La Librería de El Sueño Igualitario

Cazarabet conversa con...   Juan Francisco Fuertes Palasí y Carlos Mallench Sanz, autores de "La batalla olvidada" (Divalentis) y con el editor Sergio Guinot.

 

523412_106653719532356_1288097091_n.jpgJuan Francisco Fuertes Palasí y  Carlos Mallench Sanz nos acercan a una de las batallas más importantes de la Guerra Civil y, a la vez, menos conocida….

Divalentis , editorial que nos llega desde la provincia de Castelló, nos acerca a un acontecimiento un tanto ignorado de la Guerra Civil Española, el que aconteció a la conocida como Batalla del Levante….trascendental, pero como acontecimiento bélico , un episodio muy poco tratado por los historiadores y especialistas en la analítica de la guerra y de sus entresijos, entre otras cosas de las propias batallas….Se trata, pues, de otra de las batallas olvidadas de la contienda española.

Escriben y describen  este episodio bélico Juan Francisco Fuertes Palasí y Carlos Mallench Sanz, dos vecinos de la Vall d´Uxó muy cercanos al estudio minucioso de muchos episodios históricos y muy acostumbrados a moverse en torno a los episodios más o menos locales, más o menos cercanos y esto en el estudio, descripción  y aproximación de la historia es muy, muy importante….

Así nos lo presentan desde la propia editorial:

La llamada Batalla de Levante es el episodio menos tratado en la historiografía de la Guerra Civil, una batalla menor, una "anécdota" periférica que —de manera deliberada en unos casos o inconscientemente en otros— ha sido siempre relegada.

Podemos hablar sin un ápice de exceso de una Batalla Olvidada en la que los trascendentales sucesos de los frentes castellonenses han quedado disueltos, como desvinculados del necesario encadenamiento de la crónica de nuestra contienda.

Huyendo de tediosos análisis estructurales y cuantitativos este libro pretende, siguiendo un modelo narrativo y ameno, recuperar para la Historia la llamada Batalla de Levante, una de las operaciones militares en la que más unidades se movieron, la que concentró a las más selectas unidades franquistas, la gran mayoría de sus capacidades de fuego, la práctica totalidad de sus generales, la que más estragos y destrucciones causó sobre las poblaciones y una de las que más víctimas militares y civiles provocó. La historia arrinconada de la resistencia en la sierra de Espadán, prácticamente a las puertas de Valencia, y que resultó ser clave para prolongar la agónica supervivencia de la República durante varios meses más.

 

Para entender lo transcendental de esta batalla hay que acercarse a la mítica línea XYZ (también denominada como Línea Matallana) , ésta consistió en un sistema de fortificaciones construido durante la Guerra Civil Española para uso de tropas republicanas durante el año 1938. Situado al norte de la ciudad de Valencia, fue construido con el fin de defender dicha urbe contra los ataques de las tropas franquistas, enmarcados dentro de la conocida como Ofensiva del Levante.

Esta línea no estaba formada por una franja de fortines o refugios hechos con cemento reforzado como había sido el Cinturón de Hierro de Bilbao en el año 1937 (y como era la Línea Maginot en Francia), sino que era una "defensa en profundidad" constituida por una red de trincheras y refugios excavados para aprovechar el terreno áspero de las colinas que rodean Valencia por el norte y el noreste, lo cual dificultaba destruirlas sólo mediante ataques aéreos y mucho más tratándose de asaltos frontales a cargo de la infantería. Así pues, no se debe entender como un completo sistema de búnkeres y fortificaciones de hormigón armado, sino como un sistema de trincheras y defensas en profundidad, que aprovechaban las dificultades orográficas (especialmente las de la zona, como el Maestrazgo).

Así, en toda la línea destacaba la presencia de fortificaciones, trincheras y, en algunos casos, blocaos que en determinados puntos se encontraban rodeados de alambre de espino, si bien en su mayoría estas fortificaciones se encontraban en posiciones elevadas o con grandes desniveles que las hacían inexpugnables a un asalto de infantería e impracticables para el asalto de blindados y tanques.

La línea se extendía desde la costa del Mar Mediterráneo (a la altura de Nules) hasta llegar a Santa Cruz de Moya (Cuenca), constituyendo una enrevesada línea de posiciones que serpenteaba por las provincias de Valencia, Castellón y una parte de Teruel hasta entrar en Cuenca. Su extraordinaria longitud se debía a que estaba diseñada para proteger a Valencia tanto de un asalto frontal (en un avance por la costa) como por el Oeste (a través del frente de Teruel). En parte, fue diseñada y ejecutada bajo la dirección de Manuel Matallana, oficial del Ejército Popular de la República que se había hecho cargo de las tropas republicanas en el Levante y, en definitiva, de la defensa de Valencia frente al avance franquista.

Amplía más la información en: http://es.wikipedia.org/wiki/L%C3%ADnea_XYZ

 

LOS AUTORES:

Juan Francisco Fuertes Palasí; vecino de Vall d´Uxó , Castellón. Además de varios artículos en diversas publicaciones(Orleyl, Revers, Mon Axtual, Revista de Burriana y Camp d´ Espadar) el autor ha profundizado en el estudio de la temática local en misceláneas como “El Temps passat I” y “El Temps passat II”(2008) o en estudios de carácter etnográfico como “El término municipal de Vall d´Uxó. El patrimonio rural no catalogado”(2004), todos ellos editados bajo el patrocinio de la Asociación Arqueológica de la Vall d´Uxó. Dentro de su faceta como historiador y en un primer con la temática sobre la Guerra Civil , ha publicado el libro de memorias “Diario de guerra”(editado también en Divalentis en 2010)…después ha retornado a la historia local con  Vall d´Uxó , sus niños y sus juguetes” del año 2012.

