, un club de cine, un magacín
cultural digital...
En 2019, toma la decisión de dejar su trabajo en una multinacional farmacéutica
para dedicarse a su pasión desde pequeño: contar historias. Dos años más tarde,
amplía sus estudios de cine y guion en la Escuela de Cine de Nueva York (New
York Film Academy), en su campus de Los Ángeles.
Guionista y director de los cortometrajes Tortazo, Evidence,
Negociadora y Mi vecino Yuan (Premio
Santa Isabel de Guion Audiovisual de la DPZ, 2021). Actualmente tiene un canal
de YouTube dedicado al análisis de cine.
Cazarabet
conversa con Alfredo Andreu:
-Amigo, ¿qué te ha llevado a escribir
esta obra narrativa?, porque ¿qué es Cisne de papel y cómo nos la
presentaría?
-El porqué de
esta historia es sencillo: yo no sabía si uno debía dedicarse a eso que le
apasiona y que lleva dentro. En la universidad me habían inculcado el glamur de
hacer carrera en el mundo corporativo y que eso era “un trabajo de verdad” a
diferencia del cine. Era como que se abría una dicotomía terrible y
desgarradora: o pasión o seguridad. Pero no podías tener las dos cosas. Luego
te das cuenta de que no es oro todo lo que reluce, y que ni un contrato
indefinido es tan seguro como parece, y que el mayor riesgo en la vida es no
asumir riesgos y no crecer como persona. Una vez dicho eso, quería explorar las
consecuencias de todo eso y del precio a pagar por ello, y de ahí la necesidad
y porqué de esta historia.
-La
novela habla de lo que somos y de lo que pretendemos ser, influenciados por
nuestros sueños, anhelos… ¿dónde entran aquí las ambiciones?
-Bueno las
ambiciones no dejan de ser ese anhelo de conseguir algo que suele estar lejos
de nuestro alcance. La novela trata de explorar un viaje, que es el de la
protagonista, donde ella tiene la oportunidad de retocar esa ambición que al
principio tiene una forma y termina teniendo otra, lo cual es un ejercicio muy
sano para la vida porque somos generalmente muy malo prediciendo lo que
nos va a hacer felices. Era importante que la protagonista encontrase por el
camino algo más valioso que lograr esa ambición que tenía desde pequeña, pero
también mostrarnos cómo el carácter de una persona, las acciones que lleva a
cabo, el cómo se habla internamente, esa mentalidad, es en el fondo el destino
de esa persona.
-Pero
por “bonitos” y legítimos que sean esos sueños, estamos concienciad@s
para asumir que no estamos siempre preparad@s?
-Suelen ser las
barreras limitantes que a todos nos asaltan. No sé de dónde surge esa voz
demoníaca que nos susurra siempre tanto miedo, pero hay que sobreponerse a
ella. El miedo es el gran asesino de la mente.
-¿Y qué lugar ocupa aquí el destino?
-Bueno el destino
no lo trato en la novela como esa fuerza sobrenatural que está inscrita en
alguna parte. No. El destino en la novela viene a ser más bien el cómo te va en
la vida. Es más bien la consecuencia de la causa, lo que vas a cosechar en
base a lo que has sembrado.
-Amigo
Alfredo, ¿qué es para ti la narración?
-La narración es
la forma que tenemos las personas de pensar y dar sentido a lo que, de entrada,
no lo tiene. Es la moneda de cambio que hemos intercambiado al calor del fuego
los seres humanos desde el inicio de los tiempos, mucho antes de que hubiera
móviles o incluso dinero corriente.
-Hay
mucha psicología humana y casi te diría social detrás de este libro, ¿verdad?
-Tienes toda la
razón. Cuando te cruzas con distintos mentores en la vida lo que más te termina
marcando de ellos es ese cambio de actitud, ese nuevo ángulo psicológico que te
logran querer adoptar. Todo puede volver a tener un nuevo significado cuando lo
pasamos por esa psicología.
-En
tus creaciones ¿qué papel quieres darles a los personajes…?,¿prioritario frente
a la trama y al escenario?
-Decía
Aristóteles, los personajes sean el argumento. Como guionista he leído montones
de libros sobre cómo escribir un guion. Que si el midpoint,
que si el plot point, que
si el incidente incitador debe estar en las primeras diez páginas, que si el
viaje del héroe, que si Joseph Campbell... Y eso hay que saberlo y es muy
importante, no digo que no. Pero la estructura te la dan los
personajes. Cuando tienes a un personaje que quiere algo, que tiene un talón
de Aquiles, y tienes un conflicto de valores, tienes una historia.
