La Librería de El Sueño Igualitario

Cazarabet conversa con...   Rosario Fontova, coautora de "Las cartas de La Pirenaica. Memoria del antifranquismo" (Cátedra)

 

las-cartas-de-la-pirenaica-.jpgCátedra del Grupo Anaya, ha publicado un libro de historia. un ejercicio de Memoria Histórica desde la pluma , compartida, de Armand Balsebre y Rosario Fontova y desde todo lo que engendró la aparición de La Pirenaica…aquella radio del exilio para los exiliados , pero , sobre todo, para los que quedaron aquí entre las paredes de la dictadura. El libro cuenta la historia de esta mítica radio que nació en Moscú en 1941 y dejó de emitir en el 77…..años largos e intensos de lucha y arenga desde las ondas que llegaban del Este.

La investigación es tan minuciosa como exhaustiva, fruto de un trabajo de documentación que denota mucha laboriosidad y “amor” por el tema que desarrollan y tratan. En este libro todo gira en torno a las voces, radiadas o que llegaban por carta(pero voces al fin y al cabo) que e retransmitían manteniendo o intentando mantener la moral de unos y otros…el germen político de La Pirenaica se fraguó desde el PCE que se fue al exilio y que tejió una verdadera tela de araña…tela de araña que, dicho sea de paso, y con el transcurrir de los años podemos afirmar que: a unos les sirvió para “medrar” y “sobrevivir, muchas veces a costa de muchos exiliados y escondiéndose tras ellos   y otros fue una “tela de araña” que les atrapó y que se les empezó a enrollar de mala marea, fueron los exiliados entre los exiliados, pero ésa es ya otra historia (le recomendamos el libro de Artur London , La confesión)

Quizás les vaya bien acercarse a :

http://es.wikipedia.org/wiki/Artur_London

Lo que nos cuenta Cátedra del siguiente libro:


Radio España Independiente, la emisora del Partido Comunista de España, fue el más potente altavoz del antifranquismo entre 1941 y 1977, fecha en que cesó sus emisiones en su sede de Bucarest tras la constitución del primer parlamento democrático. Durante estos años, y sobre todo entre 1962 y 1967, el programa "Correo de La Pirenaica" dio lectura a las cartas que desde España o desde los países de la emigración sorteaban la censura o las dificultades de comunicación para contar sus experiencias personales y sus anhelos de libertad. El presente libro analiza el contenido de las cartas que se han conservado, unas 15.500, e identifica a corresponsales y oyentes, los "ojos y oídos de La Pirenaica", entre los cuales se encuentran antiguos combatientes republicanos, exiliados, expresos, obreros, campesinos, mineros, profesores, amas de casa, escritores y estudiantes. Las cartas de La Pirenaica recogen un largo memorial de agravios, comenzando por los recuerdos dramáticos de la guerra civil y el reguero de fosas comunes, prisiones y vejaciones que dejaron los vencedores. Contienen la peripecia de los inmigrantes que abandonaron sus pueblos, la lucha por la supervivencia en los suburbios, la indignación por la insoportable carestía de la vida y la falta de acceso a una educación digna. Constituyen, además, un lamento coral de las distintas sensibilidades ideológicas contra el imperio del terror impuesto por la dictadura, acentuado por la ejecución del dirigente del PCE Julián Grimau en 1963. La España de Franco no pudo silenciar las voces de la disidencia y el descontento, que este fondo documental censa como un impresionante fresco colectivo surgido desde la clandestinidad. En definitiva, las cartas de La Pirenaica se alzan como un testimonio único de arrolladora autenticidad donde están presentes el dolor, la resignación, la solidaridad y el heroísmo de los ciudadanos que prefiguraron la democracia en España.

Índice y hojear páginas
http://www.amazon.de/Las-cartas-Pirenaica-antifranquismo-Historia/dp/8437632560#reader_B00IMYMOOQ

 

Enlaces de interés que os recomendamos:

http://es.wikipedia.org/wiki/Juli%C3%A1n_Grimau

http://es.wikipedia.org/wiki/Dolores_Ib%C3%A1rruri

 

Cazarabet conversa con Rosario Fontova:

Guerrero-Fontova-y-Balsebre.jpg-Vamos a intentar presentar Radio La Pirenaica a nuestros amigos:¿qué nombres habían detrás?