Carlos Mallench Sanz; también de la Vall d´Uxó cuanta con una amplio historial de dedicación y estudio sobre los episocios de la Batalla de Levante desde numerosos foros especializados( Aular Militar Bermúdez de Castro de Castellón, Grupo de Recreación Histórica “Línea XYZ” de Valencia y Asociación Arqueológica y Grupo de Estudios de la Batalla de Levante de la Vall d´Uixó) Ha publicado diversos artículos de investigación relacionados con la temática, entre otros: “La toma del Catillo de Vall d´Uixó durante la Guerra Civil Española” (revista Orleyl, nº5 en 2008), “Teufels sobre Vall d´Uixó” (Revista Aigualit, nº12 2009-2010), “Memorias de Pascual Bono” (Revista Font, nº12, 2010) y “El aeródromo de Betxí” ( libro que se publicará próximamente y que obtuvo el segundo premio “Villa de Betxí” en 2011. Ha sido coautor, junto a otros investigadores,  del libro “La Guerra Civil en el Alto Palancia”, editado por el Instituto de Cultura del Alto Palancia de Segorbe, Castellón.

 

Conversamos con el editor Sergio Guinot, de Divalentis:


942715_201256353354928_468210619_n.jpg-Sergio, ¿cómo es que te lanzas a fundar y trabajar en una editorial pequeña como Divalentis?. Por cierto, ¿por qué Divalentis?, ¿qué significa Divalentis?

- El núcleo de nuestro grupo ha funcionado como “editorial service” desde hace casi 15 años, proveyendo a grandes editoriales de todo el mundo de cualquier cosa que necesitasen relacionada con el mundo editorial: Textos, ilustraciones, maquetación, DVDs... Hacíamos desde cuentos infantiles a enciclopedias sobre medicina. Con esa experiencia, en el año 2008 nos decidimos a crear nuestro propio sello editorial para dar salida a aquellos proyectos a los que teníamos un especial cariño.

Divalentis es una palabra que unifica muchas cosas. Es una larga historia, pero para resumir te doy algunas claves: me licencié en farmacia por la universidad de Valencia y quería que el nombre de la editorial tuviese una referencia a la química. El Helio, primer gas noble, tiene valencia 2, es "divalente". Además "dos valientes" fundamos la editorial. Respecto a la procedencia, somos una editorial valenciana, así que... en el nombre “Divalentis” vimos representas muchas cosas importantes para nosotros.

-¿Con qué medios partes para hacerlo? ¡Porque no debe ser nada fácil!

- El estudio nos sirvió de plataforma. Escindimos algunos de los recursos del estudio para formar el sello. No fue fácil porque el primer año nos dedicamos a afianzar la plataforma, encontrar una buena distribuidora, etc.. Tuvimos mucha suerte al lograr unir todas las piezas. A partir de ahí, empezamos a sacar títulos.

-¿Cuál es el equipo humano de Divalentis ?

- Con los años han pasado bastantes colaboradores por la editorial, pero hay tres personas que siempre hemos estado en el núcleo, todos con muchos años de experiencia en el sector.

-¿Desde qué filosofía surge Divalentis?. O sea: ¿cuál es vuestra idiosincrasia, vuestra razón de ser?

- Queremos crecer con nuestros autores. Intentamos que el autor mejore como escritor en cada libro y que cada nueva obra de ese autor suponga un mayor reconocimiento y afianzamiento en el mercado. La complicidad con los autores es muy importante en nuestra manera de trabajar y entender la literatura. Nos gusta hacer joyería artesana con las obras. Nuestras revisiones y procesos de edición son muy detallados, por lo que se pueden dilatar bastante en el tiempo, desde varios meses hasta años.

divalentis.jpg-¿Bajo qué ilusiones salisteis a la calle?

- Nuestra meta era que el público valorase nuestras publicaciones y el proyecto editorial. Si la gente cree en el proyecto, apoya a la editorial adquiriendo sus productos y permitiéndonos continuar. Queremos que ese grupo se vaya haciendo grande de manera sólida. Apostamos por ir ganando nuestro hueco en el mercado poco a poco, haciendo bien las cosas.

-¿Con qué perspectivas?

- Siempre que me preguntan por perspectivas digo: “Hay que estar abierto para lo mejor y preparado para lo peor”. Las perspectivas han cambiado junto con el mercado editorial. Nuestras perspectivas hoy en día se remiten a ese crecimiento lento pero seguro y creo que 2014 va a ser un buen año para nosotros en ese sentido.

-¿Divalentis  se miró en algún o en alguna otra editorial a la hora de recoger este testigo?

- Tenemos la experiencia de haber trabajado para grandes multinacionales y para pequeñas empresas familiares, así que intentamos coger lo mejor de cada casa para crear una editorial con personalidad propia.

-Cuéntanos, ¿cómo ha sido (desde vuestra fundación) vuestro camino como editores y cómo está siendo, en estos tiempos en que esto del libro y el oficio de ser editor está siendo harto difícil?

