Cazarabet conversa con... Luis Alegre, sobre el libro “El
Aragón de Saura” (Prensas de la Universidad
de Zaragoza, Universitat Oberta de Catalunya, Gobierno
de Aragón) de Carlos Saura
La Colección Luis
Buñuel, Cine y Vanguardia de Publicaciones de la Universidad de Zaragoza editan
un libro de imágenes desde un “paseo” de Carlos Saura con su querida máquina
fotográfica y con sus acuarelas.
Un libro que se
editó por Prensas de la Universidad de Zaragoza con la participación de la
Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y el Gobierno de Aragón y cuenta con
textos del propio Carlos que, además deja sus dibujos, acuarelas y fotografías
de su mirada ante Aragón… y con más textos de Luis Alegre y Agustín Sánchez Vidal…
La idea de este
proyecto viene desde Anna Saura, hija de Carlos Saura.
Dijo Carlos
Saura: “Ahora que las cámaras digitales lo hacen casi todo, la ampliación a
papel permite una manipulación previa a la obtención de la copia. Con esto
quiero decir que quien más quien menos todos somos manipuladores y, puestos a
ello ¿por qué no ir más lejos y adentrarse en el mundo más imaginativo del
dibujo y de la pintura manipulando el original para obtener otro resultado?”
El libro, El
Aragón de Saura es una excusa para conversar con Luis Alegre sobre lo que es,
fue y será Saura…
Cazarabet
conversa con Luis Alegre:
-Luis, ¿cómo llega a ti Carlos
Saura...?, como artista y como persona.
-Carlos
Saura fue uno de los primeros impactos de mi adolescencia. En Huesca, en la
Universidad Laboral, con 14 y 15 años, vi películas como La caza, La prima
Angélica, El jardín de las delicias o Cría Cuervos que me volvieron loco. Tanto
que, mis amigos de Huesca, me apodaron “Saura”.
Lo
conocí en Zaragoza, en abril de 1988, cuando vino con Omero Antonutti,
Gabriela Roel y Andrés Vicente Gómez al estreno de El Dorado. Cenamos juntos y,
desde el primer momento, me pareció un tipo encantador, lejos de la imagen
hosca que a veces transmitía.
-Lo
preguntaba porque, creo, que un artista tan
multidisciplinar—y, a veces, aunque solamente se aproxime a una disciplina
artística--como Saura era mucho más permeable de lo que parecía
desde su manera de ver, sentir…
-Carlos
era completamente permeable, siempre curioso y dispuesto a dejarse empapar por
imágenes, referencias e influencias. Su afán por aprender, redescubrirse,
reinventarse e investigar nuevos caminos narrativos formaba parte de sus señas
de identidad.
-Si por
algo se puede recordar a Carlos Saura es por sus gafas, su pelo ralo y por su
eterna cámara colgando de su cuello… pero seguramente que tú nos puedes dar algunas características más detalladas, ya
te digo siempre partiendo de esa ósmosis que hace que aquello que le revolotea
por la mente, por sus gustos…se refleje en su obra…Estamos ante el libro El
Aragón de Saura…a partir de él y con sus fotos, a modo, como el propio Saura
dice “de selección caprichosa” se va aproximando a Aragón, a “su Aragón” foto a
foto…como casi un espía, de manera sigilosa, la mejor manera de conocer y
reconocer un lugar de lugares, ¿no?
-Sí, es
una manera muy bonita y estimulante de capturar el aire y la personalidad de
los lugares
-Pero la
idea original de este proyecto creo que parte de su hija Anna, coméntanos,
¿conoces la historia?
-Su hija
Anna fue el motor de muchos de los proyectos que Carlos tuvo en los últimos
años de su vida y este fue uno de ellos. Anna le inyectó a Carlos un montón de
energía, motivación, ilusión, vida.
-Y tanto tú ,que
nos presentas a Saura como ”Un ojo genial”---que lo tenía de manera indudable
por su apego a la lente, a la fotografía y a saber dónde “hacer el click”-- como Agustín Sánchez-Vidal que lo acerca mediante
esa ”Sinfonía Aragonesa” a la convergencia que tenía y tuvo, siempre, con
Buñuel, con Masats—que se “casi camufló” en el rodaje
de Viridiana--- hasta esa relación de relaciones que tiene Saura—como cineasta
con tantas miradas y perspectivas—con otros cineastas que le influyeron desde
la raíz como él ha influido en otros. Arte que genera más arte… ¿A qué cineastas,
sean a no de Aragón crees que ha influenciado más Carlos Saura?