-El primer nombre es sin duda el de Dolores Ibárruri, “Pasionaria”, fundadora de la emisora en 1941 en Moscú, lugar de asilo para los dirigentes del PCE tras la guerra civil. Radio España Independiente. La fundación del que sería el medio de comunicación de masas más importante del antifranquismo se enmarca en los acontecimientos acaecidos durante la II Guerra Mundial y en concreto en la evacuación de Moscú a causa del cerco alemán de 1941.

Pasionaria fue la primera directora, así como editorialista y articulista hasta la clausura de la emisora en 1977. Fue director además Enrique Castro Delgado, uno de los héroes del Quinto Regimiento que con los años se transformaría en un feroz anticomunista. Y Ramón Mendezona, periodista de “Mundo Obrero” , que mantuvo la línea editorial de la emisora según las estrictas directrices del comité central del PCE del que formaba parte.

La redacción estaba compuesta por militantes de élite del partido. Podemos citar a Pilar Aragón, seudónimo de Josefina López, que daba lectura a las cartas a la Pirenaica y tenía un programa destinado a la mujer de marcado tono feminista. Mario Zapata, seudónimo de Antonio Pérez García, periodista que cubrió la invasión de Bahía Cochinos junto con Fidel Castro. O Jordi Solé Tura, que introdujo una bocanada de aire fresco en su corta etapa como locutor de la radio y que luego sería ponente de la Constitución y ministro de Cultura socialista.

-La radio, La Pirenaica, fue concebida como un instrumento de propaganda, pero creo que iba más allá de ello: pretendía ser, también, un instrumento para “dar aliento y moral”, pero ese aliento y moral, ¿debían ir destinados a los propios exiliados, supongo porque, a su manera, como a los que quedaron en España que, muy posiblemente, lo necesitaban más…?

-El éxito de esta radio sorprendió a sus propios impulsores. Uno de los objetivos de la Pirenaica fue al principio conectar con los cuadros del partido en el exilio pero también en el interior, dándoles consignas muchas veces en clave. Pero cuando la emisora consiguió articular un buen servicio de recepción de cartas, la sorpresa fue que buena parte llegaban del interior de España. Y se adecuó la programación a ese fenómeno, con la creación del programa “El correo de la Pirenaica” donde se daba lectura a fragmentos de esas misivas y, efectivamente, se daba aliento y fortaleza a los antifranquistas que no podían expresarse. En este sentido, los oyentes agradecían a la emisora el consuelo que les ofrecía en aquellas noches solitarias de escucha, cuando podían sentirse parte de un colectivo, de un numeroso grupo con el que compartían las convicciones democráticas y  antifascistas.

6a00d8341bf85353ef01a73da9264f970d.jpg-Acercarles a nuestros lectores a cómo eran los primeros programas, equipos de trabajo…

-Desde su fundación, en 1941, REI tuvo su sede en Moscú, con un pequeño paréntesis en Ufá, hasta su traslado a Bucarest en 1955. La emisora se mantenía con fondos del Komintern, o internacional comunista, y de la URSS después. Los equipos comprendían redactores, traductores, periodistas y técnicos. Es interesante comentar que la sede de REI era un secreto. Solo conocían su ubicación exacta los líderes del PCE y los miembros de la redacción. Los periodistas ni siquiera podían contar a sus familias en qué consistía su trabajo, ni acudir a pie a la sede de la emisora. Un automóvil negro con chófer les recogía y les devolvía a sus domicilios tras su jornada laboral.

-Todos sabemos de los desgarros que dejó la Guerra Civil en el seno de los partidos de la izquierda que conformaron aquello del Frente de Izquierdas, pero todo quedó como “muy, muy tocado”…¿está tensión, de alguna manera, se vio reflejada en las emisiones de RADIO La Pirenaica?