- Ser editor siempre ha sido difícil. Mantener una editorial pequeña en un mercado hipersaturado de títulos, que tiene hoy en día unas ventas muy bajas, parece una labor casi imposible. Hay que luchar día a día, respecto a eso y respecto a muchas otros problemas. En el último año, cuando todo estaba más difícil, hemos crecido en reconocimiento y hemos aumentado nuestro espacio vital dentro del mercado editorial español. Tuvimos la suerte de estar en el los lugares indicados en los momentos más adecuados.
Por ejemplo, en febrero de 2013, las organizadoras del III Encuentro RA de Madrid nos permitieron comunicar durante las jornadas los resultados de nuestro primer certamen literario “150 Rosas”, y se produjo una muy buena interacción con el público que ha sido semilla de muchas cosas. Son oportunidades que no te cansas de agradecer. Ese efecto de acudir a los sitios y crear relaciones que crecen y perduran es vital para nosotros.

-¿Qué temáticas quiere y/o acaricia Divalentis ?

- Respecto a temáticas, nos consideramos una editorial generalista. Ahora tenemos diversas líneas de edición: infantil, ensayo histórico, novela negra, novela romántica, autoconocimiento, teatro... Trabajamos aquello que consideramos que tiene calidad y merece ser publicado.

-Desde el compromiso, ¿se puede hacer, Sergio, buena literatura?

-Se puede luchar por la buena literatura y por los buenos autores. Hay que ser honrado con la obra, ante todo, y no caer en la autocomplacencia o la comodidad. Hay que intentar, desde la suma autor-editor, y hasta el límite de nuestras capacidades, que cada novela sea la mejor versión de sí misma. Cuando empezamos a editar una obra solemos plantear las preguntas: “¿Qué quiere ser esta novela? ¿A qué aspira? ¿Qué le falta para conseguirlo?”. La respuesta a estas preguntas suele ir acompañada de una enorme cantidad de trabajo, pero es nuestra filosofía.

-¿Qué tirada tenéis, más o menos, por cada título?

-Últimamente salimos con 500 o 1.000 ejemplares y esperamos a que la distribuidora nos dé buenas noticias y nos pida más ejemplares.

-Ya sabemos cómo los peces grandes se van comiendo a los chicos y en esto del mercado editorial y de los medios de comunicación, con los grandes grupos y demás, es bestial .Y es aquí donde la prensa debería jugar un elemental papel, haciéndose eco de .bueno, dime Sergio, ¿cómo os trata la prensa?

-Con el tiempo vas recogiendo alegrías y reconocimientos en forma de recortes de prensa, entrevistas en radio, etc, pero es complicado conseguir cosas. A veces hay que insistir durante meses hasta que un autor puede ser entrevistado en un medio de comunicación. Es natural, somos mucha gente llamando a las mismas puertas y hay que tener paciencia hasta que llega tu turno.

-¿Cómo escogéis lo que vais editando? y ¿Cómo os planteáis el tratamiento del material?

-El equipo de lectura lee todas las obras que nos llegan. Después nos reunimos y cada uno pone sus conclusiones encima de la mesa, que suelen estar encaminadas a hacer posible la edición. Pero para eso el libro debe cumplir con unos requerimientos de calidad y trabajo que muchas veces no se alcanzan. Somos todo lo críticos que sabemos.

65267_185388004941763_1634817003_n.jpg-¿Cómo te vas acercando a las obras que vas publicando?

-Emocionalmente. Hay que entender la obra y apreciar sus puntos fuertes. Una vez hemos hecho nuestro informe hablamos con cada autor y les comunicamos nuestras conclusiones. Cómo ellos entiendan y aprecien nuestro trabajo es fundamental para dar o no el siguiente paso.

-¿Cómo los vas descubriendo?

-Si te refieres a los autores, recibimos manuscritos continuamente, pero también interactuamos con autores en presentaciones, ferias del libro, redes sociales...

-¿Qué es lo que te motiva de ellos?

-A nivel personal, cuando dos personas comparten la pasión por la literatura es fácil entenderse. A nivel literario, me emociono cuando descubro un manuscrito trabajado en cuanto a ideas, impulsos, estructura... Eso es algo que salta a la vista para los profesionales del sector. Aunque la obra tenga algunos defectos, tienes esa sensación mágica de: “¡Aquí hay una novela!”.

-¿Qué te motivó, en el caso que nos ocupa hoy, LA BATALLA OLVIDADA? ¿Cómo ha sido trabajar con estos dos autores ?

-Ya había trabajado con Juan Francisco Fuertes en “Diario de Guerra” y “Vall de Uxó, sus niños y sus juguetes”. Es un autor muy detallista que estudia e investiga mucho antes de comenzar a escribir. A mí me maravillan sus obras y nos sentimos orgullosos de que él cuente con Divalentis. Sabía que llevaba ocho años investigando para LA BATALLA OLVIDADA y estábamos deseosos de comenzar el proyecto. Con Carlos Mallench no había trabajado antes, pero es una enciclopedia andante y da gusto encontrarse con alguien que tiene tanto que aportar. El trabajo fue codo con codo, revisando cada detalle de la maquetación, la portada, etc.

-¿ Y a quién va destinado, querido editor, el título del libro?