-Porque
parece que el papel de la trama siempre es el eje sobre el que gira todo lo
demás---hasta la paciencia, satisfacciones e insatisfacciones del escritor o
escritora----, pero a veces la ósmosis entre personajes y trama es tan fuerte
que interaccionan de una manera…
-Pues sí, al
final lo que te llevas de cualquier historia es el viaje de una persona. Esa
transformación que haya vivido en sus carnes. La trama es el envoltorio que
entretiene y hace que todo avance, pero si no tienes personajes bien definidos
y creíbles, no hay trama que compense eso.
-¿Cuál y cómo es el papel que le otorgas al
escenario en el que se pasean los personajes y se desarrolla la trama?
-El escenario es
ese espacio de libertad para la protagonista, pero también la representación de
la incertidumbre que tiene ese oficio y esa salida para ella.
-Alfredo,
¿qué pretendías al sumergirnos en este ejercicio narrativo…y desde qué
perspectiva?
-Yo
quería invitar al lector a explorar una idea junto a la protagonista. En
este caso la idea es que en la vida merece la pena que nos apropiemos de
nuestros remos en lugar de ir en una barca sin remos en un río cuesta abajo. A
tomar las riendas de tu vida. A creerte que tu carácter es tu destino.
-Se nota que te lo has pasado muy bien
escribiendo, creando e imaginando esta historia, ¿no?, pero tengo la sensación
de que también has sufrido, de alguna manera, escribiéndola, seguramente que había motivaciones como muy internas e
intensas …de esas que se preguntan sobre la vida ,lo que hacemos, queríamos
hacer, queremos hacer…y lo que nos tocará ser, ¿qué piensas?
-Claro, te toca
revivir mucho ese conflicto que tiene la protagonista y que ha sido el mío
durante años, y sigue siendo... Naturalmente esa obsesión por encontrar algo de
luz y paz en esas preguntas tan atenazadoras, ante esos miedos de la
incertidumbre de qué pasará si tomo ese camino, aunque sea el que me pide mi
intuición... Pues como escritor tienes que explorarlo hasta el fondo para ser
lo más honesto posible y que la novela tenga vida. No le faltaba razón a
Hemingway cuando decía que escribir era sentarse delante del folio en blanco y
sangrar.
-Te
preguntas si soñar es de ingenuos…yo también me lo pregunto a veces, pero
supongo que es lo que hay dadas las circunstancias porque ¿qué seríamos sin los
sueños y sin ser un poco o un mucho—según lo requieran las
circunstancias—ingenuos?
-Claro, existe
esta imagen de los sueños como una bobada. El soñador es un bobo, parece. Pero
lo que pasa es que hay una palabra que hemos olvidado bastante como sociedad
que es la vocación. Y esto no va de ganar un premio de teatro, va de entender
quiénes somos, cuáles son nuestras fortalezas, hacia dónde se nos va la
curiosidad y apostar por ese camino porque al final es lo que nos va a permitir
aportar el máximo valor al mundo, que es la razón de cómo nos ganamos la vida.
Si tú encuentras la forma de aportar valor al mundo con tus valores y
fortalezas, no hay forma de que tarde o temprano no te vaya bien o muy
bien.
-¿Qué de malo hay en ser un poco frágil,
mientras no sea excesivo…seguro que tiene sus muchas caras buenas?
-Bueno yo lo que
abogo es por una antifragilidad. Es decir, a diferencia de lo frágil que
enseguida se rompe y que depende mucho de factores que no están a su alcance,
la antifragilidad lo que propone es salir ganando a partir de cualquier
agresión o fuerza externa que nos golpee. Es como un músculo, cuando al músculo
le pones resistencia, el músculo primero se rompe un poco y luego crece. Lo
mismo pasaba con la famosa Hydra de la mitología griega, tú le cortas una
cabeza y le salían dos. Pues creo que esa antifragilidad es la clave en un
mundo que evoluciona a esta velocidad y que resulta tan incierto muchas
veces.
-Porque
desde la fragilidad se pueden captar sensaciones que nunca se captan siendo una
persona dura, impermeables…
-Sí, eso es
cierto. Pero ya te digo, más que fragilidad hablaría de vulnerabilidad, una
tiene que dejarse destruir un poco como dices, pero para luego salir reforzada.
Pase lo que pase, tú siempre tienes que salir ganando.
-Si
ponemos a muchos “cisnes” en la palestra los sometemos a una presión que puede
ser insufrible…
-El carácter
nuestro, nuestras acciones de hoy desencadenarán el furo o lo que llaman
algunos destinos…
Claro, es la
acción repetida y constante lo que termina generando para nosotros las mejores
oportunidades o ese futuro al que nos dirigimos. Por el camino habrá
variaciones de esa versión que de primeras imaginábamos, pero se trata de
buscar ese lugar y esas oportunidades en la vida a base de lo que proyecta
nuestra cabeza y, por tanto, nuestras acciones son consecuentes con esas
ideas.