-Sí, aunque hemos hallado correspondencia de personas de ideología socialista, anarquista e incluso falangistas desencantados. Insistimos en que se trataba de una radio del partido comunista y por lo tanto se difundía su política según las consignas de su comité central. Pero a pesar de ello, la radio informó por ejemplo de la ejecución de los anarquistas Granados y Delgado, meses después de la de Grimau, con similares argumentos, aún reconociendo el abismo ideológico que les separaba.

-He trabajado en una radio de carácter comarcal, ya sé que para ustedes y que las comparaciones son odiosa, además yo trabajaba aquí y en tiempos de libertad de expresión( aunque soy de las que mantengo de que no hay libertad de expresión cuando el medio de comunicación “se sosteniente” , mayoritariamente , de publicidad común, privada, de empresas con muchos intereses y de, sobretodo, grandes instituciones) Hasta qué punto hubo libertad de expresión y no censura en La Pirenaica , con  todo lo que le argumentaba antes?

-Es imposible comparar una radio en un país democrático con una emisora de partido que se escuchaba en la clandestinidad y que emitía desde la URSS. El concepto de de libertad de expresión no es oportuno.  REI era una emisora cuya función y objetivo se basaba en erosionar las estructuras del régimen franquista utilizando las armas de la propaganda. Por lo tanto, la programación se dirigía a denostar cualquier actividad de la dictadura. Es evidente que se priorizaba la lectura de cartas que convenían al objetivo fundacional de REI y que las que no convenían se obviaban. Los boletines informativos se centraban en elogiar  las acciones de la URSS y de Cuba y en denostar la política norteamericana. Parte del sentimiento americano detectable en España creemos que tiene su origen en la propaganda de REI.

-¿Cómo era la interacción entre oyentes, que los había y muchos, y La Pirenaica?

-Sí, creemos que el análisis de las cartas enviadas a Radio España Independiente, la Pirenaica, contribuye a dibujar el gran fresco de la resistencia popular a la dictadura. Desmiente además la leyenda de que La Pirenaica exageraba o inventaba determinados hechos. Es evidente que el PCE utilizaba para sus fines de estrategia política o propagandísticos a la radio, pero se confirma que “los ojos y oídos de la Pirenaica” eran los oyentes entre los que se encontraban campesinos, mineros, emigrantes, amas de casa, ex presos, exiliados, estudiantes y hasta sacerdotes y militares. Consideramos que la España de Franco no pudo silenciar las voces de la protesta y el descontento. Escuchar la Pirenaica a escondidas, en el ámbito doméstico, suponía ya una toma de partido contra la dictadura. Escribir a la Pirenaica, con seudónimo, ocultando el nombre de tu pueblo, era un acto de rebeldía penado por la ley.

JGR041CE001194747.jpg.jpg-¿Cómo se articuló la red de corresponsales?

-Existían dos “categorías”. Por un lado los muy activos miembros del partido, pocos en realidad, que enviaban artículos e informes y que en su mayoría eran periodistas, escritores e intelectuales. Por otro, los “corresponsales”, figura que nació inicialmente como informador accidental y puntual pero que con el tiempo se consolidó. Para ser “corresponsal” de la Pirenaica había que ser “serio “ y formal”, no inventarse los hechos que se relataban y tener simpatía por el partido. Para muchos oyentes era un honor llegar al grado de corresponsal.

-¿Qué principales enemigos tenía La Pirenaica: porque seguramente que unos estaban enclavados dentro del territorio de los exiliados y otros en España?

-En el exterior, las embajadas, consulados y organismos dependientes de los servicios de emigración franquistas, que identificaban por ejemplo a quienes acudían a las manifestaciones antifranquistas en Europa, o criticaban al régimen en los centros de trabajo. Hubo chivatos y confidentes. En el interior, el Ministerio de Información y Turismo con Fraga Iribarne al frente, y el Ejército, que se ocupaba de crear interferencias para evitar la audición de la Pirenaica. Esas interferencias provocaban molestos pitidos que hacían imposible la escucha.