-Bueno, como Juan Fuertes dice en la sinopsis,  La llamada Batalla de Levante es el episodio menos tratado en la historiografía de la Guerra Civil, relegada —de manera deliberada en unos casos o inconscientemente en otros— a una condición de batalla menor o "anécdota" periférica, que no corresponde con la realidad. En 2013 fue el setenta y cinco aniversario de este conflicto, con lo que nos parecía una fecha señalada para hacer memoria de lo que ocurrido. Fueron situaciones horribles que no deben caer en el olvido, si queremos aprender algo de ellas.

 

 

 

Cazarabet conversa con Juan Francisco Fuertes Palasí: y Carlos Mallench Sanz, autores del libro La batalla olvidada.

 

13951_1.jpg-Amigos ¿por qué un libro, hoy y ahora, sobre esta batalla, la del Levante? ¿Qué os ha llevado a cabo a desarrollar este trabajo?

-Cuando comienzo a desarrollar el proyecto de narrar una batalla de Levante, allá por 2003 ó 2004, prácticamente nada se había escrito sobre ella desde 1977 en que Martínez Bande publicó su monografía “La ofensiva sobre Valencia”. La temática general sobre el conflicto apenas hablaba de aquellos tres meses de feroces combates. Cualquier obra que consultaba, ventilaba la batalla de Levante en unas pocas líneas: el ejército franquista llegaba a Vinaroz, el Maestrazgo era conquistado tras muchos sacrificios y ya está, inmediatamente venía el paso del Ebro y ya nunca se volvía a hablar de Levante. Por otro lado, apenas existían estudios locales sobre los que apoyarse a la hora de enfrentarse a la elaboración de la historia.

La batalla de Levante había sido postergada por unos y por otros. A lo largo de cuarenta años a los hagiógrafos del franquismo no les gustaba recordar aquel empecinamiento del Generalísimo en avanzar hacia Valencia a costa de una gran sangría por parte de sus hombres. Por otro lado, la propaganda comunista no hizo ningún esfuerzo en elogiar la figura del general Menéndez —auténtico héroe de Levante e igualmente olvidado— y se centró en  honrar a los suyos y a su papel en el Ebro: Líster, el Campesino, Tagüeña, Modesto…  Finalmente la batalla de Levante había quedado para la Historia como un acontecimiento secundario, una especie de escaramuza sin más importancia. Un detalle revelador: la batalla de Levante es, después del Ebro, el episodio de la guerra civil en el que más medallas militares repartió el ejército franquista, esto se traduce en el enorme sacrificio y en la gran sangría que supuso aquel acontecimiento y no fue, desde luego, una “circunstancia superficial” dentro de nuestra gran tragedia.

Ahora, en el transcurso de estos años, afortunadamente, se ha ido haciendo justicia para la historiografía en lo que respecta a nuestra “batalla olvidada”, y cada vez son más las obras que se centran el episodio levantino y, en suma, en un mejor conocimiento de nuestra propia historia, que los valencianos parece que tenemos tendencia a olvidar o ignorar, cuando no a menospreciar.

 

14122010_022.jpg-¿Cuál ha sido vuestra metodología de  trabajo?-El levante español  entre el 37 y el 38 todavía constituía un punto  aparentemente “firme y fuerte” para los Republicanos cada vez más “saturados” y “desbordados” en otras partes del Estado. Entonces se “reconquista” la ciudad de Teruel para, luego, volver a perderla, en un desgaste brutal tanto físico como mental de las tropas, además de las pérdidas….¿es éste el punto de inflexión más importante en la Guerra Civil Española? Explicaros un poco.

-Ante aquella sequedad documental la metodología de trabajo pasaba por intentar recuperar cuantos más episodios posibles de la batalla de Levante y, como en un puzle, recopilar  las “piezas” de entre los relatos generales de la guerra para ir construyendo una narrativa cómoda a los ojos del lector, esa era al menos mi intención; en la bibliografía de la obra queda buena muestra de todos los textos consultados. Después ha habido que recurrir a la memoria oral de las informaciones directas, cada vez más escasas, tanto de los combatientes como de los civiles testigos de aquellas tremendas jornadas. Desde el inicio de la investigación, y con el correr de los años, la progresiva aparición de monografías locales, como decía, ha proporcionado  más memoria a nuestra Batalla Olvidada, lo que ha facilitado la labor. Y finalmente, no hay que olvidar la búsqueda en el archivo de referencia cuando se quiere investigar sobre la guerra civil: el Archivo General Militar de Ávila, inmensa fuente que ha aportado no poca información de gran interés y que restaba todavía inédita a los ojos de los historiadores y para el tema que nos ocupa.

Con todos los datos recogidos y siguiendo las últimas tendencias en el campo del tratamiento de la Historia, como decía, he querido confeccionar una narración amena, alejándome de relatos excesivamente espesos, de datos puramente cuantitativos, procurando sumergir al lector en el propio desarrollo del acontecimiento, intentando ponerme en la piel de los protagonistas y valorando los elementos más intangibles de la Historia como el estado anímico de soldados y población civil  o la influencia de la meteorología en el desarrollo de los acontecimientos, por ejemplo.  