-Yo
creo que gente como Félix Viscarret, José Luis López Linares, Pilar Palomero,
Paula Ortiz o, sobre todo, Carla Simón no ha sido nada ajena a la manera de
entender el cine de Carlos Saura.
-Por tu parte, no
debió ser nada difícil ver en Saura a un cineasta que “sabía dónde ponía el ojo”… pero tenía “ojo” porque tenía la intuición
del artista, del creador que sabe qué quiere ver, cómo, casi dónde y cuándo…-Y
pasearlo, como hizo Sánchez-Vidal por el Aragón versus el cine no es difícil
porque Saura, creo, se mostraba muy aragonés en todo lo que hizo, lo hiciese
desde donde lo hiciese, ¿verdad?, aunque Agustín nos lo pone muy fácil con su
sutil manera de aproximarnos a Saura…
-Las
raíces aragonesas de Saura se manifiestan en su obra y en su vida de múltiples
maneras. Para él Aragón es, de entrada, Huesca, el lugar de su infancia y su
adorada madre. Pero también Aragón es, para él, Buñuel y Goya, dos de sus
grandes ídolos, o la Jota o José Antonio Labordeta, alguien que le fascinaba,
como dejó claro en Rosa, Rosae. Y Carlos se ajustaba
al cliché aragonés: era muy obstinado y nunca se rendía, jamás arrojaba la
toalla, una clave que contribuye a explicar su gran fecundidad artística a lo
largo de tantos años.
-En estas fotos
paisajísticas de lugares de Aragón no se ven los indicios de la represión
psicológica de los que dejó tanta huella el franquismo y que él dejó ver tanto
en sus films, por ejemplo en La caza ya se ve algo, en Peppermint Frappé o acercándose con
otras películas, como un pintor abstracto, en un cine que rebuscaba en el alma
quebrada de un tiempo que dejó a una sociedad que, aun anhelando libertad, se
encontraba coartada, maniatada, quebrada…Detrás de muchas fotos para nada
abstractas …él siempre veía mucho más, ¿no?;pero su cámara, al menos, la que
llevaba al cuello siempre era analógica
-Su
ojo era genial porque era capaz de capturar lo que nadie veía y como nadie lo
veía.
-Vuelvo a la fotografía quien sabe
captar estos paisajes de este Aragón que encontramos y desencontramos, es
indudable que vio algo especial en los ojos de Ana Torrent que podía resultar
muy inquietante…-Y esos documentales a modo de musicales en los que lo une todo
o casi todas sus pasiones…En Saura la música era un personaje más, algo más que
un escenario y mucho más de lo que se creía dentro de la trama, ¿verdad?; ¿qué
nos puedes decir?
-La
música era una de sus grandes pasiones desde que, de niño, su madre pianista se
la contagió para siempre. Tenía un exquisito gusto musical. La música le daba a sus películas un vuelo extraordinario y una gran
fuerza y encanto.
-¿Crees que cuando se combina el Saura cineasta con el más
documentalista es cuando se extrae lo mejor de este artista tan poliédrico?
-Sí, esa
es una buena observación. En su cine más sobresaliente, hay una mezcla muy
potente de realidad, imaginación y memoria.
-Pero no nos confundamos, vuelvo a sus
comienzos…allí en la Caza, los golfos, La madriguera…ya había algo de
“documentalista2…era como si nos dijese: “veis esto, pues esto es lo que hay en
este país…esto es lo que hemos engendrado como sociedad”. ¿Qué es lo que más
destacarías del Saura cineasta en todas sus dimensiones? —no olvido al
guionista que creo que era más que sobresaliente—
-Su
convicción de que el arte era una manera formidable de retratar, entender y
mejorar la vida
-Por
último, Luis ¿qué nos ha dejado Saura desde todas sus vertientes artísticas que
no nos hubiese llegado de no ser por él?
-Un
montón de cosas: una manera única de mirar, imaginar, retratar, sugerir; un
modo personalísimo de entender su país, su tiempo y la propia condición humana
o el poderío del cine para integrar todas las artes, especialmente la pintura,
la música y la danza, que, en sus películas, alcanzaron cotas muy altas de
emoción y belleza.
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Cazarabet
Mas de las Matas
(Teruel)