-El torno al capítulo de LAS Cartas del Horror: hay muy de todo ¿Es de ahí desde donde habéis tenido que tirar más de paciencia, estómago, emoción, emotividad y demás…?

-Son realmente conmovedores e impactantes los testimonios de represión violenta en la inmediata posguerra. Hemos contabilizado menciones a unas cuarenta fosas comunes, además de asesinatos, violaciones  y palizas. Particularmente dramática es la carta de un oyente que de niño, escondido en un nicho en un cementerio, contempló como un grupo de falangistas asesinaban a una familia entera. El padre sobrevivió a sus hijos durante toda una noche quejándose de frío y proclamando su inocencia hasta que al día siguiente le echaron un saco encima y, como contaba aquel oyente, le pegaron cuatro tiros para “rematar la faena”. Como investigadores, poder publicar una selección de las cartas del horror ha sido como un acto de reparación para las víctimas, un acto de justicia para que no se olvide su calvario y la ferocidad con que la dictadura trató a los herederos de la República.

-Radio la Pirenaica fue uno de los pilares, uno de los primeros, en torno a construir la Memoria Histórica de los “perdedores”….esa a la que, desde hace unos cuantos años, tan y tan bien desde mucha miradas , plumas, y perspectivas se les está rindiendo un homenaje a los que se dejaron la vida por la II República?

-La transición no fue modélica en la obligatoriedad propia de cualquier democracia de volver la vista atrás y reparar los efectos nocivos de la dictadura.  Es inaceptable que todavía existan fosas comunes, que siga en pie como monumento al fascismo el Valle de los Caídos o que no fueran juzgados en su momento los autores de los crímenes del franquismo, algunos de los cuales siguieron teniendo cargos públicos en la etapa democrática. En este aspecto, ha sido muy criticable la tibieza de los organismos oficiales en esclarecer la verdad y ofrecer una justa reparación a las víctimas de la dictadura. Es lamentable y vergonzoso el olvido hacia quienes se jugaron la vida durante la dictadura para que los españoles pudieran vivir con libertad. Mientras que en diversos pueblos del sur de Francia han sido homenajeados guerrilleros españoles por su actuación en la Resistencia en el 70 aniversario de la Liberación y en Toulouse hay una calle con el nombre de Cristino García, héroe de la Resistencia, fusilado por Franco, en España los guerrilleros y maquis son considerados bandoleros.

pirenaica.jpg-Le dedicáis un capítulo expresamente a Julián Grimau. ¿Qué importancia, por favor explicadlo a los lectores, tuvo este dirigente comunista en radio La Pirenaica? ¿La Pirenaica fue “el apoyo” externo y más real que tuvo Julián Grimau?

-Julián Grimau era un miembro del comité central del PCE exiliado en Francia. Fue detenido en Madrid en 1962, torturado brutalmente en la Dirección General de Seguridad, sometido a un consejo de guerra y fusilado el 23 de abril de 1963. Durante la guerra civil había sido policía, lo que utilizó el régimen para acusarle de asesinatos en Barcelona que nunca se probaron. La Pirenaica se volcó en la defensa de Grimau: el número mayor de cartas recibidas en la emisora tiene que ver precisamente con el “caso Grimau”. Su ejecución provocó una oleada de protestas internacionales y un sentimiento general de rabia e indignación, de impotencia, en el interior de la España antifranquista silenciada a la fuerza. La radio articuló una programación muy efectista que subrayaba las condiciones heroicas de Grimau, su identificación con la clase trabajadora, su entrega hacia el ideal comunista y sus cualidades familiares de padre y esposo. Puede decirse sin exageración que media España estaba pendiente de las noticias que iba dando la Pirenaica sobre el caso, lo que obligó al ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, a elaborar un plan para contrarrestar la simpatía que despertaba Grimau. Las cartas que se conservan demuestran la admiración que despertó la figura de Grimau y su viacrucis y el tremendo mazazo que supuso su fusilamiento. Su muerte espoleó el recuerdo de otras muertes y los oyentes relataban en sus cartas sucesos violentos que habían sufrido sus familias durante la guerra civil y la posguerra.