Durante toda la guerra no hay punto de inflexión. Desde el primer momento los fascistas van encadenando, con mayor o menor dificultad, victoria tras victoria, mientras que el Gobierno va perdiendo territorio, y con él, hombres y recursos. Otra cosa es hablar de puntos de inflexión hipotéticos si en un momento de la guerra se hubiera actuado de una u otra manera, pero estos son innumerables. Desde el primer día: ¿qué hubiera sucedido si se impide a las fuerzas africanas cruzar el Estrecho?; hasta el último: ¿hubiera podido la República resistir medio año más si Casado no se subleva en Madrid y así enlazar el conflicto español con la Segunda Guerra Mundial? En realidad después de Teruel la República está perdida, el pesimismo atenaza a todos, Prieto dimite y hasta el propio Azaña piensa en abandonar. En todo caso, es en este momento cuando podemos hablar de un punto de inflexión, el de la bolchevización definitiva de la República. El presidente Negrín toma la decisión de abrazar a los comunistas, no le gusta, pero no tiene más remedio. Stalin es el único valedor de la República y por encima de todo hay que resistir. Los comunistas inflaman las filas republicanas en una mezcla de llamamiento al heroísmo de la población y política del terror sobre el propio ejército. Muchos militares leales aborrecen estas conductas, y esta “estalinización” a ultranza del Ejército Popular devendrá finalmente en el mencionado golpe casadista.

 

563865_514897578549900_640882476_n.jpg-Cuando los caballos de los golpistas se bañan en Vinaròs, partiendo, definitivamente, a las tropas republicanas ¿ya estaba todo perdido?

-No, la última baza era la guerra defensiva: retroceder aprovechando las ventajas del terreno, desgastar al enemigo y ganar cuanto más tiempo mejor. Ahí radica precisamente la importancia de la batalla de Levante dentro del contexto de la guerra civil. Levante es la encarnación de la resistencia de la República propugnada por Negrín y exigida a sus hombres hasta la saciedad. La resurrección de un Ejército Popular completamente desarbolado tras el desastre de Aragón sorprende a los franquistas y el gran maestro que sabe interpretar a la perfección los anhelos del Presidente es el general Leopoldo Menéndez, un auténtico héroe de la República que ha permanecido prácticamente ignorado durante estos 75 años, hasta el punto que ni los más prestigiosos historiadores son capaces de mencionarlo en sus obras y mucho menos identificar su figura.

 

-¿La República, desde entonces, pretendió dilatar, como fuese la contienda para ver si se producía el estallido de la guerra continental e internacional y así poder tener posibilidades de verse auxiliada?

-Esa era la última carta de Negrín. La aportación de la batalla de Levante a estos propósitos es nada menos que de tres meses de resistencia. Todas las potencias democráticas han abandonado a la República. Por todos los medios Negrín había intentado convencerlos de que la República estaba aún viva y en el envite del Ebro casi lo consigue. Pero tras los acuerdos de Múnich, Hitler domina la situación, todo el mundo comienza a temblar y a nadie le importa ya lo que suceda en España. La República está definitivamente sola y después del Ebro todo está perdido, el último envío de material soviético, con la frontera francesa cerrada, no llega y el golpe de Casado acelera la descomposición.

 

-Pero esas posibilidades… ¿no es verdad que nunca se contemplaron a raíz del pacto de no-intervención, vetos y demás…?

-De haberse hecho realidad los deseos de Negrín —enlazar ambos conflictos —a los franco-británicos les hubiera faltado tiempo para aliarse con la República. Ciertamente la Unión Soviética pacta con Hitler en un acuerdo de “no agresión” que desconcierta a todos. En este contexto de búsqueda desesperada de aliados contra los nazis la posición geoestratégica de la Península hubiese pesado de una manera inmediata del lado de las potencias democráticas, cerrando instantáneamente el Mediterráneo. Sin duda la República se hubiera salvado, pero bien es cierto que la devastación sobre una población y un territorio en ruinas hubiera sido terrible.

 

-A vuestro entender, ¿los intereses económicos de las grandes potencias (USA, Gran Bretaña, Francia…), fascistas o no, acabaron por ahogar cualquier esperanza de la II República?

-Desde el primer día la República pierde una batalla fundamental, la de la propaganda. Los rebeldes, que se saben en desventaja, les ganan la mano siempre sobre las naciones democráticas que hubieran podido auxiliar al gobierno republicano. Ante la opinión pública de Londres, de Nueva York o de París son ventilados con habilidad los desmanes turbulentos de los primeros meses de revolución, inmediatamente después del Golpe de Estado. El gobierno de la República no puede, o no sabe, hacer nada para evitarlos: las imágenes de iglesias en llamas, de cadáveres momificados de las monjas exhibidos frente a los templos profanados, los gestos irreverentes de milicianos empuñando las pistolas, las espeluznantes fotografías de personas asesinadas por las hordas… la propaganda franquista trabaja con gran eficiencia y los sectores conservadores europeos y americanos se escandalizan ante esta visión del “terror rojo”. Igualmente, durante la vorágine revolucionaria, los intereses económicos de las potencias se verán amenazados por la expropiación y por la incautación a manos de los incontrolados. Es precisamente en ese momento cuando la República está perdiendo una guerra que no ha hecho más que comenzar, todos los esfuerzos posteriores por lavar una imagen que recordaba demasiado a la revolución soviética no le valdrán. La República pecó durante sus ocho años de vida de exceso de bisoñez o de candor, el extraordinario nivel humano e intelectual de muchos de sus dirigentes no estaba hecho para las alcantarillas de la política. Definitivamente, las democracias occidentales se alejaron desde bien pronto de la República española y lo que pesó en su contra, más que los intereses económicos de las potencias, fue el temor de estas a que en España surgiera un estado revolucionario de corte bolchevique, con el consiguiente desequilibrio en las zonas de influencia de las potencias internacionales. ¡Un estado comunista en las puertas del Mediterráneo! No, eso no lo hubieran permitido jamás. 