-Porque
no sé, me da que nacer, nacer con el destino no nacemos. Más bien nos lo
cavamos y construimos, en el día a día, para bien y para mal…
-No, yo no creo
en el destino. No creo en una fuerza sobrenatural que rija nuestra vida y que
esté escrita en las estrellas o vete tú a saber dónde. Ya te decía antes que el
destino es para mí es el cómo te va en la vida.
-Además
no todos los cisnes son frágiles….
-Ahí me pillas y
no sé por dónde vas, jajaja.
-Pues
sigamos, amigo Alfredo, ¿los personajes que muestras y haces desfilar en tu
historia de historias, frágil, pero a la vez dura—quizás la fragilidad haga que
sea dura-- han ido cambiando tal como los pensaste en un inicio bajo el influjo
de la trama o son más bien algunos rasgos de la trama los que cambian bajo
el influjo, influencia o enamoramiento al que te someten, como escritor,
algunos de los personajes?
-Lo que primero
pensé fueron los personajes y el conflicto de ideas o valores que está en juego
en esta historia. Ese conflicto es: tenemos el destino escrito versus el
carácter es el destino. A partir de ahí comienza un juego muy bonito y muy
desesperante a veces y muy disciplinado, de tener que encontrar las mejores
escenas y acciones para que la protagonista vaya basculando de una idea o
valor, al otro. Siguiendo siempre la dialéctica Hegeliana de
tesis-antítesis-síntesis. Es decir, el camino no es lineal. Hay retrocesos y
nuevas puertas que constantemente se van abriendo. Pero la meta es esa nueva
verdad sobre la vida que antes no creías y que ahora has pasado a creer.
-Alfredo, ¿nos puedes hablar del
proceso de documentación en este libro desde la búsqueda de fuentes,
lectura de libros y demás, detrás de este libro?, período apasionante, pero muy
afanoso y trabajoso que, a veces, incluso nos puede sumergir en cierta ansiedad,
¿cómo lo llevas?
-Hubo cosas que
me resultaron más fáciles que otras. Yo estudié farmacia, así que el mundo de
la enfermedad no me es ajeno. Todas las enfermedades que aparecen como la
hemofilia o la dislexia las conocía de la carrera y de mis primeros trabajos.
Sobre el mundo de la interpretación lo mismo, yo he actuado toda mi vida.
Cuando vivía en Madrid estuve 3 años en una escuela de interpretación
formándome, de donde han salido actores y actrices profesionales. Con todos
esos mundos conocidos tan solo tuve que hacer un trabajo de investigación para
profundizar en ciertas cosas, sobre todo el tema de la dislexia, que es una
dificultad del aprendizaje que en la carrera pasas por encima pero luego no
conocía a ninguna persona de primera mano que me contara las dificultades que
había encontrado en su vida. Tuve la oportunidad de conocer a Luz, una
científica con una carrera impresionante y que es disléxica, y eso me abrió mucho
los ojos y aprendí mucho de lo que supone esta dificultad para una
persona.
-¿Cómo te las arreglas una vez lo tienes todo
reunido, cómo ha sido tu metodología de trabajo para construir esta novela?
-Lo primero los
personajes, lo segundo la trama. Después, me hice un esquema con todos los
capítulos, básicamente un documento de Word donde iba poniendo de qué iba ese
capítulo, qué personajes había, detalles importantes, alguna frase de diálogo
que ya estuviera ahí y que la historia me pedía. Y luego pasar ese esquema a
otro documento de Word. Cada documento es un capítulo. Y luego todas las
revisiones que puedas, porque escribir es reescribir. Hasta que llega un punto
que dejas la novela unos meses, te das una distancia de ella, y vuelves a hacer
la última corrección antes de enviar a la editorial.
-Esta
novela, ¿te ha abierto la mente y la curiosidad a indagar más sobre algunos de
los aspectos tratados en el mismo?; ¿nos puedes hablar de trabajos en los que
estás sumergido ahora?
-Bueno yo
realmente estoy buscando dedicarme al mundo del cine de manera profesional.
Acabo de terminar de rodar mi cuarto cortometraje, Mi vecino Yuan,
una historia de dos niños y de cómo en base a la experiencia directa puedes
cambiar lo que piensas de alguien, esos prejuicios. Ya tengo otro guion de
cortometraje escrito y me gustaría rodarlo con actrices españolas muy
conocidas. Y veremos... Queda mucho trabajo por delante.
-¿Cómo ha sido trabajar con Mira?
-Una delicia. Al
final quieres que tu novela encuentre la mejor casa posible, y Mira tanto por
el hecho de ser de la ciudad donde vivo, como por la sensibilidad con la que
han tratado la historia y a mí desde el primer momento, pues me han transmitido
esa cercanía que como autor novel siempre buscas. En ese sentido, conocer a
Bert o Joaquín, ya ha hecho que merezca la pena escribir la novela. Puede sonar
cursi, pero es la verdad. Berta lo sabe.
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Cazarabet
Mas de las Matas
(Teruel)