-Destacarías, también, en otro plano claro, la voz y las arengas de esta comunista vasca, Dolores Ibárruri en los que confluye, también, Radio La Pirenaica…

-Ibárruri fue probablemente la mejor oradora al servicio del antifranquismo. Era la figura más respetada por los oyentes a los que cautivaba con su voz electrizante y perfecta dicción.  Los domingos por la noche se daba lectura a su autobiografía “El único camino”, que se emitía por capítulos y que tuvo un enorme éxito. Aunque ya había sido apartada del poder efectivo del PCE, lo cierto es que ella seguía siendo “el motor” sentimental de la emisora.

-¿Qué “pálpito”, cuál era el sentir más especial de las cartas del éxodo y la emigración?

-La explotación, el trato despectivo de los nuevos patrones, la añoranza por la tierra natal y los hijos que quedaron lejos…Y el deseo de regresar.

telefunken_anni50.jpg-Este libro guarda un inmenso e intenso trabajo de documentación y rastreo, casi como sabueso(permitidme la comparación), cuánta emoción y emotividad habéis tenido que soportar…bueno, eso que se te hace un nudo en la garganta...?

- Pues leer algunas cartas ha sido doloroso para nosotros. Los oyentes escribían de manera sencilla sus penalidades, la explotación que sufrían y el terrible castigo que sufrieron al menos dos generaciones de españoles por haberse mantenido fieles a la República. El castigo por “ser rojo” fue terrible, supuso una condena al hambre o a la emigración a las grandes ciudades para pasar desapercibidos. Y esa tragedia colectiva no puede dejar indiferente. También ha sido un honor para nosotros entrevistar a antiguos guerrilleros como Jesús de Cos y represaliados con largos años de cárcel como Marcos Ana, todos ellos presentes en las cartas de la Pirenaica.

-Los españoles del exilio escapaban del hambre, de los “señoritos”, de los abusos, pero, te pregunto: ¿los hubo que escaparon de sus propios miedos, me explico: miedo a las propias reacciones y a que éstas puedan generar problemas a ellos mismos y a los suyos…?

-Probablemente. Pero era la única salida para la supervivencia familiar y yo diría que eso era lo fundamental en aquellos momentos.

-Irse de un país es una decisión más que difícil: despedidas que no se sabe hasta qué punto pueden llegar…quizás muchos se despedían y ya no se verían nunca más, de forma física, pero la emigración lleva otras cosas y tintes, ¿cuáles destacarías?

-El amor por la patria de la gente sencilla. Se trata de un sentimiento hoy prácticamente perdido pero que entonces sostenía moralmente a quienes se vieron obligados a dejar su casa y su pueblo a la fuerza.

-Asturias por sus alzamientos, fruto de las condiciones en que se encontraba, sobre todo el entorno de la minería, siempre fue un referente

-La Pirenaica informó puntualmente de las grandes oleadas de huelgas mineras en Asturias, sobre todo las de 1962 y 1964. Logró articular una gran red solidaria con los mineros, considerados unos héroes, y organizó el envío de donativos para crear cajas de resistencia. Se preocupó por divulgar la lucha de las valientes mujeres de Asturias: todos los oyentes de la Pirenaica conocían las desventuras de “Tina”, Constantina Pérez, y Anita Sirgo. El apoyo moral que se produjo a través de las ondas fue sin duda inmenso. La solidaridad entre personas humildes fue en aquellos momentos prodigiosa.

-Lo social, las reivindicaciones por unas condiciones mejores y más dignas y unos salarios decentes…eran ejes en las comunicaciones y trabajos de la Pirenaica. Casi me da la impresión que hoy haría falta una radio sin censura y cercana a las necesidades humanas, ¿no?

-Pues si. Pero analizando la estructura de los grupos mediáticos españoles y su dependencia de determinados intereses económicos y políticos ya se constatan los intereses informativos que predominan.