 

529513_10151595270453373_1848287423_n.jpg-A vuestro parecer qué importancia tuvo en la victoria final la ayuda que recibieron los franquistas y golpistas por parte de alemanes, italianos, tropas del Norte de África,….

-Una importancia indiscutible, en armas, en logística, en hombres, en tácticas, en material, en el mar, en el aire… Si el Comité de No Intervención hubiera funcionado de un modo tan estricto con los fascistas como con la República, Franco no gana la guerra, con toda seguridad. 

 

-Los bombardeos fueron en todo momento muy determinantes a favor de los intereses franquistas. ¿Qué importancia tuvieron estos en la batalla del Levante?

-Efectivamente a aquellas alturas de la guerra el dominio del aire por parte de los fascistas era indiscutible y la utilización de los bombardeos, tanto sobre objetivos militares como poblaciones, fue abrumadora. En el caso de las acciones sobre la población civil, las protestas internacionales ante masacres como las de Granollers, Barcelona o Alicante (centrándonos sólo en el área mediterránea) no sirvieron de mucho. Estas acciones de terror no fueron más que ensayos a pequeña escala de lo que habría de venir poco después durante la guerra mundial en el que el poder destructivo de las bombas se multiplicó de una manera asombrosa en el breve plazo de un par de años.

En lo que respecta a las acciones sobre objetivos militares, el daño económico fue tremendo y finalmente  acabó asfixiando a la República. El bombardeo sobre tropas, puertos, estaciones, almacenes y convoyes fue incesante y letal. Hundir prácticamente en el puerto a un barco cargado con material de guerra, con petróleo o con víveres, era como hundir un preciado tesoro del que el ejército y la población estaban tan necesitados y eso afectaba también a la moral de ambos que veían impotentes cómo la capacidad de respuesta propia era prácticamente nula.

 

-Explicadnos un poco cómo fue y se organizó, por parte de las tropas franquistas, la ofensiva sobre Valencia

-Los franquistas venían de Aragón con una moral altísima, pensando que a la guerra le quedaban unas pocas semanas y que tenían enfrente a un ejército republicano completamente desarbolado.

Tras la decisión de Franco de seguir hacia Valencia, las fuerzas de Aranda descansan un par de días en Vinaroz y emprenden la ofensiva de Levante convencidos que el camino hacia el sur iba a ser un paseo de turismo por la costa. Pero cuando a lo largo de la sierra de Irta ven como los republicanos se agarran al terreno comienzan a darse cuenta de que aquello no va a ser tan fácil. Franco que ya pensaba en despedir a la Legión Cóndor y a la Legionaria italiana debe rectificar. El cerrojo levantino que parecía carcomido no salta y los fascistas lo intentan por la puerta de atrás: García Valiño se traslada con sus hombres al Maestrazgo para forzar desde allí, mientras que Varela empuja desde Teruel. Pero si ambos avanzan es a costa de mucha sangre, y por si fuera poco, la climatología se alía con los republicanos. Después de un durísimo invierno los requetés de Valiño que soñaban con el sol del Mediterráneo se encuentran con una primavera espantosa: viento, lluvia, granizo, nieve… y así un día, y otro y otro. La moral está por los suelos, pero la República no puede aprovecharse del bajón enemigo. Tres meses les costará conquistar una provincia de Castellón que tienen completamente rodeada y sobre la que están actuando los mejores hombres, los más prestigiosos generales, gran parte de su artillería y todo el potencial de su aviación.

Sólo el paso del Ebro del 25 de julio acaba con la torpe obcecación de Franco en aquel avispero. Su terquedad costará finalmente  miles de vidas a sus hombres. 

 

PC100355.JPG-¿Y cómo las fuerzas gubernamentales pasaron a la defensiva?

-En las cabezas de Saravia y de Menéndez está precisamente la gloriosa resistencia de la República. Ambos, como militares profesionales que son, saben interpretar los deseos del presidente Negrín y saben también de la inferioridad de sus armas y de la limitación de sus hombres, en especial de sus mandos intermedios. Por tanto la batalla defensiva que emprenden es de manual: aferrarse a la ventaja que proporciona el conocimiento del terreno, ir retrocediendo en orden, desgastar al enemigo y proporcionar tiempo al mando para permitirle planificar la situación con calma.

¡Cuán interesantes hubieran sido unas memorias de ambos generales! pero para más abundancia de nuestra “Batalla Olvidada” tampoco ellos nos han dejado testimonio alguno (al menos que se sepa, hoy por hoy).

 

-¿Cómo se perdió Castellón?. Las imágenes de sus calles devastadas por los bombardeos son dantescas…

-Castellón se perdió porque tenía que perderse, no era una ciudad fácil para la defensa; tomadas las alturas cercanas por los rebeldes, no se movía nada sin que ellos lo supieran. Cualquier intento de defensa hubiera concluido en el copo irremediable de las tropas en su interior, de hecho cuando los franquistas se cuelan en Villarreal, los republicanos tienen que salir pitando de la capital. Aquí, precisamente, es donde los grupúsculos comunistas más violentos, antes de retirarse, se ensañan con la población en la comentada política de terror y desesperación del que irremisiblemente ve acercarse día a día la derrota.

Castellón no fue una de las ciudades que más destrucciones sufrió. Creo que no estaba en la mentalidad del mando pedir el sacrificio de sus hombres soportando cercos numantinos. Las órdenes eran de resistir, sí, pero también las de retirarse sin pánicos ni desbandadas como las de Aragón para hacerse fuertes más atrás, en este caso tras la línea del Mijares. 

 

-Explicadnos para “ganar” la batalla del Levante  tuvo mucha importancia la estrategia  sobre el terreno con Sierra Espadà de fondo….cómo se desarrolló allí la batalla para ganar el Levante

-Después de la conquista de Castellón, de Villarreal y de Burriana, al estudiar el plano topográfico, los fascistas debieron de pensar que la provincia de Valencia ya estaba a un tiro de piedra; con un empujoncito más llegaban a Sagunto, sus altos hornos y su puerto. Pero de pronto, enfrente, se les abrió una tremenda barrera montañosa que les iba a deparar más de una sorpresa. Por si fuera poco el tórrido y húmedo verano mediterráneo ya estaba encima. La moral, que no andaba muy alta, se volvió a resentir tras los primeros intentos de asalto a la sierra.

Efectivamente, una de las peculiaridades nunca estudiadas de aquella batalla defensiva y de resistencia es la configuración orográfica de la sierra de Espadán. El relieve de la sierra no se parecía en nada al terreno montañoso sobre el que los franquistas habían combatido y para afirmar esto hace falta conocer bien Espadán.

La sierra de Espadán, sin poseer alturas excesivamente elevadas, es una espina montañosa que desde la costa penetra hasta Teruel en una serie laberíntica de cerros, barrancos, picos rocosos, hendeduras y cantizales en un continuo “sube y baja”, donde el dominio de una cota no aseguraba la conquista del sector. Los republicanos conocían el terreno y los ingenieros de Matallana habían hecho un buen trabajo en su línea XYZ, sin duda. Probablemente el farallón rocoso del castillo de Castro era la clave de todo el sistema defensivo y los franquistas no pudieron con él, una y otra vez se estrellaron en sus empinadas laderas. En el vértice Rápita, cota igualmente importantísima que superaba los mil metros de altitud, sucedió no mismo, allí legionarios, moros y requetés cayeron por cientos. Ni la artillería ni la aviación podían actuar con precisión dónde y cómo querían. Podemos decir que Menéndez y la sierra de Espadán son las grandes estrellas de la batalla de Levante.

 

424008_194427107369236_2065855054_n.jpg-¿Cómo fueron los últimos meses de esta batalla?

-La batalla de Levante propiamente dicha finaliza el mismo 25 de julio, cuando las fuerzas de Modesto cruzan el Ebro. A los franquistas les pilla totalmente por sorpresa, precisamente cuando estaban a punto de reventar el cerrojo por Viver-Segorbe. Los ocho meses restantes en la línea del frente levantino son los característicos de un frente estático, en donde ambos contendientes están demasiado agotados como para hacer alardes de fuerza. No obstante, durante este periodo, se desarrollarán algunos episodios por parte del Ejército Popular con el fin de sobresaltar a los nacionales y aliviar así la presión en el Ebro. Los franquistas resolverán estos sustos aportando algunas fuerzas de reserva sin incomodarse demasiado; su superioridad, ya en el otoño de 1938, es manifiesta. Por el contrario, la planificación de estos intentos ofensivos por parte de la República adolecerán de los aspectos ya mencionados: la mala preparación de sus mandos intermedios y la falta de recursos materiales.

Como muestra, la operación de noviembre sobre Nules será un desastre en todos los sentidos. Allí Gustavo Durán dispondrá de cuantiosos medios, pero la planificación resultará pésima: el avance mediante el apoyo de una masa de carros de combate a través de una zona de marjal completamente anegada por las lluvias de la época, el cruce de innumerables canales y acequias en el sentido transversal al avance, la perfecta observación enemiga… constituirá una ratonera en la que ambos contendientes se desangrarán de nuevo sin obtener resultado alguno.

El estudio y planificación de todos estos movimientos por parte del alto mando republicano en la recta final de la guerra son una extraña mezcla de esperanza en la victoria y una entrega indolente de quien lo sabe todo perdido.

 

-En toda esta batalla: ¿pudo hacer algo más la II República y su ejército o todo era como un dominó que venía precipitándose desde la caía de Teruel, la pérdida del frente de Aragón, luego, más tarde,  la batalla del Ebro…?

-A estas alturas a la República le restaba un hilillo de vida, estos últimos meses son de pura supervivencia para ella. Prácticamente abandonada por todos sólo cuenta con sus exiguas fuerzas. Si Franco hubiera consentido una negociación como la que proponía Negrín en sus “trece puntos”, Azaña la hubiera aceptado sin demasiados obstáculos. Primero para evitar más derramamiento de sangre, pero sobre todo porque la República ya no dependía de ella, sino de los acontecimientos internacionales.

 

-Juan Francisco este libro está realizado más desde la mirada del historiador o desde la mirada del militar…

-Necesariamente un libro sobre historia militar debe contemplar ambos prismas y eso siempre es bueno. Recordemos que las tendencias hacia la llamada “Historia Total” contemplan estudios históricos multidisciplinares en los que todas las ciencias tienen cabida: economistas, historiadores, geógrafos, sociólogos, lingüistas, filósofos…

Evidentemente, la participación de todas estas disciplinas convierten a la obra  histórica en un compendio erudito de difícil asimilación para el lector de a pie. De modo que, lo que la actual técnica histórica exige es salir a la calle y hacerla “comprensible” para el público: la ciencia no sirve de mucho si se queda dormida en las universidades o en los grandes centros del saber.