-En algún momento, piensas que La Pirenaica pudo empezar a ser como predecible, me refiero que con el paso de los años: los exiliados y demás se “apoltronasen” y acomodasen y que dejasen un poco de oír  La Pirenaica…que ésta dejase de ser su medio independiente y sin censura…

-La Pirenaica no respondió a las expectativas, es un hecho y en su última época ya tenía una audiencia muy menor. Por un lado, la política carrillista tendía a evitar cualquier confrontación y a acercarse a las élites de la burguesía menos comprometida con el franquismo. Por otro, la redacción fue envejeciendo, quizá se apoltronó en la comodidad del exilio bien cubierto, y la lejanía de España restó frescura a las emisiones. Algunos locutores, como Solé Tura, que llegó desde París, no aguantaron mucho tiempo, por ejemplo.

-La Pirenaica sigue muy de cerca y lo hace con una línea editorial muy propia, muy suya, la actualidad: que si Fidel Castro, que si el suceso de Palomares, ”el odio a todo lo USA”, los pactos de Madrid…es de suponer que de algunos acontecimientos os era más fácil conseguir información que de otros. ¿Nos puedes contar alguna anécdota?

(No sé si entiendo bien tu pregunta)

-Por ejemplo en el caso de la bomba de Palomares, mientras Radio Nacional de España edulcoraba la realidad y mentía respecto a los efectos de la contaminación, la Pirenaica informaba de la retirada de toneladas de tierra radiactiva por parte de soldados americanos. Y Radio España Independiente puso en marcha un programa, “Antena de Burgos”, que se elaboraba en el interior de la cárcel de Burgos a cargo de presos políticos del PCE y que fue muy popular. El programa volvía locos a los funcionarios pues difundía a las pocas horas cualquier tipo de arbitrariedad que se cometía contra los presos, con guiones que salían clandestinamente en cestas de ropa o en tarteras con doble fondo….En ambos casos, los “ojos y oídos” de la Pirenaica hacían bien su trabajo.

 

 

16441
Las cartas de La Pirenaica. Memoria del antifranquismo. Armand Balsebre, Rosario Fontova
592 páginas
25,00 euros
Cátedra



Radio España Independiente, la emisora del Partido Comunista de España, fue el más potente altavoz del antifranquismo entre 1941 y 1977, fecha en que cesó sus emisiones en su sede de Bucarest tras la constitución del primer parlamento democrático. Durante estos años, y sobre todo entre 1962 y 1967, el programa "Correo de La Pirenaica" dio lectura a las cartas que desde España o desde los países de la emigración sorteaban la censura o las dificultades de comunicación para contar sus experiencias personales y sus anhelos de libertad. El presente libro analiza el contenido de las cartas que se han conservado, unas 15.500, e identifica a corresponsales y oyentes, los "ojos y oídos de La Pirenaica", entre los cuales se encuentran antiguos combatientes republicanos, exiliados, expresos, obreros, campesinos, mineros, profesores, amas de casa, escritores y estudiantes. Las cartas de La Pirenaica recogen un largo memorial de agravios, comenzando por los recuerdos dramáticos de la guerra civil y el reguero de fosas comunes, prisiones y vejaciones que dejaron los vencedores. Contienen la peripecia de los inmigrantes que abandonaron sus pueblos, la lucha por la supervivencia en los suburbios, la indignación por la insoportable carestía de la vida y la falta de acceso a una educación digna. Constituyen, además, un lamento coral de las distintas sensibilidades ideológicas contra el imperio del terror impuesto por la dictadura, acentuado por la ejecución del dirigente del PCE Julián Grimau en 1963. La España de Franco no pudo silenciar las voces de la disidencia y el descontento, que este fondo documental censa como un impresionante fresco colectivo surgido desde la clandestinidad. En definitiva, las cartas de La Pirenaica se alzan como un testimonio único de arrolladora autenticidad donde están presentes el dolor, la resignación, la solidaridad y el heroísmo de los ciudadanos que prefiguraron la democracia en España.

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