La técnica multidisciplinar en la Historia hay que adaptarla para hacerla  llegar a todos mediante la confección de una narración asequible, un relato digerible por el lector y que, mucho cuidado, no debe confundirse con la novela histórica, que tanto éxito está teniendo en el mercado editorial. Esto el lector debe tenerlo presente a la hora de abrir un libro de historia.

 

image002.gif-¿De qué te ha servido la experiencia como militar en esto?

Poder saber, aunque sea de lejos, cómo se enfrenta un militar profesional a una situación como la de una gran batalla es fundamental. Salvando las distancias con los estudios de Estado Mayor, en las academias militares se empolla la doctrina, la táctica o la topografía, son conocimientos que te hacen comprender la enorme complejidad a de enfrentar una tropa propia al enemigo. La teoría muestra la necesidad de dotar convenientemente a una fuerza de miles de hombres de los medios de vida y de combate si se quiere alcanzar el éxito. Cualquier detalle es fundamental, desde el pedazo de pan que el combatiente recibe cada día hasta las previsiones meteorológicas. Permíteme una sentencia que está grabada en la cabeza de cualquier militar y que lo resume todo: “por un clavo una herradura, por una herradura un caballo, por un caballo un general, por un general una batalla y por una batalla un reino”.

Indefectiblemente un general necesita de un Estado Mayor competente que sea capaz de prever y resolver todas aquellas complejidades. Con toda la información proporcionada decide lo más conveniente para sus hombres a cada momento y sus errores se pagarán con miles de vidas. De manera que los caudillos populares del ejército republicano se formaron sobre la marcha, aprendiendo a fuerza de despropósitos, muchos superaron en competencia a los propios militares profesionales, otros en cambio no sabían ni leer un plano topográfico…

En resumen, son innumerables los pormenores que influyen en una batalla, y a la hora de trasladar ésta a la Historia hay que tenerlos en cuenta, conocerlos y señalarlos para alimentar el relato. Todos ellos ayudan a conducir un episodio en el que el lector se pueda sumergir.

Desde mi punto de vista, limitarse a mencionar unas unidades que se mueven por aquí y por allá conquistando esta posición o aquella cota es fabricar una historia muy pobre. 

 

-Me decías que no conocías a nadie que entendiese más de la Batalla del Levante como Carlos Mallench y suponemos que “recurriste” a él por esa razón. ¿Cómo ha sido colaborar con él?

-Cualquier persona que desee saber algo sobre la batalla de Levante debe hablar con Carlos Mallench. Sería atrevido por mi parte afirmar que Carlos es la persona que más sabe sobre el episodio levantino, pero con toda seguridad es uno de los que más lo conocen: las unidades, los protagonistas, los vestigios, los archivos… todo. De manera que aprovechándome de la amistad con Carlos, sus conocimientos en todo lo que a material documental se refiere fueron una inestimable aportación a nuestra “Batalla Olvidada”.

Por otro lado, era preciso que una historia de aquí fuera hecha por gente de aquí. Desde nuestra tierna adolescencia hemos pisado estos montes, hemos contemplado los restos, hemos escuchado las historias —y los silencios— de nuestros abuelos para, finalmente, poder transmitirla de una manera lo más fehaciente y cercana posible.

 

-Y, ¿cómo ha sido la colaboración con Divalentis?

-El trabajo de Divalentis en la maquetación de la obra y en el tratamiento de la fotografía ha sido magnífico. Necesariamente partíamos de la obligada limitación del presupuesto, al que había que ajustarse para poder hacer competitivo el libro en los estantes, había que pensar en los bolsillos de los lectores, que no están para muchas alegrías. Todos hubiéramos deseado una edición más lúcida, en las cubiertas, en los tamaños, en el papel… pero el mercado editorial, como todo, está en franca crisis y hay que adaptarse para sobrevivir.

Pero esa es otra “batalla”.

 

 

 

 


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La batalla olvidada. Juan Francisco Fuertes Palasí, Carlos Mallench Sanz
247 páginas
16,00 euros
Divalentis



La llamada Batalla de Levante es el episodio menos tratado en la historiografía de la Guerra Civil, una batalla menor, una "anécdota" periférica que —de manera deliberada en unos casos o inconscientemente en otros— ha sido siempre relegada.

Podemos hablar sin un ápice de exceso de una Batalla Olvidada en la que los trascendentales sucesos de los frentes castellonenses han quedado disueltos, como desvinculados del necesario encadenamiento de la crónica de nuestra contienda.

Huyendo de tediosos análisis estructurales y cuantitativos este libro pretende, siguiendo un modelo narrativo y ameno, recuperar para la Historia la llamada Batalla de Levante, una de las operaciones militares en la que más unidades se movieron, la que concentró a las más selectas unidades franquistas, la gran mayoría de sus capacidades de fuego, la práctica totalidad de sus generales, la que más estragos y destrucciones causó sobre las poblaciones y una de las que más víctimas militares y civiles provocó. La historia arrinconada de la resistencia en la sierra de Espadán, prácticamente a las puertas de Valencia, y que resultó ser clave para prolongar la agónica supervivencia de la República durante varios meses más.

 

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